domingo, febrero 07, 2010

Ascensión al Navachica desde Peña Escrita (Sierra Almijara)

Ascensión al Navachica (1.831 m), techo de la Sierra Almijara, desde el Parque de la Naturaleza de Peña Escrita (vertiente granadina dentro del t.m. de Almuñecar) Un buen punto de encuentro para quedar en Almuñecar siempre es l gasolinera Campsa que se encuentra en la travesía principal de Almuñecar a donde vamos a llegar sin problemas entres por donde entres. Dicha gasolinera está a la altura del recinto ferial de Almuñecar y si se llega con tiempo, a unos 200 m. de la gasolinera, en la misma avenida, pero en la acera de enfrente dirección Almería hay un Bar/Hostal donde se puede desayunar de maravilla. Las 9 puede ser una hora èrfecta para quedar y para evitar cualquier tipo de dudas la mencionada gasolinera CAMPSA se encuentra entre los puntos kilómetricos 314 y 315 de la N-340, antigua carretera que atraviesa el pueblo de Almuñecar y que está también junto a la rotonda que da inicio la entrada de la carretera de la cabra montés de los pueblos Jete y Otivar.

Cómo llegar a Peña Escrita desde Almuñecar:
Antes de venir por primera vez a Peña Escrita, en todos los mapas que había consultado, el camino a seguir me parecía un auténtico laberinto de cruces, requiebros y ramales, que ya me llevaban a la duda y la confusión desde la misma localidad de Almuñecar. Sin embargo, nada mas lejos de la realidad. Para empezar la carretera de referencia es la mítica carretera paisajística de la Cabra Montes, que pasa por los pueblos de Jete y Otivar y que ya conocemos de todas las veces que hemos venido al paradisiaco Río Verde. Como ya hemos comentado anteriormente la rotonda de acceso a esta carretera se encuentra muy cerca de la mencionada gasolinera Campsa en el centro de Almuñecar. A unos 3 ó 4 km. de dicha rotonda, iniciada la ascensión por la carretera de la Cabra Montes, como si fuéramos para río Verde, cuando todavía no hemos dejado atrás las últimas casas y naves industriales de la periferia de Almuñecar. Nos encontramos un cartel bastante grande que nos señala Peña Escrita a la izquierda (11 km), a partir de aquí entramos en una pista asfaltada, que da acceso a las fincas de aguacates y otros frutos tropicales, denominación de origen de la Costa Tropical, atrás vamos dejando curvas cerradísimas en fuerte pendiente que a veces nos obligan a meter primera, pero la pista aunque estrechita está perfectamente asfaltada. No tardamos en pasar bajo uno de los dos viaductos, al tiempo que atravesamos el río Seco y a partir de aquí la subida ya es permanente, no serán pocos los ramales de pista que van quedando a izquierda y derecha, pero en cada uno, te viene perfectamente señalizado hacia donde continuamos dirección Peña Escrita y el número de kilómetros que nos falta por cubrir. Conforme vamos ganando altura el paisaje se nos muestra epectacular, especialmente a nuestra derecha con magníficas vistas sobre gran parte de la zona por la que discurre la carretera de la Cabra Montés, incluida la seductora Sierra de los Guajares que tanto nos llama la atención con su afilada crestería al rebasar el puerto de la Cabra Montes. Llega un momento en que llegamos a un cruce donde nos marca a la izquierda casa de la Bóveda, El Rescate, el Cerval y Peña Escrita siempre de frente por el ramal principal que poco después comienza a discurrir por una crestería, donde si no tienes la cámara a mano, te verás tentado a parar el coche y cogerla del maletero, pues ya el paisaje a ambos lado es digno de fotografiar y cuando ya nos creemos que estamos llegando, tras una curva a la derecha que rodea un saliente, nos encontramos una cadena que nos corta el paso, con su correspondiente caseta, donde se podía leer: Horario de visitas de 10.00 a 18.00 h. Precio de entrada: coches 5€, motos 2€. Eran aproximadamente las 9.45 am, nos habíamos bajado todos de los coches y algunos compañeros hasta cogieron sus mochilas totalmente decididos a dejar los coches aparcados a un lado y a seguir a pie. Pero entre que aún faltaban mas de 3km para llegar al recinto donde se encuentran los animales y este se veía a unos 200 m de desnivel, decidimos esperar hasta las 10.00 conservando las fuerzas para la ruta y ahorrándonos la siempre insulsa pista, mucho mas estando asfaltada. Pasados unos minutos de las diez llegó el hombre encargado que rápidamente se puso a cobrar los correspondientes 5€ por coche, que ya comenzaban a desfilar pista arriba, con la única consigna de que estuviéramos de vuelta antes de las 18.00 pm pero sin la mas mínima mención de pautas de conducta, ni medidas de seguridad al acercarnos a los recintos donde se encontraban los animales. Pero mira tú por donde que cuando Blackmountain mete su mochila en el maletero y nos disponemos a montarnos: Celia, Ilse y yo. Nada mas cerrar el maletero Blackmountain se da cuenta de que se ha dejado las llaves dentro de la mochila y su flamante Mercedes se ha cerrado automáticamente. Todavía quedan un par de coches por partir con los compañeros que se quedan tan atónitos como nosotros ante este despiste, que al fin y al cabo a casi todo el mundo a pasado alguna vez o ha estado a punto de pasarle. Mientras Blackmountain no paraba de maldecirse (lógica reacción), no parabamos de quitarle importancia, al tiempo que ya le pedimos a los compañeros que quedaban por allí que siguieran, mientras el resto de la carabana, ya a punto de llegar arriba del todo era totalmente ajena al incidente. Tras llamar a la Mercedes para ver si existía alguna fórmula secreta, Blackmountain, no dudo en romper el triangulito de la ventana trasera con el martillo que nos dejó el hombre de la caseta. Tan duro estaba el cristal, que tan sólo con un martillazo al mas puro estilo THOR consiguió vencer su resistencia, abierta esa puerta, se abrieron las demás y así el maletero. Dando por finalizado los 15 minutos de quimeras para encontrar una fórmula mágica sin recurrir al martillazo, que al final fue la única solución. En tiempo record cubrimos los 3 km que nos llevaron a lo mas alto de Peña Escrita donde ya nos esperaban nuestros compañeros que ya estaban al tanto del incidente, al tiempo que comentábamos la peculiaridad de aquel lugar tan recóndito y nuestro paso junto a los lobos, hipopótamos, hienas, leones, avestruces, osos, etc…Cada uno en sus recintos, lástima que la mayoría de las parcelas donde tienen ubicados a las distintas especies, se caracterizan por unas fuertes pendientes que por otro lado es la constante en Sierra Almijara, pero donde no hace falta ser biólogo para deducir que los pobres animales deben sentirse incomodísimos en esas fuertes pendientes. De hecho los que vimos en grupo, se encontraban echados en la única repisa con pequeño espacio llano, dentro de su respectiva parcela. Una pena porque si bien se ve que los animales están bien alimentados, al menos el 60/70% de las parcelas me resultaron pequeñas y totalmente inapropiadas para que los animales que se encuentran en ellas, estén cómodos.


De Peña Escrita al Navachica:

Tipo de ruta: lineal con posibilidad de doble tramo circular tanto al comienzo como a mediación de recorrido.
Dificultad: Alta, principalmente debido al desnivel y a la posible confusión de desorientación que se le puede plantear a la persona que no esté acostumbrada al manejo de mapas topográficos o al dominio del GPS en caso de optar por el tramo circular en el camino de vuelta.
Distancia proyectada: 14,78 km
Ascenso acumulado: 978 m
Altura máxima: 1.841 m
Altura mínima: 1.159 m

Antes que nada debemos avisar que una vez en la zona alta de Peña Escrita donde estacionamos los vehículos lo único que te encuentras es una panel donde te vienen marcadas varias rutas de senderismo, alrededor del parque. Pero absolutamente nada referente al Navachica, ni a ningún paraje emblemático del Parque natural Sierra Tejeda, Alhama y Almijara. Sobre Peña Escritatodo lo que queras, pero sobre lo demás búscate la vida. Sin embargo lo primero que debemos hacer es ubicarnos y localizar un camino que parta en la dirección oeste-noroeste que es la que nos lleva de Peña Escrita hacia el Navachica, rápidamente localizamos por la parte alta de la ladera que teníamos ante nosotros la pista que nos marcaba el camino a seguir y a la que se puede acceder de dos maneras:
a) Comenzando a descender por una pista que parte desde el mismo aparcamiento dirección noroeste y a los 50 m. sale un ramal de senda con un precioso cartelón de madera que nos indica “Camino del Collado de la Encina” y que nos lleva directamente a la pista que tenemos por encima de nosotros, hacia la que queremos llegar.
b) Tomando dicha pista desde su inicio, que con la mente puesta en ganar altura cuanto antes nos llevó a caminar durante unos 200 m en dirección contraria este, pasando junto a unas cabañas turísticas que quedaban a nuestra izquierda y dejando a la derecha otro recinto en fuerte pendiente donde había unos caballos que nos miraban con curiosidad, mientras rodeábamos el pequeño morrión que se encontraba a nuestro costado izquierdo tras el cual ya encontramos el inicio de la pista, encontrándonos con la agradable sorpresa de unas vistas espectaculares de Sierra Nevada al noreste, embellecida por la claridad de atmósfera bajo el sol resplandeciente y el intenso cielo azul que nos acompañó durante toda la jornada.

Unos 100 m después de iniciada la pista, cambiamos de vertiente y dejamos de ver Sierra Nevada a la derecha, para comenzar a disfrutar de las vistas sobre el Mediterráneo a la izquierda y gran parte de la línea de costa malagueña hasta el Faro de Calaburra con todas las sierras litorales y la Sierra de las Nieves dominando el horizonte hacia el oeste. 1 km después quedaban a nuestra izquierda los correspondientes hitos de piedra que nos marcaban la conexión con el sendero que mencionábamos anteriormente como opción “A” y que fue la que utilizamos a la vuelta, alegrándonos de no haberla localizado al principio para conocer y disfrutar de estas dos posibles alternativas. Aproximadamente 1,5 km mas allá, siguiendo siempre por la pedregosa pista en permanente ascensión, llegamos a una curva cerrada de la pista donde ésta comienza a descender, justo en esa curva nos encontramos con una sencilla escalera, pero bastante segura, que nos posibilita pasar al otro lado de la valla metálica que circunda el extremo norte de la finca de Peña Escrita muy fácilmente.

Una vez en el otro lado de la valla, comienza la ruta propiamente dicha y con ella el sendero que nos va a llevar hasta el Alto de los Buitres. El sendero aunque estrechito, está muy bien marcado y se abre paso decididamente entre el abundante matorral de romero, alguna que otra aulaga y típicos matorrales mediterráneos, con pequeños bosquetes de pinos y alguna que otra encina, cuya sombra agradecemos mientras nos abrimos paso dirección norte durante un buen trecho intentando buscar el ritmo apropiado de respiración para minimizar el esfuerzo. Y así llegamos al collado de la Huerta Grande, sin duda nombres que hacen referencia a lo que allí hubo en un pasado no tan lejano, donde hombre y Naturaleza vivían en perfecta armonía y simbiosis, a la antigua usanza. Unos 300 m mas allá el sendero gira bruscamente a la izquierda, dirección oeste, y comenzamos a faldear pequeñas barrancos cuya caída siempre queda a nuestra derecha, en una sucesión de cañadas y algunos tramos de muretes, que atestiguan la esmerada labor de aquellas personas que vivieron en los cortijos que ahora vemos reducidos a ruinas con sus muros de piedra a merced de las inclemencias meteorológicas. Precisamente conviene destacar que justo cuando el sendero nos lleva directamente a las ruinas de un pequeño cortijillo, del que parecen partir varios senderos poco claros, para no equivocarnos debemos tomar el que parte en dirección norte, de manera que pasamos junto a los muros dejando las ruinas a nuestra izquierda y nosotros siguiendo de frente según la trayectoria que traíamos. Con las piernas relajadas por el suave perfil de este tramo del recorrido, no tardamos en llegar a la que posiblemente sea la rampa mas dura de todo el itinerario, donde el sendero, se fusiona con un pedregal de menos de 200 m de longitud, pero con una fuerte pendiente que durante unos minutos nos pondrá a prueba la resistencia física y psicológica, pues para añadir dificultad nos encontramos con bastantes piedras sueltas, pero poco a poco, sin agobios y sobre todo con buen humor y alguna que otra broma se llega al Alto del Buitre, que en realidad es una especie de pradito, desde el cual volvemos a recuperar unas vistas magníficas hacia el este, con Sierra Nevada dominando el paisaje hacia levante.

Ni que decir tiene que aquí hicimos una parada obligada de reagrupamiento, para recuperar el resuello y tomarse un merecido descanso. Prácticamente a menos de 100 m hacia el oeste ya teníamos el mítico cordal que une el Navachica con el pico del Cielo, una vez en esta dócil y redonda crestería, retomamos ya claramente la dirección noroeste que nos llevaría a nuestro objetivo, mientras nos íbamos recreando a nuestra izquierda con cumbres míticas como el Almendrón, Almendrillo ó Torre del Almendrón, Tajos del Sol, Nido del Buitre, La Maroma, Barranco de Cazadores allí abajo. Unas vistas realmente impresionantes, mientras el sendero se difuminaba aquí y allí entre la caliza y los mármoles dolomíticos de la crestería. El trazado del sendero, suele discurrir paralelo a la crestría y a muy poca distancia de la misma, discurriendo la mayor parte del tiempo por la vertiente oeste, pero a veces también por la este, no obstante, la crestería aunque con sus canchales, es bastante dócil y se puede discurrir por ella tranquilamente sin ningún tipo de problemas, tanto es así que dado su suave perfil decidimos abandonar la senda 1 km antes de coronar el Navachica (1.831 m) a cuya cumbre llegamos literalmente cresteando los dos cerros anteriores que nos separaban de la cumbre. Donde volvimos a coincidir con un grupo de profesores de instituto de Málaga aficionados a la montaña con quienes fuimos coincidiendo y adelantándonos y cediéndonos el paso, alternativamente en distintos puntos del recorrido.

Una vez hecha la foto de rigor, dado el frío que reinaba en la cumbre, alimentado por el constante viento norte que no nos dio tregua durante el trayecto de ida y ocupado por el otro grupo de compañeros el refugio-corraleta, que se encuentra junto a la cumbre. Decidimos desandar un pequeño trayecto, acomodándonos en algún punto, aún cercano a la cumbre de la ladera sur, con unas vistas de lujo sobre el Barranco de Cazadores, que ahora quedaba a nuestros pies, disfrutando de unas vistas increíbles de todo el entorno incluido el Rif de Marruecos y después de haber visto desde la cumbre gran parte de Granada, cara norte de Sierra Almijara, cerro Cabañeros, Piedra Sillada, El Cisne, Lucero, Crestería de los Civiles, etc… Y allí nos encontrábamos los 26 compañeros que nos dimos cita aquella jornada disfrutando de nuestro almuerzo montañero en muy grata compañía sin que faltaran nuestras bromas, comentarios jocosos y grandes muestras de afectos no sólo de algunos compañeros presentes, sino de otros ausentes. Mirando la profundidad del barranco de Cazadores, me preguntaba que día haré mi ansiada ruta circular: Fuente del Esparto-Barranco de Cazadores-Navachica- crestería hasta el Pico del Cielo-Fuente del Esparto.

El Camino de regreso, como no podía ser de otra manera, lo reanudamos sobre nuestros pasos en el camino de ida, hasta llegar a las inmediaciones del Alto de los Buitres, donde ya se abandona la crestería si se decide escoger la opción totalmente lineal. Pero ya que todo había salido a pedir de boca y la continuación por la crestería, todavía dirección sur, sureste, antes de comenzar hacia el suroeste (hacia el Pico del Cielo), no sólo seguía siendo asequible, sino que la senda se presentaba cada vez mejor marcada, a lo largo de la crestería, tal y como parecía indicar el track que nos habíamos descargado con el aliciente de realizar al menos un tramo circular, seguimos delante a buen ritmo, confiados plenamente en que al llegar al lugar conocido como el Barranco del Pino, aledaño a la crestería, accederíamos al Collado de la Encinilla tal y como teníamos marcado en nuestro mapa. Sin embargo, cuando ya llevábamos un rato avanzando por la crestería y esta comenzaba a virar al suroeste, sin el mas mínimo atisbo de sendero hacia el este. Decidimos abandonarla dirección este, aprovechando la docilidad de una loma muy despejada por la que descendimos sin ninguna dificultad dirección este, hasta encontrarnos con un gran hito de piedra justo al final de la cuesta de la Encina con un sendero perfectamente marcado, pero que no era el nuestro. Por lo que tuvimos que continuar dirección este, hacia la cual sabíamos que tarde o temprano nos toparíamos con el sendero de ida, faldeando laderas entre pinares y algún que otro barranquillo nos fuimos abriendo paso entre canchales y matorral, hasta que por fin localizamos el sendero de ida unos 200 m al este, al que accedimos abriéndonos pasos por antiguas sendas de cazadores cubiertas por altísimos matorrales, cual jabatos al acecho de la jauría. Lo cual aportó ese punto de aventura translíbica, sin perder el buen humor, que hasta es de agradecer cuando se va con un grupo de tan magníficos caminantes como allí se dieron cita aquella jornada. Poco después llegábamos a la mencionada escalerilla y desde allí coser y cantar hasta los coches, tomando ahora el ramal de sendero cuyo comienzo no habíamos localizado al inicio de la jornada y llegando a así a los coches sin el menor problema, con mas de una hora de luz, que nos acompañó hasta volvernos a reunir en Almuñecar en el mismo bar en el que habíamos desayunado aquella mañana.

Desde aquí mis palabras de agradecimiento a nuestra compañera Magdalena Mayor “La Pimentonera de Águilas” por su buen hacer y a todos los compañeros que participaron en esta ruta, que una vez mas se convirtió en una inolvidable jornada montañera donde predominó, el buen humor, la camaradería, el reencuentro con viejos amigos y la oportunidad de conocer nuevos amigos, que además de magníficos caminantes también se ven muy buena gente.

2 comentarios :

  1. Bueno, creo que nos quitamos de sobra 'la espinita'. A ver cómo sale la del Jurásico

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  2. Una vez más, agradecerte el detalle de tus crónicas y fotos, que hacen que los que no podemos ir, disfrutemos de uno de los tantos increíbles lugares que nos regalan estas sierras...
    Ojalá pueda pronto seguirles los pasos...

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