Desnivel: 100 m
Distancia: 11 km
Tiempo: 3 horas
14 Participantes: Paco “El
Generoso, José Manuel Vázquez “El coleccionista de
vértices geodésicos”, Marlis
Hofer, Esteban Guzmán Sánchez,
Kevin, David Nicolás Álvarez Domínguez,
Nuria Andrade Zaura, Paqui, Rafa Molina "El retorno de Elvis",
Rafael Molina Bravo (junior), Brida Bisculm Heyme, Martina Hernández Bisculm (19 años), Francisco Manuel Quintero Jiménez y Juan
Ignacio Amador.
PASAJES DE LA HISTORIA: La zona en la
que se halla ubicada Cuevas Bajas, tiene antecedentes históricos desde el Paleolítico (40.000 años a.C.), según
se desprende de los instrumentales aparecidos en la vecina Cueva de Belda
(Cuevas de San Marcos), así como en las terrazas del río Genil, y en todo su
término municipal de forma accidental, lo que indica la existencia de una
primitiva población de cazadores y pescadores.
Durante la época romana, en torno al s. II, junto al núcleo urbano actual,
pasaba una de las calzadas romanas recogida en el itinerario de Antonio, la via
Antoniana, es en esta época cuando los romanos dedicaron estos terrenos junto
al río Singilis (Genil en su denominación actual), dada la riqueza de los
mismos, a la vid, al olivo y sobre todo al cereal. De esta época podemos
encontrar dentro de su término municipal numerosos vestigios de villas romanas,
destacando como obras de ingeniería civil los restos del puente sobre el Arroyo
de las Pozas, los restos de unas termas en la conocida como Villa Del Burriana,
y restos de unos baños en el Paraje denominado “Baños de Escobar”, y restos de
mosaicos romanos del siglo III, como los encontrados en la zona denominada como
“Huertas del Marqués” y en la zona del Cortijo del Conde.
Durante el Medievo, Cuevas Bajas y
Cuevas Altas fueron denominadas Cuevas de Belda. Las actuales Cuevas Bajas y
Cuevas de San Marcos, son dos poblados musulmanes que fueron conquistados por
el Infante de Antequera Pedro de Narváez sobre el año 1426 , y que tras
desalojar a la población musulmana fueron arrasados por no tener Antequera
suficiente población para repoblarlos.
A finales del s. XV y tras el reparto
de tierras que se produjo en esta zona, va llegando población a la villa, así
pues se repueblan las Aldeas del Cedrón y la Moheda tras la expulsión de judíos
y musulmanes pasando estas tierras a ser dehesas de Jesuitas, y colonos de la
Ciudad de Antequera fueron construyendo sus moradas a orillas del río Genil.
Será a partir de esta época, cuando empieza a configurarse la actual Cuevas
Bajas llegando a tener a principios del
s. XVIII más de 1.400 habitantes, consiguiendo tener su máximo esplendor
tras su independencia de Antequera el 7
de Agosto de 1819, alcanzando en 1900
una población de unos 3000 habitantes.
Resumen del itinerario:
Después de dejar los coches
aparcados en una pequeña explanada terriza a los pies de una arboleda frente a
la rotonda de entrada al pueblo, echamos a andar bajo los tenderetes recién
instalados del mercadillo de los sábados, frente a cuyos puestos fuimos pasando
frente a las miradas curiosas de los comerciantes, ofreciéndonos desde ropa interior
hasta gorras para el camino.
A la izquierda dejábamos la puerta de entrada de
las instalaciones de la piscina municipal y al final de la calle, doblábamos a
la derecha, encarando la travesía principal, donde se encontraba la mayor
participantes de bares del pueblo en cuya entrada predominaban las partidas de
dominó, con los abuelos del pueblo a cual mas concentrado y el corrillo de
observadores, todos muy serios y atentos a cada movimiento del otro jugador,
cual película del Oeste. Al final de esta calle unos carteles indicativos de: “Ruta
Ribera del Genil” y observatorio de aves”, nos reconfirmaba que íbamos por el
buen camino, dejando algunas naves agrícolas y ganaderas, instalaciones de usos
varios y un magnífico campo de hierba artificial, que ya lo quisieran para sí
muchos distritos de capitales de provincia.
El camino sigue siendo pista asfaltada,
o mas bien carretera local que nos lleva a una clara bifurcación en forma de “Y”.
El ramal de la izquierda, resulta ser la prolongación de la carretera local por
la que venimos caminando con varios carteles en su dirección que nos indican: “Observatorio
de aves”, “acceso soto del río y Laguna” + “Noria” (sin nombre). Y a la
derecha, o más bien recto respecto a la trayectoria que llevamos N-E: el poco
seductor cartel de “punta de residuos, sólidos urbanos”, siendo esta nuestra
opción, a partir de aquí, algo más de 1,5 km del inicio ya comenzamos a caminar
por pista terriza. Pronto sale un ramal del camino a la derecha que lleva a
dicha “punta de residuos”, pero nuestra ruta coincide con la pista principal de
trazado bastante rectilíneo, que después de atravesar el erosionado cauce del
arroyo de Los Paternales, comienza a afrontar la única ascensión de todo el
recorrido entre olivos centenarios que son la imagen mas característica de este
paisaje de campiña que nos rodea por todas partes.
A nuestra espalda (S-O), va quedando
la localidad de Cuevas Bajas. Al llegar a la parte alta del único cerro que
ascendemos en todo el recorrido, pasamos bajo un tendido eléctrico. A nuestra
izquierda (NORTE), podemos contemplar gran parte de la localidad cordobesa de
Encinas Reales. Y también a nuestra izquierda, pero mucho más cerca de
nosotros, tenemos una amplia panorámica del soto de Cuevas Bajas, por donde
discurriría nuestro camino de regreso, que está formado por una amplia extensión
de terreno originada por el discurrir sinuoso del Genil a su paso por esta
localidad. Históricamente, el río aquí no se ha ceñido al trazado actual del
cauce, sino que su curso se ha visto modificado por diversas circunstancias,
tales como el depósito de sedimentos, el estrangulamiento de algún meandro o el
desarrollo de la vegetación de ribera. Es por ello que el soto haya sido una
extensa llanura de inundación a merced de las crecidas del río o de
precipitaciones copiosas. La construcción, aguas arriba, de la presa del
pantano de Iznájar, ha contribuido a la estabilidad de esta zona, disminuyendo
las inundaciones del soto. Así mismo, los cultivos de regadío y huertas han
proliferado al amparo de la seguridad ofrecida por esta obra de ingeniería, aprovechando,
así, las bondades de un terreno aluvial, fértil y rico en agua.
Una vez que pasamos bajo el
tendido eléctrico, iniciamos el descenso, recreándonos con el paisaje de
campiña, que en todo momento preside la hilera de chopos, eucaliptos y tarajes
que forman parte del bosque de galería del río Genil, y algunas casas
diseminadas o la torreta cercana a la noria de la Aceña que ya intuimos en
lontananza a la que nos vamos acercando a cada paso.
La
Noria de la Aceña está situada en un lugar estratégico del río donde el río
desvía sus aguas rápidas hasta su ubicación, convirtiendo el lugar en un clamor
de agua y frescura. Se encuentra relativamente cerca de la carretera que une
Cuevas Bajas con Cuevas de San Marcos a un Km y algo antes de llegar a ésta
última sale un carril asfaltado a la izquierda que nos indica La Noria, aunque
obviamente nosotros llegamos caminando desde Cuevas Bajas por el denominado
camino de la Colada del Río.
La
Noria de la Aceña fue construida a finales del XVIII en madera, la que hoy
podemos
apreciar
fue sustituida por hierro en los años 30 del siglo XX. Recientemente se sometió
a una
profunda restauración que le ha devuelto el esplendor que se le supone a estos
gigantes
de río. Junto a ella quedan restos de lo que fue un Molino. La Noria conserva
toda su
maquinaria y de hecho una reciente restauración permite que en la actualidad
siga funcionando a buen rendimiento y gracias a ello se pueden regar con
generosidad todas las fincas cercanas.
Como bien nos recordaba Francisco manuel, según
la Real Academia de la Lengua, “Aceña” significa: Molino harinero
de agua situado dentro del cauce de un río, por lo que la denominación de “Noria
de la Aceña” puede resultar un tanto redundante. Las Norias fluviales han sido conocidas en Andalucía desde finales de la
Edad Media por el término de Norias de vuelo. Su nombre, naura, deriva del
verbo árabe na´ar, que significa gruñir o gemir, en clara alusión al característico
sonido que producen cuando están en movimiento. El Sevillano Ibn Hisam al -
Lajmí¬ en el siglo XII, indicaba que la máquina de gran envergadura, redonda,
con paletas finas en la que bate la corriente de agua, de forma que sólo
necesite de ésta para girar, es llamada an -naura, sólo se establece al lado de
un río y al girar produce un chirrido que es causa de que se llame así -gemidora-
En Palma del Río aún se les llama de esta manera. (Texto del Profesor R. Córdoba
de La Llave).
Una vez
finalizada la sesión de fotos en la noria de la Aceña, regresamos sobre
nuestros pasos, hasta que unos 500 m mas allá tomamos un ramal a la derecha,
que avanzaba paralelo al río Genil, que a partir de este momento, quedaría
siempre a nuestra derecha, caminando la mayor parte del tiempo muy próximo al
cauce, de manera que a la derecha del camino, tan sólo nos separaba del camino
la tupida línea de choperas y tarajes de los márgenes de la ribera y a la
izquierda el omnipresente olivar. De vez en cuando, se abría algún claro a través
de la vegetación que nos permitía acercarnos a su orilla o contemplar su
generoso caudal como la fuerza del mismo, mientras bromeábamos con los rápidos
que nos esperarían horas después en la sesión de rafting. Una de las cosas que más
nos llamó la atención de esta zona fue la gran cantidad de madrigueras de
conejo cerca del río y la cantidad de cartuchos esparcidos por el suelo de los
cazadores.
Poco
después de dejar a la derecha una gran isleta del río, nos separaríamos del
cauce, a lo largo de unos 2 km, caminando ahora a unos 300-400 m del mismo quedando
éste siempre a nuestra derecha y pasando por algunas cortijadas y fincas de
frutales y olivos, hasta dejar a nuestra derecha un ramal del camino que se
dirigía al río donde se indicaba: “embarcadero, zona de rafting y piraguas”,
coincidiendo también con una cantera de áridos que también han alterado no sólo
el curso del río, sino el cambio de profundidad en según que zona, siendo una
de las causas por las cuales dejó de funcionar la noria de la Agusadera con la
eficacia de antaño. De hecho, debemos estar atentos al siguiente ramal del
camino a la derecha, que será el que nos lleve directamente hasta dicha noria de
porte monumental de principios del siglo XIX, restaurada junto con el acueducto
en el 2010, dando como resultado un armonioso conjunto perfectamente integrado
en un bello soto del Genil, donde se han instalado algunos bancos de madera
donde hicimos una breve parada de avituallamiento bajo la agradable sombra del
bosque de ribera. Lástima que algunos paneles informativos hayan servido de
tiro al blanco con las clásicas escopetas de perdigones, que tanto daño han
hecho (y siguen haciendo) a las pobres aves insectívoras e incluso otras de
mayor envergadura.
Hasta
hace pocos años, la noria estaba completa con todos sus cangilones de madera
unida a un tramo de acueducto que canalizaba y distribuía sus aguas en una
parte del río donde sus aguas adquieren un poco más de brío. Pero según nos
contaron algunos chavales del pueblo, una banda de rumanos que estuvo un tiempo
por allí desvalijó gran parte de su mecanismo, así como numerosos motores para el
riego de las huertas.
Este
tramo del río Genil alberga un rico Patrimonio Natural en este tramo del Genil de
gran interés para ornitólogos, amantes del piragüismo ó del rafting, gracias a sus
tramos de aguas rápidas que junto al bosque de galería y el trino de los
pájaros resulta por su proximidad apto para todos. Recientemente la Diputación
de Málaga ha catalogado al conjunto de la Noria de la Agusadera como Rincón
Singular de la Provincia, si bien es cierto que el entorno de la noria de la
Aceña, mucho mejor conservada, nos pareció tanto o más bonito que éste.
Desde
la noria de la Agusadera, teníamos la opción de regresar sobre nuestros pasos,
hasta la pista asfaltada, o bien mantenernos paralelo al río, caminando por el
perímetro de una amplia extensión de cultivos, que no supimos
identificar a primera vista, aunque presumiblemente de leguminosas, que fuimos
salvando como mejor pudimos, mientras intentábamos evitar algunas zonas
inundadas, donde te hundías en el barro. Encaminando nuestros pasos hacia un
observatorio de aves junto al río, enmarcado perfectamente en el entorno del
bosque de galería que cubre el curso fluvial y las aves que lo habitan. Las
especies arbóreas que componen la vegetación riparia del Genil son álamos
blancos (Populus alba), sauces (Salix alba) y fresnos (Fraxinus
angustifolia), así como numerosas espadañas (Typha sp.), juncos (Juncus
sp.), rosales silvestres (Rosa canina) y zarzaparrillas (Smilax
aspera), que ocupan el sotobosque y las zonas más degradadas.
Desde el observatorio
de aves, comenzamos a caminar por una pista terriza, llevando en todo momento
el río Genil a nuestra derecha, donde aprovechamos para quitarnos el barro del calzado y de las piernas en la medida de lo posible, y a la izquierda una gran laguna conocida
localmente como Lago Fernández, frente a esta laguna, la erosión del gran
meandro que forma aquí el río Genil ha originado un cortado de arcillas y yesos
que pone fin a la llanura del valle, dejando atrás el soto de Cuevas Bajas, por un camino
salpicado de edificaciones diseminadas y
diversos corrales de ovejas, entre los cuales podemos ver una extensión llana de
terreno ocupada normalmente por cultivos herbáceos que, ocasionalmente, puede
estar inundadas en épocas de lluvias abundantes o bien presididas por bloques
de heno en los meses de verano.
Unos 20 minutos después estábamos
volvíamos a recorrer la travesía principal del pueblo, encontrándonos ya el
mercadillo prácticamente desmantelado, antes de entrar en la piscina municipal
del pueblo (25x15 m), donde estuvimos almorzando y disfrutando de su magnífico
estado de conservación. Aguas muy limpias, vestuarios amplios y limpios, así
como la zona para comer lo que cada uno llevara o bien el bar piscina, su
socorrista correspondiente, casi exclusivamente para nosotros. A escasos metros del punto de encuentro donde
estábamos citados a las 16.00 pm con los monitores de la empresa de Turismo
Activo Ociosport de cerro Gordo de Cuevas Bajas, donde se unirían 18 compañeros
mas.Después del almuerzo y la gratificante sesión de baños en la piscina llegaba el momento álgido de la jornada, sin lugar a dudas, una de las mas inolvidables de este verano 2015, para todos los que allí estuvimos. La sesión de RAFTING entre Benamejí y Palenciana.
Tras la charla didáctica de conocimientos básicos, rescates de "hombre/mujer al agua" y evitar caídas en la medida de lo posible, nos montamos en las coloridas furgonetas tuneadas con el logo de la empresa y pusimos rumbo a El Tejar, por la antigua carreteraa nacional, hasta el puente de Benamejí, donde pudimos dar la vuelta y retroceder un par de centenares de metros para tomar la cerrada curva que da acceso hacia el recóndito paraje, donde se encuentran los pilares del viaducto, pasados los cuales, nos reunbimos todos los compañeros.
Reparto de remos, últimos repasos para inflar las embarcaciones en su punto correcto, selección de euipos/grupos para cada embarcación, unos breves minutos paara lanzarse al agua y tomar temperatura quien quiera y todos a las barcas, cada uno a la suya.
Los primeros minirápidos a escasos metros del comienzo auguran quee los rápidos que nos esperan mas adeelante van a estar muy revueltos. Atrás van quedando los pilares del viaducto, el puente romano de Benamejí, plagado de nidos de golondrinas y vencejos que vuelan a ras de aguaa acompañándonos en estee primer tramo selvático, pero todavía con las aguas muy tranquilas, de hecho es zona propicia para que se lancen al agua los que quieran, siempre con permiso del monitor y de forma controlada.
Durante un buen trecho el río se mantiene relativamente manso, salvo algún tramo algo rápido, en los que no obstante no puedes bajar la guardia para no llevarte alguna rama por delante, que de vez en cuando te obliga a agacharte, el casco y el neopreno y el chaleco salvavidas son nuestros meejores escudos para evitar pinchazos o golpes con algún tronco o roca a ras de agua.
En todo momento, los monitores demostraron gran profesionalidad y pericia, dirigiendo la embarcación y haciendo de timonel en los tramos mas complicados, destacando el surfeo sobre la ola del frances y los dos últimos rápidos con el mítico EL AGUJERO NEGRO y LA PORTERIA donde a escasos metros del final, ya muy cerca de la presa cercana a la casa de la Barca (Palenciana), tenemos que esquivar un árbol y una roca de gran tamaño en medio del cauce, con la adrenalina a tope. En distintos momentos del recorrido tanto Miguel Ángel, como otra compañera de Ociosport cerro Gordo, fueron haciendonos un reportaje al que pertenecen las fotos que hemos colocado aquí.
Tras la charla didáctica de conocimientos básicos, rescates de "hombre/mujer al agua" y evitar caídas en la medida de lo posible, nos montamos en las coloridas furgonetas tuneadas con el logo de la empresa y pusimos rumbo a El Tejar, por la antigua carreteraa nacional, hasta el puente de Benamejí, donde pudimos dar la vuelta y retroceder un par de centenares de metros para tomar la cerrada curva que da acceso hacia el recóndito paraje, donde se encuentran los pilares del viaducto, pasados los cuales, nos reunbimos todos los compañeros.
Reparto de remos, últimos repasos para inflar las embarcaciones en su punto correcto, selección de euipos/grupos para cada embarcación, unos breves minutos paara lanzarse al agua y tomar temperatura quien quiera y todos a las barcas, cada uno a la suya.
Los primeros minirápidos a escasos metros del comienzo auguran quee los rápidos que nos esperan mas adeelante van a estar muy revueltos. Atrás van quedando los pilares del viaducto, el puente romano de Benamejí, plagado de nidos de golondrinas y vencejos que vuelan a ras de aguaa acompañándonos en estee primer tramo selvático, pero todavía con las aguas muy tranquilas, de hecho es zona propicia para que se lancen al agua los que quieran, siempre con permiso del monitor y de forma controlada.
Durante un buen trecho el río se mantiene relativamente manso, salvo algún tramo algo rápido, en los que no obstante no puedes bajar la guardia para no llevarte alguna rama por delante, que de vez en cuando te obliga a agacharte, el casco y el neopreno y el chaleco salvavidas son nuestros meejores escudos para evitar pinchazos o golpes con algún tronco o roca a ras de agua.
En todo momento, los monitores demostraron gran profesionalidad y pericia, dirigiendo la embarcación y haciendo de timonel en los tramos mas complicados, destacando el surfeo sobre la ola del frances y los dos últimos rápidos con el mítico EL AGUJERO NEGRO y LA PORTERIA donde a escasos metros del final, ya muy cerca de la presa cercana a la casa de la Barca (Palenciana), tenemos que esquivar un árbol y una roca de gran tamaño en medio del cauce, con la adrenalina a tope. En distintos momentos del recorrido tanto Miguel Ángel, como otra compañera de Ociosport cerro Gordo, fueron haciendonos un reportaje al que pertenecen las fotos que hemos colocado aquí.
Os animamos a todos los que queráis vivir esta experiencia a contactar con:
Miguel
Ángel Sánchez Ortiz
Gerente
OCIOAVENTURA CERRO GORDO ®
Tel: 951 70 02 31 / 655 614 837
www.ocioaventuracerrogordo.com
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