jueves, marzo 06, 2008

Chamizo Alto

Sábado, 1 de marzo de 2008

Ascensión al Chamizo Alto (1.637 m., techo de la Sierra de Camarolos)

El aroma del café, se mezclaba con el de las tostadas y los churros con los que nos agasajaron frente a la ermita de “Villanueva del Rosario” los vecinos que se unieron al comité de bienvenida que con gran generosidad había preparado nuestro amigo Juan, “El Profeta de Camarolos” que bolsa de churros en mano, fue dándonos la bienvenida a todos los “pasoslargos” que tuvimos el privilegio de poder participar en aquella jornada montañera que prometía grandes sensaciones. Y es que lo mejor estaba por llegar.

Al igual que habíamos hecho tres meses antes, echamos a andar desde la misma ermita por la pista que discurre paralela a la sierra. En esta ocasión, al llegar al “Llano del Hondonero”, no nos desviamos a la derecha para tomar el camino se dirige hacia “La Cruz de Camarolos”, sino que continuamos por la pista, siempre dirección este, dejando inmediatamente después, también a la derecha, otro llano, conocido como “Las Pilas del Señorito”, donde minutos antes acababan de llegar en coche los miembros del comité de bienvenida, que se disponían a preparar un suculento almuerzo con los avíos, que habían trasladado a lomos de la burra “Catalina”, que ya acampaba a sus anchas por el prado, haciendo las delicias de los mas pequeños. ¡Ahí, mi querida “Catalina”!, ¡ilustre representante de esta entrañable especie que ha sido injustamente marginada, y que no hace tantos años era la típica postal de la España rural!. Trasladada hoy, a los escaños del Parlamento y a los carteles de campaña electoral.

Con el “Pico del Águila” a nuestra derecha y dejando atrás la inconfundible silueta del “Tajo del Hondonero”, llegamos a la altura de unas curiosas construcciones en piedra que quedaban a la izquierda del camino, donde también se contemplaba una casa de madera y una piscina, a modo de alojamiento rural a escasos metros de la pista por la que caminábamos. Hasta que por fin, llegamos a un collado donde nos esperaba el que a la postre se convertiría en el héroe de la jornada. 78 Primaveras lo contemplan y todavía le sobra la sabiduría que como antiguo maestro de escuela, transmitió a varias generaciones en Villanueva del Rosario. Allí nos estaba esperando, “El Guardian del Chamizo Alto” con su gorra de plato, su chaleco verde pino, camisa de cuadros y pantalones marrón terruño y botas curtidas en mil batallas. ¡Mi nombre es “Higinio”!, os encontráis a los pies del “Chamizo”, eso de ahí es el “Derrumbaero ó Rodadero” dónde en su día se produjo un desprendimiento del que fui testigo, como muestra inequívoca de los grandes movimientos sísmicos que se dan en esta zona y justo al lado, esa otra montaña de silueta piramidal es el “Tajo de la Culebra” que queda unida a “Sierra Gorda” por el “puerto del Quejigo”. Antes de iniciar la ascensión al Chamizo, podéis seguir al “Profeta de Camarolos” para bajar con él a “La Fuente del Toril”, uno de los lugares sagrados de nuestra querida sierra, que ni siquiera en los peores años de sequía ha dejado de darnos de beber agua fresca y abundante todo el año.

Al regresar de “La Fuente del Toril” nos pusimos en marcha en dirección a “la cueva del Chamizo” a la que llegamos por una vereda llena de magia, donde poco a poco la alfombra de hierba que íbamos pisando comenzaba a intercalarse con la roca caliza que va tiñendo el paisaje de gris claro “Camarolo”. Los zig-zags se van empinando hasta el punto de que poco después de sobrepasar la alambrada ya no caminamos, sino que trepamos por auténticos veredones encajonados entre rocas con algunos pasos delicados, donde a mas de uno empezaba a entrarle la risa tonta. Pero el paso firme y sereno de Higinio en cabeza de grupo y Juan animando a los/as compañeros/as mas rezagados de cola, junto con el “Caimán de Puente Genil” nos condugeron con sabiduría hasta la majestuosa entrada de la cueva, auténtico templo de la naturaleza, donde un manantial brota en su interior, mientras la delicada silueta de Tatiana, recortaba el paisaje que se veía desde el interior, con Villanueva del Rosario al fondo, los campos de labranza que la rodean, las llanuras que se extienden hacia Antequera y Archidona y la falda de la sierra por donde había transcurrido la primera parte de la ruta desde que echamos a caminar desde la ermita del Rosario.

Con la sensación de haber abandonado un lugar encantado, dejamos atrás la cueva, para retomar la trayectoria de la encajonada senda por la que habíamos llegado, volviendo a reagruparnos en una especie de mirador natural, con una preciosa perspectiva de la Sierra de Camarolos, donde destacaban ”El Pico del Águila” y “La Cruz”, los centinelas de “Las Pedrizas” como son “La Peña Negra” (Sierra del “Co”), como prolongación de Camarolos y la desconocida “Sierra de Las Cabras” y mas allá, el Torcal con el “Camorro Alto” asomando por encima, “El Peñón Enamorados” como caído del cielo, destacando en medio de la “Hoya de Antequera” y mas cercana a a nosotros, Villanueva del Rosario siempre omnipresente a lo largo de nuestro recorrido, cada vez mas abajo y “Villanueva del Trabuco”, comenzando a asomarse por detrás de “Sierra Gorda”. Desde este mirador continuamos la ascensión por la senda, que mas que verse, se intuye mimetizada a través de los veredones calizos por los que seguimos trepando: “Mari Luz Pies de Gato”, Mª Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”, ó Manuela “La Dama de Hierro” sintiéndose como pez en el agua al filo de los cortados por los que íbamos ganando altura.

¡Que difícil! resulta transmitir las increíbles sensaciones de esta preciosa ascensión al Chamizo por la curiosamente denominada “Ruta de Los Guarros”. Mientras hacías una pausa en plena trepada para recuperar resuello, te quedabas embobado observando el avance del grupito delantero encabezado por Higinio “El Guardian del Chamizo” seguido respetuosamente y con admiración por “El Indomable Jaime”, Loli “El Colibrí de Genalguacil”, Tatiana “La Sonrisa de Bielorrusia” y Paco “El Bolichero”, mientras que si te girabas hacia atrás te quedabas extasiado por el paisaje anteriormente descrito con Juan “El Profeta de Camarolos” acompañando al grupo de cola por donde trepaba como una araña “El boquerón del Coronil” ó donde se demoraba con sus fotos Paco Domínguez “El Reportero de Las Cumbres” deleitándose como cada uno de nosotros con los espectaculares recodos de la montaña.

Y extasiados por la belleza del paisaje llegamos a la parte alta de este majestuoso coloso, donde el término “crestería” adquiere la dimensión literal de su significado y donde el proceso de karstificación ha transformado grandes superficies de roca caliza en auténticos cuchillos afilados como navajas, por los que íbamos caminando manteniendo el equilibrio con fuerza y honor, como por ejemplo: “El Vendaval del Moncayo” pañuelo rojo de “mañico” anudado en la cabeza, seguido de cerca por su joven aprendiz de padawyn Ignacio “El Montaraz del Aneto”. Cada vez que nos azotaban los golpes de teníamos que emplearnos a fondo para afrontar el tramo final y así pudimos comprobar en todo su esplendor la misión aerostática que cumplen las coletas de “Vicky La Botánica” manteniendo el equilibrio con las mismas o la calva aerodinámica del “Maestro Gandalf” especialmente diseñada para cortar el viento en las alturas, así como sus velludos brazos que pueden hacer de guantes ó “polainas” llegada la ocasión.













Hubo un tramo de cresteo, especialmente delicado donde ya no cabía marcha atrás ni opción de rodeo y una vez mas, los menos hábiles en estos terrenos tuvimos que emplearnos a fondo como “La Hechicera du Sao Paulo” mientras tarareaba “La Chica de Ipanema”ó “El Comandante” que seguía atentamente las instrucciones del “Senescal de la Bahía”, mientras que por el contrario, Fernando y Ana “Los Duquese de Juanar” se desenvolvían con gran pericia al filo de lo imposible hasta que llegamos a la afilada y pequeña cumbre donde se encuentra el punto geodésico del “Chamizo Alto” (1.637 m.). Donde hicimos una piña alrededor de Higinio, que con orgulloso y majestuosidad añadía una nueva muesca a su bastón de mando, con los pueblos de Alfarnate y Alfarnatejo como testigos, al igual que el espectacular conjunto de Los tajos de Gómer, El Fraile y Doña Ana, que ya empezaban a quedar cubiertos por el mar de nubes cuyas primeras oleadas llegaban hasta nosotros, señal que aprovechamos, para hacernos la obligada foto de grupo, con Loli “El Colibrí de Genalguacil” posado sobre el mismísimo punto geodésico. Iniciando el descenso mientras nos cruzábamos con unos montañeros de Cádiz, equipo de escalada en ristre, que tomaban el relevo de nuestra posición en la cumbre.

Sin mas dilación iniciamos el descenso dirección nordeste, pasando sobre afiladísimos lapiaces en linea recta hacia la parte superior del derrumbadero, llegando a otro mirador natural, donde pudimos apreciar la bella estampa de cuatro cabras montesas encaramadas al filo de un saliente de la cara suroeste del “Tajo de la Culebra” lo suficientemente alejadas para poner a prueba los zooms de las mejores cámaras de las que disponíamos en el grupo, Hasta tal punto que nuestro amigo Severo “El Artesano del GPS” hizo un espectacular cuerpo a tierra para apoyar la cámara sobre una roca a modo de improvisado trípode, imprescindible para cualquier foto con zoom de larga distancia. Una vez realizados los distintos intentos por plasmara tan bella estampa, reanudamos nuestra marcha hacia el collado que forma la parte superior del “Derrumbaero” con el Chamizo, desde donde giramos casi 180º a nuestra izquierda, dirección oeste, encarando un acusadísimo descenso paralelo a una valla metálica por la denominada “Ruta del Rodadero”, (también conocida despectivamente por los lugareños, como “ruta de Los Mariquitas”, por ser la mas asequible para acceder al Chamizo), si bien la pendiente es pronunciadísima, hasta el punto que “Marilo Rompebotas” a pesar de ser una contrastada experta en descensos, se pegó tal culazo que hizo un pequeño helipuerto, tal fue el impacto que provocó un nuevo corrimiento de tierras en el cercano tobogán del “Derrumbaero” a cuya base llegábamos pocos minutos después retomando el camino anteriormente descrito, justo en el punto donde iniciábamos el primer tramo de ascensión hacia la cueva.

Y desde allí regresamos por la pista que discurre al pie de la sierra hasta el prado donde se encuentran “Las Pilas del Señorito” donde nos esperaba un generoso almuerzo a base de cocido malagueño, quesos y chacinas de la tierra, tortilla, pan de leña, bebidas metidas en bidones de hielo e incluso café calentito preparados con toda la generosidad y el cariño del mundo por los familiares y amigos de Juan e Higinio, que hicieron de aquella jornada un día inolvidable, para todos los amigos que tuvimos el privilegio de acudir a aquella ruta en la que no sólo compartimos una de las ascensiones mas bonitas, espectaculares y mejor guiadas de los últimos tiempos, sino además, un entrañable y gratísimo encuentro de hermanamiento con los amigos de Villanueva del Rosario con los que ya nos hemos comprometido a organizar, al menos, una ruta de hermanamiento en cada uno de los años venideros. Y por supuesto, para certificar dicho hermanamiento, nos hicimos una gran foto de familia en la que ni siquiera faltaron el intrépido “Chickie” y la burra “Catalina”.

¡Por supuesto!, en los próximos años esperamos seguir contando con el impagable lujo de los mejores guías de esta sierra sin compás ni parangón, como son: Juan “El Profeta de Camarolos” e Higinio “El Guardián del Chamizo” al que Dios siga dando fuerzas muchos años y a quien nuestro compañero Severo dedicó estas palabras en nombre de todos los amigos que participamos en esta inolvidable ruta, que como bien calificaría nuestro ínclito amigo “Jesús González”, no sólo fue ¡magnífica!, sino ¡preciosa!:

Dedicado especialmente a Higinio, “El Centinela del Chamizo”:

En su infancia no tomó potitos, “petit suisse”, ni productos bios.
El pediatra nunca lo reconoció, pues la especialidad aún no existía en la década de los treinta.
En sus primeros años, conoció el horror de la guerra y las carencias de la postguerra.

Su cuerpo no necesitó complementos nutricionales ni vitamínicos.
Eso sí: nació y creció envuelto en el cariño de su familia y amigos; respirando el aire serrano de Villaluenga del Rosario, bajo los paredones calizos de Camarolos;
Ni la escasez, ni la cartilla de racionamiento, impidieron que Higinio forjara una naturaleza fuerte como un quejigo andaluz.

De profesión Maestro, sus alumnos tuvieron la suerte de aprender letras y números de la mano de un hombre tan honesto y honrado como amante de la naturaleza.
Tras ejercer su profesión en pueblos como el Genalguacil de mi Loli y de mi Paqui, con los años regresó a su Villanueva del Rosario.

Ayer, a sus 78 años, nos guió con paso firme y seguro a través de profundos y cortantes tajos calizos, hasta los 1637 metros de la cumbre del Chamizo.
Cuanta satisfacción, honor y orgullo, haber tenido la oportunidad de conocer y compartir la montaña con Higinio; con Juan: querido Profeta el Camarolos: con sus acogedores familiares de Villanueva; y con mis amigos de Pasos Largos.
Somos privilegiados.

SIGNIFICADO DE HIGINIO:
Origen: Griego Significado: Vigoroso Festividad: 11 de Enero Personalidad: Posee una personalidad simpática, amable y llena de sensibilidad. Desea imbuir su filosofía y ética vital a su descendencia. Une de una forma armónica la sensibilidad y pasionalidad. Posee gran facilidad para desarrollar investigaciones pacientes o de larga duración debido a la mentalidad penetrante que posee.