martes, enero 30, 2007

Ascensión a La Maroma desde la Alcaicería

Programa “Los 8 techos provinciales de Andalucía”
Episodio 5, Málaga: Ascensión a La Maroma desde el Cortijo Alto del Alcazar, T.M.Alcaucín, MÁLAGA (Parque Natural Sierra Tejeda-Alhama y Almijara)

En los días previos:
Tras un inusual mes de enero con temperaturas casi primaverales y sin una sola gota de lluvia, el panorama cambia radicalmente tres días antes de esta primera gran cita montañera de 2007. Todos los medios informativos anuncian en portada el primer temporal de nieve del año que viene barriendo la península de norte a sur, con varios pueblos incomunicados en Asturias y Cantabria, numerosos puertos de carretera cortados, uso obligatorio de cadenas y con el epicentro del temporal acercándose cada vez mas al sureste peninsular, hasta el punto de que el día antes hay varias carreteras cortadas en Jaén, Granada e incluso en la zona de Ronda, donde no te dejan pasar sin cadenas. Motivo por el cual se pospone la proyección del viernes 26 de enero “Por os Sendeiros Galleguiños” dentro del programa “CONOCE TU TIERRA”. El viernes por la mañana nos informamos en “Protección Civil de Alhama de Granada” y nos avisa que hay nieve hasta la misma Alcaicería (teórico punto de encuentro para el sábado a las 9,30 am.) y que el carril hasta el “Cortijo del Robledal” está nevado, con riesgo de placas de hielo. Por el contrario en “Alcaucín” nos confirman que el acceso hasta “El Cortijo Alto del Alcazar” está totalmente despejado, porque por esa zona no hay nieve hasta los 1.200 m. Aún así el día va pasando y nadie quiere arrojar la toalla, los mas de 40 amigos de diversos puntos de Andalucía con todo preparado para subir a La Maroma, seguimos pendientes del tiempo con la esperanza de que la borrasca se vaya desviando para la zona de Valencia, las llamadas se van cruzando a lo largo del día, pero finalmente con todos los informativos anunciando el empeoramiento del tiempo en la zona sureste peninsular y placas de hielo en las carreteras, nuestro compañero Isi, responsable de la expedición que salía de Sevilla me confirma que tras haberse reunido todos deciden renunciar al intento, haciendo lo propio nuestros compañeros Rafa Flores con los casi diez compañeros que iban a venir de Ronda y Reinaldo y Manuela que ya lo tenían todo preparado para venir desde Rota. Una vez confirmadas todas las bajas de quienes tenían previsto llegar por la A-92 al punto de encuentro. Se procede a trasladar el punto de encuentro al “Cortijo Alto del Alcazar” por Alcaucín, la oreja se me queda caliente de todas las llamadas realizadas a los compañeros que siguen animados con el plan para comunicarles el cambio.
La Maroma vista desde Sedella

Sábado, 27 de enero de 2007 (El día D)

Curiosamente el día amanece muy despejado sobre toda la franja costera y línea de cumbres litorales. Al llegar la altura de Vélez Málaga, la Maroma se presenta imponente ante nosotros con sus laderas nevadas bajo un inesperado sol que alimentaba aún mas nuestra ilusión y nuestra euforia contenida.

Punto de partida: 8.30 am. Cortijo Alto del Alcazar (840 m. de altitud, a 4,6 km. de Alcaucín): “El Vendaval del Moncayo” acompañado por mi tocayo “Ignacio” me llama todo extrañado de no ver allí a nadie entre el acojone y la incertidumbre y rápidamente queda todo aclarado.
9,30 am. Fernando y Ana “Los Duques de Juanar” ya están allí como un clavo y en cuestión de minutos vamos llegando: Fernando (Ronda) con otro amigo que viene de Nerja, Francisco J. el “Huevo” desde Sabinillas, Fran el “Zorro” desde Almargen y “La Caravana Costasoleña”: Juan Carlos “El Portador del Anillo”, Paqui “La Reina del Chocolate”, Miguel “El Hombre que sabía demasiado”, Patricia “La Chica que miraba las estrellas” Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta”, Ivan “El Terrible”, Antoñito “El Risito”, Sean “El Canadiense Errante”, Ruth “La Ninfa del Pisuerga”, Jon “El Huracán de Sheffield”, Lindsey “La amazona del Peak District”, Juani “El Comandante Preston”y desde Alhama Jordi “Mr Fantástico” con Lucía “La Elfa de Guadarrama” al rescate de José “¡Vamos mi Sevilla…!”que esperaba en el Hotel Restaurante “La Alcaicería” todavía en la creencia de que el plan de la travesía seguía adelante. En total:23 compañeros, que se presentaron puntuales (a pesar de que a algunos no se les había podido avisar la noche antes sobre el ligero cambio de planes), incluyendo a dos magníficos reporteros de “Al filo de lo imposible”, que solicitaron formar parte de la Expedición atraídos por el programa de “Los 8 techos provinciales de Andalucía”.Tras una breve entrevista de introducción sobre Sierra Tejeda y cómo era la ascensión que estábamos a punto de iniciar, nos pusimos rápidamente en marcha bajo un radiante cielo azul, optando por la denominada “Ruta del carril” desde donde ya comenzamos a ver las primeras vistas sobre el Pantano de la Viñuela, el Boquete de Zafarraya y su prolongación hacia el “Arco Calizo Central” a través del cual estuvimos mas unidos que nunca a nuestros hermanos “los pasoslargos de Ronda” que finalmente no pudieron venir, compartiendo varias narraciones simultaneas vía móvil, en lo que a la postre se convertiría en una ruta record de 39 km. por la Sierra de las Nieves en pleno apogeo invernal.
Mientras tanto, por un frondoso pinar de repoblación íbamos ganando altura suavemente entre las primeras manchas de nieve, acercándonos al “Cerro Torreones” para girar dirección este, pasando poco después junto al “Peñón del Romero” por donde el carril ya era un manto tan blanco, que el reflejo del sol hacía daño a la vista. Poco después tocaba pasar junto a las imponentes agujas de los “Tajos Castillejos”, tras los cuales llegamos al final del carril (1.364 m. a 4,1 km del comienzo), donde realizamos la primera parada de reagrupamiento al lado del “primer pluviómetro”, lugar donde confluye la senda que viene de “La Alcauca” y la senda del “Barranco de la Higuera” que fue la opción que escogimos el año pasado, donde si bien te ahorras mas de la mitad de distancia de carril, el desnivel a superar es considerable como bien reflejaba la cara de “La Reina del Chocolate” (mas roja que nunca), que junto con “El Portador del Anillo” había vuelto a escoger esta opción. Y allí estábamos los 23 compañeros, disfrutando de las bonitas vistas que teníamos hacia el oeste con los pueblos de Almáchar, Cutar, Colmenar y Comares, con su inconfundible silueta recortada sobre la mismísima cima de un cerro: balcón insuperable para disfrutar de unas magníficas panorámicas sobre el Pantano de la Viñuela y al fondo la Maroma, en cuya ladera occidental ahora nos encontrábamos.
Sin mas dilación y todavía bajo un cristalino cielo azul, reanudamos la ascensión por la denominada senda de “Las Viboras”, que en suaves zig-zags nos lleva hasta los 1.650 m. donde finaliza, encontrándonos a unos 4,8 km del comienzo, se trata de un altiplano rocoso salpicado por algunas encinas y quejigos que bien podrían ilustrarnos sobre el tipo de bosques que poblaron estas laderas en su época. Es una zona de transición en la que caminamos junto a redondeados cerros de aspecto muy dócil, donde se forma la cabecera del Barranco de la Higuera, justo en esta zona el cielo empezó a cubrirse de amenazantes nubarrones negros, mientras nuestro compañero Fernando que había estado convaleciente toda la semana de una gripe sufría una pájara que casi le obliga a abandonar. Después de dejar a la derecha, el “Cerro del Aguila”, llegamos al “Collado del Espino” (1.742 m. 5,7 km.), donde hicimos la “2ª parada de reagrupamiento” mientras disfrutábamos de las bonitas vistas de Sierra Nevada al este y “La Llanura Lacustre de Zafarraya” junto con “La Vega de Alhama” al norte de donde procedía el viento frío que ya comenzaba a hacer acto de presencia bajo un cielo cada vez mas oscuro y tenebroso.
Una vez reagrupados todos y tras unos breves minutitos de pausa, para que recuperaran resuello los compañeros que venían mas rezagados, reanudamos la marcha faldeando una preciosa ladera, por la que fuimos atravesando pequeñas zonas de bosques con esbeltos ejemplares de pinos que sobre aquel manto de nieve, le daban al paisaje un aspecto totalmente alpino, especialmente con el imponente aspecto que presentaban “El Cerro Donabuelo” y “Los Tajos del Sol” totalmente cubiertos de nieve, al otro lado del “Arroyo de los Tejos” que llevábamos a nuestra izquierda, según el sentido de la marcha, pasando poco después junto al manantialillo de la “Fuensanta” (1.800 m., 6,1 km.), donde almorzaríamos al regreso y que confundí con “La Fuente del Espino” por encontrarse al pie de lo que me pareció un granado. A esta altura el cansancio acumulado por los 1.000 m. de desnivel que estábamos a punto de superar, se iba notando cada vez mas, ya que a cada paso nos íbamos hundiendo mas y mas en la nieve, pero ya faltaba poco y tras superar el tobogán previo al “Collado del Mojón” (1.864 m., 6,4 km): “El Canadiense Errante”, “El Huracán de Sheffield” y “El Vendaval del Moncayo” tiraron del carro y contagiaron al grupo con su descomunal potencia que terminó contagiando incluso a los que iban mas tocados, como 23 fantasmas, fuimos atravesando en fila india, esa gran meseta que es la cumbre de La Maroma, con cada nueva ráfaga de viento nos venía una nube que a penas nos permitía ver mas allá del compañero que teníamos delante, nadie pronunciaba una palabra, pero al mismo tiempo todos estábamos mas unidos que nunca y cuando nos dimos cuenta ya estábamos ante el imponente punto geodésico de “La Maroma” (2.068 m., 7,4 km). Sin duda el lugar mas fotografiado de la jornada, a pesar de encontrarnos inmersos entre las nubes, allí nos encontramos con tres compañeros, uno de ellos, pasoslargos de Málaga capital que se habían presentado a las 9,30 en la Alcaicería y que al no ver a nadie subieron desde “El Robledal”, también nos encontramos a tres montañeros granadinos que al abrigo de uno de los refugios circulares de piedra, se estaban comiendo tres bocadillos de chorizo tan grandes que perfumaron toda la cumbre.





El viento, la temperatura cada vez mas baja y la falta de visibilidad nos obligaron a abandonar rápidamente la cumbre, pero la cabeza del grupo lo hizo tan precipitadamente que se fue directamente hacia las ruinas de “La Casa de la Nieve”, cuyo cartel pudo leer gracias a su vista de lince nuestro gran amigo Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” que en ese mismo lugar se encontró con un “trineo” que tras colocarlo en posición salió disparado como un cohete hacia “Canillas del Aceituno” justo hasta donde habríamos llegado si nos hubiésemos dejado guiar por las balizas que había allí, pero supimos rectificar justo a tiempo abandonando el rumbo suroeste, para retomar el rumbo noroeste en medio de una nevada atravesando grandes extensiones de nieve completamente vírgenes, que se iban moldeando a cada minuto, entre lomas y cañadas por las que mas de uno todavía iba dudando si estaríamos en el buen camino, hasta que llegamos sin rodeos hasta “El Collado del Mojón” tras el cual todo nos resultaba familiar, la bajada del tobogán y a continuación “La Fuensanta” donde disfrutamos de un almuerzo con las impresionantes vistas del “Cerro Donabuelo” y “Los Tajos del Sol” que teníamos frente a nosotros. Aunque estábamos al resguardo del viento, nos encontrábamos en una umbría nevada, donde sólo podías sentarte en la nieve que en pocos minutos te congelaba el culo, no era de extrañar ver a la gente comiéndose un bocadillo sin guantes y a penas sin poder hablar, ni siquiera comentar la preciosa subida que acabábamos de realizar. Y fue en aquel preciso instante cuando aparecieron Dario (13 años) “La Gacela de Ojén”, acompañado de su madre Celia “du Brazil”, todo un ejemplo de amor por las Montañas, amor por la Naturaleza y de un envidiable espíritu de aventuras, que los llevó a subir solos, comenzando una hora mas tarde que nosotros por encontrase a las 9,30 am. en La Alcaicería, coronando en aquellos minutos que nos habíamos desviado de la ruta. Sin duda una gran alegría y satisfacción el haberlos podido encontrar.

Con el culo congelado y casi sin sentirnos las manos, el personal reanudó el descenso casi de forma instintiva y no sé si fueron las ganas de correr para entrar en calor o ese “síndrome de la prisa en el camino de vuelta” que cada vez parece afectar a mas gente, los que llevaron a mas de la mitad del grupo a regresar al Cortijo Alto del Alcazar en un tiempo record. El caso es que yo iba con “La Gacela de Ojén” y Celia con ritmos “du Brasil” pero para nuestra sorpresa cuando íbamos por la mitad de la senda de “Las Víboras” ya veíamos a varios compañeros como hormiguitas pasando a todo correr por “Los Tajos Castillejos”, poco a poco, fuimos enlazando con “Los Duques de Juanar”, “El Elfo de la Malagueta”, “Risito”, mi tocayo “Ignacio”, mi paisano Jose y “El Vendaval del Moncayo” realizando juntos el resto del camino de vuelta, hablando de lo humano, lo divino y hasta de lo paranormal, sin dejar de disfrutar de aquel paisaje cambiante donde la nieve parecía cambiar de blanco, a celeste y después a gris, según las distintas luces de aquel atardecer hacia el que íbamos caminando entre negros nubarrones, cada vez mas oscuros, tan sólo rasgados por algunos rayos de sol que se reflejaban sobre el Pantano de la Viñuela y mas al fondo sobre el Mediterráneo, como si se tratara de la portada de un catecismo. Y es que verdaderamente aquel día fue un auténtico milagro el hecho de que pudiéramos coronar estando rodeados por tormentas de agua y nieve por casi todas partes, excepto por donde íbamos caminando en cada momento.
Una vez mas la tertulia-merienda "post-ruta" en el Área Recreativa del Alcazar, por gentileza de "Los Duques de Juanar" fué otro de los momentos mágicos de la jornada.

sábado, enero 13, 2007

Jueves, 28 de diciembre de 2006
Senderismo por Cabeza Grande de Manzaneda 1.782 m. + visita al Ponte Bebei y Castillo de Castro Caldelas



Largo tiempo llevaba posponiendo una incursión por estas tierras ourensanas, con la intención de conocer “Cabeza de Manzaneda”. De esta provincia por la que tantas veces he pasado, sólo conocía la cercana Rivera Sacra, con los impresionantes cañones del Sil, el interesante pueblo de Verín con el Castillo de Monterrey, Allariz, impresionante joya del románico y Ourense capital una ciudad tan interesante como injustamente valorada. Con lo cual tenía muy claro, que mi próxima visita sería para subir a lo que ahora se denomina “Cabeza Grande de Manzaneda” el techo de la Sierra de Queixa, , que con sus 1.782 m. nos ofrece una magnífica atalaya para contemplar sus alrededores. Anunciaban lluvias a partir del día siguiente, por lo que no me lo pensé dos veces, Autovía del Atlántico y en una hora ya había llegado a Ourense desde Pontevedra, una vez en Ourense lo mas fácil es tomar como referencia la carretera la N-120 “Monforte de Lemos”, pero mientras vamos circunvalando la ciudad entre puente y puente próximo al Miño, al llegar a la entrada de la N-120, la ignoraremos y continuaremos circunvalando dirección “este” hasta que rápidamente nos encontramos con la “OU-536” en cuyo comienzo ya podemos ver “A Terra de TRIVES”, una carretera en muy buen estado que en menos de una hora nos va a llevar por distintas localidades del norte de la provincia destacando “Castro Caldelas” con su impresionante castillo medieval, que visitaríamos a última hora de la tarde y La Puebla o “A Pobra de Trives” donde disfruté de un suculento desayuno en “Café Quintela” , antes de coger la carretera que me llevaría a la estación.


¡Por cierto!, que Cabeza Grande de Manzaneda fue considerada erróneamente durante muchos años el techo de Galicia. Cuando en realidad el techo verdadero es “Peña Trevinca” que con sus 2.124 m. es una montaña que delimita las provincias de Ourense y Zamora (tal y como ocurre con La Maroma entre Málaga y Granada), aunque en este caso marca el punto mas alto de las dos provincias al mismo tiempo que compartiendo el punto geodésico son un caso único en España. Seguramente por su carácter limítrofe con Zamora y la no muy lejana León, ha sido injustamente ignorada y relegada a un segundo plano. Por cierto que en su ladera sur nace el río Tera, que es el principal tributario del Lago de Sanabria.

La carretera que separa a Pobra de Trives de la Estación de esquí de Cabeza de Manzaneda está perfectamente señalizada y la distancia es de unos 20 km. que se dividen en dos tramos perfectamente diferenciados el primero desde Pobra de Trives en dirección Celeiros, nos lleva por una carretera estrecha donde abundan los tramos helados a primera hora de la mañana, discurriendo por una altiplanicie acotada por numerosas fincas para el ganado y cultivo de cereal, un paisaje un tanto desolado, donde pasamos junto a un pequeño hotel llamado “As Maceiras“, donde tenía pensado haberme quedado la noche antes para no tener que pegarme el madrugón. Mas adelante pasamos por la aldea de “Cova” y un par de kilómetros después ya llegamos al desvío que nos lleva directamente a la Estación de Montaña, una carretera estupenda que va ganando altura rápidamente con un paisaje que se caracteriza por sus magníficos pinares con ejemplares de enormes dimensiones, salpicado aquí y allá por redondeados roquedos graníticos tan característicos de Galicia. De vez en cuando la carretera se abre paso entre paredes donde hay nieve acumulada que en muchas ocasiones se va derritiendo formando peligrosos regatos de agua que a veces se congelan en las zonas de umbría donde conviene extremar la precaución. Un kilómetro y medio antes de llegar a la estación, hay una carretera que parte a la derecha y se dirige directamente a la cumbre tras 4 kilómetros de zig-zags. Al llegar a la estación de montaña, me quedé maravillado con sus magníficas instalaciones deportivas, incluido: piscina y polideportivo cubiertos, biblioteca, campo de fútbol, restaurantes, el típico establecimiento donde te alquilan el material para la práctica de esquí o trineos, así como otras numerosas zonas de ocio perfectamente indicadas y tres edificios con pinta de los años 70.

La información que me había traído directamente desde casa, fue suficiente para localizar el comienzo del sendero que parte desde las proximidades del establecimiento donde se alquila el material de esquí. Al comprobar lo helado que estaban algunos tramos del camino donde mas que caminar se patinaba, me decanté por dirigirme hacia el comienzo de la carretera que sube directamente a la cumbre y empezar la ascensión por el cortafuegos, que va cruzando en muchas ocasiones dicha carretera hasta el mismísimo punto geodésico. Con lo cual hice una subida muy similar a la que se realiza entre el albergue universitario y el Veleta en Sierra Nevada, aunque teniendo en cuanta las formas redondeadas de las cumbres de la Sierra de Queixa, podríamos comparar “Cabeza Grande de Manzaneda” al “Chullo” (en la Sierra nevada almeriense). Lo que mas nos llama la atención cuando nos acercamos a la cumbre son las horrendas estructuras metálicas de las antenas de repetición que esperemos sean sustituidas en el futuro por tecnología punta, que no requiera de estas destartaladas y anticuadas estructuras metálicas que tanto dañan y afean el paisaje. Casi hasta la misma altura de la cumbre llegan los remontes por donde no dejaban de subir, gente de todas las edades que estaban disfrutando a tope de aquella soleada mañana en la única estación de esquí que existe en Galicia, a la espera de la borrasca que estaba a punto de entrar. El punto geodésico de “Cabeza Grande de Manzaneda” es una solitaria cumbre achatada, que pierde su encanto por encontrase a poco mas de 200 m. de un amplio parking y un albergue restaurante que rematan la zona mas elevada de la estación de esquí.
De haber tenido mas tiempo, hubiera iniciado el recorrido mucho mas abajo, es decir desde el mismo pueblo de Manzaneda situado a unos 14 km al nordeste de la cumbre. Una vez en Manzaneda hay que dirigirse a la cercana aldea de “Rozavales” y desde aquí ya enlazamos con el “Camiño da Serra” que nos lleva por una pista forestal hasta la zona baja de la Estación de esquí donde yo había dejado el coche. O bien, partir desde “Penapetada” una aldea situada a unos 10 km al norte de la cumbre, muy cercana a la aldea de “Cova” (por la que pasamos si venimos de “Pobra de Trives”) que al igual que en la propuesta anterior nos lleva directamente a la zona baja de la estación de esquí por otra pista forestal. Una vez en la estación, lo ideal es subir por el sendero que comienza en las proximidades del establecimiento donde se alquila el material de esquí.Para aprovechar las pocas horas de sol que le quedaban a esa tarde de finales de diciembre, me decanté por bajar por el mismo camino de subida para ver un par de lugares mas que quería visitar antes de abandonar aquellas tierras. Aunque llevaba el bocata en la mochila, tengo que confesar, que un día mas, caí en la tentación de disfrutar de la buena gastronomía gallega y almorzar en algún restaurante de “Pobra de Trives” por donde tenía que volver obligatoriamente. Cuando estaba llegando al pueblo, detuve el coche junto a una señora enlutada que iba andando por la cuneta con un barreño sobre la cabeza, tras recomendarme el “furanxo” junto al cementerio, mejor, me decanté por ir sobre seguro al “Restaurante del Hotel As Maceiras” donde por el módico precio de 11 € disfruté de un menú de sopa de ajo + lentejas y carne de ciervo con patatas, que acompañado con un buen pan de leña calentito y una botella de vino tinto de la tierra, mas cuajada casera de postre y café, hicieron que incluso me tambaleara cuando me levanté de la mesa. A penas quedaban dos horas de sol y no podía recrearme mucho en los hipnóticos chorros de agua cayendo en la fuente nevada del jardín del hotel o en el portal de belén que tenían frente a la entrada y que habían colocado dentro de un rudimentario carro de los que antiguamente se usaban en el campo.

La siguiente visita era el puente romano del río Bibei, conocido popularmente como “Ponte Bibei” a unos 8,7 km. de Pobra de Trives en dirección Ponferrada, que fue construido en la época de Trajano, como punto estratégico de “La Vía XVIII ó Vía Nova”, con 75 m. de largo y 7 m. de ancho, tiene una altura de 22,5 m. desde el lecho del río hasta la parte superior del arco principal. Salvando las rápidas aguas del río Bibei se encuentra situado al fondo del angosto valle que separa los municipios de A Pobra de Tives y Quiroga. Se configura a partir de tres arcos de medio punto, de los cuales el central tiene casi el doble de luz que los laterales. Los arcos se sustentan en tajamares triangulares y está construido con sillares almohadillados. El puente de Bibei se ha conservado prácticamente intacto hasta nuestros días, con la salvedad de la rotura parcial de uno de sus arcos durante la Guerra de la Independencia, por lo que hubo de ser remodelado en los siglos XIX y XX. Bajo el puente se encontraron algunos miliarios del S I d.C. y fué declarado en 1931 Monumento Histórico Artístico Nacional Este precioso puente está considerado como el segundo mejor puente romano de España y el 14 a nivel mundial, orgullo de todos los habitantes de estas tierras, y símbolo heráldico del “concello” (o término municipal). La iluminación nocturna que se proyecta sobre él cada noche le da un aspecto imponente, casi mágico, que además es fiel reflejo del mimo con el que cuidan los habitantes de esta tierra su patrimonio histórico, todo un ejemplo a seguir.
¿Sabías que en su día estas tierras fueron atravesadas por la mismísima “Via XVIII ó Vía Nova” fue construida entre los años 69 y 79 d. C. por el emperador Domiciano y que unía “Bracara Augusta” (la actual Braga en Portugal) con Asturica Augusta (la actual Astorga), una de las vías mas modernas, de ahí su nombre, que trazaron los romanos en la península ibérica, construida principalmente para facilitar la comunicación entre las principales regiones mineras del noroeste peninsular destacando las impresionantes minas de oro de “La Medulas” en la cercana provincia de León.
Y por último, aprovechando la última hora de sol, ya en el camino de vuelta hacia Ourense, por la misma carretera por donde había venido por la mañana, la parada era obligatoria para visitar el “Castillo Medieval de Castro Caldelas” que data del S. XIV y se encuentra ubicado en la Cima de Vila, desde donde preside el pueblo en el que además han tenido el gran acierto de conservar toda la arquitectura popular alrededor del mismo. Actualmente al igual que la mayoría de castillos en España, está abierto para las visitas turísticas y en él tienen lugar algunos actos culturales. La planta del castillo es bastante curiosa ya que corresponde a un polígono irregular para adaptarse a la orografía del terreno, convirtiéndose casi todos los muros en murallas, con tres torres rectangulares y su correspondiente patio de armas en el interior, en el muro norte se encuentra la puerta principal de medio punto y con doble escudo de piedra: “los dos lobos” símbolo heráldico del linaje de los “Osorio”, junto con un “león y un castillo” símbolos de los reinos de Castilla y León. Por mencionar alguna otra peculiaridad de este castillo cabría recordar que la torre del homenaje es de planta rectangular y flanquea la puerta al otro lado de la torre del reloj con arco de medio punto. No podríamos terminar la crónica de este bonito día por “Tierras de Trives y Caldelas”, sin recordar que la localidad de “Castro Caldelas” es un municipio estratégicamente situado junto a la Sierra de San Mamede, en la entrada suroriental de la “Ribera Sacra” que ya comenzamos a intuir al fondo del amplio valle que podemos contemplar desde las torres del castillo o de la magnífica terraza del cercano museo de la ciudad. Al mismo tiempo que viviendo desde Ourense es paso obligado para ir a Cabeza de Manzaneda”. Por lo tanto es un lugar altamente recomendable como punto de partida para conocer las interesantes comarcas que la rodean, así como la misma localidad en cuestión con un precioso casco histórico en perfecta armonía con su castillo.

miércoles, enero 10, 2007

Martes, 26 de diciembre de 2007
Un día en el Parque Natural de “As Fragas do Eume”: Ruta circular del Monasterio de Caaveiro mas visitas a la Central Hidroeléctrica de Ventureira y Mirador del Cañón del Eume.

A pesar de lo poco promocionado que está este parque natural de “Las Fragas del Eume”, existe una elaborada red de senderos, de pequeño y mediano recorrido que nos ofrece una amplia gama de posibilidades.

Como se trataba de la primera vez que visitaba este lugar, después de haberlo ido posponiendo en anteriores ocasiones por diversos motivos, ¡por fín! había llegado el día y para ello, que mejor que empezar, conociendo algunos de sus lugares mas emblemáticos. El Acceso al parque es fantástico, tan sólo tenemos que coger la autovía del Atlántico y a la altura de “Pontedeume”, a corta distancia de “A Coruña”, tomamos el desvío hacia “As Pontes” por la carretera provincial “AC-564” que no le tiene nada que envidiar a la mejor carretera nacional, pronto comenzamos a ganar altura mientras vamos disfrutando con las vistas del curso bajo del río Eume que va discurriendo paralelo a nosotros a nuestra derecha, la concentración de grandes masas forestales a ambos lados del río, nos va dando una idea del maravillosos bosque que nos espera. En poco mas de 12 km llegamos a “As Neves” (perteneciente al Ayuntamiento de “A Capela”), que nos encontramos a pie de carretera y donde me atendieron con la amabilidad que caracteriza a la buena gente gallega, que en agradecimiento por mi interés, no sólo me obsequiaron con numerosos trípticos sobre diversas rutas senderistas perfectamente señalizadas, sino con varios posters, calendarios y hasta “marca-páginas”.

Tras una agradable charla con una chica que además de guapa era muy amable, seguí sus sugerencias para visitar dos lugares estratégicos del parque antes de iniciar la ruta del día:

1º) La Central Hidroeléctrica de Ventureira, a la que se llega por una estrecha carretera que accede al corazón del parque directamente desde “As Neves”, tras una bajada de unos 5 km. por una zigzagueante carretera solitaria en un bosque profundo, se llega al mágico paraje de dicha central hidroeléctrica. Como suele pasar en estos lugares, hay una parte moderna que es la que está en uso y otra antigua, generalmente abandonada que es donde se comenzó a trabajar en un principio. En este caso el acceso a la antigua casa de la central, se hace subiendo por unas escaleras que suben paralelas a una ascada de casi 25 metros que baja por la montaña, entre el intenso sonido del agua, el musgo, los helechos y las enredaderas por todas partes incluso en las mismas escaleras y al mismo tiempo todo rodeado por un robledal infinito, en pleno cañón del río Eume, te hace sentirte en un bosque mas propio de cuentos de hadas. Como también de cuentos de hadas es el “puente colgante” que cruza el río aguas arriba, si bien ahora está en un estado lamentable. La carretera que sube desde dicha “central de Ventureira” al lugar conocido como “A Cova” nos lleva por un precioso paisaje lleno de misterio, donde los líquenes, los helechos y el agua están presente por todas partes, especialmente en cada pared que nos vamos encontrando. Ni que decir tiene que una vez que nos adentramos en el parque, cada kilómetro nos vamos encontrando con uno o varios paneles, que nos van indicando el lugar en el que nos encontramos y las rutas con las que podemos enlazar desde cada punto.

2º) El siguiente punto para visitar era el “Mirador del Cañón del Eume”, que si bien no aparece en ninguna publicación oficial, por tener un acceso por finca privada, la chica me lo había recomendado encarecidamente, y está claro que si eres del “Comando Preston” eso es un plus para la jornada. Para ello, había que volver en coche por donde habíamos bajado, es decir como si regresáramos otra vez a “As Neves”, pero antes de llegar, nos encontramos un desvío a la derecha que nos va a llevar por varias aldeas, aunque el estado del asfalto era bueno, nunca en mi vida he ido por una carretera tan estrecha y para colmo había veces que tenía que frenar por que desaparecía delante mía en numerosos puntos, donde las hojas de los robles formaban una auténtica alfombra otoñal. Desde el cruce donde comienza esta carreterita hasta el lugar donde dejamos el coche hay exactamente 3,4 km. y entre medio se dejan atrás cuatro aldeitas tipo “portal de belén” (que aquí se las denominan barrios o “lugar de”) donde la poca gente que ves se te queda mirando entre la curiosidad y la sorpresa, siendo las mismas por este orden: Paces, Coto, Ribeiro y Teixido, encontrándose todas por detrás de la vertiente norte de los cañones del río Eume, donde las pequeñas zonas de labranza se intercalan con pequeños prados y bosques de un verde intenso y pequeños arroyos de aguas cristalinas que son tributarios del Eume. Poco después de pasar las casitas de “Teixido”, estamos viendo de frente unas rocas graníticas de tonalidades claras que es a donde tenemos que dirigirnos, para ello dejamos el coche unos 200 m. después de la última casa, en el margen derecho de la carretera, justo donde comienza un carril con una cadena que nos corta el paso. Con el único sonido de los graznidos y el aleteo procedente de un nutrido grupo de cuervos que sobrevolaba la zona, me puse a caminar por un solitario carril, que se iba estrechando en la espesura de un bosque hasta convertirse en sendero, donde tampoco faltaban las urracas. A pesar de que había varios cruces, rigiéndome por el principio de no abandonar nunca el camino mas marcado, llegué en poco mas de 10 minutos a una pequeña atalaya de rocas graníticas que una vez trepadas, resultaron ser, la parte final, de las impresionantes paredes que había al otro lado, es decir: “El Cañón del Eume” en todo su esplendor con el gran embalse, aquí llamado: “Encoro do Eume” hacia el este y hacia el oeste la prolongación del ancho cañón encajonándose cada vez mas en la espesa masa forestal. Sin duda, un lugar mágico al que se accede fácilmente si sigues bien las indicaciones anteriores, donde, con las debidas precauciones, podemos disfrutar de unas panorámicas tremendas.

Para afrontar la tercera parte de la jornada, había que regresar a regresar por la misma carretera por donde habíamos venido y tras llegar al cruce mencionado anteriormente, continuar dirección “As Neves”, pero antes de llegar a esta localidad, me desvié a la izquierda en dirección a la aldea de “O Pazo”, nada mas llegar a las primeras casas, cuando empezamos a ver la iglesia al fondo, pasamos junto a una casa solitaria, con un restaurante en la planta baja donde me atendieron con gran hospitalidad, justo cuando iba a pedir de la carta me advirtieron que tenían un menú muy bueno, así que dicho y hecho de las tres elecciones que tenían para cada plato, como el día estaba fresquito, me pedí de primero una fabada que me sirvieron en una hoya gigante que me dejaron sobre la mesa para repetir todo lo que quisiera y de segundo “zorza”, o lo que es lo mismo carne de cerdo y ternera, macerada los días antes, que me la sirvieron en una gran bandeja de aluminio con una montaña de patatas fritas, todo ello acompañado de una botella de tinto de la casa con gaseosa, que con el pan de leña entró de maravilla. En circunstancias normales hubiera hecho las fotos de rigor, pero me había dejado la cámara en el coche y allí dentro al calor de la chimenea se estaba tan a gusto, que no quise moverme. El delirio final llegó con un abundantísimo postre, una especie de “cuajada casera” color crema, que acompañada de miel del país, que me comí con gula, hasta casi rebentar. De buena gana me hubiera quedado a tomarme el café también incluido en el menú, pero era un 26 de diciembre y ya eran cerca de las 15,00 pm. a la espera de una ruta totalmente desconocida de 9 km. por el corazón de las “Fragas do Eume”. Así que pedí la cuenta directamente, cuando me dijeron que eran 8 €, yo casi ni me lo creía, pero efectivamente así era. Lo menos que podía hacer era deshacerme en elogios por lo buena que estaba la comida y decirles que se quedaran con el cambio de diez, casi fliparon, aunque no tanto como yo, que casi me entraron ganas de decirle aquello de mañana vuelvo, a pesar de los aprox. 150 km. que me separaban de Soutmaior.

3º) Al salir de la casa-restaurante “O Pazo” (dentro de la localidad del mismo nombre), me dirigí a la cercana iglesia de “Santiago de A Capela”, de planta románica del s. XII, rodeada por pequeño un recinto amurallado que protege el cementerio del pueblo en el que destacan cruces de grandes dimensiones, que le dan aún mayor misterio al lugar. Tomando la iglesia como referencia, tomamos la calle asfaltada donde se encuentra en dirección oeste y en dos pasos ya estamos en la última casa de la aldea, pasando junto a un garaje, para adentrarnos en un sendero flanqueado por pequeños muritos de piedra entre los que iniciamos el descenso hasta el monasterio “Mosteiro do Caaveiro”, considerado el corazón del parque natural de las “Fragas do Eume”. Nada mas empezar, la frondosidad del bosque es notable, otra vez, el agua es tan abundante, que casi debemos estar muy atento a la hora de escoger donde colocar el pie a cada paso, porque el camino, a veces se transforma en una pequeña torrentera por donde no deja de correr el agua, que termina desembocando en un arroyo tributario del Eume, por cuyo puente de madera vamos a cruzar, para poco después llegar a un pequeño prado y unos 300 m. mas allá reanudar el descenso por lo que fue el empedrado camino medieval que da acceso al monasterio, por el que nos vamos adentrando en la frondosidad del que hasta ahora se considera el mayor bosque atlántico de Europa, donde abundan los robles, castaños y fresnos, si bien es cierto que de unos años a esta parte los eucaliptos se han extendido como una plaga por toda Galicia y ya comienzan a invadir este bonito paraje del que poco a poco se están adueñando en detrimento de las especies autóctonas.

Antes de llegar al puente medieval hay un sendero a la derecha que baja hasta el río Sesín, cuya corriente venimos escuchando desde hace ya un rato. Nada mas cruzar el puente medieval, unos 100 m. antes del monasterio, hay un lugar verdaderamente precioso, donde nos encontramos con las ruinas de dos antiguos molinos, situados junto a una sucesión de cascadas justo antes de que el cauce pase bajo el puente. Es el típico lugar solitario, donde el musgo en las rocas, los helechos y el verde en general te rodea por todas partes y el mágico sonido del río con su sucesión de cascadas te hacen creer que estás en un cuento de hadas. Misteriosamente las fotos que saqué en esta zona, incluso con trípode, no llegaron a aparecer cuando descargué la cámara en la tienda de fotos correspondiente. Un auténtico palo por ser el lugar mas bonito de la ruta, si bien quedaron grabadas en video. Poco después del puente se llega al “Monasterio de San Xoan de Caaveiro del siglo X, cuyo acceso, me encontré cerrado por encontrase en su última fase de reforma. Con lo cual me tuve que conformar con hacerle una foto desde la “casa del Caeiro”. Nos encontramos en un lugar donde enlazan tres rutas: el “GR. 50 Rota do Medievo” que va desde Betanzos a Cabo Ortegal pasando por san Andrés de Teixido, y dos P.R. aún no homologados pero perfectamente señalizados como son la “Senda Ventureira” (lineal), que va desde La Central Hidroeléctrica al Monasterio y la circular que yo estaba haciendo de 9 km. entre “O Pazo” y el Monasterio de Caaveiro”.

El Monasterio es el punto mas bajo y por consiguiente mas cercano al Eume, es el punto de retorno de esta ruta circular y ahora tocaba subir los 200 m. desnivel que nos separaban de “O Pazo”, con los últimos rayos de sol filtrándose por la espesura del bosque, comencé a subir, por el tramo en el que comparten en común esta ruta y “La Ventureira” una pista forestal de terreno pizarroso que va ganando altura en cerrados zig-zags, donde a veces había que superar algunos escalones de cierta altura muy resbaladizos, hasta que por fin se llega a la carreterita que baja a la central hidroeléctrica. Desde aquí solo me quedaba remontar la carretera a lo largo de unos 500 m. poco después de dejar atr´ças los carteles indicativos de la “Ruta dos Muiños” llegando a una zona con varias casas a ambos lados de la carretera desde donde parte una pista a la izquierda que atravesando prados, tierras de labranza y un pequeño pinar me llevó directamente al punto de partida “Iglsia de Santiago da Capela” a donde llegué con las últimas ascuas del sol antes de ponerse en el horizonte atlántico.
¿Sabías que una “fraga” es un lugar donde abundan las breñas o terrenos quebrados entre prados y poblados de maleza? . En la Edad Media, el bosque representaba todo lo extraño, sospechoso y externo de los límites de la experiencia humana considerada normal. En realidad las palabras castellanas de “forastero” y “forestal” derivan de la misma raiz latina “foris” , que significa “afuera”. En la Europa Medieval y principios de la era moderna, los bosques solían ser el refugio de los vagabundos y forajidos. Este hecho histórico ayuda explica en parte por qué tantos cuentos de hadas contienen personajes como la bruja que captura a “Hansel y Gretel” o el “Lobo de Caperucita”: siniestros villanos que acechaban en el bosque. Si nos trasladamos a cuentos y leyendas mas recientes como la aventuras de Harry Potter, el bosque oscuro, junto al Castillo de Howarts es uno de los lugares prohibidos, por los muchos peligros que aguardan en su interior.

sábado, enero 06, 2007




Domingo, 24 de diciembre de 2006
Cascada del Río Xallas sobre la Ensenada de Ézaro y Ascensión al Monte Pindo “El Olimpo Celta”
Monte Louro y Lagoa das Xarfas (Muros)

SITUACIÓN:
Si no venimos de directamente desde A Coruña capital o alrededores, lo mas normal es que lleguemos a “La Costa da Morte” entrando por la parte Sur, es decir, entrando por la Ría de Muros y Noia, todo un espectáculo visual, circundada de grandes pinos y eucaliptos que han sobrevivido a los últimos incendios. Nada mas doblar el pronunciado saliente que nos deja ya orientados hacia el norte, la Costa da Morte nos da la bienvenida una peculiar lengua de tierra que se adentra en el mar, rematada al final por el Monte Louro, que no escapó a los terribles incendios de agosto´2006 y a sus pies una laguna “Lagoa das Xarfas”, el lugar bien merece una parada en el camino. Estamos a la altura de la localidad de Louro que dejamos atrás casi sin darnos cuenta, al igual que Lariña y Miñarzo, trasesta localidad, se abre ante nosotros la impresionante playa “Praia da Carnota".
Con sus 7 km de arenas blancas es la mas grande de Galicia, playa circundada parcialmente por “Las Marismas de Caldebarco”, alimentadas a la par por las filtraciones del agua del mar y de los cristalinos arroyos que bajan de los Montes de Ruña, al fondo majestuoso el imponente mole de granito rosado conocida como Monte do Pindo, coronado a su vez por varios picos, siendo su techo el Pico A Moa, donde se encuentra el punto geodésico a 627 m. sobre el nivel del mar, con imponentes vistas al sur de la playa de Carnota y las Marismas, al oeste, frente a nosotros el Atlántico en todo su esplendor y hacia el norte la Ría de Corcubión, con Cee y el pueblo del mismo nombre al fondo y adentrándose en el Atlántico infinito el Cabo Finisterre con el faro del fin del mundo sobre el último saliente de tierra que baña el sol antes de ocultarse en el horizonte.

Pasando de largo por la localidad de “O Pindo” desde donde parte la ruta, atravesé el puente sobre la ensenada de Ézaro, donde desemboca el río Xallas, tras una imponente cascada que comienza a caer desde 100 m. sobre el nivel de las aguas del mar a la que cae directamente, considerada la única cascada de grandes dimensiones que cae directamente al mar en toda Europa. Sin embargo, al igual que la mayoría de los grandes saltos de agua en nuestro país, la cascada ha sido “domesticada” por una central hidroeléctrica fuera de lugar, cuya producción es ínfima en comparación, con el daño que se causa al medio y que supone la interrupción casi permanente a la que ha sido condenada esta cascada, por la que tan sólo permiten el paso libre y natural de sus aguas en época de abundantes lluvias (cada vez menos frecuentes debido al cambio climático) o bien los sábados y domingos por la mañana de 12:00 a 14:00 pm. en temporada de verano, desde el 21 de junio al 21 de septiembre y algunos festivos, como reclamo turístico para la zona. Una vez mas “Spain is diferent” y seguramente seremos el único país de Europa donde las cascadas tienen horario de apertura y cierre. Yo me había dirigido allí en aquella mañana de Nochebuena, pensando que se trataba de todos los domingos del año, pero un amable anciano del lugar que durante la mayor parte de su vida fue testigo del fluir natural de aquella maravillosa cascada o “fervenza” (como le llaman en Galicia), me puso al corriente de la situación que acabo de explicar. (Arriba foto de archivo).

Afortunadamente quedaba el plato principal, regresar a la muy cercana localidad de “O Pindo”, a penas a 1 km. de distancia, donde me dirigí a la Iglesia de “San Clemente” situada a orillas del mar, tras la que nos encontramos un pequeño parque infantil y el primer panel informativo donde para orientarnos sobre esta ruta de la Subida a “A Moa” (el techo del Olimpo Celta) desde “O Pindo” sin duda todo un clásico en lo referente a las rutas senderistas por la “Costa da Morte” una imponente mole de granito rosado que deja hipnotizado al viajero que se adentra por estas tierras.

A pocos metros de la iglesia, nada mas salir atravesamos uno de los numerosos arroyos que discurren por las laderas de esta curiosísima montaña. Al comienzo vamos caminando por una especie de callejón, flanqueado por pequeños muros de piedra a ambos lados, pasaremos junto los restos de un antiguo molino, rápidamente dejamos atrás las pequeñas huertas que rodean la aldea y enseguida vamos ganando altura, por el esqueleto de un gran pinar que ha sido pasto de las llamas, los numerosos incendios que han castigado la Costa da Morte se han cebado con los bosques que existían en este monte sagrado, lo cual ha contribuido tremendamente a la aceleración del proceso erosivo, incrementado de una forma casi dramática por las lluvias torrenciales que han transformado el sendero en una auténtica torrentera, hasta el punto que el 70% de esta ruta, a fecha de hoy, se hace por lo que parece el lecho de un arroyo pedregoso que convierte el caminar en un ejercicio muy lento y tedioso. (Nada que ver con el día que realicé esta misma ruta en 2003). Actualmente hay lugares donde el uso de las manos es casi obligatorio para poder seguir adelante y ni que decir tiene que en la bajada los bastones se me hicieron imprescindibles.

Al poco de dejar atrás el esqueleto del antiguo pinar nos adentramos ya en el terreno típicamente granítico que caracteriza a esta montaña y no tardamos en estar rodeados de redondeadas moles con formas de lo mas curiosas, nos llamara la atención un promontorio a nuestra derecha, denominado “Casteliño do Pedrulo” donde se encuentran los restos del “Castelo de San Xurxo” que tras pasar por distintas manos fue destruido con motivo de las Guerras Irmandiñas entre los años 1467/69. Así mismo se encuentran los cimientos de una torre, y restos de muralla, ya que sin duda alguna es una atalaya magnífica.

El siguiente hito, lo encontramos después de atravesar un pequeño bosquete de pinos, tras el cual vamos a pasar entre dos grandes moles de piedra, unidas entre sí por un rudimentario muro de piedras, a modo de valla, para que los caballos que se encuentran en la ante-cumbre no puedan marcharse por donde hemos venido.

Y por fín llegamos a la zona mas dócil del recorrido, unas planicies de hierva previas a la cumbre donde dejaremos a mano derecha (ida) los restos de una antigua explotación de “wolframio”que data de la 2ª Guerra Mundial, mas adelante, nos encontramos con una curiosa formación rocosa conocida como “O Guerreiro”. Estamos en medio de un prado en plena ante-cumbre, es el lugar mas fácil para perderse ya que aunque es un terreno completamente llano y dócil, hay tantas afloraciones de agua por todas partes que intentando esquivar los numerosos regatos, es fácil perder la senda principal y tomar una senda secundaria que nos aleje del camino principal. Para evitar posibles cofusiones hay que tomar como referencia la piedra denominada “O Guerreiro” y continuar rodeando la misma, en dirección norte, con el sol siempre a nuestra espalda.






Mas tarde se llega a los restos de lo que en su día tuvo que ser un precioso robledal, desde aquí ya tenemos la cumbre a tiro de piedra, justo ante nosotros accediendo a la misma, a través de un fácil rodeo por la cara este. Tan fácil, que al llegar a la misma en esta ocasión me encontré con tres caballos, las vistas, descritas anteriormente son sencillamente espectaculares. Ni que decir tiene lo curioso que resultan, los numerosos cráteres que se han formado en la misma plataforma de la cumbre rodeando al punto geodésico, a modo de pequeñas islas de agua, que siempre suelen permanecer tras las lluvias. La única montaña que he visto en mi vida, repleta de pequeños cursos acuáticos que te acompañan desde su misma base situada a la orilla del mar, hasta su cumbre “A Moa” a 629 m.
Sus 4,4 km. (Sólo IDA) casí tardé mas en bajarlos que en subirlos, de hecho llegué a la aldea de “O Pindo” con las últimas luces del día. La luz justa para recoger el atardecer con el “Cabo Finisterre” al fondo y el Monte Pindo, visto desde abajo.

Recomendación muy importante: Si se trata de un día de lluvia, ha llovido en los días previos conviene descartar esta ruta, ya que el camino está muy abandonado y en su mayor parte estamos obligados a caminar por terreno muy pedregoso y resbaladizo.