sábado, enero 06, 2007




Domingo, 24 de diciembre de 2006
Cascada del Río Xallas sobre la Ensenada de Ézaro y Ascensión al Monte Pindo “El Olimpo Celta”
Monte Louro y Lagoa das Xarfas (Muros)

SITUACIÓN:
Si no venimos de directamente desde A Coruña capital o alrededores, lo mas normal es que lleguemos a “La Costa da Morte” entrando por la parte Sur, es decir, entrando por la Ría de Muros y Noia, todo un espectáculo visual, circundada de grandes pinos y eucaliptos que han sobrevivido a los últimos incendios. Nada mas doblar el pronunciado saliente que nos deja ya orientados hacia el norte, la Costa da Morte nos da la bienvenida una peculiar lengua de tierra que se adentra en el mar, rematada al final por el Monte Louro, que no escapó a los terribles incendios de agosto´2006 y a sus pies una laguna “Lagoa das Xarfas”, el lugar bien merece una parada en el camino. Estamos a la altura de la localidad de Louro que dejamos atrás casi sin darnos cuenta, al igual que Lariña y Miñarzo, trasesta localidad, se abre ante nosotros la impresionante playa “Praia da Carnota".
Con sus 7 km de arenas blancas es la mas grande de Galicia, playa circundada parcialmente por “Las Marismas de Caldebarco”, alimentadas a la par por las filtraciones del agua del mar y de los cristalinos arroyos que bajan de los Montes de Ruña, al fondo majestuoso el imponente mole de granito rosado conocida como Monte do Pindo, coronado a su vez por varios picos, siendo su techo el Pico A Moa, donde se encuentra el punto geodésico a 627 m. sobre el nivel del mar, con imponentes vistas al sur de la playa de Carnota y las Marismas, al oeste, frente a nosotros el Atlántico en todo su esplendor y hacia el norte la Ría de Corcubión, con Cee y el pueblo del mismo nombre al fondo y adentrándose en el Atlántico infinito el Cabo Finisterre con el faro del fin del mundo sobre el último saliente de tierra que baña el sol antes de ocultarse en el horizonte.

Pasando de largo por la localidad de “O Pindo” desde donde parte la ruta, atravesé el puente sobre la ensenada de Ézaro, donde desemboca el río Xallas, tras una imponente cascada que comienza a caer desde 100 m. sobre el nivel de las aguas del mar a la que cae directamente, considerada la única cascada de grandes dimensiones que cae directamente al mar en toda Europa. Sin embargo, al igual que la mayoría de los grandes saltos de agua en nuestro país, la cascada ha sido “domesticada” por una central hidroeléctrica fuera de lugar, cuya producción es ínfima en comparación, con el daño que se causa al medio y que supone la interrupción casi permanente a la que ha sido condenada esta cascada, por la que tan sólo permiten el paso libre y natural de sus aguas en época de abundantes lluvias (cada vez menos frecuentes debido al cambio climático) o bien los sábados y domingos por la mañana de 12:00 a 14:00 pm. en temporada de verano, desde el 21 de junio al 21 de septiembre y algunos festivos, como reclamo turístico para la zona. Una vez mas “Spain is diferent” y seguramente seremos el único país de Europa donde las cascadas tienen horario de apertura y cierre. Yo me había dirigido allí en aquella mañana de Nochebuena, pensando que se trataba de todos los domingos del año, pero un amable anciano del lugar que durante la mayor parte de su vida fue testigo del fluir natural de aquella maravillosa cascada o “fervenza” (como le llaman en Galicia), me puso al corriente de la situación que acabo de explicar. (Arriba foto de archivo).

Afortunadamente quedaba el plato principal, regresar a la muy cercana localidad de “O Pindo”, a penas a 1 km. de distancia, donde me dirigí a la Iglesia de “San Clemente” situada a orillas del mar, tras la que nos encontramos un pequeño parque infantil y el primer panel informativo donde para orientarnos sobre esta ruta de la Subida a “A Moa” (el techo del Olimpo Celta) desde “O Pindo” sin duda todo un clásico en lo referente a las rutas senderistas por la “Costa da Morte” una imponente mole de granito rosado que deja hipnotizado al viajero que se adentra por estas tierras.

A pocos metros de la iglesia, nada mas salir atravesamos uno de los numerosos arroyos que discurren por las laderas de esta curiosísima montaña. Al comienzo vamos caminando por una especie de callejón, flanqueado por pequeños muros de piedra a ambos lados, pasaremos junto los restos de un antiguo molino, rápidamente dejamos atrás las pequeñas huertas que rodean la aldea y enseguida vamos ganando altura, por el esqueleto de un gran pinar que ha sido pasto de las llamas, los numerosos incendios que han castigado la Costa da Morte se han cebado con los bosques que existían en este monte sagrado, lo cual ha contribuido tremendamente a la aceleración del proceso erosivo, incrementado de una forma casi dramática por las lluvias torrenciales que han transformado el sendero en una auténtica torrentera, hasta el punto que el 70% de esta ruta, a fecha de hoy, se hace por lo que parece el lecho de un arroyo pedregoso que convierte el caminar en un ejercicio muy lento y tedioso. (Nada que ver con el día que realicé esta misma ruta en 2003). Actualmente hay lugares donde el uso de las manos es casi obligatorio para poder seguir adelante y ni que decir tiene que en la bajada los bastones se me hicieron imprescindibles.

Al poco de dejar atrás el esqueleto del antiguo pinar nos adentramos ya en el terreno típicamente granítico que caracteriza a esta montaña y no tardamos en estar rodeados de redondeadas moles con formas de lo mas curiosas, nos llamara la atención un promontorio a nuestra derecha, denominado “Casteliño do Pedrulo” donde se encuentran los restos del “Castelo de San Xurxo” que tras pasar por distintas manos fue destruido con motivo de las Guerras Irmandiñas entre los años 1467/69. Así mismo se encuentran los cimientos de una torre, y restos de muralla, ya que sin duda alguna es una atalaya magnífica.

El siguiente hito, lo encontramos después de atravesar un pequeño bosquete de pinos, tras el cual vamos a pasar entre dos grandes moles de piedra, unidas entre sí por un rudimentario muro de piedras, a modo de valla, para que los caballos que se encuentran en la ante-cumbre no puedan marcharse por donde hemos venido.

Y por fín llegamos a la zona mas dócil del recorrido, unas planicies de hierva previas a la cumbre donde dejaremos a mano derecha (ida) los restos de una antigua explotación de “wolframio”que data de la 2ª Guerra Mundial, mas adelante, nos encontramos con una curiosa formación rocosa conocida como “O Guerreiro”. Estamos en medio de un prado en plena ante-cumbre, es el lugar mas fácil para perderse ya que aunque es un terreno completamente llano y dócil, hay tantas afloraciones de agua por todas partes que intentando esquivar los numerosos regatos, es fácil perder la senda principal y tomar una senda secundaria que nos aleje del camino principal. Para evitar posibles cofusiones hay que tomar como referencia la piedra denominada “O Guerreiro” y continuar rodeando la misma, en dirección norte, con el sol siempre a nuestra espalda.






Mas tarde se llega a los restos de lo que en su día tuvo que ser un precioso robledal, desde aquí ya tenemos la cumbre a tiro de piedra, justo ante nosotros accediendo a la misma, a través de un fácil rodeo por la cara este. Tan fácil, que al llegar a la misma en esta ocasión me encontré con tres caballos, las vistas, descritas anteriormente son sencillamente espectaculares. Ni que decir tiene lo curioso que resultan, los numerosos cráteres que se han formado en la misma plataforma de la cumbre rodeando al punto geodésico, a modo de pequeñas islas de agua, que siempre suelen permanecer tras las lluvias. La única montaña que he visto en mi vida, repleta de pequeños cursos acuáticos que te acompañan desde su misma base situada a la orilla del mar, hasta su cumbre “A Moa” a 629 m.
Sus 4,4 km. (Sólo IDA) casí tardé mas en bajarlos que en subirlos, de hecho llegué a la aldea de “O Pindo” con las últimas luces del día. La luz justa para recoger el atardecer con el “Cabo Finisterre” al fondo y el Monte Pindo, visto desde abajo.

Recomendación muy importante: Si se trata de un día de lluvia, ha llovido en los días previos conviene descartar esta ruta, ya que el camino está muy abandonado y en su mayor parte estamos obligados a caminar por terreno muy pedregoso y resbaladizo.

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