miércoles, octubre 10, 2018

Pico Bermejo y Crestería de Sierra Alhucema

Entorno: Parque natural Sierras Subbéticas (sector sierra Horconera, Córdoba)
Pueblos de referencia: Rute-Priego de Córdoba-aldea de Los Villares.
Hora y punto de inicio ideal: No más tarde de las 9.00 am en el inicio de la pista terriza que va al Cortijo del Cerezo, a 2 km escasos del cruce: Rute-Carcabuey-Priego de Córdoba, dirección Priego.
Cómo llegar al punto de encuentro: Al llegar a Rute hay que tomar la carretera CO-220, dirección Carcabuey (sólo al principio) y Priego de Córdoba, esta carretera no debe ofrecer dudas porque es la misma que cogeríamos si fuésemos hacia el cortijo Vichira, a nuestra derecha llevamos la imponente mole de Sierra Horconera en todo momento y a la izquierda vamos dejando las aldeas de Palomares y Burbunera. Poco después nos encontramos con otro cruce que nos indica: Carcabuey a la izquierda, y que a partir de aquí debemos ignorar, pues en todo momento hay que tomar el ramal de carretera que vaya hacia la derecha y nos mantenga pegados al pie de sierra.
Desde que dejamos atrás la Plaza del Fresno de Rute, iremos disfrutando de un paisaje ligado al hombre desde siempre y donde se asientan cortijadas o bucólicas aldeas como Palomares, Burbunera, con sus casas encaladas que viven al ritmo tranquilo que impera en el ambiente de estas sierras. Un agradable paréntesis contemporáneo. Fruto de la relación humana con la naturaleza de estas montañas surgió  su catalogación como parque natural de las Sierras Subbéticas desde 1988, que además de poseer grandes valores botánicos o faunísticos, nos sorprende también por sus  valores y recursos geológicos, de primer orden mundial.
18 km más allá de Rute, (¡ojo con el cálculo del tiempo en llegar, porque es carretera estrecha y de mucha curva que nos obliga a ir muy despacio), llegamos al cruce que nos señalará “Los Villares” a la izquierda y Priego a la derecha (es muy fácil pasarse de largo y tomar dirección Los Villares, porque es la inercia de la misma carretera), aquí tomamos a la derecha, dirección Priego y estamos atentos al inicio de la segunda pista, que nos encontraremos a la derecha de la carretera y espacio en el margen derecho de la carretera, para al menos 5 o 6 coches. Éste será nuestro inicio y final de ruta.
Distancia aprox.  Unos 12 kms, la mayor parte de pura adrenalina y gran belleza paisajística.
Desnivel ascendido: 1.038 m
Desnivel descendido: 1.090 m
Track de referencia: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pico-bermejo-sierra-alhucema-cresta-2289755
Puntos más elevados: pico Bermejo (1.474 m) y crestería de Sierra Alhucema (1.429 m).
Tiempo aprox. 8 horas
Nivel dificultad Físico: Alto por el desnivel a superar, sin apenas tregua desde el inicio hasta el Pico Bermejo. Especialmente por la extenuantes Chimeneas 1 y 2.
Nivel dificultad Técnico: Medio/Alto, pues si bien las pequeñas trepadas y destrepes son fáciles en general, hay tramos de crestería muy aéreos en Sierra Alhucema, no aptos para personas con vértigo con caídas vertiginosas a ambos lados a través de una cresta con tramos intermitentes de más de 40 m de largo y a penas 1 m de ancho, donde sólo tenemos abismo a nuestro alrededor.
Tipo suelo: sendero pedregoso y sobre todo mucho pedrera, terreno muy rocoso y abrupto.
Tipo de recorrido: circular
Mapa: IGN
Fecha de realización y meteorología: sábado 6 de Noviembre de 2018, cielos despejados y temperaturas que sobrepasaron los 25ºC en algunos momentos, pero que afortunadamente pudimos sobrellevar gracias a una brisa que llegó a los 20 km/h y que nos dió la vida en los momentos de mayor esfuerzo físico.
19 Participantes: Desde Sevilla: vinieron Ángel González "El Gladiador de Itálica", Mari y Pepe "El Torpedo de Utrera"; desde  Algeciras (Cádiz): Rubén "Kinante del Sur; desde Casarabonela: Juan "El Coloso de Casarabonela" y Lourdes "La Flor de Sierra Prieta"; y desde distintos puntos de la Costa del Sol: José Manuel Vázquez "The Explorer" con el brazalete de capitán, Migue "El Yeti de Sierra Nevada", Inma "La montañera sonriente", Salva "El Ornitólogo", Mabel "Libre y Salvaje", Nono "El Soltero de Oro", Maria José "La Alpinista", Marcos "El Goliat del Cartujo", Lourdes "La Ardilla de Sierra Alhucema", Aurelio "Doctor Zhivago", Julio "El Rey del drone", Alejandro "The Gentelman" y un servidor Juan Ignacio Amador, que no pudo superar su vértigo al llegar al tramo más angosto de la crestería de Sierra Alhucema.
A tener en cuenta:
1º) Cualquiera de estas ascensiones ya sean en conjunto o individuales, deben ser automáticamente descartadas en días de lluvia, pues se pasa por tramos que en caso de estar mojados pueden ser muy resbaladizos con empinadas laderas y algunas zonas de cierto vuelo que pueden convertirse en una trampa mortal en una jornada de lluvia, en las que además las nubes se suelen meter allí arriba y ni siquiera podríamos disfrutar de sus vistas. (Esto es aplicable a cualquier ascensión por montañas calizas). 
2º) Material recomendado: Botas de trecking, bastones (dos), mínimo 3-4 litros por persona, protección solar y sobre todo una buena preparación física y mental, preferentemente para personas con muchas horas de vuelo en rutas de montaña, con vértigo, al Pico Bermejo llegaréis, pero al llegar a Sierra Alhucema, tal vez os quedéis bloqueados como me pasó a mí. Aunque llevaba arnés, mosquetón, vagas de anclaje, cuerdas de 20 y 10 m, al igual que algunos de mis compañeros, mas en solidaridad conmigo, que por necesidad. Al llegar allí arriba, la verdad es que si allí arriba no hay un cable de acero instalado (como en las vías ferratas), todo lo que te lleves es para nada, de lo contrario el compañero/s que sujeten la cuerda, si tú caes, ellos también. Así que como bien me dijo el Doctor Leal, al llegar a casa en esas situaciones no hay mejor cuerda que la confianza en uno mismo y la tranquilidad. Una penas porque alrededor mía tenía un grupo de amigos magníficos montañeros todos, dispuestos a ayudarme, pero aquel lugar me dejó paralizado y no podía evitar que la vista se me fuera para el abismo. Por más que quería aplicar la lógica y la tranquilidad, el pánico me podía. 
3º) Llevar linterna, pues según la época del año en que la hagamos o el ritmo que llevemos podemos acabar de noche. De hecho habría que descartarlo para los cortos días de diciembre y enero y por supuesto para los días calurosos de verano ya que es una ruta de gran exposición al sol, una vez que nos situamos en las proximidades del pico Bermejo y dejemos atrás la grata umbría de las chimeneas 1 y 2.
Cual fue el origen de las montañas que forman las Sierras Subbéticas Cordobesas:
Del Triásico al Cretácico
En primer lugar, tendríamos que trasladarnos del Triásico al Cretácico. Todo comenzó hace unos 250 millones de años, en el Triásico, cuando el mar cubría el sur de Sierra Morena y la Subbética era una plataforma bañada en parte por el Mar de Tethys y en parte era la orilla emergida con ríos generosos y lagunas someras dominadas por sustrato de arcillas, arenas y limos. En tierra firme aparecen los primeros dinosaurios y bajo el cálido mar abundan los cefalópodos (ammonites y belemnites fundamentalmente).
Hace 200 millones comienza el Jurásico, periodo caracterizado por la aparición de nuevas especies de dinosaurios y un mayor desarrollo en tamaño de estos animales. El mar ha aumentado su nivel y llega hasta las faldas de Sierra Morena. La llanura de la Subbética está completamente inundada y así permanecerá durante los próximos millones de años. Se forman sedimentos de sales en el lecho marino que darán lugar a las rocas calizas.
Los ammonites, una especie de calamares con concha externa en espiral, dominan el fondo marino de un mar cálido, luminoso y poco profundo.
Hace 180 millones de años, diferentes movimientos tectónicos fracturan el fondo marino y surgen hundimientos y elevaciones a modo de escalones irregulares. Estos escalones submarinos evolucionan independientemente en cuanto a biodiversidad y sedimentos debido a las diferentes profundidades. La parte más próxima a Sierra Morena (más cercana a la orilla del mar de Tethys) formaría el Prebético y la parte más alejada el Subbético. En la parte alta de los escalones se depositan arenas blancas conocidas como oolitos (característico de la Sierra de Cabra) y el movimiento de la placa terrestre emergió algunos de estas cimas escalonadas, con base caliza y recubiertas de oolitos (Paleokarst).
En los millones de años siguientes el mar sube y baja de nivel en varias ocasiones, lo que permite nuevos y diferentes depósitos de sedimentos, y la creación de nuevas especies de animales marinos. Distintas especies de Ammonites surgen y desaparecen pero siempre dominan una fauna en la que viven también nuevos crustáceos. En el Cretácico, hace unos 95 millones de años, una intensa actividad en el interior de la Tierra produce la mayor subida del nivel del mar en nuestro planeta (se calcula que por encima del nivel actual) y continúa la disgregación de los continentes. Hace unos 65 millones de años el impacto de un gran meteorito provoca la extinción de buena parte de la vida en la Tierra, no sólo los dinosaurios, sino el resto de la fauna terrestre y marina (ammonites incluidos...). Es ese momento el que nos ha dejado los últimos fósiles.
La Era Terciaria
En la Era Terciaria (hace 65 millones de años) una serie de movimientos tectónicos (plegamientos, hundimientos, levantamientos, etc.) van configurando las montañas, los continentes y los océanos actuales. Las placas de Europa y África se aproximan hasta
colisionar y la zona de la Subbética (perteneciente al bloque de Alborán) se va plegando hasta elevarse mil metros por encima del mar. Surge la Cordillera Bética. 
Hace entre 16-7 millones de años se produce el hundimiento del Prebético y el levantamiento sobre éste del Subbético. La zona hundida dará lugar a la depresión del Guadalquivir. Hace 5 millones de años, una fecha muy reciente en lo que a Edades Geológicas se refiere, se produce la mayor elevación de la Cordillera Bética y en los posteriores millones de años los agentes de la erosión externa comienzan a hacer su trabajo y a configurar (y seguir modelando a diario) el paisaje actual de la Subbética. Destaca la actividad erosiva durante el Cuaternario. Al igual que ocurre en las sierra calizas de Málaga y en todo toda la Penibética en general.
En este contexto de la historia geológica de la Subbética Cordobesa os podemos asegurar que os quedaréis maravillados al visitar estas sierras, que se elevan cual gigantescas islas, sobre un mar de olivos, como si se tratarse de  un auténtico museo geológico al aire libre sobre la formación y evolución de esta parte del planeta, con sus lapiaces, dolinas, poljes, galerías subterráneas, cañones fluviales, etc... que son jóvenes muestras de un ajetreado pasado geológico. Buena parte de estos paisajes actuales se deben al karst. La Subbética Cordobesa es además un gran yacimiento mundial de ammonites. Toda esta visión geológica se disfruta desde la perspectiva del Geoparque de las Sierras Subbéticas, creado en 2006.
Breve descripción de la ruta:
1ª parte, Ascensión al pico Bermejo por las chimeneas 1 y 2:
Era nuestra intención haber aparcado los coches junto al cortijo del Cerezo, pero la placa que nos encontramos al inicio de la pista terriza de "sólo vehículos autorizado", hace recomendable dejar los vehículos frente a la entrada de dicho carril, en el margen derecho de la carretera, por donde iniciamos la caminata, en dirección Oeste, llegando en apenas un minuto al cortijo del Chaparral (no confundir con la aldea de Los Villares, que es la referencia para la Sierra Gallinera, pero no para esta ruta). Junto al cortijo del Chaparral, que se encuentra junto a la mencionada carretera, tomamos la pista terriza por la que nos adentramos en el mar de olivos que circundan todos los montes que tenemos a nuestro alrededor, y apenas 80 m más allá del inicio, justo antes de una curva a la derecha, remontamos un pequeño talud a la izquierda del camino, por el que nos adentramos de lleno en el olivar, momento a partir del cual, ya comienza la ascensión sin tregua, prácticamente hasta coronar el Pico Bermejo, por el medio de un olivar, núnca es fácil dar referencias, pero en este caso, la referencia más clara es mantener dirección Sur, mientras vayamos subiendo vamos bien, y en nuestro caso, unas rodadas de tractor u "oruga", nos sirvió muy bien de referencia, para llevarnos de forma casi rectilínea hacia la entrada de la Chimenea, que ya se adivina, por encima del olivar, sirviéndonos de referencias los enormes tajos y pináculos calizos, que flanquean la primera chimenea.
Al llegar a la línea superior del olivar, abandonamos el mismo, superando un talud, que nos adentraba en el sotobosque de coscojas y pequeñas encinas que existe entre el olivar que ya dejamos atrás, y la Chimenea hacia la que nos aproximamos. Es este un terreno aparentemente fácil, pero al caminar sobre multitud de pequeñas piedrecillas descompuestas, el suelo tiende a resbalar con facilidad, especialmente cuando la pendiente se torna más acusada o las ramas bajas de los chaparros, nos obligan a caminar agachados y subiendo, siempre subiendo. Hasta que por fin llegamos a la "Chimenea 1" formada por una gran pedrera, que se presta a ser afrontada de muy distintas maneras. Aquellos que están en un peso ideal, pueden caminar, prácticamente por donde quieran, pero los de talla grande, debemos escoger bien la trazada, siendo recomendable caminar bien sobre las rocas más grandes, bien sobre el margen derecho o bien por el izquierdo de la pedrera, a ser posible, buscando la zona de ladera donde hay algo de tierra más compacta, aliviando mas la ascensión haciendo zig-zags, que trazando largos rectos.
Un factor a favor de quienes ascendemos por esta chimenea a primera hora de la mañana, es que al encontrarse  flanqueada de grandes tajos y estar situada en la cara norte de Sierra Horconera, la mayor parte está en sombra y el frescor de las rocas, compensa parcialmente el calentón del esfuerzo que tenemos que realizar con mucha paciencia, ya que serán numerosas las ocasiones en que las piedras se muevan bajo nuestros pies, o que incluso demos un paso hacia delante y dos hacia atrás. Es este uno de esos tramos donde conviene poner en práctica el dicho de "Sube como viejo achacoso, para llegar como joven mozo" y es por ello que el grupo hizo una primera parada táctica a mitad de esta primera pedrera, donde el grupo tiende a estirarse bastante. Esta pedrera en forma de embudo, que conforme vamos ascendiendo se va estrechando, me recuerda al embudo de la cara norte de la Sagra, aunque en este caso sea más corta.
La belleza de los pináculos que flanquean esta primera pedrera y la segunda, bien merecen el esfuerzo, con sus paredes calizas, parcialmente cubiertas de yedras, sabinas, enebros, coscojas y alguna pequeña encina desafiando la gravedad. Tal y como vamos ascendiendo, debemos ir pegándonos al lado derecho en busca de un promontorio rocoso que requiere de una pequeña trepada, que da acceso a una segunda chimenea.
Superado este pequeño tramo escalonado, que requiere de una pequeña trepada escalonada, sin apenas dificultad, encaramos la segunda chimenea, igual de empinada y aún mas angosta, pero de progresión mucho más cómoda y segura, pues aquí ya no caminamos sobre una pedrera, sino, sobre bloques calizos escalonados y tramos de tierra compacta, que favorecen nuestro avance, llegando a un segundo collado, donde ya da el sol de la mañana. 
Desde aquí, si miramos a nuestra izquierda, es decir, al ESTE, ya podemos ver la Tiñosa y el Morrión, asomando por encima de la crestería de Sierra Alhucema.  Mientras que de frente a nosotros, dirección SUR, tenemos un conjunto de tajos y pináculos, distribuidos en cascada desde la divisoria de aguas, que a partir de aquí llevaremos a nuestra izquierda y la vertiente Oeste, cuya caída llevaremos todo el tiempo a nuestra derecha, hacia el OESTE, con vistas a Sierra Gallinera, con sus dos cumbres, que vista desde allí arriba, parece una modesta sierrezuela, a pesar de su indudable belleza.
Retomada la marcha tras la breve pausa en este segundo collado, nos ponemos en marcha, encarando la sierra por su flanco derecho, es decir, hacia el conjunto de tajos y pináculos que por su verticalidad y agreste perfil diríase, que es imposible que se pueda seguir progresando. Aunque ya había hecho este mismo tramo en Noviembre 2013, no dejaba de asombrarme cómo era posible continuar por el sendero de cabras montesas, por el que estábamos a punto de adentrarnos, y rodeando grandes tajos y pasando junto a gigantescos pináculos, fuimos sorteando uno de los tramos más agrestes y desconocidos de Sierra Horconera, haciendo uso de las manos con frecuencia, no tanto por la dificultad de los pasos, sino por la altura de algunos escalones y la precaución lógica de tener bien sujeto tres puntos de apoyo, a la hora de pasar por tramos con mucho vuelo. 
Uno de los hitos orográficos más representativos de este espectacular tramo en el que vamos flanqueando la vertiente Oeste de la Sierra Horconera es un precioso peñón de tamaño medio, que emerge altivo al cielo de Córdoba, con la parte superior ya soleada y la inferior todavía en sombras, parcialmente salpicado de yedras y chaparros. Entre balcones naturales, tramos de cornisas y algún que otro embudo donde podremos ganar altura entre pasos escalonados, nos ayudarán a alcanzar el siguiente collado, ya al sol, donde por fin vislumbramos el Pico Bermejo, pero aún no su vértice geodésico, que preside el pequeño llanito, que lo corona y que aún no veremos hasta que estemos prácticamente , allí arriba.

Tan solo resta eludir un último espolón, perteneciente a la divisoria de agua, que tenemos muy cerca a nuestra izquierda, y que volveremos a rodear, por el margen derecho, es decir, por la vertiente Oeste, hasta alcanzar un último collado, desde donde ya sólo resta remontar el último repecho, que aunque es de pendiente muy pronunciada, resulta muy asequible teniendo en cuenta la dureza de todo lo que ya hemos dejado atrás, además esta última loma cimera, está compuesta de roquedos sueltos, piedrecillas descompuestas, piornal, esparto que vamos esquivando fácilmente, con la referencia de algún sendero de cabras, también utilizados por los jabalíes, que frecuentan esta cumbre, como delatan algunas de sus "camas" a escasa distancia del vértice geodésico, donde nos hicimos la foto de cumbre junto al v.g. del Pico Bermejo (1.474 m), 2º techo de Córdoba, tras la Tiñosa (1.568 m), que podemos contemplar apenas a 4 km hacia el ESTE, con la característica joroba del Morrión (1.488 m) a cuyos pies se encuentra una covacha de ganado de grandes dimensiones, de obligada visita, bien a la ida, bien a la vuelta de la cumbre de esta emblemática cumbre. que asoma por encima de la mítica crestería de Sierra Alhucema (1.429 m), nuestro segundo objetivo del día. Al OESTE destaca la Pequeña Sierra Gallinera cual islote  en medio de un mar de olivos y mas allá, la localidad de Lucena. Al NORTE destaca Carcabuey, a la izquierda de Los Pollos o de Jaula y Baena, que a pesar de la distancia se adivina como una localidad grande, asomando por encima del "Lobatejo"; Al SUR nosoculta la visión la propia divisoria de aguas de Sierra Horconera, por donde vamos a continuar nuestra ruta, y al SUROESTE toda la cordal de la Sierra Alta de Rute, con vistas parciales sobre el embalse de Iznájar, mas allá. Así como un buen número de Sierras Malagueñas del Arco Calizo Central, entre las que distinguiremos fácilmente, de izquierda a derecha: El Jobo, Camarolos, el Co, Las Cabras, el Torcal o La Chimenea.
Abandonamos la preciosa atalaya del Pico Bermejo (1.474 m), en dirección S-E, teniendo frente a nosotros los espolones rocosos que coronan la divisoria de aguas, por la que vamos caminando, más allá, los tajos mas verticales de la Crestería de Sierra Alhucema, y a la izquierda por encima de la misma la Tiñosa. 
Pero unos 200 m mas allá de la cumbre que ya hemos dejado a nuestra espalda, llegamos a la altura de unos farallones rocosos sobre la crestería, excesivamente agreste, perdiendo ahora algo de altura, para faldear la vertiente Oeste (una vez mas), por el sendero que viene desde "El Jardín del Moro", imponente Atalaya, que ya hemos coronado en ocasiones anteriores, cuando hemos ascendido al Pico Bermejo, desde el Cortijo Vichira, este sendero es de fácil tránsito, no exento de algo de vuelo hacia el valle, pero muy dócil en comparación con todo lo que ya hemos dejado atrás. 
Unos 800 m más allá del vértice geodésico,  los espolones rocosos de la divisoria de aguas, que en todo momento llevamos a nuestra izquierda, son sustituidos por un perfil más suave, los agrestes pináculos son sustituidos por roquedos mas aislados o la loma desnuda, tapizada por modestas matas de esparto y piornal de alta montaña, que nos permiten trasponer en dirección E, hacia el Puerto de los Cerezos, hacia el que descendemos en zig-zag con la referencia de senderos de cabra o campo través, pues aunque la ladera es algo empinada, el terreno es relativamente dócil, más allá de las abundantes piedrecillas, que nos obligan a no bajar la guardia para no resbalar en el momento que menos nos esperemos.
2ª parte, Crestería de sierra Alhucema
Llegados al Puerto de Los Cerezos (aunque en los mapas del IGN, aparezca como del Cerezo, en singular), era intención de nuestro guía José Manuel Vázquez, tomar a la derecha, dirección SUR, continuando hasta el Puerto de Las Chozas, y empezar la crestería desde su extremo sur, desde donde debemos alcanzar un pequeño collado donde da comienzo la cresta, con unos primeros tramos de trepada hasta alcanzar la parte alta. Esta  primera parte, que no hicimos es muy entretenida, con alguna que otra trepada, pero sin tramos expuestos, donde  a cada paso, vamos descubriendo  nuevas vistas hacia la parte alta de la crestería.
Sin embargo, como la ascensión al Bermejo no es ninguna mariconada y ya había consumido toda la mañana, había que optar por lo más práctico, que es acceder a la crestería de Sierra Alhucema por una falla con forma de tobogán, que uno no se puede imaginar al llegar al Puerto del Cerezo, pero que conociendo su ubicación se adivina bien, desde la distancia. Para llegar a ella, tal y como descendemos al Puerto del Cerezo, comenzamos a ascender por la ladera de enfrente, encaminando nuestros pasos a un cerezo solitario, cuya sombra nos permite recuperar resuello, para continuar, ganando altura por una empinada ladera compuesta de piedra descompuesta, piornal y pequeños roquedales, escalonados, por los que iremos ganando altura directamente, o bien, zig-zagueando, hasta alcanzar la base de los tajos mas lisos, desde cuyos pies parte una falla en forma de inverosímil tobogán, por el que, en apenas un minuto ya accedemos a la crestería de Sierra Alhucema.
A partir de este momento, finaliza la ascensión, al menos de forma continua, y más allá de algún corto sube y baja típico de crestería o alguna lomilla intermedia, más allá de los pasos más afilados, llega el momento del disfrute para los grandes amantes de la montaña. Allí abajo a nuestra derecha, a los pies de la Tiñosa vemos el modesto valle del arroyo de Iznájar, las ruinas de "Gañatienda", las instalaciones ganaderas del Cortijo Alto de Torres. Y siguiendo la prolongación de la crestería de Sierra Alhucema al S-E podemos contemplar el  cerro de la Cruz, coronada por una cruz de hierro, trasladada desde la iglesia de las Lagunillas cuando se acometió la reforma de la misma. 
Y comenzamos nuestra progresión por la crestería en dirección N-E con el sol a nuestra espalda, al principio  hay cierta anchura, que con un mínimo de precaución se recorre sin problemas, otras veces hay algún espolón sobre la cresta que podemos esquivar a veces por la izquierda y otras veces por la derecha, obligándonos a recuperar altura para volvernos a situar otra vez sobre la misma, hasta que llegamos al temido "Paso del Caballo" (por aquello de que en algunos tramos tienes que tener un pie colgando por cada lado de la afilada cresta con caídas que a mí me resultaron abismales a ambos lados. Al llegar al inicio de este primer paso para mí casi afilado, no sé que me impresionó mas, si el ver la facilidad con la que ya lo había superado las tres cuartas partes de los compañeros, entre risas y con una tranquilidad y soltura impresionante, como quien baja un momento de casa, a comprar el pan. 
O lo que para mí era una imagen de pesadilla con caídas tremendas a los dos lados, a pesar de que la mayor parte de este tramo de cresta ofrece un metro de anchura, con sus correspondientes roquedos escalonados y sus grietas que hay que salvar, pero hasta donde yo recuerdo, todos los compañeros la pasaron de pie y casi corriendo, obviamente con principios tan básicos como no mirar núnca hacia abajo, siempre de frente o en todo caso mirando la roca sobre la que vas dar el siguiente paso. Y haciendo buena la frase de que no hay cuerda más segura, como la tranquilidad y la confianza en uno mismo. La teoría es muy simple y fácil de entender, pero cuando el vértigo te supera no puedes evitarlo. Allí estaba yo con mi arnés, mi mosquetón, mis vagas de anclaje (inútiles sin un cable de vida, que ¡ojalá instalaran algún día en esta crestería). Allí estaba yo rodeado de grandes montañeros y mejores amigos insuflándome ánimo, calma y toda la ayuda que fuera necesaria, Mabel había traído una cuerda de 10 y otra de 20 m. La idea era instalar un pasamanos amarrando la cuerda a cada extremo, pero allí no había donde amarrarla, ni tampoco era plan de poner a los compañeros más fuertes en cada extremo, corriendo el riesgo de arrastrarlos al abismo, en caso de que yo cayera.
El caso es que las manecillas del reloj avanzaban, ya había quien tenía hambre y con buen criterio se había acordado que el almuerzo se llevaría a cabo cuando quedara atrás el tramo más expuesto de la crestería. Así que entendí que era el momento de renunciar y quisiera dar las gracias tanto a los compañeros que estaban allí de no insistirme para que no continuara (para no meterme presión) y también doy las gracias a Ángel por intentar tranquilizarme para que lo intentara. Al pobre le pedí que me acompañara hasta la entrada del "Tobogán de la falla", unos 100 m atrás, pero ya una vez allí no quiso dejarme solo aunque el Puerto del Cerezo ya lo tenía a tiro de piedra y el camino hasta el inicio de ruta, que tantas veces había realizado en años anteriores me lo conocía de memoria. 
Y así fuimos descendiendo por el camino del Puerto del Cerezo hasta el cortijo del mismo nombre en improvisada tertulia futbolera entre sevillistas, planificaciones de rutas y fines de semana temáticos inminentes, efemérides con antiguos compañeros con los que hacía tiempo que no coincidíamos y deteniéndonos de vez en cuando para ver si veíamos la silueta de nuestros compañeros asomando por el perfil de la crestería de Sierra Alhucema que en todo momento llevábamos a la derecha, pero que ya imaginábamos disfrutando de la pausa del almuerzo o bien progresando cómodamente por la vertiente ESTE del cordal, menos escarpada que los tajos y saliente de la vertiente OESTE, que da vistas al Camino del Puerto de los Cerezos, por dónde veníamos descendiendo nosotros: Ángel como "El Buen Samaritano" y yo cabreado conmigo mismo por no haber podido vencer mi vértigo.
Mientras tanto nuestros compañeros ya habían dejado atrás la parte más afilada y estética de la crestería  con pasos que en teoría  no revierten mayor dificultad que vencer el vértigo, pues una vez arriba, prácticamente todo el esfuerzo físico ya está hecho y es entonces cuando comienza la recompensa del disfrute y la sobredosis de adrenalina de la ruta con tramos de una espectacularidad brutal. Aunque algunos pasos, resultan aparentemente imposibles, mis compañeros me confirmaron en la posterior cerveza de despedida en Rute, que en casi todos los casos había vía de escape (yo desde aquel punto sólo veía abismo a ambos lados). Pero el caso es que la mayoría coincidían al afirmar que algunos se salvan bien por la arista, en otros les obligaba a sentarse sobre el afilado perfil, pero otros se podían evitar, teniendo opciones más cómodas para avanzar a nuestra izquierda según el sentido de la marcha. Si impresiona cuando tienes la crestería ante tí, más impresiona cuando lanzas la mirada atrás, un paraíso de rocas. Y así llegaron al punto más alto de la crestería conocido localmente como  "Las Buitreras".  Un paseo, casi literalmente  por el Cielo de Córdoba con la Tiñosa a la derecha y el recién conquistado  Pico Bermejo, a la izquierda. Sierra Mágina al N-E y Sierra Nevada al S-E.
Una vez superado los tramos de cresta mas afilado, disfrutaron del almuerzo con la alegría de haber superado los tramos más expuestos con gran éxito y sin el menor incidente. Continuando sobre el cordal de Sierra Alhucema, siendo el siguiente hito un espolón rocoso conocido como "El Picacho", que una vez superado, nos vuelve a reorientar dirección N-E, manteniéndonos por la línea de cumbres hasta que unos 2,5 km más allá de Picacho (y después de haber descartado a medio camino la posibilidad de descender hacia "Puerto Mahina" a la derecha), estando siempre sobre la cordal de Sierra Alhucema o a escasa distancia de la misma, el grupo se sitúo a la altura de una pedrera, que ya da vistas al camino del Puerto de Los Cerezos, hacia donde emprendieron el largo y sinuoso descenso con técnicas de "esquí" sobre la interminable y empinada pedrera que conviene tomarse con humor hasta por fin, alcanzar la pista, que pocos minutos después ya los situaba a la altura del Cortijo de Los Cerezos y su fuente, que a buen seguro, a más de uno/a le debió saber a gloria. Restando ya tan solo un tramo, de poco mas de 400 m de pista llana hasta desembocar en el punto de la carretera donde habíamos dejado los coches por la mañana. Completando de este modo una de las rutas montañeras más espectaculares de los últimos años.

jueves, octubre 04, 2018

Crestería de Los Tajos de la Virgen y Tajos del Nevero hasta el Tozal del Cartujo, retorno de coleccionistas


Posiciones del Veleta-Loma Pua-tajos de la Virgen-Fraile de Capileira-tajos del Nevero-Refugio de Elorrieta-Tozal del Cartujo-Lagunillos del Carnero y Misterioso-Collado de las Yegüas-Hoya de la Mora
Punto de encuentro recomendado, si vienes por la A-92: Sobre las 7.00 am para desayunar en la Venta de Rio Frío o a las 7.20 am ya desayudos
Punto de encuentro 2 (Inicio de ruta (Inicio de ruta): A las 8.55 am frente al Albergue Universitario (200 m al N-O del parking de la Hoya de la Mora) de donde salen las minibuses lanzadera.
Cómo llegar a la Hoya de la Mora: Subiendo desde Granada por la carretera de Sierra Nevada, justo antes de llegar a Prado Llano, tomaremos el desvío a la izquierda que nos indica hacia La Hoya de La Mora, donde se encuentra una zona de aparcamiento junto a unos barracones de madera que hacen las veces de bares y zona de alquiler de trineos en temporada de nieve.
Distancia: unos 17,8 km
Desnivel de subida: 900 m
Desnivel de bajada: 1.200 m
Dificultad física: Alta por el acumulado
Dificultad técnica: Media, debido a los pasos expuestos de los Tajos de la Virgen, con mucho vuelo en un par de pasos (no apto para personas con vértigo). Hasta más allá del Tozal del Cartujo, la ruta discurre por encima de los 3.100 m, ¡ojo a las predicciones meteorológicas).
20 Participantes (completamos el cupo de las 20 plazas que habíamos reservado para la lanzadera): Desde Sevilla vinieron: Sherpa Carmona,
la debutante en ruta de tresmiles: Blanca Nieves y Ángel "El Gladiador de Itálica"; Desde Ronda: Jorge "El Titán del Guadalevín" y Carmen "La Ninfa del Puente Nuevo". Desde Granada, nuestro anfitrión Rafa "Granaino Quirós", guía profesional y montañero veterano en Mil batallas; Desde distintos puntos de la Costa del Sol: J.M. Vázquez "The Explorer", Maria José Fernández "La Peregrina que llegó a Finisterre", Mabel "Libre y Salvaje", Antonio Pascual "El Último Patriota", Mercedes Godoy "Desde Monda con Amor",14. Miguel Ángel Doña,  Isabel Delgado "La Belleza del Silencio", Manuel Navero "El Minerólogo", Pepe Valenzuela "Mister Chip" con un estreno magnífico en un tresmil; Los debutantes como nuevos socios de Comando Preston: Cristina Flores Dinu "La Triatleta", Mari Carmen Martín "El Duende del Lagunillo Misterioso" (ambas procedentes del club "Rompebotas") y Francisco José Jiménez y Juan García Tapia (ambos magníficos montañeros del club Trotamonda), y un servidor: Juan Ignacio Amador, que pasaba por allí.
Fecha de realización: Sábado 29 de Septiembre 2018
Meteorología: Cielos cristalinos, viento muy suave, más bien brisa en las zonas altas, ligeramente de poniente, solo hubo algunas nubes de evolución que hicieron acto de presencia de forma intermitente, desde que abandonamos el Refugio de Elorrieta, hasta media tarde. En las horas centrales del día, en movimiento, se estaba perfectamente en mangas cortas.
Breve descripción del itinerario: Salimos desde la Hoya de Mora dirección al refugio de la Carihuela, una vez  allí, continuamos en dirección oeste para adentrarnos  en los Tajos de la Virgen, una espectacular crestería, una vez lleguemos al famoso  Fraile de Capileira entraremos en los Tajos del Nevero donde nos espera un gran laberinto de gigantes bloques de piedra donde hay que ir salvándolos como mejor se pueda, una vez pasado estos entretenidos pasos llegaremos al refugio Elorrieta el cual a día de hoy siguen sin reformarlo. 
Una vez en el Refugio de Elorrieta, se puede optar por el regreso más corto: Tomando el sendero que en dirección N-O, nos lleva en descenso hasta  los Lagunillos de la Virgen y la Laguna de las Yeguas, regresando a la Hoya de la Mora por el sendero tradicional. O bien, lo que hicimos nosotros, que fué prolongar nuestros pasos hasta mas allá del Tozal del Cartujo, para comenzar a descnednedr dorección Oeste, N-O, y definitivamente N, pasando por los recónditos parajes de los Lagunillo del Carnero, Torcal de Dílar, Lagunillo Misterioso, hasta enlazar con el sendero tradicional, remontando la ladera hasta el Collado de Las Yeguas.
A  TENER EN CUENTA:
1º) Para reservar plaza en el minibús lanzadera que comunica el Albergue Universitario con las Posiciones del Veleta hay que llamar al Servicio de Interpretación de Altas Cumbres de la Vertiente Norte de Sierra Nevada al teléfono 671564407.
2º) Se recomienda llevar al menos dos capas + cortaviento o impermeable fino,  + guantes, braga de cuello, botas de trekking, gafas, gorra, frontal, cuerda de entre 8-10 m para quien la pueda necesitar, y no está de más un casco y guantes tipo ferrata, pues aunque la progresión es sencilla hay mucho contacto de pies y manos sobre los bloques de roca.
3º) Esta crestería tiene dos alternativas: por el sendero que discurre paralelo a la cresta, al inicio por la derecha y después casi todo el tiempo por la izquierda de la cresta, con un perfil muy mantenido y sin pasos muy expuestos que coincide con el track que os dejamos de referencia).
Track de referencia, versión menos expuesta (aunque nosotros fuimos por la cresta): https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/arista-de-los-tajos-de-la-virgen-cartujo-laguna-del-carnero-y-lagunillo-misterioso-s-nevada-3253702
Nuestra versión fue la que discurre en su mayor parte por la misma crestería, o lo mas cerca posible a la misma, que aunque la mayor parte es también senderista, nos obligará a realizar numerosas trepadas y destrepes, aunque técnicamente muy fáciles por ser muy escalonados, y casi siempre al amparo de de alguna  pared lateral o encajonado entre bloques, salvo un par de pasos algo expuestos, pero no díficiles, ni mucho menos.
4º) A lo largo de la crestería los participantes deberán ir por detrás del guía.  
5º) Salvo para personas muy expertas en travesías invernales de alta montaña, desaconsejamos totalmente esta ruta en condiciones de nieve hielo, ya que no sólo se requiere de un material mucho más especializado del tradicional (piolet, crampones y casco), sino un dominio muy amplio, pudiéndonos encontrar con pasos muy expuestos a caídas sobre paredes o largos toboganes de hielo o nieve dura. Salvo expertos alpinistas, abstenerse de hacer esta ruta en su versión invernal.
Descripción del Itinerario:
Nos montamos en la minibús lanzadera que nos lleva desde la puerta del Albergue Universitario hasta las Posiciones del Veleta en poco más de diez minutos, de relajado trayecto, paisajístico, por esta histórica carretera de la Sierra, que más de uno recorrimos por primera vez en nuestra infancia, con nuestro padre al volante, cuando la carretera estaba abierta y llegaba hasta un pequeño rellano, a escasos metros de la mismísima cumbre del Veleta.
Nada más bajarnos de la minibús, accedemos a un escenario grandioso como son los tajos de la cara norte del Veleta, un auténtico espectáculo que nos sirve como telón de fondo para hacer la primera foto de grupo. Desde este mirador natural, se accede al Veredón Superior, que en vertiginoso descenso nos lleva hasta las cercanías del antiguo túnel del Veleta, el inicio de un proyecto faraónico, que núnca llegó a ver la luz.
Comenzamos a caminar, carretera arriba e inmediatamente sale a la derecha una pista terriza que tomamos, manteniendo una pendiente en suave ascenso que nos viene muy bien para entrar en calor, poco a poco, mientras tanto, allí abajo, a la derecha va quedando la Laguna de Las Yeguas, que en su día fue acondicionada para embalsar el agua que abastece a los establecimientos hoteleros de Pradollano, y un poco más adelante, también a la derecha podemos intuir la ubicación de Los Lagunillos de la Virgen, que según como hayan sido de abundantes las nevadas de esa temporada o lluvias ocasionales en verano, las veremos con agua, o en todo caso, tan sólo la de mayor tamaño, que a finales del verano, a penas suele ser una pequeña laguna, más fácil de localizar desde la distancia por el verdor de sus borreguiles, que por el tamaño de su lámina de agua. El pequeño conjunto de Las lagunillas de la Virgen, de la que sólo suele quedar la de mayor tamaño a finales de verano, están ubicadas, a los pies de los tajos de la Virgen (como no podía ser de otra manera) y que ya tenemos frente a nosotros, mostrándonos la arista por donde discurre la primera parte de nuestro recorrido.
En poco más de veinte minutos desde donde iniciamos la caminata, junto a las Posiciones del Veleta, llegamos en suave ascensión al collado de La Carihuela, donde hicimos una primera parada de reagrupamiento junto al refugio del mismo nombre, Refugio de la Carihuela 3.2015 m), que es el mas alto de España, desde se obtienen bonitas vistas hacia el cerro de Los Machos, Mulhacén y Alcazaba.  Cuenta la tradición que el 5 de Agosto de 1717 el párroco Martín de Mérida acompañado de su criado viajaba desde el pueblo alpujarreño de Válor hasta Granada cruzando a pie la sierra. Tras pasar el Collado de la Carigüela, cuando iban descendiendo hacia Los Lagunillos de la Virgen, les sorprendió una gran tormenta de nieve y granizo acompañada de rayos y truenos cobijándose bajo una lancha de esquisto donde pensando que estaban ante los últimos instantes de sus vidas se encomendaron en súplicas a la Virgen. Cuenta la leyenda que inmediatamente cesó la tormenta y entre el sol y las nubes el párroco creyó ver la imagen de la virgen sobre los tajos tendiéndole sus brazos hacia el lugar que desde entonces pasó a ser conocido como "Tajos de la Virgen".. Agradecido el cura prometió construir allí mismo una ermita a la Virgen y extender su culto. El milagro fue muy difundido en Granada y por los pueblos de alrededor, creándose una gran devoción a la Virgen de las Nieves. La ermita construida en los Tajos de la Virgen no era lugar apropiado para la peregrinación por el difícil acceso y por la nieve que arruinó la obra. En 1724 los habitantes de Dílar erigieron otra capilla en los Prados del Borreguil que igualmente quedó destruida por la nieve. En 1745 se levantó otra en el Picón del Savial, junto al Refugio de Ermita Vieja. Este lugar era mucho más accesible y mantuvo el culto hasta finales del siglo XVIII. Por último en 1796 se construyó el Santuario de la Virgen de las Nieves en las afueras del pueblo de Dílar, siendo la única ermita que hoy en día conserva la imagen y el culto


Finalizada la breve pausa, para hacernos otra de grupo con el telón de fondo del inicio de la cresta, iniciamos la ascensión hacia nuestro primer tresmil, tan modesto, que muchos montañeross asiduos de Sierra Nevada, se trata de la atalaya de Loma Púa (3.227 m), que sería una altura mayúscula en la mayor parte del territorio nacional, pero que recostado en la falda sur del Veleta, a penas parece una cónica tachuela, a cinco minutos escasos del Refugio de la Carihuela, pero que jugó un papel muy importante para controlar la carretera de la Sierra, entre Granada y Capileira, en su cumbre nos encontramos restos de una trinchera, que junto con la que había instalada unos metros por encima del Refugio de la Carihuela, hacía de pinza para impedir el avance de cualquier vehículo o contingente del bando enemigo.
Cuentan las lenguas antiguas, que la Sierra Nevada Occidental granadina, donde ahora nos encontramos, estuvo partida en dos por la línea del frente de guerra que se extendía por el norte hasta conectar con la vecina Sierra de la Alfaguara y Sierra de Huétor, y por el sur hasta la costa. De tal modo que el Mulhacén hacia el Este, fue enclave republicano durante los tres años que duró la contienda mientras que el Veleta, por su parte, permaneció en la zona controlada por el bando Nacional, siendo una de sus trincheras mas estratégicas las de Loma Pua y La Carihuela, que presentaban un frente inexpugnable.
Conforme la Guerra Civil se iba decidiendo en la toma (o defensa) de Madrid y la Battala del Ebro, el frente de Sierra Nevada fue perdiendo importancia, para acabar más o menos como en la película "la Vaquilla" con los enemigos intercambiándose cigarrillos por alimentos. La consigna para no dispararse unos a otros era: “En todos los frentes se fuma”.
A lo largo de todo el frente granadino, en poblaciones situadas en el límite entre republicanos y sublevados, se cuenta como los soldados intercambiaban tabaco por papel de fumar; el primero se producía en la Vega de Granada, zona nacional, y el papel en Alicante, que resistió la sublevación fiel al gobierno republicano hasta el final de la Guerra Civil. Los niños eran los encargados de realizar el trueque, pues se confiaba en que a nadie se le ocurriría hacerles ningún daño.
En todo caso, la Guerra en Sierra Nevada sí tuvo una gran importancia estratégica, y se mantuvo la pugna en la línea divisoria durante toda la Guerra, con diferentes avances y retrocesos esporádicos lo que provocó la realización de numerosas construcciones o el aprovechamiento de las existentes por parte de las tropas de ambos bandos.
Aún quedan numerosos testimonios que nos informan de las circunstancias en las que se libró la Guerra. La mayor parte de esas construcciones se encuentran en estado ruinoso por el paso del tiempo aunque aún así, nos pueden dar una idea de cómo fueron aquellos años en esta zona de alta montaña y de las penalidades que sufrieron, guerra aparte, aquellos soldados en las duras condiciones de la Sierra, aislados y con precarias comunicaciones. En invierno, mal equipados, soportando la nieve, el frío y las ventiscas; en verano, por el contrario, castigados por el calor y la fuerte radiación solar, en una zona sin arbolado que les protegiera, la guerra debió de hacerse larga y penosa.
Aún se habla en muchos pueblos de las penurias que pasaban los soldados en la Sierra, destacando lo que sufrieron los “moros” regulares de Ceuta que lucharon en el bando de los sublevados en las lomas de Cáñar y Soportújar, acostumbrados a otras condiciones muy diferentes, o las que pasaron los soldados de la XIII Brigada Internacional del Ejército Republicano, la mayor parte procedentes del norte de Europa, que tuvieron que ser retirados de Sierra Nevada por las duras condiciones que soportaron durante el invierno del 1937. La alimentación se basaba en el ganado requisado por los pueblos y cortijadas, y en una considerable proporción, en conservas. Dando una vuelta por los alrededores de los principales escenarios de la guerra es fácil encontrar antiguas latas de sardinas, de carne asada o de leche condensada, de diversa procedencia: portuguesa, argentina o española.  Se cuenta que los soldados, conocedores de la existencia de las famosas ‘papas de la sierra’ enterradas en hoyos, las buscaban de noche y que alguna vez coincidieron soldados de los dos bandos en el mismo hoyo, y se repartieron el ‘botín’ sin mayores consecuencias.
Los numerosos restos existentes de construcciones de trincheras y nidos de ametralladora, que nos encontramos tanto en Sierra Nevada, como en la Sierra de Huétor y la Alfaguara, revelan el importante contingente humano que estuvo presente en estas sierras durante la Guerra. La mayor parte de esas construcciones se realizaban a base de ‘lajas’ recogidas en la zona aunque se pueden observar en algunos lugares, restos de ladrillos de arcilla así como placas de fibrocemento para la techumbre, aún hoy en día en la cumbre del Mulhacén, algunos de los que parecen improvisador refugios de montañeros, fueron en realidad trincheras y puestos de vigilancia durante la Guerra Civil.
El perímetro de estas trincheras solía estar  rodeado de alambradas, de las que ya no quedan ningún resto, probablemente debido a su valor en los años de la posguerra; esta misma causa provocó la desaparición de las cubiertas de muchas edificaciones, especialmente en los lugares más accesibles. Las trincheras eran excavadas sobre el terreno cuando este lo permitía; en otras ocasiones eran realizadas a base de muretes de lajas y sacos terreros.
Las construcciones que han resistido y que todavía podemos observar son muy variadas: trincheras, refugios subterráneos, observatorios, puestos de tirador, ‘casamatas’, parapetos, muretes de piedra, etc. En algunos puntos se observa como las rocas existentes en el lugar, sirvieron de parapeto natural, en otras ocasiones, se utilizaron cortijos, refugios forestales y otros edificios ya existentes, como las instalaciones utilizadas en el Mulhacén para el enlace geodésico entre Europa y África en 1879.
Algunas de las refriegas, asaltos, y anécdotas de todo tipo durante la contienda de la Guerra Civil, nos ha dejado su propia toponimia en Sierra Nevada, que aún hoy recuerdan los abuelos de la zona de la vertiente norte, especialmente de Güejar Sierra o Jérez del marquesado como: el Cerro de las Balas, Piedra de los Soldados, Hato de los Soldados, Collado de la Trinchera, Los Parapetos, Casilla de los Rojos. O por ejemplo, en la vertiente sur, en la zona de Las Alpujarras: Loma de Las Matanzas, Casilla de Los Moros, Cortijo del Combate, Cortijo de la Hoya del Capitán, El Fortín, Cerro de Los Cañones. 
Hoy 80 años más tarde, rojos, azules y de cualquier otro color caminan en perfecta armonía por estas montañas, afortunadamente reina la cordialidad y la buena sintonía, al menos entre la mayoría de los grupos de excursionistas, montañeros y esquiadores que visitan este auténtico Paraíso Natural en cualquier época del año y las únicas batallas, las que nos planteamos cada uno para superarnos a nosotros mismos a la hora de conquistar sus cumbres, sus largas travesías o nuestros miedos al salvar tramos expuestos con mucho vuelo. Siempre desde el máximo respeto al entorno a sus animales, su valiosa flora, sus rocas, su rica abundancia y variedad de minerales; y por supuesto el máximo respeto a la memoria de quienes aquí amaron, lucharon, padecieron y murieron, cualquiera que fuera su bando, credo o religión.
A lo largo del camino nos iremos encontrando con la presencia de numerosas cabras montesas (muy acostumbradas a la presencia de los montañeros). 
El Collado de la Carihuela, entre el cercano refugio del mismo nombre y la atalaya de Loma Púa es el lugar para decidir si vamos a afrontar nuestro itinerario hasta el Refugio de Elorrieta por la cresta o por el sendero, que discurre paralelo a la misma, con un perfil más suave y sin pasos tan expuestos. No obstante, también se pueden combinar ambas opciones al ser coincidentes en algunos collados. Por ejemplo, al iniciar nuestra marcha, mientras que la mayoría de compañeros optamos por coronar la cumbre de Loma Pua, otros escogieron el sendero que discurre por su margen derecha (tal y como lo encaramos desde el Collado de la Carihuela), sin perder el contacto visual en ningún momento, para volver a reagruparnos minutos después en el siguiente collado.
Desde Loma Pua y a lo largo de la arista iremos disfrutando de  unas vistas excelentes hacia el sur, podemos ver  el mar Mediterráneo  e incluso las costas africanas, si el día es lo suficientemente claro, pero teníamos algo de calima en esa dirección. A nuestra izquierda (Este) tenemos vistas privilegiadas sobre el entorno de la Laguna de los Vasares, cabecera del río Veleta, así como del perfil sur del Veleta, cerro de Los Machos y perfiles 
S-O de Mulhacén y Alcazaba, que tendremos a nuestra espalda, la mayor parte del trayecto de ida. Un escenario grandioso, que coincide con el techo de la Península Ibérica. Mientras que a nuestra derecha, Oeste,  tenemos vistas sobre la Laguna de las Yeguas, y el paraje de los Lagunillos de la Virgen, a los pies de la cresta que comenzamos a encarar con una primera ascensión a un tajo, que a modo de afilado castillete, parece imposible de que podamos progresar por allí arriba, sin hacer un auténtico número de funambulismo, pero contra lo que pudiera parecer, incluso por la parte alta de los tramos más escarpados, vamos casi siempre protegidos, bien por alguna pared lateral, bien, encajonado entre bloques, que formando pasillos, nos permiten seguir progresando.
Y de ese modo vamos alternando zonas más sencillas y diáfanas con otras más escarpadas, hasta que llegamos a un tramo tipo cornisa, ancha, pero con caída hacia la derecha (hacia la vertiente de los Lagunillos de la Virgen), donde tenemos que pasar agarrándonos a la pared y que finaliza en un escalón de casi un metro y medio de altura, donde más de uno puede necesitar ayuda. Una vez superado ese escalón, habremos superado el paso más expuesto del recorrido, que desde la tranquilidad de mi escritorio y gracias a la generosidad del compañero que llevaba la cuerda y quienes nos arroparon a los menos intrépidos, no me pareció, ni mucho menos tan peligroso.
El siguiente hito después de “la cornisa oblicua que acaba con el paso del Escalón” es el punto más alto de Los Tajos de la Virgen (3.239 m), punto más alto de nuestro itinerario, al que llegamos después de ascender por una cómoda chimenea escalonada. A lo largo del recorrido estuvimos viendo cabras montesas a escasa distancia, que acostumbradas a la presencia de montañeros, continuaban en sus quehaceres con gran indiferencia hacia nosotros.
Después de dejar atrás Los Tajos de la Virgen, la cresta se presenta más alomada y dócill, seguimos caminando sobre un mar de grandes bloques de pizarra y esquistos, fracturados en distintos tamaños, pero de muy dócil caminar, hasta llegar a una falsa meseta donde destaca el color de tono rojizo de la tierra compactada, e inmediatamente después entramos en un mar de bloques de gran tamaño de pizarra, conocido como el Cascajal del Fraile, que es la figura que nos ha estado llamando la atención desde lejos, y junto a la cual vamos a pasar, conocida como "El Fraile de Capileira" (3.188 m). Enorme monolito natural de pizarra que recuerda la silueta de un fraile y que es la referencia más clara y conocida de esta arista montañosa pudiéndose identificar claramente a gran distancia tanto por la vertiente norte como por la vertiente sur.
Desde la "falsa meseta" hasta los pies de "El Fraile" se llega muy bien, pero a partir del Fraile, parece multiplicarse y el caos de bloques parece alcanzar el grado de gran cataclismo reciente, hasta el punto que debemos ser muy cautos, sobre todos los que sobrepasamos ciertos límites de peso, pues podemos mover más de un bloque y provocar una pequeña avalancha según dónde/cómo pisemos. Escogiendo bien nuestra trayectoria, nos iremos abriendo paso a lo largo de un enorme caos de desmesurados peñascos y bloques que parecen el resultado de un devastador cataclismo. No es difícil su tránsito pero resulta muy entretenido y laborioso, con constantes sube y baja buscando el mejor paso entre los grandes pedruscos, los hitos nos servirán de referencia.
Llega un momento que nos aproximamos a un gran castillete de paredes aparentemente inexpugnables, y es aquí donde una vez más, el sendero que discurre normalmente por el pie de la vertiente Este (por la izquierda) de la Crestería, vuelve a tentarnos para optar por el camino más llevadero. Pero he aquí que Ángel "El Gladiador de Itálica", siempre entusiasta, positivo y restándole importancia a las dificultades, consiguió convencernos a Belén y a mí, para renunciar al sendero y encarar la ascensión por un empinado tobogán que sube perpendicularmente a la derecha y posteriormente gira a la izquierda, llevándonos en una escalonada ascensión, a través de un pasillo de bloques, insospechado desde la distancia, pero salvando algunas grietas que ponían los vellos de punta. Superadas las mencionadas grietas, seguimos ascendiendo, ya por terreno más diáfano y la arista cada vez mas alomada hasta alcanzar su siguiente punto más alto, los Tajos del Nevero (3.213 m).
A partir de Los Tajos del Nevero, la arista se va haciendo cada vez mas alomada, permitiéndonos caminar a escasa distancia de los Tajos, que caen hacia el Este (a nuestra izquierda), por terreno muy dócil, hasta llegar al viejo pluviómetro al histórico Refugio de Elorrieta, situado al final de la crestería y donde tal y como teníamos previsto, disfrutamos del almuerzo.
El Refugio de Elorrieta se encuentra perfectamente integrado en el paisaje, al igual que el mes anterior, experimenté sentimientos contrapuestos, por un lado me maravillaba comprobar el enorme mérito de este espectacular refugio, excavado parcialmente en roca viva, como si de una mina se tratara, pero con un interior bastante amplio, las espectaculares vistas del entorno, pero al mismo tiempo la tristeza (una vez mas) de la desidia y dejadez del abandono por parte de nuestras autoridades de la espectacular red de albergues de Sierra Nevada, que salvo el de Capileira y Postero Alto, se encuentran en estado ruinoso, en estado de abandono, más allá de la buena voluntad de algunos usuarios cívicos (frente a otros muy guarros) y dejados de la mano de Dios. Cuando en esta época en que el senderismo/montañismo están en pleno auge, bien merecerían ser recuperados con una política responsable de recuperación del Patrimonio de estos refugios (aplicable a muchos cortijos en ruinas ubicados en lugares espectaculares de muchas sierras andaluzas), que tantos puestos de trabajo podrían proporcionar, al menos a nivel local, con una adecuada gestión para su uso, disfrute y mantenimiento.
Preside  la zona alta del Valle de Lanjarón, concretamente se encuentra entre el Tozal del Cartujo (Loma de Cuerda Alta) al Oeste entre la y los Tajos de la Virgen y del Nevero al Nordeste. Ocupa la parte alta del cordal une ambas aristas a una altura de 3.182 msnm, por lo que sus vistas son espectaculares, pero al mismo tiempo es un lugar expuesto a fuertes rachas de viento, donde en ocasiones puede resultar difícil llegar, sobre todo en temporada de nieve con las laderas congeladas o la nieve muy dura (entre Noviembre y principios de Junio), si no llevamos el material apropiado y no tenemos experiencia en su manejo.
Su construcción se llevó a cabo entre los años 1.931 y 1.933, coincidiendo con la coalición "republicano-socialista" presidida por el honorable Manuel Azaña. Una época en la que a pesar de que el panorama político nacional e Internacional comenzaba a transformar a España y el Mundo en un auténtico polvorín, se llevaron a cabo importantes iniciativas por el Ministerio de Fomento, con gran visión de futuro. Lástima que tan magníficas obras de aquella época hayan caído en el abandono. Este refugio fue bautizado con el nombre del Director General de Montes D. Octavio Elorrieta.
Este refugio se construyó con la idea de convertirse en el buque insignia de una red de refugios que se proyectaron en los años 30 en el valle del río Lanjarón, y fue el único que se construyó de acuerdo con lo proyectado. Contaba con calefacción, instalación de agua y grupo electrógeno para iluminación, a la altura de los mejores refugios de Los Alpes. Constructivamente consta de dos partes, una abovedada exterior y otra excavada en la roca, cual bocamina. con un conjunto de galerías excavadas a pico y recubiertas con una bóveda de ladrillos, de hasta dos metro y medio de altura y zócalos de azulejos.
La diferencia de temperaturas pronto fisuró la bóveda de ladrillo hasta dejarla caer, y el tiempo y sobre todo el vandalismo hicieron el resto. Pronto fue completamente desmantelado: desaparecieron puertas, ventanas, calefactores, conducciones de agua, de luz... hasta la más completa ruina. A mediados de siglo XX se intentó recuperar e incluso en la década de 1960 se llegó a reconstruir parcialmente. Se restauraron tres habitaciones equipadas con literas, una amplia sala de estar con chimenea, cocina, lavabo y servicios.
Sin embargo en la actualidad se encuentra en estado ruinoso de conservación, aunque siempre puede ser útil para resguardarse de las inclemencias meteorológicas. Se puede utilizar el salón, que dispone de una mesa con sus bancos, y un par de habitaciones donde había dos literas, aunque ya no quedan ni los colchones. Una estancia se encuentra cerrada y comunicaba la zona exterior con la subterránea a través de galerías, mientras que la otra se encuentra abierta, con puerta y formada por una habitación más grande, donde antiguamente había una mesa y una chimenea, además de otras dos estancias más pequeñas donde se encontraban las literas. Actualmente aunque ya no dispone de mesas, sillas, chimenea, ni literas, se usa para pernoctar (preferentemente llevando nuestra propia esterilla y saco de dormir). La última habitación no tiene ventanas por lo que suele ser la mejor zona para dormir, sobre todo si la nieve ha entrado por la ventanas rotas que presenta el edificio.
Al carecer de puertas y ventanas, en noches de fuerte viento se hace muy difícil dormir por las fuertes corrientes en su interior. Esto facilita que gran parte de nieve penetre en el interior durante el Otoño, Invierno y hasta bien avanzada la Primavera, por lo que de lo único que podemos disponer con seguridad es de estar bajo techo. Se puede encontrar agua en la cercana Laguna de Lanjarón en verano (a unos 15 min.), o a una media hora de bajada, en los Lagunillos de la Virgen.
Mientras almorzábamos nos deleitábamos con las vistas; Hacia el norte, observamos los restos de los trabajos de reforestación que se realizaron en la zona, y la Vega de Granada y las Sierras que la rodean; hacia el Noreste, la arista que nos ha traido hasta aquí, formada por los Tajos del Nevero y los Tajos de la Virgen hasta que se unen a la Loma de Púa, con el Veleta y el Mulhacén, al fondo; y hacia el Sureste el pequeño valle que forma el río Toril en su descenso hacia el río Poqueria en La Cebadilla, así como diferentes Lomas que descienden hacia La Alpujarra. Y al Sur se domina, la cabecera del río Lanjarón, con la laguna del mismo nombre (donde se ubica su Nacimiento),  el río Lanjaron, que por aquí todavía es un incipiente arroyo de montaña, recorre sus primeros kilómetros encajonado entre el Pico del Tajo de los Machos (3.086 m) al sur, tras el cual despunta el Cerrillo Redondo (3.056 m) a la izquierda y a la derecha (al Suroeste del Refugio) el Cordal montañoso que forman el  Tozal del Cartujo (3.152 m), Tajos Altos (3.113 m) y el Cerro del Caballo (3.011 m), que será nuestro camino a seguir.
Finalizado el almuerzo, el plan original planteado por quienes iban a ser nuestros guías Migue e Inma, consistía en regresar a la Hoya de la Mora por el sendero tradicional de los Lagunillos de la Virgen y de las Yeguas. Pero en los días previos, les había comentado a los compañeros que me habían confirmado su participación, que si íbamos bien de tiempo, podríamos añadir una pequeña variante adornando el regreso, coronando el Tozal del cartujo y visitando un par de lagunas escondidas.  De manera que, retomada la marcha, descendiendo ligeramente en dirección N-O, dejamos a nuestra derecha una gran explanada rectangular, que parece haber servido de gran helipuerto, hasta alcanzar el cordal que nos conduce hasta el Tozal del Cartrujo, al principio el sendero está muy bien marcado, pero no tardamos en llegar a la parte más escarpada de la cresta, formada por un caos de bloques, que aunque después de los Tajos de la Virgen y del Nevero, se queda en un paso fácil, puede imponer respeto a quien no esté acostumbrado a terrenos escarpados, en cualquier caso se salva muy bien por un destrepe a la izquierda y se continúa sobre el caos de bloques y un paso por la derecha, hasta que unos 40 m mas allá llegamos a un Mirador Natural espectacular, unos 30 m a la derecha del sendero, sobre el que merece la pena asomarse.
Después del mencionado Mirador Natural, la loma vuelve a presentarse muy dócil y el sendero bien marcado, que en tendida ascensión y tras ganar unos 40 m de desnivel nos permite alcanzar el pequeño conjunto de grandes bloques de pizarra y mico esquistos, que marcan el punto más alto del
"Tozal del Cartujo" (3.156 m), al que se accede mediante una sencilla trepada si queremos coronar este rudimentario podium rocoso. Esta cumbre de la que uno, apenas tienen sensación de altura, por tratarse de una pequeña tachuela en la parte más alta del cordal, también es conocida como "Tozal o Pico Cartujo". Aclaremos que en Diccionario de Montaña y Geografía el término "TOZAL" hace referencia a una cima de vertientes redondeadas de pendiente suave, lo que cuadra perfectamente con su cordal; también hace referencia a una "Montaña con una de sus caras completamente verticales" que si bien en este caso no es literalmente cierto, su vertiente Este, la que da a la laguna de Lanjarón si es bastante vertical; y por último el término "TOZAL" también hace referencia a cumbres que están unidas a otras por un cordal, lo que también es perfectamente aplicable en este caso.
Tal y como hicimos un mes y medio antes abandonamos el Tozal del cartujo en dirección S-O, como si fuéramos hacia los Tajos Altos y El caballo, pero unos 200 m mas allá empezamos a descender a la derecha, dirección Oeste, a lo largo de una loma conocida como "Cascajal del Cartujo", tapizada por infinidad de lascas de pizarra de pequeño y mediano tamaño, por donde fuimos descendiendo un buen trecho con la inconfundible silueta del Trevenque (al Oeste) en lontananza, hasta que nos desviamos a la derecha, dirección predominantemente Este, alternando tramos N-E y S-E, mientras vamos atravesando numerosas chorreras y borreguiles, a veces pequeñas lagunas secas, hasta que llegamos a La Laguna del Carnero, que se encuentra a los pies de la cara este de la Arista del Cartujo, en los Prados del Molinillo, a una altura de 2.673 metros y está formada por varias pequeñas láminas de agua, unidas a la principal reglándonos un rincón de gran belleza.
Antiguamente se usaba su nombre para designar al Lagunillo Misterioso. Actualmente sufre un proceso de colmatación, dividiéndose en diferentes pequeñas lagunas y haciendo que sus aguas cada vez sean más someras, encontrándose rodeada por un gran borreguil encharcado. Recibe aportas de pequeños manantiales que hay a su alrededor, siendo varios de ellos de aguas ferruginosas.
Al encontrarse en la zona de solana de la Arista durante el principio del verano recibe aguas de los muchos neveros que allí se encuentran haciendo que el desagüe de la laguna sea muy caudaloso, siendo la mejor época para visitar las Chorreras del Molinillo que se encuentran aguas más abajo.
En las pequeñas cuencas que hay a su alrededor se forman pequeños Lagunillos pero, derivado del rápido deshielo, suelen durar con aguas hasta finales de junio, al no tener aportaciones de aguas nuevas durante el verano.
Se encuentra alejada de las rutas tradicionales que se realizan por Sierra Nevada, y no es raro que encontremos grandes manadas de ganado pastando en sus alrededores. Es una alternativa tan interesante, como poco frecuentada para regresar a la zona de la Hoya de la Mora, después de haber coronado el Tozal del Cartujo por su Arista.
Retomado el sendero, a veces claro, a veces intuitivo,nuestra mejor referencia será mantenernos en paralelo al pie de los Tajos del Cartujo, que llevamos en todo momento a nuestra derecha, se intercalan zonas de borreguiles de mullida hierba verde, con otra de canchales mas agrestes que alcanza su apogeo mas salvaje al llegar a los denominados "Torcales del Dílar" o "Cascajar de Cartuja", donde el sendero se adentra  en un gran canchal de cuarcitas, no así en un conjunto de dolinas, que justificaría la denominación de "Torcal", término que en mi modesta opinión no es correcto en este caso, desde un punto de vista geológico. Los bloques de los canchales han llegado hasta aquí debido a los grandes desprendimientos  de las paredes rocosas de la arista del Cartujo, debido a  la acción de las heladas o por  gelifracción. El agua se introduce en las grietas y al congelarse aumenta de volumen, ejerciendo presiones que rompen las rocas y producen grandes trozos sueltos. La orientación norte de las laderas, la más fría, favorece este proceso. Los bloques de cuarcita y pizarra son de gran tamaño (hasta varios metros cúbicos). El desplome de bloques, acontece con mayor frecuencia en primavera, durante el deshielo, a veces asociado con avalanchas de nieve.
Una vez que nos adentramos en el laberinto, el sendero aparece y desaparece, a veces vemos algunos hitos de piedra, otras veces pueden pasar varios minutos sin ver ninguno, hasta que al final terminamos atravesando este laberinto, por donde nos parece menos complicado.
Conforme vamos dejando atrás Los Torcales de Dílar, va disminuyendo la cantidad de bloques amontonados, pero no el tamaño de algunos, junto a los que vamos pasando, llevando como referencia un pequeño torrente de aguas cristalinas, que siguiéndolo aguas arriba, nos lleva hasta el Lagunillo Misterioso, bajo el insomnio de la piedra, tan misteriosamente encubierto. A la espera de la blanca nube, entre el azul y el verde abrazo…Agua clara. Como segundo cristalino. Matriz que se desangra y multiplica. Cómplice del silencio y de la mágica arquitectura... El lagunillo Misterioso, que durante mucho tiempo se le denominó Laguna del Carnero, que se encuentra en la siguiente cuenca entre la Arista y la Cuerda del Cartujo. Está formada por un solo Lagunillo y se encuentra en la vertiente este de la Arista del Cartujo a 2.681 metros. Lagunillo que anda en secreto, al abrigo de estas dos colinas morrénicas Recibe la aportación principal de un manantial en su parte alta, junto a unas grandes rocas, en la base de los Torcales de Dílar. Entrada de agua que procede de este gran cascajar el llamado de Cartuja o de los Torcales del Dílar. Además de éste, también recibe de otro pequeño nacimiento por su vertiente derecha, y de algunos neveros que pueden llegar hasta finales del mes de julio. También, en la cabecera del Barranco de la Loma de Enmedio, encontraremos otros nacimientos.
El Lagunillo Misterioso se encuentra rodeado de un pequeño borreguil, donde podremos observar multitud de endemismos de Sierra Nevada, siendo una verdadera joya botánica para los amantes de la flora de Borreguiles de Sierra Nevada. Por su aliviadero descienden durante todo el verano las aguas, a través del barranco Misterioso, hasta unirse a las que descienden de la Laguna del Carnero, y que forman, aguas más abajo, las Chorreras del Molinillo, antes de alcanzar el río Dílar. Lámina de agua, ésta, cuya transparencia te deja siempre con la boca abierta.
Sólo se puede contemplar desde la distancia, desde la vereda de sube desde los Lagunillos de la Virgen hasta el  Refugio de Elorrieta, y desde algún punto del Tozal del Cartujo.
Una vez visitado el Lagunillo Misterioso, cuyas aguas cristalinas no dejarán indiferente a nadie, retomamos rumbo E, N-E, llevando siempre a nuestra derecha, el pie de la arista que habíamos recorrido por la mañana, llegando poco después a un hito de piedra que nos señala el sendero a seguir para llegar hasta Los Lagunillos de la Virgen, pero nosotros renunciamos a esta opción, relativamente sencilla, para comenzar girar de Este hacia N-E, con la parte los observatorios astronómicos en la loma que teníamos delante, desviándonos hacia la derecha, superando una empinada loma que forma parte de las pistas de esquí, hasta alcanzar no sin un gran esfuerzo de última ascensión el Collado de las Yeguas, a partir del cual, ya es coser y cantar en descenso por camino ya muy conocido, atravesando la pista del Tiburón, (Borreguiles Altos) y continuando por senderos y pistas terrizas, hasta coincidir nuestra trayectoria con la vieja carretera del Veleta, casi a la altura del Arco de la Virgen de las Nieves, muy cerca ya de la Hoya de la Mora y el Albergue Universitario, al abrigo de los Peñones de San Francisco, a donde llegamos con las últimas luces del atardecer, tras una jornada de montaña realmente espectacular.