domingo, junio 26, 2011

Río Castor (Estepona, vertiente sur de Sierra Bermeja)

Localidad de referencia: Estepona.
Tipo de ecorrido: lineal.
Distancia aproximada: 5 km (2,5 de ida + 2,5 de vuelta)
Duración: 5-6 h. (incluyendo paradas para los baños y comidas)
Dificultad: Media/baja.
Desnivel acumulado: 50 m
Tipo de camino: pequeños tramos de sendero y sobre todo el pedregoso cauce del río con tramos de agua y nado obligado.
A tener en cuenta:
1º) Se trata de un tipo de ruta acuática por lo que se hace altamente recomendable traer el bañador y calzado deportivo o botas de trecking para caminar por piedras y por el agua. IMPRESCINDIBLE SABER NADAR.
2º) Como en todas las rutas acuáticas recomendamos dejar muda de calzado y ropa cómoda en el coche.
3º) Se trata de un cauce poco sombreado por lo que es importante llevar protección solar, gorra y gafas de sol.
4º) A lo largo del recorrido nos encontraremos con 3 o 4 pozas de mas de 2 m de profundidad, donde se hace necesario nadar para atravesarlas por lo que se recomienda el uso de un bote estanco para proteger la comida y no tener que soportar la incomodidad de ir nadando con la mochila levantada para que no se te moje lo que va en el interior. A éste tipo de rutas hay que venir con la mentalidad de disfrutar del agua y no huir de ella.
Ríos de la vertiente sur de Sierra Bermeja:
Son numerosos los pequeños ríos que discurren por la vertiente sur de esta mágica sierra entre ellos destacan el Guadalmina, Guadalmansa, castor y Padrón. Tienen un trazado poco sinuoso, que esquemáticamente se podrían resumir en norte-sur, con disposición casi perpendicular a la línea de costa y paralelos entre sí. Tienen un comportamiento general de ramblas con un fuerte estiaje en verano, que hace que en los tramos bajos el agua desaparezca, si bien es cierto que a ello también han colaborado las numerosas urbanizaciones y campos de golf de la línea de Costa por la sobre explotación de recursos naturales de la zona. No obstante, en época de fuertes lluvias invernales su caudal aumenta de forma espectacular, habiendo llegado a producir en ocasiones algunas inundaciones en las zonas bajas.
Recientemente se han construido pequeñas presas en los cauces de los ríos Guadalmansa, Guadalmina y Guadaiza cuya finalidad es trasvasar el agua desde estos cauces al embalse de la Concepción muy cercano a Istán que al mismo tiempo es alimentado por el río Verde, que riega gran parte de las huertas de esta preciosa localidad. Ni que decir tiene que el embalse de laa Concepción abastece de agua a toda la costa del Sol occidental.
Tal y como nos recuerda el catedrático en Geobotánica “Don José Guerrero”: a nivel geológico estos ríos atraviesan una zona muy interesante, como son los territorios bermejos que le dan el nombre a esta sierra, considerada el mayor afloramiento de peridotita del mundo. Son rocas plutónicas, es decir, que surgieron del magma profundo que por efectos de empujes internos ascendió e irrumpió entre las calizas aflorando a modo de grandes masas compactas, muy oscuras casi negras, que sin embargo presentan un color rojizo en su capa externa, , fruto del contacto con el aire, al oxidarse los minerales que posee, entre los que destacan los silicatos de hierro y magnesio (olivino, serpentina y piroxeno) con cantidades mas pequeñas de niquel, cromo, cobalto, incluso grafito, platino y diamante, lo que explica la existencia de viejas extracciones de mineral y el carácter tóxico del sustrato para la mayoría de cultivos.
Cabe destacar que en Sierra Bermeja alberga cerca de 300 km2 donde no existe un solo asentamiento humano habitado en la actualidad. Tan sólo restos de antiguos cortijos y caleras muy aislados. En contraste con la masificada línea de costa. Y es que estas rocas presentan un carácter masivo y compacto, carente de estratificación que hace muy difícil el desarrollo radicular, lo que origina suelos de poco espesor y escasos nutrientes aptos para ser colonizados tan sólo por pinares, matorrales y pinsapos en su ladera norte.
En la parte baja de su curso nos encontramos con las “tierras pardas” compuestas por arcillas, margas, margocalizas y materiales metamórficos: pizarras, esquistos, filitas y espectaculares paredes de mármoles entre los cuales quedan encajonadas algunas pozas de estos ríos ofreciéndonos rincones de gran belleza, como por ejemplo en el cauce medio-bajo de los ríos Padrón o Castor. En general son materiales mucho mas blandos que las peridotitas y predominan con mayor frecuencia en los cursos bajos de estos ríos que ofrecen una mayor facilidad para el laboreo agrícola, que beneficiada por el mismo agua procedente de sus cauces, han dado lugar a un paisaje modificado por las huertas que flanquean las orillas en su curso bajo, junto con los viaductos por donde discurre la autovía A-7 y las pequeñas presas mencionadas anteriormente.
El relieve de los valles y cañadas por donde discurren estos ríos suele ser muy alomado, salvo en las angosturas del Guadalmina y pequeños encajonamientos con los que de forma muy puntual nos sorprenden el río Castor, el Guadalmansa o el Padrón. Predominando en el paisaje los colores pardos, rojizos de las arcillas y peridotitas, negros de las pizarras y el verde de los pinos, variando los tonos de verde al atravesar las distintas zonas de cultivo en su cauce bajo.
El río Castor:
Podríamos decir que el río Castor es el gran desconocido de los ríos que discurren por la vertiente sur de Sierra Bermeja y su prolongación hacia el alto del Jotrón al sur de Pujerra. Entre ellos destacan el Guadalmina con sus famosas angosturas, catalogadas como monumento natural, el Guadalmansa, el Padrón y El Castor, estos dos últimos muy dóciles de transitar y de cauce un tanto abierto, aunque con bonitas pozas de aguas cristalinas y pequeños rápidos donde podemos darnos un buen baño a modo de jacuzzis.
Una vez finalizado los aproximadamente 6 km de pista que parten de las N-340 a la altura de la salida que anuncia “Escuela de Arte Equestre”, junto al puente del río Padrón (justo antes de atravesarlo si venimos de Marbella e inmediatamente después de atravesarlo si venimos de Estepona. Llegamos al final de la pista que comienza a ser terriza poco antes de llegar a la altura de la A-7, bajo la cual pasaremos con el río Castor siempre a nuestra derecha. 
Conviene recordar que dicho final de pista coincide con una cancela que da acceso a una finca privada y a penas hay espacio para que puedan aparcar mas de tres coches en un pequeño ensanche. De hecho, si van mas de tres coches conviene dejar alguno en algún ensanche de carril antes de llegar al final del mismo, pues de lo contrario podríamos tener problemas incluso para maniobrar a la hora de salir de allí.
A la derecha de la verja que nos encontramos al final de la pista, parte una vereda paralela a la valla metálica de la finca en cuyo inicio hay un cartel de laa delegación de medio ambiente recordándonos aquello de: “Lugar de interés comunitario, prohibido arrojar basura y hacer fuego”. A nuestra derecha tenemos un curioso huerto de palmeras de cocoteros que nos hace sentir durante unos instantes en latitudes tropicales. Pero 100 m mas allá, venimos a salir al lecho del río que salvo en época de lluvias, en este tramo aparece con poco agua por tratarse de un tramo del cauce de mas de 30 m de ancho, con predominio absoluto de cantos rodados y típicos restos de grandes ramas de pino arrastradas por la corriente en épocas de crecidas.
Una vez en el cauce del río el camino a seguir lo decidimos nosotros, es decir, bien por el mismo cauce alternando tramos de agua con acumulación de cantos rodados o bien por el sendero que durante los primeros 500 m de ruta por el margen izquierdo del río. Es decir, orilla derecha en el sentido de la marcha, tal y como caminamos aguas arriba. La primera poza que nos encontramos es la famosa “Charca de las Nutrias” que tiene un pequeño azud en su margen derecho para derivar parte de su caudal por una acequia que alimenta la huerta de la finca frente a cuya entrada hemos dejado los coches. La acumulación de aguas cristalinas en esta poza, en la que en su día vivieron aquellas nutrias que le dieron su nombre actual, resulta muy gratificante para la vista e incluso invita a darnos un primer baño, pero a pesar de la fama que tiene, no es ni mucho menos tan bonita como las pozas que nos vamos a encontrar un poco mas arriba.
Si escogemos la orilla derecha para progresar junto al río, pasaremos junto a una casita en ruinas actualmente pintada de rosa con un pozo aledaño y lo mas importantes varias cubetas contenedoras para invitar a los numerosos excursionistas que visitan la Charca de las Nutrias a que dejen sus desperdicios, si bien siempre recomendamos que cada cual se lleve lo que ha traído, que en vacío a la vuelta pesan y ocupan mucho menos que llenos a la ida. Poco después de pasar junto a la mencionada casa el sendero hace una bifurcación si tomamos a la derecha nos adentraríamos en el camino de Igualeja (según wikiloc, por muy lejana que se me antoje aún esta localidad, pero al fin y al cabo uniendo caminos se puede llegar a cualquier parte). No obstante, nosotros tomaremos el de la izquierda, que es el que en todo momento discurre junto al río.

Tomando como referencia la Charca de las Nutrias, a menos de 500 m río arriba llegamos a un encajonamiento del río Castor donde unos espectaculares bloques de mármol han formado una angostura que hace recomendable pasarla por el agua, no sin antes recordar que se trata de un tramo de mas de 20 m de longitud donde no se hace pié. La única forma de evitarlo, si se tiene mucha experiencia en terrenos montañosos y mas concretamente en trepadas y destrepes se pueden salvar superando los bloques de la orilla derecha, pero en caso contrario no se lo recomendamos a nadie. Es mas, conviene recordar que a este tipo de rutas hay que venir para disfrutar del agua y no para huir de ella, de lo contrario mejor escoger otra ruta o quedarnos en casa. Atravesar este primer encajonamiento es una gozada y la temperatura del agua es estupneda a partir de finales de mayo. A quien le guste saltar, siempre comprobando antes la profundidad del lugar sobre el que va a saltar, encontrará en este primer pasillo un lugar de diversión.
Superado este primer pasillo, el siguiente hito del río es una nueva angostura en forma de “L” que  termina en dos pequeñas cascadas de mediano tamaño, donde hay que utilizar los brazos para impulsarnos hacia arriba, o bien se puede superar pasando por las rocas de la derecha que en este caso son mas asequibles para continuar progresando río arriba, entre pequeñas pozas y rápidos. 
Y así llegamos a una nueva poza a donde llega el agua abriéndose paso a través de una especie de pasillo entre grandes bloques de mármoles blancos, que suele ser el típico punto al que llegan la mayoría de excursionista. Pués resulta una poza magnífica para disfrutar de un buen baño, pero al mismo tiempo puede ser complicada de superar para personas no acostumbradas a este tipo de rutas. Sin embargo, una vez que uno de los compañeros mas intrépidos del grupo haya superado esta cascada por donde caé el agua a través de una especie de tobogán, echándosele una mano a quien lo necesite el resto del grupo puede seguir progresando sin problemas. 
A continuación nos encontramos una sucesión de tres pozas con pequeñas cascadas muy similares, entre preciosos bloques de mármol blanco al mismo tiempo que el río va trazando zig-zags, que finalizan en el primer tramo recto de mas de 200 m que tenemos por delante.
Al inicio de este tramo recto, nos encontramos con una pista terriza en el margen derecho del río, orilla izquierda según el sentido de nuestra marcha, que en sus primeros metros discurre dirección sur, aparentemente paralelo al río y que podría tentarnos a tomarlo en nuestro camino de vuelta. Pero debemos descartarlo, porque poco después se aleja bastante del río. 
Como os iba diciendo este primer amplio tramo recto, mide mas de 200 m de largo, hasta la siguiente curva del río, el ancho en ocasiones supera los 50 m de ancho y toda su superficie está completamente repleta de grandes cantos rodados sobre los que tenemos que ir caminando entre mármoles, peridotitas, olivinas, serpentinas y otras rocas que le aportan un gran interés geológico a la ruta. En estas zonas anchas, el caudal suele dividirse en dos ramales que discurren a derecha e izquierda nuestra, mientras que muchas veces sin ser conscientes de ello, vamos caminando por en medio del pedregal, al mismo tiempo que estamos rodeados por dos finísimos brazos del río a izquierda y derecha.
A partir de aquí, cada vez se suceden mas estos tramos de rambla ancha del río, intercalados por algunas pozas de gran belleza, que suelen aparecer de dos en dos o de tres en tres, cayendo el agua de una a otra, a través de pequeñas cascadas o rápidos, que siempre nos brindan un lugar estupendo para disfrutar de un buen baño tipo jacuzzi, e incluso de pequeños tramos de nado, tal y como pudimos comprobar Pepe Guerrero “El Geobotánico”, Eduardo “El Profe” y un humilde servidor, que en nuestra primera incursión exploratoria en este río, llegamos unos 3 km río arriba desde la Charca de las Nutrias, encontrándonos con grandes maravillas geológicas, botánicas e incluso biológicas con un espectacular ejemplar de mantis religiosa y un chotacabras gris, que levantó su vuelo casi un metro antes de que Eduardo fuera a pisarlo. 
Con mirada experta Pepe se percató del huevo de chotacabras que estaba incubando la madre y que tras fotografiar inmediatamente y abandonar el lugar con presteza comprobamos como la madre volvía a comprobar que el huevo seguía en su sitio. Bautizadas quedaron la “poza del Filósofo”, “del embudo” y la “L”. Y anotado para la próxima temporada el descenso del río Castor desde su nacimiento próximo a Peñas Blancas.
Crónica y fotografías: Juan Ignacio Amador Tobaja.
Con la colaboración del blog: nazanutria.blogspot.es (fotografía del chotacabras)

miércoles, junio 22, 2011

Descenso del río Hozgarganta: Del puente de Las Cañillas al camping de Jimena de la Frontera

Entorno:: Parque natural de Los Alcornocales (sector oriental): 
Pueblo de referencia: Jimena de la Frontera
Como llegar:
Si vienes desde la Costa del Sol: tienes que dejar la N-340 a la altura de San Enrique de Guadiaro y continúas dirección San Martín del Tesorillo.
Si vienes desde la zona de Algeciras: tienes que dejar la N-340 a la altura de San Roque y continúas dirección Castellar de la Frontera.
Desde Ronda: dirección Cortes de la Frontera-Puerto Galis.
Desde Sevilla Cádiz: Alcalá de los Gazules-La Sauceda.
Distancia aprox. 15 km
Tiempo aprox. Según progresión del grupo (entre 8 y 9 horas)
Tipo suelo: cauce del río
Tipo de recorrido: Lineal
Dificultad: Alta, por la interminable pedrera en la que se convierten algunos tramos, donde se progresa de manera muy lenta y trabajosa. Si bien no existe ningún destrepe ni salto complicado en ningún punto del recorrido.
Fecha de realización: sábado 18 de junio 2011. Cielos despejados, sin a penas viento y temperaturas que superaron los 30ºC, haciéndose muy reconfortante cada tramo de agua.
11 Participantes: Desde Huelva: Teresa “Arwen de Rivendel”. Desde Rota (Cádiz): Reinaldo y Manuela “Los Senescales de la Bahía”, desde Ubrique (Cádiz): Bernardo “El Curtidor de pieles” y Clara “La Veterinaria”. Desde Ronda: Rafa Flores “El Mago Gandalf de la Serranía” y “Geyperman Salvador” y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Celia “La Hechicera du Sao Paulo”, El “Doctor Leal”, El “Padre Carras” y “El Pequeño Saltamontes”.

Características del río Hozgarganta:
El río Hozgarganta es un afluente del Guadiaro que nace en la ladera occidental del monte Aljibe próximo a La Sauceda. Aunque el nacimiento de los ríos a veces puede parecer algo arbitrario, por los distintos arroyos que forman su cabecera, en este caso podemos atribuir tal honor al arroyo de Pasadallana, que discurre paralelo al sendero que nos lleva desde el área recreativa de La Sauceda al Aljibe. Desde este punto hasta su desembocadura en el río Guadiaro tiene una longitud de 35 km que en su mayor parte discurren por la comarca del campo de Gibraltar, dentro del sector oriental del parque natural de Los Alcornocales. Formando interesantes ecosistemas con intermitentes bosques de galería en su cauce alto, popularmente conocidos como canutos.
Pertenece a la cuenca hidrográfica del sur. Y se le considera uno de los últimos ríos vírgenes de Andalucía al no tener embalses desde su nacimiento hasta su desembocadura. No obstante, hace años que se está estudiando la posibilidad de crear una presa cerca de Jimena de la Frontera, similar a la del cercano río Guadarranque en Castellar de la Frontera. Aunque informes medioambientales desaconsejan estas infraestructuras así como el trasvase del excedente de agua en este río de acusado estiaje. A pesar de ello, los depósitos aluviales asociados a su cauce, formados por arcillas, arenas, limo y gravas, dan lugar a un acuífero que abastece en parte a las poblaciones de Jimena de la Frontera, San Pablo de Buceite y San Martín del Tesorillo. El curso alto del río pierde gran parte de su caudal durante los meses de verano manteniendo gran cantidad de pozas permanentes que sustentan a la fauna local. Fenómeno que se repite aguas abajo, tal y como podremos comprobar si realizamos cualquier ruta entre junio y octubre.
A lo largo de su recorrido nos encontramos con algunas pozas que llegan a superar los 200 m de largo, si bien la mayoría de las veces se pueden eludir pasando por la orilla. Se trata de un río con un cauce muy llanito hasta el punto de que a penas nos encontramos rápidos o pequeñas cascadas a lo largo de su recorrido y salvo en época de abundantes lluvias su corriente fluye tan lentamente que aunque queramos, no nos podemos dejar arrastrar corriente abajo en ningún momento.
Características del tramo que va del puente de Las Cañillas a Jimena de la Frontera: Este tramo del río se caracteriza por una acumulación tremenda de cantos rodados y rocas de todos los tamaños, que requieren de una gran resistencia física y experiencia a la hora de caminar por terrenos muy accidentados. De hecho a excepción de los primeros 500 m con una larga recta que comienza en el mismo puente de las Cañillas, y contadas excepciones, el río no vuelve a darnos una tregua con tramos arenosos y pequeñas playas fluviales hasta las cercanías de Jimena de la Frontera.
A lo largo del recorrido nos encontramos con varias pozas largas y profundas que en ocasiones superan los 200 m de largo. No obstante, si queremos realizar algún tramo por fuera del agua, unas veces por el margen izquierdo y otras por el derecho, tenemos la opción de avanzar por fuera del cauce, entre alcornoques, quejigos ó mares de adelfas que han proliferado en las zonas de crecida.
La vegetación de ribera es muy rica y abundante, pero al mismo tiempo, la descomposición de la materia orgánica que cada año se almacena en el fondo del río ha creado un lodo, que a la hora de caminar sobre él, en las pozas donde el agua está mas estancada o la corriente fluye mas lenta, desprende un desagradable olor a cieno. No obstante, mas de la mitad del recorrido disfrutamos de aguas claras donde podemos comprobar la abundancia de libélulas, peces y ranas de principio a fin, así como una abundante avifauna de ribera como la lavandera, el mirlo o el martín pescador, lagartijas cada dos por tres y tortugas de gran tamaño en las grandes pozas cercanas a Jimena de la Frontera.
A tener en cuenta:
1º) Al tratarse de una ruta lineal hay que dejar vehículos en el final previsto de ruta, siendo el lugar ideal el camping de Jimena de la Frontera, en cuyo bar se puede desayunar perfectamente desde las 9.00 am y al final del recorrido nos podemos dar un merecido homenaje. Además hay espacio de sobra para dejar los coches perfectamente estacionados.
2º) Llevar ropa de baño y calzado cómodo para discurrir por el agua y bote estanco. En verano no es imprescindible el neopreno para esta ruta. Sin embargo si es importante saber nadar, si no queremos estar condicionados todo el tiempo a salirnos del cauce por obligación cada vez que nos aproximemos a una poza grande. Aunque casi siempre se pueden rodear por la orilla, eso sí salvando rocas que a veces son de un tamaño enorme.
3º) Desde el camping de Jimena hay que salir en la mitad de los coches (todos) hasta el puente de las Cañillas (12 km por carretera), después regresamos para recoger el resto de coches. Cuidado en este tipo de rutas con coches en un lado y en otro que siempre hay quien se le puede perder la llave del coche o algo mas por el camino, por no guardarlas en un bote estanco. Mudas limpias y enseres personales que después no podemos coger porque se quedaron dentro del maletero del coche cuyas llaves se perdieron, etc…
4º) Superada la mitad del recorrido, llegamos a un puentecillo por donde atraviesa un camino que viene desde la casa de Los Acebuches, a pie de la carretera, que en todo momento llevamos a menos de un kilómetro a nuestra izquierda. Llegados a este puente, quien desee continuar por fuera del cauce tiene la opción de tomar el camino que comienza a ganar altura por el margen derecho del río y unos 500 m mas adelante, tomando un ramal de sendero que sale a la izquierda y se mantiene paralelo al cauce del río por su orilla derecha, enlazaremos con el SL. A-114 Vereda de la Maestranza-río Hozgarganta, por el que podemos llegar hasta Jimena de la Frontera, discurriendo en todo momento cerca del río hasta el punto de poder bañarnos en varias ocasiones en él si así lo deseamos.
5º) Como es habitual en este tipo de rutas hay que dejar muda de ropa y calzado cómodo en los coches que se queden en el final previsto de ruta.
Breve descripción de la ruta:
Una vez dejados algunos vehículos en el camping de Jimena, tomamos la carretera en dirección Ubrique y nada mas cruzar el puente de Las Cañillas, dejamos los vehículos en la parte izquierda de la carretera al pié de un gran sauce que le dará sombra a los coches a partir del mediodía.
Pertrechados y preparados para caminar por el lecho del río, asegurándonos en todo momento de llevar los botes estancos bien cerrados. Volvemos a cruzar la carretera, atravesamos una angarilla, dejamos unos grandes eucaliptos a nuestra izquierda y pasando por debajo del puente, cual pancarta de salida de etapa vuelta ciclista España nos adentramos en el río, coincidiendo aquí con un larguísimo tramo de casi 500 m bastante recto, flanqueado de alisos y eucaliptos en ambas orillas, las zonas donde sus grandes ramas bajas penetran en el agua le da un toque tropical que nos recuerda a una zona de manglares, que por otra parte me recuerda al tramo del río Genal, aguas abajo del puente de la venta San Juan. En unos instantes el agua nos llegará por la cintura y poco después el pecho hasta el punto que resultará mas fácil progresar nadando lo cual resulta divertido para empezar, pero teniendo en cuenta lo lento que se progresa nadando con una mochila que si bien nos ayuda a flotar al mismo tiempo nos frena. No tardamos en optar por avanzar por la orilla derecha hasta que una vieja y oxidada valla metálica te obliga a regresar al cauce o atravesarla y progresar por el exterior. Pero de momento todos optamos por continuar río abajo.
Superado este primer tramo recto y relativamente profundo, la vegetación de ribera ha formado un ecosistema de bosque de galería, donde resulta mas fácil caminar por el cauce, si bien, ya empiezan a ser abundantes los cantos rodados por todas partes con algunos pasillos de adelfas por ambas orillas, de los que nos valíamos de vez en cuando para progresar algo mas rápido. Fue precisamente en la orilla derecha de esta zona del río donde Geyperman Salvador, haciendo bueno su nombre rescato a un polluelo de pájaro carpintero que había caído de su nido y a punto estaba de caer al agua, poniéndolo a buen recaudo después de hacerle la foto de rigor, para que la madre terminara de devolverlo a la seguridad de su nido. La acumulación de cantos rodados iba en aumento y con el agua cada vez menos profundas y las piedras en ocasiones resbaladizas, me impulsaron a buscar un sendero alternativo que encontré sin dificultad, nada mas atravesar la vieja valla oxidada del margen izquierdo del río. Adentrándome en un bonito alcornocal, optando también por esta alternativa Bernardo y Clara de Ubrique, con gran comodidad y protegidos en todo momento por la sombra de los alcornoques, fuimos avanzando en paralelo al río por senderos de ganado o animales de caza, hasta llegar a una pequeña playita fluvial, donde nos dimos un buen baño mientras esperábamos al resto del grupo, que con disciplina espartana se mantenían en todo momento por el mismo cauce del río. Una vez reagrupados, hicimos una breve parada de avituallamiento y sin mas demora nos volvimos a poner en marcha.
Al trío de compañeros que íbamos por fuera se nos unió “El Padre Carras”, pero unos 200 m después de haber iniciado el sendero, tuvimos que regresar sobre nuestros pasos, porque ya nos alejábamos demasiado del río. Ahora éramos nosotros quienes caminábamos por detrás del grupo principal sobre el mismo cauce del río, hasta que está vez por la orilla derecha vimos un camino muy bien marcado, casi podría decirse que una pista que en principio se mantenía paralela al río, pero tal y com,o iba ganando altura se iba separando al mismo, se trataba del camino de “La Huesa”, pero lo que ahora íbamos buscando era el menor indicio de un sendero que nos devolviera al cauce del río que ahora llevábamos a nuestra izquierda, entre abundante vegetación y alto matorral, nos adentramos en un túnel, probablemente abierto por venados o jabalíes para bajar al río, a veces casi había que ir a gatas pero poco a poco nos aproximábamos de nuevo al Hozgarganta, tal y como confirmaban las primeras adelfas y zarzales que ibámos esquivando, hasta que de pronto, sentí como un latigazo en la frente y en cuestión de segundos toda la cara sangrando como consecuencia del rasponazo que me había hecho llevándome una rama de zarza con la frente hacia delante, mientras iba mirando para el suelo. La compañera Clara, muy diligente cortó rápidamente la hemorragia con unos cuantos clinex y por si acaso el Padre Carras que decía que aquello no era nada en comparación con la “Niña del Exorcista” estaba allí para darme la extremaunción en caso de necesidad. Todavía con la frente ardiendo por la herida, volvimos a reagruparnos con el resto de compañeros que seguían fieles a esa interminable jinkana que es el descenso del río Hozgarganta con sus infinita aglomeración de cantos rodados.
Aquel día se me cumplió “la ley de Murphy” en varias ocasiones, de manera que cada vez que me reagrupaba con los compañeros, acababa de finalizar un bonito y cómodo tramo de pozas y lo que venía a continuación era un largo tramo de pedrera, de esos que te obligan a ir donde colocar el pie a cada paso, teniendo que saltar de vez en cuando, guardando el equilibrio, evitando resbalones, etc… y para colmo cada vez que sacaba la cámara hacía varias fotos y la volvía a guardar en el rudimentario “tapper wear-estanco”, me quedaba cada vez mas y mas descolgado de la cola del grupo, de manera que para avanzar mas rápido volvía a optar por avanzar entre los alcornoques ladera arriba, coincidiendo la mayoría de las veces, con tramos en los que mis compañeros volvían a disfrutar de bonitos tramos de pozas largas y tan pronto como encontraba una bajada al río y me reagrupaba con ellos, a los pocos metros finalizaba la poza y comenzaba otro interminable tramo de cantos rodados que invadía todo el cauce de orilla a orilla, por lo que sin habérmelo propuesto en un principio, esta ruta que teóricamente es acuática, terminé realizándola en una versión terrestre alternativa o en todo caso anfibia, que no obstante podría tenerse en cuenta como referencia para futuros senderistas que se aventuren a realizar este tramo del Hozgarganta.
Una vez que llegamos a un puentecillo que se encuentra entre el km 6 y 7 de ruta por el que pasa una pista que baja desde la casa del área recreativa de Los Acebuches, situada a menos de un kilómetro de distancia, junto a la carretera que va paralela por el margen izquierdo del río. Nos reagrupamos para hacernos la foto de familia con el mar de adelfas que teníamos de fondo y que podría servir como fondo significativo de la abundancia de esta especie de ribera a lo largo de todo el recorrido. El grupo continuó río abajo pasando junto al elaborado molino de agua que queda en la orilla derecha. Mientras que Bernardo y yo, también por la orilla derecha atravesamos una angarilla que da acceso al camino del cortijo del Jateadero, que se encuentra unos 4 km ladera arriba, pero 500 m después de iniciado este camino, tomamos un ramal de sendero que sale a la izquierda y se mantiene paralelo al cauce del río por su orilla derecha, enlazando mas adelante con el SL. A-114 Vereda de la Maestranza-río Hozgarganta, llegados a este punto nos fuimos demorando disfrutando de la bonita perspectiva que nos ofrece este entretenido sendero y dándonos algunos baños cada vez que el sendero pasaba cerca del río, para darle tiempo al grupo a que enlazara con nosotros y así fue como volvimos a reagruparnos al pié de una magnífica atalaya conocida como La Teja, desde donde se obtiene una espectacular panorámica del río Hozgarnata llegando a este punto y su prolongación con su cauce flanqueado de un mar rosa de adelfas que aporta un impresionante colorido al paisaje, rodeado de cerros rematados por grandes lajas de arenisca que colonizados por enormes capas de líquenes, pueden hacernos creer erróneamente que se trata de rocas calizas.
Reagrupados ya todos por el cómodo sendero SL. A-114 fuimos avanzando rápidamente por el margen derecho del Hozgarganta hasta llegar a la casa de Esquivel, donde pasamos ante una familia de cerdos que comían plácidamente, indiferentes a nuestro cercano tránsito, cerrada la angarilla por el último en pasar, atravesamos el río por un rudimentario puentecillo hecho a base de intermitentes bloques de hormigón entre los que discurre el agua del río, mientras nos situábamos definitivamente en la orilla izquierda, separándonos cada vez mas del río, con algún que otro viejo tramo adoquinado, hasta que al pasar por detrás de una casa, abandonamos el camino por una angarilla a nuestra izquierda, que siguiendo la loma arriba nos llevaría directamente al camping, situado unos 100 m por encima del cauce del río. Hecho que también nos permitió disfrutar de unas bonitas vistas sobre el torreón del castillo de Jimena de la Frontera y esa impresionante lasca tan característica sobre la que se asienta. Finalizando de este modo una preciosa ruta, con la única pega que llega un momento en que en algunos tramos la acumulación de cantos rodados es tan exagerada que llega a cansarte psicológicamente en algunos momentos, pero con grandes dosis de paciencia y llevando unas buenas botas de trecking puede realizarse esta ruta sin problemas.
En nuestro caso el único incidente digno de reseñar una vez finalizada la ruta fue que Eduardo Campos “El Padre Carras” al llegar al camping se percató de que en algún momento de la ruta había perdido la llave de su flamante “Nissan Micra” rojo con el que ganó el último rallie de Córcega, quedándose dentro de su maletero la muda y enseres personales de Celia, Teresa y Juani. Con la consiguiente llamada a la grua que vino desde Algeciras, el padre Carras que se fue con su coche, cargado en la grúa hasta el Arzobispado de Málaga donde se encontraban las llaves suplente. Posterior desplazamiento a Fuengirola para entregarle a Juani: cartera, móvil, llaves de casa y muda. Llamada a Teresa que hasta las tantas de la noche tuvo que quedarse con un sugerente bikini para quedar con ella en un punto intermedio entre Málaga y Ronda. Y llamada a Celia para confirmarle que le entregaría sus cosas en la fiesta fin de temporada que tendría lugar el siguiente fin de semana.
Crónica y reportaje: Juan IGnacio Amador Tobaja (salvo las fotos del martín pescador y la de grupo por el mago Gandalf de la Serranía)

domingo, junio 12, 2011

XIV Descenso Angosturas del Guadalmina,Monumento Natural:



FICHA DE LA RUTA:
Localidad de referencia: Benahavis
Distancia aprox. 4 km (2 km ida + 2 km vuelta),
Tipo de recorrido: circular (paralelo)
Desnivel aprox. 60 m.
Nivel dificultad técnica: bajo para personas acostumbradas a descenso de barrancos.
Pero si el río lleva mucha agua puede resultar complicado.
Tiempo aprox. Unas dos horas ida y menos de una hora la vuelta, a lo que habría que añadir: pausas, comida, etc...
Tipo suelo: El mismo lecho del río es un terreno bastante rocoso, con zonas resbaladizas, que requieren de buen calzado para caminar, preferentemente botas de trecking o unos tenis fuertes y resistentes con suela que tenga bastante agarre.
Se recomienda: Saber nadar es imprescindible (o llevar flotador). Llevar una cuerda preparada con nudos para salvar el paso de la presa (mínimo 8 m). Bote estanco, botas de trecking y neopreno, aunque en verano se puede hacer en bañador.
Fecha de realización: sábado 11 de junio de 2011




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27 Participantes: Desde Rota vinieron: Reinaldo y Manuela y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Eduardo Campos González, Eduardo Campos Montañez, Mónica, Fernando Jiménez, Celia Aquarole, Darío, Juan Luis de La Rosa, Pepe Guerrero, José Francisco Pino Leal, Carlos Torres Pastor, Ruslan Posalco, Rusik, Isabel, Manolo, Mateo, Patricia, Cristian, Salva, Heriberto, Guillermo, José Miguel Poza, Fernando, Stella, Nacho, Naría y J. Ignacio Amador.

Breve descripción del recorrido:

Sin lugar a dudas es una de las rutas acuáticas mas divertidas y agradecidas de todas las que conozco, por sus características mas que una ruta se podría calificar como un pequeño desafío de iniciación al barranquismo en un nivel muy básico comparable a lo que sería un juego del tipo “Super Mario Bros” con sus distintas fases.




1ª fase: La Poza de las Mozas, y el destrepe al siguiente tramo: tras la charla de bienvenida y breve explicación de la ruta, es el lugar de entrada para acceder al denominado descenso de Las Angosturas, la ubicación de esta amplia y profunda poza al pie de magníficos tajos y su inmediato acceso desde la carretera la han convertido en el lugar mas fotografiado de la zona tal y como podemos comprobar en la red. Aunque por desgracia, también es el lugar mas saturado de visitantes, especialmente los fines de semana y por desgracia no todo el mundo tiene la misma conciencia cívica a la hora de cuidar del entorno. Para todo aquel que lo desee, éste es el lugar ideal para establecer una primera toma de contacto con el agua.




2ª fase: Pasillos y pozas: En el siguiente tramo se intercalan pasillos y pozas por los que iremos transitando según la profundidad caminando entre ranas, adelfas, avifauna de ribera y grandes conglomerados y otras veces nadando entre las angostas paredes que le dan nombre a este monumento natural y cuya estrechez es la que provoca que suba el nivel del agua y por lo tanto la profundidad. Aunque las piedras del Guadalmina, en el tramo de las Angosturas no son tan resbaladizas como aguas arriba o el vecino río Verde de Istán, no debemos bajar la guardia a la hora de pisar sobre rocas mojadas, especialmente en los tramos poco profundos, donde el estancamiento de algas favorece al predominio del verdín.

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3ª fase: “La Cueva”: Sin duda alguna nos encontramos en el lugar mas emblemático del recorrido, que en realidad no es una cueva propiamente dicha, lo que ocurre, es que el desfiladero entre cuyas paredes avanzamos río abajo, llega a estrecharse tanto sobre nuestras cabezas, que nos da la impresión de estar en una cueva, hasta el punto que mientras vamos nadando, pasamos bajo un sistema de estalactitas, formado a partir de las tobas calcáreas que ha ido originando la acción del agua durante milenios sobre los mármoles dolomíticos que nos rodean por todas partes. Una experiencia alucinante para la mayoría de mortales no acostumbrados a la espeleología y donde la belleza del paraje se multiplica por cada rayo de sol que se filtra desde arriba, regalándonos un auténtico caleidoscopio de color y sensaciones por cada brazada que vamos dando en este lugar verdaderamente mágico.




4ª fase: El pequeño rapel de “La Presa”: Unos 300 m, mas allá de la cueva, aguas abajo, llegamos a una pequeña presa, con una pared de unos 4 m de altura, donde vuelve a subir la adrenalina, especialmente para personas no acostumbradas a descender por la cuerda con nudos que normalmente dejan instaladas las numerosas empresas de turismo activo que suelen ofertar el río Guadalmina, como actividad de iniciación al barranquismo. Pero nunca está de mas llevar nuestra propia cuerda. No obstante, tal y como llegamos a la presa, en su margen izquierdo, existe una especie de tobogán que ha esculpido la fuerza de la corriente, por donde podemos bajar, siendo la opción mas asequible para las personas con vértigo.




5ª fase: El Largo pasillo de la vieja tubería: Superada la presa, ya estamos en los 200 últimos metros del cañón o desfiladero, antes de que éste se abra definitivamente, por lo que siempre recomendamos recorrerla sin prisas mientras nos recreamos con la exótica vegetación que crece en sus paredes, las eternas chorreras que forman rincones mágicos en el margen derecho del pasillo. Hasta la vieja tubería oxidada que se mantiene unos 4 m por encima del agua, en el margen izquierdo, a pesar de ser un elemento artificial, parece haberse fusionado con el entorno, como si siempre hubiera formado parte del paisaje. Añadiéndonos un toque histórico, respecto a los antiguos usos y costumbres del lugar.






6ª fase: El regreso por la acequia: Finalizado el tramo acuático de las Angosturas del Guadalmina, la mayoría de mortales, suele optar, por abandonar el río por su orilla derecha para acceder rápidamente a la carretera y por ella regresar al pueblo en poco mas de quince minutos. Sin embargo, existe, otra alternativa, que es regresar por la acequia que discurre por su orilla izquierda, para ello debemos seguir caminando por el río o junto a él 200 m mas allá del final de las angosturas donde el cauce se ensancha definitivamente, hasta que en su orilla izquierda nos encontramos con una dócil pista terriza que nos lleva hasta, que en esta zona del río discurre a unos 50 m por encima del mismo. Una vez en la acequia, de aguas cristalinas, el camino de regreso se convierte en una relajante e improvisada sesión se spa, mientras nos recreamos con nuevas perspectivas de las angosturas que ahora vemos desde arriba llevándolas todo el tiempo a nuestra izquierda. Llegando a la localidad de Benahavís sin ninguna dificultad, a través de un frondoso túnel de vegetación, algún que otro pasillo rocoso, una pequeña torrentera e incluso un pequeño acueducto, flanqueados por: quejigos, encinas y pinos que nos irán aportando sombra la mayor parte del recorrido perfumado por ramilletes de hierba buena. Finalizando así este pequeño recorrido en distancia pero grande en sensaciones, que siempre te deja con ganas de volver.

 

Incidentes: A excepción de las dos primeras ediciones en mayo de 2002, con dos intentos frustrados por la cantidad de agua que llevaba el río, hasta el punto de encontrarnos con la pared de la presa bajo una estruendosa cortina de agua en una ocasión que intentamos hacerlo de abajo hacia arriba. Esta XIV edición ha sido la tercera vez que mas agua nos hemos encontrado, lugares que en las últimas ediciones recordábamos haber pasado andando, en esta ocasión nos lo encontramos completamente cubierto de agua y lo pasamos haciendo autoculing dejándonos llevar por los numerosos rápidos.
En el camino de vuelta la acequia bajaba tan llena de agua, casi hasta los bordes y con tanta corriente que nos encontramos a dos niños haciendo aquaspeed con dos tablillas de natación.
A pesar de haber tenido la oportunidad de hacer la ruta con el neopreno que se le ofreció al llegar a Nenahavís, Nacho que no había pasado muy buena noche, quiso hacer la ruta en bañador y camiseta con protección solar, pero poco después de dejar a tras la poza de Las Mozas empezó a caer en un estado de aletargamiento, que lo llevó a la cola del grupo donde María que ya había hecho esta ruta en otras ocasiones sin problemas al igual que nacho, no llevaba bien la crecida del río y las piedras resbaladizas, a pesar de la generosda ayuda de varios compañeros. Al llegar a la presa Nacho que ya iba tiritando se negaba a seguir en contacto mas tiempo con el agua, su amigo Heriberto se quedó bloqueado en el tramo de la cuerda y con María ya únicamente pendiente de Nacho y de salir de allí cuanto antes. Con la tranquilidad de haber visto descenderal resto de compañeros sin problemas entre los que había varios senderistas de leyenda que ya conocían el resto de la ruta, opté por usar el comodín de la senda secreta que unos 50 m aguas arriba, te lleva por el margen derecho del río hasta el área de descando de la carretera donde se encuentra el Mirador de la Cañada Bajarín. Aprovechando tal circunstancia para sacar numerosas fotografías de las bonitas vistas del cañón, llegando en breves minutos a la poza de Las Mozas donde estuvimos almorzando y reencontrándonos mas tarde con el resto de compañeros en el lugar donde habíamos dejado los coches, tras remontar la acequia sin problemas.