martes, abril 24, 2007

Sábado, 14 de abril de 2007
1ª Ediición Transmijeña, Los sueños se cumplen...

Tras mas de dos años en mente con la idea de hacer una gran travesía por “La Sierra de Mijas”, que observo cada día desde Fuengirola y por la que entreno cuando sólo dispongo de un ratillo libre. ¡Por fin! éste año me propongo incluirla en nuestro calendario de salidas, con la intención de que se convierta a partir de ahora en la ruta emblemática de comienzos de primavera para los años venideros con un trazado distinto cada año. Como su nombre indica “La Transmijeña” discurre a lo largo de la Sierra de Mijas, sierra litoral cuyas laderas se extienden paralelas al Mediterráneo desde las proximidades de Churriana y Torremolinos al Sureste hasta el Puerto de Los Pescadores, junto a La Torre del Agua (ó de “Los Vampiros”) al noroeste en el T.M. de Alhaurín El Grande donde comenzamos esta primera edición.
El camino parte de la Finca la Paca, cuya entrada se encuentra al pie de la carretera que sale desde Alhaurín El Grande hacia Alhaurín de La Torre, casi frente al Hotel Restaurante “El Mirador”. Frente nosotros teníamos la ladera norte de la Sierra de Mijas por donde discurriría la 1ª parte de los 25 km. que nos esperaban de travesía y directos a la conquista nos adentraremos en la sierra los 21 participantes de esta “1ª Transmijeña” (+ la perra “Money”), a través de la pista forestal que nos llevaría hasta el primer hito del camino “La Fuente del Acebuche” tras 2,7 km. de carril. Después de dejar atrás las últimas casas de la urbanización bajo un radiante cielo azul del que disfrutamos a lo largo de toda la jornada con una temperatura que no llegaría a sobrepasar los 19º, tomando el camino de la izquierda en la única bifurcación de pistas y avanzando en continua pendiente nos adentramos en el bosque de pinos por donde se colaban los primeros rayos del sol de forma perpendicular, ofreciendo unos destellos de luz de gran belleza que complementados con el canto de los pajarillos en plena eclosión primaveral, prometían grandes sensaciones.
Y así llegamos al Hito 1 “Fuente del Acebuche” (538m.), donde nos hicimos la 1ª foto de grupo. No falló la tradición que cuenta que en años de primaveras lluviosas siempre se pueden contemplar los tritones, que por primera vez en su vida vio “Darío el Magnífico” en dicha fuente, como no podía ser de otra manera después de una Semana Santa tan lluviosa como la que tuvimos este año. Una vez en este teníamos dos opciones: coger el camino que parte al suroeste, es decir, hacia la casa forestal ó bien la senda que parte en dirección este, justo detrás de la fuente, que fue la opción escogida, por tratarse de una de las sendas mas bonitas y menos transitada de esta sierra. Comenzamos este tramo en fila india, inmersos en pleno bosque de pinos encontrándonos con algún que otro ciprés, lentisco y algarrobo. A poco menos de un kilómetro de la fuente, nos encontramos con un gran tronco que hay que saltar y a su misma altura, a unos 5 metros fuera de la senda, a la izquierda de la misma en el sentido de la marcha, nos encontramos con unas extrañas inscripciones sobre piedras, semi ocultas entre helechos, dignas de un estudio de parapsicología. La senda continuaba faldeando por la ladera de forma tan suave, que a penas nos dábamos cuenta de cómo íbamos ganando altura, hasta que poco después de dejar atrás el bosque de pinos, la senda describe un giro a nuestra derecha de casi 120º, comenzándo a disfrutar de las grandes panorámicas que nos ofrece este recorrido, frente a nosotros y en nuestra trayectoria sur ya vemos el siguiente hito “El Tajo del Caballo” (también conocido como “La Nariz del Buey)”, al que accedimos faldeando la sierra con "La Cañada del Tajo o de la Dehesilla" a nuestra izquierda (es decir hacia el este) y al norte, unas veces a la izquierda y otras a nuestra espalda, magníficas vistas del Valle del Guadalhorce de las que iríamos disfrutando durante gran parte de la ruta.
Tras describir un amplio tramo de senda de casi un kilómetro en forma de “herradura” y unos larguísimos zig-zags con algunos tramos de vuelo, por donde Manuela voló literalmente, levantándose sonriente como si tal cosa (desde entonces conocida como “La Dama de Hierro”) llegamos al Hito 2, “Tajo del Caballo ó Nariz del Buey” (760 m.) haciendo una segunda pausa sobre su magnífica balconada para reagruparnos y recuperarnos del susto. Rápidamente reemprendimos la marcha por las empinadas pendientes de sus paredes calizas , que incluía un pequeño tramo de trepada donde “Pies de Gato-Mariluz” tuvo que recurrir a sus conocimientos de alpinismo, para poder salir airosa de lo que ya comenzaba a parecer una “jinkana”, tratándose en realidad de uno de los pocos puntos de todo el recorrido de cierta dificultad. Desde aquí pudimos observar “La Cueva del Viento” que tuvimos bajo nosotros cuando dejamos atrás cuando comenzamos a trazar ese tramo en forma de herradua. Una vez rodeada “La Nariz del Buey ó Tajo del Caballo” volvimos a recuperar la senda cada vez mas arenosa recordándonos a los mármolñes fragmentados de Sierra Almijara. La senda se abre paso entre abundante matorral de jara, aulagas y romero en la zona conocida como “El Chaparral”, donde existe un pequeño bosquecillo de coscojas y encinas, con una generosa población de víboras cuyos “seseos” nos acompañarían hasta el “Puerto de la Encina”.
Hito 3, “El Puerto de la Encina” (920 m.), se trata del punto mas alto del carril que faldea un amplio tramo de la cara norte de la sierra, en su día podía verse una placa dedicada al malogrado “Pepe Bravo” (joven vecino de Alhaurín El Grande, muy querido por todo el pueblo, que falleció practicando su amado deporte de la bicicleta en accidente de tráfico, gran deportista y mejor persona, al que le dedicamos unas palabras de recordatorio, en su placa leemos: “El tomate de la mata de arriba”: o lo que es lo mismo, lo mejor de lo mejor). En vez de eso nos encontramos con dos chavales de “Alhaurín El Grande” que se estaban preparando para los “101 km de la Legión”, como prueba obligatoria para acceder al “Comando Preston”. Tras otra breve pausa de reagrupamiento táctico, sólo teníamos que cruzar el carril para inmediatamente después seguir subiendo, por un sendero cada vez mas y mas arenoso que en prolongados zig-zags nos llevarían hasta la misma cumbre en poco mas de un kilómetro con Sean “El Canadiense Errante”junto con Jon “El Huracán de Sheffield” y su perra “Honey” ,siempre en punta de flecha..

Hito 4, “Pico Mijas” (1.150 m.), como no podía ser de otra manera volvimos a reagruparnos en el punto geodésico junto al cual, se encuentra la popularmente conocida “Bola Blanca” que muchos confunden con un radar de aviones, cuando en realidad se trata de una pequeña estación meteorológica, visible desde muchos puntos de la costa. Lástima que al llegar a este punto, que es el mas alto de la sierra, se nos presentara un horizonte con bastante calima en cualquier dirección, algo totalmente inesperado sin duda alguna, después de tantos días de lluvia y mucho mas bajo aquel radiante cielo azul. Aún así, se respiraba muy buen ambiente de camaradería, porque a pesar de la gran diferencia en la velocidad de zancada entre los “translíbicos”: Juan “El Coloso de Casarabonela”, Rei “El Senescal de la Bahía”, Rafa Flores “El Mago Gandalf de la Serranía” y los anteriormente mencionados Sean y Jon y el resto de mortales, el grupo avanzaba medianamente compacto a pesar del dolor que ya empezé a sentir en el talón izquierdo, desde la mitad de la subida, llegando arriba en último lugar sin a penas poder apoyar el pie en el suelo, aprovechando la pausa para quitarme las plantillas de las que tan bien me había hablado el podólogo. Por culpa de la calima, tan sólo pudimos disfrutar parcialmente de las amplias vistas que desde aquí se suelen obtener del litoral malagueño especialmente hacia la Axarquía con Fuengirola a nuestros pies, por el contrario, hacia el oeste el mismo cordal de la sierra oculta parcialmente las Sierra Alpujata, Coín, Blanca y Canucha y hacia el norte volvemos a disfrutar de amplias panorámicas del Valle del Guadalhorce y de sus sierras circundantes.
A partir de aquí afrontamos el primer tramo de crestería, mientras yo iba en el pelotón a pie cogito con la video cámara en una mano y la cámara de fotos en la otra, inmortalizando el avance del grupo que no tardo en estirarse en dirección este, por la desolada crestería, donde tanto se han hecho notar los devastadores incendios que han asolado gran parte de esta sierra en las últimas décadas. Afortunadamente ya hay un ambicioso plan de reforestación en marcha, si bien pasarán varias décadas en el mejor de los casos para qque volvamos a disfrutar de la sierra como estaba antaño. No obstante, en mi modesta opinión lo primero que habría que hacer sería limpiar bien el monte. En cualquier caso, el grupo avanzaba por la desolada crestería a un ritmo tan trepidante y con tal decisión que casi sin darnos cuenta llegamos directamente al Hito 6, “El Puerto Málaga” (1.000 m.) donde mas de un@ dejó su mochila para hacer cumbre en el cercano “Pico Málaga” (1.050 m.), donde fue muy de agradecer la brisa que nos seguía acompañando desde que abandonáramos “El Pico Mijas”. Una vez conquistada esta segunda cumbre, regresamos al “Puerto Málaga” donde disfrutamos del almuerzo montañero entre mapas y bromas.


Una vez finalizado el almuerzo, bajamos por una pronunciada senda arenosa hasta el carril de la ladera norte, tomando la dirección nordeste, ante nosotros unos 3 km de carril, que pudimos acortar por un pequeño tramo de vereda, afortunadamente la abundante sombra proporcionada por los pinos y el escaso desnivel en este tramo nos dieron una buena tregua para afrontar la segunda parte de la jornada, mientras íbamos charlando de nuestras cosas, con las mariposas cruzándose constantemente por el camino, que traían loco a Carlos Tapia “El aprendiz de mago” por no conseguir que se posaran para la anhelada foto. De vez en cuando el silencio del monte se interrumpía por el canto de algún que otro mirlo, pinzón o herrerillo.
Hito 7 “Puerto de la Media Luna” (823 m.), primero de los dos puntos de agua que habían dejado el día anterior: Fernando y Ana “Los Duques de Juanar” que aguantarían hasta el final con gran estoicismo, Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” que aquel día caminó en el grupo de los translíbicos y Sean “El Canadiense Errante”. Posiblemente se trataba del punto intermedio de la ruta, un cruce de carriles, al que llegábamos desde el oeste por el carril la ladera norte, encontrándonos con un ramal a la derecha que va hacia “La Cantera de los Arenales” y enlaza con la carretera “Mijas-Benalmádena” y el de la izquierda: el famoso “carril del Jarapalo” que es el que tomaremos mientras seguimos descendiendo suavemente con nuevas perspectivas del Valle del Guadalhorce entre los pinos que nos rodean hasta que un km. mas abajo tomamos un desvío a la derecha en forma de orquilla 180º, que se inicia en un paso con cadena que salvamos fácilmente encontrándonos poco después con un improvisado trono sobre unas parigüelas donde me subieron “los translíbicos” a modo de pequeño homenaje, porque a esas alturas entre las rodillas y la planta del pie, ya iba mas muerto que vivo. Y así llegábamos al abandonado helipuerto, situado al pie de una pirámide rocosa optativa para llegar al “Cerro de la Media Luna” por la que subieron “los translíbicos”, acompañados por “El Elfo de la Malagueta” . Mientras que el grupo de “los mortales” continuábamos por el camino que poco después se convertía en senda por una bonita zona de umbría por la que llegaríamos, no sin esfuerzo a la cumbre del mismísimo “Cerro de la Media Luna” (919 m.), donde mas de uno/a llegaba ya muy justito de fuerzas, sobre todo cada vez que alguien miraba lo que nos faltaba para llegar a los repetidores. Buen momento para disfrutar de un “kit-kat” y del paisaje que nos rodeaba con bastante vegetación a pesar de la no muy lejana “Cantera de Los Arenales”. Sin duda, esta modesta cumbre, junto a cuyo punto geodésico podemos contemplar una “mano blanca” grabada en el suelo, es un lugar con un magnetismo especial, sirva de muestra que fue el único lugar de todo el recorrido donde (tal vez gracias al poder del “Mago Gandalf de la Serranía” o de “su aprendiz” se nos posra a muy poca distancia una impresionante mariposa “macaón” que ambos pudieron fotografiar, obteniendo un magnífico resultado, digno de conmcurso.. Sin ser la cumbre mas alta de la sierra, las panorámicas que obtenemos desde este lugar, tanto de la costa como del interior, unida a la frondosidad de las faldas que la rodea, con numerosas tonalidades de verde intenso, en contraste con los azules del Mediterráneo y del cielo si el día está claro, lo convierten en mi lugar favorito de toda la ruta. Desde aquí iniciamos un segundo tramo de crestería por una de las zonas mas salvajes y desconocidas de esta infravalorada sierra, el agreste tramo conocido como “Las Tres Caleras” un pequeña pero interesantísima cresta y en ocasiones hasta divertida hasta el punto de llegarse a convertir en una auténtica “jinkana”, obligándote mas de una vez a conservar el equilibrio para caminar sobre sus afiladas rocas en contraste con la frondosa vegetación que la rodea por todas partes, el tramo finaliza en el “Cerro Cabezo Zagalarero” que era optativo para cubrir el tramo de crestería al 100% y que como no podía ser de otra manera coronaron el grupo de “Los Translíbicos” al que se les unieron: Lourdes “La Montaraz de Sierra Prieta”, Miguel “El Hombre que sabía Demasiado”, Patri “La Reportera de Chef Chauen”, y Manuela “La Dama de Hierro” realizando una vertiginosa bajada con espectaculares vistas a la cara noroeste del “Tajo de la Sabia” para enlazar poco después con la senda por donde llegaríamos el resto del grupo que íbamos faldeando el cerro del suroeste al sureste, abriéndonos paso entre frondosa vegetación sub-tropical combinada con el bosque de pinos donde a pesar de su cómodo trazado Ruth “La Ninfa del Pisuerga” no pudo evitar un desfallecimiento que casi le hace perder el conocimiento, afortunadamente Sean “El Canadiense Errante” muy atento a ella, en todo momento, la llevó en brazos “a lo Clarck Gable” hasta el cercano tramo de carretera al que llegaríamos mas tarde y que ya no abandonarían hasta llegar a la cumbre desde donde Sean y Jon iniciaron un vertiginoso descenso para llegar al coche que habían dejado por la mañana en el templo budista y así regresar para recoger a una Ruth, que por primera vez en su larga trayectoria montañera desfallecía en una ruta.

Mientras tanto el resto del grupo tan sólo habíamos caminado, poco mas de 50 m. por la estrecha carretera que sube a los repetidores para abandonarla poco después, afrontando una empinadísima subida, por el resbaladizo bosque de pinos, mientras Angustias “La Dalia Negra” empezaba a entender el significado de su nombre y Lali “La Corsaria de Levante” ponía cara de pocker. Y es que a esas alturas a la mayoría de mortales: la cabeza nos iba por un lado y los pies, que ya a penas nos sentíamos, por otro. A pesar de tratarse de una subida corta, con todo lo que llevábamos recorrido, cada paso exigía de una tremenda fuerza de voluntad, sobre todo en el tramo final de subida al Hito 9 “Cerro Castillejo” (972 m.), sobre la cual existe una pequeña caseta con una minúscula antena, que a buen seguro sería el comienzo del proyecto que terminaron reubicando en la saturadísima cumbre del “Cerro del Moro” (939 m.), no existe ninguna otra montaña en toda la provincia de Málaga con mas antenas y de tan grandes dimensiones por metro cuadrado. . A pesar de la corta distancia a esta segunda, a la que llegamos fácilmente cubriendo los últimos 300 m. de carretera, las fuerzas ya iban tan justitas, que a penas se hizo uso del 2º punto de agua que allí se había colocado el día anterior. Una vez allí impresionaba ver la distancia que ya habíamos cubierto desde “La Bola Blanca” sobre el “Pico Mijas”, pero mas aún, tal y como decía el hombre que sabía demasiado, teniendo en cuenta, donde quedaba ya el punto de inicio de la ruta, muy por debajo de aquellas lejanas cumbres y en su vertiente opuesta.

Ya habíamos llamado al encargado de la empresa e autocares para avisarle de que íbamos a llegar una hora mas tarde, pero tonto de mí, por no recordar cuan larga resulta la bajada hasta el “Templo Budista” por la interminable, tortuosa y pedregosa senda, donde a Rosa se le iba saltando una lágrima de dolor por cada paso que daba con la planta de los pies llena de ampollas y yo sufriendo mi calvario particular con las rodillas a cada paso que daba, mientras veía con envidia el alegre caminar del grupo, que a pesar de las ganas de acabar, volvió a tener el detalle de esperarnos en un magnífico espolón de la montaña, conocido como “El Pechón” por donde parece imposible que pueda continuar la senda, ya que da la impresión de que te vas a encontrar con un cortado, sin embargo, tras la espectacular balconada, existe una corta cresta rocosa, por la que discurre un precioso tramo aéreo con impresionantes vistas panorámicas de Fuengiola a la derecha y Benalmádena a la izquierda. De hecho, poco después de este punto, ya se veía allá abajo a nuestra izquierda la deslumbrante cúpula blanca del “Templo Budista”, junto a la cual ya nos esperaban el chofer y su asistente. Pero la zigzagueante senda nunca terminaba, afortunadamente allí estaba la “Dulce Celia” para animarnos a los que peor lo estábamos pasando, mientras tanto el resto del grupo nos esperaba a la entrada del Hito 11, “La Mina de la Trinidad” (440 m.), donde los mas osados incluso tuvieron tiempo de hacer una pequeña exploración en lo que originalmente eras una cueva natural que posteriormente se explotó a modo de mina para la extracción del ocre del que encontramos espectaculares ejemplares junto a su entrada. Por desgracia, desde hace ya bastante, el vandalismo está siempre presente en los parajes naturales de fácil acceso y este es un claro ejemplo, donde antes había galerías repletas de estalactitas y estalagmitas hoy nos encontramos con la gran mayoría arrancadas por los salvajes de turno. Y por fín volvíamos a reagruparnos todos, para iniciar ya el suave descenso hasta el Hito12, “Templo Budista de Benalmádena” (260 m.) por una cómoda pista que hasta hace poco nos llevaba directamente a él. Sin embargo, cuando estábamos a punto de llegar, donde ayer había un solar, hoy han construido una hilera de edificios, que además de ahogar en entorno del templo, nos obligó a caminar mas de 700 m. en lo que antes se cubría en poco menos de 80 m. Y que prácticamente fue la puntilla para mí que llegué cojeando y hecho una mierda, aunque con la satisfacción de ver cumplido el sueño. Aunque ya era de noche cerrada y el templo estaba cerrado, habría que recordar que se trata de el mayor templo budista construido en Europa y además de estar situado sobre un bonito balcón hacia la costa, en su interior podemos disfrutar del intenso colorido de sus mosaicos, los aromas y esa atmósfera espiritual tan propia de La India.

Tal y como estaba previsto desde aquí nos llevó el autocar hasta Alhaurín El Grande, para recoger los coches que habíamos dejado allí por la mañana. Nada mas salir de allí, a Fernando y Ana, “Los Duques de Juanar” se les pinchó una rueda, menos mal que Fernando es un monstruo y soluciono rápido el contratiempo.