viernes, noviembre 19, 2010

Ascensión a Peñalara, el techo de Madrid

La Chica que miraba a las Estrellas y el Hombr que sabía demasiados escribieron:

Hola compis: el viernes pasado tuvimos que ir a Madrid por trabajo, y aprovechamos el sábado para subir al Peñalara, os mando algunas fotos y una breve crónica. Espero que os guste. Besos!

Patri y Miguel

Ruta circular desde el Puerto de Los Cotos con ascensión a Peñalara y descenso por las lagunas de los Pájaros y la Laguna Grande de Peñalara.

Partimos desde el pueblo de Rascafría por carretera hasta el aparcamiento del Puerto de Cotos, son las ocho y media de la mañana y solo nos encontramos con algunos montañeros que se preparan para subir al techo del Parque Natural.

El puerto se encuentra por encima de un mar de nubes que cubre todo el territorio que nuestros ojos alcanzan a ver, en un día muy claro y soleado. Ya vemos las cumbres nevadas cuando comenzamos a subir por la pista. La ascensión la hacemos por la vía más común y transitada, por un camino en buen estado y bien señalizado, que en 5,4 Km. y con unos 600 metros de desnivel nos pondrá en la cumbre en apenas dos horas.

Pasamos por el Mirador de la Gitana donde hay una rueda de orientación con los nombres de las principales cumbres de la zona. Dejamos el mirador a nuestra derecha continuando por la pista en continuo ascenso, haciendo zig zags hasta llegar a la cota de 2.100 m. donde la acumulación de nieve se hace patente. Corre bastante viento y hay algunas zonas heladas, ya sabemos que tendremos que usar los crampones en la cara norte. La parte final de la ascensión al Peñalara es bastante suave, ya que el mayor desnivel lo hemos superado al principio.

Ya en la cumbre hacemos las obligadas fotos rodeados de un inmenso mar de nubes en todas direcciones, que no nos deja ver el valle de Lozoya ni el territorio de Segovia, pero por otra parte conforma un paisaje mágico y blanco solo roto por las cumbres más altas. Al oeste, Siete Picos, Montón de Trigo y La Mujer Muerta. Hacia el sur, Cabezas de Hierro y Cuerda Larga, e incluso se podía divisar las cumbres más altas de la Sierra de Gredos, como Almanzor.

Continuamos nuestra travesía, ya que el frío aprieta y no podemos permanecer mucho tiempo parados. Seguimos por la cuerda hacia el Norte por la cresta que une Peñalara con el cerro de los Claveles. El terreno está helado y conociendo la caída que hay a la derecha, nos vamos dirigiendo a la zona de la izquierda de la cresta que por una parte es menos peligrosa pero por otra parte, el hielo está más duro porque el viento incide sobre esa cara. Ya equipados con crampones y piolets vamos cruzando la cara norte del macizo descendiendo poco a poco hasta que ya divisamos la Laguna de Los Pájaros, parcialmente congeladas sus aguas. Esta laguna es un lugar en el que gusta pararse, observar el paisaje y respirar.

Después del descanso las huellas en la nieve nos guían por el camino que va rodeando el macizo de Peñalara hacia el Sur, un entorno lleno de pequeñas lagunas y que muestran el origen glaciar de esta sierra. Llegaremos por un terreno fácil y con nieve blanda hasta la Laguna de los Claveles y un poco más abajo nos encontramos con una zona llena de pequeños arroyos que se atraviesan fácilmente. Ya divisamos desde aquí la Laguna Grande de Peñalara, donde se concentran decenas de personas. La laguna está acordonada, una decisión tomada por la erosión que causaban tantísimas personas pisando el terreno terriblemente frágil.

Desde la laguna, el camino de bajada no tiene ninguna dificultad e incluso se han instalado algunas pasarelas de madera para evitar el pisoteo en zonas delicadas. Hay que apelar a la responsabilidad de todos y advertir que no está permitido salirse de los senderos, para evitar la erosión de los suelos.

Al llegar al Puerto de Cotos, son las 16:30 h. y entonces nos damos cuenta de la verdadera magnitud de los visitantes que se acercan a este paraje, el aparcamiento está lleno, no solo de coches sino también de autobuses, y las praderas se han convertido en un merendero improvisado, donde los niños ruedan en la hierba y los mayores degustan manjares campestres.

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