Entorno: Castillo de Castellar, Sector Sureste del Parque natural de Los Alcornocales, castellar-Jimena de la Frontera
Pueblos de referencia: Inicio de ruta Castillo de Castellar, pueblo mas cercano Castellar de la Frontera, que se asienta en pleno centro de la Comarca del Campo de Gibraltar, en el sudeste de la Provincia de Cádiz. Está formado por tres núcleos de población, la Almoraima (actualmente en subasta), el pueblo nuevo de Castellar y el Castillo de Castellar de la Frontera (ó Castellar Viejo).
La Almoraima está muy cerca de pueblo nuevo de Castellar. En ella está
localizada la conocida empresa del mismo nombre que gestiona el Ministerio de
Medio Ambiente, así como la estación de ferrocarril, lo que supone un plus en
las comunicaciones de la localidad.
A poco más de un kilómetro se encuentra
Castellar Nuevo, pueblo joven y moderno con lúcidos balcones, patios de flores
y blancas fachadas. Construido a finales de la década de los 60, originando con
ello el traslado masivo desde el antiguo pueblo de Castellar en el año 1971. Castellar
Viejo, construido sobre un promontorio rocoso, guarda su casco histórico dentro
de un castillo árabe del siglo XIII a 248 m de altitud.
En su época, los musulmanes la llamaron Al-Qasr. De hecho no
existe documentación de la existencia de población hasta esta entonces. Fue a
partir del siglo XII, hasta la conquista definitiva a mediados del siglo XV,
que esta zona fronteriza estuvo de forma alternativa en manos cristianas y
musulmanas. De ese pasado conserva las murallas de su fortaleza medieval, a las
que alude su nombre Castellar, lugar donde hay un castillo.
Esta foto pertenece a:En la actualidad está formada por dos núcleos, Castellar Viejo y Castellar Nuevo. El casco urbano de Castellar Viejo se encuentra dentro de las murallas del castillo nazarí declarado Monumento Histórico-Artístico en el 1963. Por otra parte, Castellar Nuevo se creó a instancias del Instituto Nacional de Colonización en 1971.
Frente al trazado lineal de la nueva villa se encuentra el Castellar
monumental, encerrado en las murallas de su majestuoso castillo, un enclave
mágico. La altura sobre la que se ubica el antiguo casco urbano garantiza una
de las vistas panorámicas más atractivas de la comarca, en la que están
presentes el agua y el bosque.
De origen medieval, Castellar acoge hoy en día sólo a un grupo de
artesanos y comerciantes, pertenecientes a la cultura hippy. En 1973 fue
declarado monumento histórico-artístico. Castellar incluye en su término
municipal, inmerso casi en su totalidad en el Parque Natural de Los
Alcornocales, el mayor latifundio de Europa, La Almoraima.
Punto
de encuentro: Aparcamiento de la Venta jarandilla, Km
5 de la carretera CA-512, donde se
encuentra el panel informativo de inicio de ruta.
Distancia
aprox. 14´5 Km
Desnivel
aprox. subida
Desnivel
aprox. bajada
Punto
de partida: 500 m
Punto
mas elevado: 249 msnm Castillo y cueva de Los Maquis
Tiempo
aprox. 5-6 horas
Nivel
dificultad: medio-fácil
Tipo
suelo: pista, sendero, camino empedrado y campo través
Tipo
de recorrido: circular con inicio y final lineal.
Mapa:
P.Nat. Los Alcornocales
Fecha
y meteorología: Jueves, 5 de diciembre de 2013, cielos cubiertos con
posibilidad de chubascos dispersos por la zona que no llegaron a producirse.
2 Participantes: Jorge “El Titán
del Guadalevín” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Bibliografía:
1º) Teóricamente ésta es una ruta
anunciada en todas partes como lineal, pero a la que le sacamos gran partido
con una propuesta circular que amablemente nos propuso el paisano Antonio
Arroyo, con el que entablamos una cordial y amable conversación, justo al
finalizar nuestra visita al castillo.
2º) Para el primer tramo de la
calzada empedrada es muy recomendables llevar botas de trecking, de lo
contrario quien lleve unas zapatilla normales de deporte o calzado de vestir lo
sufrirá en la planta de sus pies.
3º) Conviene tenerse en cuenta
otra ruta por esta zona como es la que viene anunciada en el libro del Parque
natural de Los Alcornocales, guía del Excursionista (Edit. La Serranía): Castillo
de Castellar-cueva de Los Maquis. Y que para grandes pateadores puede hacerse
el mismo día, si se empieza temprano y se hace en los meses de primavera o
verano.
Aquella mañana desayuné estupendamente
en el bar restaurante Virgil, prácticamente frente al Ayuntamiento de la
cercana localidad de Castellar de la Frontera, con muchas de sus terrazas
luciendo pancartas de “NO A LA VENTA DE LA ALMORAIMA, POR UNA ALMORAIMA
PÚBLICA”, ya que El Estado acababa de sacar a la venta el considerado mayor
latifundio de Europa por 300 millones de euros. Obviamente, vecinos,
ecologistas y Junta de Andalucía se oponen a que esta finca situada en
Castellar de la Frontera, a poco mas de 35 kilómetros de Algeciras y con 14.113
hectáreas, deje de ser pública.
La Almoraima cuenta con un paisaje de
apretados montes de alcornoques, quejigos, acebuches, pinos viejos y tierras de
labor situado a solo 54 kilómetros de Marbella está en venta. La finca La
Almoraima, propiedad del Estado desde que fue expropiada a la familia Ruiz
Mateos en 1983 y situada en el bellísimo municipio de Castellar de la Frontera,
saldrá a subasta en los próximos días por 300 millones de euros.
Las súplicas de los vecinos de Castellar, un
pueblo de 3.200 habitantes de la provincia de Cádiz, los lamentos de los
ecologistas, la oposición de la corporación municipal en bloque y la mediación
de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía no han conseguido
ablandar al ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, de
renunciar a la venta de la hacienda.
Para mas información:
Recorro con mi coche los
aproximadamente 9 km que me separan del aparcamiento de la Venta Jarandilla, donde ya me esperaba mi
gran amigo Jorge. ¡Ojo!, esta venta, entre semana, solo abre a partir del
mediodía, pero por la mañana, solo los fines de semana.
Fotografiado el panel de inicio
de ruta:
SL-A115, La Calzada-Dehesa del Boyar, nos ponemos en marcha por el senderito
que rápidamente atraviesa el modesto arroyo de La Arandilla, generalmente seco.
Y comenzamos una escalonada ascensión que en primer lugar nos lleva hasta un
punto de la carretera que sube desde la Venta Jarandilla hasta la pedanía de
Castillo de Castellar. Una vez que atravesamos la carretera, dejamos atrás el
sendero terrizo y continuamos la ascensión por la calzada empedrada que le da
nombre al sendero, el mosaico de piedras del que esta hecho esta calzada del
Boyar, requiere de unas botas de trecking para caminar por él con mayor
comodidad. Poco a poco vamos ganando altura, sobre el mar de alcornoques que
nos rodea y que justifica a la perfección el nombre del parque natural en el
que nos encontramos.
Alguien se ha entretenido un
buen rato, grabando en una rocas algunos símbolos entre lo místico y lo
religioso, como por ejemplo: una cruz de Malta. Tampoco faltan las balizas del
“GR-7, E-4” (Tarifa-Atenas) que nos recuerda, castillo de Castellar 20 minutos.
Un panel dedicado a la vegetación Mediterránea nos recuerda el predominio de el
tojo, el lentisco, la jara y la lavanda en esta zona.
No obstante, el palmito
es el matorral mas predominante en los márgenes de esta calzada empedrada. Poco
antes de llegar a la altura de las primeras casas de esta pedanía del castillo
de Castellar, nos encontramos con un balcón y su correspondiente panel
descriptivo que describe un ángulo de unos 180º norte-oeste y sur, abarcando
desde el cercano castillo al norte hasta el Peñón de Gibraltar al sur. Unos 100
m mas allá de este mirador venimos finaliza la calzada empedrada propiamente
dicha y nosotros pasamos junto a las primeras casas y caminando a partir de
ahora por la tranquila carretera, que nos va a llevar en pocos minutos
directamente hasta el castillo del que ya tenemos buenas vistas frente a nosotros,
a poco de disponer de un buen zoom nos
permite sacar una buena foto, mucho mejor aún, si nos subimos a uno de los
roquedos que flanquean esta tranquila carretera local, por la que en menos de
cinco minutos, al castillo de Castellar.
La Villa Fortaleza de Castellar de la Frontera está construida
sobre un promontorio rocoso, a 248 metros sobre el nivel del mar. Su
localización en un lugar alto y seguro ha permitido a distintos pobladores la
vigilancia y custodia de sus dominios a lo largo del tiempo.
Construida sobre un antiguo asentamiento romano, los orígenes de
la fortaleza datan del siglo X. No obstante, fue en los siglos XIII y XIV
cuando se construyó el recinto defensivo tal como se conoce hoy.
A partir de
estas fechas, sus elementos arquitectónicos han sufrido transformaciones, e
incluso se introdujeron otros nuevos ya en época cristiana, a partir de que don
Juan de Saavedra la incorporó a la dinastía cristiana en el año 1434.
Antes de acceder al interior de la villa hay que pasar por dos
torres albarranas, que servían de defensa en la entrada principal y que, junto
a las barbacanas y doble muro, formaban un bloque defensivo inexpugnable.
En
los muros y barbacanas se abren unas saeteras que servían para disparar desde
ellas al enemigo.
El acceso a la villa se hace mediante una puerta en el muro
principal. Ésta, a su vez, estaba también defendida mediante una buhedera,
orificio abierto justo en la parte superior, desde donde se arrojaba sobre los
atacantes aceite o agua hirviendo.
Sobre la puerta de entrada a la villa se encuentra el Alcázar. Es
el lugar que los Señores de Castellar adquirieron como residencia para vivir.
Es un edificio de forma alargada donde se localizan dos torres, la del Homenaje
y otra de construcción reciente. Es el edificio que más transformaciones e
incorporaciones de nuevos elementos ha experimentado, aunque algunas de sus
partes son originales.
El conjunto arquitectónico está rodeado por una muralla que varía
de altura debido a la irregularidad del terreno, En esta muralla se localizan
nueve torres de flanqueo cuya misión era defender los ángulos muertos. A su
vez, estaba defendida por una barbacana, doble muro situado delante del
principal para impedir el asalto de los atacantes.
Una vez dentro de los muros, se ingresa en uno de los escasos
ejemplos de núcleo habitado dentro de las murallas de un castillo: el antiguo
pueblo de Castellar.
Entrar en el Castillo Fortaleza
de Castellar de la Frontera (Monumento Histórico Artístico desde 1963) es
sumergirse en un pasado de olores islámicos y tiempos de reconquista. Recorrer
sus callejuelas zigzagueantes, decoradas con macetas y arriates es
reencontrarse con la historia y con las más viejas tradiciones de Andalucía. La
Fortaleza de Castellar se encuentra en un enclave privilegiado en pleno
contacto con la naturaleza.
En este entorno podemos respirar el aire puro y
limpio que nos depara un lugar tan bucólico como es el Parque Natural de Los
Alcornocales. Desde el castillo disfrutamos de unas vistas preciosas sobre el
embalse de Guadarranque encajonado entre la Loma del Padrón al oeste y las Lomas
de Cámara al ESTE.
En sus orillas y bosques aledaños
es fácil contemplar grupos de gamos. De hecho, desde las inmediaciones del
castillo, tenemos la ocasión de escuchar uno de los espectáculos más vibrantes
de los que tienen lugar en el mundo animal durante el otoño. La berrea,
fenómeno que define la brama que emiten los machos de ciervos durante la época
de celo entre mediados de septiembre y octubre. Es al atardecer cuando más
poderoso se vuelve el bramido del ciervo, que anuncia así su llegada.
Para los mas puristas puede ser
un escándalo, el hecho de que el interior del castillo se haya convertido en
poco menos que un compendio de alojamientos rurales. Algunos de ellos por su
ubicación y calidad so están muy lejanos de la categoría de Parador nacional,
pero la tónica general es un compendio de casitas pequeñas, pero todas ellas
muy coquetas, intercaladas con algunas tiendas de artesanía y pequeñas galerías
de arte.
Es como si el interior del Castillo de Castellar, se hubiera convertido
en una gran exposición del turismo rural, por lo que pudimos contemplar durante
nuestro paseo por su interior, donde todas y cada una de las casas
irradiaban una magia especial y el entorno no puede ser mas idílico para los
amantes de la historia, la naturaleza, la fotografía, el relax, etc.
Después de haber visto en los
últimos años tantos castillos, fortalezas y grandes cortijadas abandonadas y en
estado ruinoso, me parece un gran acierto y un magnífico ejemplo, el modo en el
que se ha llenado de vida y se ha rehabilitado el castillo de castellar de una
forma impecable y respetando en todo momento la esencia de este castillo
fortaleza. Si bien, se echa de menos, algún tipo de recorrido oficial, a través
de escaleras o/y pasarelas, que nos permita visitar la mayor parte del
perímetro del castillo, incluyendo la torre del homenaje, cosa que no se puede
realizar a día de hoy.
Una vez finalizada la visita del
castillo, entablamos conversación con un vecino del pueblo, llamado Antonio
Arroyo, al que después de comentarle nuestro plan, nos recomendó, que en vez de
dirigirnos directamente hacia las ruinas del Lagar y las tumbas antropomorfas en
dirección NORTE por la carretera local CA-512 Castillo de castellar-Estación de
Castellar por donde discurre gran parte del ruta: SL-A115, La Calzada-Dehesa del
Boyar, cosa que no nos hacía ninguna gracia y mucho menos como ruta lineal; nos
sugirió que bajáramos al embalse de Guadarranque, cosa que también teníamos en
mente, pero sin saber muy bien por donde, indicándonos amablemente, que para
ello, la mejor manera era tomar el ramal de sendero que parte muy cerca de allí
y que en dirección NO nos señala:
hacia “La Fuente Vieja” en lo que sería una
especie de continuación de la calzada empedrada, perfectamente visible a la
izquierda de la carretera, por un agradable sendero en suave pendiente descendente,
desde donde contemplamos a nuestra izquirda una vista parcial de la gran laja sobre la que se asienta el Castillo de Castelllar, que nos recuerda al cercano castillo de Jimena de la Frontera, si bien, este que acabamos de visitar se encuentra conservado en un estado infinitamente mejor.
A penas a 200 m del inicio, pasamos por una angarilla, a unos 700 m de la carretera nos
conduce hasta la mítica Fuente Vieja.
Fuente y al mismo tiempo aljibe
abovedado, que a su vez, estaba comunicada con el castillo para que sus
habitantes estuvieran provistos de agua durante los largos asedios.
Una vez en la Fuente Vieja,
siguiendo las indicaciones de Don Antonio Arroyo, continuamos descendiendo por
un angosto senderillo en el que nos encontramos con el mayor número de hitos
por metro recorrido que hemos visto
núnca.
Hasta el punto de que había zonas que en un palmo de terreno había hasta
10 hitos de piedra, laboriosamente construidos.
Descendiendo entre abundantes
ejemplares de lentisco, quejigos y alisos, hasta que llegamos a la zona de
crecida del embalse que ahora estaban al descubierto, dirigiéndonos a una
especie de pequeño espigón, deducimos que un antiguo embarcadero, que creo
recordar que Antonio Arroyo, nos dijo le llamaban El Tamaral.
Después de unas cuantas fotos
de rigor decidimos continuar por la orilla del embalse, al mismo tiempo que
rodeábamos el perímetro del cerro de la Moheda, una especie de península donde
nos encontramos con las ruinas de un cortijo.
A lo largo de este dócil paseo
por la orilla del embalse, nos encontramos con una gran cantidad de troncos
fuera del agua, como si se tratara de antiguos barcos encallado, a veces
apilados en grandes grupos, a veces aislados. A l echar la vista atras siempre veiamos la silueta del castillo presidiendo el orizonte al SE de nuestra posicion. Por la orilla del embalse abundaban las retamas,
y otro arbusto que presentaba una especie de bolas con púas y que atraía a un
gran número de mariposas;
algunas de ellas todavia en fase de crisalidas que se veian colgando de las ramas del mismo arbusto y ejemplares en fase de oruga.
algunas de ellas todavia en fase de crisalidas que se veian colgando de las ramas del mismo arbusto y ejemplares en fase de oruga.
Finalizado el rodeo al cerro de
la Moheda, abandonamos la agradable orilla del embalse, encontrándonos con un
nutrido grupo de gamos que salió corriendo en dirección, paralelo a la orilla,
mientras que nosotros le dábamos la espalda al embalse, encaminando nuestros
pasos, campo través, en dirección OESTE, buscando los restos de un incipiente
sendero, hasta encontrar una pista que no venía en los mapas topográficos que
teníamos de la zona y que en dirección NO, nos llevaria en tendida, pero continua ascensión
hasta un paso con cadena, previo a una angarilla, tras la cual
enlazamos con otra pista que discurre por lo alto de la loma de Cámara, que
tomamos a nuestra derecha, dirección SU.
De tal modo que ahora teníamos vistas del embalse de Guadarranque a nuestra derecha y toda la zona de la Almoraima a nuestra izquierda, con la pantaneta del Tentadero como un pequeño laguito, en medio de la densa vegetación del alcornocal, a unos 500 m pasábamos junto a una cortijada donde unos perros de distintos tamaños desde grandes mastines hasta podencos amenazaban con sus ladridos recriminatorios tras la valla metalica que nos protegia de ellos, mientras los caballos y cabras de la finca nos miraban con aire indiferente.
Unos metros mas adelante, enlazábamos con la carretera CA-512, la que va desde el Castillo de Castellar hasta el barrio de la Estación, a la altura del km 10,2, justo donde la carretera describe una cerrada curva de horquilla, encontrándonos con un cartelón que ponía “FINCA LA BOYAL, COMÚN DE VECINOS” a escasos 50 m de empezar a caminar por esta carretera, ya nos encontramos con las primeras balizas indicativas verde y blancas del SL.A-115, por una limpia senda, entre palmitos y alcornoques llegábamos en escasos minutos a las ruinas del cortijo;
que se encuentra junto al antiguo lagar, según el panel indicativo lagar tardo romano del siglo VI o VII a.C., yo creo que si estamos hablando de 600 o 700 a.C. mas bien en esta zona mas bien se podría hablar de fenicios, íberos o griegos, ¡pero en fín!. Para sacarnos de dudas, todavía recuerdo el comentario de Don Antonio Arroyo, vecino de castellar, que nos aseguraba, que el lagar, ni romano, ni nada, que se lo encargaron hacer a él hace ya muchos años, para que hiciera unas oquedades en la roca de arenisca, con el objeto de almacenar agua de lluvia para el ganado de la zona.
De tal modo que ahora teníamos vistas del embalse de Guadarranque a nuestra derecha y toda la zona de la Almoraima a nuestra izquierda, con la pantaneta del Tentadero como un pequeño laguito, en medio de la densa vegetación del alcornocal, a unos 500 m pasábamos junto a una cortijada donde unos perros de distintos tamaños desde grandes mastines hasta podencos amenazaban con sus ladridos recriminatorios tras la valla metalica que nos protegia de ellos, mientras los caballos y cabras de la finca nos miraban con aire indiferente.
Unos metros mas adelante, enlazábamos con la carretera CA-512, la que va desde el Castillo de Castellar hasta el barrio de la Estación, a la altura del km 10,2, justo donde la carretera describe una cerrada curva de horquilla, encontrándonos con un cartelón que ponía “FINCA LA BOYAL, COMÚN DE VECINOS” a escasos 50 m de empezar a caminar por esta carretera, ya nos encontramos con las primeras balizas indicativas verde y blancas del SL.A-115, por una limpia senda, entre palmitos y alcornoques llegábamos en escasos minutos a las ruinas del cortijo;
que se encuentra junto al antiguo lagar, según el panel indicativo lagar tardo romano del siglo VI o VII a.C., yo creo que si estamos hablando de 600 o 700 a.C. mas bien en esta zona mas bien se podría hablar de fenicios, íberos o griegos, ¡pero en fín!. Para sacarnos de dudas, todavía recuerdo el comentario de Don Antonio Arroyo, vecino de castellar, que nos aseguraba, que el lagar, ni romano, ni nada, que se lo encargaron hacer a él hace ya muchos años, para que hiciera unas oquedades en la roca de arenisca, con el objeto de almacenar agua de lluvia para el ganado de la zona.
No por ello hay que restarle
encanto al paraje donde se encuentra, de hecho podemos disfrutar de unas vistas preciosas del castillo de Castellar al sur.
Es razonable dudar sobre la veracidad de muchas de las descripciones y paneles que hemos leido, en muchos casos: copias de copias de copias donde nos hablan de un puente romano, escalerillas árabes, calzada romana, no son en realidad, mas que construcciones mucho mas recientes que nada tienen que ver con árabes, romanos, cartagineses, etc… y en todo caso construidas sobre los restos de, que otra cosa no, pero aquí en Espaaña, tendemos a ser mucho mas noveleros de la cuenta y con todo el patrimonio histórico y natural que tenemos, sin ir mas lejos, el magníficamente conservado, castillo de Castellar, su embalse y su privilegiada ubicación en pleno parque natural.
Es razonable dudar sobre la veracidad de muchas de las descripciones y paneles que hemos leido, en muchos casos: copias de copias de copias donde nos hablan de un puente romano, escalerillas árabes, calzada romana, no son en realidad, mas que construcciones mucho mas recientes que nada tienen que ver con árabes, romanos, cartagineses, etc… y en todo caso construidas sobre los restos de, que otra cosa no, pero aquí en Espaaña, tendemos a ser mucho mas noveleros de la cuenta y con todo el patrimonio histórico y natural que tenemos, sin ir mas lejos, el magníficamente conservado, castillo de Castellar, su embalse y su privilegiada ubicación en pleno parque natural.
Finalizado el segundo ramal de
sendero, mediante el que se completa un curioso trazado circular (mas bien
ovalado) que nos devuelve a una pista terriza, justo del otro lado de la pista,
nos adentramos en otro sendero que discurre paralelo a la cabecera del arroyo
Arandilla, el mismo que atravesamos 3 km mas abajo, al iniciar la ruta junto a
la venta Jarandilla (añadiéndole la “J” al nombre de Arandilla, con el que los
lugareños denominan a este arroyo y ya de paso a la venta, desde donde se
inicia esta ruta).
Y volviendo a la descripción, una vez que pasamos al margen derecho del arroyo, unos 400 m mas allá de su inicio, vemos el panel indicativo de “Tumbas antropomorfas”, a la que llegamos remontando unos 40 m de ladera arriba, respecto al arroyo, que nos llevan al roquedal de arenisca, donde nos encontramos con las supuestas tumbas antropomorfas, una especie de moldes de ataúd, como si fuesen bañeras excavadas en la roca de arenisca, que albergaron en su momento, restos funerarios. Al igual que ocurre en Bacinete o la sierra de Las Momias. No cabe duda, de que las areniscas del Parque natural de Los Alcornocales eran ideales para albergar este tipo de tumbas, así como pinturas rupestres en muchos de sus abrigos rocosos, lástima que no todas han corrido la misma suerte en cuento al buen o mal estado de conservación. Para mas información:
Y volviendo a la descripción, una vez que pasamos al margen derecho del arroyo, unos 400 m mas allá de su inicio, vemos el panel indicativo de “Tumbas antropomorfas”, a la que llegamos remontando unos 40 m de ladera arriba, respecto al arroyo, que nos llevan al roquedal de arenisca, donde nos encontramos con las supuestas tumbas antropomorfas, una especie de moldes de ataúd, como si fuesen bañeras excavadas en la roca de arenisca, que albergaron en su momento, restos funerarios. Al igual que ocurre en Bacinete o la sierra de Las Momias. No cabe duda, de que las areniscas del Parque natural de Los Alcornocales eran ideales para albergar este tipo de tumbas, así como pinturas rupestres en muchos de sus abrigos rocosos, lástima que no todas han corrido la misma suerte en cuento al buen o mal estado de conservación. Para mas información:
Una vez hecho el reportaje de
rigor, con cierto tono humorístico en esta ocasión, regresamos sobre nuestros
pasos hasta el inicio del sendero donde estuvimos almorzando , desde allí,
retornamos a la altura del km 10,2 de la CA-512, que ahora tomamos dirección
sur, ya de regreso al castillo de Castellar. Cerca del, puerto del cardo, nos
encontramos con un curioso tablón de madera con un chapón con con el logo de la
Junta de Andalucía, que rezaba, Castillo de castellar 1,5 km en la dirección en
la que íbamos y Montenegral 12,8 en la dirección en la que veníamos, imaginamos
que ruta ideal para bici, pero no para caminar, ya que discurre en su
totalidad por esta carretera comarcal CA-512. A la derecha de la misma nos
encontramos con unos caballos marrones preciosos.
Pocos metros antes de llegar al
castillo dejábamos a la izquierda el cementerio y a la derecha el inicio del
sendero empedrado que horas antes nos había llevado hasta la Fuente Vieja y de
allí hasta la orilla del embalse. Al llegar al castillo, como ya lo habíamos
visitado por la mañana, esta vez, intentamos rodearlo por su vertiente oeste,
la que da vistas al embalse, y avanzamos un corto trecho alrededor de su
perímetro hasta donde la maleza y lo empinado del terreno nos permitió siguiendo
un difuminado sendero que en su día conducían a unas antiguas casas, hoy en
ruinas, a los pies de las murallas del flanco oeste. Ni que decir tiene, que
bien merece la pena acercarse hasta este sendero perdido, ya que aunque a penas
avancemos mas de 80 m alrededor del perímetro oeste, siempre con precaución,
las vistas sobre el embalse y su entorno, bien merecen la pena.
Desde allí regresamos sobre
nuestros pasos por el mismo camino que habíamos hecho por la mañana, pero al
llegar a la parte alta de la calzada empedrada del Boyal, en vez de bajar por
allí, lo que hicimos fue continuar por la carretera CA-512, dejando a nuestra
derecha un bar con cartel de la Cruzcampo, donde había varios ciclistas reponiendo
fuerza.
Desde la parte de atrás de dicho bar, según nos dijeron mas tarde, parte una senda que rodea le trazado de la carretera y nos habría llevado de vuelta hacia la Venta Jarandilla, sin a penas tocar el asfalto. Pero tampoco nos importó mucho porque es una carretera por la que a penas pasan coches y al mismo tiempo nos ofrece estupendas vistas del entorno.
No obstante, existen atajos, a la hora de llegar a algunas curvas cerradas, que nos permiten tomar senderos, que pasan junto a esas grandes lajas tan características del parque y unas veces por la carretera con bonitas vistas hacia la zona del albergue y del inicio del camino que lleva hasta la presa y otras por en medio de la ladera, llegamos al lugar donde retomábamos el inicio del sendero, que cruza el arroyo casi siempre seco de Arandilla (o Jarandilla) y de allí a la venta del mismo nombre, que normalmente siempre esta cerrada por la mañana en días entre semana, pero a las 17.00 nos la encontramos abierta.
Desde la parte de atrás de dicho bar, según nos dijeron mas tarde, parte una senda que rodea le trazado de la carretera y nos habría llevado de vuelta hacia la Venta Jarandilla, sin a penas tocar el asfalto. Pero tampoco nos importó mucho porque es una carretera por la que a penas pasan coches y al mismo tiempo nos ofrece estupendas vistas del entorno.
No obstante, existen atajos, a la hora de llegar a algunas curvas cerradas, que nos permiten tomar senderos, que pasan junto a esas grandes lajas tan características del parque y unas veces por la carretera con bonitas vistas hacia la zona del albergue y del inicio del camino que lleva hasta la presa y otras por en medio de la ladera, llegamos al lugar donde retomábamos el inicio del sendero, que cruza el arroyo casi siempre seco de Arandilla (o Jarandilla) y de allí a la venta del mismo nombre, que normalmente siempre esta cerrada por la mañana en días entre semana, pero a las 17.00 nos la encontramos abierta.
Estupendo reportaje ...qué ganas de ir
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