miércoles, enero 10, 2007

Martes, 26 de diciembre de 2007
Un día en el Parque Natural de “As Fragas do Eume”: Ruta circular del Monasterio de Caaveiro mas visitas a la Central Hidroeléctrica de Ventureira y Mirador del Cañón del Eume.

A pesar de lo poco promocionado que está este parque natural de “Las Fragas del Eume”, existe una elaborada red de senderos, de pequeño y mediano recorrido que nos ofrece una amplia gama de posibilidades.

Como se trataba de la primera vez que visitaba este lugar, después de haberlo ido posponiendo en anteriores ocasiones por diversos motivos, ¡por fín! había llegado el día y para ello, que mejor que empezar, conociendo algunos de sus lugares mas emblemáticos. El Acceso al parque es fantástico, tan sólo tenemos que coger la autovía del Atlántico y a la altura de “Pontedeume”, a corta distancia de “A Coruña”, tomamos el desvío hacia “As Pontes” por la carretera provincial “AC-564” que no le tiene nada que envidiar a la mejor carretera nacional, pronto comenzamos a ganar altura mientras vamos disfrutando con las vistas del curso bajo del río Eume que va discurriendo paralelo a nosotros a nuestra derecha, la concentración de grandes masas forestales a ambos lados del río, nos va dando una idea del maravillosos bosque que nos espera. En poco mas de 12 km llegamos a “As Neves” (perteneciente al Ayuntamiento de “A Capela”), que nos encontramos a pie de carretera y donde me atendieron con la amabilidad que caracteriza a la buena gente gallega, que en agradecimiento por mi interés, no sólo me obsequiaron con numerosos trípticos sobre diversas rutas senderistas perfectamente señalizadas, sino con varios posters, calendarios y hasta “marca-páginas”.

Tras una agradable charla con una chica que además de guapa era muy amable, seguí sus sugerencias para visitar dos lugares estratégicos del parque antes de iniciar la ruta del día:

1º) La Central Hidroeléctrica de Ventureira, a la que se llega por una estrecha carretera que accede al corazón del parque directamente desde “As Neves”, tras una bajada de unos 5 km. por una zigzagueante carretera solitaria en un bosque profundo, se llega al mágico paraje de dicha central hidroeléctrica. Como suele pasar en estos lugares, hay una parte moderna que es la que está en uso y otra antigua, generalmente abandonada que es donde se comenzó a trabajar en un principio. En este caso el acceso a la antigua casa de la central, se hace subiendo por unas escaleras que suben paralelas a una ascada de casi 25 metros que baja por la montaña, entre el intenso sonido del agua, el musgo, los helechos y las enredaderas por todas partes incluso en las mismas escaleras y al mismo tiempo todo rodeado por un robledal infinito, en pleno cañón del río Eume, te hace sentirte en un bosque mas propio de cuentos de hadas. Como también de cuentos de hadas es el “puente colgante” que cruza el río aguas arriba, si bien ahora está en un estado lamentable. La carretera que sube desde dicha “central de Ventureira” al lugar conocido como “A Cova” nos lleva por un precioso paisaje lleno de misterio, donde los líquenes, los helechos y el agua están presente por todas partes, especialmente en cada pared que nos vamos encontrando. Ni que decir tiene que una vez que nos adentramos en el parque, cada kilómetro nos vamos encontrando con uno o varios paneles, que nos van indicando el lugar en el que nos encontramos y las rutas con las que podemos enlazar desde cada punto.

2º) El siguiente punto para visitar era el “Mirador del Cañón del Eume”, que si bien no aparece en ninguna publicación oficial, por tener un acceso por finca privada, la chica me lo había recomendado encarecidamente, y está claro que si eres del “Comando Preston” eso es un plus para la jornada. Para ello, había que volver en coche por donde habíamos bajado, es decir como si regresáramos otra vez a “As Neves”, pero antes de llegar, nos encontramos un desvío a la derecha que nos va a llevar por varias aldeas, aunque el estado del asfalto era bueno, nunca en mi vida he ido por una carretera tan estrecha y para colmo había veces que tenía que frenar por que desaparecía delante mía en numerosos puntos, donde las hojas de los robles formaban una auténtica alfombra otoñal. Desde el cruce donde comienza esta carreterita hasta el lugar donde dejamos el coche hay exactamente 3,4 km. y entre medio se dejan atrás cuatro aldeitas tipo “portal de belén” (que aquí se las denominan barrios o “lugar de”) donde la poca gente que ves se te queda mirando entre la curiosidad y la sorpresa, siendo las mismas por este orden: Paces, Coto, Ribeiro y Teixido, encontrándose todas por detrás de la vertiente norte de los cañones del río Eume, donde las pequeñas zonas de labranza se intercalan con pequeños prados y bosques de un verde intenso y pequeños arroyos de aguas cristalinas que son tributarios del Eume. Poco después de pasar las casitas de “Teixido”, estamos viendo de frente unas rocas graníticas de tonalidades claras que es a donde tenemos que dirigirnos, para ello dejamos el coche unos 200 m. después de la última casa, en el margen derecho de la carretera, justo donde comienza un carril con una cadena que nos corta el paso. Con el único sonido de los graznidos y el aleteo procedente de un nutrido grupo de cuervos que sobrevolaba la zona, me puse a caminar por un solitario carril, que se iba estrechando en la espesura de un bosque hasta convertirse en sendero, donde tampoco faltaban las urracas. A pesar de que había varios cruces, rigiéndome por el principio de no abandonar nunca el camino mas marcado, llegué en poco mas de 10 minutos a una pequeña atalaya de rocas graníticas que una vez trepadas, resultaron ser, la parte final, de las impresionantes paredes que había al otro lado, es decir: “El Cañón del Eume” en todo su esplendor con el gran embalse, aquí llamado: “Encoro do Eume” hacia el este y hacia el oeste la prolongación del ancho cañón encajonándose cada vez mas en la espesa masa forestal. Sin duda, un lugar mágico al que se accede fácilmente si sigues bien las indicaciones anteriores, donde, con las debidas precauciones, podemos disfrutar de unas panorámicas tremendas.

Para afrontar la tercera parte de la jornada, había que regresar a regresar por la misma carretera por donde habíamos venido y tras llegar al cruce mencionado anteriormente, continuar dirección “As Neves”, pero antes de llegar a esta localidad, me desvié a la izquierda en dirección a la aldea de “O Pazo”, nada mas llegar a las primeras casas, cuando empezamos a ver la iglesia al fondo, pasamos junto a una casa solitaria, con un restaurante en la planta baja donde me atendieron con gran hospitalidad, justo cuando iba a pedir de la carta me advirtieron que tenían un menú muy bueno, así que dicho y hecho de las tres elecciones que tenían para cada plato, como el día estaba fresquito, me pedí de primero una fabada que me sirvieron en una hoya gigante que me dejaron sobre la mesa para repetir todo lo que quisiera y de segundo “zorza”, o lo que es lo mismo carne de cerdo y ternera, macerada los días antes, que me la sirvieron en una gran bandeja de aluminio con una montaña de patatas fritas, todo ello acompañado de una botella de tinto de la casa con gaseosa, que con el pan de leña entró de maravilla. En circunstancias normales hubiera hecho las fotos de rigor, pero me había dejado la cámara en el coche y allí dentro al calor de la chimenea se estaba tan a gusto, que no quise moverme. El delirio final llegó con un abundantísimo postre, una especie de “cuajada casera” color crema, que acompañada de miel del país, que me comí con gula, hasta casi rebentar. De buena gana me hubiera quedado a tomarme el café también incluido en el menú, pero era un 26 de diciembre y ya eran cerca de las 15,00 pm. a la espera de una ruta totalmente desconocida de 9 km. por el corazón de las “Fragas do Eume”. Así que pedí la cuenta directamente, cuando me dijeron que eran 8 €, yo casi ni me lo creía, pero efectivamente así era. Lo menos que podía hacer era deshacerme en elogios por lo buena que estaba la comida y decirles que se quedaran con el cambio de diez, casi fliparon, aunque no tanto como yo, que casi me entraron ganas de decirle aquello de mañana vuelvo, a pesar de los aprox. 150 km. que me separaban de Soutmaior.

3º) Al salir de la casa-restaurante “O Pazo” (dentro de la localidad del mismo nombre), me dirigí a la cercana iglesia de “Santiago de A Capela”, de planta románica del s. XII, rodeada por pequeño un recinto amurallado que protege el cementerio del pueblo en el que destacan cruces de grandes dimensiones, que le dan aún mayor misterio al lugar. Tomando la iglesia como referencia, tomamos la calle asfaltada donde se encuentra en dirección oeste y en dos pasos ya estamos en la última casa de la aldea, pasando junto a un garaje, para adentrarnos en un sendero flanqueado por pequeños muritos de piedra entre los que iniciamos el descenso hasta el monasterio “Mosteiro do Caaveiro”, considerado el corazón del parque natural de las “Fragas do Eume”. Nada mas empezar, la frondosidad del bosque es notable, otra vez, el agua es tan abundante, que casi debemos estar muy atento a la hora de escoger donde colocar el pie a cada paso, porque el camino, a veces se transforma en una pequeña torrentera por donde no deja de correr el agua, que termina desembocando en un arroyo tributario del Eume, por cuyo puente de madera vamos a cruzar, para poco después llegar a un pequeño prado y unos 300 m. mas allá reanudar el descenso por lo que fue el empedrado camino medieval que da acceso al monasterio, por el que nos vamos adentrando en la frondosidad del que hasta ahora se considera el mayor bosque atlántico de Europa, donde abundan los robles, castaños y fresnos, si bien es cierto que de unos años a esta parte los eucaliptos se han extendido como una plaga por toda Galicia y ya comienzan a invadir este bonito paraje del que poco a poco se están adueñando en detrimento de las especies autóctonas.

Antes de llegar al puente medieval hay un sendero a la derecha que baja hasta el río Sesín, cuya corriente venimos escuchando desde hace ya un rato. Nada mas cruzar el puente medieval, unos 100 m. antes del monasterio, hay un lugar verdaderamente precioso, donde nos encontramos con las ruinas de dos antiguos molinos, situados junto a una sucesión de cascadas justo antes de que el cauce pase bajo el puente. Es el típico lugar solitario, donde el musgo en las rocas, los helechos y el verde en general te rodea por todas partes y el mágico sonido del río con su sucesión de cascadas te hacen creer que estás en un cuento de hadas. Misteriosamente las fotos que saqué en esta zona, incluso con trípode, no llegaron a aparecer cuando descargué la cámara en la tienda de fotos correspondiente. Un auténtico palo por ser el lugar mas bonito de la ruta, si bien quedaron grabadas en video. Poco después del puente se llega al “Monasterio de San Xoan de Caaveiro del siglo X, cuyo acceso, me encontré cerrado por encontrase en su última fase de reforma. Con lo cual me tuve que conformar con hacerle una foto desde la “casa del Caeiro”. Nos encontramos en un lugar donde enlazan tres rutas: el “GR. 50 Rota do Medievo” que va desde Betanzos a Cabo Ortegal pasando por san Andrés de Teixido, y dos P.R. aún no homologados pero perfectamente señalizados como son la “Senda Ventureira” (lineal), que va desde La Central Hidroeléctrica al Monasterio y la circular que yo estaba haciendo de 9 km. entre “O Pazo” y el Monasterio de Caaveiro”.

El Monasterio es el punto mas bajo y por consiguiente mas cercano al Eume, es el punto de retorno de esta ruta circular y ahora tocaba subir los 200 m. desnivel que nos separaban de “O Pazo”, con los últimos rayos de sol filtrándose por la espesura del bosque, comencé a subir, por el tramo en el que comparten en común esta ruta y “La Ventureira” una pista forestal de terreno pizarroso que va ganando altura en cerrados zig-zags, donde a veces había que superar algunos escalones de cierta altura muy resbaladizos, hasta que por fin se llega a la carreterita que baja a la central hidroeléctrica. Desde aquí solo me quedaba remontar la carretera a lo largo de unos 500 m. poco después de dejar atr´ças los carteles indicativos de la “Ruta dos Muiños” llegando a una zona con varias casas a ambos lados de la carretera desde donde parte una pista a la izquierda que atravesando prados, tierras de labranza y un pequeño pinar me llevó directamente al punto de partida “Iglsia de Santiago da Capela” a donde llegué con las últimas ascuas del sol antes de ponerse en el horizonte atlántico.
¿Sabías que una “fraga” es un lugar donde abundan las breñas o terrenos quebrados entre prados y poblados de maleza? . En la Edad Media, el bosque representaba todo lo extraño, sospechoso y externo de los límites de la experiencia humana considerada normal. En realidad las palabras castellanas de “forastero” y “forestal” derivan de la misma raiz latina “foris” , que significa “afuera”. En la Europa Medieval y principios de la era moderna, los bosques solían ser el refugio de los vagabundos y forajidos. Este hecho histórico ayuda explica en parte por qué tantos cuentos de hadas contienen personajes como la bruja que captura a “Hansel y Gretel” o el “Lobo de Caperucita”: siniestros villanos que acechaban en el bosque. Si nos trasladamos a cuentos y leyendas mas recientes como la aventuras de Harry Potter, el bosque oscuro, junto al Castillo de Howarts es uno de los lugares prohibidos, por los muchos peligros que aguardan en su interior.

1 comentario :

  1. Anónimo9:37 p. m.

    Juani, eres la leche!!!!! de donde sacas tanto tiempo para esas crónicas?? Por cierto, tu blog mejora día a día.
    Un abrazo

    Hv

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