viernes, septiembre 11, 2009

Desde Frigiliana hasta la Cascada final del Alto Chillar

Lo mas lógico hubiera sido comenzar desde la Fuente del Esparto, pero el Tritón de las Chorreras nos había confirmado días antes que la barrera de acceso que corta el paso al comienzo de la pista que se adentra en Sierra Almijara desde el parking de las Cuevas de Nerja estaría cortada hasta el 15 de octubre, por las medidas de prevención contra incendios que vienen llevando a cabo las distintas direcciones de los parques naturales en Andalucía durante los últimos años. Otra cosa muy distinta es la dudosa eficacia de estas medidas con las que como siempre terminamos pagando justos por pecadores. Otro gallo nos cantaría si en España el código penal dictara medidas ejemplarizantes, donde los pirómanos pagaran su condena de sol a sol limpiando y reforestando toda la extensión de sierra que quemaran hasta que los árboles crecieran al doble de altura que tenían antes de arder. Lo dicho, de sol a sol, a pico y pala que el que la hace la paga, ¡pero coño!, mientras tanto no paguemos justos por pecadores.

Descartada la opción de remontar todo el río Chillar desde su comienzo por lo mucho que se ralentiza la marcha hasta la famosa poza de la cascada, que suele ser el punto hasta el que llegan la mayoría de excursionistas. No nos quedaba otra opción que realizar nuestra aproximación al río Chillar desde Frigiliana, desde donde después de desayunar junto con el Gran Rafa Flores en el bar Las Virtudes en la Plaza del Ingenio nos pusimos a andar en compañía de Chukie tomando una vez mas la preciosa senda excavada en roca por la que descendemos al río Higuerón muy cerca de esa gran alberca conocida como Pozo Batán sobre el que en épocas de lluvias abundantes cae la famosa con todo el excedente de agua de la alberca de Lízar unos 100 m. por encima, dando lugar a una de las estampas mas espectaculares de este paraje que de por sí ya es de gran belleza, pues si bien el río Chillar ya es casi internacionalmente conocido en ámbitos senderistas, su hermano el río Higuerón guarda rincones e incluso tramos de cahorros que nada tienen que envidiarle a los del Chillar. Sin embargo, la sobre explotación del río Higuerón para alimentar la acequia de Lízar le roba prácticamente todo su cauce hasta unos 3 ó 4 km mas allá de donde comienza la ruta del río Higuerón. Pero nosotros, tan sólo íbamos a tocar brevemente el río Higuerón de manera que nada mas dejar atrás la alberca del Pozo Batán, abandonamos el cauce del río Higuerón, por la senda de la Sierra de En medio, con su panel correspondiente mapa incluido y breve explicación de la ruta Frigiliana-Fuente del Esparto.

Desde el panel nos encontramos con una subida muy pronunciada, pero la sucesión de zig-zags y la sombra que nos brinda el espeso bosque hasta la divisoria de aguas de la Sierra de En medio ayuda bastante a mitigar el esfuerzo. Una vez en la divisoria de aguas las vistas son magníficas 360º alrededor desde parte de la localidad de Nerja a orillas del Mediterráneo al sur, hasta algunos de los colosos mas emblemáticos de Sierra Almijara envolviéndonos de este a norte con las inconfundibles siluetas del pico del Cielo, la imponente mole del Almendrón ó el Raspón de los Moriscos (Lucero) y al oeste a nuestros pies posiblemente el tramo mas frondoso de vegetación de todo el valle del río Higuerón y sobre él en la vertiente contraria el escalonado cordal que va desde la alberca de Lízar hasta el cerro del Fuerte. Al llegar a la divisoria de aguas de la Sierra de Enmedio, la senda que nos encontramos allí perfectamente marcada tiene una prolongación sur que nos lleva hasta la Cruz del Pinto, pero nosotros tomamos la oficial que es la que durante un pequeño trecho discurre por la misma divisoria de aguas, hasta que al coincidir con un cortafuegos, abandona el cordal para comenzar a faldear la Sierra de En medio con el Alto de la Garza o Pandera Garzón como principal referente visual en este tramo de suave perfil, que describe tres curvas a modo de gran herradura, en la última de ella nos encontramos con un tramo empedrado que da fé de la importancia que tuvo esta senda en su día y a continuación una serie de requiebros muy cerrados y escalonados en roca, son la antesala de un espectacular collado que ya da vistas al valle del Chillar, cuya frondosidad contrasta con los secarrales de las zonas altas y medias de las montañas que lo circundan.

Las vistas desde este collado sin nombre son sencillamente grandiosas, a nuestros pies el valle del Chillar por su vertiente contraria vemos como serpentea la prolongación de la misma senda en la que estamos ascendiendo por la cuesta de Los Galgos cruzándose con la trayectoria de la acequia que ahora vemos a menor altura que nosotros y mas arriba la pista terriza por la que se llega hasta la Fuente del Esparto y a su derecha la altiplanicie que es la divisoria de aguas entre el valle del Chillar y el Barranco de la Coladilla. De frente en dirección nordeste el Cerro de la Camatocha, nos impide ver la Torre del Almendrón, también conocida como Almendrillo y a la izquierda de la Camatocha asoma la parte alta del imponente Almendrón, que a su vez oculta la silueta del Navachica, pués se encuentra en su misma trayectoria. No obstante, la cumbre que tenemos mas cerca de nosotros es la del Alto de la Garza o Pandera Garzón que casi la tenemos a nuestra izquierda (noroeste). Iniciamos el pronunciado descenso de la denominada Cuesta Jiménez a través de una sucesión de zig-zags a veces muy escalonados, dejando a nuestra derecha unas curiosas paredes desde las que ya comenzamos a escuchar con claridad el alegre bullir del cauce del Chillar donde desemboca nuestra senda al pié de unas paredes rocosas en un paraje de gran umbría conocido como El Rincón de los Hermanos, siendo este en realidad el inicio de nuestra ruta, pues por encontrarse en este punto el enlace con el río Chillar viniendo desde Frigiliana o desde la Fuente del Esparto y quedando unos 500 m aguas abajo la poza hasta la que suelen llegar la mayoría de excursionistas, podemos decir que a partir de este punto comienza la ruta del Alto Chillar.

A difrenecia que la conocidísima ruta del bajo Chillar donde la mayor parte del tiempo estamos obligados a caminar por el agua, siendo este uno de sus principales atractivos, a lo largo de la ruta del Alto Chillar casi siempre tienes la opción de ir por fuera con tramos intermitentes de senda como la que va desde El Rincón de los Hermanos hasta la entrañable Casa de la Presa a la que se llega en poco mas de 10 minutos, donde en su día florecía el albaricoque, actualmente la casa está en estado ruinoso, unos metros mas arriba de la casa se encuentra la presa desde la que se reconduce parte de la acequia del Chillar que abastece un gran número de huertas de Nerja. A partir de la presa la senda que acompaña el cauce del río, predominantemente en dirección norte, va pasando alternativamente de una orilla a otra por lo que resulta casi inevitable caminar por el agua en algún momento. Aunque casi siempre tenemos la opción de abandonar el cauce para ganar en comodidad y velocidad de avance a veces nos encontramos con tupidos cañaverales o pequeños tramos de zarzas rastreras que nos obligan a reconducir nuestra trayectoria paralela al río en mas de una ocasión, pero también nos encontramos con dóciles tramos llanos que incluso han dado lugar a dóciles bosquecillos de pinos como el lugar donde nos encontramos con los hitos de piedra que nos marcan el sendero que se dirige a Puerto Umbrales por el barranco Pradillos, que queda a nuestra izquierda, tal y como vamos realizando la ruta, remontando el Chillar. Casi a la misma altura pero a mano derecha otros hitos de piedra nos marcan el inicio de la senda que va al Cortijo del Imán, y que aunque en los mapas se vea situado al lado del río, no hay que olvidar las curvas de desnivel que lo sitúan a mas de 100 m por encima del nivel de su cauce. Por lo que si no es a través de esta senda, o de otra que igualmente está marcada con hitos de piedra unos 300 m mas adelante sobre el mismo lecho del río, no existe otra posibilidad al menos oficialmente para acceder al cortijo del Imán desde el río Chillar. Poco después de dejar a nuestra derecha el segundo hito de piedra que nos señala el segundo y último acceso a la senda del cortijo del Imán, estamos a la altura del Cerrajón, un pequeño, pero afilado cerro que queda a nuestra izquierda, y que el Chillar rodea formando un pequeño encajonamiento a través de una angosta cascada, que evitamos fácilmente si abandonamos el cauce subiendo sin dificultad por las dóciles rocas de la orilla izquierda, hablando siempre en el sentido de nuestra trayectoria. LLegamos ahora a una zona donde el cauce se ensancha de forma impensable para quien sólo conozca el bajo Chillar, en este tramo el Chillar y sus tributarios han ido acumulando una enorme cantidad de piedras de manera que el río discurre discretamente por su extremo occidental, bajo los verticales paredones que quedan a nuestra izquierda, mientras que vamos llegando a una zona de cañaveral que es la antesala de un pequeño llanito con sus pinos bajo los cuales se ve que han acampado con relativa frecuencia, aunque por desgracia no siempre respetando normas tan básicas como las de llevarse todos los restos de bolsas, botellas y envases que uno traiga consigo e incluso las que te encuentres por el camino, cosa que si hicimos a nuestra vuelta tanto Rafa Flores como yo, en este punto y en otros mas del recorrido.

A partir de la zona donde el valle del Chillar se ensancha de vez en cuando, atravesamos grandes extensiones de piedras sueltas que han cubierto todo el lecho del río sobre el que vamos caminando y que en muchas ocasiones nos marca el nivel de las aguas en época de crecidas o lluvias torrenciales como las que tuvieron lugar en septiembre de 2007. El ejemplo mas espectacular para comprobar el devastador fenómeno erosivo lo tenemos al llegar al punto donde al Chillar se le une una espectacular torrentera procedente nada mas y nada menos que de la base del Almendrón que ahora tenemos a nuestra derecha. Y que deja muy a las claras la vulnerabilidad del terreno en las zonas donde no hay suficiente masa forestal para frenar la avalancha de piedra y todo tipo de sedimentos que arrastran las torrenteras y tributarios del Chillar, pudiendo incluso observarse el impacto de piedras ó troncos arrastrados por la corriente sobre los pinos que han quedado cada vez mas desprotegido en medio del cauce. Incluso las adelfas muy abundantes en todo el Chillar han quedado talmente inclinadas hacia el sentido de la corriente, fenómeno que se va repitiendo cada vez con mas frecuencia mientras mas vamos remontando su cauce. Poco después del punto donde al pedregoso cauce del Chillar se le une la mencionada torrentera del Almendrón por la derecha, con la anchura de una carretera, llegamos al primero de los cahorros altos, también conocido como cahorro del Imán, que recuerdo de principios de julio de 2005 como una especia de santuario natural con magníficos ejemplos de tobas calcareas, rezumando agua de ambas paredes de la que colgaban líquenes, helechos y algunas plantas de forma inverosímil, incluso había crecido un magnífico ejemplar de higuera. Pero siendo en esta ocasión principios de septiembre de 2009, nos encontramos este primer cahorro con mucha menos humedad, las paredes casi secas del todo y tan sólo la higuera y parte de aquella vegetación exuberante que yo recordaba junto a la higuera, alimentadas ahora por un pequeño regato de agua que era el Chillar a esa altura, nada que ver con las cantarinas aguas del caudal que recordaba haber visto pasar por allí a principios de julio de 2005. Pero aguas arriba el cauce volvía a aumentar y con él nuestras esperanzas de la idílica imagen de la cascada final del Chillar a la que tanto tiempo llevábamos esperando llegar.

Después de dejar atrás el primero de los cahorros altos nos espera un dócil tramo de unos 500 m donde se suceden pequeños rápidos y saltitos que nos llevan a una cerrada curva a la derecha donde nos encontramos con dos cascadas seguidas que nos cierran el paso pues son la puerta de acceso al segundo y último de los cahorros altos. La primera cascada mide unos 3 m que tan sólo pude superar gracias a la imprescindible ayuda de Rafa Flores y a la generosidad de los senderistas anónimos que habían instalado allí unos troncos estratégicamente colocados de forma rudimentaria, pero que desde estas líneas agradeceré infinitamente. La segunda cascada a penas supera los 2 m de altura pero ésta es bastante mas asequible pues además tenemos la doble opción de superarla bien por la pared de la derecha aupándonos con los dos brazos el derecho en la pared y el izquierdo sobre la gran roca que hay en el centro de la cascada que fue por donde la superó Rafa Flores, o bien por la izquierda que es por donde cae el agua, ya que hay un tipo de musgo que no resbala y algunos salientes sobre la roca que con ayuda de Rafa superé sin problemas aunque de manera poco ortodoxa, dada mi torpeza y poca flexibilidad en las zonas de trepada. Todo lo contrario que mi Chukie capaz de subir paredes sin pensárselo dos veces o de perseguir a las cabras montesas hasta lo alto de los tajos y laderas mas escarpadas.

Unos 400 m mas allá de este segundo y último cahorro con sus dos cascadas, el cauce del Chillar pasa entre una piedra enorme y la base de una de las pared que queda a nuestra derecha, observando un intenso color rojizo sobre algunas piedras del cauce que denotan la presencia del mineral de hierro. A estas alturas del recorrido la ruta se ha convertido en una jincana en la que tenemos que ir esquivando intermitentes túneles de adelfas que incomodan nuestro avance, pero en ningún momento lo imposibilitan, pues casi siempre tenemos la opción de caminar en paralelo al cauce, salvando el aluvión de piedras arrastradas en las crecidas, bajo las cuales comenzaban a desaparecer preocupantemente las aguas del Chillar encontrándonos por aquí con el cauce totalmente seco. No tardamos en llegar a un pequeño llanito, donde las lomas que flanquean al Chillar se suavizan a ambos lados, pudiendo ver a nuestra derecha restos de una incipiente senda que conduce al cortijo del Imán, unos 130 m por encima de nuestra. Antes de darnos cuenta nos encontramos de frente con los tajos del Imán y poco antes de llegar a su base, el río se divide en dos, formando una “Y”, que nos lleva a dudar unos instantes por primera vez en todo el recorrido sobre cual será el Chillar y cual su afluente. Pero tras una breve comparativa de ambos cauces, nos decidimos por el de la derecha pues parece algo mas ancho y por lo tanto el principal, continuando ahora en paralelo a la base de los tajos del Imán que llevamos a nuestra izquierda, hasta que tras una curiosa curva que describe el río en forma de interrogación nos encontramos con la mítica cascada final del Chillar que tal y como nos temíamos estaba completamente seca. Unas manchas de humedad sobre su base indicaban que debía hacer casi dos meses, tal vez mas, que dejó de caer la última gota por allí a principios de verano, finales de primavera.

Quien nos lo iba a decir cuando al principio de la mañana llegábamos al Chillar deleitándonos con las cantarinas aguas de de su cauce bajando en una sucesión de burbujeantes rápidos y pequeñas cascadas, sin ninguna disminución de caudal respecto a otras muchas veces que lo habíamos visitado en primavera o comienzos de verano. Estadísticamente teníamos idolatrado al Chillar como el río de caudal mas regular de toda su provincia y posiblemente lo siga siendo desde las casas de la Presa hasta la primera presa de cemento donde definitivamente le roban todo su caudal antes de llegar a Nerja. Sin embargo, hay que reconocer que cualquier río o arroyo a lo largo de su recorrido se va alimentando de los distintos tributarios, fuentes y manantiales que le aportan agua a lo largo de todo su recorrido ya que mientras mas nos acerquemos a su zona alta o inicio, esos aportes son cada vez menos y sobre todo en verano, mas que nunca, mientras mas ascendamos en montaña mas seco nos lo encontraremos todo. Claro que también cabría preguntarse si ha habido años donde la cascada final del Chillar ha sido una permanente cortina de agua los 365 días del año. Porque de haber sido así tendríamos un clarísimo y preocupante ejemplo de calentamiento global.

De momento el calentón de la gran decepción nos lo llevamos Rafa y yo, con el sabor agridulce de haber llegado a este recóndito paraje tan poco visitado, pero al mismo tiempo sin la guinda del pastel que al final nos supo un poquito amargo. Razón por la cual nos prometimos mutuamente regresar la próxima primavera y tal y como recomendamos hacer a todos los amigos que lean esta breve crónica, preferentemente en abril, mayo y si es posible después de días de abundante lluvia mucho mejor para venir sobre seguro.

Juan Ignacio Amador Tobaja

4 comentarios :

  1. Mi comandante, la crónica como siempre, insuperable. No dudes que la próxima nos deleitaremos bajo las aguas de la cascada.

    Rafafló

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  2. Anónimo5:16 p. m.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Increíble crónica con un sin fin de detalles. No tenía ni idea que había una segunda senda que subía al Cortijo del Imán.

    Como siempre aprendo mucho gracias a ti amigo Juani.

    Un abrazo.

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