Pueblo de referencia: Antequera
Punto de encuentro 1:
7.55 am. Para desayunar en el Restaurante-Hostal Casabermeja o a las 8.20
am (ya desayunados)
Punto de encuentro 2:
9.00 am. (ya desayunados) explanada terriza, junto a las antiguas ruinas de
la Ventilla, a 100 m de la Venta El Molino Blanco, dirección al Torcal, o a 300
m de la entrada del Camping nacimiento de la Villa, dirección Antequera,
carretera Antequera-Torcal (antigua C-3310, actual A-7570)
Cómo llegar al punto de encuentro: Al tratarse de una ruta lineal, como solemos hacer en
estos casos, lo ducho es quedar en el final previsto de ruta con idea de dejar
allí algunos coches.
Si
venimos desde la costa o cualquier zona al sur del Torcal, lo recomendable es
venir por la carretera que desde Casabermeja, se dirige hacia Villanueva de la
Concepción, continuamos dirección al Torcal, cuya entrada dejaremos a nuestra
izquierda, continuando hacia Antequera y unos 4 km mas allá de las curvas que
nos encontramos a la altura del puerto de La Boca del Asno, nos encontramos con
la entrada del camping a la izquierda de la carretera, a la derecha para quien
llegue desde Antequera.
Una vez
que dejemos uno o varios vehículos en el camping nacimiento de la Villa, nos
dirigiremos con el resto de vehículos dirección Antequera, tomando la carretera
del Romeral, para venir a salir cerca del Hotel La Sierra, ya subiendo hacia
Las Pedrizas y mas tarde el hotel Fuente de La Yedra, que será nuestro inicio
de ruta propiamente dicho.
Distancia aprox. 16 km
Desnivel subida aprox.
800 m
Desnivel bajada aprox.
900 m
Punto de partida:
km 136, (N-331), Hotel Fuente de la Yedra, vía de servicio de la autovía de Las
Pedrizas.
Punto mas elevado:
cumbre de la sierra de Las Cabras (1.283 m)
Tiempo aprox. Entre 6 ó 7 horas (sin contar el
tiempo de traslados de coche entre final e inicio de ruta).
Nivel dificultad:
Medio-Alto
Tipo suelo:
prácticamente toda la ruta discurre por senderos de cabra, lapiaz y campo
través, excepto el último tramo, a partir del cortijo de La Alhijuela ya
discurre por pista terriza y un kilómetro de carretera.
Tipo de recorrido: Lineal.
Mapa: Villanueva
del Rosario (1.039-I) y Valle de Abdalajís (1.038 II)
Participantes: El Padre Carras que protagonizó una espectacular
escapada en el primer tramo de ascensión a Las cabras, aunque fue absorbido por
el pelotón al llegar al Embudo, , Eduardo "El Último Samurai" gran
sufridor donde los haya, Rafa "El Califa" que este año viene muy
fuerte dispuesto a conseguir la Bota de Oro, Javier Ruiz "El Hombre Tranqquilo" que ha firmado una magnífica pretemporada, a pesar de "la pájaara" del pico del Cuervo , Mariano "El Ingeniero de
Telecomunicaciones" que en las próximas semanas se enfrenta a un gran
reto,, Mari Carmen "La Coleccionista de techos continentales" quee
después de su espectacular escapadfa estival a Alpes y Andes Peruanos ha venido
en un impresionante estado de forma, Marlen "La Perla de Venezuela" se
le notan las horas de gimasio, Irving su juventud lo lleva en volandas, Lena
"La Belleza del Silencio" a su ritmo y su manera disfruta por igual
del deporte y la fotografía, Pepe Guerrero "El Maestro Geobotánico" que
volvió a deleitarnos con sus clases de geología y un servidor: Juan Ignacio
Amador siempre aprendiendo de los maestros y tomando cada vez más conciencia de
que “solo sé que no sé nada”.
A tener en cuenta:
Esta ruta requiere de buena
preparación física para encarar la empinada ascensión por la chimenea sur de la
Sierra de Las Cabras y experiencia previa para caminar campo través y terrenos
accidentados con bastante zona de canchal. Hasta el cortijo de La Alhajuela,
tan sólo hay difuminadas sendas del ganado.
Aunque este itinerario está en
proyecto de establecerse como SL “sendero local” Fuente de la Yedra-Nacimiento
de La Villa, de momento no existe ni una sola señalización ni sendero
desbrozado en todo el recorrido.
Normalmente podemos
aprovisionarnos de agua en la Fuente de la Yedra, donde iniciaremos nuestra
caminata.
Descripción de la
ruta:
Comenzaremos la marcha a unos 740 metros de altitud en el aparcamiento del
hotel La Yedra, junto al cual nos
encontramos con un quiosco ambulante de artesanía, melones, sandías y pan
artesanal, custodiados por un simpático chuchillo de mirada noble. Pasamos por
delante de la Fuente de La Yedra, de donde toma nombre el hotel, un buen chorro
denota la riqueza del manantial, a pesar de que estamos a finales de verano. Continuamos
por la vía de servicio dirección este, pasamos por delante de una gasolinera,
situada a unos 200 m. del comienzo, pronto nos encontramos con una angarilla que
en su día se abría fácilmente, pero la han cerrado a conciencia, por lo que
resulta recomendable continuar en paralelo a la alambrada, hasta que unos 100 m
mas allá, nos encontramos con una portezuela de hierro, también cerrada, pero
fácilmente salvable, una vez dentro del vallado, caminamos dirección S-E,
dejando a nuestra derecha un angosto barranco, que es una opción escogida por
algunos senderistas para acceder de forma mucho mas directa a la cumbre o
finalizar la ruta descendiendo por ahí, pero no resulta recomendable, pues hay
que atravesar al filo de algunas zonas expuestas con bastante vuelo y caída en
un mar de zarzas.
Caminando en todo momento dirección S-E nos vamos a ir abriendo paso entre
un mar y algunos majuelos hasta encontrarnos con las torretas metálicas de un
tendido eléctrico, que llevaremos en todo momento a nuestra izquierda, mientras
vamos ganando altura, sin más referencias que tenues senderos de cabras, a
veces alguna retama o majuelo se interpone en nuestra trayectoria, pero
normalmente la salvamos con un pequeño rodeo, escogiendo siempre las zonas más
despejadas y con la cercana referencia visual del tendido eléctrico que
llevamos a escasa distancia a nuestra izquierda, pasando incluso por debajo de
él, o llegando a pasar muy cerca del mismo, a media subida.
Cerca de la tercera
torreta, nos encontramos con una pequeña dolina modo de plazoleta, conocida
como el Hoyo de Juan Díaz, donde la
tenue senda se bifurca en dos. Si tomamos el ramal que parte a la derecha,
remontaremos una zona de lapiaz hasta alcanzar la dolina situada a los pies de
los tajos Negros, desde donde podemos encontrar una cómoda subida al pico
Cabras. Sin embargo, nosotros optamos por mantenernos del senderillo que coincide
con la trayectoria del tendido eléctrico, hasta que unos 200 m mas allá
llegamos a un collado conocido como Puerto
Lucena (970 msnm), que reconoceremos fácilmente porque desde allí ya
comenzamos a trasponer hacia la vertiente sur de la sierra de Las Cabras y a
poco mas de un kilómetro a nuestra izquierda vemos el transitado nudo de
carreteras existente en El Puerto de Las Pedrizas.
Desde el Puerto Lucena, continuamos por la estela de color marrón que el
paso del ganado ha dejado sobre terreno muy rocoso, que coindice con el inicio
de una parte del recorrido de perfil escalonado, donde se alternan pequeñas
bajas, subidas y tramos de faldeo, quedando la parte alta de la Sierra a
nuestra derecha y la caída hacia el puerto de Las Pedrizas a nuestra izquierda.
Se trata de uno de los tramos más intuitivos de la ruta, sirva como norma,
perder la menor altura posible y si algún roquedo nos obliga a ello volver a
recuperar altura tan pronto nos sea posible, siendo nuestro objetivo alcanzar
la lengua de tierra que distinguimos en la distancia, conviene llegar a este
gigantesco tobogán a la altura de la mitad, ganando altura poco a poco conforme
nos acercamos a la misma.
En cualquier caso, una pequeña torrentera, nos
facilitó bastante la ascensión para ganar altura poco a poco, hasta remontar
esta gran chimenea, que acaba en un angosto embudo, con un par de pasos
escalonados que hace necesario el uso de las manos, encontrándonos mas arriba
con una rudimentaria alambrada que salvamos sin dificultad.
Superada la
alambrada, ya trasponemos a la parte Oeste y Suroeste de la Sierra, pudiendo
distinguir Villanueva de la Concepción en lontananza a los pies del Torcal o la pequeña pedanía de Las Pilas a nuestros pies y casabermeja al sur.
Aunque llegados a este punto, todavía quedan unos 80 m de desnivel, lo mas duro
con diferencia ya ha quedado atrás, y el terreno de lapiaz que tenemos que
salvar hasta la cumbre nos resulta fácil en comparación con la fuerte pendiente
que hemos remontado, pues la zona de cancha de cumbre, no ofrece mayor
dificultad que alguna grieta, pero a poco que tengamos paciencia, siempre
encontramos pequeños callejones o tramos escalonados que nos permiten hacer
cumbre sin la ayuda de las manos.
Las vistas desde el vértice geodésico de la sierra de Las Cabras (1.283
msnm) son realmente bonitas, ya que a pesar de su modesta altitud, al ocupar un
lugar privilegiado en el corazón de la provincia nos brinda una panorámica
privilegiada sobre la línea de cumbres de la sierra de Camarolos, con la doble
cumbre de La Peña Negra en primer plano dirección ESTE, Los Montes de Málaga al
SUR, El Torcal y el Camorro Alto hacia el OESTE como hitos geográficos mas
cercanos, aunque también se contempla hasta la Sierra de Las Nieves y al Norte
la parte alta de La Peña de Los Enamorados, asomando por encima del cordal del
pico Yedra, que nos impide la visión hacia la Hoya de Antequera.
Una vez en la cumbre de Las Cabras, podemos descender dirección Sur,
zigzagueando a través del lapiaz hasta aterrizar en la idílica dolina conocida
como los llanos de Tajo Prieto que en
los meses de invierno y primavera suele presentar un precioso manto verde y
pequeños manantiales y lagunitas que cobijan a varias especies de anfibios como
la salamandra amarilla y negra.
O bien, la opción que escogimos nosotros, descendiendo en paralelo a la
dorsal N-O, que durante los próximos kilómetros sería nuestra dirección
predominante con preciosas vistas frontales hacia el Torcal, recortado por el
perfil de Las Vilaneras Altas y el Camorro Alto a su derecha, mientras la
velocidad del viento cercano a los 40 km/h en zona de cumbre arrastraba un buen
número de nubes sueltas de gran tamaño, que daba lugar a un constante juego de
luces y sombras, donde el paisaje parecía estar en constante movimiento, al
ritmo de las nubes que pasaban por encima de nosotros a gran velocidad. Aunque
todo el descenso se hace por lapiaz, la dorsal N-O, tiene un perfil
relativamente suave y esto unido a la existencias de pequeños corredores
alfombrados por las huellas y cagarrutas del ganado que ha permitido que crezca
la hierba, nos permite una bajada muy llevadera, hasta la dolina donde ya
pisamos tierra firme, desde donde nos dirigimos al estratégico collado de Los Lastonares, antiguo lugar
de paso para trasladar el ganado de un extremo a otro de la sierra, algo
parecido a lo que estábamos haciendo nosotros en versión senderista.
La dolina existente entre el pico de Las Cabras (o
cerro de Los Lastonares) y el pico
Yedra, conocida como los llanos de
Tajo Prieto inspira una sensación paz infinita,
con su pequeño bosquecillo de fresnos, quejigos, olmos, arces de
Montpelier y espinos majoletos. Se trata de un paraje
absolutamente lleno de magia, donde nace el arroyo de la Yedra. Esta dolina
está dedicada al pastoreo de ganado bovino.
Desde el estratégico puerto de Los Lastonares, son
varias las opciones que se presentan ante nosotros, por un lado podemos
emprender el regreso hacia el inicio de ruta, atravesando el “Hoyo de Juan
Diaz” hasta venir a salir al tendido eléctrico por donde iniciamos la
ascensión; encaminar nuestros pasos hacia el barranco de La Yedra donde debemos
encarar un descenso muy pronunciado con pasos algo aéreos que nos llevarían de
forma muy directa hasta las inmediaciones del hotel la Yedra (inicio de ruta);
Por otro lado, si tomamos dirección Oeste, podemos descender hasta la pista
terriza que nos llevaría hasta el cortijo de Los Migueles; O bien nuestra
opción que consistió en continuar dirección Noroeste por la dorsal del pico
Yedra que nos sitúa en un segundo collado, al que mas tarde regresaremos,
desviándonos ahora a nuestra derecha, dirección ESTE, para remontar la
redondeada ladera que nos sitúa en las dos pequeñas cumbres de similar altura
(1.264 msnm) que son el punto más alto del pico Yedra, una cumbre muy
agradecida y de dócil ascensión, que a diferencia del pico Cabras, nos permite
una visión amplia y completa hacia el Norte de la Hoya de Antequera con la zona
de media montaña por donde discurre la antigua carretera del Romeral a nuestros
pies, coincidiendo las vistas al Este y al Oeste con el pico Cabras, mientras
que al Sur contemplamos la cara norte del pico Cabras y parte de Los Montes de
Málaga con Casabermeja a sus pies.
Si bien, la mayoría de los compañeros estuvieron el
tiempo justo para hacerse la foto de grupo sobre el peñasco que marca el punto
mas alto, aunque unos pocos demoramos algunos minutos el descenso, mientras
intentábamos sacar varias fotos panorámicas 360º luchando contra el viento, que
en esta segunda cumbre nos azotaba con rachas intermitentes que ya superaban
los 60 km/h. Y es que no hay que olvidar que El Puerto de Las Pedrizas es uno
de los lugares más ventosos de la provincia de Málaga.
Una vez de regreso al anterior collado donde se
habían quedado a esperarnos “El Califa” y “El Último Samurái” que renunciaron
al pico Yedra para no forzar la máquina y no recaer en sus recientes lesiones,
retomamos rumbo N-O, iniciando un prolongado descenso por una ancha vaguada,
mientras contemplábamos gran parte de la localidad de Antequera en lontananza,
caminábamos llevando a nuestra derecha, el fondo de una modesta cañada que
preside el centro de esta vaguada, pasando junto a un antiguo abrevadero de
cinco pilones construidos en 1905, y una caseta de agua con el tubo
correspondiente que supuestamente surte a los pilones, pero que ya hacía
semanas, tal vez meses, que ya no daba agua.
Unos 100 m mas allá, en el margen
derecho de la vaguada, un curioso pináculo, presidido por una gran yedra y una
cuevecilla en su base, que no sólo nos regaló unas fotos muy curiosas, sino el
lugar perfecto para el almuerzo que ya tocaba, porque aunque el viento seguía
soplando con fuerza, aquel rincón además de precioso, nos ofrecía el lugar
ideal para refugiarnos del viento.
Una vez finalizado el almuerzo, el viento había
dejado de soplar con intensidad y abandonábamos este precioso rincón del
pináculo con la cuevecilla y la yedra palma, bajo un radiante cielo azul y las
nubes ya mucho mas dispersas y lejanas. De nuevo retomamos el margen izquierdo
de la vaguada, que minutos mas tarde se estrechaba cada vez mas, llegando a una
especie de balconada, desde donde el descenso se convertía en una empinada bajada
tipo montaña rusa, en continuos zig-zags a los pies de la cara norte del
farallón rocoso de Los Lastonares, cuya sombra nos protegía del intenso sol del
mediodía de aquel último sábado del verano 2015.
A lo largo del descenso vamos
pasando junto a un gran número de majuelos en el apogeo de sus frutos rojos,
tan importantes para la fauna de la zona, especialmente para las aves. A
nuestra derecha, nos acompañan algunos farallones rocosos rematados por curiosos
pináculos a modo de formaciones imitativas. Frente a nosotros tenemos un paisaje
de media montaña, característicos de los redondeados cerros que predominan en
la zona del Romeral y que aportan la mayor densidad de pinar y bosque de
dehesas de todo el término municipal de Antequera.
Conforme vamos virando a nuestra izquierda,
cambiando el rumbo N-O, por rumbo O, comenzamos a ver parte de la empinada
ladera norte del Torcal que viene a caer al Nacimiento de La Villa,
coincidiendo con el final de nuestra ruta, pero todavía se antoja relativamente
lejano (al menos a unos 4 km, “a ojo de buen cubero”). Llega un momento que el descenso
se hace muy largo, pero afortunadamente en la parte final se suaviza, una balsa
de agua contraincendios y un helipuerto justo al lado, delatan la cercana
localización de las ruinas del histórico cortijo
de La Alhajuela, el tamaño de sus ruinas y la cantidad y variedad de
árboles, algunos de ellos frutales y de porte centenario, nos hablan de una
época de esplendor y de la importancia que este cortijo debió tener en su día. Además
de encinas y algarrobos, nos encontramos con numerosos frutales y varias especies
ornamentales como el árbol del amor, cipreses, moreras, almecinos, nogales, y
un gran pino piñonero que formaban los jardines del Cortijo.
Este cortijo llegó a albergar un contingente de 40
milicianos del bando Republicano, en los primeros meses de la Guerra Civil, que
defendieron con uñas y dientes los pasos estratégicos entre Antequera y
Villanueva de la Concepción, junto con un amplio contingentes de camaradas
acantonados en “Los Peligrillos” (zona alta de las laderas norte del Torcal,
por encima del nacimiento de La Villa) y pequeñas patrullas apostadas por las
inmediaciones del puerto de La Boca del Asno.
En la actualidad el histórico cortijo de La Alhajuela, es una finca pública de la Consejería de
Medio Ambiente, el tamaño y la variedad de los árboles que allí se encuentran
han formado un rincón mágico, presidido por un manantial cuyas aguas proceden
de uno de los acuíferos de la Sierra de Las Cabras, con un abundante caño que abastece
con generosidad el abrevadero de seis pilas situado junto a un fresno, donde más
de uno disfrutamos bebiendo su agua fresca, como antaño lo hicieron aquellos
héroes anónimos, muchos de los cuales, murieron emboscados o fusilados a sangre
fría en los paredones de las casas de peones camineros, cuyas ruinas aún se
conservan diseminadas, a lo largo de la carretera que va desde Antequera al
Torcal. Una pila de lavar, situada junto al abrevadero nos habla de antiguos
hábitos no tan lejanos, que llegamos a conocer en nuestra infancia los que
tenemos cierta edad, de hecho, hasta principios de la década de los 80, no
había pueblo que no tuviera lavadero y señoras mayores que hicieran uso de él,
al menos, un par de veces por semana frota que te frota.
Un pequeño panel informativo, nos resume la
importancia y la utilidad que el abrevadero tiene en su día para el hombre y el
ganado, aunque hoy más para el ganado, pero también para el hombre, de hecho
antes de abandonar el lugar llegó una familia expresamente desde Antequera para
aprovisionarse de agua con numerosas garrafas. Este abrevadero también da de
beber a gran parte de la fauna de la zona y es hábitat de varios anfibios.
A partir del Cortijo de la Alhajuela enlazamos con la pista terriza que da acceso
al mismo y a lo largo de un kilómetro y medio aproximadamente, siempre
dirección Oeste, en suave pendiente ascendente, caminamos entre fincas donde
pasta ganado vacuno, equino y bovino, que nos observaban con cierta indiferencia,
mientras cubríamos la distancia que nos separaba de la carretera de Antequera a
Villanueva de la Concepción A-7075 cruzando la misma, para caminar por su
margen izquierdo, siempre en dirección OESTE, con las laderas norte del Torcal
a nuestra izquierda, hasta que unos 500 m mas allá, podíamos abandonar la
carretera, por el mismo margen izquierdo, adentrándonos en la pista terriza por
donde discurre el GR.E-7, coincidiendo con el antiguo Cordel de la Dehesilla del Colmenar, cuyos monótonos márgenes
plagados de retama, contrasta con la espectacularidad de lo abrupto de los tajos
y empinadas laderas de la cara norte del Torcal, que llevábamos en todo momento
a nuestra izquierda, dejando a nuestra derecha, la zona de atrás del camping El
nacimiento de la Villa, su pequeño laguito aledaño, mas tarde su rudimentario
campo de fútbol, su segundo lago, mayor, pero vacío (pues depende mucho mas de
épocas de lluvia), y por último las ruinas de La Ventilla, muy cerca de la
explana terriza donde habíamos estacionado los vehículos a primera hora de la mañana,
a escasos 100 m de la popular venta El Molino Blanco.
Alicientes principales:
Esta sierra es uno de los eslabones menos conocidos del Arco
Calizo Central, que va desde Sierra Tejeda y Almijara hasta Los Reales de
Sierra Bermeja pasando por Camarolos, Torcal, Sierra Chimenea, Valle de
Abdalajís, Monte Huma, Alcaparaín, Prieta, Cabrilla y Sierra de las Nieves.
Esta cordillera encierra formaciones geológicas de relieve kárstico propias de los
macizos calizos, con lapiaces, torcas, marmitas, fisuras por fragmentación, dolinas, uvalas, navas o
lapiaces de gran belleza.
La vegetación de esta cordillera está representada por sabinares, pinares,
encinares, olmedas y formaciones mixtas de encinas, quejigos y arces. Entre las
especies zoológicas se encuentran: Buitre Leonado, Águila Real, Águila
Perdicera, Búho Real, Acentor Alpino, Chochín, Avión Roquero, Roquero
Solitario, Golondrinas, Mirlo Capiblanco, Alcaudón Real y el Autillo que se
deja escuchar en verano.
Entre los mamíferos destacan: jabalíes, zorros, tejones,
meloncillos, garduñas, y la cabra montesa. Y entre los anfibios: la rana
bermeja, sapillo moteado y salamandra común. También habitan estas sierras las
víboras, culebra bastarda y de escalera.
El Domingo fueron unos amigos míos al cortijo de la Alejuela y les encantó. Ya se ve que nos quedan sitios por descubrir en la provincia.
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