Entorno: Parque de los Alcornocales (sector Algeciras-Los Barrios)
Localidad de referencia: Algeciras (Barriada del Cobre)

Unos 100 m antes de la verja donde se inicia el sendero del río de La Miel se
encuentra el bar AA.VV. El Cobre, que suele servir como improvisado punto de
encuentro, buen lugar para desayunar donde también se sirven buenas comidas,
dependiendo a que hora acabe la ruta, en cualquier caso suele servir para la
copita o cafelito post ruta, tapeo, etc…
Si venimos desde Málaga no hay que entrar en el núcleo principal de
Algeciras en ningún momento, simplemente la rodeamos por su vía de
circunvalación dejando la mayor parte del casco urbano a nuestra izquierda,
siempre en dirección Tarifa por la N-340, cuando ya empezamos a dejar atrás el
núcleo principal de Algeciras, llegamos a una rotonda con arboles pintados de
color y es aquí donde debemos tomar a la derecha, atravesando una barriada de
casas bajas y varias naves industriales, al final nos encontramos con un
acueducto y antes de pasar por debajo del mismo ya nos encontraremos con
paneles que nos indican el inicio del sendero del Arroyo de la Miel, que está
muy próximo al inicio de nuestra ruta y nos puede servir de referencia.
Hay otra posibilidad de llegar al barrio del Cobre, (si vienes desde la
zona de Málaga dirección Algeciras o desde la autovía Jerez-Los Barrios), justo
antes de empezar la circunvalación tomamos la salida del río Palmones y seguir
la referencia que te lleva directamente hasta la barriada del Cobre por el
cortijo Real.
Dificultad: Media
Desnivel acumulado: 500 m
Distancia aproximada: 17 km
Tipo de camino: Primer y último
kilómetro por calle asfaltada (avenida del Cobre y calle Curro Muela). Resto
del itinerario: senderos, veredas y campo través, en algunas zonas el angosto
sendero está muy cubierto de helechos y otros matorrales.
Bibliografía y mapa: Biblioteca secreta
de Don Manuel Manzanares y Parque natural de los Alcornocales, guía del
Excursionista.
Fecha realizada: sábado 24 de mayo
de 2014, el día de la famosa final de la Champions League Atlético de
Madrid-Real Madrid de infausto recuerdo para los colchoneros. Temperaturas
máximas de 24ºC al mediodía con una agradable brisa de poniente, que nos
permitió disfrutar de unas vistas espectaculares en todas direcciones.
Participantes:
Desde Huelva vino “Santa Teresa de Mágina”;
Desde
Sevilla: Ángel González “El Gladiador de Itálica”.
Desde Ronda:
nuestro Presidente Fernando Ruiz, Rafa Márquez “el Aristóteles de la Senda”
escoltados por: Pepe Cabeza y Jorge “El Titán del Guadalevín”.
Desde
distintos puntos de la Costa del Sol: Nuestros prestigiosos guías: Manuel
Manzanares y Carmen, que una vez mas hicieron gala de su buen hacer, que aunque
siempre lo damos por hecho, siempre es muy de agradecer y digno de valorarse y
mas por amor al arte y con lo difícil que es encontrar gente comprometida hoy
en día, a cambio de nada. Javi y Saby, los dueños de la simpática perrita
yorkshire enana. Paco el Generoso, el entrañable Miguel Fortes, Fidel “El
senderista romántico”, Eduardo “El Padre Carras”, Romualdo “El Trovador de la
Senda” con su querida Maria Jesús “La Duquesa de Baqueira Beret” cada vez mas
reenamorada; El Doctor Leal, el prestigioso
Maestro Geobotánico “Don José
Guerrero”, Silvia-Silvestre que nos honró con su presencia tras una larga
ausencia por motivos de salud felizmente superados, Ana “La Venús de
Boticcelli” todavía en fase de recuperación, Vicky “La Botánica”, Juan Antonio
Mena “El Elfo de la Malagueta”, Guillermina, Rosa de la Comarca, Inma “la
valenciana” con su marido, residentes en Fuengirola, un par de compañeros mas
cuyo nombre no recuerdo y un humilde servidor: Juan Ignacio Amador.
Esta no es una ruta acuática propiamente dicha, de hecho los escasos tramos
del arroyo Botafuegos que llegamos a tocar, no requieren de paso obligado por
el agua en ningún momento, tan sólo se mojará o bañará, aquel que quiera.
el encajonamiento del arroyo Botafuegos donde se encuentra la Garganta del
Capitán.
El arroyo Botafuegos presenta el típico bosque de galería de los arroyos de este parque natural, también denominado vegetación de "canuto", con un precioso bosque de ribera donde nos encontraremos con los típicos alisos, quejigos, avellanillos, laurel, ojaranzo, helecho real y rododendros, aunque en esta ocasión no nos encontramos con ninguno en flor, tal vez porque suelen darse con mas frecuencia entre mediados de abril y mayo o porque este invierno ha sido poco lluvioso
El arroyo Botafuegos presenta el típico bosque de galería de los arroyos de este parque natural, también denominado vegetación de "canuto", con un precioso bosque de ribera donde nos encontraremos con los típicos alisos, quejigos, avellanillos, laurel, ojaranzo, helecho real y rododendros, aunque en esta ocasión no nos encontramos con ninguno en flor, tal vez porque suelen darse con mas frecuencia entre mediados de abril y mayo o porque este invierno ha sido poco lluvioso
Breve descripción de la ruta:
Una vez situados
en la puerta el bar AA.VV. El Cobre, justo al
lado pasa la carretera vecinal que va de la barriada del Cobre a Los Barrios,
si la cruzamos y seguimos dirección OESTE, iríamos hacia el inicio del sendero
del río de La Miel, pero nosotros, tomaremos esa carretera vecinal en dirección
NORTE, como si fuésemos hacia Los Barrios, en realidad vamos por la Avenida del
Cobre, al llegar a una primera bifurcación de calles, tomamos la de la
izquierda, pasando junto a una parada de autobús, con un bar a nuestra
izquierda y otro a la derecha: marisquería Juan, en cuyo patio disfrutamos de
un agradable refrigerio de despedida con pastelitos para celebrar el cumpleaños
de Inma y donde las bebidas, una vez mas, corrieron a cuenta de Paco “El
Generoso”.
Seguimos por esta calle de la izquierda, abandonando la avenida del Cobre y
continuando por la calle Curro Muela, al final de la cual atravesamos el río de
La Miel, por un puente de hormigón que marca el final del suelo urbano de la
barriada del Cobre, tras el puente proseguimos por una pista que gira a
la izquierda
e inmediatamente a la derecha, remontando una corta rampa que pasa junto a la
fuente Chorrosquina, donde nos encontramos a una vecina cogiendo garrafas de
agua de sus generosos caños (tres). Al inicio de la mencionada rampa, unos 80 m
antes de la fuente hicimos una breve pausa para dar la charla introductoria.
Realmente la fuente de la Chorrosquina, marca el inicio de la ruta, pues
aquí empieza nuestro contacto con el campo propiamente dicho, como íbamos
diciendo, la fuente queda a nuestra derecha y a nuestra izquierda tenemos un
pequeño talud, que vamos a rodear para continuar ganando altura, llevando una
oxidada alambrada a nuestra izquierda que marca el perímetro de la finca por
dentro de la cual proseguía el antiguo camino, poco después giramos a la
derecha, remontando ahora un tramos de unos 200 m de longitud de roca de
arenisca, de cómodo caminar por estar muy escalonado, poco a
poco vamos ganando
vistas a nuestro alrededor y especialmente a nuestra espalda, atrás va quedando
la barriada del Cobre, la del Majadal Alto y toda su prolongación hacia el
núcleo urbano de Algeciras, con su bahía presidida por la sempiterna silueta
del Peñón de Gibraltar al fondo, que marcará el hito geográfico mas significativo
al ESTE de nuestra posición y que tendremos a la vista desde la mayor parte de
los tramos elevados de la ruta.
El sendero discurre sobre el antiguo camino de La Trocha, que era la vía de
comunicación alternativa, por el interior, entre Algeciras y la bahía de Cádiz.
Si al comienzo de la ascensión después de dejar atrás la fuente teníamos una
alambrada a la izquierda, ahora la llevamos a la derecha, se trata de un
terreno de dehesa donde predominan los alcornoques con alguna que otra encina.
Superado un collado, el perfil se mantiene momentáneamente llano por una vieja pista
forestal, a nuestra derecha, ESTE y NORESTE, destacan en la distancia sierra
Bermeja, sierra Crestellina y el Hacho de Gaucín.
Un poco más allá, la pista se
transforma en sendero por donde comenzamos un suave descenso, con ambos
márgenes del camino cada vez mas poblados por un bonito manto de helechos.
Al NORTE de nuestra posición, casi de frente a nuestra derecha, comienza a
distinguirse perfectamente la moderna prisión de Los Barrios, mientras
continuamos en suave descenso, llevando a nuestra izquierda, la falda de las
Esclarecidas Altas, casi totalmente cubiertas por un mar de helechos, entre los
que sobresalen aquí y allá bosquetes de alcornoques dispersos por la ladera.
La
pista nos conduce a un gran llano, donde aquel día pastaban tranquilamente
unas cuantas vacas que nos contemplaban con gran indiferencia, al llegar aquí
Manolo Manzanares nos comentó que la última vez que había estado aquí con
Carmen, su mujer, este llano estaba tomado por un numeroso grupo de buitres que
levantaron el vuelo, tan pronto como ellos se aproximaron.
Justo antes del llano en la parte izquierda vemos un talud terrizo, que
durante muchos años sirvió como fondo de un campo de tiro. De hecho el terreno
donde nos encontramos pertenece, o al menos hasta hace muy poco perteneció al
Ministerio de Defensa y hasta fechas recientes en ella se han hecho maniobras
militares. Paradójicamente el lugar rezuma una tremenda sensación de paz y
serenidad, tal y como reflejaba el ganado vacuno y equino con el que nos íbamos
a cruzar en los dos próximos kilómetros, que con su mirada parecían recordarnos
aquello de “Haz el AMOR y no la GUERRA”.
Justo después de este vado enlazamos con una pista terriza donde nos
encontramos con un cruce de balizas correspondientes al SL A-30, a la derecha
nos indica “Molino de San José 800 m” que es hacia donde teóricamente
deberíamos dirigirnos, y a la izquierda: “Llano de las Tumbas 1,4 Km” y
“Tumba
del Capitán 2,3 Km”, siendo esta última la dirección que tomamos avanzando por
una cómoda pista, disfrutando de otra bucólica estampa formada por un grupo de
caballos, vacas y terneritos, de mirada inocente y casi bobalicona. Viniéndome
ahora a la memoria un poema que compuso un antiguo compañero de clase en
aquellos años de estudiante en mi Sevilla natal y que aunque está dedicado a
los caballos de la Campiña Sevillana, son perfectamente trasladables a todos
los caballos andaluces y españoles en general, y que creo recordar decía algo así
como:
En tus ojos serenos se refleja
la aristocracia de tu sangre, conservada durante siglos por los monjes
cartujos. Noble bruto imperial, inmortalizado por el genial pincel de Velázquez.
Potro de la luz, de largas crines de seda y dorso plateado por los rayos del
sol, llevado hasta Viena para que brotara la raza lipizana. Tu fuerza y tu brío
navegó desde la Torre del Oro hasta las fértiles tierras americanas. Y en los
blancos cortijos del Bajo Al-andalus, en esas haciendas que se vislumbran desde
la Giralda, se moldeó tu figura: las cuartillas redondas, los menudillos
descarnados, los cascos lisos, el cuello arqueado de cisne, la grupa redonda.
El molino de
San José, que fue arrendado el 16 de agosto de 1829 a los algecireños Don Francisco
Ramos Quirós y al mítico Don Gabriel Moreno a 300 reales de vellón anuales y
por un periodo de 6 años en la escritura de arrendamiento consta que el molino
contiene una parada con el caserío para almacenes y cobijo para las personas y
los animales. Perteneciéndole las tierras hasta el caserón que estaba en la
parte alta, quedando debajo el molino del Papel para desahogo de los animales y
el uso de su colono dos pedazos de tierras de labor cercado y preparado para un
huerto con árboles frutales y riego de la Garganta del Hornillo. Los utensilios
que el propietario dejó para uso del colono fueron valorados en 3.103 reales de
vellón cuyo inventario fue firmado por Don José Quirós al no saber firmar los
interesados el 4 de marzo de 1829.
Después de
recrearnos con el entorno del molino de San José, dedicamos otro ratillo a las
fotografías intentando capturar parte de la magia de esos preciosos bosques de
galería tan característicos de los arroyos del parque natural de Los Alcornocales, en este caso del
arroyo Botafuegos, que es el gran protagonista de esta ruta. Si bien, hay que
aclarar, que no es esta una ruta acuática propiamente dicha, de hecho, salvo para aquel que quiera caminar expresamente por el agua, no es esta. una ruta acuática concebida para ir caminando por dentro del agua. Su sendero a penas cuentaa con algunos tramos muy corto junto a su orilla que nos
permita un contacto visual más o menos prolongado con su cauce, como por ejemplo
es el caso del cercano río de La Miel.
A pesar de las leyendas antiguas que vieron en esta tumba la morada final
de un temido bandolero de la sierra, apodado “El Capitán”. Moreno fue sin
embargo, el arrendador del Molino de San José, fallecido en la primera epidemia
de cólera y enterrado aquí por instrucción de la Junta de Sanidad.
Gabriel
Moreno Cantalejo, nació en Algeciras el 29 de octubre de 1760, recibió las
aguas bautismales en la Parroquia de Nuestra Señora de La Palma el 10 de
noviembre, donde se le impusieron los nombres de Gabriel Ramón, era el hijo del
barreño Juan Alonso y de Catalina, natural de Gaucín. El 4 de octubre de 1809
se casó con la algecireña doña Isabel Guitar de Los Santos (nacida el 13 de
julio de 1767) hija de Francisco, natural de Aviñón (Francia) y de la sevillana
Gertrudis, naciéndole una hija llamada Catalina en 1810.
Gabriel
Moreno aunque sin ser una de las personas mas acaudalada de la ciudad había
conseguido a través de los años labrarse el reconocimiento de sus paisanos
ocupando el cargo de Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Rosario.
El padre D.
Martín Bueno en su ponencia presentada en las IV Jornadas de Historia del Campo
de Gibraltar titulada “El cólera morbo y su incidencia en Algeciras (1834,
1854, 1859 y 1885-1886). El de 1834 produjo el primer fallecimiento el 19 de
junio, cesando la epidemia el 30 de agosto, a Gabriel Moreno le afecto la
terrible enfermedad estando en el molino de San José nos dice el padre Bueno
“El cólera solía entrar con un decaimiento profundo que doblaba las piernas,
acompañado de una descomposición de vientre angustiosa que parecía arrancar la
vida al enfermo. Hacían su presencia las diarreas y vómitos totales. Seguían
los calambres por el cuerpo. La voz se debilitaba convirtiéndose en un gemido
agónico. La sangre dejaba de circular y, en consecuencia, se le azuleaban la
nariz, las orejas, los labios…
La
respiración, penosa y superficial, dejaba escapar un aliento mezquino y frío
con un olor especial. Se le suspendía la orina. Se le ponía cara de muerto…
Tras estos
horribles síntomas le sobrevino la muerte a Gabriel, el 13 de julio de 1834 a
los 74 años de edad la Junta de Sanidad ordenó que el cadáver se le diera
sepultura en las inmediaciones donde había fallecido y así se hizo, labrándose
en la piedra la inscripción que ya conocemos para la posteridad. El día después
se celebró en la Parroquia de Nuestra Señora de la Palma una misa por su alma.
Los cuatro
molinos harineros que funcionaban a pleno rendimiento, en el arroyo Botafuegos,
a principios del siglo XIX eran los de San José, propiedad del algecireño D.
Benito Oliva, que contaba con otro molino anexo conocido como el molino del
Papel, dedicado a la fabricación de papel de estraza. El cercano molino de Las
Cuevas y el molino de Botafuegos, propiedad del Conde de Luque. Los
propietarios solían arrendárselo a molineros de la comarca y la garganta en
aquella época era conocida con el nombre garganta del Hornillo.
Junto a la “La
Tumba del Capitán” nuestro admirado amigo Romualdo “El Trovador de la Senda”
tuvo a bien recitar la poesía de Antonio Machado “Al Olmo Viejo” con la
entonación de ese alma de poeta que le caracteriza:
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo,
quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Ecologistas en Acción vuelve a
denunciar las captaciones ilegales de EMALGESA en la Garganta del Capitán
(Algeciras).
La decisión de extraer aguas de la
Garganta del Capitán para el abastecimiento urbano y dejarlo con un volumen muy
inferior a su caudal ecológico es manifiestamente ilegal, además de un
auténtico sinsentido que no se sostiene desde el punto de vista ambiental ni
desde el de la seguridad hídrica.
Algeciras tiene más que asegurado
el suministro, al igual que la mayoría de los municipios del Campo de
Gibraltar, sin tener que recurrir a aportes extraordinarios de manantiales del
Parque Natural Los Alcornocales. Como quiera que la autorización que ostenta el
ayuntamiento algecireño tiene carácter provisional y está condicionada a la
consecución de la seguridad hídrica, es absolutamente lógico que quede
plenamente anulada como ha dictaminado la Consejería de Agricultura, Pesca y
Medio Ambiente con fecha 8 de mayo del presente.
La construcción de grandes embalses
conlleva en todas las ocasiones enormes impactos ambientales que pueden ser
asumibles en algunas ocasiones en tanto en cuanto el agua es un bien necesario
de primer orden. Prescindir del agua embalsada únicamente por motivos
económicos y literalmente destrozar un río en un espacio natural protegido para
enriquecer a una empresa semiprivada (Emalgesa) es inadmisible. Dejar en manos
de una empresa el control total de la vida de un río equivale a lo que hemos
visto sobre el terreno: dejarlo prácticamente sin agua solamente para engrosar
su cuenta de resultados.
La vegetación de la Garganta del
Capitán languidece desde que se iniciaron las captaciones y, más especialmente,
desde que se recreció el nivel de la presa. Concatenando varios años de sequía
consecutivos se produciría una catástrofe ecológica en el arroyo, ya que
moriría toda la vegetación de ribera, comenzando por la aliseda y el resto de
especies umbrófilas que crecen bajo su dosel.
Se da la circunstancia de que,
buena parte de la flora que puebla la Garganta está protegida por la Ley. A
modo de ejemplo, se citan las especies de la vegetación riparia que viven aguas
abajo de la captación incluidas en la Lista Roja de la Flora Andaluza:
Pero no sólo se trata de flora en
peligro de extinción, en la Garganta del Capitán cohabitan igualmente odonatos
protegidos, cuyas larvas acuáticas dependen en exclusiva de la calidad de las
aguas del arroyo: Gomphus graslinii, Oxygastra curtisii y Macromia splendens
están consideradas amenazadas por la UICN, con categoría vulnerable, e
incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Sin duda alguna
es éste un lugar de poder y es por ello que aunque todavía era relativamente
temprano, decidimos que era el lugar ideal para disfrutar de un buen almuerzo
campestre tras el cual como en nosotros es costumbre no dejamos ningún desperdicio o resto de envoltorios a nuestro paso: Mientras que no sólo nos alimentábamos de las distintas viandas que cada uno
llevábamos en nuestras mochilas, sino de la magia y el magnetismo de tan
hermoso paraje, donde no dejaban de canturrear los pajarillos, rodeados de
magníficos ejemplares de helechos reales y hasta dándonos un chapuzón mas de un
compañero.
Cuentan
otras leyendas que fue desde la parte alta de esta cascada donde cayó de su
caballo el “Capitán de Bandoleros, Don Gabriel Moreno” huyendo de la justicia. Y
en la misma orilla de esta poza, lo sepultaron sus compañeros. En noches
oscuras, cuando no luce la luna, el capitán Moreno emerge de las aguas de esta
poza montado en su caballo blanco iluminándolo todo a su paso cual gigantesca
luciérnaga, buscando a una persona que no le tenga miedo, para revelarle el
lugar donde están escondidos sus tesoros…”Leyendas nacidas en el siglo XIX
(Romanticismo) endulzando la historia que nos trae sabor romántico de
bandoleros y contrabandistas.
Finalizado
el almuerzo, volvimos a remontar el escalonado ramal, que nos sitúa en el
sendero principal retornando sobre nuestros pasos hasta el cercano desvío que
en dirección SUROESTE, nos sitúa en el denominado Llano de las Tumbas, donde
nos encontramos con una doble baliza:
Una vez que
nos recreamos con el conjunto de las tumbas regresamos al denominado Llano de
Las Tumbas, hasta este punto la mayor parte del camino está perfectamente
señalizado por las balizas del SL.A-30 “Garganta del Capitán”, que en su tramo
central coincide con nuestra ruta.
Sobrepasado
el puerto del Viento, el peñón de Gibraltar que preside la bahía de Algeciras,
vuelve a ser la principal referencia al ESTE de nuestra posición, mientras que
continuamos descendiendo.
Una vez mas volvemos a cruzar el arroyo de la
Fuensanta por un vado, situado 15 m antes de que un
toro manso, se quedara
atravesado cortándonos el paso sobre el sendero por el que íbamos.
Con las luces
de la primera hora de la tarde y una última bucólica estampa donde nos
deleitamos con la entrañable estampa de un potrillo acompañado por su padres a
los que, junto con las personas que aman a los caballos y a los animales en
general dedicamos estas dos últimas poesías:
Como una cinta de fuego
Galopando, galopando
Crin revuelta en llamaradas
Mi alazán, te estoy nombrando.
Trepo la sierra con luna
Cruzo los valles nevando
Cien caminos anduvimos
Mi alazán, te estoy nombrando.
Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
En el fondo del abismo
Ni una voz para nombrarlo,
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.
Sobre la horqueta de un tala
Hay un morral solitario.
Hay un corral sin relinchos
Mi alazán, te estoy nombrando.
Si como dicen algunos
Hay cielos pa'l buen caballo,
Por ahí andará mi flete
Galopando, galopando.
Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.
Por caminos y senderos
por trochas y por barrancos
por caminos y senderos
mi jaca no me pierde el tranco
ni me descoloca el mosquero
vaya una jaca de campo
la doma que yo prefiero es la doma a la vaquera
con esos cambios de tranco y
apoyo a derecha y izquierda
sin olvidar el paso a atrás y
tampoco las medias vueltas
que pisen con tranco largo,
que metan mu bien las patas
pa que meneen sus mosqueros y
demostrarle a la gente
como andan los vaqueros.
vaya estampa mas bonita
mujeres a la vaquera
con monturas de amazonas
en esas jacas camperas
que van tirando el mosquero
dándose de oreja a oreja
que pisen con tranco largo
que metan mu bien las patas
pa que meneen sus mosqueros
y demostrarle a la gente como andan los vaqueros.