martes, julio 27, 2010

Descenso del Genal: desde la Venta San Juan al puente de Gaucín

El descenso del río Genal desde el puente de la venta San Juan, hasta el puente de Gaucín es un pequeño desafío que comienza como una placentera ruta acuática con mágicos rincones para el baño y la fotografía. Pero a poco que te vayas demorando, por haber comenzando la ruta demasiado tarde o por alargar en exceso las paradas, se puede terminar convirtiendo en una lucha contra el reloj para no llegar de noche.

Ni que decir tiene que el Valle del Genal esta considerado como uno de los lugares más hermosos y atractivos del sur peninsular. La mayor parte de su cauce discurre a través de una gran masa forestal de bosques autóctonos repletos de castaños, quejigos, alcornoques centenarios y pinos en sus zonas altas. La proliferación de castaños da lugar a la denominada primavera de cobre en pleno otoño y durante la primavera y el verano, tiñen de un intenso color verde esta comarca que en un futuro podría ser catalogada como parque natural e incluso parque nacional, en lo referente a Los Reales de Sierra Bermeja. Sus pozas y pequeños rápidos dan lugar a imágenes de gran belleza que invitan al baño en sus aguas aparentemente limpias y cristalinas. Sin embargo, en esta ruta pudimos constatar que era cierto el artículo que se publicaba dos meses antes, en el blog de: “Gaucín día a día”, respecto a la calidad de sus aguas y que decía así:

“Los indicadores medioambientales en el Valle del Genal son buenos, excepto la calidad de las aguas, donde aparecen datos alarmantes, como el hecho de que el 84 por ciento —206 kilómetros— de la longitud fluvial presente riesgo seguro de incumplimiento de los objetivos de calidad establecidos por la Directiva Marco de Aguas (DMA) de la Unión Europea. La situación "más grave" es la de los ríos Guadiaro y Genal, ya que las aguas presentan altos niveles de estreptococos y coliformes fecales, así como amonio y nitrógeno procedentes de los vertidos urbanos y de las granjas porcinas. Doy fe de ello, visualmente sus aguas son cristalinas la mayor parte del tiempo, pero en muchas pozas y tramos de poca profundidad con suelo arenoso, al caminar sobre él, se crea una especie de fango con un olor ligeramente desagradable.

El problema se agrava por el retraso en materia de depuración. De los 22 municipios de la Serranía, sólo cuatro —Ronda, El Burgo, Parauta y Gaucín— disponen de Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) en funcionamiento o conducción a depuradora. En el resto de pueblos las depuradoras se encuentran en construcción (Cuevas del Becerro y Algatocín) o en proyecto. En ningún caso se aplica el tratamiento terciario, por lo que no se produce la reutilización de las aguas depuradas”. Por lo que debería ser un dato muy a tener en cuenta por los bañistas y excursionistas que visitan estos ríos en temporada de baño.

Cómo llegar:

Viniendo desde la costa por la antigua N-340, al llegar a Manilva, nos desviamos hacia el interior a la altura de una gasolinera. Por la autovía de peaje salimos mucho mas arriba y llegamos mucho antes. En ambos casos pasaremos por un parque eólico de grandes dimensiones a pocos metros de la carretera a nuestra izquierda, con Casares y Sierra Crestellinas relativamente cercanos a la derecha y Gaucín con la silueta del Hacho hacia el que nos dirigimos dirección norte recortando el horizonte frente a nosotros, después de unos tramos llanos y rectos pero con algún que otro bache, la carretera empieza a descender por una serie de zig-zags que acaban en un pequeño puente por donde la carretera atraviesa el río Genal. A pocos metros del puente existe una pista que pasa junto a la base del mismo y por lo tanto es el lugar ideal para dejar allí, algunos coches, ya que este es el lugar donde tenemos previsto finalizar la ruta. En estos coches es donde cada uno debe dejar muda de ropa y calzado para cambiarse. Y continuaremos en el resto de los coches para dirigirnos al inicio de ruta, subiendo la carretera que nos lleva hasta Gaucín, desde donde continuamos dirección Norte, es decir hacia Ronda, dejando a nuestra derecha el pueblo de Benarrabá, un poco mas adelante el puerto del Espino, donde se encuentra el desvío hacia Cortes de la Frontera que podemos ver desde allí, pero nosotros seguimos siempre por la carretera principal dirección Ronmda, hasta llegar a Algatocín, localidad en la que nos adentramos para iniciar el sinuoso y largo descenso hasta el puente de la venta San Juan donde tenemos previsto iniciar nuestra ruta.

Viniendo desde el interior carretera Ronda-Algeciras y al llegar a Gaucín tomamos dirección Casares, al final de la bajada nos encontramos con el puente sobre el río Genal donde tendremos que dejar al menos un coche pués se trata del finalk previsto de ruta y desde allí regresaremos por la misma carretera que hemos veniodo hasta regresar a Algatocín desde donde descenderemos al puente de la Venta y camping de San Juan..

Distancia aprox. 18 km. A ojo de buen cubero el recorrido es de unos 16 km según se puede calcular sobre un mapa topográfico, sin embargo, lo cierto y verdad es que al final del recorrido en el puente de San Juan el GPS nos marcaba 18,9 km, habiendo realizado tan sólo un par de rectificaciones sobre nuestros pasos, de a penas 400 m en total (ida y vuelta), aún así le hemos puesto 18 km como medida aproximada hacia abajo, aunque a buenseguro que a cualquier persona que lleve GPS le saldrá por unos 18,5 km

Desnivel aprox. 140 m (descenso imperceptiblemente continuo)

Tiempo aprox. Entre 8 y 13 horas. El tiempo aproximado en grandes travesías de descensos de río o similares depende de muchos factores. Concretamente en este caso, como en toda ruta acuática suelen hacerse muchas paradas en las pozas para los baños, que por supuesto es uno de los grandes atractivos de la ruta. Y hay tiempo para todo, pero hay que gestionarlo muy bien y sobre todo hacerlo con un grupo reducido y a serr posible con experiencia en este tipo de rutas, si por el contrario el grupo es superior a 20 personas, incluyendo algunas no acostumbradas a la dureza que conlleva este tipo de rutas, simplemente animadas por la belleza de unas bonitas fotografías. La ruta se le puede hacer eterna y lastrarán al grupo, convirtiéndolo en un rosario interminable y a buen seguro acabarán de noche, con las linternas, y echando maldiciones los de adelante porque ya están hasta los cojones de esperar a los de atrás y los de atrás cagándose en todo porque van reventados y la ruta se le hace interminable.

Nivel dificultad: Alto, porque aunque su perfil sea prácticamente llano y en descenso, discurre la mayor parte del tiempo por el lecho del río con muchos tramos resbaladizos que nos obligan a estar constantemente pendiente de donde ponemos cada pié para no caer, resbalar, golpearnos los tobillos o lo que es peor sufrir un esguince. Al no existir referencia visual del final de ruta hasta llegar al mismo, si se va justo de fuerzas las ansias por llegar se pueden convertir en una pesadilla y además resulta muy fácil perder la noción de la distancia y los kilómetros que se van haciendo si no se lleva un mapa de la zona o GPS.

Tipo suelo: el cauce del río con fondo rocoso y resbaladizo, de vez en cuando nos da una tregua con tramos arenosos. Márgenes del río con cañaverales, adelfas, juncos, culantrillos y abundante vegetación de ribera en general, flanqueadas la mayor parte del tiempo por empinadas laderas que te obligan a seguir por el mismo cauce. Si bien de vez en cuando parecen pequeños tramos de sendas paralelas al cauce, zonas llanas con choperas, algarrobos o alcornoques bajo los que podemos avanzar mas rápido. En el último kilómetro existe un camino paralelo por la orilla derecha y anteriormente varios tramos de sendero que pasan junto a fincas con árboles frutales, por donde podremos avanzar por fuera de forma intermitente.

Tipo de recorrido: lineal, esto nos obliga a dejar coches en el final previsto de ruta al comienzo de la jornada. Si bien la mejor opción es contactar con Autocares Domínguez (Telf. 952 794 738), de la cercana localidad de Casares, quedar todo el grupo en el puente de San Juan, para dejar todos los coches allí. Que el autocar ó la minibús, venga a recogernos y ya desde allí dirigirse a la venta de San Juan, punto de inicio de la ruta, pues se trata de mas de 30 km de sinuosa carretera de montaña, que de lo contrario estamos obligados a hacer al final de la ruta, para recuperar los coches que dejamos al inicio de la misma.

Términos transitados: El río Genal, como le ocurre a otros muchos ríos a servido históricamente para delimitar los términos municipales a ambos lados de su valle, por lo que la ruta discurre a caballo entre: Algatocín-Jubrique, Benarrabá-Genalguacil y Gaucín.

Recomendación: bañador, tubo estanco ó en su defecto cualquier bote grande tipo garrafa de aceitunas o similar que también se puede comprar en “los chinos” (para proteger cámara, móvil, comida, llaves del coche, etc…), gorra, protector solar, bastones (dos mejor que uno) calzado para caminar por el agua del río, preferentemente botas de trecking o zapatillas de deportes que no tengan las suelas desgastadas y por supuesto con bastante agarre.

Una de las principales referencias que tenemos en esta ruta para calcular si vamos bien de tiempo es El Prado de la Escribana que se encuentra poco antes de cubrir el primer tercio de ruta. Si llegamos aquí en menos de 3 horas desde el inicio vamos bien, obviamente si lo hacemos en menos mejor, pero por cada cuarto de hora que nos pasemos, podría equivaler a una hora mas de retraso respecto a la hora que tendríamos previsto finalizar la ruta.

En este tipo de rutas acuáticas siempre es recomendable dejar en el maletero de uno de los coches que se han quedado en el final previsto de ruta muda de ropa y calzado cómodo para la vuelta. Y una bola se plástico grande y fuerte para guardar la ropa y calzado mojado con el que llegaremos al final.

A tener en cuenta: Algunas personas se apuntan a este tipo de rutas animadas por unas seductoras imágenes de senderistas caminando por el lecho del río, saltando al agua, etc… imágenes que además de belleza, transmiten una sensación de aventura y diversión. Pero en mi modesta opinión y tras varios años frecuentando distintas rutas acuáticas, toda ruta acuática superior a 5 km con terreno muy rocoso y tramos resbaladizos, se hace interminable para cualquier persona no acostumbrada y las expectativas de diversión con las que llegaban a la ruta se van transformando en pesadilla y arrepentimiento por haber venido. Además por cada kilómetro que vamos acumulando, también se va acumulando el lastre que supone movernos en largos tramos por dentro del agua y las piernas se van notando cada vez mas pesadas.

Una montaña por alta que sea, nos suele dar una referencia aproximada de lo que nos falta hasta la cumbre aunque no la veamos y en el peor de los casos nos damos media vuelta si vemos que vamos mal y ya en el descenso comenzamos a reecuperar y todo resulta mas fácil. Sin embargo, en las travesías acuáticas, nunca ves el final hasta que no has llegado, por muy estudiado que lleves un mapa topográfico, cuando crees que ya falta poco, todavía queda bastante mas de lo que te imaginas, detrás de la siguiente curva que hace el río te crees que ya está allí el final, pero detrás vienen 20 curvas mas, si vamos justo de fuerza cada tramo se te hace mas largo y la incertidumbre sobre cuándo acaba la ruta, puede llegar a machacar psicológicamente a las personas no acostumbradas.

Posible punto de fuga: km. 4´7 Prado de la Escribana, si cualquier persona del grupo ha llegado a este punto demasiado despacio o en malas condiciones, debe ser lo suficientemente honesta para abandonar en este punto, tomando la pista que lo/la llevará directamente hasta Benarrabá, de lo contrario, si esta/s persona/s sigue/n adelante, además de poner en riesgo su integridad física, lastrará/n al grupo y la ruta se les hará interminable.

Mapa: Del km 0, puente de San Juan, al km 16, casa del Cañuelo, mapa Gaucín (1.064-IV) y del km 16, casa del Cañuelo al puente de Gaucín km 18, mapa Casares (1.071-II)

Fecha de realización y meteorología: sábado, 24 de julio 2010, el día amaneció con cielos cubiertos en toda la zona cercana al Estrecho, incluidos valles del Genal y el Guadiaro, hasta el mediodía no comenzamos a ver el sol. No obstante, una agradable brisa nos favoreció una temperatura que osciló entre los 27-30ºC y el caudal del río presentaba un aspecto magnífico para encontrarnos en la última semana de julio, tal y como reflejaba la rudimentaria piscina formada en el dique del prado de la Escribana donde tampoco faltó la sesión de baños y saltos.

Participaron en esta ruta: Celia “La Sirenita de Iguazú” que cubrió el recorrido con pundonor espartano yendo de menos a mas. Antonio el “Vinicultor” que fue uno de los coordinadores de ruta el verano anterior con GRUME. Encarni “La Corresponsal de la Bota Viajera” con muy buen fondo físico como en ella es habitual en la semana previa a una combinada Camino de Santiago (versión Cantábrico) por Santander y Picos de Europa. Silvia “La Pitonisa del pico del Convento” uno de los fichajes estrella de la temporada capaz de adaptarse a cualquier ritmo sin perder en ningún momento la sonrisa a pesar de cubrir turnos de casi 12 horas en el hotel durante seis días consecutivos. Al igual que Manolo “El Maitre” que en pleno verano y con el hotel a tope de españoles en estas fechas, está haciendo tripletes de desayuno, almuerzo y cena, con mas de 13 horas de trabajo en total durante toda la semana y Juan Ignacio Amador (como diría Miguel Becerra): “El Pequeño Saltamontes” que tenía una larga cuenta pendiente con esta ruta, desde que se viera obligado a suspenderla en agosto de 2004, por el famoso incidente que había tenido lugar días antes en el Descenso del Guadalmina con la amiga Noelia que quedó lesionada y que también iba a ser la compañera de aventuras en este descenso del Genal, que al final se vio obligado a suspender por evitar el riesgo de realizar aquel primer descenso en solitario. Y por supuesto, Chuckie “El Perro Volador” que fue duda hasta última hora por la herida que se le hizo en una patita dos semanas antes en río Verde de Otívar, realizando la ruta con sus alegres carreras de principio a fín.

Incidentes: Siete compañeros de aventura en total, con quienes ya había realizado numerosas rutas, pero que en la mayoría de los casos habían coincidido muy pocas veces o ninguna hasta ese día. No obstante reinó un magnífico ambiente de camaradería de principio a fín y se caminó a un ritmo bastante bueno, por lo que nos recreamos en cada una de las pozas mas bonitas que nos íbamos encontrando, con tres paradas prolongadas para comer. Aún así partimos del puente de la venta san Juan a las 9,30 am y llegamos al puente de Gaucín a las 20,15, pues sabedores de que llegábamos con luz de sobra, nos planteamos la jornada en plan relax para disfrutar de los baños, la fotografía y el precioso paisaje que nos acompañó la mayor parte del recorrido.

Encarni llevaba unas viejas botas de trecking que con el tute del agua y las rocas, se le despegó la mitad de la suela desde la mitad del puente hasta el talón, así le aguantaron hasta el final. Buen ejemplo: para recordar que este tipo de rutas duras por terrenos tan irregulares no son las mas apropiadas para llevar calzados viejos o un poco estropeados, porque nos podemos quedar sin calzado a mitad de ruta. Por otra parte podría haberse ido directamente para Torremolinos al final de la ruta con Manolo y Silvia, de no ser porque incomprensiblemente, dejó su muda y las llaves de casa en uno de los coches que se habían quedado en el inicio de ruta, es decir en la Venta de San Juan hasta donde tuvo que regresar en el coche de Antonio, junto con Celia y Juani que eran quienes tenían sus coches allí. Y es que una vez mas hay que recordar que en este tipo de rutas con transbordos de coches de un lugar a otro, si nos lo montamos bien, nos podemos ahorrar mas de un transbordo al final del recorrido.

Primer tramo: del puente de Gaucín al Prado de la Escribana:

Tras el Alto Genal, el río bordea Atajate y Benadalid, para entrar en los términos municipales de Benalauría y Jubrique, donde vuelve a reducirse su cauce, debido a la extracción de agua con motores ilegales, o acequias alimentadas a partir de rudimentarios diques que se repiten a lo largo de nuestro itinerario. Afortunadamente existen grandes pozas para bañarse, como el denominado charco Estrecho , ó El charco Picao”, unos 500 m aguas arriba del puente de la venta de San Juan y su camping, por donde pasa la carretera Algatocín-Jubrique y que es el punto donde comienza nuestra ruta y desde donde podemos contemplar la localidad de Algatocín al oeste en una imagen de postal. Al otro lado del río, ya en el término municipal de Algatocín, está el camping del Genal.

Para iniciar la ruta descendemos a los pies del puente, a través de una rampa, que hay enfrente de la venta, al otro lado de la carretera, aquí se ha improvisado una especie de dique, para formar una gran poza, que suele aglutinar a muchos de los bañistas que frecuentan este lugar, pero la ruta no ha hecho mas que comenzar y no conviene perder tiempo con un primer baño, a no ser que sea un ligero chapuzón para coger la temperatura del agua. Con el camping del Genal, en la orilla derecha, según el sentido de nuestra marcha al oeste en el t.m. de Algatocín, y el camping de San Juan a la izquierda, este, en el t.m. de Jubrique, iniciamos la caminata, entre la frondosa vegetación de ribera que nos va a acompañar la mayor parte del trayecto. Pronto nos encontramos con unas llamativas paredes de negra pizarra en la orilla derecha, a renglón seguido, junto a un árbol caído, parte un sendero de la orilla izquierda que nos puede ayudar avanzar unos 400 m en pocos minutos, pero para los buenos aventureros, merecerá la pena seguir río abajo, pasando por un primer puentecillo de tablitas, que parece sacado del Señor de los Anillos y por supuesto los primeros rápidos, que pondrán a prueba nuestro equilibrio según la fuerza de la corriente. Antes del primer kilómetro el arroyo Monardilla entrega sus aguas al Genal llegando desde nuestra izquierda.

Entre choperas, cañaverales, quejigos, adelfas, juncos y demás vegetación de ribera, caminaremos sobre el mismo lecho del río plagado de rocas redondeadas muy resbaladizas debido al abundante verdín que las cubre, teniendo que ir pendiente de cada paso que damos, aunque afortunadamente el río nos da una tregua con intermitentes tramos arenosos donde podemos caminar con total comodidad y sin peligro de caídas o resbalones. Sobre el km 2 de ruta, también por nuestra izquierda entrega sus aguas al Genal el arroyo Hondo. Poco antes habremos dejado a nuestra derecha una antigua construcción, que a penas nos permitirá ver la maleza, se trata del molino de los Choreses. Aunque las laderas no siempre son escarpadas, la vegetación que flanquea ambas márgenes del río suele ser tan abundante, que nos obliga a ir por él la mayor parte del tiempo, a veces nos da la sensación de ir haciendo una especie de descenso del Amazonas en miniatura. En un momento dado nos encontramos con un segundo puentecillo de madera y poco después llegamos a una pequeña playita donde una soga que cuelga de un árbol de la orilla izquierda, invita a realizar divertidos saltos al agua.

Hasta ahora la mayor parte del tiempo el río a penas ha llegado a cubrirnos por encima de la cintura, pero aproximadamente en el km 3, nos encontramos una gran poza de fondo arenoso trazando una curva de izquierda, donde quien no lleve bote estanco, tendrá que pasar con la mochila sujeta por encima de la cabeza para que no se le moje la comida. Nuevos rápidos, algún que otro árbol caído sobre el lecho del río y curiosas algas rojas sujetas a las rocas, son la antesala de una acequia que nos vamos a encontrar en el margen izquierdo, poco después ya en el km. 4, llegaremos a una chopera, asentada sobre un llano en la orilla izquierda del río, a la que accederemos poco después de dejar a nuestra izquierda una pequeña construcción entre la abundante vegetación, casi al final de la misma pasaremos por lo que debe ser la joya de la corona del Turismo rural del valle del Genal, una especie de mansión rústica espectacular, que bien podría llamarse “El Palacio de La Escribana”. Un centenar de metros mas allá, regresamos al lecho del río desde donde distinguimos ya a muy poca distancia la pista que comunica Benarrabá con Genalguacil, a través del dique-puente del Prado de La Escribana, km. 4,8 al que llegamos en menos de 3 horas desde la venta San Juan, encontramos el lugar completamente solitario de bañistas o excursionistas. Aprovechando el buen nivel de las aguas y lo bien que íbamos de tiempo, disfrutamos de una prolongada sesión de baños y de la primera comida del día en los banquitos aledaños al parque infantil, donde Silvia no pudo evitar la tentación de tirarse desde el tobogán. Precisamente aquí tuvo lugar la presentación del libro “Valle del Genal, guía del excursionista” por Rafa Flores (primavera 2007), el vademecum de los excursionistas que frecuentan esta comarca.

Ni que decir tiene el Prado de la Escribana es el único punto de fuga accesible de todo el recorrido, para que la/s persona/s que no vayan bien abandonen la ruta, tomando la pista que sube hacia Benarrabá en dirección norte, ganando altura rápidamente respecto al río, en sucesivos zig-zags, este-oeste, hasta ir orientándose cada vez mas al oeste, pudiendose llegar en poco mas de una hora, si acortamos los zig-zags por las trochas. Ojo no confundir con la pista que desde el prado de la Escribana, se mantiene mas o menos paralela al río en su margen derecho y que nos va a acompañar durante el próximo kilómetro y medio de ruta, porque en realidad se trata de un ramal perteneciente a una laberíntica sucesión de carriles, que viene a comunicar distintas fincas desde la localidad de Benarrabá hasta el mismo río Genal, pero que en ningún caso debemos tomar, porque nunca acorta el trayecto y como vía de escape tiene un sin fin de cruces y zig-zags hasta llegar a Benarrabá por lo que la debemos descartar.

Segundo tramo: Desde el Prado de la Escribana a la Huerta Gamona:

Una vez que queda atrás el siempre plácido y tranquilo prado de la Escribana, con su parque infantil sus banquitos su puente dique, la pista que comunica Genalguacil con Benarrabá y el espectacular paisaje montañoso de Sierra bermeja al sureste, continuamos río abajo, a nuestra izquierda entrega sus aguas el río Almachar, principal afluente del Genal, que suele tener un poderoso caudal hasta finales de primavera, aunque en esta ocasión nos lo encontramos seco. Unos 800 m. mas debajo del río Almachar, se nos unirá por el oeste, margen derecho, el arroro de las Veguetas, km 6, que ya no llevaba agua, por esta zona el río se torna monótono con largos tramos rectos entre cañaverales carentes de interés paisajístico en dirección predominantemente sur. Mientras que por el margen derecho senos van a unir los arroyos de las Covatillas y del Mora, que a penas percibiremos entre los cañaverales. Por esta zona lo recomendable es ganar tiempo avanzando mas deprisa por las márgenes secas del río. Mas adelante, algunos sauces, chopos y quejigos de buen porte que crecen en la orilla forman pequeños bosque de galerías, que le aportan al paisaje un juego de intermitentes luces y sombras que multiplican las tonalidades verdes que nos envuelven a lo largo del recorrido. Aprox. En el km 7,5 de nuestra ruta nos encontramos cuatro chopos enormes en la orilla derecha, inclinados hacia el río, de hecho uno de ellos ha caído sobre el mismo cauce y junto con los otros tres que aún se mantienen en pié, presiden un idílico paraje, donde Silvia capturó una tortuga de gran tamaño que soltamos tan pronto hicimos las fotos de rigor. Aproximadamente en el km 8, poco antes de la mitad del recorrido, Antonio “El Vinicultor de GRUME” que junto con Celia había hecho la ruta el año anterior, volviéndonos a recordar que íbamos muy bien de tiempo, insistió para que hiciéramos allí la 2ª comida del día, concretamente se trata de un lugar muy fácil de distinguir, pues después largos tramos rectos con dirección sur, el río se topa con una pared oscura, probablemente de pizarra, que le obliga a trazar una curva hacia la derecha, casi un ángulo recto para continuar dirección oeste. Se trata de una magnífica poza para darse un buen baño, que está situada al pié de la Cuesta de la Pepa, km. 9, que queda en nuestro margen izquierdo. Mientras que en la orilla derecha de esta poza, nos encontramos con varias tiendas de campaña, a todas luces, acampada ilegal, probablemente el típico lugar al que sólo saben llegar la gente de la zona. De hecho unos metros mas abajo nos encontrábamos con un vado correspondiente a la mencionada pista que de subir a la derecha nos llevaría hasta Benarrabá tras muchos rodeos y de continuar por el ramal del margen izquierdo del río, nos llevaría a la casa de La Alharía y el camino de Los baños del Duque, ya en el t.m. de Genalguacil, pero nosotros continuamos en todo momento río abajo que es nuestro camino y no tardamos en encontrarnos a nuestra derecha un amplio lecho del río, que salvo en época de fuertes lluvias, suele quedar al descubierto, siendo un interminable pedregal por donde podemos avanzar mas rápido. Al final del mismo, regresando a la orilla del río propiamente dicho nos encontramos con otro bonito puente colgante de madera. De nuevo el río queda encajonado por laderas mas escarpadas y a su vez rodeado por abundante vegetación de ribera que nos obliga a seguir caminando por el agua, llegando a una idílica poza donde el río vuelve a girar a la izquierda al encontrarse de frente con un curioso promontorio de pizarra negra, a modo de terraplén, km 9,5.

Al salir de la mencionada poza de aguas cristalinas, volvemos a avanzar por fuera del agua, sirviéndonos de otra zona de aluvión que tan sólo queda cubierta de agua en época de crecidas, en principio el río queda a nuestra izquierda y después lo atravesamos por un cañaveral, se trata de la zona conocida como Los Llanos de la Trocha, km. 10 desde donde los fértiles márgenes del Genal, fueron colonizados en su día por fincas de cultivo dedicadas principalmente a los almendros, naranjos, limoneros, olivos y algunos subtropicales como aguacates o chirimoyos, si bien hoy en día mucha de ellas se encuentran abandonadas e invadidas por la maleza, como el molino de Aljarames que queda semioculto en el margen izquierdo. Mientras vamos atravesando esta zona, el río queda a nuestra derecha, adentrándonos en un precioso bosque de quejigos, alcornoques y eucaliptos de un tamaño espectacular, pero en todo momento caminaremos muy cerquita del río, hasta que regresamos a su orilla encontrándonos otra idílica poza, presidida por otro rudimentario puente de madera que en esta ocasión sostiene una tubería que atraviesa el río de un lado a otro, en la orilla por la que hemos accedido a este punto un bonito sauce de cuya base parten dos troncos casi del mismo grosor como si se tratara de una “V” le da un toque bastante peculiar a este lugar que podríamos ubicar de forma aproximada en el km. 11. Estamos en la zona conocida como Huerta Gamona, aunque actualmente en estado de abandono.

Tercer tramo: De la Huerta Gamona al puente de Gaucín:

Después de la mencionada poza con el puentecillo de madera que sostiene una tubería y el árbol con tronco doble en forma de “V”, nos vamos a encontrar con una serie de tramos rectos del Genal, confondo arenoso que nos facilitan la caminata. Siendo el siguiente hito significativo un puente colgante, en medio de un tramo recto y relativamente ancho del río, flanqueado de chopos, a partir de aquí, cada vez, van a ser mas frecuentes los caminos que nos encontremos paralelos al río, pero en ningún momento debemos alejarnos del mismo, porque estos caminos solo nos alejan del río ladera arriba o bien los tramos que discurren paralelos al río suelen quedarse cortados por la vegetación y de vez en cuando tenemos que caminar sobre nuestros pasos obligándonos a buscar el acceso mas cercano al agua entre la abundante vegetación para continuar por el mismo cauce.

Las huertas, a ambos lados del río son cada vez mas frecuentes, así como las pistas que desde allí se dirigen ladera arriba, hacia Benarrabá, Gaucín, o directamente a la carretera, pero que no debemos tomar en ningún caso. Junto a las márgenes del Genal comenzaremos a encontrarnos con numerosos cortijos y pequeñas casitas aisladas. En plena sucesión de meandros dirección sur-oeste-sur, llegaremos a la altura del Molino del Capitán, km. 13, que queda en la orilla derecha.

Después de pasar por una amplia rambla del río donde este traza una abierta curva hacia la izquierda, con chopos en la orilla derecha, avanzaremos por un camino que discurre por la orilla izquierda del río, dejando a nuestra izquierda dos casa muy cercanas: una rojiza y otra la típica casa encalada con una llamativa placa solar sobre su tejado. Seguidamente llegamos a otra idílica poza, junto a la cual discurre una acequia elaborada de forma artesanal sobre la orilla derecha del río. Unos metros mas debajo de esta poza, pasamos por encima de la acequia para avanzar por fuera del río que ahora llevamos a nuestra izquierda. Pasando junto a una espectacular adelfa, desde la que tenemos la primera vista del piramidal cerro de Las Chapas, que a partir de ahí va a convertirse en el principal referente visual dirección sur, mientras que nosotros avanzamos en dirección predominantemente suroeste. Adentrándonos minutos después en un huerto aparentemente abandonado presidido por las casas de la Huerta del Hornillo, km 14,5 que es el lugar donde ahora nos encontramos. Unos 500 m mas allá también en el margen derecho del río pasaremos junto al molino Corcho, y 200 m. aguas abajo, queda el Molino Toponero, que pasará desapercibido entre los cañaverales y por estar a unos 100 m del río en su margen izquierdo. Mientras mas de uno/a comienza a preguntarse “cuándo coño llegaremos al dichoso puentecito de Gaucín”.

Seguidamente llegamos a otra rambla seca del río, convertida en un inmenso pedregal tan solo cubierta en época de crecidas invernales, mientras el río discurre a través de un cerrado cañaveral, volviendo a caminar por el mismo cauce hasta prácticamente el penúltimo kilómetro, después de haber pasado junto a la Casa del Cañuelo, km 16, que queda en la orilla derecha, a partir de aquí nos encontramos con una sucesión de preciosos tramos de bosque de galería formados principalmente por choperas y quejigos. Por esta parte final de nuestra maratoniana ruta, el cauce se ensancha y es poco profundo, faltando poco mas de un kilómetro el cauce se ensancha, flanqueado por cerros cada vez mas bajos, que ya nos anuncian la proximidad al puente de Gaucín. Redondeadas piedras blancas de tamaño mediano sobresalen del agua a modo de isletas, mientras que las que permanecen en el fondo, están cubierta de verdín, dificultando bastante el poder mantener el equilibrio, por lo que hay que extremar la precaución a cada paso que damos. Y aunque nuestra intención es llegar hasta el puente por el mismo cauce del río, la paliza de agua que uno lleva a esas alturas y el riesgo innecesario de lesión por una caída o torcedura en ese último kilómetro carente de interés paisajístico, hacen recomendable que recurramos al comodín de la pista que discurre paralela al margen derecho del río, unos cables de alta tensión harán las veces de pancarta de últimos 500 m antes de llegar al puente de Gaucín, km 18 y final de ruta.

2 comentarios :

  1. Que pasada!!!!! cuando la repetis??? que me apunto.

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  2. Como siempre, querido Juani...leerte es "refrescante" y casi una invitación a salir a la naturaleza...qué buena ruta...gracias por compartirla con nosotros...

    Mónica

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