Entorno: Sector
suroriental de Sierra Palmitera. Esta sierra forma parte del Macizo de Sierra
Bermeja, de hecho su componente principal es la roca peridotita. La Sierra
Palmitera comienza en el puerto del Madroño (km, 22 carretera San Pedro-Ronda)
y mantiene una trayectoria NO-SE, hasta las inmediaciones de La Quinta Golf,
junto a San Pedro de Alcántara.
Por su vertiente occidental
discurre la serpenteante carretera San Pedro-Ronda y el valle del río
Guadalmina y por su vertiente oriental el muy poco conocido río Guadaiza y el
famoso carril que va desde la Fuenfría al puerto de La Refriega-Castaño santo y
La Quinta Golf, urbanización que es nuestra referencia para llegar al inicio de
esta ruta.
Localidad de referencia: San Pedro de Alcántara
Inicio de ruta: explanada
previa a la presa del Guadaiza (lugar ideal para dejar los vehículos.
Cómo llegar al inicio
de ruta: la referencia a seguir es el inicio de la carretera de San
Pedro-Ronda, A-423. Desde la N-340, tomamos dirección Ronda y a penas en sus
dos primeros kilómetros, todavía en la zona del polígonos industrial de San
Pedro, al llegar a la tercera Rotonda (justo antes de pasar bajo la autovía de
peaje). Tomamos el desvío a la derecha que nos indica “La Quinta Golf”, a
continuación nos adentramos en un pequeño laberinto de urbanizaciones de lujo,
con alguna que otra rotonda, siendo nuestro camino a seguir, el principal en, dirección
predominantemente Este-nordeste, al final de un tramo mas o menos recto
llegamos a una rotonda donde hay que tirar a la derecha y al poco a la
izquierda, a partir de aquí vamos llevando a nuestra izquierda la valla
metálica del campo de golf. Pronto la pista pasa a ser terriza, de momento en
buen estado y poco después de cruzar por primera vez con el erío Guadaiza
(generalmente seco por ahí, ya que requisan todo su caudal para los campos de
golf), hay un carril que asciende por una ladera hacia el ESTE, es el que
deberíamos tomar si fuésemos hacia el Castaño Santo, pero éste no es nuestro
caso.
Nosotros nos mantendremos en el carril que en todo momento
discurre junto al cauce del expoliado río Guadaiza, que atravesaremos varias
veces, pasando alternativamente a uno y otro margen, hasta que un par de
kilómetros mas allá, llegamos a una gran explanada ideal para poder aparcar los
coches. Hasta aquí podemos llegar con cualquier tipo de turismo, sin la menor
dificultad. La pista continúa unos 200 m mas allá hasta situarse a la altura de
la presa que es donde finaliza, pero si no se dispone de un 4x4, mejor dejar
los vehículos en la mencionada explanada y comenzar la ruta a pie, propiamente
dicho.
Distancia aprox.
Unos 15 km mas lo que decidamos caminar aguas arriba al llegar a la
altura del cortijo “casa de Las Máquinas”.
Desnivel aprox. subida y bajada 400 m.
Punto de partida:
Explanada justo antes de la presa del Guadaiza (150 msnm).
Tiempo aprox. Entre 6-7 horas hasta la casa de
Las Maquinas, mas lo que decidamos remontar a partir de allí río arriba, con
los baños y paradas correspondientes.
Nivel dificultad
física: Medio por el esfuerzo a realizar, pero alto por la incomodidad de
todos los tramos que hagamos caminando por el cauce del río debido a la
abundancia de rocas, algunas de ellas muy resbaladizas, con el permanente
riesgo de caída o resbalón. (Mejor llevar botas de trecking y bastón/es).
Tipo de río: Una
vez dentro del cauce del río Guadaiza, su cauce es muy rocoso, salvo en el
tramo final donde el lecho del río ya es mas arenosos y de piedras pequeñas. No
obstante, conviene llevar como calzado botas de trecking o zapatillas de
travesía con suela gorda. Salvo alguna poza de cierta profundidad, la mayor
parte del tiempo iremos caminando con el agua por debajo de la cintura o
incluso por debajo de las rodillas.
Tipo suelo: senderos
y pistas terrizas con algunos tramos pedregosos 50%. (ida) hasta el cortijo
“Casa de las Máquinas” 50% lecho del río.
Tipo de recorrido: circular-anfibio,
primer tramo terrizo, segundo tramo acuático, por dentro del lecho del río.
Mapa: IGN Marbella
(1.065-IV)
Hora puesta de sol 21.24 pm y ciclo
lunar: inicio de cuarto creciente.
Fecha y meteorología: 2 de agosto de 2014,
32ºC y suave brisa de poniente de unos 15 km/h
Participantes: Celia “la Hechicera du Sao Paulo”, Sonia “Catwoman”, Rafa “El Califa”, Jorge “El Titán del Guadalevín”, el Doctor Leal, Fernando “El
Duque de Juanar”, Chuckie y Juani “El Comandante”.
Material recomendado: bañador, botas de trecking o calzado de
travesía con suela fuerte. Tubo estanco o algo parecido para proteger comida,
cámaras, móviles, llaves, etc… del agua.
Para evitar resbalones con las piedras mojadas del río, siempre viene bien
un bastón y si son dos mejor. Muda
de ropa y calzado cómodo para dejar preparado en el coche al final de la ruta y
muchas ganas de disfrutar del agua y el sol. No os olvidéis protector solar
(crema, gafas, gorra, etc…).
¡Y para que ningún bicho te pique
no te olvides de AFTER BITE!
Breve descripción de la ruta:
Una vez en la explanada
mencionada en el inicio de ruta, accedemos al puente sobre la presa tomando
cualquiera de los senderos que existen al fondo y a la derecha de esta
explanada tal y como llegamos a la misma. Atravesamos la presa e inmediatamente
después vadeamos el cauce de las aguas derivadas que proceden de la presa del
Guadaiza y Guadalmina, para sumarse a las aguas del Guadalmansa y desde aquí
por un sistema de bombeo próxima a la torreta de control, suben hasta una
tubería desde donde descienden hasta el embalse de la Concepción cercano a
Istán.
Nuestra referencia a seguir es el
sendero terrizo que discurre paralelo a la orilla occidental del pequeño
embalse del Guadaiza, cuyas aguas llevaremos de momento a nuestra derecha y a
cierta altura respecto a nosotros. El sendero poco a poco se va estrechando y
cerrando cada vez mas entre la abundante vegetación de ribera que flanquea en
todo momento el cauce del río Guadaiza. Podemos continuar río arriba, tanto por
este sendero, como por el mismo cauce, estando atentos a l llegar a la altura
de una poza, a penas 1 km mas allá de la presa, para tomar un ramal de sendero
que sale a la izquierda, siempre en sentido ascendente. Pronto llegamos a una
bifurcación, siendo el ramal de la izquierda el que debemos tomar y después de
unos 20 minutos o media hora de ascensión continua, llegamos a un ramal de
pista que faldea la vertiente occidental del valle del Guadaiza que siempre irá
quedando a nuestra izquierda.
Cuando llegamos al ramal de pista,
debemos tomar a la derecha, dirección norte, la angosta pista terriza, a veces se
intercala con tramos de sendero, atravesando un par de cañadas, atravesando un
bonito bosque de encinas, alcornoques y algún que otro pino y algarrobo, que
van añadiendo distintas tonalidades verdes a la paleta de colores que nos
rodea. Sirva de referencia un tendido eléctrico bajo el que pasaremos como un
par de kilómetros después de haber accedido al sendero por el que vamos. Al
este destacan la sierra de Las Apretaderas en primer plano y por detrás las
sierras Blanca y Canucha. Al norte de izquierda a derecha, el cerro Abanto, la
muela del Alcazaba y el emblemático Torrecilla.
Unos dos kilómetros después de
haber dejado atrás el tendido eléctrico, llegamos a una bifurcación de caminos,
el que llega a nosotros por la izquierda es por donde descendimos para
emprender el regreso en la ruta que realizamos a finales del mes de abril de
2014. Mientras que el que continúa de frente y pronto empieza a descender hasta
el río zigzagueando, es el que en unos quince minutos nos conduce hasta el río
Guadaiza, que vadeamos para acceder al amplio huerto y las ruinas de lo que en
su día debió ser el monumental cortijo de “la casa de Las Máquinas”.
Por el
tamaño del cortijo fueron varias las familias que debieron vivir en él, llaman
la atención sus grandes albercas de poca profundidad, donde parece ser se
lavaba la tierra del río para la extracción del platino,
para lo cual se trasladaron hasta aquí unas máquinas y artilugios, que finalmente
por los que finalmente fue conocido este cortijo. El promedio oscilaba los 40 miligramos por cada metro cúbico de arena del
río. La búsqueda se hacía por medio de sondeos, dividiendo el lecho del río en
fajas longitudinales y en cada una se iban realizando los sondeos a mayor o
menor profundidad.Una
vez finalizada nuestra exploración alrededor del cortijo de la Casa de las
Máquinas (¡que pena el actual abandono de tan monumental caserón!). Continuamos
aproximadamente un kilómetro aguas arriba, hasta que la vegetación empezaba a
cerrarnos cada vez mas el paso y el terreno se hacía cada vez mas agreste y escarpado,
tal y como nos había descrito nuestro amigo Isi, en su épico descenso integral
hace pocos años. Por lo que decidimos poner fin a nuestra remontada del cauce
en una zona de abundante sombra donde estuvimos almorzando, mientras nuestro
amigo Fernando, “El Duque de Juanar” sufría el ataque de “Los gusanitos del
Guadalmina” que empezaron a treparle por la pierna camino de “los huevos”
Finalizado
el almuerzo, iniciamos el descenso, volviendo a pasar un kilómetro después
junto al cortijo de Las Máquinas, donde estuvimos probando sus dulces naranjas,
a pesar de ser principios de agosto. Continuando con el entretenido descenso
por su resbaladizo cauce, salvo alguna poza de cierta profundidad, la mayor
parte del tiempo el agua a penas llegaba a las rodillas, lo cual siempre
resulta mas incómodo porque el riesgo de caídas o resbalones es mucho mayor,
que cuando el agua cubre mas y esta te ayuda a mantener el equilibrio.
En
cualquier caso el río nos sorprendió con algunos rincones de gran belleza,
llegando a crear en ocasiones un par de pequeños cahorros, coincidiendo con
algunos tramos de pozas con cierta profundidad, donde se hacía preciso nadar,
aunque siempre tramos de escasa longitud. Mientras el Maestro
Geobotánico Don José Guerrero, nos iba explicando la naturaleza de algunos
afloramientos pizarrosos intermitentes, destacando los extensos afloramientos
del manto Alpujárride, que aparecen en las zonas bajas, aun cuando se
consideren tectónicamente cobertera de la intrusión, hecho que puede explicarse
por la formación de una fosa a partir de una serie de fallas, o quizá porque la
peridotita no surgiera totalmente rígida, lo que supuso que la cobertera
metamórfica quedase englobada dentro del macizo.
Estos afloramientos son,
primeramente, micaesquistos paleozoicos, que constituyen una verdadera ventana
tectónica, con tonos ocres y niveles de cuarzo, con grafito, granates y
andalucita. Los gneises granitoides, de edad precámbrica, se conforman a partir
del contacto con las peridotitas, formando una aureola a su alrededor, en ambas
laderas, y a continuación de los micaesquistos.
Al sur del valle hace su aparición una estrecha tira de
gneises bandeados también precámbricos, cuarcitas del Paleozoico, del complejo
Alpujárride, y más al sur encontramos retazos de filitas, cuarcitas y grauwacas
paleozoicas, así como areniscas del permotrías, todas ellas pertenencientes al
manto Maláguide.
La litología del valle se completa, ya en el curso bajo, con
unas manchas de conglomerados pliocénicos, pertenecientes a la unidad del
Aljibe, y los depósitos aluviales cuaternarios del fondo de vaguada. Existen
igualmente una serie
de conos de deyección situados en el curso medio, en la
ladera derecha, donde se instalaron los caseríos del Daidín y Las Máquinas.
Cuando ya llevábamos muchos minutos seguidos caminando
concentrados con qué piedra pisar en cada momento, aprovechábamos para darnos
una tregua del cauce y avanzar por fuera, caminando sobre algunos tramos secos,
por donde sólo circula el agua en época de crecidas, que a veces superaban los
2 m de altura con respecto al cauce del río. Lo que debe servirnos para
hacernos una idea de las tremendas crecidas que se producen cada ciertos años
en este río de montaña. La mas reciente fue el 17 de febrero de 2010,,
llegándose a desbordar a partir del viaducto de la A-7, lo que provocó la
inundación de cinco viviendas del edificio Los Pinos de la urbanización Cortijo
Blanco. Los graves daños materiales causados por la riada en una de estas casas
obligaron a bomberos, Protección Civil y Policía Local a evacuar a la familia que
la habitaba, formada por un matrimonio y sus dos hijos pequeños.
El desbordamiento se produjo sobre las cinco de la mañana
tras una fuerte tormenta, cuando la maleza y la basura acumuladas durante
muchas horas obstruyeron los ojos del puente próximo a la urbanización que
conecta ambos márgenes del río. El agua tomó la dirección de las casas
sorprendiendo a los vecinos que en esos momentos dormían.
De pronto, la tromba, con olas de hasta un metro según el
relato de estos vecinos, traspasó las puertas y las ventanas de las viviendas
hasta derribarlas; llevándose por delante todo lo que se encontraba a su
camino, incluidos los coches aparcados en la entrada.
En nuestro caso, tras una Primavera muy escasa en lluvias,
nos encontramos con un cauce muy modesto, que por fortuna, en la infinita generosidad
de la naturaleza, nos recompensó con rincones de gran belleza y llenos de vida,
con las cristalinas aguas de este río, cuyas aguas no son profanadas desde su
nacimiento hasta la presa. Contando también con abundantes pececillos en la mayoría
de sus pozas, libélulas que sólo frecuentan ríos de aguas limpias, el canto de los paajarillos y la abundancia de helechos y tarajes en muchos tramos del Guadaiza.
Situado al suroeste de la provincia de Málaga, el valle del
Guadaiza se enmarca en la zona interna de las Béticas, más comúnmente llamada
Penibética, y se extiende, desde el puerto del Robledal, al norte, hasta
la desembocadura del río del mismo nombre, cerca de San Pedro de Alcántara, al sur,
quedando enmarcado por los interfluvios de las Sierras Palmitera, al oeste, y
del Duque y de Las Apretaderas, al este. Son sus coordenadas, 36º 30’ 04’’ y 36º
57’ 30’’ de latitud N, y 4º 57’ y 5º 0 5’ de longitud oeste.Situado en la parte
central del gran antiforme que constituye Sierra Bermeja, se eleva hasta el
picacho de Las Encinetas (1474), en la sierra Palmitera, y el cerro de Abanto (1508
m), su máxima altura, justo en la cabecera del río, y en el contacto con los materiales
calcáreos de la Sierra de las Nieves. La disposición continua de las sierras permite
muy pocos pasos desde esta cuenca a la Sierra de las Nieves, o a los valles adyacentes
del Guadalmina y Verde. Destacan los puertos del Robledal (entre la Fuenfría y
el alto Guadaiza), y el de la Refriega (entre el arroyo del Bote y el río Verde), al sur de la Sierra de las Nieves.
La superficie
toda de este macizo sería de 45’6 Km2, ocupandoparte de los términos de los
municipios de Benahavís, sobre todo, Istán, en muy escasa medida, y Marbella.
Pero, a pesar de la relativa cercanía de alguno de estos pueblos, estamos en
presencia de un valle despoblado en los tramos alto y medio en los que, debido
a las elevadas pendientes, pobreza de suelos y la masividad y toxicidad del
substrato, no existen zonas de cultivo, ni núcleos de población, a no ser unos
pocos caseríos dispersos y abandonados de tradición silvopastoril y,
excepcionalmente, algunas explotaciones agrícolas en las aureolas metamórficas,
y otras que aprovechan los coluviones cuaternarios, como fue el caso del
poblado del Daidín, donde aparecen castaños, frutales y algunos bancales.El
paisaje, lejos de ser monótono como correspondería al dominio de las formas estructurales
que acusa esta montaña, presenta espectaculares vallonadas que se abren entre
los arroyos, desde los escarpados cordales de los interfluvios, algo masivos en
las alturas, pero con profundos barrancos cuajados de arboledas o de matorral
en las laderas asoladas por los incendios recurrentes.Tampoco presenta este
“desierto” un aspecto desolado o desprovisto de vida como pudiera deducirse de
la estructura y composición del roquedo; antes bien, se halla poblado por unaextraordinaria
cubierta vegetal adaptada a las exigentes condiciones de la roca, con extensos
y nutridos bosques de pinos negrales, con coscoja, madroños, jarales y aulagares,
acompañados de numerosos relictos y especies endémicas de extremada fragilidad ecológica,
un rodal edafogénico de encinas en las cumbres de la sierra Palmitera, y con
restos de un abetal de pinsapos sobre las peridotitas del Abanto. Por otra parte,
en las orlas gneísicas y los micaesquistos se desarrolla muy bien el alcornocal
con quejigos, y los restos del rebollar en las altas cumbres del norte. Los
arroyos de aguas permanentes están ocupados con saucedas y juncales con brezos.
Hemos de añadir que, a pesar de las dificultades extremas
que el medio ofrece, no fue nula la presencia humana en un territorio tan
aparentemente inhóspito. Podemos hablar de usos silvopastoriles, que dieron lugar a algunas
explotaciones ganaderas, sobre todo de ganado cabrío, y del aprovechamiento del
pinar: madera para traviesas, “pinocha” para los hornos de cal y los alambiques
de los viñedos, que se cortaban o recogían en temporada, y que eran transportadas
por nutridas partidas de arrieros y recuas. Hubo además otros aprovechamientos
notables, como la obtención de la resina, y, sobre todo, la extracción de
mineral, como la magnetita que se obtenía
de las minas del Robledal, o la niquelita, con un programa
de investigación reciente, y el platino que halló Domingo Orueta en los aluviones del
río. En resumen, estamos en presencia, como en todo el macizo de peridotitas,
de un territorio repulsivo para la
población humana, al menos en lo que respecta a una presencia constante, y para la mayoría de los
cultivos. Pero estas dificultades han sido
precisamente las garantes de una conservación más que notable. Aislamiento, inaccesibilidad
y pobreza de los suelos han sido las tres premisas para que estemos en presencia de una montaña milagrosamente
preservada, a dos tiros de piedra de una de las mayores aglomeraciones humanas
del mediterráneo.
Excelente información, de texto e imágenes. Hacía tiempo que buscaba información sobre La Máquina y no la encontraba en ningún lado. Felicitaciones.
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