Entorno: Sector oriental Parque natural Sierra de Huétor
Cómo llegar
al inicio de ruta:
Una de las muchas ventajas que tiene visitar este
parque natural es la cantidad de accesos existentes al parque desde la misma
autovía A-92, en este caso si venimos desde Granada, en dirección
Murcia-Almería-Guadix, iremos dejando atrás varias entradas al parque que
veremos en los cartelones de la Autovía, de hecho hay que llegar mas allá del
Puerto de La Mora (1.390 m) y estaremos atentos a la salida correspondiente al punto kilométrico 264, donde podemos leer:
VTA. MOLINILLO, LOS MIMBRES PRADO NEGRO.
Se trata de una salida con rampa
en subida y justo al llegar arriba, giramos a la derecha trazando una curva de
horquilla de las de 180º, que debemos tomar muy despacio, pues coincide con la
umbría de un roquedo y la carretera que tomamos ahora (antigua nacional), que
discurre paralela a la autovía, en sentido contrario al que traíamos, suele
amanecer con pequeñas capas de hielo en las frías mañanas de invierno. Durante
unos 2 km iremos circulando por la antigua nacional, llevando a la derecha la
autovía por la que hemos llegado y a nuestra izquierda el bosque de pinos tan
característico de este parque, hasta que al final de este tramo completamente
recto, sale a nuestra izquierda en un ángulo recto (90º) una pista donde se nos
indica “EL POZUELO”. Podemos avanzar unos 200 m mas hacia dentro por esa pista
y dejar estacionado nuestros vehículos en el primer ensanche que nos
encontramos a la derecha. Pero como esa mañana éramos mas coches de los
previstos en un principio, decidimos dejar los coche al final de este tramo
recto junto a la autovía, con espacio de sobra para bastantes vehículos
empezando la caminata desde aquí.
Recorrido: La ascensión al cerro Buenavista (1.664 m) se presta al
trazado circular, que siempre resulta mas entretenido y de mayor provecho para
el conocimiento del entorno. Sin embargo la ascensión al cerro Calabozo (1.651
m), desde la casa del Pozuelo, conviene hacerla lineal, a través de la senda
que a duras pena se puede seguir por su ladera sur, sureste, es decir,
rodeándolo por su derecha tal y como nos vamos aproximando a él. Pues existe
otro sendero difuminado por la cara sur, que nos serviría para completar un
trazado circular, pero se encuentra aún mas cerrado.
Longitud : ruta circular cerro Buenavista (1.664 m), unos 9 km y
al cerro Calabozo (1.651 m) en
su versión lineal unos 7 km. En total las dos rutas nos salieron en 18 km
teniendo en cuenta donde habíamos dejado los vehículos.
Desnivel
total aproximado: 800 m (el total de
las dos ascensiones).
Dificultad: Media
Tipo de
camino: pista terriza, senderos,
campo través y meseta de cumbre del cerro Calabozo con abundante lapiaz.
Fecha de realización: sábado 7 de febrero de 2015, temperaturas que se
mantuvieron entre los 4ºC con cielos despejados hasta poco después de abandonar
la cumbre del cerro Buenavista, cubriéndose el resto del día de grises
nubarrones, acompañado de descenso de temperaturas hasta llegar cerca de los
-3ºC al llegar a la cumbre del cerro Calabozo. El 95% de la zona por la que
caminamos estaba nevada y afortunadamente, apenas hubo un poco de viento en
zona de cumbre, resultando una jornada muy plácida.
Unos 25 participantes: Desde Sevilla vinieron Ángel González “El Gladiador
de Itálica” y. Desde Puente Genil (Córdoba), vinieron Héctor “El Caimán” y Mª
Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”, así como Rafael “El Califa” desde
Cabra (Córdoba).
Desde Casarabonela
(Málaga): La Rosa de la Comarca, Gundhil, Juan “El Coloso de Casarabonela” y
Lourdes.
Desde distintos
puntos de la Costa del Sol: Ilse “La Gacxela de la Selva Negra” (Medalla de
plata en la maratón de las Olimpiadas de
Munich 1972), Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Salvador González, Miguel
Fortes “El Marques de La Viñuela”, Marlen “La Perla de Venezuela”, Eduardo “El
Padre Carras” tras una larga ausencia que nos dio su bendición a todos los
pecadores allí presentes, Eduardo “El Último Samurai” con claros síntomas de
Alzheimer al inicio de la jornada: Emilia “Mafalda”, Marita “Mucha marcha”,
José Manuel “El Coleccionista de vértices geodésicos”. Nuestros nuevos socios
del COMANDO PRESTON (y socios también del club senderista NATURABRIL): Inmaculada
Castillejo Muñoz, Manuel
González Luna e Isabel Torres Ruíz; La debutante Rosa Saenz (no socia)
que en los próximos días podría fichar por el club; Como guía de lujo volvimos
a tener a Don Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su Majestad” en este que es
uno de sus parques naturales favoritos.
Es digno de elogio, el hecho de haber
mantenido esta ruta adelante a pesar de que se encontraba pasando un proceso
gripal, igual que Carmen su mujer (motivo por el cual estimó mas oportuno no
venir). No obstante, Manolo volvió a estar al pie del cañón, a pesar de las
bajas temperaturas, abriendo brecha casi campo través en plena ascensión al
cerro Calabozo, donde su proceso gripal y el ir sobre abrigado en un momento de
gran intensidad, le jugó una mala pasada, que gracias a la rápida intervención
del Doctor Leal, tan sólo quedó en un susto, para admiración del grupo, que
guiado de nuevo por su mano experta, llegaba a la cumbre unos 20 minutos
después.
Mapas y Bibliografía: Archivos secretos del
Cartógrafo de su Majestad, además de: http://www.culturandalucia.com y http://caminosdelsur5.blogspot.com.es (El blog de Don José Medina Mesa, magnífico
conocedor de las sierras granadinas y gran parte de Andalucía).
ALICIENTES PRINCIPALES:
ALICIENTES PRINCIPALES:
Estas dos rutas que nosotros realizamos en una sola jornada, logicamente se pueden haacer de forma independiente, tomando como referencia el mismo inicio
y final que se describe en esta crónica. Si biebn la ruta del cerro Calabozo, cuenta con un sendero muy poco
marcado, que requiere de buen sentido de la orientación y experiencia en campo
través en caso de perder el sendero.
La ascensión al cerro
Buenavista, nos regala una panorámica magnífica del entorno destacando la línea
de cumbres de Sierra Nevada desde la inconfundible silueta piramidal del
Trevenque hasta el picón del Jeres. También son amplias las vistas de la Vega
de Granada hasta las sierras Tejeda y Almijara. Y ¡como no!, las vistas hacia
la línea de cumbres mas emblemáticas del parque natural de la sierra de Huétor:
como el Peñón de la Mata, el telégrafo de Orduña, Majalijar, Peñón de la Cruz y
la prolongación hacia la sierra de Harana.
Unos 8 km al norte
del cerro Buenavista, se encuentra el cerro Calabozo que debe su nombre al
pequeño calabozo, que todavía podemos observar a unos 200 m al N-O de su
vértice geodésico y que en tiempos de la Guerra Civil, era utilizado por el
contingente de soldados del bando Nacional, que se encontraba atrincherados
cerca de su cumbre, para encerrar a los prisioneros que capturaban del bando
republicano. Las vistas son similares a las del cerro Buenavista, con la
principal diferencia de que desde aquí a penas se contempla la vega de Granada,
pero sin embargo, tenemos unas vistas mucho mas amplias hacia la Hoya de Guadix
y las sierras de baza y Gádor. Por otra parte el cerro Calabozo, presenta una
morfología del terreno que en su meseta de cumbre es de naturaleza típicamente
caliza con un lapiaz bastante desarrollado y una gran dolina cercana a su
vértice geodésico. Y además presenta una gran variedad de fauna y flora muy
interesante y frecuentada por grupos de cabra montés.
La Sierra de Huétor fue declarada Parque Natural el 18
de Julio de 1989 por la Ley 2/1989 de Inventarios de Espacios Naturales
Protegidos de Andalucía. Forma parte de las estribaciones de Sierra
Nevada, siendo frontera natural entre la Hoya de Guadix y la Vega de
Granada. Limita al sur con Sierra Nevada, al norte con el
pasillo de Iznalloz, al este con la Hoya de Guadix y al oeste con la vega
granadina. Cuenta con una superficie de 12.128 Ha. y una altitud media entre
los 1.100 y los 1.900 m. Su altura máxima se localiza en el Peñón de la Cruz,
con 2.027 m.
Su población aproximada es de 10.000 habitantes, pertenecientes a
los municipios de Cogollos Vega, Beas de Granada, Huétor Santillan, Víznar,
Alfacar, Nívar y Diezma. Los sistemas montañosos que se enmarcan en esta región
son: Sierra de la Alfaguara, Sierra de Cogollos Vega, Sierra de Diezma, Sierra
de Beas y las estribaciones de Sierra Arana (o Harana).
Entre las cumbres mas destacadas se
encuentran Peñón de la Cruz (2.027
m), el techo del Parque, Telégrafo de Orduña (1.981 m) con una gran meseta
somital que salvando las distancias nos recuerda a La Maroma y otras montañas
de menos altura pero que cuentan con magníficos tajos presentando un perfil mas
alpino y escarpado como son
el Peñón
de Majalijar (1.861 m),
el cercano Peñón del Jorobado
(1.742 m) y el emblemático Peñón de la Mata (1.668 m) mi favorito que también fue
escenario de sangrientos enfrentamientos de trincheras, bombardeos de aviación
incluidos, es el gran centinela de Cogollos Vega y de gran parte de la Vega de
Granada, visible desde bastante distancia. También destaca el Alto del Mirador
(1.665 m.) donde subimos en octubre 2014, en la ruta correspondiente a los
bosques mágicos de Andalucía partiendo desde la localidad de Víznar. Todas estas
montañas quedan a la izquierda de la A-92 tal y como vamos desde Granada
dirección Murcia-Almería. Mientras que a la izquierda del autovía, nos
encontramos con montañas de menos altura y perfil mas redondeado, pero que por
encontrarse mas cerca de Sierra Nevada se convierten en privilegiados miradores
para disfrutar del entorno, destacando los cerros: Pararrayos (1.658 m), Buenavista (1.675 m) y Calabozo (1.649 m) siendo estos dos últimos
los objetivos de la crónica correspondiente a esta entrada.
FAUNA Y FLORA:
En el Parque se encuentran los yacimientos de los ríos Darro y Fardes,
que transcurren entre encinares, arces y robles. Se complementan con una masa
vegetal de abundante matorral espinoso adornado con variedades de rosa
carybifera, rosa canina o rosa pouzonii . Otras especies serían los
quejigares (localizados en las partes más umbrías y de mayor altitud), los
sabinares, rebollares, cedros del Líbano y sequoias, así como gran diversidad
de pinares. Actualmente también existen grandes áreas repobladas de coníferas.
Cuenta con endemismos tales como la cantaurea, la arenaria, la nébeda o la
romanza.
En un estudio botánico de la zona realizado en 1977 los profesores de la
Universidad de Granada Rivas Martínez y Rivas Godoy, afirmaban lo siguiente: "Si nos diéramos un
paseo por La Alfaguara hace 500 años, nos asombraríamos por encontraríamos, por
un lado, un bosque lleno de encinas con peonías, grandes flores rojas o
rosáceas, propias de lugares húmedos y quejigos, como jóvenes robles. Y por
otro lado, en las zonas donde el sol deja paso a la sombra, nos encontraríamos
un bosque de robles con el musgo rodeando sus trocos”.
Aunque no de forma habitual, es posible contemplar entre su fauna al
águila real. Cuenta también con aves rapaces nocturnas y diurnas. Típica de un
habitat mediterráneo, alberga jabalíes, ginetas, tejones, comadrejas, garduñas,
cabra montés, gato montés y zorros, entre otras especies.
En lo que respecta a los insectos, existe una amplia variedad de
ejemplares, viniendo al caso comentar que la primera documentación que se llevó
a cabo de la mariposa llamada Polyommatus
bellargus, se hizo
en la Sierra de la Alfaguara, comprendida en este Parque. Destacamos igualmente
la existencia de reptiles entre los que se encuentran víboras hocicudas o
culebras como la culebra bastarda y la culebra escalera.
Sus
composiciones calizas han dado lugar a formaciones de cuevas y abrigos de
montaña que han servido a lo largo del tiempo como refugios a sus moradores,
también conocidos como apriscos. La mas conocida es la Cueva del Agua.
La
abundancia de manantiales permitió a los árabes durante la Edad Medía
llevar a cabo numerosas obras hidráulicas para abastecer de agua tanto
los campos de la comarca, como a la misma ciudad de Granada. Tenemos como
ejemplo la llamada Fuente Grande o Aynadamar, que en su etimología
significa fuente de las lágrimas. De ella salían tres acequias que
llegaban en sus canalizaciones hasta el famoso barrio del Albaicín.
PASAJES DE LA HISTORIA:
Los primeros vestigios en la zona se remontan al Paleolítico, contando entre su
legado yacimientos neolíticos como el encontrado en el paraje de Las
Canteras (Alfacar), con hallazgos de restos antropológicos y abundante cultura
material. De especial interés resulta la Cueva del Agua.
Durante el período megalítico (3.000 a.C.) y en la Edad del Bronce, la
cultura argárica, surgida en Almería, se extiende hacia la provincia de
Granada, dando lugar a asentamientos como el de Cerro Bartolo (Huétor Vega).
Los romanos fundaron asentamientos agrícolas que exportaban sus productos
por todo el Imperio. Durante la Edad Media, los árabes construyeron poblados y
alquerías que llegaron a tener gran importancia como sucedió en la
localidad de Hins Watha (Cogollos Vega), donde se edificaron
unos importantes baños árabes que en la actualidad presentan un
buen estado de conservación.
La Atalaya en Deifontes es otro monumento notable desde el que se
pueden contemplar amplias panorámicas que permitieron en su momento
establecer un punto estratégico de control visual para la defensa del
territorio.
En Víznar destacamos el famoso Palacio del Cuzco, ordenado construir por
el Arzobispo Juan Manuel de Moscoso y Peralta como lugar de residencia estival.
Actualmente está declarado Monumento Histórico-Artístico. En la villa de
Alfacar se encuentra el Parque Federico García Lorca, que recibe este nombre en
homenaje al poeta granadino que fue fusilado por las tropas fascistas del
general Franco durante la Guerra Civil. Según la leyenda popular, puede que sus
restos mortales estén enterrados en una fosa común excavada en alguno de sus
barrancos.
"En 1936, el 19 de agosto concretamente,
muere asesinado entre Víznar y Alfacar el poeta Federico García Lorca. Tras ser
conducido desde Granada, pasa frente al Palacio Arzobispal de Víznar, donde se
encuentra el cuartel de la Primera Bandera de Falange, al mando del capitán
Nestares, y es conducido directamente a La Colonia, lugar donde esperaban a ser
fusilados en el Barranco de Víznar, en el lugar conocido por "Los
Pozos". Sin embargo hay quien dice que Federico fue asesinado en el Camino
de la Fuente, junto a dos banderilleros y un maestro de escuela."
Otro episodio trágico de esa historia reciente tuvo lugar en el paraje
conocido como cerro Maullo núcleo de resistencia republicana durante los
primeros meses del alzamiento militar de 1936 y del que aún quedan restos
de trincheras y armamento en sus alrededores.
Importante también en la historia
de esta región granadina fue la actuación de Doña Berta Wilhemi (compatriora de
nuestra amiga Ilse); Mujer adelantada a su época, que se preocupó de los problemas sociales
que afectaban a sus conciudadanos. Nació en el año 1858 en Heilbronn (Alemania)
y llegará a los doce años de edad a Granada, cuando su familia decide
trasladarse a España para abrir en esa ciudad una empresa papelera como la que
se había incendiado en su pueblo natal.
Fundó las
primeras colonias infantiles en Granada y varios centros sanitarios
antituberculosos como el conocido con el nombre de Las Acacias, una
pequeña casita localizada en El Puche. Después, teniendo como presidenta
de honor a la reina Victoria Eugenia y contando con la colaboración de los
doctores Alejandro Otero y José Blasco, fundó el Patronato Antituberculoso de
la Alfaguara. Culminó su proyecto con la construcción del Sanatorio de la
Alfaguara, en el pueblo granadino de Alfacar, en plena Sierra de Huetor, en el
que invirtió todos sus ahorros.
En la
Sierra de la Alfaguara, próxima al pueblo de Alfacar en la provincia de
Granada, hace tiempo que sus habitantes vienen denunciando la aparición de
sombras y fenómenos extraños en los alrededores del Hospital de Tuberculosos
que se construyera gracias a la iniciativa entusiasta de Berta Wilhelmi.
El uso continuado del suelo y de sus recursos naturales a través de tiempo ha supuesto una fuerte degradación del
paisaje. La tala de árboles para explotación de la industria del carbón y un
desarrollo excesivo del pastoreo, así como los reiterados incendios forestales,
han supuesto una pérdida importante del patrimonio natural en algunas zonas del
parque, que afortunadamente ha sido compensada durante las últimas décadas
gracias a la política medioambiental desarrollada por los ayuntamientos de la
zona, a los que desde estas líneas aprovechamos para felicitar, al menos en lo
que a política medio ambiental se refiere.
DIRECCIONES DE INTERÉS:
Oficina del Parque natural Sierra de Huétor
C/Marqués de la Ensenada, nº 1 18071 Granada
Tel.: +34 958 026 000 Fax: +34 958 026 058
Centro de visitantes “Puerto del Lobo”
Ctra. Víznar a Puerto Lobo, km 43 18179 Víznar
(Granada)
Tel.: +34 958 540 426
1ª parte, Ascensión al cerro Buenavista:
Tal
y como especificamos en el apartado cómo llegar al inicio de ruta, echamos a
caminar mochila y bastones en ristre, justo donde la carretera de entrada a
esta zona del parque (antigua carretera nacional), se separa de la autovía,
formando un ángulo recto, que gira a la izquierda, dirección S-E, adentrándonos
ahora en una pista asfaltada mucho mas estrecha donde debíamos tener precaución
con algunas capas de hielo, mientras que ambos márgenes del camino, hacían
presagiar que sería una de esas jornadas para disfrutar de la nieve de
principio a fin.
A un
kilómetro y medio de inicio, vemos a la
izquierda un ramal de pista camuflado bajo la nieve, que sería el que mas tarde
tomaríamos para ir hacia la casa del Pozuelo y desde allí iniciar la ascensión
al cerro Calabozo. Pero nosotros continuamos por la pista principal, unos 2 km
mas allá de donde habíamos estacionados los vehículos, esta vez a la derecha de
la pista, tomamos una pista camuflada bajo la abundante capa de nieve que
cubría la mayor parte de esta zona del parque, pronto nos encontramos con una cadenaa que corta el paso a vehículos no autorizados, manteniendo un perfil en suave
ascensión que hacía muy dócil la caminata, a pesar de que las botas se hundían
parcialmente conforme el grosor de la capa de nieve era mas alto.
En
esta zona del parque la densidad de su pinar es tan grande, que como se suele
decir el mismo bosque te oculta el paisaje. No obstante, el entorno por el que
caminábamos completamente nevado y la ausencia de viento, convertían el caminar
en una experiencia casi mística.
Conforme el perfil se iba haciendo mas
empinado, las curvas de la pista que al principio eran muy suaves, se iban
haciendo cada vez mas pronunciadas, a veces hasta con trazado de horquilla para
salvar el desnivel.
Lo que motivó, que durante algunos minutos parte del grupo
que iban por delante del guía continuaran pista arriba y el resto, siguiendo el
criterio del guía, atrocháramos ladera arriba caminando sobre nieve alta, hasta
volver a reencontrarnos en el collado de
la Fuencaliente, también conocido como
Fuentelanate (1.559 msnm), desde donde la cumbre del cerro Oscuro a nuestra
izquierda se antoja tan asequible como cercana, (como se aprecia en la foto de abajo).
De hecho existe un sendero que parte desde
éste collado y faldea la ladera norte del cerro Oscuro a media altura, pasando
por una interesante zona de trincheras de la Guerra Civil, el collado de Cueva
Rodá o el Puntal del Soldado, continuando alrededor del cerro Oscuro para venir
a salir cerca de la cantera arenal de Mari Celi, enlazando con nuestra ruta.
Esta variante a la que hacemos referencia
coincidiría con nosotros en que también rota alrededor del cerro Oscuro
en el mismo sentido de las agujas del reloj, solo que en esta versión es una
rotación a media ladera y la nuestra es mucho mas abierta alrededor de la
montaña, mucho mas cerca de su pie de monte.
Volviendo
a la descripción de nuestra ruta, a partir del collado de la Fuencaliente, la
pendiente se suaviza y comenzamos a pivotar alrededor de un cerro presidido por
una caseta de vigilancia forestal y una
antena de radio, al que se puede llegar por un ramal de pista que continuaba a
la izquierda.
Sin embargo, nosotros continuamos por la pista principal,
flanqueada por aulagas y pinos dispersos de los que colgaban carámbanos
congelados cual estalactitas de cristal, junto a los cuales era difícil
resistirse para no hacerse la foto de rigor.
Todavía caminábamos bajo un
despejado cielo azul que nos permitía disfrutar, ahora sí, de una magnífica
panorámica de las cumbres occidentales de la Sierra de Huétor al N-O, la Vega
de Granada al OESTE y gran parte de Sierra Nevada al SUR, conforme íbamos
ascendiendo en una prolongada curva a la izquierda conforme nos acercábamos a
la cumbre del cerro Buenavista, cuyo nombre queda perfectamente justificado,
cuando llegas a su cumbre y te encuentras con un extraordinario paisaje nevado
360º a tu alrededor, con especial mención del cordal de Sierra Nevada al sur
desde el piramidal cerro Trevenque hasta la alomada silueta del Picón del
Jeres, pasando por el cordal de los principales tresmiles de Sierra Nevada, que
a nosotros nos coincidía con la posición del sol. Ni que decir tiene, que desde
allí arriba también podemos disfrutar de vistas parciales de otras muchas
sierras menores como las de Güejar Sierra, Diezma, Quéntar, Beas, Huétor,
Alfacar, Cogollos con su Peñón de la Mata con su imponente cumbre asomando al
NOROESTE, y a su derecha el Majalijar y mas alejado, también a ssu derecha,
prácticamente al NORTE de nuestra posición el cerro de La Cruz, con el
imponente tajo de su cara sur.
Entre estas sierras y la cumbre donde nos
encontramos, tenemos a nuestros pies un gran número de: barranqueras ,
elevaciones de mediano tamaño, y una
amplia de pistas forestales que discurren por este peculiar Parque Natural
de la sierra de Huétor, cuya masa forestal podría considerarse como el pulmón
de Granada capital y de todo su entorno.
A
unos 50 metros al SUR del vértice
geodésico existe una pequeña cueva que es utilizada por los pastores de la zona
como refugio para el ganado.
Desde la cumbre del cerro Buenavista, cerca de la
cual tuvimos que sortear una capa de hielo donde Héctor “El Caimán de
Puente Genil” dio muestras de su dominio del patinaje, regresamos sobre
nuestros pasos, unos 200 m mas allá hasta el cercano Puerto del Lobo, desde
donde parte una pista en dirección N-O, que discurre paralela al perímetro de
un bosque de pinar que vamos a llevar a nuestra
derecha, a lo largo de un
kilómetro, poco después la pista se convierte en sendero cada vez mas precario,
pero la referencia del perímetro del bosque de pinos que llevamos en todo
momento a nuestra derecha, mientras nosotros caminamos por terreno de material
bajo es muy clara.
Un
kilómetro mas allá de haber abandonado
la pista principal, debemos descender campo través, ladera abajo, a través del bosque de pinos
que llevamos a la derecha, hasta que
llegamos a una cañada conocida como Rambla Seca (topónimo que también existe en
otras zonas de Granada como en Los Alayos de Dílar).
Una vez en la cañada ésta
se convirtió en nuestro improvisado sendero, que gracias a estar cubierta
parcialmente de nieve, hizo el tránsito mucho mas cómodo, llegando en poco mas
de 20 minutos a una de las pista principales de esta zona del parque, que salva
la Rambla Seca con un elaborado puente-túnel de piedras.
Pista que tomamos a la
derecha, para abandonarla unos 20 m mas allá también a la derecha de la misma, tomando
como referencia lo que parece una cata de cantera, cuyas paredes quedan a
nuestra derecha, mientras caminamos junto a preciosos ejemplares de cedro, cuyo
característico porte de conífera y el verde claro de sus hojas, contrastaba con
el verde oscuro del pinar predominante del entorno.
A
veces por una vereda o pista secundaria, a veces atrochando, fuimos ganando
altura pisando nieve todo el tiempo, a través del denso pinar hasta salir a una
zona de campo abierto conocida como
Dehesa de Beas, a partir de la cual
volvemos a tener a nuestra derecha las laderas del cerro Oscuro, atravesando nosotros
una zona de dolinas;
hasta enlazar con la pista por donde volvíamos a caminar
inmersos en zona de bosque llevando a nuestra izquierda el barranco de Cueva
Rodá, aunque mas bien se nos antoja como una vaguada cuyo fondo está unos
cuantos metros por debajo de la pista por la que caminamos, llegando mas tarde
a la antigua cantera de áridos de Mari Celi, junto a la cual estuvimos
almorzando, mientras Chuckie hacía acto de aparición tras mas de una hora a su
puñetera bola.
Finalizado
el almuerzo, retomamos el camino, manteniendo dirección N-E, es curioso como la
densidad de estos bosques por los que caminamos te impide tener en muchos
momentos una referencia clara de alguna montaña cercana, pues el mismo bosque
te impide la visión. Sin embargo, en poco menos de 20 minutos, enlazábamos con
la pista que nos había llevado horas antes hasta el
cerro Buenavista y que
ahora tomábamos en sentido contrario, es decir, dirección NORTE, a nuestra
izquierda, saliendo 5 minutos después a la pista principal, ya asfaltada, que
habíamos tomado desde el lugar donde habíamos dejado los vehículos, completando
de este modo, la primera ruta de la jornada en esta bonita y agradecida ruta
circular al cerro Buenavista.
2ª parte, Ascensión al cerro Calabozo:
Tomando
como referencia el punto donde finalizamos la ruta circular al cerro
Buenavista, tomamos la pista asfaltada, como si fuésemos de vuelta hacia los
coches, es decir, dirección NOROESTE, hasta que a penas 200 m mas allá a la
derecha en el sentido de nuestra marcha, dirección N-E, sale el ramal de pista
secundaria que se dirige hacia la casa del Pozuelo.
Al estar todo el entorno
nevado, acortamos algunas curvas haciendo la trazada recta caminando sobre
nieve virgen, subiendo y bajando por los suaves montículos que flanquean este
camino, si bien la mayor parte de su trazado es muy recto, salvando una cadena
que cierra el paso a vehículos no autorizados.
Avanzamos
por la pista flanqueada por altivos ejemplares alóctonos de robinias ( Robinia
pseudoacacia )-las falsas acacias-, olmos de repoblación y otras especies
arbóreas, parcialmente cubiertas de nieve, 50 m antes de llegar a la altura de
la casa forestal del Pozuelo se nos cruzaron dos caballos marrones y uno negro
que rápidamente nos dieron la espalda poniendo tierra de por medio. Este antiguo
cortijo que forma parte de la red de casas forestales, tales como las
de Bolones, Los Peñoncillos, Las Minas, Carialfaquí, Las Mimbres,
Carbonales, Cueva del Gato, que en muchos casos bien podrían hacer las veces de
alojamientos rurales, refugios de montaña debidamente gestionados u oficinas de
información del parque.
La
casa forestal del Pozuelo, rematada por una veleta que nos recuerda su nombre, está asentada sobre un altozano del que se obtiene
una panorámica privilegiada del Veleta y los Machos al SUR, que parecen emerger
del bosque que nos rodea, si bien aa la hora que pasamos estaba cubierta por
nos nubarrones grises que amenazaban con nevada de un momento a otro.
La
casa la dejamos a nuestra derecha, descendiendo nosotros por una pista terriza,
mientras que a nuestra izquierda llevamos
una alambrada que marca el perímetro de una finca destinada al ganado
equino, caprino y bovino. Tal y como seguimos avanzando hacia el cerro del
Calabozo, que ya íbamos viendo antes de llegar a la casa del Pozuelo, en ambos
márgenes del camino nos encontramos ejemplares de majuelo, espino albar o
espino blanco y majoletas, planta fanerógama perteneciente a la familia de las
rosáceas y de nombre científico Crataegus monogyna.
Tampoco faltan ejemplares de agracejo ( Berberis hispanica ), cuyo fruto
otoñal nos recuerda a pequeñas uvas de color morado oscuro con forma ovalada.
Conforme nos vamos acercando al pie del cerro
Calabozo, nos adentramos en una zona de denso pinar, se trata del
denominado pino silvestre o albar con el inconfundible color asalmonado de sus
troncos y ramas escamosas
en muchos de los cuales nos encontramos con las entrañables cajas-nido,
llegando en primer lugar a una zona llana conocida como Hoya del Hurón. La
abundante presencia de jabalíes se hace evidente con esos espacios de tierra
removida, conocidos como “camas de jabalíes”.
Al fondo de este pinar de dócil tránsito por su
perfil casi llano, nos encontramos con una enmarañada barrera formada por
coscojas, rocas y matorral de espino, debiendo desviarnos hacia la derecha, es
decir, hacia la ladera este del cerro del Calabozo, que ahora ni siquiera
podemos ver, debido a la abundante vegetación en la que nos encontramos
inmersos. Es momento para tirar de intuición y experiencia en montaña, pues hay
que tener buen instinto montañero para encontrar un atisbo de sendero (o algo
parecido), dando incluso por bueno cualquier tramo de ladera libre de matorral
para abrirnos paso en la dirección pretendida.
Tan pronto como dejamos atrás el bosque de pinos
que se encuentra en la base del cerro, comenzamos a abrirnos paso, aprovechando
cualquier atisbo de sendero, que en nuestro caso encontramos, siendo muy tenue
en sus inicios, pero haciéndose mas evidente conforme íbamos ganando altura,
pero casi nunca de forma directa, a veces faldeando, a veces incluso
descendiendo, hacia el fondo de un par de cañadas secas que se interponen en
nuestra trayectoria.
A nuestra espalda dirección SUR, teníamos vistas sobre la
zona por donde había discurrido la mayor parte de nuestro primer itinerario,
mientras que a nuestra derecha, SUR, volvíamos a disfrutar de amplias vistas
sobre Sierra Nevada, cada vez mas cubiertas de nubarrones, e incluso de la Hoya
de Guadix y la Sierra de Gador al ESTE, conforme seguíamos girando alrededor de
una montaña, ganando altura cada vez que el sendero lo permitía, sirvan de
referencia los restos de una trinchera a
la derecha del sendero y un poco mas
arriba, también a la derecha del sendero una covacha refugio de pastores o
aprisco, que por el frescor y la abundancia de las cagarrutas de cabras que
tapizaban el suelo debe seguir usándose con frecuencia.
Al
SUROESTE de nuestra posición, justo al otro lado del cerro Calabozo, se encuentra la zona del Puerto de la Mora,
que suele ser el punto mas conflictivo de la A-92 cada vez que se producen grandes nevadas . Esta zona del parque natural de la Sierra de
Huétor fue testigo del impacto de la
placa de Alborán con el macizo ibérico, hace 30 Millones de años, zona conocida
como "Lapiaz de la Mora" y considerada como linde de la
paleofrontera, ya que por aquí discurre la línea divisoria entre el norte y el
sur geológico peninsular, topándonos aquí con elementos biológicos que en
realidad pertenecen a otros territorios de cuatro sectores biogeográficos muy
diferenciados: el Alpujárride, el llamado Nevado-Filábrides, el Tejedense, y el
de la Axarquía y Cazorlense. De hecho, para lo amantes de la botánica el
"Lapiaz de la Mora", es un auténtico santuario en Primavera, por
tratarse de un lugar cargado de contrastes ya que en él se pueden encontrar
especies que teóricamente "no deberían de estar aquí", porque forman
parte de otras sierras y espacios geográficos. Así podremos encontrar juntos al
Prunus spinosa (el más común) con el Prunus ramburii (propio de
Sierra Nevada); a la Anthyllis ramburii (propia de la Sierra de
Cazorla), con la Anthyllis tejedensis (de Sierra Tejeda); el Crocus
nevadensis (más propio de Sierra Nevada); el Cerastio de Gibraltar; la
Centaurea boissieri funkii, etc.etc.
A
partir del mencionado aprisco o refugio de ganado que dejamos definitiovamente
atrás la zona de matorral y retomamos la ascensión de forma mucho
mas directa hacia la meseta de cumbre, que no se llega a ver prácticamente
hasta que no estás arriba del todo, porque el perfil de este cerro es muy alomado.
Sin embargo, el último tercio discurre por una zona de canchal o lapiaz repleta
de pequeñas y medianas formaciones kársticas modeladas por el viento y el agua,
que en esta zona de granada son conocidos como "Dientes de la Vieja"
por sus rocas melladas e irregulares, aunque afortunadamente en nuestro caso,
la abundante nieve caída en la zona jugaba a nuestro favor, haciendo el caminar
mucho mas fácil, sirviéndonos la nieve de colchón entre nuestras botas y las
rocas que en ningún momento llegamos a tocar, salvo en las zonas donde el
viento había impedido que se asentara la nieve. Sirva como ejemplo esta foto donde se aprecia una gran pala de nieve en la zona de antecumbre.
De
lo contrario, si pretendemos subir a esta cumbre cuando no está nevada, ssu
naturaleza kárstica nos obligan a caminar sorteando las rocas como si
estuviésemos participando en un jinkana, poniendo a prueba la resistencia de
nuestras suelas y nuestro equilibrio para no caer sobre algunas de ellas
bastante cortantes. Entre las cuales,
solo el esparto y algunas florecillas silvestres en según que época del
año, han sido capaces de adaptarse a
esta zona de cumbre mucho mas expuesta al viento y a las inclemencias
meteorológicas.
A
unos 200 m del vértice geodésico, ya en la meseta cimera, nos encontramos con
una preciosa dolina, que parte del grupo sorteó por la derecha y el resto
por la izquierda. La palabra dolina es de origen esloveno y significa valle o depresión- formación
geológica característica de los relieves cársticos originados por la
infiltración del agua de lluvia y posterior disolución de los materiales, cuyas
partes altas han acabado desplomándose y dando lugar a estos grandes
socavones.
Una
vez que dejamos atrás la dolina nos reagrupamos en torno al vértice geodésico del
cerro Calabozo (1.651 msnm), desde donde podíamos contemplar, unos 100 m al
oeste de su vértice geodésico, la
pequeña caseta que preside un saliente de esta meseta conocida como Alto del
Calabozo (1.649 msnm) desde donde obtenemos estupendas vistas hacia Sierra Arana al NORTE. El cerro
Calabozo se encuentra dentro del término municipal de Huétor Santillán.
Una
vez realizadas las fotos de rigor, ante la inminente amenaza de nevada, que no
llegó a producirse salvo la aparición de pequeños copos dispersos, descendimos
sobre nuestros pasos, regresando hasta nuestros vehículos en poco mas de una
hora, cuando todavía faltaba casi una hora para la puesta de sol.
Despidiéndonos de los compañeros que ya se tenían que marchar o que tenían la
suerte de poder quedarse en Granada, mientras el resto iniciábamos el camino de
regreso por la A-92, para tomarnos la copa de despedida en Riofrío, donde
habíamos dejado algunos coches al inicio de la jornada, para mejor
aprovechamiento de las plazas libres. Disfrutando de una distendida merienda,
con la sensación compartida de haber disfrutado de otra jornada para enmarcar,
de las que no se nos olvidará tan fácilmente.
Crónica: de Juan Ignacio Amador Tobaja
Fotografías de: manuel González Luna, Ángel González "El Gladiador de Itálica" y Juan Ignacio Amador Tobaja
Crónica: de Juan Ignacio Amador Tobaja
Fotografías de: manuel González Luna, Ángel González "El Gladiador de Itálica" y Juan Ignacio Amador Tobaja
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