Entorno: Parque natural de La Breña y Acantilados de Barbate
Pueblos de referencia:
Barbate (Cádiz)
Recorrido:
Circular
Longitud
aproximada: 14 kms
Dificultad:
Baja
Desnivel:
180 mts.
Dificultad:
Baja
Tipo de
camino: senderos y veredas arenosa y algún tramo de carreetera en las
localidades de Barbate y Caños de Meca.
Como inicio
y final de esta ruta escogimos: la explanada terriza aledaña al puerto de Barbate, donde aparcó el autobús.
Mas de 40 participantes (socios de Comando Preston)
Observaciones:
Este itinerario es una variante de la
ruta denominada "Acantilados de Barbate" que discurre paralela a la
línea costera que une las localidades de Barbate (al este) y Caños de Meca (al
oeste), sobre la espectacular línea de acantilados a las que nos podemos ir
asomando de vez en cuando tomando cualquiera de los numerosos ramales
secundarios que parten del sendero principal que atraviesa un bosque de
pino-piñoenro.
Breve descripción de la
ruta:
Tomando como punto de partida el panel informativo que nos encontramos
en el extremo occidental del aparcamiento aledaño al Centro Interpretación P.N.
Breña y Marismas de Barbate, ubicado en el extremo occidental del puerto de Barbate, encaminamos nuestros pasos hacia
la playa de la Hierbabuena, llevando a nuestra izquierda los muros del puerto
de Barbate y recorriendo un corto trecho, junto a la carretera que se dirige a
caños de Meca, hasta que tenemos acceso a la playa de la Hierbabuena, donde
tomábamos contacto, plenamente con la belleza de esta franja costera del
litoral gaditano, donde el paisaje se transforma en poesía.
Brisaba el aire de
poniente, que a penas llegó a superar los 20 km/h a lo largo de la jornada,
mientras las olas del Atlántico, dejaban estelas blancas sobre las tonalidades
azules y turquesas más cercanas a la línea de costa, que junto con el verde
intenso de los pinares de la Breña, el intenso cielo azul de Cádiz y el color
marrón clarito y blanquecino de los acantilados y las finas arenas de estas
playas casi caribeñas, serían los colores predominantes del idílico paisaje que
nos convertiría en seres privilegiados aquella preciosa jornada de finales de
Primavera, donde muchos inauguramos nuestra temporada de baños en el mar.
Al
final de la playa de la Hierbabuena, encaramos el corto pero empinado terraplén
donde enlazamos con el SL.A-111, donde el camino se nos presenta arenoso, mientras
nos vamos adentrando en el Parque Natural de la
Breña y Marismas del Barbate, que con sus con sus 5.000 hectáreas es uno de los
más pequeños de Andalucía, albergando cinco ecosistemas diferentes que son: una
Milla Marina desde la línea de acantilado hacia mar adentro, la propia franja
de acantilados donde anidan numerosos tipos de aves, pinar, los sistemas
dunares que trabajosamente remontamos al abandonar Caños de Meca y el de las marismas
y salinas de Barbate que vimos parcialmente desde el autocar. Su imagen más
representativa es la de los acantilados que hay a los pies de la Torre del
Tajo, que con más de 100 m de caída vertical hasta la playa nudista que queda
justo abajo (a la que solo se puede acceder con marea baja), es el acantilado
más notorio del Atlántico andaluz.
A lo largo del
recorrido, en dirección ESTE, nos vamos encontrando con algunos ramales secundarios
a nuestra izquierda que nos llevan hasta el borde de los acantilados, siendo el
lugar más emblemático del recorrido la Torre del Tajo, antigua torre de vigilancia que
durante el siglo XVI tuvo que dar la voz de alarma en numerosas ocasiones, cada
vez que se acercaban a la costa los piratas moriscos. También fue uno de los
puntos costeros desde donde mejor se pudo contemplar la mítica batalla de
Trafalgar que se produjo, justo en frente de esta torre, mar adentro.
El 21 de octubre
de 1905, tiene lugar una de las mayores batallas navales de la Historia, la
mítica batalla de Trafalgar, donde a priori la armada española lo tenía todo a
favor para vencer, pero condiciones previas impuestas por Napoleón, para que
uno de sus mas ineptos almirantes estuviera al frente de las operaciones de la
armada franco-española nos llevó a la ruina.
Todo comenzó con
el absurdo intento de Napoleón, de distraer a la flota inglesa en las
indias occidentales para poder desembarcar a 160.000 hombres en las costas
británicas. Al fracasar tal intento y ser derrotado en la Batalla de
Finisterre, la flota franco española ordena dirigirse al Mediterráneo para
acabar con los barcos ingleses que incordiaban las rutas comerciales francesas.
A pesar de los reiteradas advertencia del gran Almirante Gravina, la
cabezonería e ineptitud del Almirante Francés Villeneuve, provocó quee desde un
principio las formaciones de combaten quedaran claramente desfavorables desde
el primer momento, tras la primera oleada frontal, gran parte de la flota
francesa huye, los mayores barcos son capturados y la flota franco-española
queda desorganizada en pequeños grupos, pocos barcos franceses son capaces de
mostrar una resistencia eficaz y los barcos españoles operativos luchan sin
tregua pero en inferioridad numérica. La derrota aliada es cuestión de tiempo.
Se cuenta que durante los días siguientes estuvieron apareciendo naufragos
españoles, franceses e ingleses por distintos puntos del litoral gaditano,
siendo generosamente socorridos por las buenas gentes de Cádiz, con
independencia de su nacionalidad. Pobre consuelo fue la muerte del idolatrado
Almirante Ingles Horacio Nelson,
sorprendido por un disparo de pistola, cuando luchaban a la bordaje del buque
insigne británico Victory, abordaba al buque insignia francés Redoutable.
Según cuenta la
leyenda, el mítico almirante inglés Nelson, fue trasladado en barco hasta
Londres y para evitar que su cuerpo no entrara en descomposición fue trasladado
en un barril lleno de brandy de Jerez. Desde entonces ocupa uno de los lugares
preferente en la mítica abadía de Webmister y una de las plazas más importantes
de Londres es la mítica Trafalgar Square.
Al
contrario que España, Inglaterra siempre se ha sentido orgullosa de sus héroes,
militares, descubridores, escritores, científicos, navegantes, etc... Mientras
que en España rara vez fueron reconocidos en vida y en muchos casos ni después
de muertos. De hecho la gran mayoría de los más ilustres descubridores,
militares, científicos, escritores, pintores, etc... acabaron encarcelados,
traicionados, fusilados o acabando sus días en la más dramática de las
miserias. Así le ha ido siempre a Inglaterra y así nos va.
Es este el
mejor lugar para observar parte de los acantilados en todo su esplendor, desde
muchos de
los ángulos que nos ofrece su generoso mirador con mas de 50 m de barandillas,
desde donde también se puede observar la claridad del fondo marino y donde la
riqueza y diversidad del ecosistema marino, protegido hasta una milla marina.
Según el
Maestro Geobotánico, Don José Guerro, estos acantilados están formados
básicamente por roca calcarenita con capas horizontales de margas arenosas
impermeables, lo que provoca que los acuíferos del monte superior surjan
en distintos puntos de la pared del acantilado, formando los famosos caños que dan nombre a la localidad de Caños de Meca. En el
acantilado también se produce el efecto espray salino, en el que la espuma
de las olas al chocar con las rocas es elevada por el viento y
salpica toda la pared, formando en ella depósitos de sal. Esta curiosa mezcla
de sal y surgencias de agua dulce e provoca la aparición de una vegetación
diversa, desde especies halófitas desde musgos hasta higueras o zarzas a pie de
mar
junto a las que crecen, la barrilla, los almajos dulces y salados, la
siempreviva, típica de ambientes marítimos.
Los acantilados acogen una importante
pajarera de aves que buscan nidos protegidos en la pared rocosa,
destacando la colonia de gaviota argentea aunque también destacan las garcetas,
estorninos negros y palomas bravías. En los huecos, grietas
y repisas de los acantilados anidan
numerosas garcillas bueyeras (como la de la imagen), grajillas, y la gaviota patiamarilla,
halcón peregrino, vuelvepiedras y zarapito trinador. Entre las rapaces,
destacan el águila pescadora, la lechuza y el cernícalo vulgar.
Debido al
material de la pared del acantilado éste se disgrega en grandes bloques que
posteriormente se van rompiendo con el oleaje, al igual que ocurre en muchos
puntos del litoral del Algarve portugués. Por lo que a lo largo de la historia
ha ido retrocediendo, dejando en el fondo del mar una sucesión de rocas sobre
sustrato arenoso. Este fondo marino propicia un rico hábitat de especies con
profusión de algas, moluscos y una gran variedad de peces, lo que justifica la
protección de una Milla Naútica mar adentro a lo largo de todo el acantilado. Recientemente
se ha localizado en la zona de acantilados una formación de estalactitas de 300
años de gran valor.
Tanto a la ida como a la vuelta el gran protagonista de
nuestro itinerario circular es el pinar
de La Breña, esta palabra
hace referencia a la maleza o a la flora espontánea e improductiva, que
dificulta la agricultura), y especialmente el terreno poblado de ella, cuando
es irregular y de difícil tránsito y aprovechamiento. En este caso, aunque el
terreno es de suave perfil, podría hacer referencia a un terreno de difícil
aprovechamiento para la agricultura debido a la enorme influencia de la
salinidad y arena del mar. Su intensa
repoblación para frenar las dunas móviles lo han convertido en el mayor pinar
de Cádiz, del que se aprovechan piñas y piñones. En este lugar, el aroma a pino
se mezcla con el de romero y lavanda que, junto con palmito, espino negro, e incluso, la retama o
lentisco, forman el matorral mediterráneo existente. El pinar se extiende hasta
bordear el acantilado, donde el pino carrasco convive con bosquetes de sabinas
y una de las mejores masas de enebros marítimos que queda en el litoral
gaditano.
Este
sendero que comunica las localidades Barbate y Caños de Meca llanea sobre
una meseta trapezoidal colonizada por el
denso pinar de La Breña que plantaron los vecinos de la zona, para evitar el
avance de las dunas tierra adentro, siendo su perímetro sur el borde de los
acantilados. El pinar nos acompaña hasta la misma entrada de Caños de Meca,
llegando por su extremo oriental, mientras vamos descendiendo de forma
escalonada, esquivando raices de pino que han ido quedando al descubierto por
la erosión de los pinos, mientras vamos dejando a la izquierda la playa del
Castillejo, cutas aguas celestes y turquesas forman un espectacular cromatismo
de colores entre las copas de los pinos cuyo intenso verdor nos acompaña
durante este idílico itinerario, que una vez más nos recuerda cuan privilegiado
somos, los que disfrutamos o simplemente valoramos y respetamos, la tremenda
riqueza y variedad de los distintos ecosistemas que alberga Andalucía, y es que
aunque muchas veces no seamos conscientes, vivimos en uno de los lugares más
privilegiados del Planeta (a pesar de nuestros políticos).
Cuentan
las lenguas antiguas que la localidad de Caños de
Meca (pedanía de Barbate), debe su nombre los caños que manan de las paredes en
algunas zonas de los acantilados, que al estar formadas por rocas de calcarenitas,
con capas horizontales de margas arenosas impermeables, provoca que los
acuíferos del monte superior surjan en distintos puntos de la pared.Pero hay
otra teoría que otra teoría que
afirma que el nombre referencia a una fuente ("caños") cuya agua fue
muy popular al menos durante la época de dominación musulmana, por la cual habría recibido el nombre de La Meca,
ciudad santa del Islam.
...Barbate, y alli cerca vna fuente
famosa de muy buena, y saludable agua. Llamanle las aguas de Meca, a donde
suelen venir muchos Moros en romeria, mouidos de supersticiosa religion de
aquel agua, en la qual se bañan, y lleuan della a sus nauios, quando les dan
lugar los ginetes de la costa.
(Fragmento
y cosas notables de España 1590)
En el siglo XIX se
la consideraba un despoblado, históricamente siempre estuvo relacionada con la
ciudad romana de Baessipo, la octava fortificación en la vía romana que unía la
ciudades de Malaga y Gades.
Las constantes
incursiones de pillaje efectuadas por los Bereberes procedentes del norte de
África, provocó que la franja costera de Barbate quedara despoblada durante
varias décadas, hasta el punto que la población se centraba únicamente en el
Castillo de Santiago de Barbate y en la fortaleza Jadraza de Zahara de los
Atunes, donde contaban con los medios de protección necesarios para repeler los
abusos efectuados por la piratería. A esta etapa de inseguridad pertenecen las
antiguas torres almenaras del Tajo del siglo XVI situada en los acantilados del
Parque Natural de la Breña y orientadas hacia la costa, años más tarde se
construiría la torre de la Meca. Estas torres tenían una función de protección,
a través de las cuales, los encargados avisaban mediante señales de fuego a la
población de la llegada de piratas a la costa.
Desde los años 60
del siglo XX, Los Caños se convierten en la Meca de los seguidores del mundo
hippy que se sienten atraídos por la naturaleza del entorno.
En la actualidad en
los Caños de Meca, nos encontramos con una curiosa mezcla
de ambiente vacacional, bohemio, naturista, hippie y surfero que queda
perfectamente reflejado en sus pequeños bazares y sus numerosos chiringuitos y
alojamientos turísticos de pequeño tamaño. Presume de contar con preciosas
playas de arena fina y esas aguas en distintos tonos de azul, celeste y
turquesa, que alcanzan tonalidades que bien podrían competir con típicas playas
caribeñas o polinesias. Una especie de sucursal del Caribe, versión andaluza.
Hacia el oeste (dirección Conil), nos encontramos con las larguísimas playas
del cabo Trafalgar, completamente llanas y compuestas de arena fina y dunas
móviles, aunque con frecuencia salpicadas de arrecifes a poco que nos
adentramos en el agua. Ya en la misma localidad de Caños de Meca, hacia el Este
(dirección Barbate), el terreno comienza a elevarse formando playas más
pequeñas, protegidas por paredes de calcarenitas. Finalmente, conforme se eleva
el acantilado del Parque Natural, se conforman calas más pequeñas, cuyo acceso solo es
posible en marea baja y solo
hasta la llamada "Cala Verde".
Como hemos
comentado anteriormente desde el núcleo de población hasta los acantilados,
comienzan a aparecer los famosos
caños, que dan nombre a la zona.
Se trata de surgencias de agua dulce de distinto caudal, en la pared de los
acantilados, que pueden ir desde pequeñas humedades en la pared rocosa hasta
importantes manantiales, variando mucho según la época de lluvias. El más
importante, el "Caño Grande", se sitúa casi al final de la zona de
acantilados, con un acceso muy complicado y solo en marea baja.
2ª parte desde
Caños de Meca hasta Barbate por SL.A-111 "Ruta de Los Acantilados"
Después
de haber disfrutado de casi dos horas para que cada uno almorzara donde
quisiera y disfrutara de cualquiera de las playas o calitas de Caños de Meca,
nos reagrupamos en el punto establecido a la hora acordada y con puntualidad
británica, nos introducimos en el sistema dunar, que con disciplina espartana
fuimos remontando, mientras Caños de Meca iba quedando a nuestra izquierda y al
fondo el faro, presidiendo el Tómbolo de Gibraltar, declarado monumento natural en el 2001 y su faro.
Mientras quee íbamos dejando a nuestra izquierda, la Torre de Meca, construida
en el siglo XVII, forma parte del sistema de torres almenaras que salpican la
costa y que conectan visualmente.
Su función era la vigilancia y la emisión de
la voz de alerta ante acecho de piratas turco-berberiscos. Disparos de
artillerías, y fuego de noche o humo de día eran las señales inequívocas del
peligro; y oculta a nuestra vista, por el denso pinar que nos rodeaba.
Una vez superada la loma arenosa, nos reagrupamos bajo un
pino centenario, desde el cual el camino a seguir, fué una sucesión de
cortafuegos arenosos, conocidos en tierra onubenses como "Raya Real"
muy usados en la terminología de la Romería del Rocío, recogido en muchos
fandangos y sevillanas o incluso empleado como nombre de un grupo. Por ellos
llegamos hasta las ruinas de la antigua casa Forestal del Jarillo, desde donde
Don Manuel Manzanares, condujo al grupo con maestría, a través de una red de
senderos, que no por discurrir por un terreno llano, era fácil de seguir (ni muchísimo
menos), demostrando una vez mas sus conocimientos previos de la zona, amén de un gran sentido de la orientación y dominio de la cartografía.
Con gran acierto, decidió dejar este tramo para el regreso,
aprovechando que el día no era demasiado caluroso y además contábamos con la protección de la sombra del pinar de La Breña. Dejando para la ida, los paisajes más representativos de los
acantilados, donde el personal suele estar mucho más presto a la fotografía y a
la contemplación y disfrute del paisaje, sin ese síndrome de la prisa en el
camino de regreso que algunos/as suelen padecer, con frecuencia sin ser
conscientes de ello, arrastrando el estrés de la vida cotidiana, al último
tramo del recorrido, olvidando que tanto encanto tiene la ida como la vuelta, y
más aún con las luces de la tarde donde la belleza del paisaje se multiplica
por doquier.
Tal
y como estaba previsto, el último tramo de la ruta discurrió, recorriendo sobre
nuestros pasos esos casi dos kilómetros de la playa de la Hierbabuena, por
donde algunos no sólo aprovecharon para volver a caminar descalzos, sino para
volver a disfrutar de un generoso baño, aprovechando la perfecta temperatura de
un agua cristalina y un delicioso tacto de arena fina.
Mientras la mitad del grupo, continuaba ya sin detenerse hasta el
primer bar que encontraron abiertos en el cercano Puerto de Barbate, donde casi
todos nos reagruparíamos mas tarde y donde también se ofertan paseos
en barco para disfrutar más de cerca de sus cristalinas aguas turquesas, que
también invitan a practicar submarinismo y snorkel. Desde tiempo de la época
de los fenicios, el papel del mar era
fundamental, con la pesca del atún en almadraba y la salazón. Barbate sigue
siendo un gran centro pesquero, con su puerto comercial y gran afición a la
pesca con caña. En el estuario se pescan lisas y anguilas; y en la marisma,
doradas y lenguados. De esta forma, el visitante adquirirá in situ productos de
la salazón de atún, la mojama y huevas curadas.
A escasa distancia de la localidad de Barbate, siguiendo su
río, aguas arriba, los amantes de la ornitología disfrutarán bastante con
la biodiversidad de las marismas y
lagunas, que cobijan gran número de aves, al ser zona de nidificación y paso de
migraciones. Un paseo por su interior nos permitirá fotografiar al ánade real,
focha común, pato cuchara, e incluso algún zampullín chico, garza real o
imperial. Entre el carrizo se observan avetorillos, ruiseñores bastardos y
carriceros comunes.
Poesía "Ruta de los
Contrabandistas"
Tarifa,
castillo y playa,
Tarifa, con sus balcones
sobre el Estrecho y la costa
negra de Sierra Bullones.
Zahara de los atunes
no tiene calas ni abrigos.
Hacia los Caños de Meca
por Bolonia y sus castillos.
Entre dunas y palmares.
Los pies en la arena blanca
se hunden en suavidades
como el viento por el agua.
Ya en la trocha de Vejer
los cinco contrabandistas.
Ya se han quitado el sombrero
por la Virgen de la Oliva.
Y en Facina y Benalup
hacia las sierras de Bornos.
Montes dorados de ocaso.
Valles de azúcar y mosto.
El peñón de los ingleses.
Las serranías de Ronda.
Y hasta los barcos de Cádiz
desde Medina Sidonia.
San Cristobal de los montes
por Grazalema se empina,
con torrenteras azules
y soledades de sima.
...En una casa de sal
con molduras encaladas.
En una casa cualquiera
de la Isla o de Chiclana.
Tarifa, con sus balcones
sobre el Estrecho y la costa
negra de Sierra Bullones.
Zahara de los atunes
no tiene calas ni abrigos.
Hacia los Caños de Meca
por Bolonia y sus castillos.
Entre dunas y palmares.
Los pies en la arena blanca
se hunden en suavidades
como el viento por el agua.
Ya en la trocha de Vejer
los cinco contrabandistas.
Ya se han quitado el sombrero
por la Virgen de la Oliva.
Y en Facina y Benalup
hacia las sierras de Bornos.
Montes dorados de ocaso.
Valles de azúcar y mosto.
El peñón de los ingleses.
Las serranías de Ronda.
Y hasta los barcos de Cádiz
desde Medina Sidonia.
San Cristobal de los montes
por Grazalema se empina,
con torrenteras azules
y soledades de sima.
...En una casa de sal
con molduras encaladas.
En una casa cualquiera
de la Isla o de Chiclana.
Juani, simplemente magnifico, gracias.
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