miércoles, diciembre 06, 2006

Lunes 4 de diciembre de 2006,
Güejar Sierra, Paraque Nacional de Sierra Nevada (GRANADA)

Por tercer año consecutivo, hacemos "La Vereda de la Estrella"

6:25 am. Un mensaje en el móvil se anticipa a la alarma. Remite Manolo diciendo: Si os apetece daros un baño a la vuelta en una poza de aguas sulfurosas que conozco en Santa Fé, echar bañador, chanclas y toalla. Reenvío el e-mail a Sean y dicho y hecho, mientras un lunes cualquiera está a punto de comenzar para el resto de los mortales.

Eran ya las 7,30 am. cuando Sean “el Canadiense Errante” y yo, esperábamos a Manolo “Supersónico” en la Gasolinera “CAMPSA” a la salida de Málaga en dirección a las pedrizas, donde el tráfico comenzaba a ser cada vez mas intenso. Aunque Manolo había salido con tiempo desde el Rincón de la Victoria, nos comunica que hay retenciones en el túnel de Cerrado Calderón, pero haciendo honor a su nombre no tarda mucho en llegar y con las primeras luces del día ya estamos camino de las Estación de Servicio “LOS ABADES” de Loja, A-92, un magnífico lugar como punto de encuentro donde desayunamos como Reyes. Sin mas dilación reanudamos la marcha camino de Granada donde nos encontramos ya el tráfico propio de una gran capital a primera hora de un lunes, aún así no tardamos en coger la carretera de Sierra Nevada, al poco de salir del túnel tomamos dirección Cenes de la Vega y posterior desvío a Güejar Sierra, el bajísimo nivel de las aguas del Pantano de Canales es una imagen que requiere reflexión sobre el inminente cambio climático y sus consecuencias.

Tras dejar atrás las angostas callejuelas de Cenes de la Vega, donde el pueblo se despereza sin prisas, tomamos la carreterilla vertiginosa pasando por varios tuneles excavados a pico y pala, con bastantes tramos al borde del precipicio donde sólo cabe un solo coche, protegido por unas rudimentarias barandillas de madera, hasta que por fin llegamos al Barranco de San Juan, donde dejamos los coches en una pequeña explanada, aquel día, muy solitaria.

Con la nieve por encima de los 2.200 m. no nos íbamos a encontrar con tramos necados en todo el recorrido, sin embargo, el camino de vuelta no sería tan peligroso como sí lo fue el año anterior cuando la caida de la tarde provocó que la vereda se congelara, con algunos tramos de bastante vuelo, cuyo transito fue un auténtico drama para una chica colombiana que vino aquel día con nosotros por primera y última vez.

Nada mas comenzar cruzamos el Genil, que a lo largo de la ruta permanece constantemente a nuestra izquierda, los primeros 500 m. de senda subimos por unos pronuciados zig-zags que nos hacen entrar en calor, ya hemos remontado mas de 60 m. sobre el río y comenzamos a ganar altura suavemente sobre el mismo, caminando la mayor parte del recorrido por los falsos llanos por los que discurre esta bonita ruta, paralela al Genil, que va faldeando en su primer tramo la “Loma de las Rascas” por su vertiente norte, a pesar de lo avanzado del Otoño, aún hay muchos árboles con sus ojitas amarillas, marrones, doradas y ocres, ofreciéndonos un auténtico espectaulo de cromatismos otoñales en distintos puntos del recorrido. “El abuelo” mítico castaño gigante, nos da la bienvenida con sus troncos enormes y Manolo y Sean trepan por él a modo de cariñoso saludo.

Con la impresionante panorámica del Alcazaba a la izquierda y el Mulhacén a la derecha, frente a nosotros, llegamos a buen ritmo llegamos al desvío del Vadillo y en hora y media ya estábamos en las ruinas de la “Mina de la Probadora” (nombre procedente de la maquina que allí se utilizó por vez primera para la extracción y limpieza del mineral) y posteriormente a las ruinas de la “Mina de la Estrella” que es de donde procede el nombre de esta ruta, y de donde se extraía cobre, hierro, plomo y plata. De ahí, que la senda esté tan bien asentada, incluido algunos tramos con bastante vuelo donde conviene extremar la precaución si se va con niños y mucho si está nevado y el camino se congela con la caída de la tarde.

La Mina de la Estrella se encuentra justo en el lugar donde nace el río Genil, ya que oficialmente procede de la confluencia del río Guarnón, por cuyo puente de madera pasamos con una preciosas vistas de las posiciones del Veleta al Sur, casi en línea recta con el sol y el río Real que es por donde ahora continua la senda siempre en paralelo. Si no nos percatamos de este detalle, la mayoría de la gente, se cree que se sigue tratando del mismo ró Genil, ya que el caudal es el mismo y continuamos en la misma trayectoria, pero tal vez a los amantes de los datos curiosos les guste tener en cuenta que donde nace el río Genil es justamente a los pies de la Mina de la Estrella, que ya hemos dejado atras.Unos 45 minutos después de dejar atrás el puente del río Guarnón, ya estábamos en la confluencia de los arroyos Valdecasillas y Valdeinfiernos, que es junto al que ahora caminamos al mismo nivel de sus cristalinas aguas, cuya música nos acompaña hasta el “Refugio Natural de Cueva Secreta” donde unos holandeses que habían pasado allí la noche anterior, dejaron una nota (en inglés), para recordarnos que no fuéramos tan guarros, como para dejar restos de comida, envoltorios y envases de todo tipo desperdigados por la zona. Y es que verdaderamente muchos españoles no se merecen el patrimonio natural que tienen.

El almuerzo lo realizamos sobre la mullida hierba de la orilla del arroyo Valdeinfierno, cerca de la confluencia con el Valdecasillas, la atmósfera cristalina y la pureza del agua y el ambiente que nos rodeaba por todas partes, no lo hubiéramos cambiado por el restaurante mas lujoso del mundo. Aquellos minutos de paz, casi imposibles de hallar en nuestra vida cotidiana casi nos hicieron perder la noción del tiempo con conversaciones sencillas, pero las imponentes cumbres de Sierra Nevada hace que el sol desaparezca muy rápido de sus valles, tan rápido que casi podíamos ver el avance de la sombra a lo largo del valle, del que tuvimos que partir casi de inmediato, ya que la temperatura comenzaba a bajar rápidamente.

El camino de vuelta lo hicimos en poco mas de dos horas con el aliciente añadido de haber caminado en paralelo muy próximos a una hembra de jabalí con dos crías bien gorditas a lo largo de un buen trecho previo al río Guarnon, donde ya los perdimos de vista definitivamente. Justo antes de llegar al puente de madera del Guarnón, un ejemplar de un ejemplar de “alpino panorama”, pequeña ave montañera, dócil donde las haya, permanecio junto a nosotros totalmente tranquila durante un par de minutos que nos quedamos imnotizados por la belleza del pajarito. Y para terminar, la pequeña muestra que nos encontramos de fauna de la zona, Manolo se encontró un ejemplar de escarabajo verde (casi fluorescente) en medio de la vereda. Al pasar por el desvío del Vadillo nos encontramos con un poster que acaban de colocar pocas horas antes, convarias direcciones señalizadas pero muy mal fijados con la tierra aún removida, al igual que otro que nos encontramos mas cerca del final en un tramo que enlaza con el GR-240.

Al pasar junto a Granada, el tráfico era aún mas intenso que a primera hora de la mañana, sin embargo, cuando pensábamos que nos iba a llevar bastante tiempo, cogimos ya la salida para Málaga y antes de darnos cuenta ya estábamos en Santa Fé, donde nos desviamos por un carril perdido con baches como piscinas en medio de un olivar hasta que llegamos a una poza de aguas sulfurosas, punto de venta de drogas y al mismo tiempo punto de encuentro de hippies, porretas y homosexuales. Y allí estábamos nosotros ya de noche cerrada, un lunes de diciembre, en plena provincia de Granada con la luna llena como testigo, quedándonos en pelota, para darnos un buen baño en aquella poza de aguas sulfurosas, que casualmente fueron encontradas por una empresa francesa, dejándola abandonada posteriormente, mientras continuaban haciendo excavaciones para la busqueda de gas natural. A pesar de la mala fama del lugar y del holor a huevos podridos procedente del azufre, los casi 40º de temperatura a los que está el agua, te dejan relajados como un bebe, de hecho casi cuesta trabajo meterse dentro al principio de lo calentita que está. Tras mas de media hora dentro del poza con sesiones de masajes intermitentes bajo el tremendo caño de agua que cae sobre la misma, nos salimos del agua, con todo el armamento al descubierto y tras secarnos y cambiarnos, ante la mirada indiferente de los 4 hippies que había por allí, pusimos rumbo a Málaga, no sin antes meter un buen recopilatorio de heavy metal en el aparato de CD del coche, ya que aquella sesión de masajes a chorro tras los 24 km. de marcha que nos habíamos pegado y la ascensión a la Tiñosa dos días antes era como para quedarse dormido. No es necesario decir, que a partir de ahora, después de cada ruta por Sierra nevada no estaría mal plantearse la susodicha sesión de masajes en esta poza de Santa Fé, donde a pesar de su leyenda negra se llega casi al éxtasis, sobre todo en época invernal. Hay ciertos lugares de donde no conviene dar muchas pista de cómo llegar, a los que os interese mejor os llevo yo mismo cuando pasemos por allí…¡pero sin mariconadas, chavalotes!.

Crónica y fotos: Juan Ignacio Amador

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