lunes, junio 13, 2016

Ruta circular: Barbate-Caños de Meca


Entorno: Parque natural de La Breña y Acantilados de Barbate
Pueblos de referencia: Barbate (Cádiz)
Recorrido: Circular
Longitud aproximada: 14 kms
Dificultad: Baja
Desnivel: 180 mts.
Dificultad: Baja
Tipo de camino: senderos y veredas arenosa y algún tramo de carreetera en las localidades de Barbate y Caños de Meca.
Como inicio y final de esta ruta escogimos: la explanada terriza aledaña al puerto  de Barbate, donde aparcó el autobús.
Mas de 40 participantes (socios de Comando Preston)
Observaciones: Este itinerario es una variante de la ruta denominada "Acantilados de Barbate" que discurre paralela a la línea costera que une las localidades de Barbate (al este) y Caños de Meca (al oeste), sobre la espectacular línea de acantilados a las que nos podemos ir asomando de vez en cuando tomando cualquiera de los numerosos ramales secundarios que parten del sendero principal que atraviesa un bosque de pino-piñoenro.

Breve descripción de la ruta: 
Tomando como punto de partida el panel informativo que nos encontramos en el extremo occidental del aparcamiento aledaño al Centro Interpretación P.N. Breña y Marismas de Barbate, ubicado en el extremo occidental del puerto  de Barbate, encaminamos nuestros pasos hacia la playa de la Hierbabuena, llevando a nuestra izquierda los muros del puerto de Barbate y recorriendo un corto trecho, junto a la carretera que se dirige a caños de Meca, hasta que tenemos acceso a la playa de la Hierbabuena, donde tomábamos contacto, plenamente con la belleza de esta franja costera del litoral gaditano, donde el paisaje se transforma en poesía. 
Brisaba el aire de poniente, que a penas llegó a superar los 20 km/h a lo largo de la jornada, mientras las olas del Atlántico, dejaban estelas blancas sobre las tonalidades azules y turquesas más cercanas a la línea de costa, que junto con el verde intenso de los pinares de la Breña, el intenso cielo azul de Cádiz y el color marrón clarito y blanquecino de los acantilados y las finas arenas de estas playas casi caribeñas, serían los colores predominantes del idílico paisaje que nos convertiría en seres privilegiados aquella preciosa jornada de finales de Primavera, donde muchos inauguramos nuestra temporada de baños en el mar.

Al final de la playa de la Hierbabuena, encaramos el corto pero empinado terraplén donde enlazamos con el SL.A-111, donde el camino se nos presenta arenoso, mientras nos vamos adentrando en el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, que con sus con sus 5.000 hectáreas es uno de los más pequeños de Andalucía, albergando cinco ecosistemas diferentes que son: una Milla Marina desde la línea de acantilado hacia mar adentro, la propia franja de acantilados donde anidan numerosos tipos de aves, pinar, los sistemas dunares que trabajosamente remontamos al abandonar Caños de Meca y el de las marismas y salinas de Barbate que vimos parcialmente desde el autocar. Su imagen más representativa es la de los acantilados que hay a los pies de la Torre del Tajo, que con más de 100 m de caída vertical hasta la playa nudista que queda justo abajo (a la que solo se puede acceder con marea baja), es el acantilado más notorio del Atlántico andaluz. 

A lo largo del recorrido, en dirección ESTE, nos vamos encontrando con algunos ramales secundarios a nuestra izquierda que nos llevan hasta el borde de los acantilados, siendo el lugar más emblemático del recorrido la Torre del Tajo, antigua torre de vigilancia que durante el siglo XVI tuvo que dar la voz de alarma en numerosas ocasiones, cada vez que se acercaban a la costa los piratas moriscos. También fue uno de los puntos costeros desde donde mejor se pudo contemplar la mítica batalla de Trafalgar que se produjo, justo en frente de esta torre, mar adentro.
El 21 de octubre de 1905, tiene lugar una de las mayores batallas navales de la Historia, la mítica batalla de Trafalgar, donde a priori la armada española lo tenía todo a favor para vencer, pero condiciones previas impuestas por Napoleón, para que uno de sus mas ineptos almirantes estuviera al frente de las operaciones de la armada franco-española nos llevó a la ruina.
Todo comenzó con el absurdo intento de Napoleón, de distraer a la  flota inglesa en las indias occidentales para poder desembarcar a 160.000 hombres en las costas británicas. Al fracasar tal intento y ser derrotado en la Batalla de Finisterre, la flota franco española ordena dirigirse al Mediterráneo para acabar con los barcos ingleses que incordiaban las rutas comerciales francesas. A pesar de los reiteradas advertencia del gran Almirante Gravina, la cabezonería e ineptitud del Almirante Francés Villeneuve, provocó quee desde un principio las formaciones de combaten quedaran claramente desfavorables desde el primer momento, tras la primera oleada frontal, gran parte de la flota francesa huye, los mayores barcos son capturados y la flota franco-española queda desorganizada en pequeños grupos, pocos barcos franceses son capaces de mostrar una resistencia eficaz y los barcos españoles operativos luchan sin tregua pero en inferioridad numérica. La derrota aliada es cuestión de tiempo. Se cuenta que durante los días siguientes estuvieron apareciendo naufragos españoles, franceses e ingleses por distintos puntos del litoral gaditano, siendo generosamente socorridos por las buenas gentes de Cádiz, con independencia de su nacionalidad. Pobre consuelo fue la muerte del idolatrado Almirante Ingles  Horacio Nelson, sorprendido por un disparo de pistola, cuando luchaban a la bordaje del buque insigne británico Victory, abordaba al buque insignia francés Redoutable. 
Según cuenta la leyenda, el mítico almirante inglés Nelson, fue trasladado en barco hasta Londres y para evitar que su cuerpo no entrara en descomposición fue trasladado en un barril lleno de brandy de Jerez. Desde entonces ocupa uno de los lugares preferente en la mítica abadía de Webmister y una de las plazas más importantes de Londres es la mítica Trafalgar Square.
Al contrario que España, Inglaterra siempre se ha sentido orgullosa de sus héroes, militares, descubridores, escritores, científicos, navegantes, etc... Mientras que en España rara vez fueron reconocidos en vida y en muchos casos ni después de muertos. De hecho la gran mayoría de los más ilustres descubridores, militares, científicos, escritores, pintores, etc... acabaron encarcelados, traicionados, fusilados o acabando sus días en la más dramática de las miserias. Así le ha ido siempre a Inglaterra y así nos va.
Es este el mejor lugar para observar parte de los acantilados en todo su esplendor, desde
muchos de los ángulos que nos ofrece su generoso mirador con mas de 50 m de barandillas, desde donde también se puede observar la claridad del fondo marino y donde la riqueza y diversidad del ecosistema marino, protegido hasta una milla marina.
Según el Maestro Geobotánico, Don José Guerro, estos acantilados están formados básicamente por roca calcarenita con capas horizontales de margas arenosas impermeables, lo que provoca que los acuíferos del monte superior surjan en distintos puntos de la pared del acantilado, formando los famosos caños que dan nombre a la localidad de Caños de Meca. En el acantilado también se produce el efecto espray salino, en el que la espuma de las olas al chocar con las rocas es elevada por el viento y salpica toda la pared, formando en ella depósitos de sal. Esta curiosa mezcla de sal y surgencias de agua dulce e provoca la aparición de una vegetación diversa, desde especies halófitas desde musgos hasta higueras o zarzas a pie de mar junto a las que crecen, la barrilla, los almajos dulces y salados, la siempreviva, típica de ambientes marítimos. 
Los acantilados acogen una importante pajarera de aves que buscan nidos protegidos en la pared rocosa, destacando la colonia de gaviota argentea aunque también destacan las garcetas, estorninos negros y palomas bravías. En los huecos, grietas y repisas de los acantilados anidan  numerosas garcillas bueyeras (como la de la imagen), grajillas, y la gaviota patiamarilla, halcón peregrino, vuelvepiedras y zarapito trinador. Entre las rapaces, destacan el águila pescadora, la lechuza y el cernícalo vulgar. 
Debido al material de la pared del acantilado éste se disgrega en grandes bloques que posteriormente se van rompiendo con el oleaje, al igual que ocurre en muchos puntos del litoral del Algarve portugués. Por lo que a lo largo de la historia ha ido retrocediendo, dejando en el fondo del mar una sucesión de rocas sobre sustrato arenoso. Este fondo marino propicia un rico hábitat de especies con profusión de algas, moluscos y una gran variedad de peces, lo que justifica la protección de una Milla Naútica mar adentro a lo largo de todo el acantilado. Recientemente se ha localizado en la zona de acantilados una formación de estalactitas de 300 años de gran valor.
Tanto a la ida como a la vuelta el gran protagonista de nuestro itinerario circular es  el pinar de La Breña,  esta palabra hace referencia a la maleza o a la flora espontánea e improductiva, que dificulta la agricultura), y especialmente el terreno poblado de ella, cuando es irregular y de difícil tránsito y aprovechamiento. En este caso, aunque el terreno es de suave perfil, podría hacer referencia a un terreno de difícil aprovechamiento para la agricultura debido a la enorme influencia de la salinidad y arena del mar. Su intensa repoblación para frenar las dunas móviles lo han convertido en el mayor pinar de Cádiz, del que se aprovechan piñas y piñones. En este lugar, el aroma a pino se mezcla con el de romero y lavanda que, junto con palmito, espino negro, e incluso, la retama o lentisco, forman el matorral mediterráneo existente. El pinar se extiende hasta bordear el acantilado, donde el pino carrasco convive con bosquetes de sabinas y una de las mejores masas de enebros marítimos que queda en el litoral gaditano.

Este sendero que comunica las localidades Barbate y Caños de Meca llanea sobre una  meseta trapezoidal colonizada por el denso pinar de La Breña que plantaron los vecinos de la zona, para evitar el avance de las dunas tierra adentro, siendo su perímetro sur el borde de los acantilados. El pinar nos acompaña hasta la misma entrada de Caños de Meca, llegando por su extremo oriental, mientras vamos descendiendo de forma escalonada, esquivando raices de pino que han ido quedando al descubierto por la erosión de los pinos, mientras vamos dejando a la izquierda la playa del Castillejo, cutas aguas celestes y turquesas forman un espectacular cromatismo de colores entre las copas de los pinos cuyo intenso verdor nos acompaña durante este idílico itinerario, que una vez más nos recuerda cuan privilegiado somos, los que disfrutamos o simplemente valoramos y respetamos, la tremenda riqueza y variedad de los distintos ecosistemas que alberga Andalucía, y es que aunque muchas veces no seamos conscientes, vivimos en uno de los lugares más privilegiados del Planeta (a pesar de nuestros políticos).

Cuentan las lenguas antiguas que la localidad de Caños de Meca (pedanía de Barbate), debe su nombre los caños que manan de las paredes en algunas zonas de los acantilados, que al estar formadas por rocas de calcarenitas, con capas horizontales de margas arenosas impermeables, provoca que los acuíferos del monte superior surjan en distintos puntos de la pared.Pero hay otra teoría que  otra teoría que afirma que el nombre referencia a una fuente ("caños") cuya agua fue muy popular al menos durante la época de dominación musulmana, por la  cual habría recibido el nombre de La Meca, ciudad santa del Islam.
...Barbate, y alli cerca vna fuente famosa de muy buena, y saludable agua. Llamanle las aguas de Meca, a donde suelen venir muchos Moros en romeria, mouidos de supersticiosa religion de aquel agua, en la qual se bañan, y lleuan della a sus nauios, quando les dan lugar los ginetes de la costa.
(Fragmento y cosas notables de España 1590)
En el siglo XIX se la consideraba un despoblado, históricamente siempre estuvo relacionada con la ciudad romana de Baessipo, la octava fortificación en la vía romana que unía la ciudades de Malaga y Gades.  
Las constantes incursiones de pillaje efectuadas por los Bereberes procedentes del norte de África, provocó que la franja costera de Barbate quedara despoblada durante varias décadas, hasta el punto que la población se centraba únicamente en el Castillo de Santiago de Barbate y en la fortaleza Jadraza de Zahara de los Atunes, donde contaban con los medios de protección necesarios para repeler los abusos efectuados por la piratería. A esta etapa de inseguridad pertenecen las antiguas torres almenaras del Tajo del siglo XVI situada en los acantilados del Parque Natural de la Breña y orientadas hacia la costa, años más tarde se construiría la torre de la Meca. Estas torres tenían una función de protección, a través de las cuales, los encargados avisaban mediante señales de fuego a la población de la llegada de piratas a la costa.
Desde los años 60 del siglo XX, Los Caños se convierten en la Meca de los seguidores del mundo hippy que se sienten atraídos por la naturaleza del entorno.
En la actualidad en los Caños de Meca, nos encontramos con una curiosa mezcla de ambiente vacacional, bohemio, naturista, hippie y surfero que queda perfectamente reflejado en sus pequeños bazares y sus numerosos chiringuitos y alojamientos turísticos de pequeño tamaño. Presume de contar con preciosas playas de arena fina y esas aguas en distintos tonos de azul, celeste y turquesa, que alcanzan tonalidades que bien podrían competir con típicas playas caribeñas o polinesias. Una especie de sucursal del Caribe, versión andaluza. Hacia el oeste (dirección Conil), nos encontramos con las larguísimas playas del cabo Trafalgar, completamente llanas y compuestas de arena fina y dunas móviles, aunque con frecuencia salpicadas de arrecifes a poco que nos adentramos en el agua. Ya en la misma localidad de Caños de Meca, hacia el Este (dirección Barbate), el terreno comienza a elevarse formando playas más pequeñas, protegidas por paredes de calcarenitas. Finalmente, conforme se eleva el acantilado del Parque Natural, se conforman calas más pequeñas, cuyo acceso solo es posible en marea baja y solo hasta la llamada "Cala Verde".
Como hemos comentado anteriormente desde el núcleo de población hasta los acantilados, comienzan a aparecer los famosos caños, que dan nombre a la zona. Se trata de surgencias de agua dulce de distinto caudal, en la pared de los acantilados, que pueden ir desde pequeñas humedades en la pared rocosa hasta importantes manantiales, variando mucho según la época de lluvias. El más importante, el "Caño Grande", se sitúa casi al final de la zona de acantilados, con un acceso muy complicado y solo en marea baja.
2ª parte desde Caños de Meca hasta Barbate por SL.A-111 "Ruta de Los Acantilados"
Después de haber disfrutado de casi dos horas para que cada uno almorzara donde quisiera y disfrutara de cualquiera de las playas o calitas de Caños de Meca, nos reagrupamos en el punto establecido a la hora acordada y con puntualidad británica, nos introducimos en el sistema dunar, que con disciplina espartana fuimos remontando, mientras Caños de Meca iba quedando a nuestra izquierda y al fondo el faro, presidiendo el Tómbolo de Gibraltar, declarado monumento natural en el 2001 y su faro. Mientras quee íbamos dejando a nuestra izquierda, la Torre de Meca, construida en el siglo XVII, forma parte del sistema de torres almenaras que salpican la costa y que conectan visualmente. 
Su función era la vigilancia y la emisión de la voz de alerta ante acecho de piratas turco-berberiscos. Disparos de artillerías, y fuego de noche o humo de día eran las señales inequívocas del peligro; y oculta a nuestra vista, por el denso pinar que nos rodeaba.

Una vez superada la loma arenosa, nos reagrupamos bajo un pino centenario, desde el cual el camino a seguir, fué una sucesión de cortafuegos arenosos, conocidos en tierra onubenses como "Raya Real" muy usados en la terminología de la Romería del Rocío, recogido en muchos fandangos y sevillanas o incluso empleado como nombre de un grupo. Por ellos llegamos hasta las ruinas de la antigua casa Forestal del Jarillo, desde donde Don Manuel Manzanares, condujo al grupo con maestría, a través de una red de senderos, que no por discurrir por un terreno llano, era fácil de seguir (ni muchísimo menos), demostrando una vez mas sus conocimientos previos de la zona, amén de un gran sentido de la orientación y dominio de la cartografía. 
Con gran acierto, decidió dejar este tramo para el regreso, aprovechando que el día no era demasiado caluroso y además contábamos con la protección de la sombra del pinar de La Breña. Dejando para la ida, los paisajes más representativos de los acantilados, donde el personal suele estar mucho más presto a la fotografía y a la contemplación y disfrute del paisaje, sin ese síndrome de la prisa en el camino de regreso que algunos/as suelen padecer, con frecuencia sin ser conscientes de ello, arrastrando el estrés de la vida cotidiana, al último tramo del recorrido, olvidando que tanto encanto tiene la ida como la vuelta, y más aún con las luces de la tarde donde la belleza del paisaje se multiplica por doquier.
Tal y como estaba previsto, el último tramo de la ruta discurrió, recorriendo sobre nuestros pasos esos casi dos kilómetros de la playa de la Hierbabuena, por donde algunos no sólo aprovecharon para volver a caminar descalzos, sino para volver a disfrutar de un generoso baño, aprovechando la perfecta temperatura de un agua cristalina y un delicioso tacto de arena fina. 

Mientras la mitad del grupo, continuaba ya sin detenerse hasta el primer bar que encontraron abiertos en el cercano Puerto de Barbate, donde casi todos nos reagruparíamos mas tarde y donde también se ofertan paseos en barco para disfrutar más de cerca de sus cristalinas aguas turquesas, que también invitan a practicar submarinismo y snorkel. Desde tiempo de la época de  los fenicios, el papel del mar era fundamental, con la pesca del atún en almadraba y la salazón. Barbate sigue siendo un gran centro pesquero, con su puerto comercial y gran afición a la pesca con caña. En el estuario se pescan lisas y anguilas; y en la marisma, doradas y lenguados. De esta forma, el visitante adquirirá in situ productos de la salazón de atún, la mojama y huevas curadas.
A escasa distancia de la localidad de Barbate, siguiendo su río, aguas arriba, los amantes de la ornitología disfrutarán bastante con la  biodiversidad de las marismas y lagunas, que cobijan gran número de aves, al ser zona de nidificación y paso de migraciones. Un paseo por su interior nos permitirá fotografiar al ánade real, focha común, pato cuchara, e incluso algún zampullín chico, garza real o imperial. Entre el carrizo se observan avetorillos, ruiseñores bastardos y carriceros comunes.  

Poesía "Ruta de los Contrabandistas"

Tarifa, castillo y playa,
Tarifa, con sus balcones
sobre el Estrecho y la costa
negra de Sierra Bullones.

Zahara de los atunes
no tiene calas ni abrigos.
Hacia los Caños de Meca
por Bolonia y sus castillos.

Entre dunas y palmares.
Los pies en la arena blanca
se hunden en suavidades
como el viento por el agua.

Ya en la trocha de Vejer
los cinco contrabandistas.
Ya se han quitado el sombrero
por la Virgen de la Oliva.

Y en Facina y Benalup
hacia las sierras de Bornos.
Montes dorados de ocaso.
Valles de azúcar y mosto.

El peñón de los ingleses.
Las serranías de Ronda.
Y hasta los barcos de Cádiz
desde Medina Sidonia.

San Cristobal de los montes
por Grazalema se empina,
con torrenteras azules
y soledades de sima.

...En una casa de sal
con molduras encaladas.
En una casa cualquiera
de la Isla o de Chiclana.

JOAQUIN ROMERO MURUBE (1904-1969)

1 comentario :