sábado, diciembre 17, 2011

El Cancho de La Pepa (1.300 m) y puerto de Los Empedraos (1.120 m)


Entorno: Sierra de Los Merinos y sierra Blanquilla
Pueblos de referencia: Ronda y El Burgo.
Distancia aprox.  10 km
Desnivel aprox.  subida 350 m
Punto de partida: puerto del Viento (1.190 m), Km. 11,4 ctra. A-366 Ronda-El Burgo.
Tiempo aprox. entre 5 y 6 horas, dependiendo de las paradas.
Nivel dificultad: Medio, ya que a pesar del escaso desnivel, hay tramos muy rocosos.
Tipo suelo: sendero y canchal.
Tipo de recorrido: lineal, con dos tramos de ida y vuelta.
Mapa: IGN, Arriate  (1.051-I)
Fecha de realización: martes 13 de diciembre de 2011, día frío, no pasamos de los 9ºC, con nubes y claros por la mañana a cielos totalmente cubiertos a partir del mediodía.
Participantes: Valentín “El Rey de la Montaña”, Ilse “La gacela de la Selva Negra” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Alicientes principales: al tratarse de una carretera muy poco concurrida excepto para los habitantes de Ronda, El Burgo o Yunquera, se trata de una cumbre muy poco conocida fuera de la Serranía, la escasa distancia y desnivel desde el puerto del Viento hace pensar que se trata de un simple paseo, sin embargo, a pesar de su escasa altitud de 1.300 m, nos proporciona unas panorámicas espectaculares tanto de la sierra de Los Merinos, como de sierra Blanquilla, el canchal por el que está formado justifica sobradamente su denominación de “cancho” y en medio de los bloques de caliza nos podremos deleitar con preciosos ejemplares de calcita.
A tener en cuenta:
1º) Ésta fue una de las zonas mas frecuentadas por Juan José Monigolla Gallardo, alias “Pasos Largos”, que nació el 4 mayo de 1873 en la venta del Puerto de Los Empedraos al que proponemos llegar en esta ruta con comienzo en el puerto del Viento a escasa distancia de las ruinas del cortijo de La Breña, que fue el lugar donde el juez y los notables de Ronda esperaron a que sacaran su cadáver, una vez traicionado y acribillado en la Cueva de Sopalmito, situada en sierra Blanquilla.
2º) En los mapas del instituto geográfico nacional el cancho de la Pepa aparece como cerro del Viento.
3º) El abundante ganado suelto que pasta libremente por esta zona hace recomendable llevar los perros atados en casi todo momento.
4º) El día que realizamos esta ruta nos sirvió para diseñar una futura ruta en forma de “8” realizando la versión circular del Cancho y una vez en el puerto de Los Empedraos, hacer un segundo círculo coronando el cancho del Lobo de sierra Blanquilla, desde donde descenderíamos regresaríamos hasta el puerto del Viento.

Descripción de la ruta: 
Para iniciar nuestro recorrido proponemos el puerto del Viento (1.190 m), Km. 11,4 ctra. A-366 Ronda-El Burgo, donde nos encontramos con una explanada de tierra ideal para dejar los vehículos frente a un par de paneles informativos de aves de la serranía y otro de la cabra montés en la vertiente de la carretera que da vistas a Ronda con la sierra de Líbar al fondo.
Mientras que al otro lado de la carretera, en el mirador de La Cabra Montés, tenemos un panel descriptivo del paisaje que abarca desde el cancho de La Pepa hasta el cancho del Lobo de sierra Blanquilla.
Tal y como miramos de frente al cancho de La Pepa, cuyos farallones rocosos tenemos a un kilómetro escaso, nos resultará fácil seguir un sendero que destaca por la tierra rojiza y que a partir de los cien primeros metros de caminata discurre entre dos hileras de piedras que han sido colocadas con gran esmero y dedicación, el sendero va ganando altura con cada zig-zag que describe y en apenas diez minutos habremos superado unos 100 m de desnivel, llegando ya a escasa distancia de la base de los tajos que rodean esta cumbre, encontrándonos con una bifurcación en forma de “Y” que puede hacernos dudar en este punto. Se trata de dos ramales de sendero que utilizan los escaladores para poder hacer su aproximación hasta las distintas vías de escalada cerca de cuya base vamos a pasar muy pronto.
Nosotros cogeremos el ramal de la derecha que atraviesa un pequeño bosquete de encinas, mientras que el sendero se mantiene paralelo a la base de las paredes que durante escasos minutos llevaremos a nuestro costado izquierdo, encontrándonos con algún que otro hito de piedra que nos corrobora que vamos por el buen camino. 
Pero a escasos 100 m nos encontraremos con otro pequeño bosquete de encinas arbustivas (imagen de arriba) cerca de la base de la pared a donde debemos ir acercándonos, abandonando el sendero y siguiendo el rastro rojizo sobre las rocas que de repente nos llevan a una especie de angosto veredón, con tres escalones de casi un metro y medio de altura, que nos obligan a utilizar las manos, superándolo sin ninguna dificultad con una fácil trepada que desemboca en otro bosquete de encina, esta vez mas amplio, después de dejar atrás este pasillo por un tramo muy vertical, el tenue sendero atraviesa una dócil dolina, 
rodeada por un gran canchal pero con un perfil mucho mas suave, a primera vista resulta difícil seguir el sendero, pero si prestamos atención tal y como atravesamos la dolina en dirección norte, noreste veremos el rastro de tierra rojiza dejado por el ganado sobre un suave pendiente de rocas que a modo de rampa nos lleva directos hasta esta cumbre totalmente huérfana de vértice geodésico.
 
Las vistas desde el cancho de La Pepa (1.300 m) nos muestran al sur: Sierra Blanquilla con amplios tramos de la carretera Ronda-.El Burgo a nuestros pies, por encima de sierra Blanquilla podemos distinguir el peñón Enamorados de la sierra de Las Nieves y al sureste la Peineta de sierra Hidalga y la Cancha Almola. Al oeste tenemos Ronda presidiendo su meseta, la sierra de Líbar y la crestería de la sierra del Pinar (parque natural de la sierra de Grazalema) al fondo. Al noroeste: Olvera, el Lagarín y las Grajas. Al norte: la prolongación del inmenso canchal que forma el cancho de La Pepa a modo de cola de dragón extendiéndose hacia las dehesas de la sierra de Los Merinos. Al noreste el solitario peñón del Almorchón Gutiérrez con sierra Ortegícar a su izquierda. Hacia el este los solitarios páramos con los grandes roquedos que forman la meseta de Juan Pérez y hacia el sureste el puerto de Los Empedraos por encima del que podemos distinguir sierra Cabrilla, ocultando casi por completo a sierra Prieta.
Para descender tenemos dos opciones: o bien prolongamos la caminata por el canchal que se extiende hacia el norte, de suave perfil, tomando como referencia el poste de alta tensión que localizamos al noroeste, desde donde podemos descender de forma algo escalonada y casi sin sendero hasta la pista que discurre paralela a la base de la cara oeste del Cancho con el aliciente de hacer la versión circular del cancho de la Pepa que saldría por unos 6 km o bien regresar por donde hemos venido en lo que sería una versión lineal de tan sólo 4 km ida y vuelta.

Una vez de regreso al puerto del Viento, donde podemos dejar en el coche lo que no vayamos a necesitar o coger lo que nos haga falta, caminaremos faldeando a media ladera en dirección este, llevando la carretera a nuestra derecha y el arroyo de las Palomeras o del Nogal a nuestra izquierda por uno de esos senderos abiertos por el ganado que son tan frecuentes en esta zona de la serranía. En poco mas de kilómetro y medio el sendero nos lleva hasta la carretera, junto a la cual caminaremos con precaución pues no tiene arcén, poco antes de llegar a un puentecillo de piedra, podemos comenzar a ascender de forma perpendicular por la ladera, cruzando la cañada que tenemos ante nosotros, por lo general llevaremos siempre la carretera a nuestra izquierda cada vez mas abajo y distante y la parte alta de la ladera a nuestra derecha con los farallones rocosos que se encuentran en la parte final de la loma cada vez mas cercano, siendo nuestro primer hito en este tramo es una espectacular covacha de mas de 30 m de profundidad y una bóveda que puede alcanzar fácil los 15 m de altura en su entrada, en los mapas del IGN viene como cueva de Los Covarones, encontrándose esta a los pies de los tajos que forman la parte alta de la loma por la que vamos.

Hasta la covacha hemos llegado siguiendo varios senderos de ganado, por los que debemos continuar en dirección este, como referencia principal caminaremos junto a la base de los tajos que llevamos a nuestra derecha, pero de las distintas senditas que aparecen y desaparecen, buscaremos la comodidad de la hierba perdiendo algo de altura si es necesario, pero buscando siempre la comodidad en nuestra progresión hasta que nos encontramos con la Fuente de La Alberquilla, que vierte sus frescas y cristalinas aguas a un pilón de unos 9 m de longitud, cuyo fondo estaba habitado por un buen número de tritones.
Desde la Fuente de La Alberquilla, enlazamos rápidamente con el sendero por donde discurría el antiguo camino de Ronda al Burgo y que se va haciendo cada vez mas evidente, con los preciosos muros de piedra sobre los que se asentaron en su día los zig-zags del camino que nos llevan hasta el puerto de Los Empedraos, presididos por las ruinas del ventorrillo que construyeron los padres de Juan José Monigolla Gallardo, alias “Pasos Largos”: Cristobal y Ana, que montaron aquí un pequeño negocio para los escasos arrieros y viajeros que pasaban por este viejo camino de Ronda a Málaga. Las condiciones de vida en este frío lugar debían ser extremadamente duras y en este ambiente humilde y solitario, se curtió Pasos largos, el último bandolero, conociéndose todos los rincones de la serranía, empezando por una cueva que se encuentra a escasos 50 m al este del sendero, poco antes de llegar al puerto de Los Empedraos.
 

domingo, diciembre 11, 2011

De la Hoya de la Mora (2.500 m) al pico del Veleta (3.394 m)

De la Hoya de la Mora (2.500 m) al pico del Veleta (3.394 m)

Entorno: Parque nacional de Sierra Nevada
Cómo llegar al punto de encuentro: antes de llegar a la estación de esquí de Prado Llano, por la carretera de Sierra Nevada, tomar el desvío a la izquierda hacia La Hoya de La Mora, donde se encuentra el albergue universitario.
Distancia aprox. 12 km (ida y vuelta) 
Desnivel aprox.  900 m
Punto de partida: plataforma de aparcamiento de La Hoya de la Mora (2.500 msnm)
Punto mas elevado: pico del Veleta (3.394 m)
Tiempo aprox. 5-6 horas (según la cantidad de nieve, el estado de la misma y la meteorología).
Nivel dificultad: alto, por la impredecible adaptación a la altitud que tengamos cada uno, ese día. Normalmente a partir de los 3.000 m cada metro ascendido cuesta mas trabajo y la marcha tiene a ralentizarse. Mientras mas blanda nos encontremos la nieve, mayor será el esfuerzo extra a realizar.
Tipo suelo: previsiblemente nieve y placas de hielo (imprescindibles crampones y piolet).
Tipo de recorrido: lineal.
Mapa: Guía de Sierra Nevada (Editorial penibética)
Fecha de realización y meteorología: sábado 10 diciembre de 2011, se cumplieron los pronósticos de cielos nublados por la mañana, con tendencia a claros a partir del mediodía, disfrutando de cielos azules en el descenso y temperaturas que según la altitud y la hora rondaron entre los 2 y los 10ºC. Afortunadamente apenas hubo viento. Estado de la nieve: Tras una semana muy soleada, Sierra Nevada había perdido mucha nieve con respecto a la semana anterior, encontrándonos con nieve muy blando en muchos tramos, endureciendo bastante la ascensión por el esfuerzo extra que hubo que realizar.
25 Participantes: Desde Cádiz vinieron: Juanlukita “El Messner Andaluz”. Desde Sevilla: Ilde “EL Vendaval del Moncayo”, Ignacio “El Soltero de oro” y mi sobrino Pablo “La Nutria del Guadalentín”. Desde Córdoba: Héctor “El Caimán de Puente Genil” y Mª Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”. Desde Ronda: Herminia “A Meiga das rías Baixas” y Jorge “Aterriza como puedas”. Desde Granada: Celia “La Hechicera du Sao Pulo”, Darío “El Magnífico”, su compañero de Universidad “Aritz” y nuestra estrella invitada Alejandro Cañizares “El Centinela de la Alhambra”. Y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Carlos, Jacobo “El Himalayista”, Silvia-Silvestre, El Doctor Leal, Patri “La Chica que miraba a las Estrellas”, Migue “El Hombre que sabía demasiado”, Valentín “El Rey de la Montaña”, Ilse “La Gacela de la Selva Negra”, Salva “El legionario”, Eduardo “El Profe”, Juan Antonio Villalba “El Corsario de Sierra Almijara”, Eduardo “El Padre Carras” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
A tener en cuenta para cualquier ascensión invernal:
Debería ser obligatorio llevar en la mochila crampones y piolet. Si bien, lo ideal para no empezar la casa por el tejado debería ser realizar un curso de iniciación al alpinismo homologado por la federación. Por ejemplo con nuestro amigo Jesús Olvera, con el que podéis realizar cursos de gran calidad y aprovechamiento para vuestra formación: http://www.alandalusactiva.com/

Cuando menos es recomendable asesorarse lo mejor posible sobre el uso de crampones y piolet, tanto a la hora de comprarlos, como a la hora de utilizarlos en nuestras primeras ascensiones invernales, donde la falta de costumbre puede hacer que no sepamos ajustarlos correctamente a la medida de nuestro  pies, como colocárnoslo (sin ayuda de nadie), como distinguir el izquierdo del derecho. Para ello podemos encontrar algunas páginas y foros muy interesantes en internet, por ejemplo:
Otros elementos que no pueden faltar en nuestro equipo es: ropa de máximo abrigo, incluidos braga, gorro, camiseta térmica y doble guante, un par finos y un par gruesos.
Así como polainas, botas de goretex, protector solar y gafas de sol, termo con caldito, café o chocolate caliente o en su defecto alguna tableta de chocolate y frutos secos para aportar calorías que a buen seguro sentarán de maravilla.

Breve descripción de la ruta:
Sin duda alguna nos encontramos ante la ascensión más clásica a un tres mil de Sierra Nevada, dado su  rápido acceso al punto de partida y su asequible trazado bastante rectilíneo hasta la cumbre, que tan asequible se nos antoja desde el inicio. Sin embargo, a lo largo de los casi 900 m de desnivel que tenemos que superar, en una travesía invernal podemos encontrarnos con numerosas placas de hielo que hacen imprescindibles crampones y piolet, así como repentinos cambios de temperatura con fuertes rachas de viento que disminuyen notablemente la sensación térmica que tan desagradable puede resultar, incluso en esos días en que uno empieza la caminata bajo un radiante cielo azul, pues a mayor altitud más rápidos y bruscos resultan los cambios de temperatura, aunque en nuestro caso tuvimos la suerte de que fuera al contrario.
Nuestra primera referencia es el arco pétreo de la Virgen de las Nieves, que en esta ocasión dejamos a nuestra izquierda utilizando en los primeros minutos la pista antigua, porque las rampas que llevan a la cumbre estaban congeladas. De hecho, el único incidente de mención de la jornada ocurría en la misma explanada del aparcamiento, donde todavía no habíamos terminado de saludar a todos los compañeros, cuando un ligero temblor de tierra que nos hizo pensar en un terremoto resultó ser el batacazo que se pegó el debutante Jorge que trajo Herminia, dando con su nariz en el suelo. Por fortuna un coche de protección civil se lo llevó inmediatamente para el centro médico de Prado Llano, desde donde una hora mas tarde nos confirmaba, vía móvil, que le habían tenido que poner un par de puntos, pero que ya estaba bien.
Como os iba diciendo, poco después de dejar atrás el monumento de la Virgen, comenzamos a atrochar las primeras curvas de la vieja carretera que llegaba hasta la cumbre, aprovechando la primera parada de reagrupamiento para colocarnos todos los crampones. 
Tal y como teníamos previsto, una vez superada la primera mitad de la ascensión, nos fuimos desviando hacia la izquierda, para llegar hasta las Posiciones del Veleta y recrearnos con el impresionante telón de fondo de los nortes del Veleta, Los Machos, Mulhacén y Alcazaba (por orden de proximidad). Sin duda alguna, una de los puntos de la ruta donde mas y mejor nos podemos recrear los amantes de la fotografía.

Abandonado el vertiginoso balcón natural de Las Posiciones del Veleta, continuamos ascendiendo la ladera perpendicularmente en paralelo a las pistas de esquí, el estado de la nieve polvo hacía que en ocasiones hundiéramos la pierna hasta las rodillas, obligándonos a redoblar esfuerzo y ralentizando muchísimo la marcha, a pesar de lo cual la mayor parte del grupo avanzábamos en una hilera razonablemente compacta teniendo en cuenta el tamaño del grupo, donde algunos estaban debutando en una ascensión invernal a un tres mil.
A pesar de que nadie llegó a verse demasiado afectado por el temido síndrome del mal de altura, aproximadamente a partir de los 3.100 m, el cansancio empezaba a hacer mella en no pocos compañeros que sin dejar de avanzar en ningún momento, no podían caminar mas rápido por lo mucho que se hundían en la nieve, convirtiéndose el último tramo en un auténtico ejercicio de resistencia física y mental, donde no había mas sonido que el rechinar de los bastones impactando en las rocas bajo la nieve, los jadeos de la respiración y hasta los latidos de tu propio corazón rebotándote en las sienes. 
Mientras a tan sólo un centenar de metros los esquiadores llegaban sin despeinarse hasta el último remonte, asombrosamente cerca de la cumbre.Recreándonos con el curioso color cobrizo que parecía reflejarse sobre la costa de Motril-Salobreña al sur, fuimos alcanzando con fuerza y honor  los últimos metros del Veleta hasta reunirnos todos juntos en tan emblemático vértice geodésico donde como no podía ser de otra manera nos hicimos la foto de rigor. Coincidiendo allí con otros montañeros y esquiadores que llegaban allí igual que nosotros, haciendo el descenso en sus esquíes de travesía. Una modalidad a tener en cuenta para quien algún día alcance la pericia de esquiar fuera de pistas, iniciando el descenso desde una cumbre.
Ni que decir tiene, que al llegar a la cumbre, automáticamente quedó olvidado el cansancio acumulado de los 900 m en unos 5 km, hundiéndonos en muchas zonas por nieve blanda. El cansancio se transforma en una grata sensación euforia, quedando el esfuerzo sobradamente recompensado y sintiendo como se estrechan los lazos de amistad con tus compañeros de aventura de esa forma tan natural y al mismo tiempo tan difícil de encontrar en la vida cotidiana de la calle o el trabajo. El paisaje nevado desde la cumbre del Veleta, resulta espectacular con magníficas sensaciones alpinas. Especialmente y como fue el caso, con la suerte de encontrarnos el cielo despejado, recreándonos con la presencia del cerro de Los Machos, Mulhacén y Alcazaba al este. Hacia el sur la cuerda del Caballo y el mar de la costa granadina a nuestros pies. Hacia el oeste la caída hacia Prado LLano y la pirámide le Trevenque, mucho mas lejos, al suroeste nos resultará fácil localizar las sierras Tejeda y Almijara gracias a la piramidal silueta del Lucero y La Maroma a su derecha. Al norte el parque natural de Sierra de Huétor y más lejana, sierra Mágina ya en Jaén y al noreste la gran pirámide solitaria de La Sagra, en los confines de Andalucía: "El Kilimanjaro del altiplano granadino".

Como casi siempre suele ocurrir,  el descenso resultó mucho más cómodo, a pesar de alguna caída sin consecuencias. 
El almuerzo lo realizamos en las ruinas del refugio que se encuentra un poco mas debajo de Las Posiciones del Veleta, hasta que el frío que empezaba a sentirse tras mas de 5 minutos parados nos obligó a reemprender el descenso, ya sin pausa hasta La Hoya de La Mora, 
salvo para sacarnos los crampones cerca del final y hacer alguna que otra foto con las curiosas formas de las nubes y unos colores de atardecer propios de aquellos catecismos que teníamos de pequeño en el colegio.

martes, diciembre 06, 2011

De Cartajima a Júzcar por el paraje de Los Riscos (Havaral y Sierra del Oreganal)

De Cartajima a Júzcar por el paraje de Los Riscos (Havaral y Sierra del Oreganal)
Pueblos de referencia: Cartajima y Júzcar
Distancia aprox.  9 km (incluyendo la visita a Los Riscos por el sendero de “Las Eras”).
Desnivel aprox.  subida 450 m
Desnivel aprox.  bajada 600 m
Punto de partida: Cementerio de Cartajima (841 m)
Punto mas elevado: La Suerte de Macoria (985 m), situado entre El Águila y las dos eras de La Cañá Grande. Todo ello dentro del paraje de Los Riscos.
Tiempo aprox. entre 5 y 6 horas (por el desnivel acumulado) y porque la zona de castaños y Los Riscos se prestan al disfrute del paisaje sin prisas.
Nivel dificultad: Medio/bajo.
Tipo suelo: Pista forestal terriza, con algún tramo asfaltado, vereda terriza y tramo rocoso en Los Riscos.
Tipo de recorrido: lineal en forma de “Y” con tramo circular por Los Riscos.
Mapa: IGN, Igualeja  (1.065-I)
Fecha de realización: domingo 4 de diciembre de 2011, cielos despejados y temperatura muy agradable que rondó entre los 13 y 18ºC, con una suave brisa del norte.
33 participantes: entre los que acudieron varios senderistas de leyenda con sus respectivas parejas, amigos o/y familia como en el caso de Héctor “El Caimán de Puente Genil”, Mª Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera” con la RR.PP. de la familia Nandi, Elisa y Ángela, Mónica “La Princesa de la Patagonia” con Verónica y otra amiga que a su vez traían dos bellas princeas, Salva “El Legionario” con su respectiva, José Antonio Luque “El Vigilante de la Playa” con la familia al completo y una familia amiga, Juan Antonio Villalba “El Corsario de Sierra Almijara” con Irene “La Tarántula del tajo Ronda”, Eduardo “El Profe”, Isabelle, Manolo “el Centinela del faro de Chipiona”, Mateo “El Demonio de Tasmania”,  María “La Ninfa del río Verdugo”, Nacho “El Demonio de Timanfaya” y un servidor: Juan Ignacio Amador.

Breve descripción de la ruta:
Una vez que dejamos el mayor número de vehículos posibles en Júzcar, regresamos a Cartajimaa donde ya nos esperaban a los conductores el resto del grupo. Tras el saludo y bienvenida de rigor dimos una breve introducción poniéndonos en marcha por la supuesta “avenida de Andalucía” curiosa calle, que circunvala el perímetro occidental de esta localidad, a modo de mirador hacia los riscos de Cartajima, aprovechando la coyuntura para hacernos la correspondiente foto de familia con tan genuino telón de fondo.
Y aprovechando la pausa para dar una breve charla sobre esta localidad, recordando que: El nombre de “Cartajima” de origen árabe-tagmazib, “Al-Z’jaima”, (población de más altura). De hecho, es el pueblo situado a mayor altura en toda la Serranía de Ronda, por lo que su nombre coincide con su emplazamiento con sus 846 msnm. Asentado sobre la falda oriental de la sierra del Oreganal que la envuelve por el norte y por el oeste, estando rodeada por el sur y este por castaños, encinas y olivos.

Conquistada Ronda por los Reyes Católicos y rendidos los demás pueblos, Cartajima siguió habitada por abundante población morisca que seguían con sus ritos religiosos, motivo por el cual sufrieron la persecución y procesos judiciales de parte del Santo Oficio a lo largo del siglo XVI.

Su mayor prosperidad económica la alcanzó en el s. XVIII, como demuestran documentos de la ápoca con oficios especializados, contando con médico y notario, oficios desconocidos en casi todos los pueblos restantes, y con un número de habitantes cercano a los 1.600 que nunca ha sido superado. De hecho en la actualidad solo cuenta con 266 cartajimeños. Consta que unas de las puertas en madera de castaño tallada de la iglesia de Gaucín fue fabricada en Cartajima por un maestro carpintero que debía gozar de mucha estima en la zona como para recibir encargos desde tan lejos.
Durante la Guerra de la Independencia, Cartajima se distinguió en la lucha contra las tropas napoleónicas, especialmente el guerrillero Andrés García, que cuenta entre sus hazañas con el atentado contra el gobernador de Ronda, que murió cuando paseaba con su escolta por al Tajo.
En agradecimiento por esta hazaña, en 1814, Cartajima fue nombrada villa por Fernando VII. Floreciendo una etapa de esplendor que le mereció la denominación del " Cádiz el Chico ".
El cultivo de las viñas se mantuvo vigoroso hasta finales del siglo XIX, cuando la epidemia de filoxera acabó con las viñas de toda la comarca y de casi todo el país. Hasta que mucho más tarde se pudieron repoblar algunas viñas traídas desde América.
 “C a n t o   a  C a r t a j i m a"
Ojos verdes castaño, Tienes, Cádiz la chica.
El poeta Espronceda grita. Con esos tus cañones de antaño.
Perdí la cobardía para enamorarme. Del manto riscoso de tu faldilla,
Y por ella poder a la encina bajarme. Para besar tus estrechos labios, Cartajima.
Presumirte por las siete villas. Con los gritos que en mi pecho se enjaulan,
Para merecer que eres la maravilla. Desde el bajo de Alpandeire al alto de Parauta.
Juan Jesús Téllez Martín
Finalizada la poesía un rebaño de cabras que venía en dirección contraria a nosotros, parecía asustada ante la repentina aparición del colorido grupo que formábamos, por lo que no nos importó retroceder sobre nuestros pasos, doblando la esquina de la esquina de la calle Ronda por donde nos aproximamos al corazón de Cartajima por la calle de la iglesia, prolongando la pequeña travesía urbana por la calle Alta, llegando a la esquina con la calle Nueva, donde se encuentra esa casa cuya entrada está flanqueada por dos figuras de águilas y las barandillas con simpáticos enanitos, donde hacía pocas semanas habíamos hecho una bonita fotografía con el fondo de los castaños en su esplendor, al contrario de cómo ahora nos lo encontramos, con la mayoría de los castaños desnudos, de hecho esta ruta estaba programada para un par de semanas antes, pero la lluvia nos obligó a posponerla, aún así el camino nos reservaba la sorpresa de varios castaños que aún conservaban sus hojas maraillas.
A la salida de Cartajima una baliza del PR A-224 nos anunciaba una hora hasta Júzcar (evidentemente los tiempos estimados siempre son muy relativos pues depende de cada cual y de cada tipo de grupo o planteamiento de ruta, en nuestr caso ruta familiar y paisajística para disfrutar de la charla y la fotografía). 
En sentido descendente iniciamos la ruta atravesando algunos tramos de castañar donde afortunadamente aun quedaba alguno amarilleando con el genuino telón de fondo de los Riscos hacia el oeste.
Una vez que cruzamos el vado del arroyo Blanco, iniciamos la ascensión entre encinas que nos llevó hasta la confluencia de la carretera Cartajima-Júzcar, enlazando a continuación con la pista terriza que es el antiguo camino Ronda-Juzcar. Donde hicimos otra parada de reagrupamiento aprovechando cada una de ellas para explicar en qué consistía el siguiente tramo de ruta.
Lo que teníamos ahora por delante serían unos 2 km de pista flanqueada entre castaños y encinas, el primer kilómetro de pista es bastante tendido, pero el segundo es cada vez mas empinado, coincidiendo con un tramo asfaltada, para evitar el deterioro de la misma con los surcos y cárcavas que suelen provocar las lluvias torrenciales. Animando a las mas pequeñas y alguna que otra mamá fuimos llegando por fin a la plataforma de donde parte y finaliza el sendero homologado de “Las Eras” frente al cual hicimos una prolongada pausa para recuperar resuello, beber y comer algo.
Siguiendo la sugerencia del “Mago Gandalf de la Serranía”, iniciamos el sendero por su teórico final, es decir, atravesando la angarilla que da acceso a la parcela donde se encuentra el cortijo del Herrero, ascendiendo a través del elaborado sendero flanqueado de lascas a modo de pequeños meñires, dejando a nuestra izquierda el tajo del Colchón,  que nosotros bautizamos en su día como el Cíclope, llegando en pocos minutos al “Portichuelo”  por donde el sendero traspone hacia la denominada Cañá Grande, donde ya comenzamos a disfrutar de un espectacular paisaje kárstiko a nuestro alrededor, pasando junto a las dos eras que están muy próximas. 
A cada recodo del sendero teníamos una curiosa postal a cual mas hermosa hasta que poco aa poco fuimos ganando aaltura de forma escalonada llegando en pocos minutos al alto que se conoce como La Suerte de Macoria, donde almorzamos disfrutando de una temperaaturaa muy agradable bajo un radiante cielo azul y vistas hacia la sierra de Las Nieves y parte del Havaral.
Reanudada la marcha, el siguiente hito fue El Águila, emblemática formación imitativa donde las haya y símbolo de Los Riscos, otra formación también muy curiosa es el Camello, que está justo en frente, hacia el noreste, superado un collado que viene a continuación, tenemos un prolongado y escalonado descenso con nuevas perspectivas del laberinto pétreo por donde discurre el sendero, hasta que llegamos a lo que sería la 2ª era, en el sentido que sugiere el cartel de inicio de ruta, a partir de aquí el paseo finaliza (o comienza según el sentido de la marcha), por un tramo de unos 400 m de pista terriza que discurre por el perímetro de Los Riscos, que ahora vamos dejando a nuestra derecha, mientras que a nuestra izquierda llevamos una finca de almendros y olivos, entre los que se encuentran las ruinas de un cortijo.
De regreso a la plazoleta donde comienza el sendero de Las Eras, tan sólo quedaba regresar sobre nuestros pasos, a través del antiguo camino Ronda-Júzcar, que pasa junto al cartelón de las aves de la serranía y que nos anuncia el último kilómetro llegando a Júzcar, por segundo día consecutivo, en empinada pendiente cuesta abajo para desembocar junto al bar Torriceli, donde vimos los últimos minutos de la épica victoria de Nadal para conseguir nuestra 5ª Copa Davis en los últimos 11 años.
Los mas pequeños no daban crédito a sus ojos, viendo todas las casas pintadas de azul, a pesar de que ya las habíamos ido viendo en algunos puntos del camino, desde la distancia. Y es que tras una intensa búsqueda por el mundo para encontrar esa ciudad de ensueño, la multinacional Sony Pictures Releasing, dió con el lugar perfecto para el rodaje de la película los pitufos en 2010: Júzcar. Algunos de los requisitos por los que escogieron esta localidad fue por la climatología y su buena ubicación. Lo más curioso no es que únicamente escogieran el pueblo para el rodaje, sino que además lo pintaran de azul absolutamente todas las casas y edificios de la localidad.  Hasta el cementerio del pueblo y la iglesia, han tenido que cambiar sus colores originales para sumarse al “ambiente Pitufo”. Lo que sin duda alguna ha supuesto todo un boom y un acontecimiento turístico para esta localidad que dado el incremento de visitas ahora se plantea hasta cuando seguirán teniendo sus casas pintadas de azul.
Júzcar se encuentra situada a 623 msnm, su población actual es de 221 juzcareños. Su alargado término municipal limita al norte con el municipio de Ronda; al este con cartajima y Pujerra; al sur con Estepona y al oeste con JUbrique, faraján y Alpandeire. El pueblo está asentado sobre una hondonada, al norte de la cual se encuentra el Jarastepar que con sus 1.425 msnm es el techo de la sierra del Oreganal. Sus tierras están regadas por el río Genal y el barranco de las Cañadas.
En su día tuvo que ser un pueblo importante a juzgar por los numerosos poblados que quedaban bajo su jurisdicción, entre los que se hallaban, según Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España (1845-50): Faraján, y los anejos de Alcapana, capanza y Moclón. Como el resto de los pueblos de la Serranía se vió  muy afectado por la expulsión de los moriscos y las consiguientes repoblaciones, donde halla sus raíces la población actual.
La primera fábrica de hojalata de España,  se instaló en Júzcar. Así lo afirma un libro editado por Altos Hornos de Vizcaya. La elección del lugar obedeció a la riqueza maderera de esta zona de la Serranía de Ronda, indispensable para el carbón vegetal que se necesitaba para la fundición. La fábrica comenzó a producir a mediados del año 1731, bajo el pomposo nombre de "La nunca vista en España REAL FÁBRICA DE HOJA DE LATA Y SUS ADHERENTES, reinando los siempre invictos monarcas y Católicos Reyes don FElipe V y doña Isabel de Farnesio, según figuraba en la lápida del frontón de entrada.
La factoría, que estuvo situada junto al río en el lugar que hoy se conoce como finca la Fábrica, poseía un cuarto secreto donde se realizaba el proceso de estañado. Tuvo una plantilla de 200 obreros. Como en España no se conocía el procedimiento empleado en la elaboración del producto, vinieron de Alemania una treintena de técnicos al mando de dos ingenieros suizos, Pedro Menrón y Emerico Dupasquier. Las crónicas cuentan que los técnicos salieron de Alemania clandestinamente, metidos en barriles, al tener prohibida su marcha al extranjero para evitar la competencia.
Añaden las crónicas que el transporte de la mercancía se hacía a lomos de camellos, más prácticos que los burros y los mulos y superior a su capacidad de carga. Que fueron comprados expresamente por el Gobierno de Madrid. La factoría quebró ante la fuerte competencia de la industria vasca y asturiana.

De Ronda a Júzcar por la sierra del Oreganal


Hora y punto de encuentro:  8:45 en la plaza del barrio de San Francisco en Ronda. Frente a las murallas, en la parte antigua de la ciudad. 
Resumen del Itinerario: Ronda-Canalizo-Llanos de la Moraleja-Puerto de Cartajima por el PR. A-221 que abandonamos al dejar atrás la Cancha Almola, para desviarnos hacia cerro Redondo, que dejamos a la derecha, desde donde nos dirigimos hacia los  Riscos de Júzcar y Cartajima, enlazando con el sendero de Las Heras a la altura del “Águila”, abandonando el paraje de los Riscos para llegar hasta Júzcar por la pista del antiguo camino de Ronda.
Distancia: 18 km
Ascenso acumulado aprox.: 800 m
Descenso acumulado aprox: 670 m
Nivel de dificultad: Alto: Por el agreste terreno del tramo de Los Riscos y sus alrededores, ya que las veredas están perdidas y caminar entre canchal durante varios kilómetros se hace muy incómodo.
Fecha de realización: sábado 3 de diciembre 2011
50 Participantes: Rafael Márquez, Fernando Ruiz , Jose Mª Ruiz, Salvador Moreno, Juan Antonio Mena , José Antonio Montenegro , Vicky Beltrán, Eduardo Campos González, Paco Aguado,  Ilse Bullerdieck, Maria Ortega, Herminia Carballo, Juan Ignacio Amador, Valentín García Vioque, Miguel Becerra, Guillermina Montañez, Paco Jaime, Carmen Pérez Hidalgo, Salvador Aguilar, Mª Carmen, Paco Leal, Aurora, Mariola Ceballos, Guillermo Fernández, Nieves Lobato, Pedro Aguayo, Eduardo Campos, Teresa González Mateos, Celia Barreira, Salvadora García, Agustín Flores, Mª José Díaz García, Ana Morales, Juan José Perales, Juan Luis de la Rosa, Paco Anaya
Rafael Flores, Salvador Sánchez, Mª del Mar Díaz, Manuel Cecilla, Rafa Ríos, María Corrales, Juan Manuel Vallecillo, Auxi Tenorio, Mª Paz Tenorio, Vicente Racero, Josefa López y Salvador Arias.
 
Coordinadores de ruta: Rafael Márquez y Fernando Ruiz, experimentados maestros del Comité de sabios de Pasos Largos, especializados en el arte de caminar por las montañas de la Serranía de Ronda a los que felicitamos por su buen hacer y que nos deleitaron con esas pinceladas de sabiduría que de vez en cuando nos regala el “Aristóteles de la Senda” mostrándonos los secretos de las pequeñas maravillas del camino y Don Fernando el Diácono con sus fantásticas homilías a caballo entre lo espiritual y lo humorístico, pero sobre todo con esa gran humanidad y el tono afable y sencillo que le caracteriza con el que volvió a deleitarnos en una de las paradas de la ruta y al final de la misma, junto al alcalde de Júzcar.
Breve descripción de la ruta:
A la hora señalada nos dimos citas en la rondeña plaza de San Francisco, frente a la shistóricas murallas de la puerta sur, donde nuestros anfitriones Rafamar “El Aristóteles de la Senda” y Don Fernando “El Diácono” nos van dando a todos la bienvenida, mientras nos reparten el mapa con la ficha descriptiva de la ruta anunciada como: “V peregrinación Ronda-Júzcar” y unas camiseta para cada participante, que como no podía ser de otra manera es azul pitufo, para llegar a Júzcar en armonía con el entorno de sus casas pintadas de azul.
Tras la foto de familia se da el pistoletazo de salida, abandonando la emblemática plaza, cuya  arboleda nos regala una bonita postal de otoño, bajo un radiante cielo azul que nos acompañaría hasta el mediodía. Primero por la calle Benarrabá y después por la calle de San Acacio, vamos dejando atrás la ciudad soñada por la pista que en dirección sur nos lleva hacia el Canalizo (no confundir con el tajo que nos encontramos en la ascensión de Quejigales a Enamorados en la Sierra de las Nieves). Pasamos junto a la baliza que nos marca “4 horas” de Ronda a Cartajima por el PR.A-221, 
que es nuestro camino a seguir hasta bien avanzada la ruta. De momento la pista discurre dócil y prácticamente llanaa, entre campos de cereal a nuestra izquierda y amplias casas con piscina, la mayoría de ellas a nuestra derecha. No tardamos en pasar junto a una antigua fuente, actualmente seca, cuyo nombre no recuerdo y a escasa distancia a la izquierda del camino “El Aristóteles de la Senda” se detiene para explicarnos el funcionamiento de un artilugio de hierro, que resultó ser lo que queda de una antigua noria, cuyo pozo de agua, prácticamente cerrado para evitar accidentes, aún sigue estando justo debajo.
Pasamos bajo la carretera A-369, poco a poco comenzamos a ganar altura, de momento de forma suave, mientras atrás van quedando la últimas casas y empezamos a adentrarnos en paisaje de ese paisaje de dehesa tan típicamente andaluz donde predomina la encina, sin que falten las fincas donde los cerdos se alimentan plácidamente de bellotas y viven como reyes, sin sospechar lo que les espera y el por qué de tan ricos alimentos a gogó.  
Al igual que los de pavos que seduciendo a una hembra compiten en coquetería a pocos metros del sendero. Al noroeste ya vemos el hacho de Montejaque, Lagarín Las Grajas, cerro Malhaver, las cumbres del Endrinal y la sierra del Pinar parcialmente cubiertas por un primer frente de nubes que se acerca por el oeste. 
Al norte, es decir, a nuestra espaldaa la ciudad de Ronda asentada sobre su meseta. Por el noreste ya empieza a aparecer el Cancho de la Pepa, que es el centinela del puerto del Viento en la carretera que va de Ronda al Burgo, por el este ya comenzamos a ver contemplar el perfil de la sierra de las Nieves y frente a nosotros, en dirección sur, el colosal Cancha Almola, que parece cerrarnos el paso.
Llegando al final de esta dehesa conocida como “El Canalizo” hacemos un alto cerca de un pilar alimentado por un manantial muy próximo. Tras remontar una pedregosa ladera, siguiendo las pinturas y balizas del PR. A-221, enlazamos con una pista que en este tramo del camino se mantenía paralela a nuestra derecha, sirviéndonos ahora de ella para adentrarnos en el bellísimo paraje de “Los Llanos de la Moraleja”,
una especia de antesala de ese gran museo geológico al aire libre que es la sierra del Oreganal, cuyas formaciones kárstikas no le tienen nada que envidiar al mismísimo “Torcal de Antequera” como podemos empezar a comprobar, nada mas adentrarnos en este llano, que recorremos cámara en mano recreándonos en la belleza de sus esculturas, cada roca desafía nuestra imaginación con formaciones imitativas a cual mas curiosa, que van cambiando de forma conforme giramos a su alrededor.
Conforme seguimos avanzando las laderas occidentales de sierra Carrasco muestran su cara mas agreste con un espectacular lapiaz difícilmente transitable, que se extiende en dirección sur, prolongándose el paisaje lunar en el que poco a poco nos vamos adentrando hacia el mítico paraje de los Riscos de Júzcar y Cartajima. Huellas de 4x4 han dejado su estela de barro a lo largo del carril por el que vamos caminando procurando pisar la hierba por el centro o por los lados en cada momento. Frente a nosotros ya tenemos la mole del Cancha Almola con su cara norte frente a nosotros, cual imponente catedral geológica, una montaña mágica donde las haya tan agreste como bella y hechicera.
Tal y como nos íbamos acercando al puerto de Cartajima, girando sobre nuestros pasos volvíamos a recuperar las vistas sobre la ciudad soñada, por encima de las primeras líneas de lapiaces que ya íbamos dejando atrás, mientras que a nuestra izquierda, la loma se suavizaba hasta llegar a los pies de los tajos que flanquean la cara oeste del Cancha Almola, cuya cumbre parecía muy cercana.
Superado ya el puerto iniciábamos el descenso con vistas al Alto Genal por encima del piramidal cerro Malhacer, mientras que a nuestra izquierda pudimos contemplar parte de la cueva del Moro, a través de la cual realizamos el descenso de la Cancha, en aquella inolvidable ascensión que realizamos a su cumbre en diciembre de 2008, que podéis ver en el siguiente enlace:
Según cuenta la leyenda del “Moro del Al-Mola” (“gran casco” en árabe): éste personaje vivía en una de sus cuevas. El moro conocía al dedillo dicho monte, pues de hecho en el vivía, cazaba y pastaban sus ovejas. Luego vendía su cacería y su lana por Ronda, Cartajima o Parauta. Tenía este moro dos novias una en Cartajima y otra en Parauta y era tal el conocimiento del monte que gozaba, que según con qué novia se peleara, le cortaba el agua a la población donde anidara la joven. Así que a veces los dos pueblos disponían de agua, otras sólo Cartajima y otras solo Parauta. El día en que murió el moro despeñado por unas rocas, el agua solo estaba abierta para el arroyo de Parauta, razón por la cual según cuenta la leyenda por eso llega en la actualidad tan poco agua del Almola a Cartajima.
Digno de mención son los magníficos ejemplares de “cojines de monja” (erinacea anthyllis), típico matorral espinoso y almohadillado de color verde oscuro que suele tapizar planicies y laderas situadas entre los 1.200 y los 2.500 m. Todo un clásico de la flora de alta montaña, que de paso  certificaba nuestro paso por el punto mas alto del recorrido, a partir del cual el perfil del mismo sería predominantemente descente, pero no exento de alguna pendiente prolongada y terreno cada vez mas pedregoso. Con vistas hacia Cartajima y al cortijo del Cura a los pies del cerro Malhacer, fuimos descendiendo hasta las cercanías de las ruinas de un cortijo, donde nuestro anfitrión Don Fernando “El Diácono” nos deleitó con una de sus famosas homilías y posterior degustación de queso de la tierra y varias botellas de vino que generosamente trajeron varios compañeros. 
Poco antes habíamos abandonado ya el dócil camino del PR. A-221 Ronda-Cartajima y
aunque aún transitábamos por antiguos caminos relativamente fáciles de seguir poco a poco se iban transformando en pedregosos senderos al mismo tiempo que el cielo azul bajo el que íbamos caminando, comenzaba a cubrirse de un gris plomizo casi sin darnos cuenta. Y así el idílico laberinto pétreo de la sierra del Oreganal, parecía transformarse de repente en un paisaje tipo Mordor, donde peter Jackson hubiera encontrado los exteriores perfectos para rodar muchas escenas del “Señor de Los Anillos”. El queso curado y el vino tinto y moscatel que muchos degustaron tras la homilía de Don Fernando, comenzaba a hacer efecto en las resecas gargantas de algunos, mientras el grupo, muy estirado iba remontando algún que otro repecho o faldeando las cañadas que se cruzaban en nuestra trayectoria.
En una de las pausas de reagrupamiento que se fueron realizando a lo largo de la jornada, nos quedamos aparentemente cerca de un cerro que con su redondeado perfil, invitaba a hacer cumbre para disfrutar de una panorámica en altura, 360º a nuestro alrededor. El Doctor House, fichaje estrella del mercado invernal en la temporada 2010/11 y un servidor, nos leímos el pensamiento con tan sólo una mirada y antes de darnos cuenta ya íbamos camino de la cumbre, que a partir de la mitad parecía estar cada vez mas lejana y empinada, con la tranquilidad de que aún no se veían venir a los últimos compañeros en el punto de reunión, que por su posición tal vez podría ser la Cancha del Risquillo. El caso es que extasiados por la belleza que nos rodeaba, fotos por aquí y fotos por allá, cuando nos dimos cuenta el grupo ya se había puesto en marcha e iniciamos el descenso tan rápido como me lo permitieron mis rodillas, mientras el “Doctor House” hacía las veces de gregario de auténtico lujo, para llevar a cabo lo que se había convertido ya en una persecución del grupo. Con la referencia de las siluetas de los compañeros que iban en cola de grupo y la inconfundible voz de Herminia con su tono potente, terminando de rebasar cada collado que nos separaba de ellos, íbamos siguiendo el rastro con bastante certeza, pero los collados daban paso a dolinas y pequeñas cañadas cada vez mas angostas, repletas de rocas por todas partes y grandes retamas que nos obligaban a hacer pequeños rodeos cada pocos metros.

Mientras nuestros compañeros se adentraban en el mítico paraje de “Los Riscos”, viniendo a salir a la emblemática formación imitativa del “Águila”, continuando desde allí por el sendero de Las Heras, para enlazar mas tarde con el antiguo camino Ronda-Júzcar, siendo recibidos por el alcalde de esta localidad a las puertas de la misma. Yo estaba convencido de que teníamos que pasar por Cartajima, craso error, pues de ser así no habríamos abandonado el PR.A-221 y en caso de duda con una simple llamada, pues a pesar de lo accidentado del terreno hay cobertura en muchos puntos de esta sierra. Incluso el “Doctor House” me recordó que le había parecido escuchar “algo de el Águila” a poco que hubiera estado con la mente despierta, rápidamente me habría dado cuenta de que se referían a “Los Riscos” y hacia allí hubiéramos llegado sin mas dificultad que los peñascos del camino. Pero se me metió en la cabeza que pasaríamos por Cartajima y con esta población a la vista, avanzamos hacia la misma a través de un sendero de cabras entre riscos y angostos callejones cada vez mas agrestes y escarpados. 
De repente, empezó a sonar la melodía de misión imposible en el teléfono del móvil donde aparecía la imagen de “Don Fernando el Diácono” a quien le dimos nuestra ubicación, confirmándole que todo estaba ok y que si no enlazábamos con el grupo antes de llegar a Júzcar, nos veríamos allí directamente, pero sobre todo que no se preocuparan, que siguieran adelante según lo previsto.
Minutos mas tarde, el Doctor House y un servidor llegábamos al borde de uno de esos tajos que se antojan imposibles vistos desde la carretera que va de Cartajima a Júzcar, descartada ya la posibilidad de regresar sobre nuestros pasos para rectificar la trayectoria y enlazar con el grupo, fuimos descartando bajadas muy expuestas entre callejones y cornisas hasta encontrar un veredón escalonado tipo tajo Gómer, por donde llegamos hasta una cañada, que aunque repletas de piedras y grandes retamas nos parecía una autopista en comparación con las escarpadas paredes que habíamos dejado atrás, por donde el Doctor House hizo gala de su destreza y pericia en los terrenos mas agrestes, con esa flama inglesa y el humor irónico que le caracteriza, todo un gentelman de la montaña. El caso es que antes de darnos cuenta ya estábamos en un punto intermedio de la carretera que va de Cartajima a Júzcar, tan pronto como nos fue posible abandonamos el monótono asfalto, para enlazar con el antiguo camino de Ronda a Júzcar, casi sin darnos cuenta en cuestión de minutos ya estábamos en el “Torricheli” copita de mosto en ristre viendo el partido de dobles de la Copa Davis: España-Argentina. Momento en el que volvimos a llamar a Don Fernando, para confirmarle que ya estábamos en Júzcar, mientras él nos informaba de que en ese momento estaban siendo recibidos por el alcalde que le estaba regalando unas gorras blancas en el punto donde se encuentra el panel de aves mas frecuentes de esta zona de la serranía, es decir 1 km antes de llegar a Júzcar.
A penas media hora después llegó el esperado reencuentro con el grupo finalizando el paseo en la plaza de la iglesia, que al igual que el resto de casas permanece pintada de azul un año después que finalizarán de rodar las escenas que aparecen en la película de “Los Pitufos” y que a modo de curiosidad tanto ha incrementado el número de visitas a esta localidad, hasta el punto de establecer dos controles policiales cada fin de semana en ambas entradas del pueblo, para evitar un caos de vehículos en sus angostas calles. De hecho los 221 juzcareños que habitan actualmente lo que ahora denominan “el primer pueblo pitufo del Mundo”, pueden ver incrementada su población cada fin de semana con mas de mil personas venidas de distintas zonas de Málaga y provincias colindantes atraídas por tan curiosa postal como la que Júzcar nos ofrece en la actualidad. 
Al preguntarle al alcalde: “¿hasta cuándo el azul?”, nos contestó que precisamente en las próximas semanas habría una asamblea popular, porque lo que está claro es que en estos tiempos de crisis el importante crecimiento de visitas que está generando el hecho de seguir con las casas pintadas de azul, está suponiendo una importante fuente de ingresos para todos los establecimientos de la localidad, además de numerosos puestos de trabajo, aunque sea para disfrazarse de pitufo en el Mercapitufo como nuestro amigo, el juzcareño: Dani “El Duendecillo de los Riscos” que ha colaborado en varias ocasiones con pasos largos como perfecto conocedor de la zona.
Tras una segunda recepción del alcalde donde Pasos Largos le hizo entrega de una placa con motivo de esta “peregrinación: Ronda-Júzcar” y posterior visita al flamante nuevo centro micológico de Júzcar (único en su modalidad en todo el valle del Genal), nos desplazamos hasta el punto de recogida donde el autobús nos llevó de vuelta hasta la rondeña plaza de San Francisco, donde empezó tan inolvidable jornada de gran disfrute para los amantes de la montaña y paisajes agrestes de coleccionistas, pues no hay que olvidar que la sierra del Oreganal sigue siendo una gran desconocida para muchos amantes de la montaña y el senderismo en Málaga, no así para los que tuvimos la suerte de participar en esta preciosa ruta preparada con gran mimo y dedicación por nuestros magníficos anfitriones Rafamar “El Aristóteles de la Senda” y Don Fernando “El Diácono” a quien una vez mas felicitamos por tan fantástico trazado y por su buen hacer”.
He aquí la última homilía que nos dio nuestro anfitrión Don Fernando “El Diácono” a modo de colofón final de ruta, frente a la iglesia de Júzcar y ante el ilustrísimo señor alcalde: David Fernández Tirado
POEMA  A LA VIRGEN DE MOCLON
Asociación senderista Pasos Largos
 quinta peregrinación,
este año vamos a Júzcar
y por mas de una razón.

La primera es evidente,
es una peregrinación,
por lo tanto vamos a ver
a la Virgen de Moclón.

Virgen, que de Júzcar es patrona
su pueblo la venera
le reza y la procesiona.

Según cuenta la leyenda
en Moclón fue encontrada
y por un joven cabrero
a Júzcar fue trasladada.

Años mas tarde un incendio
que en la parroquia aconteció
la imagen fue destruida
y Júzcar se entristeció.

Mas una nueva imagen fue construida
pequeña, pero con un gran corazón,
que son las cenizas de la imagen
que encontraron en Moclón.

La segunda razón de esta ruta,
también es evidente,
estamos en territorio pitufo
lo sabe toda la gente.

Júzcar, bello pueblo del Genal,
de un intenso azul se ha vestido
pues de no sabemos donde
los pitufos han venido.

Por sus calles corretean,
juegan, ríen y se esconden,
muchos dicen que lo han visto
pero no saben por donde.

Pero atentos a los pitufos,
que son raudos y muy tunos,
seguro que cuando lleguemos
no encontramos a ninguno.

La ruta va terminando
y se plantea la cuestión
¿Quien  ha venido a ver a los Pitufos?
¿Quien a la Virgen de Moclón?

Pues después de todo el día
recorriendo este camino
hay que saber quien va te pitufo
y quien va de peregrino.

Pero dejémonos de historias
y zanjemos la cuestión
dándoles vivas a los pitufos
y a la Virgen de Moclón.

 ¡¡Vivan los Pitufos!!
 ¡¡Viva la Virgen de Moclón!!