lunes, mayo 10, 2010

Ascensión al Lucero desde Játar:

Entorno: Parque Natural de las Sierras Tejeda, Alhama y Almijara (mas concretamente sector sierra de Alhama y zona noroccidental sierra Almijara)
Itinerario: inicio desde el pequeño polígono industrial y ganadero de Caliche-Los Enebrales (Játar) , El Linarejo, Colada del Camino de Cómpeta, El Portichuelo, Venta de López, loma de Las Vacas, canterade mármol aledaña al puerto de Competa, Sendero Raspón de los Moriscos: El Arca, el cerro de La Mota, collado de la Perdiz, El Lucero.
Trayecto: lineal con posibilidad de algún tramo circular.
Recorrido: según paneles unos 20 km, según nuestro GPS, con algún tramo de rectificado y pequeño rodeo, 25 km (ida y vuelta), motivado por la ausencia casi total de balizas en el tramo de la colada del camino de Cómpeta.
Dificultad: Media-Alta
Desnivel: 800 m. aprox.
Duración: 8 h. aprox.
Fecha de realización: sábado 8 de mayo 2010
Asistentes: Juan Carlos Bernal, Valentín García Vioque, Eduardo Campos González, María Diez, Silvia, Manolo “El Maitre”, Juan Carlos Oyarzabal, Paqui y Juani, un servidor.
Mapas: Arenas del Rey (1.040 II) y Canillas de Albaida (1.040 IV)
Cómo llegar al inicio de ruta:
Cuántas veces no habremos perdido media mañana buscando el inicio de una ruta ó directamente haciendo una ruta diferente la que teníamos prevista, porque cuando nos hemos dado cuenta de que no estábamos en el camino correcto ya era demasiado tarde.
Si venimos por la costa debemos tomar dirección Alhama de Granada subiendo desde Vélez-Málaga hacia Ventas de Zafarraya y justo antes de entrar en Alhama, tomar a nuestra derecha por el desvío hacia Játar y Arenas del Rey. A unos 3 km al sur de Alhama la carretera atraviesa la presa del pequeño embalse del río Alhama donde vimos al pasar una garza real. Nada mas pasar la presa, a pie de carretera nos encontramos con el Ventorrillo de la Paloma, que por no abrir hasta las 10.00 am nos obligó a seguir adelante. Pensando que en el pequeño pueblecito de Játar nos iba a pasar lo mismo, continuamos hasta Arenas del Rey donde nos sirvieron con una simpatía de las que invitan a repetir cuando volvamos por la zona. Una vez desayunados regresamos con los coches hasta la pequeña localidad de Játar, donde siguiendo el mismo ramal de carretera la GR-141, por la que entramos en el pueblo, dejamos el núcleo principal de casas a nuestra izquierda y a penas 2 km mas allá en dirección sur, llegamos a una curva de izquierda desde donde parte una pista asfaltada ascendiendo en línea recta hacia un pequeño polígono de naves industriales principalmente dedicados a la ganadería y agricultura local, se trata de la zona conocida como Los Enebrales. A tan sólo unos 200 m de este ramal de pista por donde entramos con los coches, ya podemos aparcarlos cerca del panel informativo: “Sendero Játar-Puerto de Cómpeta” que nos certifica estar en el punto correcto para iniciar la caminata.
Si venimos por el interior desde la A-92 debemos tomar la salida 211 (Moraleda de Zafayona - Alhama de Granada) para continuar por la 402 hasta Alhama de Granada, que debemos abandonar tomando dirección Vélez-Málaga y a penas 1 km después de dejar atrás las últimas casas de Alhama, llegamos al mencionado cruce que ya nos orienta hacia Játar y Arenas del Rey. Fornes o Jayena, todos ellos magníficos puntos de partida para realizar una serie de rutas tan bonitas como interesantes en la poco conocida sierra de Alhama y vertiente norte ó granadina de sierra Almijara.
Comentarios: Esta versión de la ascensión al Lucero desde Játar, la escogí para esta ocasión, ya que por un lado la clásica ascensión desde Puerto Blanquillo, tan sólo recomendable si se dispone de un 4x4 y la que parte desde el cortijo del Daire ya las conocía. Y por otro lado la que parte desde Competa y la variante que comienza desde la Fábrica de Luz de Canillas de Albaida, eran de un nivel de dureza y una longitud que no nos podíamos permitir a estas alturas de la temporada los dos compañeros que planificamos esta ruta.
A simple vista y sobre los mapas topográficos de los que disponíamos, daba la impresión de que el primer tramo desde Játar hasta la cantera del puerto de Cómpeta, iba a ser poco menos que un paseo por pistas forestales, rodeadas de las onduladas colinas que caracterizan a la vega de Alhama y los alrededores del embalse de los Bermejales, pero nada mas lejos de la realidad. La denominada colada del camino de Competa o de Arenas del Rey a Málaga, es un precioso sendero que nos transporta de forma progresiva del paisaje de redondeadas montañas y mesetas de la desconocida sierra de Alhama al de alta montaña y afiladas cresterías de sierra Almijara, pasando por enclaves de gran belleza como el idílico paraje donde se encuentran las ruinas de la venta López, el mirador del Portichuelo, las panorámicas cada vez mas cercaanas del cerro de la Mota, el Lucero, Lucerillo ó el Arca, el cerro del Majano y el de La Chapa. Y todo ello atravesando pequeños arroyos sin nombre, de aguas cantarinas, modestos tributarios del arroyo del río Añales que con sus aguas cristalinas, pone una nota de música y color a este precioso recorrido, por el que atravesamos bosques de pinos donde el cántico del pinzón se funde con el del mirlo ó el del ruiseñor.
1ª parte, Sendero Játar-Puerto de Cómpeta:
Iniciamos la caminata a unos 1.030 msnm, desde el panel informativo: “Sendero Játar-Puerto de Cómpeta” situado a unos 2 km al sur de Játar, junto a las naves del pequeño polígono de la zona conocida como “Los Enebrales”. A penas cien metros de iniciada la caminata nos asalta la primera duda pues el sendero, que en sus inicios mas bien parece una antigua calzada romana empedrada, prácticamente inaccesible para un turismo normal, se desdobla en dos formando una “Y”, el de la izquierda baja en pronunciada pendiente hacia el cortijo de Linarejos, mientras que el de la derecha se mantiene faldeando la ladera en moderada ascensión, por lo que fue esta segunda opción la que tomamos. No tardamos en contemplar el primer hito visual de nuestra ruta unos 60 m por debajo de nuestra posición, a nuestra izquierda: se trata de las ruinas del cortijo de Linarejos, ubicado en una dócil pradera junto a un arroyo tributario del río Añales. Antes de completar el primer kilómetro de ruta, del camino por el que vamos parten varios ramales de sendero que podemos tomar tranquilamente pues vuelven a unirse al camino principal, ahorrándonos algunos metros de prolongada curva o bajada y subida inmediata y haciendo bueno el dicho de “nunca tomes la pista, mientras haya senderos alternativos”.
A penas cubierto el primer kilómetro de ruta con el camino transformado ya definitivamente en sendero se nos unía el compañero Álvaro, Presidente del club deportivo de Montaña Vulpes de Frigiliana con sede en calle San Sebastián 55 en C.P. 29.788 Frigilana (Málaga). Tal y como vamos ganando altura por la cuesta de Las Novias de forma suave pero casi permanente, en todo momento dirección sur, suroeste. La agreste belleza del paisaje se va haciendo cada vez mas patente, con el sendero pasando junto a algunos ejemplares de pino resinero de porte colosal, taludes con las características arenas blancas, marca de la casa, fruto de la descomposición de los mármoles fragmentados, atravesamos el arroyo de Los Majanos y de vez en cuando el sendero se abre paso entre bloques de rocas a modo de pequeños callejones, como el que nos encontramos en “El Portichuelo” donde nos encontramos las dos únicas balizas informativas a lo largo del recorrido: la que señala la continuación del sendero nos marca 4 km hasta el puerto de Cómpeta y la de la izquierda nos señala vistas panorámicas a 50 m, donde podemos asomarnos a un estratégico mirador natural para recrearnos con unas vistas grandiosas del entorno y al mismo tiempo ayudándonos a localizar y a entender mejor el trazado de nuestra ruta con todas las montañas por donde pasa esta ruta ante nosotros: a nuestros piés dirección sur las ruinas de la Venta López, ubicada sobre una idílica pradera a los pies del cerro del Majano (1.690 m), tras el cual se oculta el Cerro Pozuelo ó de la Chapa (1.818 m), hacia el sur presien el horizonte la piramidal silueta del cerro Mota (1.649 m) que curiosamente es el único que desde aquí vemos con forma piramidal, a su izquierda, que con sus dos cumbrecillas vemos con forma de silla de montar el Lucerillo (1.637 m), que también aparece en el mapa del Instituto Geográfico Nacional, como cerro de la Venta Panaderos, asegurándonos el amigo Álvaro que localmente ni siquiera se le conocía como Lucerillo, sino como cerro Bartolo. Aprovechando los conocimientos de toponimia del amigo Álvaro le preguntamos sobre si había otra denominación para el Lucero (1.775 m) ó Raspón de los Moríscos, aclarándonos que esta segunda denominación hacía referencia, a la alargada crestería que presenta el Lucero hacia el norte de su cumbre y que veíamos perfectamente desde allí. Y para finalizar con las montañas mas cercanas que contemplábamos desde este mirador del Portichuelo, no podemos olvidarnos del cerro del Cenacho (1.527 m), por cuya ladera occidental vemos como asciende de forma muy tendida, casi faldeándola, la pista forestal que llega desde la Resinera de Fornes y que mas adelante se nos une a nuestro camino. Viendo lo interesado que estábamos por la toponimia nos comentó que uno de los fallos mas típicos que se producían en la denominación de montes emblemáticos de sierra Almijara se daba con el popularmente conocido como el Almendrillo o Torre del Almendrón, asegurándonos que su denominación correcta es La Puerta.
Al abandonar el estratégico mirador del Portichuelo, el sendero describe un empinado descenso, serpenteando por pequeñas torrenteras que tras las abundantes lluvias del pasado invierno han quedado muy dañadas, pero con un mínimo de precaución para no resbalar se salvan sin problemas, llegando a la idílica pradera donde se encuentran las ruinas de la Venta López, a los pies del cerro del Majano, donde aprovechamos para realizar una primera parada para picar algo y de camino hacer algunas fotos de este precioso enclave, mientras nos despedíamos de Álvaro continuando su caminata hacia el puerto de Cómpeta. Según las referencias que traíamos en la venta López se podía reponer agua en la denominada Fuente de la Teja, sin embargo, nosotros solo nos encontramos un pilón de hormigón con agua estancada sobre el que no caía ningún caño. No obstante, sospechamos que tal vez podrían haberse referido a algún cercano nacimiento de los que existen en la zona.
Al dejar atrás la venta López, el sendero desciende hacia un arroyo tributario procedente de la cara norte del cerro de la Chapa y que forma la cabecera del río Añales, con un modesto caudal de aguas cristalinas, pero bravo en la fuerza de su cauce y que vadeamos con el salto de rigor. Comenzando ahora a ascender por la cuesta del Cerezal, que discurre por la loma de las Vacas por la que volvemos a ganar altura en suave pendiente al amparo de la generosa sombra que nos brindan los bosques de pino resinero que cubren esta zona de la sierra. Poco después volvemos a descender de forma suave para atravesar otro arroyo esta vez con mayor caudal, donde nosotros cometimos el error, de seguir en línea recta, por un pradito que se mantiene en nuestra misma trayectoria, acompañando el cauce del arroyo, que volvemos a atravesar después, pero nos dimos cuenta de que laa cañada se iba cerrando demasiado, desapareciendo cualquier indicio de sendero, ni el mas mínimo rastro de huellas anteriores. Por lo que rectificamos hasta el punto donde habíamos atravesado el arroyo por primera vez, coincidiendo con el lugar donde viene a unirse a nosotros la pista que sube desde la Resinera de Fornes y que es por donde debemos tomar durante un corto trecho, casi en dirección opuesta al puerto de Cómpeta hacia el que nos dirigimos, es decir en dirección nordeste, pero rápidamente, abandonamos esta pista, por el exterior de una curva de izquierda, que en realidad es el punto donde con mayor facilidad podemos perder el camino bueno y es por ello que reclamamos encarecidamente una baliza indicativa en este punto. Ya que si no estamos atentos se nos pasará desapercibido un pequeño hito de piedra en la entrada de una especia de callejón entre unas aulagas altísimas, que en principio nos puede resultar un poco extraño, pero que es el comienzo de un sendero precioso que zigzaguea de forma suave entre grandes ejemplares de pinos resineros y que en poco mas de un kilómetro nos lleva hasta las cercanías del puerto de Cómpeta, dejándonos prácticamente a los pies de la cantera de mármol. Éste es el camino bueno, que tomamos a la vuelta, ya en sentido contrario, sin embargo, a la ida, se nos pasó desapercibido, debido a la casi total ausencia de balizas por parte de los responsables del parque, por lo que nosotros tomamos en principio la pista de la resinera, aprovechando cualquier ramal de camino que saliera a nuestra derecha, para reorientarnos en dirección suroeste, es decir hacia la cantera del puerto de Cómpeta, donde por fín llegamos tras unos 2 km de rodeo respecto al sendero original anteriormente descrito.
Junto a la cantera de mármol del puerto de Cómpeta se encuentra una de las mayores balsas contraincendios que hemos visto en mucho tiempo, unos metros mas abajo existe un pilar donde un generoso caño de agua fresca nos permitió reponer las botellas, mientras contemplábamos con envidia el pedazo de baaño que se dio el Chuckie. Desde aquí continuamos por una pista perfectamente asentada, denominada camino de la cuesta Parda, que unos 500 m mas allá nos lleva hasta el panel informativo del Sendero Raspón de los Moriscos.
2ª parte, Sendero Raspón de los Moriscos: de las inmediaciones de la cantera del puerto de Cómpeta al Lucero:
Este último tramo coincide con las variante que existe para ascender al Lucero desde puerto Blanquillo donde podemos llegar si disponemos de un 4x4 desde la pista que parte de Canillas de Albaida o de forma mas meritoria y mucho mas espectacular a pie por el sendero que llega hasta puerto Blanquillo desde la Fábrica de Luz remontando el arroyo del Melero. En cualquier caso es tal la belleza y espectacularidad de esta ruta que tiene un carácter casi alpino. Esta ruta discurre por un paisaje que conforme nos vayamos adentrando en él nos irá recordando a Mordor, ó a la desolada Isengard en El Señor de los Anillos, un paisaje telúrico de desolada belleza, donde las rocas han sido erosionadas, adoptando caprichosas formas puntiagudas. Las cresterías son auténticos dientes de sierra, pudiendo saborear un paisaje tan abrupto como virgen, dominado principalmente por formaciones geológicas tan características como las calizas dolomíticas en descomposición ricas en carbonato cálcico (mármol, con su agregado granoso-vítreo) y que forman a veces pintorescas agujas sobre el paisaje del horizonte con el que nos topamos ó alguna roca gigantesca que ha venido a caer ladera abajo, quedándose junto al sendero, a modo de escultura surrealista, con caras que en ocasiones, parecen dibujar una sonrisa. Si hay rutas que no se olvidan jamás os puedo asegurar que la ascensión al Lucero es de las que no se olvidan.
Comenzaremos el ascenso desde el panel informativo, atravesando por un puentecillo de madera el cauce seco y arenoso de un arroyo que nace junto a la cantera. Nada mas empezar vamos a afrontar el primer tramo de ascensión que a penas da tregua por mantenerse constante, pero sin un desnivel demasiado exigente, mientras que llevamos a nuestra derecha la afilada crestería conocida como Lomas de la Mota, pero que localmente se conoce como El Arca. En algunos tramos el blanco y arenoso sendero se nos presenta cubierto de una capa de pequeñas piedrecillas sueltas que lo hace algo resbaladizo, especialmente en las zonas donde las abundantes lluvias del pasado invierno han transformado el sendero en angostas torrenteras, que de vez en cuando nos obligan a abandonarlo para seguir ladera arriba por donde mejor se pueda.
No tardamos en observar esas bellas formaciones geológicas que dan origen a raras y caprichosas figuras que desafían nuestra imaginación a modo de test de Rochard.
La vegetación típica de la zona está compuesta por viejos pinos, principalmente pino pinaster, negral o resinero, si bien muchas extensiones de pinos fueron arrasadas por sucesivos incendios, sin duda alguna el de principio de los 70 fue el mas debastador y a punto estuvo de llegar hasta la Resinera de Fornes, arruinando la vida de muchos vecinos de la zona. También podemos encontrar escasos ejemplares de arce granadino y abundante matorral formado especialmente por romero, salvia, sabina, enebro, aulaga y cojín de monja, tan característicos en la alta montaña.
Este primer tramo de ascensión finaliza al llegar al denominado collado de los Tropezones, que ya nos sitúa ante la imponente pirámide del cerro de la Mota, con unas betas de color negro muy características en su ladera norte y noroeste conocidas como las rajas negras. Desde este collado si nos giramos hacia atrás disfrutamos de unas bonitas vistas del Pantano de los Bermejales. El segundo tramo tiene un perfil mas suave y por él vamos caminando tranquilamente dejando a nuestra izquierda el imponente cerro de la Mota, que ahora tenemos a tiro de piedra, invitándonos a subir por donde mejor se pueda, ya que al menos a simple vista, no parece existir en sus laderas ni el mas mínimo rastro de sendero. Nos encontramos en medio de un paisaje gris y negro de dramática belleza, casi volcánico, con numerosos troncos caidos aquí y allá testigos mudos de los tremendos incendios que han desolado esta sierra en tiempos no tan remotos. En medio de un silencio espectral y un paisaje digno de Mordor llegamos al collado de la Perdiz. A partir de aquí hasta prácticamente la cumbre del Lucero iremos caminando a caballo entrelas provincias de Málaga y Granada. La vista desde el collado de la Perdiz es sencillamente grandiosa, regalándonos posiblemente una de las estampas montañerasmas espectaculares de la mitad sur peninsular, con el imponente cerro Lucero, cuya ascensión parece casi inverosimil y su hermano menor el Lucerillo ó cerro Bartolo, de idéntica estampa justo al lado. El que llega hasta aquí por primera vez siempre se pregunta, cual de los dos será el Lucero: el de la izquierda o el de la derecha, pero limitándonos a seguir la senda saldremos de dudas.
La vegetación disminuye considerablemente ya que el piso pasa a ser de roca viva, combinada con piedra suelta e incluso arena fina como la de la playa, que hace que el recorrido se endurezca lo suyo en las rampas finales, con la dificultad añadida del desnivel que nos queda por salvar hasta la cumbre. En unos instantes el sendero nos lleva por la cara norte, del Lucerillo o cerro Bartolo(1.687 m), que es el que desde el collado de la Perdiz veíamos a nuestra derecha, cuando estamos ya a muy poca distancia de su cumbre el sendero se mantiene llaneando durante un corto tramo e incluso desciende levemente para llevarnos hasta el Coalero de los Mosquitos, una espectacular ventana, fruto de la unión que forman la caída del Lucero y el Lucerillo. Se trata de uno de los miradores naturales mas impresionantes de sierra Almijara por la espectacularidad de su caida vertical, las grandiosas vistas hacia el sureste, enmarcadas por las agujas del Lucerillo y a nuestros pies la cabecera del río Higuerón, de la espléndida postal montañera que tenemos ante nosotros, la mas cercana es el temible cerro Cisne, que preside la sierra de Enmedio.

Poco después de dejar atrás el Colaero de los Mosquitos, ya sólo nos queda el tramo final que es una sucesión de zig-zags que sin llegar discurrir por ningún tramo comprometido, tiene unas vistas aéreas que le da un toque alpino inolvidable, regalándonos una auténtica postal de alta montaña a cada recodo del sendero. Como bien comentaba nuestro buen amigo Juan Carlos Bernal, poco antes de llegar a la cumbre del Lucero, esos zig-zags tan característicos que describe el sendero guardaba gran paralelismo con las 21 revueltas del Alpe D´huez del tour de Francia, trasladado al senderismo andaluz. En cualquier caso las vistas son tan memorables y es tal la belleza que nos rodea, que la sensación de cansancio, se convierte en sensación de euforia y privilegio por estar a punto de coronar esta auténtica ataalaya digna de los Dioses. Después de unas cuatro horas de iniciada la ruta coronamos la cumre del Lucero; con las ruinas del antiguo refugio-cuartel de la Guardia Civil levantado en su día para control y vigilancia de la zona: ojeador de maquis, contrabandistas y bandoleros que por aquí se jugaban la vida o como mínimo su mercancia aprovechando los entresijos de sierra Almijara, aferrándose a su especial vida de sobresaltos, a caballo entre la costa y la vega de Granada. Y paradojas de esta España nuestra, colaborando los contrabandistas en mas de una ocasión para la construcción del cuartelillo, acarreando una pila de ladrillos, por cada viaje que daban entre Málaga y Granada o viceversa, a cambio de que la Guadia Civil hiciera la vista gorda para continuar con sus trapicheos sin muchos sobresaltos. Si tenemos suerte y las nubes nos lo permiten las vistas son espléndidas: al Norte, la Sierra de Parapanda y el Pantano de los Bermejales, presidiendo la vega de Alhama; al este, Sierra Nevada; al Sur y suroeste toda la línea de cumbres de Sierra Almijara con cumbres tan emblemáticas como el Navachica, el Cielo, Piedra Sillada, La Cadena, el Salto del Caballo, el Almendrón, los tajos del Sol, el Nido del Buitre, con los profundos barrancos de Cazadores, Chillar y el Higuerón, separados por la sierra de Enmedio donde se alza desafiante el “cerro Cisne”, considerado el K2 almijaraco y al fondo el Mar Mediterráneo con Nerja en línea recta hacia el sur y el cerro del Fuerte ocultándonos la preciosa localidad de Frigiliana, en la distancia se adivinan algunos pueblos de la Axarquía malagueña; y al Oeste, Sierra Tejeda, con su buque insignia la Maroma.
El descenso lo realizamos en una hora y media menos que la ida, no ya solo por la pendiente predominantemente en bajada, sino porque en esta ocasión, ya habíamos dejado perfectamente localizado el tramo de vereda que nos habíamos saltado a la ida y que resultó ser verdaderamente mágico con las luces de la tarde y el contraste entre su exuberante vegetación y el semi desértico caos de afiladas rocas del sendero denominado Raspón de los Moriscos. Para despedirnos nada mejor que unas cervecitas en el Ventorro de la Paloma. Despidiéndonos con ese buen sabor de boca que siempre te dejan las rutas memorables, con el aliciente añadido de un pequeño grupo de amigos muy bien añadidos y en perfecta armonía, que le puso la guinda al pastel para transformar aquel día en una terapia perfecta. Esta claro que cada ruta tiene su encanto, pero estoy seguro que esta no se nos olvidará a ninguno de los que participamos en ella.

Juan Ignacio Amador Tobaja

2 comentarios :

  1. Desconozco el sendero de Játar al Puerto de Cómpeta. Algún día habrá que hacerlo. Más de uno os echó de menos a Valentín y a tí en la Sierra de de las Nieves pero El Lucero nunca defrauda.

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  2. Estimado amigo Eduardo:
    La verdad es que fué una de esas rutas, donde se dieron una serie de condicionantes que para todos los que estuvimos en ella resultó inolvidable.
    Y como tú bien dices el Lucero núnca defrauda y esta versión desde Játar todo un descubrimiento.
    Un abrazo
    Juani

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