Pueblos de referencia: Teba
y Serrato
Hora y punto de encuentro: A las 8.15 para
desayunar en la Venta El CRUCE de Ardales o a las 8.45 am ya desayunados.
Punto de encuentro 2 (para dejar un
vehículo en el final previsto de ruta): 9.00 am en las inmediaciones de la Casa
de la Huerta de la Cueva (desvío junto al km 34 de la carretera Ronda-Ardales.
Punto de encuentro 3 (para iniciar la
ruta):
9.30 am, muy próximo a la localidad de Serrato, pasado el km 2, dirección El
Burgo, en el puente sobre el río Guadalteba (inicio de ruta).
Punto de encuentro 4 (para quienes sólo
quieran realizar el tramo anfibio): 11.00 am, en el cortijo Alquería de
Ortegícar, hay acceso directo y muy próximo desde la carretera, ver mapa
adjunto.
Desnivel aprox. 50 m descendente, salvo algún pequeño escalón
o tobogán de subida.
Duración prevista: Inicio de ruta en
Serrato 9.30 am, Llegada prevista a la Casa de la Huerta de la Cueva: +/- 18.00
pm
El
primer tramo entre Serrato y el cortijo de Sierra Ortegícar (mitad aproximada
del recorrido tenemos previsto hacerlo en menos de una hora y media a través de
pista terriza), una vez finalizada la sesión de fotos en tan histórica
cortijada. Iniciaremos el segundo tramo por el desconocido cauce del río
Guadalteba,
Donde
podemos encontrarnos con numerosos factores que condicionan el ritmo de marcha,
como por ejemplo algunos tramos enmarañados de zarzas que nos podrían obligar a
hacer algunos tramos por fuera.
Nivel dificultad: (en teoría medio-bajo)
El río Guadalteba es uno de los grandes desconocidos de la provincia, las
referencias que tenemos de él son meramente visuales desde los puentes de
Serrato, la Alquería de Ortegícar y desde la Casa de la Huerta de la Cueva, por
estas zonas se presenta como un río dócil, que discurre mas o menos llanito,
flanqueado por un precioso bosque de ribera, pero desconocemos si podríamos
encontrarnos con algún salto o encajonamiento, si bien sus características
geomorfológicas hacen pensar que no.
Río Guadalteba: El Guadalteba nace a partir de la confluencia del
río de las Cuevas que nace en la sierra de Los Merinos, dentro del t.m. de
Ronda y el riachuelo de Serrato, uniéndose ambos a las afueras de esta
localidad. A partir de Serrato, ya se le conoce como Guadalteba.
Tiene una longitud de 25 km de
recorrido, da nombre a la comarca (un tanto arbitrariamente pues su longitud es
mas bien modesta y menor aún la influencia sobre muchos de los pueblos que la
integran como Ardales, Carratraca, Sierra Yeguas o Almargen). Discurre sobre un
terreno formado por calizas y depósitos aluviales, con suelos próximos formados
por entisoles. Pertenece a la cuenca hidrográfica del Guadalhorce. Atraviesa
los términos municipales de Ronda, Cuevas del Becerro, Serrato, Cañete la Real
y Teba, desembocando en el embalse de su nombre.
Río de caudal abundante y
permanente todo el año. Sus principales afluentes a parte de los mencionados
río de las Cuevas y el riachuelo de Serrato son los arroyos del Cerezo, de las
Cobatillas, del Barbero, de Castilla, Salado, del Término y del río de La
Venta, que es el que atraviesa el espectacular tajo del Molino Torró, muy cerca
de Teba.
Su desembocadura presenta una gran
masa de tarajes que facilita la presencia de numerosas especies de aves.
Es un río de una gran carga
histórica muy vinculado a la economía de la comarca como así lo demuestran los
numerosos yacimientos arqueológicos que lo rodean. Precisamente cerca de su desembocadura en
el embalse de su mismo nombre en el lugar que los tebanos conocen como “La
Puente” montó el campamento el ejército
10.000 cristianos, compuestos por una coalición de castellanos, leoneses,
aragoneses y portugueses comandados por el rey castellano Alfonso
XI, que
consigue convencer al mítico Caballero escocés Sir James Douglas, que
acompañado de otros Siete caballeros y 30 escuderos. Desde aquí se lanzaron a
la conquista de la ciudad de Teba el 8 de agosto de 1330 dC, mientras eran
hostigados por 8.000 jinetes benimerines comandados por el
veterano general Benimerín Ozmín con su campamento instalado junto al
estratégico castillo de Turón, valiéndose de Sierra Ortegícar para mantener una
distancia estratégica entre ambos campamentos.
Ríos similares: El lecho del río
suele alternar tramos arenosos y tramos algo fangosos, como le ocurre al
cercano río Turón o al arroyo Marín.
Profundidad: en verano se
alternan las zonas poco profundas, que pueden quedar por debajo de las rodillas
o de la cintura, con otras que nos pueden llegar al pecho o poco mas. Es muy
raro encontrarse con algún tramo de nado de mediados de julio en adelante.
Tipo de aguas: al igual que
ocurre con el arroyo Marín tras su paso por Archidona o el Turón tras su paso
por El Burgo. El río Guadalteba presenta aguas muy turbias tras su paso por
Serrato, esto no siempre quiere decir que bajen contaminadas, de hecho la
calidad de las depuradoras es cada vez mayor y mas eficaz. Pero se trata de una
zona con abundante presencia de ganado y esto hace que sus aguas estén
parcialmente contaminadas. Si a esto, añadimos que la mayor parte del tiempo
presenta un fondo arenoso/fangoso, donde se tiende a formar limo por el humus
que se forma tras la caída de hojas y ramas al fondo del río, la mayor parte
del tiempo iremos caminando con un agua de tono marrón sólo apta para
aventureros todo terreno, que en cualquier caso deberán tener mucho cuidado con
no tragar nada de agua y ducharse tres veces seguidas al llegar a casa.
Tipo de recorrido: lineal
Mapa: IGN
sector Serrato-Teba-cañete la Real y Sierra Ortegícar.
Fecha de realización y
meteorología: sábado 15 de agosto 2015
Material recomendable: Botas de
trekking o zapatillas de deporte.
Ropa
para el baño (bañador o pantalón corto y camiseta de batalla, en esta época no
es necesario el neopreno).
bote estanco, para proteger
comida o cualquier cosa susceptible de estropearse con el agua.
Protección
solar, cremas, gorra, gafas de sol.
Los bastones o al menos uno
serán nuestros mejores aliados en las zonas resbaladizas o tramos turbios para
palpar posibles rocas que se interpongan en nuestra trayectoria y de este modo
evitar golpes.
Dejar muda de calzado y ropa cómoda en el maletero
del coche que dejemos en el final previsto de ruta al inicio de la jornada (si
es que llegamos).
A tener en cuenta:
1º)
Se trata de una ruta inédita de la que no hemos encontrado la maas mínima
referencia en internet.
2º)
En la segunda parte del recorrido, entre el cortijo (alquería de Ortegícar) y
la casa de la Huerta de la Cueva), que tenemos previsto hacerlo por el cauce
del río Guadalteba,
combinaremos
tramos por dentro y por fuera del río.
3º)Para
quien sólo esté interesado en el tramo acuático, esta ruta se puede reducir al
tramo acuático que iría del puente cercano al cortijo de Ortegícar, hasta la
casa de la Huerta de laa Cueva, ahorrándonos el primer tramo desde Serrato a
Ortegícar, tal y como hizo Elena con su hijos.
Fecha de realización y meteorología: sábado 15 de
agosto de 2015,
17 Participantes: Manuel González
Luna “El Pintor de Montparnase-Mago Luna” escoltado por sus amigos: Miguel
Ángel, Isa y Mirta Zuccoli “La Vida en colores”, José Manuel Vázquez “El
coleccionista de vértices geodésicos” acompañado por su joven aprendiz de
Padawyn: Ismael Ojeda, Silvia Meilán “Verde Esperanza” protegida en todo
momento por su amiga vikinga: Mari Lundberg, Elena Santamaría “La chica que
hablaba con los árboles” con su hijos Pablo, Marco, su perro Kirón (poco amigo
de las rutas acuáticas), Rafa Castillo “El DECATHLON y MEDIAMARKT ambulante”,
Lena “la belleza del silencio”, Eduardo “El Último Samurái”, el mítico
“Chuckie” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Hasta
aquel día se trataba de una ruta inédita de la que no habíamos encontrado la
más mínima referencia en internet. En los días anteriores habíamos hablado con
el alcalde de Serrato por teléfono y no tenía referencias de nadie que la
hubiera hecho, al igual que nos dijo aquel mismo día la joven propietaria del
cortijo de Ortegícar y las señoras del cortijo de la Casa de la Cueva, que
después de 70 años viviendo allí, no recordaban haber visto a nadie que hubiera
ido río abajo desde Ortegícar hasta su casa, literalmente nos dijeron que
“¡estábamos locos!” (mientras yo me reía por dentro…y por fuera). Esta
ruta tiene dos partes perfectamente diferenciadas.
1ª Parte: Se trata de un
dócil paseo de unos 4,5 km por la pista terriza que va desde las inmediaciones
del puente que cruza el río Guadalteba en las afueras de Serrato, concretamente
al inicio de la carretera Serrato-El Burgo, hasta el histórico cortijo de Ortegícar, en
todo este trayecto llevaremos el río Guadalteba a nuestra izquierda, unas veces
a escasos metros de nosotros, otras veces a unos 400 m, pero avanzando siempre
en paralelo al río.
Pasando primero frente
al cortijo del Chozón, donde nos encontramos con un curioso
artilugio metálico al que tenían enganchado un buen número de ruedas de tractor
o camión con el objetivo de engancharlas a un tractor para allanar el terreno
entre las líneas del olivar y las extensiones de campos de cereal.
Unos
2 km después el camino volvía a estar a escasos metros del río Guadalteba que
presentaba ya un bosque de galería muy desarrollado, a nuestra derecha, desde
un rudimentario columpio se dejaba ver la torre de la alquería y a nuestra
izquierda, un empedrado puente de origen nazarí sobre el que nos estuvimos
haciendo numerosas fotos, nos permitía pasar a la orilla contraria, donde nos
encontrábamos con Elena: sus hijos Pablo y Marco y su perro Kirón.
Un numeroso
rebaño de ovejas descansaba bajo una chopera. Tal y como nos explicarían
minutos mas tarde: el viejo puente era
del tipo "lomo de asno", de 6,30 metros de altura total sobre el río
Guadalteba. La luz del arco de 4,47 metros, con un pretil en cada uno de los
lados de 0,90 metros de altura por 0,31 de anchura, en la izquierda, y 0,90 por
0,35 metros, en la derecha.
La anchura del dovelaje de ladrillo del arco,
ligeramente apuntado, es de 0,97 metros. En su construcción se combinan la
mampostería irregular y la argamasa con el ladrillo, aunque distintas reparaciones
modernas han dejado su sello en un hormigón de cemento que cubre el antiguo
aparejo. Sobre el puente trascurre una calzada de cantos rodados de 3,50 metros
de anchura que se va abriendo, como es normal, en la finalización del pretil.
Inmediatamente
después dejábamos a nuestra derecha el cortijo de la Ventilla, donde un
grupo de caballos nos regalaba una bonita imagen con la torre de la alquería al
fondo, y enlazando con la antigua vía pecuaria que iba de Ardales hasta Osuna,
llegamos en escasos minutos al altozano que preside el histórico cortijo
de Ortegícar, donde nos llevamos la sorpresa de ser recibidos por
Carmen, la hija de la familia propietaria, con sofisticado conjunto marrón
claro a lo Coronel Tapioca y unas botas impecables, que rivalizarían el glamour
con “La Dama de Violeta “ o “la Duquesa de Baqueira Beret” el caso es que con
esquisita amabilidad se disculpó de no poder dejarnos pasar a ver la torre
porque la estaban reformando en la actualidad. Pero a cambio se ofreció para
hacernos unas cuantas fotos de grupo y para darnos una breve charla sobre el
lugar.
Según
la señorita Carmen, heredera del histórico cortijo de Ortegícar, su torre
alquería es de origen árabe que se eleva 18,6 metros de altura, con una base
casi cuadrangular, integrada en un complejo mayor amurallado, de planta también
cuadrangular. Desde donde se comunicaban por señales de humo, fuego y espejos
con las torres del Castillo de Cañete La Real, el cerro de la Vijana y el
castillo de La Estrella.
En
sus orígenes era un complejo defensivo construido en el siglo XIII, constituye un buen ejemplo de lo que fueron
las alquerías musulmanas, especialmente durante el periodo bélico entre
cristianos y nazaríes. La torre, absolutamente exenta, ocupa en ese
espacio una posición central. Fuera de ese recinto, la antigua alquería de
Ortegícar, es un excepcional ejemplo de
la arquitectura militar medieval malagueña. Su aparejo es fundamentalmente
de verdugadas de ladrillos, sobre todo en las esquinas, generalmente
enfoscados. Tiene interesantes sillares romanos que se asientan en la base de
la construcción, tal vez procedentes de la cercana ciudad hispano-romana de
Sábora o de la del Cortijo del Tajo. A finales del siglo XIII y en el XIV tuvo
un papel relevante en los ataques de las tropas castellanas y granadinas,
pasando de unas manos a otras en diversas ocasiones. Junto a la Torre de Vigía
Nazarí de Hurique (del siglo XII), situada en Alhaurín El Grande,
constituyen los dos únicos ejemplos de este tipo de arquitectura en la
provincia de Málaga.
Cuando le estuvimos comentando a Carmen, que
teníamos pensado hacer desde el puente cercano a su cortijo, hasta la casa de
la Huerta de la Cueva por dentro del río nos dijo que en sus 20 años no había
conocido a nadie que lo hubiera hecho, que los pocos excursionistas/ciclistas
que iban por allí, entre otoño y primavera era para ir hacia Sierra Ortegícar.
Y con sierra Ortegícar, en lontananza descendimos por la vía pecuaria hasta el
rudimentario puente de Ortegícar, este mucho más moderno, pero más simple,
pequeño y rudimentario que el anterior.
2ª parte del recorrido, (tramo
anfibio) desde el puente de Ortegícar al vado de la casa de la Huerta de la Cueva por el cauce
del río Guadalteba. Los primeros metros son un tanto decepcionantes, porque
rápidamente nos encontramos con un talud terrizo a la derecha, que le resta
encanto al comienzo, pero por suerte sólo son unos 15 m de pared terriza, que apenas
vuelve a repetirse en todo el trayecto que tenemos por delante.
No
tardamos en comenzar a disfrutar de la magia y el encanto del bosque
galería que caracteriza a este tramo del río Guadalteba, hasta la zona conocida
como "la Puente" donde tiene lugar la romería de la Virgen de la Cabeza
y de San Isidro Labrador de Teba. Estos bosques de galería están compuestos por
sauces, chopos, fresnos y tarajes, a pesar del repulsivo color marrón del agua,
ésta no huele mal y a poco que sopla la brisa sobre las hojas somos testigos de
la preciosa sinfonía que esta forma junto con el cántico de las aves de ribera,
avistando a lo largo de nuestro recorrido desde lavanderas cascadeñas y mirlos
acuáticos, hasta una garza y varios patos en las zonas más anchas del cauce.
Además de estos tipos de
formaciones vegetales en la zona se desarrolla matorral y una amplia flora
caracterizada por la existencia de numerosas especies endémicas como el
tomillo, el romero, las retamas, los palmitos, las jaras y las esparragueras.
Más
cerca de la orilla adelfas, juncos, zarzas (de ricas moras) y cañaverales se
van alternando. A lo largo de su recorrido, tan sólo nos encontramos con dos
barreras de de zarzas que nos obligaron a retroceder río arriba, un corto
trecho río arriba, hasta encontrar una salida y tras caminar un trecho de
apenas unos 200 m por fuera, nos volvimos a adentrar por el mágico cauce del
río.
Esta opción, fue escogida repetidas veces por varios integrantes del
grupo, porque a pesar de que este tramo del río era de menos de 5 km, hay que recordar
que caminar por un cauce acuático, siempre ralentiza mucho la marcha y más aún,
cuando caminas a ciegas, pues el agua siempre está turbia y las piedras a lo
largo del cauce, así como numerosos obstáculos de ramas y troncos atravesados a
lo largo del camino, debido a las riadas invernales son numerosas y deben
afrontarse con paciencia.
En una de estas marañas de ramas perdió sus
sofisticadas gafas nuestra querida compañera Silvia Meilán.
Un kilómetro antes del final del
recorrido llegamos a una pequeña presa donde estuvimos haciendo numerosas
fotos, abandonando momentáneamente el cauce del río por su margen derecho, para
remontar un pequeño, pero empinado cerro desde el que ya se antojaba muy
cercano el emplazamiento del grupo de casas que forman el lugar conocido como “Huertas
de la Cueva”, donde ya habíamos dejado previamente Eduardo y yo, nuestros
coches.
Tras varias horas caminando por el agua, la tentación del grupo era
grande para caminar por fuera y llegar ya al final del recorrido, pero
finalmente animamos a la mayoría a volver a descender al río y cubrir el último
tramo que quedaba por el mismo cauce del Guadalteba hasta el vado de la Casa de
las Huertas de la Cueva, donde no daban crédito a sus ojos las señoras que nos
vieron llegar.
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