martes, noviembre 19, 2013

Circular: pico Bermejo, sierra Alhucema-La Tiñosa

2ª Edición: Los 8 techos provinciales de Andalucía
Capítulo 2: Los techos de Córdoba.
Circular Sierra Horconera: pico Bermejo, sierra Alhucema y La Tiñosa.
Entorno: Parque natural Sierras Subbéticas (sector sur de sierra Horconera, Córdoba)
Pueblos de referencia: Rute-Priego de Córdoba.
Punto de encuentro: 8.30 am
Cómo llegar al punto de encuentro: Al llegar a Rute hay que tomar la carretera CO-220, dirección Carcabuey (sólo al principio) y Priego de Córdoba, esta carretera no debe ofrecer dudas porque es la misma que cogeríamos si fuésemos hacia el cortijo Vichira, a nuestra derecha llevamos la imponente mole de Sierra Horconera en todo momento y a la izquierda vamos dejando las aldeas de Palomares y Burbunera. Poco después nos encontramos con otro cruce que nos indica a carcabuey a la izquierda, y que a partir de aquí debemos ignorar, pues en todo momento hay que tomar el ramal de carretera que vaya hacia la derecha y nos mantenga pegados al pie de sierra.
Unos 20 km mas allá de Rute, (¡ojo con el cálculo del tiempo en llegar, porque es carretera estrecha y de mucha curva que nos obliga a ir muy despacio), llegamos al cruce que nos señalará “Los Villares” a la izquierda y Priego a la derecha (es muy fácil pasarse de largo y tomar dirección Los Villares, porque es la inercia de la misma carretera), aquí tomamos a la derecha dirección Priego y estamos atentos al inicio de una  pista a la derecha de la carretera, junto a un cortijo unos 3 km después de este cruce. Ése punto es nuestro inicio y final de ruta (ver mapa de carreteras adjunto).
Distancia aprox.  por la crestería de sierra Alhucema: 16 km (trazado en el mapa como ruta celeste).
Por el collado de Las Chozas: 19 km (trazado en el mapa como ruta roja).
Desnivel aprox. ascendido 1.600 m (por la crestería de sierra Alhucema). 1.900 m (por el collado de Las Chozas, ya que hay que descender hasta el cortijo Alto de Torres).
Inicio y final de ruta: carretera Rute-Priego de Córdoba, unos 3 km mas allá del cruce de “Los Villares” en dirección Priego de Córdoba.
Punto mas elevado: pico Bermejo (1.474 m) y La Tiñosa (1.567 m).
Tiempo aprox. 9-10 horas
 
Nivel dificultad: Muy alto en determinados tramos de fuerte pendiente por las Chiomeneas o Veredones 1 y 2, camino del pico Bermejo, hay escalones que hay que superar con pequeñas trepadas a cuatro patas y mas vale no mirar para atrás. Y algunos tramos de fortísima pendiente, no aptos para personas con vértigo, donde la resistencia física y mental es fundamental.
El paso hacia la crestería de sierra Alhucema se hace sobre el filo de una falla muy expuesto, parecido al del Huma, pero mas estrecho y una vez arriba hay un par de pasos muy aéreos, de los de tener una pierna a cada lado de la crestería, demasiado peligroso en días de viento y una temeridad en caso de que exista riesgo de lluvia.
Tipo suelo: sendero pedregoso y sobre todo mucho canchal, terreno muy rocoso y abrupto.
Tipo de recorrido: circular con ramal lineal de ascenso y descenso a la Tiñosa desde el puerto Mahina ó o desde El Morrión, si cogemos la opción del collado de Las Chozas.
Mapa: Parque natural Sierras Subbéticas (Junta de Andalucía)
Fecha de realización y meteorología: sábado 16 de noviembre de 2013, cielos despejados y temperatura que no superó los 7ºC al mediodía en las zonas de cumbre.
Guía: Juanjo Guerrero
Crónica y fotografía: Juan Ignacio Amador con generosa colaboración de Manuela, Reinaldo, Antonio Francisco y Juan Antonio Villalba gracias a los cuales se ha podido completar una de las crónicas mas elaboradas y visualmente mas espectaculares de los últimos años. ¡Gracias por vuestras magníficas fotografías!.
Participantes: Desde Huelva vino Teresa “senderista destacada 2013”. Desde Rota (Cádiz): Reinaldo y Manuela “Los Senescales de la bahía” y desde El Bosque un chaval que el Alzehimer no me permite recordar; Desde Sevilla: El Indobale Jaime, Ilde “El Vendaval del Moncayo” y Ángel González García “El retorno de Don Ata”. 
Desde Ronda: Herminia “La Centella de O Cebreiro”, Jorge “El Titán del Guadalevín”, María “la Fisioterapeuta” y Paco bastida “El Triatleta”. Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Ilse “La gacela de la Selva Negra”, Pepe Guerrero “El maestro Geobotánico”, Celia “La Hechicera du Sao Paulo”, Mª Jesús “La Sirenita de la Peridotita”, Romualdo “El Trovador de la Senda”, Patri “La Chica que miraba a las estrellas y sonreía…”, Migue “El Hombre que sabía demasiado”;
Vicky “La Princesa Druida, que caminaba como los elfos”, Juan Antonio Mena “El Elfo de la malagueta”, Juan Antonio Villalba “El Corsario de sierra Almijara”, el Doctor Leal, José Antonio Luque “El Vigilante de la Playa”, un colega suyo y un servidor. 
Desde Alhaurín el Grande: Antonio Francisco Gallego “La Locomotora de Alhaurín” y su escolta Juan Manuel (Campeon de los 101 km de Ronda que vino en busca de experiencias mas duras). Desde Campillos: Macarena “La Ninfa de la Laguna Dulce”. Desde Cabra (Córdoba): Rafael “El Califa” y desde Córdoba capital, LOS 4 FANTÁSTICOS, entre los que se encontraban: nuestro guía y anfitrión: Juanjo Guerrero “Mister Fantástico: Campeón de la ultratrail Sierras Subbéticas 2013”, su mujer Chachi “La Mujer Invisible” y sus discípulos montañeros: Antonio “La Cosa” y Tavi “La Antorcha Humana”, escoltados por dos simpáticos perros montañeros: Coco y Risi, que andaban como auténticos misiles, incluso por las zonas mas expuestas.
A tener en cuenta:
1º) Cualquiera de estas ascensiones ya sean en conjunto o individuales, deben ser automáticamente descartadas en días de lluvia, pues se pasa por tramos que en caso de estar mojados pueden ser muy resbaladizos con empinadas laderas y algunas zonas de cierto vuelo que pueden convertirse en una trampa mortal en una jornada de lluvia, en las que además las nubes se suelen meter allí arriba y ni siquiera podríamos disfrutar de sus vistas. A no ser que se tenga mucha experiencia en montaña y no se padezca de vértigo, cambiar la opción crestería sierra Alhucema por el collado de las Chozas.
2º) Material recomendado: Botas de trecking, bastones (dos), mínimo 4 litros por persona, protección solar y sobre todo una buena preparación física y mental, preferentemente para personas con muchas horas de vuelo en rutas de montaña, absténganse personas con poca experiencia, con vértigo o que hayan tenido alguna lesión reciente.
3º) Llevar linterna, pues según la época del año en que la hagamos o el ritmo que llevemos podemos acabar de noche. De hecho habría que descartarlo para los cortos días de diciembre, enero y primera quincena de febrero y por supuesto para los días calurosos de verano ya que es una ruta de gran exposición al sol, una vez que nos situamos en las proximidades del pico Bermejo.
Precedentes:
En la temporada 2006-7, hicimos por primera vez el programa de Los 8 techos provinciales de Andalucía, prácticamente pionero por aquel entonces. En aquella ocasión nos decantamos por la versión tradicional Las lagunillas-La Tiñosa, sin mayores complicaciones para ir sobre seguro. Siete años después, nos planteamos repetir el programa de los 8 techos provinciales, pero con el aliciente de vías alternativas y mas espectaculares en la medida de lo posible. Preferentemente contactando con algún montañero experto en la zona, lo cual fue posible gracias a los milagros de la tecnología y a la buena predisposición de Juanjo, que contesto de forma rápida y generosa a mi petición a través de “Wikiloc”, en este sentido nuestro guía y anfitrión: 
Juanjo Guerrero “Campeón de la ultratrail Sierras Subbéticas” y sus tres discípulos cumplieron a la perfección el cometido, poniendo el listón altísimo para poder superar la espectacularidad del trazado que seguimos para coronar el pico bermejo por una vía prácticamente inédita, así como para trasponer hacia la Tiñosa por la afilada crestería de sierra Alhucema, realizando una de las rutas mas duras y espectaculares de las últimas temporadas. No tenemos palabras de agradecimiento, pero queremos dejar constancia de su hazaña que a buen seguro tendrá sus ecos en la eternidad.
Rutas realizadas anteriormente por la zona:
1ª ascensión a La Tiñosa en febrero 2004:
2ª ascensión a La Tiñosa en diciembre 2006:
1ª ascensión al Pico Bermejo en octubre 2007:
2ª ascensión al Pico Bermejo en octubre 2010:
Crestería sierra de Rute en octubre 2011:
Ascensión a La Tiñosa en mayo 2012:
Ascensión a la sierra Gallinera en octubre 2012:
1ª parte, Ascensión al pico Bermejo por las chimeneas 1 y 2:
A la hora prevista estábamos allí la mayor parte del grupo y digo parte, porque dentro de la sucesión de rocambolescas situaciones que se produjeron a lo largo de aquella jornada, en ningún momento llegamos a estar todos los miembros del grupo juntos, como si de “El Señor de los Anillos” se tratase. El protocolo de saludos y la charla de introducción fueron mas breves que nunca, el frío era muy intenso, a penas 1ºC de temperatura, las pantallas táctiles de los móviles a penas respondían casi bloqueadas por el frío y para colmosin cobertura para contactar con nuestros guías, ni con Romualdo y Manuela, siempre puntuales y extrañamente ausentes en el punto de encuentro a la hora prevista. Pasados ya unos 10 minutos de la hora prevista, una vez comprobados que estábamos sobre track y conscientes de que en esta época del año esta ruta era poco menos que una contra reloj de montaña, nos pusimos en movimiento caminando sobre el track, por la pista que a pie de sierra, discurre en paralelo a la base de la vertiente oeste de sierra Horconera.





Al poco de abandonar la pista comenzando una ascensión superdirecta a jierro y sin a penas zigzagueos, fuimos superando una curva de desnivel tras otra por pleno olivar. Unos diez minutos después, nos daba caza nuestro guía Juanjo Guerrero, que le había sacado un centenar de metros de ventaja a sus tres discípulos, a pesar de que también subían como un cañón, tomando la cabeza del grupo, tras una breve presentación, sin mas protocolo, ni mariconadas, que el estricto saludo montañero y como diría Isi “al destrozo y a jierro pa´rriba”. Minutos antes Reinaldo había conseguido contactar telefónicamente con nosotros, tras haberse perdido, paradójicamente después de haber pasado la noche en Priego de Córdoba y a pesar de su dilatada experiencia,  y es que cabe recordar una vez mas, lo mal señalizadoque están algunos cruces de esta carretera que bordea la vertiente oeste de sierra Horconera enre Rute y Priego de Córdoba, estando todavía perdido en pleno laberinto de carreteras locales, le recomendamos que se lo tomara con calma y que una vez que diera con el inicio de ruta a donde llegarían poco después tomaran la pista que sube directamente la pista que lleva directamente hasta las cercanías del puerto del Cerezo donde a buen seguro nos encontraríamos después de coronar el pico Bermejo.
Antes de darnos cuenta ya habíamos dejado atrás el empinado terreno de olivar y la pendiente se mantenía o incluso aumentaba el porcentaje, caminando a partir de aquí por pedreras entre dispersas manchas de encinar, majuelos, rosal silvestre o cornicabras. A penas había hecho tres fotos desde que iniciamos la ruta y esas tres breves paradas hicieron que pasara de estar de cabeza de grupo junto al incansable Villalba a estar de farolillo rojo, llevando de gregarios de lujo al Doctor Leal y a la Locomotora de Alhaurín. 
El ritmo era tan trepidante, que una mínima parada para tomarse un respiro y echar la vista atrás para disfrutar de toda la altura que ya habíamos ganado, te suponía perder unos metros con los compañeros que te precedían, que costaba muchísimo recuperar. En circunstancias normales ya se habría hecho una parada para beber, pero el frío era todavía muy intenso y el cuerpo a penas pedía líquido, en este caso el frío y el ir ascendiendo por zona de umbría se convertía en aliado, para poder remontar las duras rampas de este primer corredor o mas bien pedrera que se iba estrechando conforme íbamos ascendiendo, a la que denominamos “chimenea 1”. 
Tal y como nos íbamos acercando a la parte alta de este primer embudo, vamos dejando a ambos lados pináculos parcialmente cubiertos de hiedras, sabinas, enebros, coscojas y alguna pequeña encina desafiando la gravedad. 
Unas veces ascendiendo de forma directa y otras en zig-zag, debemos ir pegándonos al lado derecho en busca de un promontorio rocoso que requiere de una pequeña trepada, tras la cual da la impresión de que vamos a llegar a la zona de crestería, ¡pero, que coño!, lo que se accede es a un segundo veredón, corredor, embudo o chimenea, mucho mas largo y empinado.
 Esta segunda chimenea donde el grupo ya iba estiradísimo, la “teté de la course” ni se veía, tan sólo una alargada hilera de puntos de colores, subiendo como laboriosas hormiguitas por un tronco, hay que tomársela con mucha paciencia. Para cualquier persona no acostumbrada rutas de montaña, aunque esté en muy buen estado de forma para otras modalidades deportivas, puede rendirse antes de acabar la primera chimenea, pero la segunda ya no es solo cuestión de fortaleza física, sino mental. La montaña nos da constantes lecciones de vida, por mas dura que sea la pendiente, por mas interminable que parezca la pedrera, es cuestión de no rendirse, apretar los dientes y no obsesionarte con lo que te falta para llegar hasta donde va el primero, es mas, no mires hacia arriba para no agobiarte, simplemente camina paso a paso, escoge un ritmo lento, eso sí, procura parar muy poco y cuando te das cuenta ya estarás arriba del todo y habrás superado lo que parecía un obstáculo insalvable. En a penas 3 km se habían superado cerca de 600 m de desnivel, una pendiente similar a ascensiones míticas y épicas como: el tajo Gómer, el Indio de Antequera, la Peña Negra ó el embudo de La Sagra.
Yo seguía de farolillo rojo con la broma de que como Juanjo iba de guía de cabeza, yo iba de guía de cola, en mis primeros tiempos me hubiera desmoralizado, pero ya son muchas horas de vuelo en rutas de batalla y quien mas y quien menos hemos aprendido a auto animarnos diciéndonos aquello de “en peores plazas hemos toreado”. Había tramos donde cada paso era una pequeña conquista: Ilde y Celia subían unos 20 m por delante mía a ritmo de samba, mientras que yo cerraba el grupo, pero acompañado de gregarios de lujo entre los que se encontraban gente tan potente: como Herminia que subía con las manos en los bolsillos, entre risas y bromas cómplices con el Doctor Leal hablando de lo humano y lo divino, ambos haciéndome de barandilla de seguridad en los pasos mas expuestos, Antonio “la Locomotora de Alhaurín”, Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” y Teresa “la Doctora Quinn” iban unos metros por delante, haciendo de improvisados sherpas trazando el camino, para marcarme las zonas de paso mas propicia para evitar resbalones pedrera abajo pues éste no es ni mucho menos mi terreno y sufro una transformación de Comandante a “Recluta patoso de la Chaqueta Metálica”. 
Sin embargo, gracias a tan fantástico grupo no bajaba el ritmo en ningún momento y cada pocos minutos, Romualdo “El Trovador de la Senda” haciendo bueno su sobrenombre animaba la situación, entonando con asombroso poderío la canción de Joan Manuel Serrat que dice:
Hoy puede ser un gran día,
plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.
No consientas que se esfume,
asómate y consume
la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.
Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta,
dile que ya basta
de mediocridad.
Hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.
Hoy puede ser un gran día
duro, duro,
duro con él.
Aquella pedrera por la que subíamos puede recordar al embudo de la cara norte de la Sagra, aunque en este caso mas corto, pero con algunos pasos de escalones altos y pequeñas trepadas. Llegando ya casi arriba del todo, Juanjo retrocedió desde la cabeza del grupo a la velocidad del rayo para darnos (darme) ánimos en una zona ya muy próxima a la divisoria de aguas desde donde ya se veía relativamente cercano el pico Bermejo. 
Tras una breve pausa para hacer unas fotos recortando la silueta de los compañeros. 
Nos pusimos en marcha para faldear un tramo rocoso muy próximo a la divisoria de aguas que faldeamos por la zona de umbría, a través de un sendero de cabras que nos llevó a reunirnos con el resto del grupo en el collado previo al pico Bermejo del que sólo nos separaba una empinada loma que remontamos a través de un pastizal que hacía las veces de corredor entre los farallones rocosos que teníamos a ambos lados.
Una vez en la cumbre del pico Bermejo (1.474 msnm), foto rápida de grupo y tiempo muerto para recordar que hay que recuperar un ritmo alto de marcha para que no nos pille el toro y de camino propuesta para dividir el grupo en dos, por un lado el plan A, el previamente anunciado, que explica al grupo nuestro guía Juanjo (sobre estas líneas) y que consistía en llegar a la Tiñosa a través de la crestería de Sierra Alhucema, con un par de tramos afilados, algo expuestos. Y por otro lado el plan B, unos 3 km mas largo en distancia y con casi 300 m mas de desnivel consistente en llegar al cortijo Alto de Torres, descendiendo por el collado de las Chozas hacia el cortijo de La Fuente de La Higuera, que yo mismo propuse sabedor que sería incapaz de seguir su ritmo y que muy a mi pesar se me atragantarían los pasos aéreos por la crestería de sierra Alhucema y lo último que quería era que el coordinador de ruta lastrar al grupo.
Así que sin mas dilación reemprendimos la marcha sin demora y que cada uno se decantara por la opción que quisiera antes de llegar al puerto del Cerezo, donde el grupo tendría que dividirse definitivamente.
Juanjo abría la marcha con trepidante ritmo de carrerea de montaña, seguido muy de cerca por sus tres compañeros de Córdoba, como los Redbull en Fórmula 1, pero inmediatamente después se le fueron pegando nuestros compañeros mas potentes como: “El Indomable Jaime”,  “El Corsario de Sierra Almijara”, una “Vicky” en un estado de forma impresionante, Ángel González García “El retorno de Don Ata”, ;
“El Elfo de la malagueta”, “El Hombre que sabía demasiado”, la “Centella de O Cebreiro”, el Doctor Leal, la gacela de la Selva Negra y un largo ramillete de los nuestros que dibujaban una serpiente de color por la crestería de sierra Horconera, mientras Manuela y Reinaldo que también habían realizado una ascensión en tiempo record, ya nos apuntaban con el zoom de sus cámaras, sin nosotros percatarnos, desde la parte alta de la pista que conduce al puerto del Cerezo, donde minutos después iban a llegar por delante de nosotros.
Asumida ya mi renuncia al tramo de crestería, me puse a caminar cerrando el grupo, permitiéndome el lujo de sacarle algunas fotos al grupo mientras iban desapareciendo por los salientes rocosos de la crestería. A penas 100 m mas allá de la cumbre, la cagada que había estado intentando reprimir durante toda la subida por las empinadas chimeneas, dijo aquí estoy yo y me entró tal retortijón que casi sin tiempo de esconderme, no tuve mas remedio que ponerme a plantar un "pináculo" a la orilla del sendero (fueron trillizos, aunque el tercero nació sin brazos), poniendo en práctica el manual de "cómo cagar en el campo", no sólo eliminé las huellas del “crimen”, sino que la argamasa sirvió para improvisar un elaborado hito de piedra de unos 40 cm de altura, que pronto agradecerá algún senderista despistado, sin a penas sospechar cual fue el origen de la criatura.
2ª parte, ruta a la carta: por la crestería de sierra Alhucema o por el collado de Las Chozas:
Al reanudar la marcha la mayor parte del grupo ya había desaparecido trasponiendo al otro lado de la crestería por una de sus zonas mas afiladas, para acceder de la forma mas directa posible hacia el puerto del Cerezo hacia donde ya empezaban a bajar las primeras unidades, mientas que Reinaldo y manuela ya los esperaban cámara en mano. Por delante de mí, otros dos gregarios de lujo como Antonio Francisco “La Locomotora de Alhaurín” y Jorge “El Titán del Guadalevín” con quienes fui recuperando ritmo de crucero, renunciando a trasponer la crestería por el mismo sitio que lo había hecho el grupo y prolongando nuestra marcha por la prolongación del sendero que discurre por la vertiente oeste de la crestería con sierra gallinera a nuestra derecha (OESTE) y en dirección SUR: la prolongación de la crestería hacia la sierra de Rute, coincidiendo con nuestra trayectoria y por encima de ésta el gran embalse de Iznájar, hasta llegar a un punto de la crestería que recordaba de anteriores ocasiones por las que pudimos trasponer de forma mas asequible hacia el puerto del Cerezo donde ya veíamos desde la distancia, como se reagrupaban la mayoría de los compañeros e iniciaban la ascensión hacia la crestería de sierra Alhucema.
Era una alegría e incluso motivo de orgullo, ver desde la distancia, como la mayor parte del grupo se ponía en marcha hacia lo que parecía un muro gigantesco inexpugnable, sin a penas un resquicio o grieta por la que subir. Una especie de “ojo mágico” que no puedes ver hasta que no lo tienes justo delante, dirigiéndose a una falla, a penas visible desde la distancia, que horas después “El Corsario” nos describiría como parecida a la del Huma;
pero mas estrecha y prácticamente limpia de vegetación. No menos épico fue el trepidante descenso y posterior remontada que hicieron desde nuestra posición: Teresa, María y Paco Bastida, para unirse al grupo de la crestería de sierra Alhucema, que con admiración contemplábamos desde la distancia.
Mientras tanto en el grupo del PLAN B, el del Comandante, había montañeros no menos ilustres e intrépidos como Rafael “El califa”, Ilse “La gacela de la Selva Negra”, Celia “la Hechicera du sao Paulo”, Patri “La Chica que miraba a las estrellas”, Macarena “La Ninfa de la Laguna Dulce”, Romualdo “El Trovador de la Senda”, Maria Jesús “la Sirenita de la Peridotita”, Jorge “El Titán del Guadalevín”, Antonio Francisco “La Locomotora de Alhaurín” y Juan Manuel campeón de los 101 (modalidad duatlón). Debo admitir que casi me daba corte que se hubieran quedado allí para escoltarme, pero la tarea que teníamos por delante, tampoco era precisamente una mariconada porque el rodeo hasta el cortijo Alto de Torres implicaba unos 3 km mas y casi 300 m mas de desnivel. (Algo así como elegir entre “El paso de Kalathras” o “Las Minas de Moria”). Poco a poco íbamos perdiendo de vista a nuestros compañeros tal y como iban accediendo a la crestería de sierra Alhucema, donde le esperaba una fuerte descarga de adrenalina, a base de pasos aéreos y tramos de gran espectacularidad.
Una vez reunidos el grupo del Plan B en el puerto del Cerezo y finalizada ya la sesión de fotos con zoom a los compañeros que ya sólo veíamos como diminutos puntitos de colores subiendo por la falla de acceso a la crestería, comenzaba nuestra particular contra reloj. 
Quien mas y quien menos, comenzaba a pensar que ya no nos daría tiempo a coronar la Tiñosa, renunciando por tanto a coronar el techo de Córdoba, ¡pero, que coño!, el terreno abrupto había quedado atrás y El Comandante tenía que volver o al menos acercarse al de sus mejores tiempos, por lo que rápidamente nos pusimos en marcha encaminando nuestros pasos en dirección SUR hacia el collado de Las Chozas, mientras nuestros compañeros comenzaban a avanzar por lo crestería con algunos pasos bastante aéreos, y otros menos expuestos, pero todos ellos de gran belleza y espectacularidad, tal y como se puede ver en estas fotos cedidas por nuestro amigo y compañero de aventuras Juan Antonio Villalba “El Corsario de sierra Almijara”.
A nuestra izquierda llevábamos la crestería de sierra Alhucema y a la derecha la caída hacia el angosto valle y Boquete del arroyo de Las Labores por encima del cual ya se dejaban ver las ruinas del antiguo torreón árabe del Jardín del Moro, espectacular comienzo de ruta para ascender al pico Bermejo desde el cortijo Vichira. Una vez en el collado de Las Chozas, donde ya enlazábamos con la pista donde vinimos a salir dos años antes cuando en compañía de Valentín, hicimos la ruta circular de la crestería de la sierra de Rute, iniciamos el descenso atrochando los larguísimos zig-zags de la pista;
encaminando nuestros pasos hacia la vertiente izquierda del arroyo de la Fuente de la Higuera, con vistas a la sierra de Loja, dejando a la derecha las ruinas del cortijo del mismo nombre asentado en una pequeña pradera hacia la que debemos encaminar nuestros pasos, el lugar se distingue, fácilmente por sus chopos, amarillos en aquella jornada otoñal. Mientras íbamos descendiendo algunos compañeros tuvieron la tentación de faldear un redondeado cerro que teníamos a la izquierda, desde luego era la trayectoria buena, dirección NE, donde se encontraba la Tiñosa, pero el faldeo y la bajada era por un terreno de matorral bajo y peñascal un tanto agrio. La Hechicera, la Chica que miraba a las Estrellas, la Ninfa de la laguna Dulce y un servidor preferimos descender directamente hacia el prado cercano al cortijo de La Fuente de la Higuera y desde allí rodear la base del cerro, que estaban faldeando nuestros compañeros en una decisión que resultó ser bastante acertada, pues caminando en un principio con el arroyo a nuestra derecha y la base del cerro que íbamos rodeando a la izquierda, no sólo encontramos un angosto sendero muy cómodo que en sus inicios daba vistas frontales hacia la localidad de Las Lagunillas, que se antojaba a tiro de piedra;
el sendero nos sorprendería con algunos rincones de gran belleza, reuniéndonos minutos mas tarde con nuestros compañeros del grupo “Plan B” a escasos metros del cortijo Alto de Torres, dándonos diez minutitos de descanso para un tentempié. 
¡Nos lo habíamos ganado, porque aunque en descenso, habíamos dejado atrás zonas incómodas de campo través y habíamos cubierto el trecho entre el collado de las Chozas y el cortijo Alto de Torres en poco menos de una hora, hasta el punto de que Juan Antonio Mena contacto vía móvil con nosotros para informarnos de que el Equipo A acababa de descender el tramo de crestería de sierra Alhucema y se disponían a iniciar la ascensión a La Tiñosa desde el puerto Mahina;
ésto fue un subidón de moral para la tropa, aunque todavía había algunos compañeros con bastante experiencia montañera, como nuestro amigo Rafael “El Califa” que no veía nada claro que nos diera tiempo a coronar La Tiñosa.
Sin mariconadas de postre, ni cuenta atrás, nos pusimos en marcha por la pista que desde el cortijo Alto de Torres nos lleva hasta las ruinas del Caserío de Cañatienda (en la imagen de abajo);
llevando a nuestra derecha el arroyo del mismo nombre y cruzándonos con las cabritas domésticas que tanto abundan por esta zona. En apenas diez minutos, ya habíamos llegado a las ruinas, pero Jorge “El Titán del Guadalevín”, que también podría apodarse “Corazón de León” me decía que no sabía que hacer porque su gran corazón le pedía continuar, pero sus castigados gemelos de esas carreras extremas en las que le gusta participar, le estaban avisando de que ya estaban al límite, así que teniendo en cuenta que había sufrido una rotura fibrilar hace varios meses, le dije que ni se le ocurriera y como tenía el mapa a mano, recordé el camino que desde allí debía tomar hasta el final, tomando como referencia el relativamente cercano puerto Mahina, llegando al final del recorrido en solitario un par de horas por delante que el resto, con gran mérito por su parte, pues tal y como comprobaríamos después el final del recorrido no está tan claro, una vez que se abandona la pista que pasa junto al cortijo de La Peñuela.
Mientras tanto el Equipo A, ya subía a buen ritmo por el empinado sendero que va desde el collado Mahina hacia la cueva del Morrión, encabezando la comitiva Juanjo y un combativo Juan Antonio Villalba que dejó muy alto el pabellón de Los Pasos Largos, junto con Herminia “La Centella de O Cebreiro” y Paco Bastida “El Triatleta” los cuatro coronaban en primer lugar La Tiñosa (1.567 msnm), techo de Córdoba, donde minutos después iba llegando el resto del Equipo A.
Calculo que irían llegando a la cueva del Morrión, cuando el Grupo B empezábamos la ascensión desde las ruinas del Caserío de Cañatienda, tomando como referencia, al igual que en otras ocasiones, el bosquete de encinas que se encuentra al final de la loma que parte desde la parte de atrás de la casa. El esfuerzo físisico que se había realizado hasta este punto, tanto por el ritmo de marcha, sin a penas detenernos y por todo el desnivel ya acumulado era el equivalente al esfuerzo realizado a la mayoría de rutas de montaña que hacemos, donde el ritmo es mucho mas sosegado y por lo tanto mas llevadero. Pero esta era una ruta anunciada ya desde largo tiempo antes, poco menos que como épica y todo el mundo venía mentalizado, con un chip mucho mas deportivo, mucho mas montañero que senderista, propiamente dicho.
Así que empezamos ascender por lo alto de la loma, era emocionante ver como nadie decaía en su paso constante a pesar de la tralla que ya llevábamos encima, parecía como si una fuerza invisible, tal vez Valentín nos empujara dándonos ánimo, el caso es que antes de darnos cuenta ya estábamos en el bosquete de encina, tras el cual hay un pequeño farallón rocoso, junto al que caminamos unos 40-50 m, llevándolo a nuestro costado izquierdo, hasta encontrar un paso escalonado, lo suficientemente asequible para superarlo. Aquí comienza el tramo mas penoso de ascensión a La Tiñosa, se trata de un tramo que sin ser de una dureza excesivamente dura, tan sólo un poco mas empinado que el que va de las ruinas del caserío de Cañatienda al bosquete de encinas, se caracteriza por estar cubierto de matorral bajo donde abundan las aulagas que vamos sorteando entre grandes lascas que desciende de forma perpendicular, de manera que si intentamos faldearla, llevamos la pierna izquierda mas alta que la derecha y si pretendemos encararla de frente, girando un poco hacia nuestra izquierda, la pendiente se hace muy dura, lo suyo es intercalar unos tramos de faldeo y otros de subida directa, tal y como iban haciendo de forma magistral: “la Chica que miraba las Estrellas”, Macarena “La Ninfa de la laguna Dulce” y “la Locomotora de Alhaurín” que me contagiaban su magnífica forma de caminar, mientras que Celia, que ahora cerraba la comitiva, echaba sapos y culebras por la boca, dada la dureza de aquella jornada montañera y viniendo de ella estaban justificados, pues la paliza que llevaba encima la criatura no era cualquier cosa. 
En ese momento "El Elfo" volvía a contactar con nosotros vía móvil" confirmándole nuestra posición ya muy próxima al Morrión. 
Maria Jesús “la Sirenita de la Peridotita” estuvo a punto de desfallecer, fue llevada en brazos un largo trecho por su marido Romualdo “El Trovador de la Senda” como si fueran Clarck Gable y Vivian Leight en “Lo que el viento se llevó”, con arengas espartanas y mucho mas corazón que piernas conseguimos situarnos sobre la Loma del Morrión, dejando ya éste atrás y a nuestra izquierda, cruzándonos unos instantes después con Juanjo y sus tres discípulos, que ya emprendían su trepidante regreso, tras el intercambio de saludos con la alegría compartida del objetivo cumplido y adelantándome que el grupo había disfrutado un montón por la zona de crestería.
Con el subidón de vernos ya, caminando sobre la loma cimera fuimos llegando a la cumbre por ese bonito tramo final que nos lleva hasta el vértice geodésico de la Tiñosa, donde ¡por fin!, nos reunimos con el resto de compañeros, que nos recibieron con arengas de ánimo a quienes llegábamos mas justitos, pero con la misma alegría que cuando pasas bajo la pancarta de meta al final de una maratón, aún conscientes de que todavía nos quedaba un buen trecho hasta completar el trazado circular. Pero apenas eran las 16.00 pm y el grupo supo entender que nos habíamos ganado una pausa, la mas larga del día, que no fue superior a diez minuto desde que llegaron los últimos, recogimos las mochilas, nos hicimos la foto de familia en la cumbre y nos pusimos en marcha e iniciamos el descenso.
3ª parte, Desde la cumbre de la Tiñosa hasta al cortijo del puerto del Cerezo:
En otras circunstancias, la preocupación porque no nos pillara la noche sería mayor, pero después de haber rematado tan épica hazaña, unos de una manera y otros de otra, nos creíamos capaces de cualquier cosa y es por ello que al llegar al pasar frente a la entrada de la cueva del Morrión, no iniciamos el descenso a tumba abierta, a través del sendero que desde allí desciende dirección NO hasta el puerto Mahina, 
sino a un ritmo constante, pero tranquilo, como casi sintiendo pena de abandonar tan magníficas atalayas y tan privilegiadas vistas como las que en aquel día de cielos despejados y atmósfera cristalina, tuvimos la oportunidad de disfrutar.
En pleno descenso hacia puerto Mahina, por una ladera bastante empinada con tramos de lascas enormes, nuestra compañera Maria Jesús “la sirenita de la Peridotita” sufrió una sobrecarga muscular en su abductor izquierdo que la dejó momentáneamente paralizada, pero quiso el destino que una vez mas el Doctor Leal, coordinador de ruta y médico oficial del club, le hiciera una cura de urgencia, junto con la encantadora enfermera Vicky que rápidamente recurrió a su medicamentos druidas “DEEP HEAT” y por si acaso “El Elfo de la Malagueta” estaba jeringuilla en mano por si tenían que recurrir a la anestesia. 
Pero no hizo falta, tan buena y rápida fue la cura, que para ponerla a prueba el Torvador y el Doctor renunciaron al sendero que rodeaba un saliente rocoso por su lado derecho y rodearon el saliente por el lado izquierdo, poniendo llevando a la Sirenita al borde de un precipicio, para asombro de los compañeros que ya esperaban abajo, ¡yo no sé si fue del susto o de la cura tan magnífica!, pero el caso es que la Sirenita volvió a resucitar y minutos después ya estábamos todos reunidos en el puerto Mahina.
Desde este puerto, hay que tomar dirección N, no hay ningún sendero evidente y el descenso se realiza de forma intuitiva por tenues senderillos de cabras que aparecen y desaparecen, sirva de referencia la chopera que vemos al fondo del valle, mas concretamente un cortijo encalado hacia el que debemos encaminar nuestros pasos y donde pronto enlazamos con una pista que de momento, será nuestro camino a seguir, al llegar al fondo del valle, comenzamos a caminar por un olivar perteneciente al cortijo Mahina, que pronto dejamos a nuestra derecha, alrededor del cortijo llaman la atención varios nogales, que al igual que los chopos ya habían teñido sus hojas de color dorado.
La pista por la que ahora caminamos dirección N, discurre entre La Tiñosa, cuya crestería rocosa veíamos a nuestra derecha iluminada por el sol de la tarde, desde una perspectiva prácticamente inédita, para quienes hayan hecho La Tiñosa con inicio y final en Las Lagunillas o cortijo Alto de Torres, desde donde apreciamos la típica imagen del Morrión en primer plano. 
Y a nuestra izquierda (E), teníamos ya en sombra la vertiente O y N de sierra Alhucema, que pronto tendríamos que empezar a rodear. 
Una de las imágenes mas bonitas del camino nos la ofrecía de vez en cuando alguna cornicabra destacando con sus hojas rojizas a los pies de los tajo de sierra Alhucema, a nuestra izquierda. 
Un kilómetro mas allá del cortijo Mahina nos encontramos a la izquierda del camino un cartelón que ponía “PROPIEDAD PRIVA, PROHIBIDO PASAR” hacia la dirección de la que veníamos nosotros, si bien el hombre que allí nos encontramos nos saludó tranquilamente, sin decirnos nada al respecto. A nuestra espalda (S) el Morrión, se identifica fácilmente como una gran joroba que destaca sobre la loma que va de las ruinas del caserío de Cañatienda hacia La Tiñosa.
Poco antes de llegar al cortijo de La Peñuela, antes del cual ya debemos abandonar la pista, nos encontramos con un panel descriptivo a la izquierda de la misma: se trata de un panel dedicado a La Tiñosa con imagen panorámica en su parte superior de lo que tenemos ante nosotros y después cuatro fotos tipo collage muy características de su ascensión y un texto que nos habla de su origen geológico e incluso de su extraña toponimia, pues en él nos dice que su denominación “La Tiñosa”, ya que los canchales producidos por la acción de las heladas, que dejan amplias zonas desprovista de cubierta vegetal forman una especie de parches que vistos desde la distancia recuerdan a un gigantesco animal con tiña, una especie de sarna que le producía calvas en su piel. Eh ahí, el por qué de “La Tiñosa”.
Curiosidades a parte, es importante, mencionar la presencia de este panel informativo, porque es la referencia que debemos tener en cuenta para abandonar la pista, hacia nuestra izquierda, atravesamos el arroyo del puerto Mahina (normalmente seco) e iniciamos una escalonada ascensión para rodear el extremo norte de sierra Alhucema, dejando esta imagen a nuestra espalda:
mientras seguimos faldeando un buen trecho de sierra Alhucema, el primer kilómetro en subida, los dos kilómetros  siguientes faldeando, alternándose suaves toboganes de subida y bajada, todo ello de forma muy intuitiva, por donde atravesaremos numerosas pedreras, donde podemos tener la tentación de lanzarnos pedrera abajo, en la creencia de que vamos a enlazar con el camino del puerto del Cerezo, pero hay que tomárselo con calma, hasta que llega un momento que iniciamos el descenso, pero no de forma directa, pues en todo momento llevamos el monte a la izquierda y el valle a la derecha, el descenso lo hacemos paulatinamente pero manteniendo siempre dirección SO es decir: alternamos tramos manteniéndonos en la misma curva de desnivel y otro tramo descendemos perpendicularmente, hasta que llegamos aun olivar y una zona de bancales que fuimos atravesando ya con las últimas luces del día y una espectacular luna llena a nuestra espalda, tan potente que hizo innecesario el uso de frontales, pues antes de darnos cuenta y cumpliendo la máxima de mantener unido a todo el grupo a través del contacto visual y/o auditivo llegamos sin ningún problema a la pista terriza denominada camino del puerto del Cerezo, llegando al cortijo del mismo nombre en escasos minutos y una vez allí, donde el camino se divide en dos formando una “Y”, tomamos el ramal de la izquierda, llegando a los coches unos cinco minutos después de haber dejado atrás el cortijo del puerto del Cerezo, reencontrándonos allí con Jorge, que había esperado pacientemente un par de horas.
Salvo quienes ya tenían que marcharse con algunas prisas de allí nos fuimos a la plaza de Rute donde solemos reunirnos al final de cada ruta en esta zona y donde en esta época del año promocionan a bombo y platillo su gigantesco portal de Belén de chocolate, su feria del jamón, embutidos, etc… Brindando todos por el histórico rutón que acabábamos de hacer en un ambiente de euforia por su épica y espectacularidad.

2 comentarios :

  1. esta vez si puedo decir que NO ME LA PERDÍ!!!!!!!
    Pedazo de ruta y desnivel que nos dejó al dia siguiente como si tuvieramos resaca del día anterior, pero sin duda alguna, el esfuerzo mereció la pena por el paisaje, y el buen rato que se echó con todos los compañeros.Una vez más, Juani Comandante!!

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  2. Si la ruta, el grupo que la realizó, las condiciones ambientales, el buen rollo y el compañerismo estuvieron a un nivel extraordinario, esta crónica provoca el recuerdo detallado de lo vivido y la satisfacción inmensa de figurar como protagonistas de la misma. Después de leerla, saborearla y reconocerme en ella, tengo la sensación de haber disfrutado también de la crestería de la Sierra Alhucema. Gracias, comandante. Estos versos me vinieron al paso por la cueva del Morrión:

    La montaña guarda sus enigmas
    en el largo silencio de sus piedras...,
    en el hondo gemir de sus heridas.

    Valió la pena compatir la senda
    y el sudor que nos llevó a la cima.
    Entre brumas se insinúa la arboleda.

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