sábado, febrero 09, 2013

MAMÁ (Guillermo del Toro y los hermanos Muschietti)

Guillermo del Toro apadrina a la película número 1 en Estados Unidos (aunque muchas veces esta etiqueta es una advertencia para que no vayamos a verla. Pero en este caso estamos ante una peli de terror de calidad, creda por los hermanos Andrés y Bárbara Muschietti.
¿Macabro cuento de hadas?. ¿Siniestra mezcla de terror y sentimientos de una madre atormentada por la inesperada pérdida de su hijo?. No sabría muy bien como definirlo, pero me atrevería a animar a todos los amantes del género de terror a que vayan a verla, a pesar de no aportar nada nuevo dentro del género. Nos brinda una magnífica ración de sustos, con primerísimos planos sin tapujos y con todo tipo de detalle, que en muchas otras cintas de este género no dejan de ser flashes o movimientos de cámara rápida, donde mas que mostrarnos la imagen de un fantasma, se sugiere. Además la historia es muy sólida, aunque conforme va avanzando la película, algunos personajes secundarios actúan de una forma un tanto incongruente.
En cualquier caso “Mamá” arranca con fuerza, ya que el prólogo previo a los títulos de crédito iniciales engancha al espectador hasta dejarlo clavado en la butaca. Desde el inicio Muschietti demuestra su habilidad para crear tensión, al inicio nos hace dudar sobre los motivos del nerviosismo del padre de las niñas, interpretado con solvencia por Nikolaj Coster-Waldau.
Tras los títulos de crédito, saltamos al “5 años después” para ver como el hermano del fallecido – otra vez Coster-Waldau, que va perdiendo protagonismo según avanza el relato- está al borde de la ruina en un intento desesperado de averiguar qué sucedió exactamente y si aún hay supervivientes. Es ahí donde surgen ciertos tópicos como: la familiar que quiere quedarse con las niñas o el doctor con aviesas intenciones, que vuelven a crear dudas en el espectador, pero la habilidad de Muschietti tras las cámaras haciendo una película visualmente muy bella y la mera presencia de Jessica Chastain, muy eficiente, aunque sin llegar al nivel de “La noche más oscura
Muschietti echa el resto en su tramo final, apostando por un cruce entre lirismo y terror que por algunos momentos me trasladó a la atmósfera gótica de Tim Burton, al borde de aquel acantilado, y que podría haber sido maravilloso si el espectador hubiera seguido tan enganchado como durante su tramo inicial y si su implicación emocional con los personajes fuera mayor. No obstante, le honra que en el tramo final de la película no haya caído en excesos sanguinolentos o de otra índole, sino por ese intimismo que es donde más había brillado en los minutos previos.
Hay escenas muy conseguidas, pero quedan demasiado desperdigadas en un relato que no sabe trascender el tópico en la mayoría de ocasiones como sí lograba las recientes Insidius” (James Wan 2010) ó “Sinister” (Scott Derrickson, 2012) en no pocos momentos. Con todo, dependerá mucho de la tolerancia individual de cada uno el disfrutar más o menos de una cinta candidata a convertirse en una pieza esencial del cine de terror de lo que llevamos de siglo XXI. Lo que ocurre es que estamos ante un género en el que la mayoría de lo que se hace suelen ser refritos de otras películas vistas anteriormente. Mientras tanto daría lo que fuera porque algún director de prestigio hiciera algún que otro remake de calidad de algunos clásicos como por ejemplo “FANTASMA” (Don Cascarelli, 1978).






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