viernes, marzo 23, 2007

Intento de ascensión al Torrecilla por una de las rutas mas agrestes y desconocidas de la Sierra de las Nieves en medio de un mar de nubes.
El pasado sábado, 17 de marzo, llegó una de las rutas más esperadas de la temporada, sin desmerecer a otras, claro. Pretendíamos subir al Torrecilla desde el Puerto de Peñas Blancas ante las espectaculares vistas del Picacho de Fatalandar. Se corresponde con la ruta nº 19 del libro Sierra de las Nieves. Guía del Excursionista. Rafa Flores, coautor del libro y gran conocedor de estos parajes que propuso una variación de la ruta para pasar por la Colada del Tejo.




El punto de encuentro fue el Hotel Cerro del Híjar de Tolox a las 9 de la mañana. Fueron llegando todos los amigos montañeros puntuales como de costumbre, para dejar sitio al típico cafelito para despertar los ánimos más calmados.Desde allí, nos repartimos en los coches para subir por el carril que se dirige al Cerro Corona, unos 8 Km. bastante aceptables de carril. Dejamos los coches en el collado de la Machoruela para empezar a caminar hacia nuestra meta.

Ya desde el punto de partida se divisaban unas nubes que no dejaban ver las cumbres, aunque seguimos adelante con la esperanza de que se disiparan al levantar el día. Comenzamos a subir observando los desoladores efectos del incencio que hace más de veinte años acabó con el pinsapar de la zona y del que aún quedan restos de troncos y donde los matorrales han colonizado el terreno. Un vez terminado el carril en el puerto Corona, comenzamos a subir por una senda, la niebla hace acto de presencia y convierte el paisaje en un misterioso lienzo desdibujado que nos nos deja ver más allá. Intuimos que las vistas deben ser espectaculares pero no podemos apreciarlo con nuestros ojos. A pesar de la niebla cada vez más densa, nuestros ánimos de llegar a la cumbre y de ir descubriendo las maravillas de aquel paraje, hacen que sigamos caminando, muy juntos, porque cada vez la visibilidad era menor.
Después de pasar por unas cadenas que se han colocado para facilitar el paso por algunos lugares algo complicados, empezamos a comprender que la niebla estaba convirtiendo una ruta de dificultad media-alta en simplemente alta. Pero continuamos por el sendero hasta llegar a la boca de la Sima del Madroño o del Aire, donde tuvimos que ayudarnos de otras cadenas colocadas al efecto. Tuvimos la suerte de que no hacía viento y eso nos permitió continuar hasta la colada del Tejo, pasando por debajo del Picacho de Fatalandar, donde las vistas debían ser increíbles, pero no se veía nada. El tamaño de los pinsapos en este lugar son espectaculares, con ejemplares que debían llegar a los 20 metros de altura. Pudimos acercarnos a uno de los tejos, pero fue el único que vimos, ya que la ladera sobre la que crecen estaba oculta por la niebla.
En este punto se decidió no continuar con la ruta por el alto riesgo de no encontrar el sendero una vez comenzado el descenso desde la cumbre, ya que con las nubes se perdía toda referencia visual. Buscamos un hueco para resguardarnos, comer y reponer fuerzas y volvimos sobre nuestros pasos, no sin una sensación de cierta tristeza al no haber podido completar la ruta, pero con la convicción de que algún día volveremos sin niebla y veremos claros los paisajes por los que pasamos a ciegas.
Crónica de Patri
Fotos: Patri y Rafa

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