Distancia: 11 km (8 km para quien decida
finalizar en Los Baños de La Hediona)
Desnivel: 300 m, predominantemente
descendente, salvo dos cuesta a medio camino hacia Los Baños de La Hedionda, y
unos 200 m de ascensión hasta el inicio (final) del sendero que atraviesa El
Torcal de La Utrera.
Dificultad: baja (familiar)
Duración: entre 3 y 6 horas dependiendo de las
características del grupo, las pausas, baños, traslado de coches, etc.
Fecha de
realización:
Sábado 22 de
septiembre de 2012
Observaciones: 1º)
Hay que llevar calzado adecuado para rutas acuáticas porque, incluso a finales
de verano suele presentar un caudal sorprendente y algunos vados son de
obligado paso por agua, con total seguridad si hacemos esta ruta en invierno o
primavera y mucho mas si al llegar al río manilva, pretendemos remontar el
cauce hasta el charco de La paloma, no digamos ya al charco del Infierno.
2º)A
no ser que la ruta se plantee de ida y vuelta hay que dejar previamente algún/os
coches en el final previsto de recorrido, ya sea en Los baños de la Hedionda,
ya sea al inicio (final) de la ruta del Torcal de La Utrera.
3º)
Este itinerario es el que aparece publicado como ruta local Nº10 “Casares-Baños de la Hedionda dentro
de la red de senderos que diseñó en su día el Ayuntamiento de Casares, con el
añadido de la ruta local Nº11 “Canuto, aunque mas bien debería ser Torcal de La
Utrera”, resultando una ruta tan interesante y bonita como entretenida.
Coincidiendo hasta Los baños de la Hedionda con el PR.A-162: Manilva-Casres “Ruta
de Los Molinos”.
De ahí el motivo por el cual, durante gran parte del recorrido
las balizas y pinturas verde y blancas, se entre cruzan con las amarilla y
blanca, siendo mas frecuentes y estando mejor mantenidas las verde y blanca de
SL (sendero local, en este caso del Ayuntamiento de Casares). Descripción de la
ruta:
Al
entrar en Casares desde la carretera Manilva-Gaucín se nos plantea una duda en
el momento que la carretera se bifurca, el ramal de la derecha va directamente
al corazón del pueblo repleto de calles estrechas. Mientras que el ramal de la
izquierda, pasa por la parte alta del pueblo, concretamente por la denominada
“calle de la carretera” con cuyo nombre no se han comido mucho el coco. Fue por
este ramal por el que cogimos, dejando el nucleo principal del pueblo a nuestra
derecha hasta llegar a pocos metros de la salida de Casares, donde nos
encontramos con dos bares a la derecha que casi siempre están
incomprensiblemente cerrados. No obstante es buen lugar para aparcar con
espacio de sobra a ambos lados de la carretera. Antes de entrar en el pueblo
para empezar la ruta propiamente dicha, nos dirigimos hacia el panel que
anuncia el inicio de la ruta Nº3: La Manga-Celina-Arroyo Hondo y aunque
paradójicamente nos lleva en dirección contraria a nuestra ruta en cuestión nos
adentramos unos 200 m en él para tomar un ramal que sale a la izquierda
llegando en pocos minutos a una especie de balcón natural que nos regala una de
las vistas mas bonitas de la localidad de Casares. Lugar propicio para la foto
de grupo.
Una
vez que regresamos sobre nuestros pasos, nos dirigimos a la céntrica plaza de
la Fuente, por empinadas callejuelas de casitas blancas y rincones con sabor
morisco, tan sólo estropeadas por el antiestético y obsoleto cableado negro,
que ojalá desaparezca pronto y definitivamente de nuestros paisajes rústicos y
urbanos. Desde la plaza de la Fuente, donde sí hay bares abiertos, incluido uno
donde venden churros. Tomamos a la izquierda, la calle de Los Molinos, que
en dirección sur, nos lleva en un cómodo descenso, pasando junto a una
fuentecilla que quedará a nuestra izquierda, instalada en un balcón a modo de
mirador, posteriormente pasamos junto al panel del inicio de la ruta
Nº8: Camino de Jimena y por fin llegamos a una extraña construcción que
se presta a cualquier interpretación menos a lo que realmente es,
¡curiosamente, el nuevo cementerio!.
Dicho
cementerio, de forma circular con un presunto panteón a modo de órgano
catedralicio en el centro, está situado sobre un montículo, a cuya base nos
vamos aproximando, a la derecha del mismo sale un camino un tanto desdibujado,
pero nosotros debemos tomar el de la izquierda, de tal manera que pasaremos
junto al muro del cementerio quedando este a nuestra derecha, mientras que unos
500 m a la izquierda observamos unas covachas al pie de unos paredones calizos.
Durante un corto tramo la pista asciende con un pequeño segmento hormigonado
entre pitas, algarrobos y frutales de fincas cercanas. Pero pronto vuelve a ser
terriza, comenzando un largo y suave tramo en descenso. Siendo el siguiente
hito significativo un ramal secundario que sale a la derecha señalizado como ruta
Nº8: Camino de Jimena y que unos 7 km mas allá, en dirección suroeste,
llega a la Ermita del Rosario, donde se unen los ríos Guadiaro y Genal.
No
obstante, nosotros nos mantenemos en el camino principal, carril terrizo, que
sigue descendiendo en dirección predominantemente sur, entre pitas, algarrobos,
algún que otro alcornoque o frutales las higueras o granados, que hay cerca de
un primer cortijo que queda a la izquierda del camino, aprovechado los anchos y
altos muros de una antigua ermita, frente a la alberca que queda a la derecha
del camino. Poco después vamos a llegar a una bifurcación de senderos, el de la
izquierda es el PR.A-163 Casares-Estepona “Ruta de Los Pedregales”.
El
final del descenso coincide con un llano donde nos encontramos con la unión del
arroyo
de los Molinos, cuya línea de vegetación de ribera hemos ido viendo a
nuestra derecha y el arroyo Albarrán, que viene por la
izquierda, y que se interpone en nuestra trayectoria, pudiéndolo atravesar por
un puentecillo de madera o bien vadear sobre tres grandes piedras de molienda
colocadas a tal efecto. El caso es que una vez en la otra orilla caminaremos
por un angosto sendero, paralelo al recién nacido río Manilva que
llevaremos a nuestra derecha, fruto de la unión de los dos arroyos
anteriormente mencionados. Mientras que
a nuestra izquierda queda la entrada del cortijo de los Molinos, antiguo Molino de la
Americana.
A
partir de aquí la vegetación de ribera comienza a ganar protagonismo destacando
los juncos, cañaverales, adelfas, culantrillos,
las abundantes zarzamoras, que nos brindaron abundantes frutos en su
mejor momento, sauces, álamos y otras muchas especies que fueron identificando
nuestros grandes especialistas en botánica como los ilustrísimos Don José
Guerrero o Don Rafael Flores, así como dos de sus alumnas mas aventajadas: Victoria
Beltrán y Manuela Cuesta. Unos minutos mas tarde llegamos a un vado del arroyo
que coincide con una bonita poza, y una llamativa cascada.
Además
como bien nos recordaba el Maestro geobotánico, Don José Guerrero, el río
Manilva, hace las veces zona de contacto entre los materiales muy fracturados
del Cretásico en su margen izquierdo, por el que vamos caminando y las calizas
del Jurásicos del Sitema Penibético, que ya podemos contemplar ante nosotros en
la orilla derecha, donde abundan las torcas y torreones que podemos contemplar
a placer a poco que nos desviemos unos metros a la derecha de la parte alta del
sendero, pudiendo ver incluso una covacha en las paredes de enfrente, que
delata la presencia del charco del Infierno, que no podemos contemplar porque
tendríamos que acercarnos demasiado al saliente y sería peligroso.
Conviene
tener en cuenta, que aunque hablamos de distancias cortas la tarea de
remontar el río Manilva en este tramo, no es apta para todos los públicos, ya que el nivel de
dificultad se va incrementando paulatinamente según el caudal del río, sus
saltos de aguas y sus encajonamientos, que con frecuencia nos obligan a ir por
fuera, luchando con la abundante vegetación de ribera donde nunca falta alguna
rama de zarza en nuestra trayectoria. Hasta el charco de La Paloma, preciosa y
amplia poza para el baño se puede llegar mas o menos bien.
Una
vez finalizada la sesión de baños y almuerzo que tuvo lugar con el grupo
completo en el charco de La Paloma, regresamos sobre nuestros pasos, resultando
mucho mas rápido y sencillo, como en casi todas las rutas de río, el descenso
que su remontada aguas arriba. Llegados a la altura del algarrobo que habíamos
mencionado como referencia, aunque el sendero discurre por el mismo cauce del
río.
Nosotros escogimos la opción de continuar por el sendero que discurre
paralelo al margen derecho del cauce y que pasa junto al antiguo Molino de las Ánimas,
de hecho vamos por el antiguo camino de su acequia, sendero que queda cortado
por un bloque de roca desprendido,
Según
cuenta la leyenda en estos baños se curaron
el mismo Julio César y sus legiones de la afecciones de la piel que padecían
(sarna), mientras esperaban el enfrentamiento con las tropas de Pompeyo El
Grande (año 61 a.C.). Desde entonces gozaron de gran fama. El recinto de los
baños está semiexcavado en la tierra, tiene una entrada hasta el nacimiento y
otras dos para los bañistas, una más baja con escalera, y otra a modo de
puerta, escalerilla incluida. Zona de ocio muy visitada por muchos vecinos de
la zona de Manilva y Sabinillas, especialmente los fines de semana.
El
final de la parte angosta del embudo, coincide con nuestro paso entre lo que
parecen dos grandes albercas, que junto con restos de bases de plataformas que veremos
mas adelante son las ruinas de un antiguo proyecto que se inició en su día para
la obtención de gas natural, que afortunadamente quedó en papel mojado por no
ser la cata lo suficientemente fructífera como en su día se llegó a pensar.