domingo, enero 25, 2009

Ascensión al tajo Gómer

18 pasos largos culminan con éxito la Ascensión al Tajo Gómer (1.129 m) "El Naranco de Bulnes andaluz"

Itinerario circular: Cortijo de Auta (aprox. 625 msnm-base del Gómer-Tobogán del Infierno-Cumbre-base del Gómer 1.129 msnm- cortijo de Fariña-cortijo del Cuartillo-arroyo de la Cueva-nacimiento del Borbollón-cortijo de Auta

Distancia: 8,7 km, Desnivel aprox: 504 m

Con la galerna del Cantábrico en todas las cabeceras de los informativos y gran parte del país en jaque por fuertes vientos y amenaza de lluvia, cualquier mortal hubiera pensado que era el día perfecto para quedarse en casa. Pero cuando un pasos largos está en la víspera de la conquista de una cumbre histórica, largamente esperada y recientemente pospuesta por dos veces, a la tercera, será capaz de morir en el intento, aunque esté por llegar la tormenta perfecta. Y es que mientras mayor sea el desafío para un pasos largos, mayor será su motivación, no importará la distancia a cubrir entre su casa y el punto de encuentro, donde volverá a encontrarse con sus hermanos de las montañas y es que en la gran familia de Pasos Largos, los nuevos se sienten como en casa desde el primer instante y los históricos aunque por circunstancia pasen largas temporadas sin venir, siempre son recordados y nombrados en nuestras efemérides por las mil y una aventuras vividas y compartidas, en tan buena compañía. Que no hay mejor terapia para un pasos largos que disfrutar de una buena ruta en compañía de sus amigos, donde todo el mundo aporta algo y cada uno a su manera le saca el máximo rendimiento a cada salida.

De manera que, bajo un cielo tenebroso, amenazante de tormenta nos dábamos cita en el puente del Olivar, a la entrada de Riogordo tal y como llegamos por la carretera que va de Casabermeja a Vélez Málaga. Las turbulentas aguas que bajaban con estrépito por el arroyo de La Cueva, teñidas de marrón por el barro, daban fe de la abundante lluvia caída en las horas previas. Al igual que la pista terriza por la que llegamos al punto de partida situado en el Cortijo de Auta, donde mas de un coche llegó culeando de lado a lado, por lo difícil que resultaba mantener la dirección, debido al barro acumulado en las ruedas y al mal estado del carril en algunos tramos, especialmente en la última bajada.

Desde el cortijo de Auta, echamos a andar en compañía de un pastor de la zona, atravesando el precario puentecillo que salva las aguas del recién nacido arroyo de La Cueva, continuando por una pista terriza por donde a cada paso dado íbamos acumulando cada vez mas barro en nuestras botas, y que en dirección noroeste discurre entre amplias extensiones de cultivo, acercándonos hacia los tajos del río Sábar, que conforme nos íbamos acercando aparecían mas imponentes y desafiantes. Despidiéndonos del pastor, pocos minutos después junto al corral donde se encontraban sus ovejas al abrigo de un curioso torcalillo que las protegía del fuerte viento norte que comenzaba a soplar cada vez con mas fuerza. Hicimos la aproximación hacia la base oeste del Tajo Gómer, tomando como referencia una especie de empinada pradera en forma de “V” que vemos a la izquierda, ojo, no confundir con la que se ve a la derecha y que aún siendo mas amplia, no nos ofrece ningún acceso seguro para iniciar la ascensión. Tras superar una empinada ladera esquivando todo el tiempo enormes ejemplares de retama, nos reagrupamos en la base y despidiéndonos de Guille y Maribel que desde un principio venían con la idea de llegar hasta la base y regresar tranquilamente hasta el punto de partida, iniciamos la ascensión tomando como referencia la rocosa vereda marcada por una flecha azul, de manera que por una vertiginosa repisa con bastante vuelo, transcurridos unos 200 m, llegamos a un punto donde la única continuidad posible era haciendo alpinismo puro y duro.

Así que recordando las indicaciones del pastor, que nunca había subido al Gómer diciendo que eso era cosa de locos, desándamos nuestros pasos y faldeando la empinada base nos dirigimos hacia la otra praderita un poco mas amplia, que se encuentra unos 200 m. dirección sur-sureste. Allí nos encontramos con una cuevecilla en las proximidades, pero ni una sola vía de acceso clara a pesar del espectacular intento de Manolo Supersónico, Rafa Flores, Javi “El Niño de la Tirolina” y el último fichaje. Descartada tan arriesgada y expuesta vía de acceso, volvimos a la primera praderita, bautizada ya como “Campamento base 1” con el convencimiento de que si allí nos habíamos encontrado una flecha azul tenía que ser por algo y efectivamente nada mas comenzar a andar por el lugar por donde habíamos pasado la primera vez, esta vez con mayor atención a cualquier indicación, nos percatamos de que a unos 30 m. de la primera flecha azul, nos habíamos saltado otra que quedaba a nuestra izquierda y que a pesar de llevarnos por una zona de trepada un tanto escarpada, rápidamente nos situaba en una cómoda repisa, donde el paso de las cabras y anteriores montañeros ya habían dejado su huella.

El primer tramo de ascensión una vez superada la pequeña trepada del inicio es bastante asequible hasta que llegamos a un pequeño puertecillo entre la pared del Alto de Gomer que tenemos a nuestra izquierda y otro peñoncillo con forma de colmillo a la derecha. Al llegar aquí bien justificada está la pausa para tomarnos un respiro, mientras echamos un buen trago recreándonos con la mirada ante tan impresionante paisaje y el espectacular tobogán por donde tenemos que ascender, viendo ya a nuestros compañeros de cabeza como hormigas por allí arriba, preguntándonos aquello de ¿por ahí hay que subir?. Tras una ligera bajada como para tomar impulso comienza este espectacular tramo de ascensión, donde intentamos buscar en todo momento algún tramo de hierba o roca firme, para evitar caminar por la abundante pedrera que ha proliferado por doquier. Paradójicamente, en este tramo el Dios Eolo, que soplaba cada vez con mas fuerza desde el norte, se convirtió en nuestro mejor aliado, ya que nos empujaba hacia arriba, si bien en algún momento hubo tales golpes de viento, que mas de un compañero fue al suelo. Como mi buen amigo Héctor, el Caimán de Puente Genil, que de no haber sido porque cuando cayó estaba en un ensanche del tobogán, no lo hubiera contado.

Las rampas se hacían tan duras que cada pocos pasos había que parar a tomar resuello, pero antes de darnos cuenta, llegamos al punto donde la misma trayectoria de la ladera por la que vamos ascendiendo con gran esfuerzo, nos obliga a ir girando dirección este, noroeste y siguiendo las flechas azules, volvemos a encontrarnos con nuevos tramos de trepada que de no ser porque se encuentran mas o menos escalonados con alguna que otra cornicabra a la que poder agarrarnos en caso de caída harían muy peligrosa esta ascensión en la que no obstante, conviene extremar todas las precauciones, mucho mas en las circunstancias en las que subimos nosotros, con un fuerte viento norte que al llegar a la cresta cimera, casi nos obligó a ir a gatas para no salir volando con un golpe de viento en nuestro desesperado intento por llegar al punto geodésico donde ya nos esperaban todos nuestros compañeros para hacernos la histórica foto de cumbre, donde además de los anteriormente mencionados nos agrupamos como una piña en plan portada de “Mortadela y Filemón”: José Antonio Luque “El Vigilante de la playa” con sus dos perras de agua, Salva “Abierto hasta el amanecer”, Jon Webster “El Huracán de Sheffield”, carlitos “El Poeta de las cumbres”, Paco Jaime “El Bolichero”, Mariana Raverta “La chica del Central Park”, Juan Carlos Bernal “El Motorista Fantasma”, Ilde “El Vendaval del Moncayo”, Juan Luis “El farolillo rojo”, Manolo “El Tritón de la Chorrera”, un servidor para contarlo y para recordaros que mención muy especial merecen nuestra encantadora amiga Celia “La Hechicera du Sao Paulo” por su espectacular ascensión a ritmo de samba y el incombustible Valentín “El regreso de Séneca” que a sus 74 años, se ha convertido en un todo un símbolo para los compañeros que hemos tenido la suerte de compartir alguna ruta con él por su jovialidad, su energía, su contagioso entusiasmo, su sabiduría y en definitiva por ser el abuelo que todos soñamos ser algún día, si alguna vez llegamos a su edad con tan magnífico estado de salud.


Una vez hecha la foto histórica en la mismísima cima puntiaguda del Gomer, 1.129 m. (hito 3), junto al pequeño buzón, que allí nos encontramos junto a una placa informativa, fuimos abandonando la cumbre sin demorarnos demasiado con las espectaculares vistas alrededor, recreándonos hacia el sureste con el tajo de Doñana 1.188 m, a la derecha del cual distinguiremos La Maroma con Periana en su trayectoria y el pico Vilo asomando por la izquierda, y al norte el tajo del Fraile, que es el mas alto con sus 1.222 m. Curiosamente el Gómer es el más bajo y estrecho de los tres con 1.129 m, sin embargo dada la espectacularidad de su pared norte, es el más emblemático. De manera que antes de darnos cuenta ya estábamos inmersos en plena sesión de destrepe de manera que al compañero de adelante sólo le veías la coronilla y al de atrás la suela de las botas. Hasta que por fin retornamos al tobogán diabólico donde la distancia entre la cabeza y la cola del grupo de hizo mas evidente, sin embargo, el fuerte viento norte que no dejaba de soplar, volvió a convertirse en aliado, pues teniéndolo ahora en contra, nos frenaba bastante por tan empinada bajada, lo que ayudaba mucho a fijar los pies en cada paso que dábamos, hasta que siguiendo exactamente el mismo camino de ascensión pero a la inversa con la referencia de las flechas azules, volvimos a reagruparnos en la praderita de la falda oeste, conocida ya como “Campamento base 1”.

Una vez finalizado el almuerzo de la mano experta del “Tritón de la Chorrera” llegamos en tiempo record a las ruinas del Cortijo de Fariña (hito 4) desde donde podemos disfrutar de la perspectiva mas espectacular del Tajo Gómer, costándonos aún mas trabajo asimilar el hecho de haber podido acceder a tan escarpada cumbre a penas una hora y media antes. Del cortijo de fariña, siguiendo la trayectoria noroeste llegamos en pocos minutos al nacimiento del Borbollón (hito 5) que atravesamos por un vado muy próximo a una cascada, tras la cual ya enlazamos con la pista por donde discurre la denominada ruta de la sierra que une las localidades de Alfarnatejo a la izquierda y Riogordo a la derecha hacia donde cogimos para llegar en poco mas de media hora al “Cortijo de Auta”, donde nos esperaban los coches en los que nos fuimos montando tal y como nos quitábamos el abundante barro de las botas y nos cambiábamos de calzado.

De allí partimos en caravana hacia el centro de Riogordo donde rematamos el fin de fiesta con unos refrescos y raciones por gentileza de José Antonio “El Vigilante d la Playa”, Paco Jaime “El Bolichero” y Carlitos “El Poeta de las cumbres” que precisamente allí volvió a deleitarnos con una nueva poesía de cosecha propia. Y entre risas, bromas y efemérides nos despedimos todos juntos con el insuperable buen sabor de boca que siempre dejan las rutas emblemáticas compartidas en tan grata compañía.

2 comentarios :

  1. Mogollón de envidia, arjj

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  2. Creo que quien tiene la fuerza y la valentía de llegar hasta ahí, a pesar del viento y de los distintos caminos emprendidos sin buen resultado, quien no se da por vencido, quien a pesar de los pronósticos apuesta por lograr lo que desea, pues esas personas pueden lograr casi todo en la vida...una vez más Pasos Largos, a través de tu crónica, me deja una nueva enseñanza...
    Al igual que le dije a Rafa en su blog, una de las fotos que más me gusta, es la de la llegada a la cumbre, pues la cara de felicidad que tienen todos es verdaderamente auténtica...
    Gracias por compartir...

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