martes, abril 24, 2018

Novela histórica: LAS VIÑAS (Manuel Fernández Mota


Acabo de terminar la novela histórica LAS VIÑAS (Manuel Fernández Mota, Editorial Circulo Rojo-Novela), padre de nuestro amigo Rubén "Kminante del Sur". Nació en Sayalonga, en plena  Axarquía malagueña, el 9 de agosto de 1924. Lugar en el que se sitúa esta novela histórica en la que nos narra en primera persona como se vivió en su familia, en Sayalonga, en Cómpeta y probablemente en gran parte de Andalucía y España, los años de confusión de la II República, previa a la Guerra Civil, la tormenta de la Guerra Civil, al principio con las barbaridades de quienes en nombre de la República se toman la justicia por su mano, después las represalias de las tropas franquistas y las persecuciones de los maquis por Sierra Almijara, mencionando lugares por lo que todos los senderistas que la frecuentamos, hemos pasado.

La novela es una mezcla de recuerdos de su infancia con personajes reales y otros de ficción. Al igual que el niño protagonista del libro "Enrique", Don Manuel Fernández Mota fue el menor de una familia campesina de nueve hermanos, (aunque en el libro son cinco) y como todos los habitantes de su pueblo, tuvo que dedicarse al campo. Al igual que el protagonista del libro (que bien podemos interpretar como al mismo autor), vio interrumpida su asistencia a la escuela por culpa de la Guerra Civil, colaborando durante muchos años con su familia como pastor en los montes de la Axarquía, gran parte de aquellas horas en el campo las aprovechaba para leer la literatura y la poesía, por la que siempre sintió un gran amor desde niño. Familiarizándose de ese modo con la lectura de los clásicos. Así se compenetró con poetas del Siglo de Oro y con otros más modernos, convirtiendo los montes de la Axarquía en su propia Universidad. A la edad de 35 años empezó el bachillerato, haciendo después la carrera de magisterio, profesión que ejerció en Algeciras hasta su jubilación. Tuvo siete hijos y trece nietos, algunos de los cuales siguen sus pasos literarios y artísticos. Falleció a los 91 años, el 12 de octubre de 2015 en Algeciras, ciudad que le nombró Hijo Adoptivo y recibió su Medalla de la Palma. Sus cenizas descansan junto a su esposa Isabel Sánchez Melgar, en el célebre cementerio redondo de su Sayalonga natal, pueblo que le distinguió como Hijo Predilecto. Fue premiado por los Ateneos de Algeciras y Málaga, recibiendo otras distinciones y homenajes. Así mismo destacó en otras facetas artísticas, como la pintura, la fotografía y la infografía.

Como asiduo lector de novela histórica me ha sorprendido por su enorme capacidad para situarte en el contexto histórico y conseguir que te pongas en el lugar de las familias que padecieron tan enormes dramas, tanto desde el punto de vista republicano, como de las tropas franquistas. La terrible incertidumbre de tener un hijo/hermano en el frente sin saber nada de él durante muchos meses, con noticias de muertes y fusilamientos cada dos por tres.
En muchos párrafos se nota su sensibilidad poética a la hora de describirnos paisajes, situaciones, emociones...

Como enamorado de la provincia de Málaga y de Andalucía en general, esta novela me resulta una descripción magistral de esa Andalucía rural que aunque tenga lugar en la época de la Guerra Civil, muchas de las costumbres que se describen en esta novela se han venido llevando a cabo en los pueblos de la Axarquía hasta fechas relativamente recientes. Nos hace un retrato magnífico de la familia, los miembros a nivel individual, colectivo, los personajes del pueblo...!.
La sencilla y bucólica vida en la Andalucía rural, antes de que comenzara la Guerra Civil, con las típicas discusiones de taberna (tan españolas), entre los que estaban a favor de la República y quienes defendían a los conservadores, a la desahuciada Monarquía, a la Iglesia, en definitiva a la España más tradicional. En medio de un ambiente de gran confusión donde la gente se dejaba llevar más por los ideales románticos de unos y el fanatismo de otros.

Una vez que estalla la Guerra Civil y un grupo de jóvenes exaltados que se identifican con el bando Republicano toman las armas, van contra el cura del pueblo y quienes eran señalados como los mas "pro falangistas". Como ocurrió en tantos pueblo y ciudades de España, por donde primero se empieza es por la Iglesia, donde algunas de las propias madres de estos jóvenes (y otros no tan jóvenes), intentan frenarlos ante su intención de destruir todas las imágenes. Pues para la mayoría de la gente del pueblo, independientemente de bando fueran, aquellas imágenes eran sagradas.

También se refleja magistralmente la discrepancia de ideales dentro de las familias numerosas tan típicas de la época, donde al comienzo de la Guerra, si dos hermanos (o más) de una misma familia estaban en edad de combatir, se despedían con un abrazo y cada uno tiraba hacia la zona del bando con el que se identificaba, con la intención de alistarse sobre la marcha. Para angustia y tremendo drama de esos padres que sufrieron tantísimo durante aquella pesadilla y en muchos casos durante el resto de sus vidas. Tan duro fue todo aquello, que ningún Gobierno de España desde entonces hasta hoy ha conseguido que rememos en la misma dirección, en busca de un bien común, entre los buitres nacionalistas y aquellas dos Españas, tantas veces disfrazada detrás de las siglas de un partido.

Pág. 184 (primer párrafo): Si cuento todos estos detalles, es para que se vean los efectos del terrible huracán que se había desatado. Cosas que siempre parecieron sagradas, conceptos inconmovibles eran ahora objeto de burla y destrucción. La locura y el odio no se paraba ahora en nada humano, ni divino. Se allanaban las propiedades, una vida valía menos que un paquetillo de tabaco, y las antiguas costumbres que parecían firmes como una roca quedaban cuarteadas y reducidas al polvo de la tragedia. Fusilamientos de obreros, violaciones de mujeres, vergüenza de chilabas que cruzaban el Estrecho. Por todas partes tortura, odio, muerte y dolor.

Pág. 232, nuestro protagonista es herido y su padre lo lleva desesperado hacia Torre del Mar para que lo vea un médico. (Referencia a "La Desbanda"): Cuando llegamos a la carretera general Málaga-Almería, nos vimos en grandes dificultades para entrar en Torre del Mar. Una riada inmensa de coches, carros, bestias y personas huían hacia la parte de Almería. Algunos hombres nos detuvieron aconsejando a mi padre que nos volviéramos...viejos suplicantes que les pedían a sus hijos que los dejaran morir en la cuneta, madres alocadas por haber perdido a su hijo, heridos lívidos, casi desangrados, con solo un chispazo de vida en sus ojos, prestos a apagarse ya; hombres, mujeres y niños tirados junto a la carretera, llorando amargamente con los pies hinchados, impotentes para seguir su calvario...

Esto es sólo un fragmento de dos párrafos que me parecen verdaderamente sobrecogedores como testimonio en primera persona de aquellos hechos tremendos, que 80 años después siguen teniendo dañada el alma de nuestra Sociedad. Sin embargo, el libro también está lleno de momentos emotivos, entrañables y de grandes valores y grandeza humana, a pesar de desarrollarse en un escenario de pesadilla.
Para más información sobre el autor, pinchar en el siguiente enlace:
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Fern%C3%A1ndez_Mota

Valle del Poqueira - Pampaneira-Capileira-Bubión-Pampaneira


Valle del Poqueira - Pampaneira - Bubión - Capileira
Pueblo de referencia (inicio y final de ruta): Pampaneira (Granada).
Poema a Pampaneira (Rafael Gómez Montero)
Puerta abierta de la Alpujarra alpina.
Balcón a la Granada marinera.
Hacia arriba las nieves del Veleta,
al horizonte,el mar de Salobreña.
¡ Viajero en la Ruta Alarcorniana !
Caminante que buscas la belleza,
el sol, la luz, el aire, los castaños
y el agua cristalina del Poqueira.
Para ti peregrino en sus praderas
levanta al cielo lanzas Pampaneira.
Recorrido: Circular
Longitud aproximada: Entre 12-15 km (según la versión que escojamos)
Dificultad: Media-Alta por el desnivel a superar.
Desnivel: Entre 750 y 910 m (según la versión que escojamos)
Tipo de camino: Lo habitual , sendas , veredas, camino carretero, cortos tramos de asfalto y calles empedradas cuando atravesemos los cascos urbanos de los tres pueblos.
Fecha de realización: sábado 21 de abril 2018, Meteorología:  unos 20ºC de temperatura que con el bochorno del levante que nos dejó un cielo gris la mayor parte de la jornada con bochorno al mediodía. Aunque afortunadamente a la ida, coincidiendo con el tramo de ascensión la briosa de levante fue nuestra mejor aliada.
50 participantes: Carlota Comino, Pepa Pérez, Alena, Rosa, Pepe Pateador, Eduardo Campos, Fernando Fernández, José Manuel Moreno, Miguel Fortes, Miguel Moreno, Josefa Rebollo, Juan Antonio Villar, Ana Martínez, Manuel Álvarez, Cristina Piqueras, Isabel Delgado, Manuel Naviero, Aurelio Campos, Julio Peláez, Pepe Guerrero, Miguel Quiñones, Margarita Martínez, Nono, Julio Pérez, Francisco González Palma, Maria José Fernández Lara, Inma Castillejo, Paco Gutiérrez, Francisco Sedeño, Jerónimo Alba, Carmen Villasante, Paco Castillo, Manuel Pérez Peña, Sancho Ada, Pepe Valenzuela, Mabel Moya, Mariano Navarro, Paco Verdugo, Mariví, Antonio López, Conchi Moreno, Javier de La Fuente, Romualdo Estévez, Maria Jesús Rider, Álvaro Millán, Olivia, Enrique Campos; nuestros guías Manolo Manzanares y Carmen Cabello. Y un servidor, autor de esta crónica: Juan Ignacio Amador Tobaja.
Track de esta ruta:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-del-poqueira-24171152A tener en cuenta:
Nuestro itinerario coincide con varios tramos de la amplia red de senderos del entorno, siendo nuestra principal referencia a la ida el sendero local de la Atalaya (SL A-220) y a la vuelta desde Bubión a Pampaneira el sendero PR-A 70 Pueblos del Poqueira.
Alicientes principales:
El Valle del Poqueira y sus tres pueblos: Pampaneira, Bubión y Capileira, que cuelgan de sus laderas constituye uno de los conjuntos paisajísticos y etnográficos más representativos de la Alpujarra granadina, que atesora una riqueza impresionante de valores naturales, etnográficos y gastronómicos.
La Alpujarra granadina (y la almeriense) ha ido generando a lo largo de su historia un paisaje rural de insólita belleza, logrado, a través de ingentes trabajos: el aterrazamiento de fuertes laderas hasta lograr una sucesión de bancales donde se asientan los policultivos (cereales, viñedos y una sucesión amplísima de árboles frutales) que abastecían a sus habitantes; así como una compleja red de acequias mediante la que se han regado y abastecido desde la edad media las tierras y los pueblos.
Todo ello ha dado lugar a una comarca con una impronta propia, una identidad diferente a cualquier otra y que hoy podemos admirar y disfrutar. Siendo además la comarca pionera en Andalucía en el Turismo Rural contando con un gran número y variedad de alojamientos que en la mayoría de los casos son magníficos modelos de gestión, ofreciendo muchos servicios, que ya quisieran para sí muchos hoteles. ¡Ojalá que esta magnífica herencia patrimonial, natural y cultural, de incalculable valor, sea respetada y protegida en los años venideros!.
Distintas versiones para realizar una ruta que pase por los tres pueblos:
El bucólico entorno de estos tres pueblos escalonados  que forman Capileira, Bubión y Pampaneira se presta a ser recorrido de diversas maneras, la versión más corta y socorrida con un coche de enlace al final del recorrido sería a través del sendero de 9 km, PR A-70, Pueblos del Poqueira: Iniciando la caminata en Capileira el más alto, para hacerla en sentido descendente. Muy recomendable para amantes de la fotografía, que quieran ir recreándose con los rincones más pintorescos de cada pueblo, sin ningún tipo de prisas. Si sólo se dispone de un vehículo, lo suyo es dejarlo  en Pampaneira, allí cogemos un taxi que nos suba hasta Capileira y hacer el recorrido con la tranquilidad de tener nuestro vehículo al final del itinerario.
La versión intermedia sería la que acabamos de mencionar, añadiéndole el sendero que discurre en paralelo al margen derecho del Barranco del Poqueiro (izquierdo), en el sentido ascendente, que fue el que nosotros realizamos a la ida..
Y la versión extendida, que fue la que nosotros realizamos y describimos a continuación, haciendo la ida en sentido ascendente por el margen derecho del Barranco del Poqueiro (izquierdo), en el sentido de nuestra marcha desde Pampaneira a Capileira. Una vez en Capileira, tomar el sendero que nos lleva hacia la Central de La Cebadilla, remontando unos 200 m de ascensión hasta llegar a un cruce de sendas un kilómetro más allá de Capileira, tomando una pista que en dirección SUR, nos lleva hasta las ruinas del cortijo del Cerezo y unos 500 m mas allá, abandonamos la pista para iniciar un pronunciada descenso hasta Bubión, desde donde ya retornamos a Pampaneira por el PR A-70, Pueblos del Poqueira.
Breve descripción del recorrido:
1ª parte, de Pampaneira a Capileira por el Valle del Poqueira.
Una vez que el autocar nos dejó en el aparcamiento que hay a la entrada de Pampaneira, desandamos el corto trecho de carretera que pasa junto a unas instalaciones del tendido eléctrico y desde el exterior de una curva en forma de horquilla ya nos encontramos con el panel del "sendero local" SL A 220 La Atalaya, que coincide con el primer tramo de nuestro recorrido, abandonando en este punto la carretera (parte baja del pueblo de Pampaneira) por donde comenzamos a descender por una pista terriza, que nos lleva entre fincas distribuidas en bancales sembrados de frutales y cereales. Desde el inicio ya estamos contemplando allí en lo alto la silueta de Capileira, recortando la silueta de la parte alta de una loma, que en teoría es la cumbre de nuestra ruta, si bien, aún subiríamos unos 200 m mas arriba.
En apenas cinco minutos, bajo unos álamos, en el margen derecho del camino, nos encontramos con un pequeño manantial de aguas ferruginosas que nos recuerdan a "Fuente Agria" de la no muy lejana localidad de Portugos, que según dicen: "posee propiedades curativas, a pesar de que deja un sarro o toba bermeja, que también deja este rastro en las garrafas o cántaros en los que se transporta, debido al óxido de hierro que contiene. Su sabor es agrio, herrumbroso y huele a alcaparrosa, pero parece ser que sus virtudes son prodigiosas".
Prácticamente desde el inicio del descenso por esta pista terriza podemos escuchar el fluir de las espumosas y cristalinas aguas del Barranco de Poqueira en su discurrir por el fondo del valle, hacia su encuentro con el río Guadalfeo al que entrega sus aguas unos 12 km río abajo, a la altura del cortijo de la Herradura, a los pies de la Sierra de Jubiley.
En unos quince minutos habremos llegado al puente  de La Higuerilla o del Molino (no confundir con el otro "Puente del Molino" que hay aguas arriba, a la altura de Pampaneira, en este caso toma su nombre del viejo molino harinero (ver foto de arriba, hecha desde el mismo puente), cuyas ruinas quedan a la izquierda del camino, justo antes de atravesar el puente, situado frente a una preciosa cascada. A escasa distancia del puente del río, en su margen izquierdo se ha adecuado la denominada área recreativa de La Poza, nombre con el que los lugareños conocen este idílico rincón del río Poqueira, una auténtica preciosidad que bien merece una buena pausa y una generosa sesión de fotos. (Se trata del punto más bajo de nuestro recorrido, situado a unos 1.010 msnm).
Una vez al otro lado del puente, tenemos dos opciones, continuar la trayectoria S-O, que nos marca el trazado del puente y que nos llevaría en paulatina ascensión hacia la zona denominada "El Haza Larga", o bien, nada más cruzarlo, tomar una empinada vereda, donde tendremos que poner nuestros cinco sentidos tanto por la fuerte pendiente a superar, con caída sin freno hacia el fondo del barranco y con bastante piedrecilla suelta. 
En realidad es el único tramo de cierto riesgo/dificultad de la ruta, no superior a los 100 m lineales, en apenas cuatro o cinco minutos de fuerte pendiente, la pendiente se suaviza un poco y el sendero ofrece un firme mucho más seguro, mientras vamos superando una larga sucesión de zig-zags que se dirige hacia la base de un pináculo rocoso que vemos allí arriba. 
Antes de darnos cuenta habremos superado un gran desnivel respecto al fondo del barranco, que a partir de este momento llevaremos siempre a nuestra derecha. Las laderas de este margen del río están pobladas principalmente de matorral bajo salpicado por algunas retama, pastizal y pequeños bosquetes de robles melojos y castaños. Tras un primer tramo de ascensión muy empinado, el sendero nos da una tregua y aunque la ascensión continua el perfil se suaviza, para volver a afrontar un segundo trecho de dura ascensión hasta situarnos a la altura del bancal donde se encuentran las ruinas del Cortijo de Buñuelo (1.250 msnm).
Situado frente a una era enorme, actualmente cubierta de hierba, que hace las veces de mirador natural hacia los pueblos de Pampaneira, Bubión y Capileira con el cordal de los Tresmiles como espectacular telón de fondo. Desde aquí apreciamos perfectamente la distribución de los tres pueblos del barranco del Poqueira con sus casas blancas de terraos grises, escalonados sobre las escarpadas laderas.
Buen lugar para recitar e interpretar el poema "Alpujarra" de Aureliano García Tello:

Alpujarra
Escondida en la montaña,
entre la nieve y las olas,
la perla de la Alpujarra.

Cada pueblo es un gesto
arrancado a tu alma
cada monte un deseo
de perfección mas alta.

Escalera del Poqueira.
Bello peldaño bañado
por el agua ¡Pampaneira!
Un mirador en Bubión
y una frente ¡Capileira!

Junto al templo el mirador,
ancha ventana al Poqueira,
en la plaza de Bubión.

Tiene por pie a Pampaneira
y por vertebra a Bubión;
sus ojos son Capileira;
viste perenne verdor el 
Barranco de Poqueira.

Susurro suave, mas luego
se quiebra, saltando, el agua;
ese es su canto y su juego.

Al bancal baja la nieve
en el invierno;
mas, en el verano
el agua llega gimiendo.


Retomada la marcha, tras la obligada pausa de reagrupamiento a la altura de las ruinas del Cortijo de Buñuelo y su gran era, dejamos a nuestra izquierda el ramal de sendero que queda a la izquierda dirección S-O, por donde continua el SL-A 220 "Sendero Local de la Atalaya", que ya abandonamos en este punto y continuamos por un ramal de sendero con trayectoria predominantemente N, donde ahora el perfil se suaviza bastante e incluso afrontamos un tramo en suave descenso, mientras vamos atravesando bancales donde se alternan pequeños bosquetes de castaños aún pelados, almendros y cerezos en flor. 

Desde aquí al Puente de Chíscar atravesaremos tres barrancos de modesto caudal pero en todos los casos de aguas cristalinas, flanqueadas por un pequeño bosque de galería, siendo el primero el Barranco de Los Herrerillos, donde una vez que cruzamos el modesto barranco, nos encontramos con un cruce de senderos, si tomamos el ramal de la derecha, que continúa paralelo al barranco de Los Herrerillos en dirección "Este", para descender hasta el río Poqueira por un puente tras el cual se iniciaría la ascensión hasta Pampaneira. Se trata del tramo circular del PR A-70 "Sendero de los Pueblos del Poqueira", que además de conectar a los tres pueblos, describe un añadido a modo de tramo circular que pasa a la vertiente del barranco, donde ahora nos encontramos y que de hecho coincide con nuestra trayectoria N, a partir de ahora. Por lo que nosotros, tomamos el ramal de la izquierda, manteniendo de momento rumbo N, de modo que seguimos llevando el fondo del Valle a nuestra derecha.

Nos iremos encontrando con algunas angarillas que dejaremos siempre cerradas a nuestro paso. Poco después de la segunda angarilla, pasamos junto a las ruinas del cortijo de Los Morales y unos metros más adelante el cortijo pasa junto a su antigua era empedrada. El siguiente barranco que atravesamos es el de Las Rosas o de Los Pradillos, cuyas aguas de escasa profundidad, pero de anchura superior a los tres metros, pudimos salvar, gracias a una hilera de gruesos ramales colocados sobre los que fuimos caminando, para más tarde salvar una zona de barrizal, muy típica en algunos emblemáticos de Sierra Nevada, donde nos encontramos con estos tramos de barrizal, cada vez que una curva del sendero coincide con alguna cañada o manantial. Este Barranco de Las Rosas o de Los Pradillos está situado justo frente a la localidad de Capileira, que iremos viendo frente a nosotros, durante un buen rato. El siguiente hito es un pequeño panel titulado: "El Castaño, cobijo y alimento". Pocos minutos después dejamos a la derecha del sendero dos modestas casas de piedra, con su tejado liso y su pequeña chimenea.

Llegamos al tercer barranco, que es el de Haza Redonda, coincidiendo con un bonito bosque de galería, donde nos encontramos con nuevas tablillas indicativa de enclaves, pueblos y distancias. Hasta aquí la mayor parte del perfil ha sido en subida, pero ahora iniciamos un suave y prolongado descenso hasta que llegamos al Puente de Chíscar, otro de esos rincones mágicos del recorrido, donde el sonido del agua, las pozas, los rápidos y las cascadas inmediatamente anteriores y posteriores al puente nos regalan un paisaje de gran belleza, donde a lo largo del día tampoco faltó el cántico de los pajarillos.

Desde el Puente de Chíscar se inicia otro de los tramo de ascensión mas prolongados de la jornada, pasando de los 1.270 msnm del Puente de Chíscar a los a los 1.440 msnm de la Plaza del Calvario de Capileira, remontando un precioso tramo de sendero que coincide con la antigua Colada del Canal, cuando todavía no hemos llegado a la mitad de la ascensión atravesamos el modesto barranco del Tajo Pelón, cuyo bosque de galería nos aporta frescura y agua en caso de necesidad. 
En pocos minutos se vislumbran las primeras casas de la parte baja de Capileira, que a quienes vayan un poco fatigado parecerá no llegar núnca, pero en realidad es un tramo de ascensión muy cómodo por un sendero perfectamente dibujado y muy frecuentado tal y como pudimos comprobar a lo largo de este tramo de ascensión y durante la parada de reagrupamiento a la entrada de Capileira, donde la bota de vino de Julio, corría alegremente de mano en mano.
 Una vez en Capileira, se le recordó a todos los participantes que a las 15.00 pm reanudábamos la marcha desde la Plaza del Calvario, donde nos repartimos por los distintos bares y bancos de la plaza. En los bares gran parte del grupo dio buena cuenta de alguna que otra ración de jamón, que para eso el rey de los platos alpujarreños, al igual que la sopa alpujarreña, el puchero a la gitanilla, las papas a lo pobre, las migas camperas, el choto a lo cortijero o al ajo cabañil, las gachas pimentonas y hasta una ración de callos con un delicioso toque picante, que fue buena gasolina para el tramo de ascensión que aún nos tenía reservado "El Cartógrafo de su Majestad" para bajar la comida. 

El denominado plato alpujarreño, consta de papas a lo pobre, huevo frito, jamón, longaniza, morcilla y pimientos fritos. En la comarca también pueden degustarse los dulces moriscos, los roscos de Pampaneira, los borrachillos, la torta de lata y los buñuelos de chocolate. En Bubión no faltan los clásicos platos de la comarca y sus afamados perniles y chacinas a disfrutar a la sombra de los castaños, toda una leyenda en el pueblo, y los cerezos. Lo mejor de la gastronomía de Capileira son los famosos los pucheros, los guisos, las migas y gachas, además de la gama dulcera propia de este pueblo.

2ª parte, De Capileira a Pampaneira, por el primer tramo del Sendero PR A-69 "La Cebadilla" y posterior variante para descender hasta Bubión, regresando a Pampaneira por el PR A-70 "Sendero Pueblos del Poqueira".
Una vez reagrupados en la Plaza del Calvario de Capileira, tras el almuerzo, en vez de coger el "PR. A-70" Pueblos del Poqueira, que desciende desde Capileira hasta Pampaneira, pasando por Bubión. Nuestro guía tuvo a bien regalarnos un nuevo tramo de ascensión, dirigiendo nuestros pasos hacia la zona N del pueblo por donde dejamos a tras sus últimas casas, siendo nuestra referencia a seguir el PR A-69 Capileira-La Cebadilla, sendero que comienza remontando una antigua vereda que pasa junto a grandes bloques de esquistos y pizarras metamórficas tan características del núcleo central de los tresmiles de Sierra Nevada.
Después de llegar a un primer cruce de sendero, continuamos ascendiendo hasta llegar una pista terriza situada a unos 1.700 msnm, coincidiendo con el punto de mayor altitud de la ruta y que tomándola a la izquierda N, nos llevaría hacia La Cebadilla, pero nosotros la cogimos en dirección S, que a partir de este punto es nuestra trayectoria predominante. Desde este último cruce de caminos, la pista todavía asciendo un poco más, pero pronto comienza a descender llevando al principio vistas sobre la parte alta de Capileira a nuestra derecha, y unos tres kilómetros más allá, avanzando por un denso encinar llegamos a las ruinas de un cortijo situado bajo unos tajos conocidos como "La Piedras del Ángel", por este último tramo de pista por el que hemos caminando pasan las minibuses lanzaderas que trasladan a los senderistas que quieren subir al Mulhacén, hasta el Alto del Chorrillo. Junto al mencionado cortijo en ruinas, parte otra pista secundaria que tomamos siguiendo las indicaciones rotuladas en una piedra "Cortijo Prado Toro", y que en caso de dudas, es el ramal que en dirección S, discurre paralela a la base de los mencionados tajos que llevamos a nuestra izquierda, hasta que unos 500 m mas allá, estamos muy atentos a abandonar la pista terriza por la que vamos, tomando como referencia una baliza verde y blanca de "SL" (sendero local), desde donde iniciamos un sinuoso y bonito descenso hasta el pueblo de Bubión, del que pudimos disfrutar de unas vistas preciosa mientras íbamos descendiendo, al principio por angosto sendero y más adelante por un camino de herradura, que ya nos condujo hasta Bubión sin margen de error, pasando junto algunos castaños de tamaño espectacular, disfrutando rincones de gran belleza, en uno de los cuales, Romualdo Estévez "El Trovador de la Senda", tuvo a bien deleitarnos con dos poemas, recitados con el ángel y el sentimiento, que pocos como él saben darle a esas poesías, cuyas palabras adquieren vida en su voz y en sus gestos:
Romero sólo (León Felipe) 
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
Una mujer desnuda y en los oscuro (Mario Benedetti)
Una mujer desnuda y en lo oscuro 
tiene una claridad que nos alumbra 
de modo que si ocurre un desconsuelo 
un apagón o una noche sin luna 
es conveniente y hasta imprescindible 
tener a mano una mujer desnuda. 

Una mujer desnuda y en lo oscuro 
genera un resplandor que da confianza 
entonces dominguea el almanaque 
vibran en su rincón las telarañas 
y los ojos felices y felinos 
miran y de mirar nunca se cansan. 

Una mujer desnuda y en lo oscuro 
es una vocación para las manos 
para los labios es casi un destino 
y para el corazón un despilfarro 
una mujer desnuda es un enigma 
y siempre es una fiesta descifrarlo. 

Una mujer desnuda y en lo oscuro 
genera una luz propia y nos enciende 
el cielo raso se convierte en cielo 
y es una gloria no ser inocente 
una mujer querida o vislumbrada 
desbarata por una vez la muerte.

Aunque no pueda reflejarse en esta modesta crónica, el lector puede imaginarse el deleite de los participantes de esta ruta, mientras escuchaban recitar estas poesías a un Maestro de Maestros en un idílico rincón, con el canto de los pajarillos de fondo y el respetuoso silencio de todo el grupo que mostro su admiración y gratitud, con cerradas ovaciones de cariño y reconocimiento al "Trovador de la Senda" para orgullo de su mujer: Maria Jesús Rider, "La Duquesa" (camiseta amarilla, en la foto de abajo), que aunque muchos no lo sepan, es otra gran artista que domina por igual el arte de la pintura y la literatura, siendo su especialidad los cuentos infantiles y relatos cortos para adultos.
Impregnados de poética belleza, fuimos atravesando el laberíntico casco urbano de traza morisca de Bubión de Esta a Oeste, entrando por la calle Lavadero, continuando por la Placeta del Sol, desde donde nos dirigimos al taller del telar, mientras íbamos pasando por delante de un buen número de Alojamientos Rurales muy coquetos en los que se han transformado un alto porcentaje de viviendas de los pueblos y cortijos de Las Alpujarras y muy especialmente en los emblemáticos pueblos del Poqueira, que de arriba abajo son Capileira, Bubión y Pampaneira todo un referente a nivel Andalucía y a nivel España de magnífica gestión y diversidad de casas Rurales y hoteles pintorescos de gran calidad, cada uno con su propia magia y encanto. Continuamos entre el Taller de Telar y casa Cecilia, para llegar a la Plaza del Ayuntamiento, presidida por la Iglesia de Ntra. Señora del Rosario desde donde iniciamos el descenso para llegar hasta Pampaneira, atravesando la calle del barrio bajo de Bubión, pasando por su antiguo Lavadero de "La Fuente de la Hondera" (restaurado por Sevillana de Electricidad).
La peculiar fisionomía de los cascos urbanos de Capileira, Bubión o Pampaneira, nos permite observar muy de cerca sus peculiares tejados y chimeneas, con frecuencia a ras de suelo de alguna calle por la que pasamos, porque dichos tejados y chimeneas, coinciden con los de una hilera de casas construida sobre el bancal de abajo. Se trata de una arquitectura sencilla y muy espartana, debido al aislamiento histórico de la zona, que obligó al uso de materiales fáciles de encontrar como las pizarras del terreno. 
La forma más sencilla para construir consiste en la búsqueda de espacios planos sobre la ladera de la montaña. Cada vivienda se apoya en la de abajo. Las calles son empinadas y las casas están situadas de manera escalonada, con tejados planos de pizarra que sirven de terraza a la situada más arriba, al, modo originario de las casas del Norte de África. Las viviendas están totalmente adaptadas al terreno montañoso sobre el que se asientan. Una de las mejores expresiones de aprovechamiento del espacio son los ‘tinaos’ alpujarreños, caracterizados por calles públicas techadas entre una y otra casa, sobre las que se crea un nuevo espacio.
Como íbamos diciendo, salimos de Bubión por la calle Barrio Bajo (o como lo conocen localmente “Barrio Hondo”), donde enlazamos con el mítico PR. A-70 “Sendero Pueblos del Poqueira”, un sendero de gran valor etnográfico donde las gramíneas en su esplendor primaveral, aportaban tonalidades violetas en los pequeños jardines de algunas casas. El sendero discurre entre huertos donde predominaban los cerezos en flor, por encima de las cuales ya íbamos viendo Pampaneira, allí abajo, en lontananza. En realidad este este trayecto de sendero entre Bubión y Pampaneira, y más aún cuesta abajo, se puede hacer fácilmente en menos de una hora. Pero tiene tanta magia, que conviene recorrerlo sin prisas, pues son numerosos los rincones de gran belleza como la frondosidad del bosque de ribera cuando atravesamos el modesto barranco tributario del Cerezo, nombre muy apropiado teniendo en cuenta que es el frutal mas predominante de los huertos circundantes, donde tampoco faltan los perales, manzanos, melocotoneros, castaños o las moreras tan representativas de la época en las que la Alpujarra destacó por su floreciente industria de la seda.
Conforme vamos descendiendo entre bancales de cultivo, no sólo estamos contemplando un paisaje de gran belleza paisajística, sino un paisaje que casi podría calificarse como cultural, cargado de historia. Este paisaje se extiende por ambas laderas del barranco, a uno y otro lado del río Poqueira, si bien al otro lado del barranco la mayoría de bancales y cortijos están abandonados por tener más difícil acceso, tal y como pudimos comprobar en el trayecto de ida. En cualquier caso, los bancales que nos encontramos a ambos lados del barranco del Poqueira y de la Alpujjara en general, forman parte del legado de los pobladores moriscos que colonizaron esta vertiente de Sierra Nevada. Desde que nos adentramos en las carreteras de la Alpujarra, antes de llegar a nuestro pueblo de destino ya podemos observar el efecto de la acción humana en sus laderas. La vegetación natural fue sustituida por cultivos en terrazas, que se extienden por ambas vertientes del barranco y se escalonan hasta cotas próximas a los 2.100 msnm. Para hacer productiva esta agricultura de montaña diseñaron una compleja red de acequias que aún se conserva en gran medida. Esta red de acequias tiene un gran valor cultural, no sólo en lo que a agricultura se refiere, sino por su enorme repercusión en el paisaje, los ecosistemas y por ende en la Fauna y Flora de la zona.
Conforme vamos llegando a Pampaneira, se vislumbra una curiosa perspectiva del pueblo, de casas escalonadas con ‘terraos’ grises, nombre con el que se denominan las techumbres de las casas cubiertas con un material arcilloso denominado localmente ‘launa’.  
Con luz de tarde entrábamos en Pampaneira por las callejuelas de su Barrio Alto, tras unas rejas una amplia hilera de gramíneas volvía a aportar la notra de color violeta en el paisaje urbano y por encima del violeta, se alzaba majestuosa, la iglesia de Santa Cruz, que dejaríamos a la derecha, mientras continuabamos atravesando esta localidad por su calle principal donde no faltan bares y tiendas de souvenirs con todo tipo de productos artesalanes, gastronómicos de La Alpujarra, así como expositores de postales junto a los que fuimos regresando hasta llegar al aparcamiento donde ya nos esperaba nuestro autobús.

Barranco de Poqueira (Miguel Ruiz del Castillo)
Entre el verde y la armonía
del barranco de Poqueira
¡Aparece Pampaneira
en su blancura geométrica!.
Pueblo abierto a la alegría
entre la nieve y el mar...
Su ilusión sería bogar
anclada al sol de su gente.
¡Alpujarra frente a frente
entre la nieve y el mar!.

La Alpujarra (Calderón de la Barca)
"La Alpujarra, aquella sirena,
que al sol la cerviz levanta
y que, poblada de villas,
es el mar de peñas y plantas,
adonde sus poblaciones
ondas navegan de plata".