miércoles, junio 20, 2007

Dom. 17 de junio de 2007
Benalauría-Venta San Juan
(futuro Parque Natural Valle del Genal-Reales de Sierra Bermeja)

Precioso paseo entre castaños, encinas, quejigos, pinos y alcornoques desde Benalauría hasta el Molino de Almenta para descender por uno de los tramos mas entretenidos del río Genal hasta La Venta San Juan.

Antes de la hora prevista Sean y yo nos encontrábamos con Jesús “El hombre de las botas desgastadas”, acompañado por “Los Duques de Juanar” que estaban degustando las magníficas tostadas que sirven en la “Venta San Juan” (nuestro punto de encuentro y final previsto de ruta), mientras los camareros discutían sobre quién ganaría la liga en esa última jornada decisiva. Minutos después llegaban Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” con su hija Ana y casi al unísono Rafa Flores “El Maestro Gandalf” acompañado por Rafita “Pequeño Saltamontes”, escoltados por “Don Fernando El Diácono” y su hijo Javi. Una vez confirmado que ya no quedaba nadie mas por llegar, dejamos algunos coches tácticamente aparcados y nos fuimos con el resto a “Benalauría”, donde ya nos esperaba puntualmente el resto de la expedición en plena plaza del ayuntamiento (667 m.), aprovechando el encuentro para la correspondiente foto de grupo, y pistoletazo de salida para el comienzo de ruta.

Bajo un cielo azul radiante y dejando la plaza a nuestra espalda, subíamos ligeramente los 19 senderistas, (entre pequeños y adultos), tomando dirección sur por la calle “La Ladera”, comenzando a bajar después entre encaladas casas, con sus macetitas de geranio y algunos cartelitos de madera, que rápidamente quedaron atrás para seguir bajando definitivamente por una pista, con amplias panorámicas del Valle del Genal: al sureste enmarcado por Sierra Bermeja y Crestellina que desde aquí vemos con su perspectiva mas afilada y picuda, al este por La Sierra de las Nieves, al suroeste Algatocín con su sierra al fondo y al norte por Cancha Almola, Los Riscos de Cartajima y Jarastepar. Obviamente, en compañía del “Maestro Gandalf” ninguna cumbre, ni pueblo quedó sin identificar. Un auténtico regalo para la vista, mientras nos íbamos sumergiendo en ese océano de mil tonalidades verdes que es el Valle del Genal en primavera, salpicado aquí y allá por las espectaculares flores amarillas de los castaños que nos rodean en este primer tramo del camino. Volviendo la vista atrás, ya casi a modo de despedida, pudimos disfrutar de una última panorámica de Benalauría, dejando poco después a la derecha el camino que asciende suavemente para dirigirse a “Algatocín”, mientras que nosotros continuamos, siempre bajando, por el camino de la izquierda.

Poco después llegamos a otra bifurcación que suele ser la típica que se presta a confusión, ya que las dos pistas están igual de bien marcadas y ambas bajan al río. La de la izquierda se dirige a una zona del río conocida como “La Cortadura”, donde se encuentra el “Molino de la Tenería”, se trata del antiguo camino Benalauría-Jubrique. Esta es la opción mas recomendada para los fanáticos de las “rutas acuáticas”, ya que una vez en el río nos quedan casi 10 km. río abajo pasando por preciosas zonas de meandros casi inexplorados, hasta “La Venta San Juan”. Sin embargo, volviendo a la mencionada encrucijada, nosotros cogimos el de la derecha, llegando nuevamente a una especie de bifurcación, pero aquí ya cogemos un sendero que tenemos frente a nosotros y por el que abandonamos momentáneamente la pista, retomándola después para abandonarla definitivamente, por una senda que sale a la derecha donde actualmente hay un pequeño cartel verde que nos lo indica y que de no haber sido por “Rafita” ya nos pasábamos de largo inmersos en la conversación.

A partir de aquí todo es senda, tal y como íbamos descendiendo,los castaños iban dando paso a los alcornoques, encinas, pinos, olivos, acebuches y quejigos, que nos rodeaban por todas partes hasta llegar en pronunciado descenso al cauce del río, justo a la altura del “Molino de Almenta” (aprox. a Km. 4´9 desde Benalauría y a unos 330 m. sobre el nivel del mar), donde el “Mago Gandalf” volvió a deleitarnos con varias explicaciones etnográficas de la zona,. Al llegar a este lugar, ya con el rumor de las aguas a nuestro alrededor y la exuberante vegetación de ribera que nos envolvía, Rafa nos condujo hasta a un gran chaparro de mas de 30 m. de altura, junto al cual se encontraba el propietario del molino labrando a la antigua usanza al cual saludamos, refrendando las explicaciones previamente dadas por el “Maestro”. Una vez allí si vadeamos el río y en la orilla de enfrente nos encontramos un manantial de riquísima agua fresca, desde sus proximidades, parte una vereda que nos lleva hasta Ubrique.

No obstante, para continuar con nuestra ruta, regresamos sobre nuestros pasos y volvimos a situarnos en las inmediaciones del “Molino de Almenta” desde donde sale un carrilillo que nos lleva hasta la misma “Venta San Juan”. Pero, como se trataba de hacer la ruta en su versión acuática, comenzamos a cambiar los “atuendos” terrestres por los acuáticos y empezamos a bajar por el mismo cauce del río, para deleite de pequeños y mayores. A pesar de esos primeros pasos indecisos en los que te encuentras con la extraña sensación de comenzar a caminar por el agua, el grupo de aventureros avanzaba en formación compacta y los “pequeños hobbits” entre los que se encontraban: Javi, Adriana, Andrés, Bea, Ana y Rafita, seguían con gran decisión al “Maestro Gandalf” corriente abajo, entre elfos, duendes y hadas, envueltos a su vez por un auténtico túnel de vegetación digna de un bosque encantado. Como verdaderos privilegiados caminando a través de un refrescante calidoscopio de luces y sombras, colores y sonidos, que iban cambiando con cada meandro del río, con cada pequeña cascada, con el canto de los mirlos y cien especies diferetes, con esas flechas color azul llamadas “martín pescador”, con las pequeñas libélulas que nos acompañaban, con la brisa del viento meciendo las ramas de los chaparros y demás árboles que nos iban flanqueando a modo de centinelas en la orilla.

No obstante, caminar por el agua sin poder ver el fondo que te remueven los que van delante tuya, ralentiza mucho la marcha y a pesar de no ser el Genal un río excesivamente resbaladizo (como por ejemplo el río Vede de Istán), los pasos escalonados por algunos saltos de agua, no estuvieron exento de dificultad para los mas pequeños, haciendo nuestra querida amiga Angus de “Hada Madrina” del pequeño Javi, durante gran parte del recorrido, alternándose con “Don Fernando el Diácono” que también estuvo atento al quite a pesar de que a penas conseguía mantener el equilibrio en los tramos mas comprometidos. Hasta el punto de que esta ruta se convirtió en algunos tramos, en una auténtica demostración de hermandad y solidaridad, con continuas muestras de cariño e instinto de protección de Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” con su hija Ana y con quien fuera a su lado, al igual que Lali “La Corsaria de Levante” con su hija Beatriz, que es prácticamente un clon de ella misma, de Fernando “El Duque de Juanar”, convirtiéndose en el protector de “Chuky” en los pasos dificilillos, sin olvidarnos de Mª Rosa cuando lo necesitaron sus hijos, aunque a penas tuvo que preocuparse de Adriana y Andrés que la mayor parte del tiempo fueron cabeza de carrera junto con Rafita “El Pequeño Saltamontes”.

En una de las paradas tácticas de reagrupamiento aprovechamos para hacer la pausa del almuerzo, sentados todos a la orilla del río en lo que parecía una pequeña playa fluvial. Almorzando todos juntos con el gran apetito que siempre dan las rutas acuáticas, especialmente Chuky, que a pesar de “jincarse” medio bocadillo de serranito y otro medio de tortilla, casi se zampa la mitad del queso que llevaba Jesús. Desde el encuentro en la Plaza del ayuntamiento de Benalauría” y la parada en el “Molino de Almenta” era la tercera vez que nos reagrupábamos en todo el recorrido, ya que Sean “El Canadiense Errante” por muy lento que quiera ir, no puede evitar caminar mas rápido de lo que cualquier mortal podría conseguir. Mientras que en el extremo opuesto se encontraba Peter “El Penitente” que además de su famosa mochila de 40 kg. de cámaras y trípodes, se iba deleitando con los cantos de sirena en la cola del grupo acompañado en todo momento por Eglee “La Afrodita de Ébano” y Noelia “La Sirenita del Guadalmina” con quien Juani no coincidía desde que juntos protagonizaran uno de los episodios mas sonados en la historia del Comando Preston (ver crónica Descenso del Guadalmina 10-08-04, Temporada 2003-4). ¡En fín!, un almuerzo de lo mas curioso, con el grupo mas peculiar que se pueda imaginar, pero compartiendo la pasión común del senderismo y la aventura y sintiéndonos verdaderamente privilegiados en un escenario prácticamente único en la mitad sur peninsular.

A pesar de lo relajado que nos quedamos tras el almuerzo, no podíamos caer en la modorra, con el peligro de coger frío, así que, reemprendimos la marcha sin demora, no sin cierta pereza por parte de algunos/as, pero con la ilusión de saber que lo mejor estaba por llegar, aunque el cielo comenzaba a cubrirse de nubes conforme la tarde iba avanzando. Y siguiendo, siempre, río abajo entre cañaverales, adelfas y en definitiva la típica vegetación de ribera, a veces con el agua por los tobillos, otras por las rodillas y otras tantas por la cintura, presenciando alguna que otra caída o resbalón sin consecuencias llegamos al camuflado “Molino Villarta” que tal y como vamos bajando el río se encuentra camuflado por la vegetación a unos 20 m. de la orilla derecha. Antiguo molino de aceite y harina, fundado en el año 1735, vestigios de esplendor de tiempos pasados, para terminar cayendo en el olvido, como lo serán tantos lugares que hoy nos son conocidos. A penas finalizada la obligada visita de interés etnográfico, continuamos río abajo encontrándonos con un rudimentario muro de piedra de unos 2 m. de altura que delimita la orilla del río a lo largo de unos 30 m., creado en su día para medir el nivel de las aguas. A renglón seguido y continuando con la prolongación de este tramo recto donde se van sucediendo pequeños rápidos y saltitos de agua que van esquivando las rocas que aparecen ante nosotros a modo de pequeñas isletas, pasamos por debajo de un gran pino, bastante inclinado hacia el lecho del río sobre el que algún día terminará cayendo, ofreciéndonos, de momento, una de las estampas mas curiosas de todo el recorrido.

Tras un brusco giro que describe un nuevo meandro a la izquierda nos encontramos con otro largo trecho recto conocido como el “Charco Estrecho”, donde el Genal pasa junto a una gran pared a modo de acantilado, teniendo aquí que realizar el único tramo de nado obligatorio de todo el recorrido. Dada la relativa cercanía de “La Venta san Juan” ya comenzamos a encontrarnos con algunos grupitos de gente. En este caso, el típico grupito de “porreros” que nos miraban con cara de flipados, incluyendo una jovencita que estaba tumbada en una barca inflable a la que amablemente le pedimos que se echara a un lado para hacer unas fotos. En vista de la negativa, el “Maestro Gandalf” procedió al triple salto carpado invertido y tras el efecto del salpicón se les mojó hasta el porro que se estaban fumando aún así, se lo tomaron a risa entre ellos mismos hasta el punto que cuando llegó Peter “El Penitente” (con su equipo fotográfico de 40 kg. a cuesta), le dejaron la barca para que pasara la mochila sin problemas y poco a poco deleitándonos con la grandiosidad de este bonito paraje, abandonamos el cauce del río momentáneamente por la orilla derecha, ahorrándonos un amplio meandro que traza el cauce en forma de herradura, terminando en una especie de playa fluvial donde las aguas del río se presentaban ante nosotros con distintas tonalidades de verdes y turquesas. Ahora sí, nos empezamos a encontrar con numerosos bañistas que ya no dejamos de ver hasta llegar al cercano puente de la carretera Algatocín-Jubrique que atraviesa el Genal. Puente bajo el cual, se ha creado una gran piscina natural, a modo de complemento de las dos zonas de Camping, que existen junto a la famosa “Venta san Juan” (aprox. km. 10´5 desde el comienzo de ruta en benalauría y a unos 280 m. sobre el nivel del mar). Al llegar a la venta nos llevamos la gran sorpresa y que, tuvieron el detallazo de esperarnos para darnos la bienvenida: los agentes Andres y Reme de “C.S.I. Serranía de Ronda”, junto con su hijo “Andrés” galardonado con el título de “Senderista Infantil Destacado de la Temporada 2006-7”, acompañados a su vez por Carlos Tapia “El Aprendiz de Mago” también conocido como “El Coleccionista de Atardeceres”, Mª Paz “La Ratita Presumida”….¡pedazo de modelito!, y “Terremoto” Carlitos. Los chiquillos a los suyos tomándose el helaito de marras, y el resto disfrutándo del tradicional “Colacao” (altamente recomendable tras cualquier ruta acuática) y alguno que otro se metía entre pecho y espalda un cubata o whisky (¡por prescripción médica, eso sí!), mientras éramos testigos de cómo “Hamilton” volvía a finalizar en primera posición por delante de Alonso, en esta ocasión en “Indianápolis”. Y así concluía otra jornada inolvidable, despidiéndonos con intercambio de CDs y DVDs de gran interés fotográfico, además de algunos pequeños “atuendos de guerra”.

Nota: Si bien para este tipo de rutas acuáticas con pocos tramos de nado no es imprescindible el traje de neopreno y mucho menos en verano, nunca está de mas, uno cortito y finito, tipo surfero (conocido como “platanito”), como el que llevaban nuestros compañeros Fernando y Ana, que además de cómodos y ligeros, son muy de agradecer cuando llevamos varias horas en el agua, especialmente en esos tramos de nado que siempre acaban llegando o en esos obligados “cuerpo a tierra” (al agua) que hay que hacer cuando la vegetación nos obliga a ello para seguir avanzando. En cualquier caso, lo que nunca está de mas en la mochila de ningún senderista para este tipo de rutas acuáticas, es la bolsa o tubo estanco que nos da la tranquilidad total para guardar todo aquello que sea susceptible de estropearse con el agua. Y si queremos tener la cámara mas a mano, también se venden en las tiendas especializadas desde rudimentarios recipientes para guardar las cámaras (como el que lleva Juani) , hasta las fundas mas sofisticadas (como la que lleva “Geyperman Salvador”) y que desgraciadamente terminó echando de menos nuestra compañera Angus, cuya cámara buceo durante un segundo por las aguas del Genal.

Para mas información consultar el libro “Valle del Genal Guía del Excursionista”, ruta 33, pag. 325 (Editorial La Serranía)…¡que ésta cae en el exámen seguro!.

Crónica y fotos: Juan Ignacio Amador con la colaboración estelar de rafa Flores.

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