miércoles, octubre 31, 2007

"The Eagles" regresan con su "Long road out of Eden"

“The Eagles” regresaron ayer martes 30 de octubre al panorama musical con su "Long Road Out of Eden".

Un doble álbum con 20 nuevas canciones del mejor country-rock de siempre, con muchas baladas que hacen de este magnífico trabajo una auténtica terapia para los sentidos.

En esta suerte de fiebre nostálgica que vive la música con los regresos de Queen, The Police y Génesis, Eagles no podían quedarse fuera “Los Eagles”. DE este modo, la banda de “Bluegrass” está nuevamente en las canchas. Todo esto resulta muy interesante, es como que de un día para el otro todo hubiese conspirado para regalarnos de repente una sobredosis de nostalgia de las buenas épocas.

Casi treinta años después estos maestros de la escena country setentera, que compusieron magníficos temas de la banda sonora de mi infancia y que hicieron que “Hotel California” se convirtiera en la canción de mi vida, vuelven con muchas ganas, después de casi 30 años sin que a penas se volviera a saber de ellos.

Long road out of eden es el nombre de este disco de vuelta, magnífico country-rock del misma calidad que sus seis predecesores. Parece increíble como después de tanto tiempo la armonía instrumental lograda dentro del disco permanece intacta, como si 28 años hubieran pasado estáticamente para ellos, teniendo el mismo lenguaje que tenían en sus años de gloria.

El primer single de este disco es How long, y en él todo parece transcurrir a un tiempo anacrónico al actual. Como siempre, Eagles es una banda para escucharla en un Cadillac rojo a 130 km/h por una carretera de Arizona, en plan “Thelma y Louise” y es justamente esta sensación la que produce este single. Aquí va el video.

Aprendamos a valorar lo que tenemos

Aprendamos a valorar lo que tenemos
Hay videos que te dejan impactados, ó que como mínimo te hacen pensar mucho en lo afortunados que somos, Éste que me envió mi buen amigo Dani de Benalmadena es uno de ellos. Ya me diréis que os parece.
Un saludo.

lunes, octubre 29, 2007

Sábado, 27 de octubre de 2007
Una treintena de senderistas se da cita para realizar una espectacular travesía montañera desde el Chorro hasta el Valle de Abdalajís coronando el Huma y el misterioso Capilla.

El sábado 27 de octubre nos dimos cita en Valle de Abdalajís cerca de una treintena de Pasos Largos para realizar una de las rutas más esperadas y que no tuvimos ocasión de completar el año pasado a pesar de los intentos, que quedaron frustrados por el mal tiempo. Precisamente el mal tiempo también nos hizo dudar este año, porque las cumbres amanecían cubiertas totalmente por densas nubes y la previsión meteorológica no era muy alagueña (45% de probabilidad de lluvia). Pero la ilusión pudo más.

Dejamos la mitad de los coches en Valle de Abdalajís, y nos dirigimos con el resto de los coches y
todo el personal a la Barriada del Chorro, el inicio de la travesía. Hay que agradecer a Juani, el comandante, su presencia en el punto de inicio, la organización de los coches y el reparto de una hoja informativa muy completa con mapas e hitos. Sus explicaciones, como siempre, completas y apasionadas nos hicieron ilusionarnos más aún con el día que nos esperaba. Una pena que se tuviera que ir, pero por el bien de su salud, hizo lo mejor, porque se le veía cansado. Juani, ya sabes que te echamos de menos ese día, pero Chucky la disfrutó por ti y se portó como un campeón.

Chorro – Cumbre del Huma

Comenzamos a andar sobre las diez de la mañana, desde el camping de El Chorro por el carril que asciende con autoridad por un bosque de pinos. Mientras los primeros del grupo siguieron el carril con todas sus curvas, algunos intrépidos que íbamos detrás cerrando la marcha, recortamos camino por algunas sendas que se abren en los márgenes, hasta llegar cerca de la cantera de silex en cuya pared podemos observar las huellas de grandes ejemplares de amonite. Después de algunas fotos y un primer reagrupamiento, continuamos andando por el carril hasta llegar al punto de inicio de las escaleras que desafían la lógica. Muchos compañeros que no conocían la ruta pensaban que era imposible superar el macizo de piedra que se levanta imponente ante nuestros ojos, y con frases como ‘¿por ahí tenemos que subir?’ o ‘no me he traido los pies de gato’ y con caras de asombro empezamos a subir por las primeras escaleras de piedra. Los buitres nos acompañaron con su magestuoso vuelo durante todo el recorrido desde el Chorro hasta la antecumbre del Huma.

Las escaleras son el principal atractivo de la ruta y se llevaron unas cuantas fotos por parte de todos los que llevábamos cámara. Parece increíble que allí en medio de la montaña se haya podido hacer esa construcción que hace posible ascender bastantes metros en muy poca distancia. Una vez superadas a buen ritmo, estábamos en el puertecillo desde el que ya se puede ver el Cortijo de Campedrero y la cumbre del Huma, aunque en aquel momento estaba toda cubierta, lo que incrementó nuestra incertidumbre. Pasamos una alambrada y nos dirigimos hasta el cortijo, donde cogemos un carril en dirección este que nos lleva a la falla que nos permite subir hacia la cumbre. En el margen izquierdo de este carril nos desviamos justo en el sitio donde la gran mole permite ascender de forma más o menos cómoda. Desde alli en dirección noroeste nos acercaríamos a un balcón impresionante, pero por la niebla y la dispersión del grupo seguimos hacia la cumbre sin desviarnos. Después de todo la niebla había ascendido más o menos a la misma velocidad a la que lo hacíamos nosotros y nos permitió andar con comodidad. Sólo ya en la altiplanicie dirigiéndonos hacia el punto geodésico se hizo tan densa que no veíamos a unos metros, pero todo el grupo cada uno por un sitio se reunió e el punto geodésico, a 1.199 metros de altitud. Habíamos subido a buen ritmo, eran apenas las 13:30 h. y sin pensarlo mucho sacamos los bocadillos y los taper y comimos al abrigo del las rocas de la cumbre. El viento nos respetó el almuerzo y nos dejó ver algo de paisaje, aunque no se despejó completamente.

Huma – Capilla

Después de comer y con poco tiempo de descanso porque el frío comenzaba a molestar, nos hicimos la foto de grupo apoyando la cámara en una piedra y bajamos por la cara norte, zigzageando hacia la derecha con vistas al pico Capilla, el siguiente gran objetivo de la travesía. La bajada es un poco incómoda por las piedras sueltas producto de la erosión de las calizas, pero con unas buenas botas y un par de bastones se facilita mucho el descenso. Pronto llegamos a un bosquete de pinos que agarran el suelo de forma que se hace más fácil seguir descendiendo. La bajada nos deja en las proximidades del puerto Pizarro, pasando junto al Cortijo llamado del Campano y el cruce de sendas del Cortijo de la Rejonada. Un poco antes habíamos estado buscando unas ruinas romanas que supuestamente se encuentran muy cerca, pero guiandonos con el GPS de Reinaldo, vimos las mismas debían estar en una finca en la cual habían echado gravilla y no se veía nada parecido a unas ruinas romanas. O bien las han tapado, o se encontraban en otro lugar cerca de allí y no dimos con ellas. Como teníamos aún que ascender al Capilla y atravesar el torcalillo, pusimos ritmo a la marcha para no alargar mucho más la hora.

En el cruce de sendas Fernando, Ana y dos compañeros más por diferentes motivos decidieron bajar ya hacia el pueblo de Valle de Abdalajís, a unas dos horas por carril. El resto del grupo nos dirigimos hacia el Cortijo de la Rejonada, muy cerca ya del punto de partida de la ascensión al pico Capilla, al que se puede atacar por dos sendas poco marcadas, que se pueden intuir mirando las fallas de la montaña. La ascensión es breve aunque un poco incómoda por los matorrales que crecen en las faldas del Capilla y algunas zonas de piedra muy escarpada, al final de la subida. En media hora estábamos todos arriba, por distintas vías, ya que cada uno tomó el camino que le parecía más cómodo. Eran las cuatro aproximadamente. Fue una pena que no pudiéramos disfrutar de las vistas tan espectaculares que brinda esta montaña, estaba totalmente cubierto. El descenso se hizo complicado porque la nube que ocupaba la cumbre se hizo tan densa que terminamos todos con el pelo mojado por la humedad que se concentraba.

Pico Capilla – Valle de Abdalajís

Descendemos por el mismo camino hasta el cruce de sendas y tomamos el PR-A 87, la llamada Ruta del Torcal del Charcón, que atraviesa una zona de torcales casi tan espectacular como el Torcal de Antequera, pero mucho más pequeño. Para atravesar esta zona no hay sendas, pero se hace de forma más cómoda si encontramos un ‘camino’ más o menos cómodo que nos permite caminar sin dar grandes saltos en las piedras. El inicio de este camino lo anuncia una tablilla, que dice al Cortijo Charcón (30 minutos), al Valle de Abdalajís (2,5 horas). La leve niebla que había a esa altura unida a las formas imposibles del torcalillo, hicieron que este punto fuera uno de los más bonitos de la travesía, después de las escalerillas. Después de atravesar esta zona llegamos a una senda que en unos diez minutos nos deja en el Cortijo del Charcón, en ruinas.

Ya solo queda el fuerte descenso hasta el pueblo por un carril ancho y con cerradísimas curvas. En la parte alta del mismo podemos ver una zona de calizas que cuelgan hacia el suroeste y donde en otras ocasiones hemos visto cabras montesas, pero en esta ocasión no aparecieron. También es digno de mención algunas formaciones calizas, que según Juan Antonio, el Elfo de la Malagueta parecían fichas de dominó caídas unas sobre otras, y las vistas magníficas sobre el Valle de Abdalajís que aparecía despejado. La bajada por el carril se hizo corta por las conversaciones varias que llebávamos, más o menos hora y media hasta el Valle de Abdalajís, donde teníamos los coches y donde nos habíamos reunido a las 9:30 de la mañana. Nos acoplamos en los coches y nos dirigimos hasta El Chorro, donde habíamos comenzado la ruta sobre las diez. Para finalizar la gran travesía lo celebramos con unas cervecitas, cafecitos, tapitas de migas, tortas de aceite y lo que quiso cada uno. Nosotros nos despedimos antes porque teníamos una cita en Málaga con Jorge Sanz que protagonizaba la obra Descalzos por el parque, basada en un texto de Neil Simons.


Por Patricia, "La Reportera del Huma"


Así lo vio Celia "La Sirenita de Iguazú":
Querido Juani:
Voy empezar agradeciendo a tu esfuerzo en venir desde Fuengirola después de una noche fuerte de trabajo y a estas horas tempraneras nada más que para orientarnos. Sabemos cuanto te mola salir a la montaña con los “prestonianos” detrás e imagino tu dolor al tener que marcharse sin hacer la ruta con nosotros.

Nada mas llegar al El Chorro, aparcamos y empezamos a caminar, como pudiste comprobar estaba nublado y así ha seguido buena parte de la subida al Huma.
No tuvimos mayores problemas en la subida, gracias, no solo al GPS de “Rei” sino también a lo que recordábamos del año pasado. Hemos parado para las fotos en la “cantera de silex” (la de los fósiles) y pillado las escaleras con ganas. Cruzamos el Cortijo Campedrero sin mayores dificultades y seguimos avanzando hacia lo que para mi era la segunda parte de la subida fuerte, al fin de la cual paramos para un brevísimo refrigerio y, a seguir. No hemos ido a la balconada no se por qué, tal vez por el exceso de nubes.
Dice Dario que hicimos cumbre sobre la 13,30 hrs. Nos refugiamos en la cara norte de la cima que estaba protegida de los vientos y del frío para comer y reponer fuerzas.
Toda la subida estuvo liderada por Sean, Darío, Ignacio, “El Maki” y “El Vendaval del Moncayo”, dice Darío orgulloso, que fue él quien indicó el camino a Sean y a los demás del pelotón de cabeza. Nosotros, los de siempre y mas los de Málaga, caminábamos muy animados esparcidos en el pelotón del medio y cerrando estaban “El Hombre Tranquilo” y “Caperucita Roja” la pareja de Sevilla (“Caperucita” no llevaba zapatillas adecuadas, al igual que otro chico de Málaga.

La bajada por la cara norte fue breve e intensa pero sobrevivimos. A Rey le pareció fácil, a mi me recordaba la bajada del Mágina. Caminamos en dirección a la base del Capilla por un valle donde soplaba un viento suave y helado hasta un cruce de camino done los Duques de Juanar y “la pareja de Sevilla” siguieron por el carril hasta Valle de Abdalajis y los demás seguimos en dirección a nuestra segunda cumbre.
En la primera parte de la subida al Capilla había un mar de pinchos y aulagas por el cual tuvimos que cruzar, y lo que yo llamo segunda parte era un fuerte y rápido ascenso por las rocas hasta la cumbre. En la parte mas alta había una intensa niebla que nos envolvía pero, por lo que pude “ver” la cumbre me pareció muy linda. Aunque no pudimos apreciar ningún paisaje desde allí arriba.

Después del segundo tentempié y fotos empezamos a bajar rapidito porque el frío era serio. Bajamos la pendiente, cruzamos un poco mas del mar de aulagas y seguimos por el Torcal de Charcón – una belleza –, hasta que fuimos dar al carril que llegaba a pueblo. A partir de ahí solo bajar y apreciar el paisaje ya es impresionante, debido a las formaciones rocosas que circundan Valle de Abdalajís. A las 7 ya estábamos de vuelta, nos repartimos en los coches que allí estaban y de vuelta al Chorro para la tradicional cervecita.
Ah, del pelotón de cabeza, a parte de Sean y Dario, no hemos visto rastro desde la subida del Capilla.
Milagrosamene no llegó a caer ni una gota.


NOTA de Juani: El hecho de haberme quedado con la miel en los labios por motivos laborals, no hace mas que incrementar mis deseos de proponer una próxima subida al Capilla, desde El Valle de Abdalajís, subiendo por el PR. A-85 "Ruta de la Ratilla" y descendiendo por el PR. A-87 "Ruta del Torcal del Charcón" ya que a pesar de los casi 30 compañeros que han participado en esta travesía, somos aún mas los que nos hemos quedado con las ganas de formar parte de la misma e incluso quienes han participado en ella, no han podido disfrutar de lasespectaculares vistas por haber estado caminando entre las nubes, cuando llegaron a la zona de cumbres, si bien, ya han hecho historia. ¡Enhorabuena!.

Los mapas que aparecen a contiuación pertenecen al libro "Por los Montes de Málaga" (Ediciones Primtel), Mapa Topográfico del Instituto Geográfico Nacional (facilitado por "El Hombre que sabía demasiado), el de la red de senderos P.R. a la web de "El Valle de Abdalajís" y el montaje de google a nuestro compañero Reinaldo "Rei, El Senescal de la Bahía"

































domingo, octubre 21, 2007

Ascensión al Simancón y al Reloj

Sábado, 20 de octubre de 2007
Ascensión al Simancón y al Reloj
-versión circular-

(Parque Nat. Sierra de Grazalema, Cádiz)
Una vez reunidos en el parking del Camping Tajo del Rodillo (900 m. aprox.), donde se nos unieron dos paisanos de Sevilla: Jose Carlos “El Triatleta” y Nieves “La Chica de las zapatillas Niké” iniciamos la marcha el grupo de 15 compañeros, la mayoría de Sevilla, que nos dimos cita para disfrutar de esta preciosa ruta circular con paisajes majestuosos. Ya en el mismo parking, nos encontramos con una pequeña angarilla por la que iniciamos la ascensión por una empinada senda paralela al “Peñón Grande” de Grazalema que tenemos a nuestra derecha, donde estaban practicando escalada, mientras la vereda comienza a ganar altura rápidamente por “La Cañada de las Presillas”, llegando a un primer collado que hasta que tras unos zig-zags, nos situa en un pequeño llanito, todavía muy cercano a las paredes del “Peñón Grande” donde hicimos la primera parada de reagrupamiento, mientras llegaban Celia “du Sao Paulo”, que comenzaba a resentirse por la falta de forma tras el largo Verano y Magda “La Pimentonera de Águila” que se iba retrasando sospechosamente escoltada en todo momento por su fiel “Caballero” Arturo. Recreándonos mientras tanto en las vistas sobre el Cerro Malaver, por encima del curioso cerro Gaidovar (que flanquea Grazalema por el norte) y hacia al sur, en el sentido de la marcha: un majestuoso paisaje montañoso por donde teníamos que subir, y por donde ya asomaban las cumbres del “Reloj” a la izquierda y el “Simancón” a la derecha.

Tras una suave bajada disfrutando de tan majestuoso paisaje de montaña llegamos al “Llano del Endrinal” (1.200 m.), que según dicen: en los meses de mayo y junio está completamente engalanado de “amapolas de Grazalema”, este tramo llano favorece la recuperación tras el desgaste inicial para reanudar la ascensión bajo la sombra de un bosque de pinos, donde nos encontramos un pequeño grupo de excursionistas capitaneado por el “Profesor Don Miguel Martín”, que con gran profesionalidad y maestría nos dio una mini conferencia sobre los distintos tipos de setas mas frecuentes del P. Nat. Sierra de Grazalema y cómo distinguir las buenas de las venenosas, mientras descansábamos, para mas tarde reanudar la suave ascensión ganando altura suavemente hasta que llegamos al Puerto de las Presillas (1.340 m), a partir de aquí los pinos dejan paso al reino del matorral almohadillado que comienza a intercalarse con las rocas cada vez mas abundantes.

Pronto nos encontramos a nuestra izquierda con los primeros lienzos rocosos correspondientes a la ladera noroeste del Simancón, mientras que nosotros avanzamos en paralela a la misma, ganando altura suavemente a lo largo de una meseta, que bautizamos como “Las Llanuras del Tránsito”, (+/- 1.400 m) cubiertas en gran parte por matorral almohadillado, mientras seguimos la senda perfectamente marcada en todo momento e incluso señalada con numerosos hitos de piedra y algunas pinturas de flechas amarillas indicando direcciones en los dos sentidos (versión ruta lineal). Hasta que llega un momento en que describe un giro de 90º hacia la izquierda (este), orientándose definitivamente hacia la cumbre del Simancón (1.569 m.) a la que se llega por un terreno muy rocoso y accidentado, donde ya no existe senda, sino algunos hitos aislados y flechas amarillas que nos indican los pasos mas cómodos para ganar altura, si bien ya sólo nos queda superar poco mas de 100 m. de desnivel por el redondeado perfil que nos ofrece su cara oeste, accediendo a su cumbre, huérfana de punto geodésico con bastante mas facilidad de lo que podría parecer en un principio, llevando el calzado adecuado (naturalmente). Coronando en primera posición: Chucky “El Perro Diabólico” y Darío “El Magnífico”, seguidos muy de cerca por Paca “La Gacela de Villamartín” y el trío formado por Ildefonso “El Vendaval del Moncayo”,Ignacio “El Madrile” y Pepe “El Maki”.

Una vez en la cumbre del Simancón las vistas son magníficas: Al este: Los Llanos del republicano, el Macizo de Líbar e incluso Ronda sobre su Tajo ó la Sierra de las Nieves. Al nore, el pueblecito de Montecorto que no supimos reconocer en un principio, El Cerro Malaver, la Sierra de Algámitas, El Lagarín y Las Grajas. Al oeste la impresionante crestería del Pinar desde el San Cristóbal al Torreón (techo de Cádiz con 1.654 m.), que tenían prevista realizar Magda y Arturo al día siguiente. Al sur el Albarracín, La Sierra de la Silla, Villamartín, Prado del Rey, Bornos, Espera, Arcos de la Frontera, El Embalse de Los Hurones, La Sierra del Aljibe ya en “Los Alcornocales” y el campo de Gibraltar mas allá que a penas pudimos distinguir por la calima que teníamos en la distancia, ya que en días claros incluso se pueden distinguir sin problemas las costas de África.

Desde la misma cumbre del Simancón, accedimos a la cumbre del Reloj (1.535 m.), por el pedregoso cordal que las une, de unos 700 m. de accidentado terreno kárstico, recordándonos a un paisaje lunar, que nos desafía a dar cada paso esquivando: grietas, bloques, piedras afiladas como cuchillos y algunos tramos con algo de vuelo, donde los anteriormente mencionados volvieron a exhibir sus grandes dotes montañeras, esta vez acompañados por “El Indomable Jaime”, Sean “El Canadiense Errante”, Pepe “El Capitán de Fragata” y “Mariluz Pies de gato”, mientras los demás íbamos haciendo la goma y Jose carlos “El Triatleta” llevaba a Nieves “prácticamente en brazos” por aquel paisaje mas propio de Marte que de la Tierra. Hasta que ¡por fín!, una vez superado el cordal, llegamos al punto geodésico, del Reloj pintado a modo de bandera de Andalucía. Juanto al que disfrutamos del almuerzo, unos 20 minutos después de abandonar la cumbre del Simancón. Disfrutando de magníficos paisajes casi idénticos al del Simancón a excepción de lo que este nos tapaba y con mucho mejores vistas sobre los “Llanos del Republicano” en medio de una paz tremenda, casi mística bajo el vuelo de un solitario buitre, que aceleró precipitadamente el vuelo tras escuchar los estruendosos ronquidos de Paca “La Gacela de Villamartín” que con la tranquilidad de quien conoce bien el terreno se echó una señora siesta al pié del punto geodésico. Desde el que iniciamos el descenso en dirección sur tras el almuerzo y la siesta.

La bajada en dirección sur, hacia “La Charca Verde” la iniciamos desandando los últimos 50 m. por los que habíamos llegado hasta la cumbre, desviándonos poco después ligeramente a la izquierda caminando sobre grandes bloques, con la ayuda de algunas repisas que de forma escalonada fueron haciéndonos cada vez mas llevadera la bajada, ya que conforma vamos descendiendo entre bloques y canchales, el terreno se va suavizando hasta convertirse en una zona de pequeños prados salpicados de encinas como el lugar donde se encuentra la famosa charca verde, donde “Chucky” se quedó con las ganas de darse un baño, ya que nos la encontramos totalmente seca, a diferencia del curioso pozo de piedra que se encuentra justo al lado. Donde hicimos una última paradita de reagrupamiento, mientras nuestro amigo Arturo, que tarabaja para “Medio Ambiente” en Sierra Morena, nos confirmaba que el “Ministerio M. A.” se está planteando cobrar 5 € por persona y día, para todos aquellos que practiquemos el senderismo dentro de cualquier parque natural.
Esperemos que ese proyecto de ley no salga adelante.

Abandonamos “La Charca Verde”, por una vereda bien marcada que sale en dirección sureste, hasta que a unos 400 m. describe un giro de 90º, dirección norte, que al contrario que a la ida, va a ser nuestra dirección predominante hasta el final del recorrido, llevando ahora la mole caliza del “Reloj” a nuestra izquierda, pasando junto a un precioso lapiaz, que queda justo a la izquierda de la vereda, donde la falda de la montaña se une al bosque de pinos y encinas que ya nos van a ir acompañando hasta el camping Tajo Rodillo. Poco antes de tres kilómetros mas allá de la “Charca Verde”, llegamos a un “cruce de sendas”, de tal manera que, si giramos a la izquierda regresamos a “Los Llanos del Endrinal” y a partir de allí volver por el primer tramo que hicimos a la ida, o bien, cogemos la senda que sigue recta haciendo el recorrido 100% circular, ya que de esta manera, regresando al camping por una zona distinta al camino de ida. No obstante, volvimos a encontrarnos mas adelante con un segundo cruce similar al anterior, con otro desvío que salía hacia la izquierda y que en esta ocasión si deberíamos haber seguido por ser el que nos devolvía al camping según lo que habíamos previsto, pero continuamos rectos dirección sur, hasta que sobrepasado un tupido bosque de pinos, salimos a un claro que nos dejó situados justo de frente al impresionante piramidón del Peñón Grande con unas vistas espectaculares, para descender poco después por una serpenteante senda con vistas al pueblo de Grazalema, al que se llega rápidamente una vez que la senda te deja en la misma carretera, 100 m. a la derecha del camping, donde ya nos esperaban todos los compañeros para la tradicional cerveza (y cafés) de fin de ruta que nos tomamos en la pintoresca Plaza de Grazalema donde nos despedimos hasta la próxima ruta.

Referncias principales:“P. Nat. Sierra de Grazalema, guía delExcursionista” (Edit. La Serranía,
de Manuel Becerra Parra), imagen inferior.
Alternativa de regreso circular sugerida por Rafa Flores, FernandoY Ana (“Los Duques de Juanar”), mapa incluido, imagen derecha.

"Soldadito Marinero", La canción del Otoño

En muchas ocasiones nos hemos encontrado con grandes aristas a los que jamás se les hizo justicia, sobre el reconocimiento de su obra, al menos estando en vida. Este año, por fín ha llegado el reconocimiento de uno de los grandes roqueros de nuestro pais "Fito (y los Fitipaldis)", la canción "Soldadito Marinero", sin duda una de mis favoritas de este 2007, es un buen ejemplo del talento y la sensibilidad de este gran artista. Aquí os dejo la letra de su canción.

Artista: Fito & Fitipaldis
Album: Lo más lejos, a tu lado
Canción: Soldadito marinero

Él camina despacito que las prisas no son buenas
En su brazo dobladita, con cuidado la chaqueta
Luego pasa por la calle dónde los chavales juegan
Él también quiso ser niño pero le pilló la guerra.

Soldadito marinero conociste a una sirenade
esas que dicen te quiero si ven la cartera llena
Escogiste a la más guapa y a la menos buena
Sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta

Él quería cruzar los mares y olvidar a su sirena
la verdad, no fue difícil cuando conoció a Mariela
que tenía los ojos verdes y un negocio entre las piernasha
y que ver que puntería, no te arrimas a una buena.

Soldadito marinero conociste a una sirena
de esas que dicen te quiero si ven la cartera llena.
Escogiste la más guapa y a la menos buena
Sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta

Después de un invierno malo, una mala primavera
dime por que estas buscando una lágrima en la arena.

martes, octubre 16, 2007

14,30 pm. Sábado 13 de octubre de 2007
Tras las huellas de “La Ruta Roja”

(Torcal de Antequera)

Después de la ruta “amarilla-verde”, que hicimos por la mañana, almorzamos entre el “Centro de Visitantes” y el cercano “Mirador de Las Ventanillas”, volviéndonos a reagrupar a eso de las 14,20 pm. en un ramal del aparcamiento, muy próximo al comienzo de la ruta “amarilla-verde” donde también empieza “la antigua rota roja”, justo en aquel momento se despedía del grupo, nuestro compañero Juan Antonio “El Elfo de La Malagueta” que se tuvo que marchar para llegar puntual a una boda. Mientras aprovechábamos el reagrupamiento para recordar lo mal señalada que se encuentra la ruta que estábamos a punto de comenzar y que según se rumorea tiene el uso restringido por “La Consejería de Medio Ambiente”, aunque no nos encontramos la mas mínima señalización al respecto.
No obstante, guiándonos por las indicaciones del libro “Por Los Caminos de Málaga” (itinerario 3, pag.25), la referencia principal del recorrido no deja lugar a dudas, ya que básicamente consiste en ir rodeando la montañita rocosa coronada por “El Camorro de las Siete Mesas” que se ve perfectamente desde la zona del aparcamiento donde empezamos a andar, de tal manera que en todo momento lo vamos rodeando, encontrándose siempre en nuestro costado derecho a lo largo del recorrido. Y con esa consigna iniciamos la ruta con la única duda de cómo era posible que algunas guías den una estimación de tres horas, para una distancia aprox. de 4,5 km. como tiene la ruta roja en su totalidad.
De hecho, la primera parte del recorrido, aunque en suave descenso transita por una zona de campo totalmente despejada y únicamente salpicada de pequeños pedruscos aquí y allá y algunos cardos borriqueros que se esquivan fácilmente. Todo lo contrario que la ruta “amarilla-verde” que discurre en su mayor parte por un laberíntico sistema de estrechas galerías y pequeñas plazas, encontrándonos encajonados gran parte del recorrido cuyo perímetro exterior podíamos ver ahora con perfecta nitidez a nuestra izquierda (dirección oeste), en contraste con la zona por donde íbamos bastante despejada e incluso fea en este primer tramo del recorrido. Pero lo mejor estaba por llegar.


Unos 500 m. después del recorrido, sobrepasamos un pequeño collado, que ya nos hace perder definitivamente de vista la zona de parking que hasta allí teníamos a nuestra espalda, vamos a encontrarnos con los dos primeros hitos del camino casi a la misma altura: el “hito 1”, se trata de una especie de cabaña de piedra, construida aprovechando una oquedad a media ladera del “Camorro de Las Siete Mesas” que tenemos a nuestra derecha y por donde mas tarde regresaríamos en nuestro camino de regreso. Mientras que el “hito 2”, lo tenemos a la izquierda, a unos 200 m. de nosotros, se trata de otra curiosa formación rocosa donde la vegetación a proliferado colonizando la totalidad de lo que parece “el cráter de un volcán”. Casi a continuación, unos pocos metros mas adelante, nos encontramos con el “hito 3” un llamativo bloque de piedra de unos cinco metros a modo de mesa, entre dos majuelos donde todavía se ven las dos únicas flechas rojas en todo el recorrido.

A partir de aquí la senda deja de seguirse tan fácilmente, pero no hay ningún problema, seguimos siempre de frente, (dirección norte), faldeando sin perder altura con el “Camorro de Las Siete Mesas” siempre a nuestra derecha, hasta que sobrepasado ya el primer kilómetro de caminata nos encontramos de frente con una vista espectacular de “La Sierra Chimenea”, que coronáramos allá por febrero de 2006, haciendo cumbre en “El Camorro Alto” (1.377 m.). Cogiendo un pequeño ramal, que sale perpendicular a nuestra izquierda, en a penas 50 m. llegamos a una balconada (“hito 4”) desde donde se obtienen las mejores vistas, la panorámica es sencillamente impresionante y como el horizonte empezaba a despejarse en dirección oeste, pudimos ver de derecha a izquierda, la soleada silueta piramidal del “Pico Capilla” (Valle de Abdalajís) y en sombra, el Huma, en forma de trapecio con su cumbre plana y mas abajo justo a la izquierda, la ganchuda cumbre del mágico “Pico Capilla”, a cuyos piés se encuentra el “Pantano del Gaitanejo”. Ahora empezábamos a entender, el por qué de una estimación de tres horas, para tan sólo 4,5 km. y es que con panorámicas como estas uno pierde la noción del tiempo.
Retomando la senda y girando a continuación dirección noreste llegamos al comienzo de lo que bautizamos como “gradas lisas” (hito 5), una sucesión de piedras planas escalonadas por las que resulta muy cómodo caminar, al pié de esas “gradas”, nos encontramos con una curiosísima forma que bautizamos como “El Trampolín” (hito 6), caminando en dirección “este-noreste” pasamos junto a “La Sima del Duque” (hito 7), una profunda oquedad, donde conviene extremar la precaución si alguien quiere asomarse. Nos encontramos en un punto clave del itinerario, ya que a partir de aquí tenemos dos opciones: ó bien bajamos dirección norte, para seguir rodeando el “Camorro de las Siete Mesas” a bastante menos altura, abriendo bastante el círculo para rodearlo. Ó bien la opción que escogimos nosotros, continuar dirección este-noreste, rodeando la cumbre, describiendo un recorrido, mas corto, pero mucho mas aéreo y por lo tanto con mejores vistas. Desde la misma “Sima del Duque” ya tenemos vistas de la ciudad de Antequera al norte, semioculta por las almenas rocosas que flanquean el Torcal, pero aún así nos encontramos con numerosos balcones naturales (hito 8), para recrearnos de las vistas.

Seguimos caminando dirección “este” por la prolongación de las “gradas lisas” con unas vistas cada vez mas espectaculares de las Pedrizas, hasta que antes de darnos cuenta llegamos al borde de una escalofriante cornisa que nos obliga a girar 90º dirección sur: en este punto calificativos como espectacular ó impresionante, se quedan cortos para describir las vistas ó la sensaciones de vértigo y adrenalina que corren por tus venas en ese lugar. Las vistas sobre la Sierra de Las Cabras, en su prolongación hacia la Sierra del Co (“Peña Negra”) y toda la cadena montañosa de esa gran desconocida que sigue siendo “La Sierra de Camarolos” son absolutamente memorables, el frío se hizo especialmente intenso cuando llegamos al primer tramo de la cornisa, donde el fuerte viento reinante arrastraba hacia nosotros un mar de nubes tan denso y oscuro como las mismísimas sombras del aberno. Aunque con cara de pocker, al llegar a ese punto mas de uno “se cagó” en los pantalones, superado ya los dos primeros tramos mas comprometidos de la cornisa a “Mª del Mar” sus pesadillas de vértigo que de golpe le vinieron a la mente, la dejaron bloquedada y era incapaz de continuar, mientras que la responsabilidad paterna ,me impedía tenerla todas conmigo a pesar de ver a mi hijo Nacho, alucinando y sin ningún miedo caminando de la mano de mi buen amigo “ Juan Enrique Manostijeras”, mientras yo hacía el reportaje desde la cola del grupo y el “Chuky” correteaba alegremente asomándose cada dos por tres al mismísimo filo de la que bautizamos como “Cornisa del Diablo” (hito 9), regresando los cinco por donde habíamos venido, mientras los últimos miembros del grupo que nos precedían ya se iban perdiendo de vista en su avance al filo de lo imposible.

Pocos minutos después de nuestra llegada a la zona de parking, empezamos a ver aparecer como hormiguitas, los coloridos polares de nuestros compañeros, iniciando el descenso desde la cumbre del “Camorro de las Siete Mesas” (hito 11), después de haber dejado atrás otra de las grandes piedras significativas de este itinerario “El Sombrero” (hito 10). Y en serpenteante bajada fueron descendiendo hacia el comienzo del camino de ida, pasando junto a la anteriormente mencionada, cabaña de piedra y llegando hasta nosotros, ya en la zona de parking en pocos minutos, con esa inconfundible cara de satisfacción que siempre te dejan las grandes rutas montañeras, donde al menos para la mayoría nuestras expectativas se vieron superadas con creces, completando así un entretenidísimo itinerario de poco mas de 3 km. con panorámicas impresionantes, habiendo empleado unas dos horas, que aunque pueda parecer una burrada para tan corta distancia, no lo es si tenemos en cuenta la cantidad de veces que nos vamos deteniendo para observar las maravillas visuales que nos depara este desconocido itinerario alternativo a la ruta roja, como podéis ver en el mapa adjunto.

lunes, octubre 15, 2007

sábado 13 de octubre de 2007
A la conquista de las rutas amarilla y roja

El Torcal de Antequera:
La sierra del Torcal de Antequera es uno de los eslabones del arco calizo central, que a modo de anfiteatro, circunda la hoya malagueña El Paraje Natural del Torcal de Antequera, es uno de los paisajes kársticos mas espectaculares de toda Europa. La persona que lo visita por primera vez, jamás lo olvidará. Las formaciones calizas nos ofrecen una vista única de la naturaleza. Y tienen su origen en el fondo marino hace, aproximadamente, 150 millones de años. La erosión natural ha configurado un tipo de elevación rocosa conocido como "el tornillo". De tal manera que la naturaleza kárstica de los terrenos, es decir, de formaciones calizas modeladas por el agua, confieren a este paisaje un peculiar aspecto que le hace irrepetible, caracterizado por la existencia de una red de callejones y pasadizos, puentes y depresiones que le otorgan una belleza especial y muy característica, dándole el aspecto de una ciudad petrificada. Convirtiendo la visita en un auténtico espectáculo. En cuanto a la flora existen al menos 664 especies diferentes, algunas de ellas endémicas. La fauna está constituida por 116 especies de vertebrados, entre reptiles, anfibios, aves y mamíferos como el zorro y la cabra montesa. Uno de los valores más notables de la composición faunística de El Torcal es la riqueza de aves que soporta, bien de forma sedentaria o simplemente como estación de paso en las vías migratorias o como punto de nidificación. En este sentido, la sierra fue declarada como Zona Especial para la Protección de las Aves. Los reptiles presentes, dependen en gran medida de factores térmicos, por lo que son plenamente activos en primavera y verano, momento en el que se pueden visualizar con frecuencia. No por casualidad: El Torcal de Antequera fue el primer territorio de Andalucía en ser reconocido como "Espacio Natural Protegido", al ser declarado "Sitio Natural de Interés Nacional" en 1.929. Posteriormente su calificación ha ido variando con la finalidad de salvaguardar sus importantes valores naturales: la composición de sus rocas y su fauna, flora y paisaje. Teniendo hoy el reconocimiento de “Parque natural” con algunas zonas de alto valor ecológico.

A pesar de su singularidad, el Torcal de Antequera tiene dos “hermanos” en la provincia de Málaga: “Los Riscos de Cartajima” otro paisaje de fantasía al pie de la carretera que nos lleva a esta localidad desde Parauta. Y por otra parte “El Torcalillo” del Valle de Abdalajís, en la falda éste del “Pico Capilla” a poco mas de 20 km. del Torcal.

Cómo llegar:
Tomando como referencia la localidad de Antequera, tomamos la comarcal 3310 dirección Villanueva de la Concepción y tras 12 km. de suave ascenso, dejando atrás algunas ventas que invitan a parar para comer a la vuelta. Llegamos a un cruce desde donde parte, a la derecha, la carreterilla que en permanente subida nos lleva hasta el Torcal. Antes de llegar al parking situado en las proximidades del Centro de Visitantes, actualmente en obras (por ampliación), el paisaje por el que vamos ya convierte el viaje en un auténtico espectáculo para la vista. Antes de darnos cuenta, entramos en un mundo de misterio y fantasía. Donde los caprichos de la erosión han esculpido sobre la roca caliza dando lugar a figuras tan conocidas como “El Sombrero”, “El Tornillo”, “El Champiñón”, “La Cabeza del Perro”, etc…Hasta el punto de hacernos sentir como en un auténtico museo al aire libre.
La Visita:
De no ser porque el nuevo Centro de Visitantes se encuentra aún en fase de ampliación y remodelación, nuestra intención era haberlo visitado antes de iniciar la primera ruta como manda los cánones. No obstante, una vez reunidos los 25 participantes y hechas las presentaciones de rigor con reencuentros estelares y muchas caras nuevas. Hicimos una breve introducción del doble programa que teníamos previsto realizar, recordando que: de las distintas rutas senderistas que comienzan en el área de parking, junto al "Refugio-Centro de Interpretación" situados al final de la carretera de acceso, teníamos previsto realizar en primer lugar la ruta amarilla, que tal y como se puede comprobar en el mapa adjunto es la “versión extendida” de la ruta verde y posteriormente la “ruta roja” antiguo itinerario señalizado años atrás con marcas de pintura roja, que poco a poco ha ido cayendo en el olvido, tras numerosos casos de pérdida por parte de muchos excursionistas y que unido al hecho de estar considerada como zona de alto valor ecológico, ha servido de excusa perfecta para que la “Consejería de Medio Ambiente” tenga restringido su uso.
El Torcal es un paraje de unos 11,7 km2, con cuatro zonas bien delimitadas: al este, Sierra Pelada, donde se encuentran las antenas repetidoras al comienzo de la carretera de acceso; al norte del Centro de Visitantes, el Torcal Alto, que encierra el paraje de roca caliza más especial y que cuenta con uno de las elevaciones de mayor altura del Paraje: el Camorro de las Siete Mesas (1.336 m.) y que rodea la “Ruta Roja”.; una gran cresta rocosa la separa del Torcal Bajo, de similares características al Alto pero con un paisaje menos espectacular. La última de las áreas es la que está integrada por tajos y laderas que delimitan el paraje. Y al noroeste “La Sierra Chimenea” que es una prolongación del Torcal, coronada por el “Camorro Alto”. Su grandeza y extrañas formas le dan un carácter sobrecogedor.

La Ruta Amarilla-Verde:
Dada la masificación de visitantes que se viene repitiendo en “El Torcal”, no hace falta decir que lo suyo sería venir un día entre semana y si es un lunes mejor, pero por aquello de que la mayoría tiene el fin de semana libre (algunos, de momento), no tuvimos otra opción que ponerla para este día, así que iniciamos el recorrido de esta auténtica romería en la que ya se ha convertido la ruta verde, donde el efecto erosivo de las pisadas está dejando las rocas tan pulidas como los mármoles del “Partenón de Atenas”. No obstante, en varias fuentes consultadas los días previos en Internet, coincidían en señalar que a pesar de la inexistencias de flechas amarillas, nos teníamos que separar de la ruta verde en el primer ramal de senda que viéramos a la derecha. Hecho que cumplimos al pié de la letra, llegando en poco mas de 50 m. a un callejón sin salida, por el que incluso llegamos a trepar los que íbamos en cabecera de grupo, descartando inmediatamente la posibilidad de continuidad por aquí. Hecho que provocó que los 25 participantes quedáramos fragmentados en varios subgrupos, ya que aunque todos regresamos a la ruta verde, para continuar su trayectoria: los que habían entrado últimos al callejón salieron inmediatamente y comenzaron a caminar pensando que el resto del grupo iría inmediatamente detrás, pero el hecho de que algunos tardásemos en bajar, otros se recrearan en las fotos y otros buscando algún camino alternativo, provocó que mientras íbamos retomando la ruta verde, se nos colaran numerosos grupos de visitantes que nos fueron distanciando cada vez mas.

No obstante, las consignas estaban claras y todo el mundo sabía que íbamos buscando la ruta amarilla, así que poco después de dejar atrás la figura denominada “La Esfinge” y poco después de dejar atrás la balconada donde se encuentra la figura de “Las dos Iguales” encontramos sin ninguna dificultad el desvío hacia la derecha con una gran flecha amarilla, algo descascarillada y en ocasiones casi mimetizada con el tono ocre de algunas rocas a lo largo del itinerario, que al contrario de lo que decían algunas fuentes no ofrece ningún lugar a confusión, en parte porque las pisadas por tierra y roca marcan el itinerario perfectamente y además en ningún momento nos obliga a realizar ningún tramo de trepada o destrepe.

Sin duda se trata de un recorrido muy interesante enlazando suaves subidas y bajadas a través de un fascinante sector laberíntico, abriéndonos paso entre fascinantes formaciones rocosas, grietas, dolinas y callejones que conviene recorrer sin prisas, porque estamos en lo mas parecido a un gran museo al aire libre y es por ello que merece la pena recrearse en cada una de sus salas, plazas y galerías, donde las distintas tonalidades de grises de la roca irá intercalándose con el verde de la yedra y otros árboles, plantas y arbustos que proliferan aquí y allá aprovechando la humedad de las umbrías. Uno de los primeros hitos de la “ruta amarilla” es el “Portillo de La Losa”, llegando poco depués al “Callejón Oscuro” tras el cual viene una bajada que nos deja en una especie de plazoleta llana, aquí conocidas como “Úvalas” llegando a la base de unos majestuosos farallones rocosos, justo donde la senda gira a la izquierda para situarnos frente a la entrada del “Callejón del Tabaco”, curiosa oquedad por donde no cabrían dos personas a la vez, sino mas bien una y en mi caso de lado. Por aquí la senda se abre paso de forma inverosímil, en el mismo callejón se produce un giro de 90º a la derecha que nos lleva a un pequeño túnel de vegetación en cuya salida nos encontramos con una curiosa formación rocosa que bautizamos como “El Potro”.
Tras “El Potro” a la salida del “Callejón de Tabaco” iniciamos un suave ascenso por un tramo de estrechas galerías que nos lleva a otra plazoleta ó “úvala” donde nos encontramos con tres de las figuras mas significativas de la ruta amarilla: “El Camello”, “El Adelantado” y “El Agrasol”. Poco después tuvimos la suerte de encontrarnos con una cabra montesa, si bien, las pobres están tan acostumbradas a los visitantes, que a pesar de la corta distancia que nos separaba, a penas se inmutaba por el tránsito de excursionistas. Y desde aquí llegamos al punto de confluencia con la ”ruta verde”, en el lugar conocido como “el Hoyo de la Burra” donde nos encontramos con un grupo de abuelotes alemanes botella de rioja en ristre gritando alegremente: “¡¡¡ Spanien wunderschon…Viva el vino!!!!.

Una vez que se empieza a subir último tramo que nos lleva hasta el mismo “Centro de Visitantes” que ya tenemos a la vista, a poco menos de 200 m., debemos estar atentos a un ramal que sale a la derecha y que nos lleva a unas rocas en cuya base podemos apreciar un extraordinario ejemplar de anmonite, retomada la senda, se llega al centro de visitantes y a la zona de Parking en apenas dos minutos, pero no nos podemos marchar sin antes visitar el “Mirador de Las Ventanillas”, sin duda uno de los miradores mas espectaculares de la provincia de Málaga situado sobre la cabecera del río Campanillas, donde obtendremos una maravillosa vista que abarca desde la localidad de Villanueva de la Concepción hasta la costa malagueña, aunque la mayoría de los compañeros que lo visitamos no pudimos disfrutar de las vistas en todo su esplendor, porque tuvimos durante toda la jornada una gran acumulación de nubes y temperaturas inferiores a 10ºC.
Y entre el “Mirador” y “El Centro de Visitantes” fuimos almorzando la mayoría de los compañeros mientras nos volvíamos a reagrupar dos horas y media después de haber iniciado el recorrido y es que a pesar de tener tan sólo 2,5 km. de longitud hay varios factores que condicionan bastante el tiempo que lleva realizar el itinerario, por una parte en gran medida vamos encajonados entre rocas la mayor parte del tiempo, hay lugares donde confluyen muchos visitantes y tienes que esperar que pasen los de delante porque es casi imposible adelantar y después hay tal proliferación de formaciones curiosas que no puedes evitar quedarte absorto en la contemplación. Y es que adentrarnos en el “Torcal de Antequera” supone descubrir un mundo nuevo en el que las rocas calizas que decoran este paraje natural vigilan silenciosas el paso de los visitantes que acuden a contemplar uno de los paisajes kársticos más impresionantes y espectaculares de Europa.