Inolvidable visita de la mano de mi gran amigo Servando “O Profeta das Rías Baixas” a uno de las rincones menos conocidos de la península ibérica. Donde la comunidad europea puso en marcha la primera experiencia comunitaria de colaboración transfonteriza con el fin de preservar toda la diversidad de esta interesantísima comarca a caballo entre España y Portugal. Por rango, el Parque Nacional da Peneda_Gerês (Portugal, 72.000 Ha.) junto con el Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés (Ourense, España, 20.920 Ha.)forman una sola joya natural de esta vieja y nueva Gallaecia.
El acceso natural es la carretera N-540, que une Lugo con Portugal, pasando por Ourense capital y atravesndo toda la provincia de norte a sur o viceversa. Esta carretera atraviesa poblaciones como Bande ó Celanova, precisamente en esta segunda localidad, parada obligada para todo viajero que se precie, tomamos el desayuno y aprovechamos para visitar el Monasterio de San Salvador en pleno corazón de este bonito pueblo ourensano. La segunda parada fue en “Alto de Vieiro” (856 m.), donde camino del parque, siempre por la N-540 en dirección sur podemos ver a la izquierda de la carretera un curioso estanque protegido por unas barandillas de madera, alimentado a su vez por los caños que salen de la base del tronco del árbol que lo preside. Una especie de bonsái gigante que le da el toque mágico de postal a este puerto que en realidad no es mas que una pequeña tachuela de esta carretera bastante llana y con amplios tramos de rectas hasta que se adentra en los Ayuntamientos que componen el Parque Natural, finalizando el recorrido en la frontera de la Madalena (Lobios).
El Parque Transfronterizo Gêres-Xurés se ha convertido en el primer Parque Transfronterizo de la Comunidad Europea y el de mayor extensión contando con un total de 92.920 Ha. . de espacio protegido, si bien la zona portuguesa que es la de mayor extensión está catalogada como parque nacional y la española como Parque Natural de Baixa Limia- Serra do Xurés, encontrándose ubicado al suroeste de la provinciade Ourense en el extremo sur de la comarca de la "Baixa- Limia", en los municipios de “Entrimo” Y “Lobios”, cuyos concellos (ó términos municipales) se extienden por las orillas del embalse o “Encoro de Lindoso” que a su vez comparte frontera con Portugal, al igual que .el “Encoro del Salas”. Otro de los embalses que forma parte importante no sólo de sus paisajes, sino de su historia es el de “Las Conchas”, en cuya orilla norte se estableció el campamento militar romano de “Aquis Querquennis”, que controlaba el río Limia y sus alrededores, ubicado en las proximidades del pueblecito de “Santa Comba”. Una vez mas fue un privilegio caminar por la historia de la mano de “Servando” que dados sus amplios conocimientos de arqueología e historia fue narrándome cómo debió ser la forma de vida en aquel campamento, reconstruyendo cada estancia, a partir de una hilera de piedras en el suelo, según su distribución en plan “CSI”. A renglón seguido pasamos por el pequeño museo que se encuentra en sus cercanías, donde unas amables señoritas nos atendieron con el genuino encanto que caracteriza a los habitantes de estas hospitalarias tierras. Y de allí nos acercamos a unos baños termales, que todavía a fecha de hoy, se encuentran en medio del campo, muy próximos al “Encoro das Conchas”, junto a la aldea de “Os Baños”, cuyo nombre no deja lugar a duda al origen de lo que aquí se encuentra.
Por aquí pasaron las legiones romanas a la conquista de la tribu de los indomables “callaici”, o sea, de los galaicos. No existía entonces frontera alguna y aún tardaría en haberla. Un mismo río con dos variantes. Limia para los gallegos que lo ven nacer en las fuentes de Antela y Lima para los portugueses que lo ven morir en Viana do Castelo. Toda la zona está dominada por los cursos fluviales. Numerosos afluentes acompañan al Limia que acoge dos grandes embalses: el de As Conchas y el de Lindoso. Este último con presa en territorio portugués y agua gallega.
Nuestra siguiente parada nos llevó por una carreterita de montaña, hasta la misma frontera con Portugal concretamente a “Castro Laboreiro” una de las entradas al “Parque Nacional Peneda-Gerês”, donde un gran cartelón nos daba la bienvenida. Adentrarse por estas carreteras perdidas, es descubrir a cada paso un lugar donde detenerse. De todo tiene: aldeas tradicionales, miradores, embalses, cascadas o vestigios romanos decoran este accidentado espacio dispuesto en forma de herradura, cuyos extremos parecen abrazar el Sudoeste de la provincia de Ourense, con la que tiene más de 100 kilómetros de frontera en común. La Portela de Homem da acceso a la zona más conocida del parque y marca el límite entre España y Portugal o, lo que es lo mismo, entre Serra do Xurés y Peneda-Gerês. En realidad, uno es continuación del otro, aunque con sus peculiaridades. La Portela, en lo más alto del puerto, fue un importante puesto fronterizo y, aunque hoy poco queda de antaño, es el mejor lugar para observar restos de la vía romana que unía Braga con Astorga.
Si accedes al lado portugués, es decir al “Parque Nacional Peneda-Gerês”, la carretera que se adentra en el corazón de este espacio desciende en zigzag entre un frondoso bosque de pinos y encinas descubriendo en cada curva un hallazgo a cual más sorprendente. En una, un torrente que precipita sus aguas; en otra, una fuente; más tarde, uno de los mojones milenarios que medían las millas de la Geira (la vía romana) y, poco después, el espectáculo visual del embalse de Caniçada, donde el Cávado y su afluente el Caldo son transformados en lago en medio de un paisaje verdoso. Los caminos que surgen a uno y otro lado de la carretera merecen su tiempo, como el que lleva a la cascada do Arado, al mirador de Pedra Bela o a Campo do Gerês, que ofrece una magnífica panorámica del embalse de Vilarinho das Furnas y cuenta con un museo etnográfico sobre el pueblo que en 1970 quedó anegado por sus aguas. En realidad si se quiere conocer bien este parque hay que dedicarle mínimo una semana y moviéndose mucho, pero como sólo disponíamos de un día y además pretendíamos hacer una ruta acuática, dimos media vuelta para dirigirnos al recóndito pueblo de “Olelas” encaramado en lo alto de una sierra a modo de “Nido de Águilas”, donde tampoco faltaron las paradas para fotografiar algunos de los elementos paisajísticos comentados en este párrafo.
Sin duda “Olelas” es uno de los pueblos mas pintorescos de toda esta zona, amén de privilegiado balcón por su espectacular ubicación en lo alto de una sirrea, tal es el desnivel de la mayoría de sus calles que las casas tienen dos entradas una abajo para el establo y otra arriba para vivienda. En esta localidad se encuentra una de las mayores poblaciones de “vaca cachena”, una raza bovina en peligro de extinción. Se trata de una vaca, poco mayor que un becerrillo, de color castaño y de espectacular cornamenta en proporción a su tamaño. Por el plan de fomento de razas autoctonas de la “Consellería de la Xunta de Galicia” todos los propietarios de estos animales están obligados a comunicar cualquier parto, muerte, aborto y cualquier otra incidencia, tal es su importancia y el interés que existe por preservar a esta peculiar y entrañable especie donde las haya.
Realizada una breve visita a “Olelas” regresamos a la curva previa a la entrada en estra bonita aldea para almorzar con el delicioso pan de levadura hecho por “Servando y Elena” disfrutandode unas vistas memorables sobre la estrecha cola del embalse ó “Encoro de Lindoso” donde hacen frontera España y Portugal, precisamente las casas que podíamos distinguir perfectamente al otro lado del embalse mientras comíamos pertenecían a la localidad de “Lindoso” (Portugal), donde a decir verdad, se podía observar una mayor densidad en los bosques y mucho mas verde.
Precisamente desde esa misma curva situada pocos metros de la entrada en “Olelas” parte una pista asfaltada que desciende hasta el pie de la cola del embalse, donde llegamos no sin antes abrir varias cancelas, hasta situarnos al pie de una espectacular mole granítica que domina todo el paisaje en muchos kilómetros alrededor, y que justamente es la confluencia de los ríos “Castro Laboreiro”, también conocido como “Barranco de Olelas”, que entra por el norte haciendo frontera por Portugal y el Lima que directamente por el oeste, procedente directamente de Portugal. Cuyas cristalinas aguas remontamos de forma épica Servando y yo en una interminable sucesión de pozas y cascadas, contra corriente. Que a pesar de no llegar a superar el kilómetro aguas arriba, sin duda supuso el toque épico de la jornada no estando exento de dificultad y peligro en algunos pasos delicados, siempre contra corriente y con bastante fuerza de caudal. Precisamente en uno de esos pasos se me empapó mi cámara digital de la forma mas tonta que cabría esperar. Ya que al apoyar todo el peso de mi cuerpo sobre el pequeño bote estanco que llevaba especial para la cámara, la tapa se abrió lo suficiente como para dejar entrar una buena cantidad de agua de la cascada que intentaba superar en ese momento, anegando totalmente el bote estanco y dejándome un amargo sabor de boca, por no poder seguir fotografiando cada recodo de aquella ruta, cada curva del camino. Pero en compañía de grandes amigos como “Servando” y en aquel entorno mágico, las penas se llevan mejor y el descenso entre pozas y cascada lo disfrutamos juntos, como si de un parque acuático se tratara.
Esta región es recorrida por una gran cantidad de ríos, arroyos, torrentes y cascadas que atraviesan las numerosas sierras que forman este interesantísimo parque, alimentando a su vez a los grandes pantanos que dan de beber no sólo a los habitantes de la zona, sino de un amplioradio de acción alrededor. Según nos vamos moviendo por el parque, las sierras delimitan el horizonte con su perfil a veces redondeado, a veces afilado. Es inconfundible con sus característicos picos como castillos la “Sierra de Xurés”. Por altitud, conservan los circos glaciares más bajos de la Península Ibérica. De norte a sur, la Serra do Laboreiro y la de Queguas; los montes de O Quinxo; el alto de Santa Eufemia, ya vecino de la Serra do Xurés que se yergue en el punto más alto de todas estas serranías en el pico de A Nevosa (1.539m); más al oeste la Serra do Pisco y aún más alejada la Serra da Pena y las tierras del Couto Mixto que en tiempos no pertenecían ni a España ni a Portugal.
Los escarpados roquedales cercanos a “Olelas”, asistieron a la caza del último oso de estas latitudes y hoy son testigo del regreso de la cabra del Xurés a través de un plan de reintroducción en libertad de la cabra montés. La parte lusa conserva zonas muy frondosas con árboles de gran porte que antiguamente eran utilizadas para navegar como traviesas, cuadernas y mástiles de fama en los siete mares.
Pero no hay que olvidar que El parque natural “Baixa Limia-Serra Do Xurés”, además de su gran interés paisajístico, botánico y faunístico, también posee un gran potencial en lo referente a sus pueblos con muchísimo encanto, sus costumbres y tradiciones, donde la vida parece que se ha detenido en el tiempo. Encontrándonos con pequeños hórreos, pastos donde las vacas pacen sin molestias ó por ejemplo: casas apoyadas sobre inmensas rocas graníticas, como es el caso de la aldea de “Cela”, que además nos ofrece bellas vistas sobre la sierra de Xurés, el Quinxo y Sta Eufemia. Tal y como me enseñó Servando en otra parada inolvidable, donde pude comprobar como “Los "bolos" caracterizan el paisaje urbano de “Cela” donde sus habitantes han aprovechado las inmensas dimensiones de redondeadas moles graníticas, para hacer sobre ellas su casas y corrales. Especialmente interesante me resultó una casa apoyada sobre cuatro bolos. Si bien, este pueblo debería ser catalogado de interés paisajístico y monumental.
Desde esta peculiar aldea, digna de cuento de hadas, donde “los bolos” (moles graníticas)han sido reutilizadas como paredes y soportes para hacer las casas y corrales, parte un sendero balizado por el parque que nos muestra los caminos vecinales donde las vacas y los hórreos forman parte de este entorno rural de la Galicia profunda de montaña, si bien dada la hora que era decidimos dejar para una futura ocasión, ya que sin duda, en estos tiempos que corren, una visita a estas tierras recónditas es toda una cura para el cuerpo, la mente y el alma en estos tiempos donde “nos come la bulla y el estrés.
Flora: se trata de una zona de transición entre dos grandes regiones florales europeas: la Eurosiberiana (provincia atlántica) y la Mediterránea (provincia carpetano-leonesa). Por este motivo, la vegetación alterna bosques de árboles caducifolios, característicos de condiciones climáticas húmedas, con los de hoja perenne como el alcornoques (Quercus suber), más adaptados a la falta de agua durante determinados períodos del año. Pero la formación vegetal mas extendida es el bosque caducifolio, con robledales (Quercus Pyrenaica) y abedulares (Betula celtibérica), con presencia del madroño y el acebo acompañados por pino silvestre (Pinus sylvestris) y tejos (Taxus baccata) en las zonas mas elevadas. También existen amplios matorrales con algunos endemismos como el “Iris boissieri” ó el “Prunus Iusitanica”, especie que coloniza los barranquillos y otras áreas de gran humedad.
Fauna: Entre los Mamíferos destacan especies cinegéticas como jabalí, corzo, perdiz, liebre o conejo, los mamíferos están representados por el lobo como animal emblemático de estos territorios, a menudo vistos en las proximidades de basureros en los pueblos y aldeas buscando comida. También existe una amplia colonia de musaraña común, turón nutria, gineta, gato montés y comadreja.
En los cursos de agua aparece la trucha. Entre los anfibios y reptiles podemos citar a la salamandra rabilarga, la lagartija ibérica y la culebra viperina. Los dos embalses situados en el parque son el hábitat de importantes poblaciones de aves. Zampullín chico, ánade real, somormujos y aguilucho cenizo son algunas de ellas. También se observa la presencia de águila real, alcotán, azor, gavilán, águila culebrera, cernícalo común, cuco, pico picapinos y vencejo.
Existe un programa de recuperación en marcha del caballo (Equus cavallus) llamado Poni galego de Garrano, que vive en régimen de semilibertad en las partes altas (Leboreiro, O Quinxo, Santa Eufemia, Xurés ou Pisco) y por supuesto la emblemática “vaca cachena”.
Se puede combinar con una visita previa al Centro de Visitantes del parque Baixa Limia-Serra do Xurés. Con una visita al balneario de aguas termales de Lobios, junto con la visita didáctica a la via romana Nova y a la “mansio Aqui Originis” que son paso obligado para comprender la historia y legado de esta zona fronteriza con Portugal y el parque de Gerés.
Si se vienes con tiempo no te puedes perder: La sierra del Xurés, Leboreiro, Santa Eufemia, las riberas de los rios Salas y Covas, el barranco de Olelas, los bosques y picos de Fontefría, la arquitectura popular o los numerosos e impresionantes monumentos megaliticos repartidos por toda la zona.La arquitectura de la zona presenta antiguas casas de planta baja y de un solo recinto en cuyo interior, al parecer, convivían personas y ganado. Baixa Limia-Serra do Xurés une a sus valores naturales otros de tipo arqueológico, como los que representan sus dólmenes, que en la zona se conocen con el nombre de "mamuas".
Nuestra siguiente parada nos llevó por una carreterita de montaña, hasta la misma frontera con Portugal concretamente a “Castro Laboreiro” una de las entradas al “Parque Nacional Peneda-Gerês”, donde un gran cartelón nos daba la bienvenida. Adentrarse por estas carreteras perdidas, es descubrir a cada paso un lugar donde detenerse. De todo tiene: aldeas tradicionales, miradores, embalses, cascadas o vestigios romanos decoran este accidentado espacio dispuesto en forma de herradura, cuyos extremos parecen abrazar el Sudoeste de la provincia de Ourense, con la que tiene más de 100 kilómetros de frontera en común. La Portela de Homem da acceso a la zona más conocida del parque y marca el límite entre España y Portugal o, lo que es lo mismo, entre Serra do Xurés y Peneda-Gerês. En realidad, uno es continuación del otro, aunque con sus peculiaridades. La Portela, en lo más alto del puerto, fue un importante puesto fronterizo y, aunque hoy poco queda de antaño, es el mejor lugar para observar restos de la vía romana que unía Braga con Astorga.
Si accedes al lado portugués, es decir al “Parque Nacional Peneda-Gerês”, la carretera que se adentra en el corazón de este espacio desciende en zigzag entre un frondoso bosque de pinos y encinas descubriendo en cada curva un hallazgo a cual más sorprendente. En una, un torrente que precipita sus aguas; en otra, una fuente; más tarde, uno de los mojones milenarios que medían las millas de la Geira (la vía romana) y, poco después, el espectáculo visual del embalse de Caniçada, donde el Cávado y su afluente el Caldo son transformados en lago en medio de un paisaje verdoso. Los caminos que surgen a uno y otro lado de la carretera merecen su tiempo, como el que lleva a la cascada do Arado, al mirador de Pedra Bela o a Campo do Gerês, que ofrece una magnífica panorámica del embalse de Vilarinho das Furnas y cuenta con un museo etnográfico sobre el pueblo que en 1970 quedó anegado por sus aguas. En realidad si se quiere conocer bien este parque hay que dedicarle mínimo una semana y moviéndose mucho, pero como sólo disponíamos de un día y además pretendíamos hacer una ruta acuática, dimos media vuelta para dirigirnos al recóndito pueblo de “Olelas” encaramado en lo alto de una sierra a modo de “Nido de Águilas”, donde tampoco faltaron las paradas para fotografiar algunos de los elementos paisajísticos comentados en este párrafo.
Sin duda “Olelas” es uno de los pueblos mas pintorescos de toda esta zona, amén de privilegiado balcón por su espectacular ubicación en lo alto de una sirrea, tal es el desnivel de la mayoría de sus calles que las casas tienen dos entradas una abajo para el establo y otra arriba para vivienda. En esta localidad se encuentra una de las mayores poblaciones de “vaca cachena”, una raza bovina en peligro de extinción. Se trata de una vaca, poco mayor que un becerrillo, de color castaño y de espectacular cornamenta en proporción a su tamaño. Por el plan de fomento de razas autoctonas de la “Consellería de la Xunta de Galicia” todos los propietarios de estos animales están obligados a comunicar cualquier parto, muerte, aborto y cualquier otra incidencia, tal es su importancia y el interés que existe por preservar a esta peculiar y entrañable especie donde las haya.
Realizada una breve visita a “Olelas” regresamos a la curva previa a la entrada en estra bonita aldea para almorzar con el delicioso pan de levadura hecho por “Servando y Elena” disfrutandode unas vistas memorables sobre la estrecha cola del embalse ó “Encoro de Lindoso” donde hacen frontera España y Portugal, precisamente las casas que podíamos distinguir perfectamente al otro lado del embalse mientras comíamos pertenecían a la localidad de “Lindoso” (Portugal), donde a decir verdad, se podía observar una mayor densidad en los bosques y mucho mas verde.
Precisamente desde esa misma curva situada pocos metros de la entrada en “Olelas” parte una pista asfaltada que desciende hasta el pie de la cola del embalse, donde llegamos no sin antes abrir varias cancelas, hasta situarnos al pie de una espectacular mole granítica que domina todo el paisaje en muchos kilómetros alrededor, y que justamente es la confluencia de los ríos “Castro Laboreiro”, también conocido como “Barranco de Olelas”, que entra por el norte haciendo frontera por Portugal y el Lima que directamente por el oeste, procedente directamente de Portugal. Cuyas cristalinas aguas remontamos de forma épica Servando y yo en una interminable sucesión de pozas y cascadas, contra corriente. Que a pesar de no llegar a superar el kilómetro aguas arriba, sin duda supuso el toque épico de la jornada no estando exento de dificultad y peligro en algunos pasos delicados, siempre contra corriente y con bastante fuerza de caudal. Precisamente en uno de esos pasos se me empapó mi cámara digital de la forma mas tonta que cabría esperar. Ya que al apoyar todo el peso de mi cuerpo sobre el pequeño bote estanco que llevaba especial para la cámara, la tapa se abrió lo suficiente como para dejar entrar una buena cantidad de agua de la cascada que intentaba superar en ese momento, anegando totalmente el bote estanco y dejándome un amargo sabor de boca, por no poder seguir fotografiando cada recodo de aquella ruta, cada curva del camino. Pero en compañía de grandes amigos como “Servando” y en aquel entorno mágico, las penas se llevan mejor y el descenso entre pozas y cascada lo disfrutamos juntos, como si de un parque acuático se tratara.
Esta región es recorrida por una gran cantidad de ríos, arroyos, torrentes y cascadas que atraviesan las numerosas sierras que forman este interesantísimo parque, alimentando a su vez a los grandes pantanos que dan de beber no sólo a los habitantes de la zona, sino de un amplioradio de acción alrededor. Según nos vamos moviendo por el parque, las sierras delimitan el horizonte con su perfil a veces redondeado, a veces afilado. Es inconfundible con sus característicos picos como castillos la “Sierra de Xurés”. Por altitud, conservan los circos glaciares más bajos de la Península Ibérica. De norte a sur, la Serra do Laboreiro y la de Queguas; los montes de O Quinxo; el alto de Santa Eufemia, ya vecino de la Serra do Xurés que se yergue en el punto más alto de todas estas serranías en el pico de A Nevosa (1.539m); más al oeste la Serra do Pisco y aún más alejada la Serra da Pena y las tierras del Couto Mixto que en tiempos no pertenecían ni a España ni a Portugal.
Los escarpados roquedales cercanos a “Olelas”, asistieron a la caza del último oso de estas latitudes y hoy son testigo del regreso de la cabra del Xurés a través de un plan de reintroducción en libertad de la cabra montés. La parte lusa conserva zonas muy frondosas con árboles de gran porte que antiguamente eran utilizadas para navegar como traviesas, cuadernas y mástiles de fama en los siete mares.
Pero no hay que olvidar que El parque natural “Baixa Limia-Serra Do Xurés”, además de su gran interés paisajístico, botánico y faunístico, también posee un gran potencial en lo referente a sus pueblos con muchísimo encanto, sus costumbres y tradiciones, donde la vida parece que se ha detenido en el tiempo. Encontrándonos con pequeños hórreos, pastos donde las vacas pacen sin molestias ó por ejemplo: casas apoyadas sobre inmensas rocas graníticas, como es el caso de la aldea de “Cela”, que además nos ofrece bellas vistas sobre la sierra de Xurés, el Quinxo y Sta Eufemia. Tal y como me enseñó Servando en otra parada inolvidable, donde pude comprobar como “Los "bolos" caracterizan el paisaje urbano de “Cela” donde sus habitantes han aprovechado las inmensas dimensiones de redondeadas moles graníticas, para hacer sobre ellas su casas y corrales. Especialmente interesante me resultó una casa apoyada sobre cuatro bolos. Si bien, este pueblo debería ser catalogado de interés paisajístico y monumental.
Desde esta peculiar aldea, digna de cuento de hadas, donde “los bolos” (moles graníticas)han sido reutilizadas como paredes y soportes para hacer las casas y corrales, parte un sendero balizado por el parque que nos muestra los caminos vecinales donde las vacas y los hórreos forman parte de este entorno rural de la Galicia profunda de montaña, si bien dada la hora que era decidimos dejar para una futura ocasión, ya que sin duda, en estos tiempos que corren, una visita a estas tierras recónditas es toda una cura para el cuerpo, la mente y el alma en estos tiempos donde “nos come la bulla y el estrés.
Flora: se trata de una zona de transición entre dos grandes regiones florales europeas: la Eurosiberiana (provincia atlántica) y la Mediterránea (provincia carpetano-leonesa). Por este motivo, la vegetación alterna bosques de árboles caducifolios, característicos de condiciones climáticas húmedas, con los de hoja perenne como el alcornoques (Quercus suber), más adaptados a la falta de agua durante determinados períodos del año. Pero la formación vegetal mas extendida es el bosque caducifolio, con robledales (Quercus Pyrenaica) y abedulares (Betula celtibérica), con presencia del madroño y el acebo acompañados por pino silvestre (Pinus sylvestris) y tejos (Taxus baccata) en las zonas mas elevadas. También existen amplios matorrales con algunos endemismos como el “Iris boissieri” ó el “Prunus Iusitanica”, especie que coloniza los barranquillos y otras áreas de gran humedad.
Fauna: Entre los Mamíferos destacan especies cinegéticas como jabalí, corzo, perdiz, liebre o conejo, los mamíferos están representados por el lobo como animal emblemático de estos territorios, a menudo vistos en las proximidades de basureros en los pueblos y aldeas buscando comida. También existe una amplia colonia de musaraña común, turón nutria, gineta, gato montés y comadreja.
En los cursos de agua aparece la trucha. Entre los anfibios y reptiles podemos citar a la salamandra rabilarga, la lagartija ibérica y la culebra viperina. Los dos embalses situados en el parque son el hábitat de importantes poblaciones de aves. Zampullín chico, ánade real, somormujos y aguilucho cenizo son algunas de ellas. También se observa la presencia de águila real, alcotán, azor, gavilán, águila culebrera, cernícalo común, cuco, pico picapinos y vencejo.
Existe un programa de recuperación en marcha del caballo (Equus cavallus) llamado Poni galego de Garrano, que vive en régimen de semilibertad en las partes altas (Leboreiro, O Quinxo, Santa Eufemia, Xurés ou Pisco) y por supuesto la emblemática “vaca cachena”.
Se puede combinar con una visita previa al Centro de Visitantes del parque Baixa Limia-Serra do Xurés. Con una visita al balneario de aguas termales de Lobios, junto con la visita didáctica a la via romana Nova y a la “mansio Aqui Originis” que son paso obligado para comprender la historia y legado de esta zona fronteriza con Portugal y el parque de Gerés.
Si se vienes con tiempo no te puedes perder: La sierra del Xurés, Leboreiro, Santa Eufemia, las riberas de los rios Salas y Covas, el barranco de Olelas, los bosques y picos de Fontefría, la arquitectura popular o los numerosos e impresionantes monumentos megaliticos repartidos por toda la zona.La arquitectura de la zona presenta antiguas casas de planta baja y de un solo recinto en cuyo interior, al parecer, convivían personas y ganado. Baixa Limia-Serra do Xurés une a sus valores naturales otros de tipo arqueológico, como los que representan sus dólmenes, que en la zona se conocen con el nombre de "mamuas".