Punto de Encuentro recomendado: No más tarde de las 10:00 am, a la
entrada del Aparcamiento que nos encontramos a la izquierda de la carretera, al
llegar a Villaluenga del Rosario, tal y como llegamos de la carretera
Ronda-Grazalema.
Punto de inicio de ruta: Puerto de las Viñas, a donde llegamos en poco
mas de cinco minutos en coche, a través de carril en muy buen estado, desde el
citado aparcamiento a la entrada de Villaluenga del Rosario.
Tipo de suelo: Pista
asfaltada y terriza hasta los Llanos del Republicano. En Cancha Bermeja y La
Breña andaremos por veredas y senderos de cabras, antiguas veredas ganaderas y
algo de campo través, con matorral y abundante lapiaz en los tramos de torcal,
que también se intercalan con dóciles corredores tipo prado y hojarasca.
Tiempo: 7-8 horas aprox.
Tiempo: 7-8 horas aprox.
Tipo de recorrido: se combinan tramos lineales y circulares.
Grado de
protección: Parque Natural Sierra de
Grazalema, LIC, ZEPA, Reserva de la Biosfera, y Paisaje Agrícola Singular y
Complejo Serrano de Interés Ambiental (PEPMF)
Permisos:
No es necesario, si bien, justo antes de abandonar los LLanos de Líbar, dónde
recorremos un corto prado sobre una finca privada, propietario de Montejaque,
que amablemente nos dejó pasar por su finca, a la que se accede por un somier
metálico, que hace las veces de angarilla y se dale por una verja de hierro,
que en ambos casos dejaremos cerradas a nuestro paso.
Fecha de realización
y meteorología: Sábado 8 de
abril de 2017, djoprnada primaveral de intensos cielos azules, con viento de
levante que llegó a superar los 30 km/h a nuestra llegada a Los Llanos de
Líbar, dejándonos unos cielos blanquecinos con algo de calima en el horizonte
Este, al inicio de la jornada, que afortunadamente fue despejándose conforme
avanzaba la jornada.
Mapa y Bibliografía: http://www.rutasyfotos.com/2011/11/torcal-de-cancha-bermeja-por-los-llanos.html,
sin lugar a dudas una de las
mejores páginas de senderismo de toda Andalucía.
Participantes:
Como guías y
anfitriones tuvimos el privilegio de contar con: Manuel Limón (Premio Nobel de
Senderismo), Ana Diánez (La Arqueóloga), grandes conocedores de todas las
sierras de Cádiz y gran parte de Andalucía; Desde Puente Genil (Córdoba):
Héctor "El Caimán de Puente Genil" y Mª Luisa "El Duendecillo de
Sierra Horconera". Y desde
distintos puntos de la Costa del Sol: Doctor Leal, Paco "El Generoso",
Fali "El Retorno de Elvis", Paqui "La Matrona", Lena
"La Amazona Bielorrusa", Marlis Hofer, Manuel Estaban, José
Manuel Vázquez "El coleccionista de Aventuras", Miguel Quiñones,
Margarita Fernández (con su perro "Nitze"), Antonio Pascual, Arnaud "Nono,
el Repostero de Versalles", Ilse "La gacela de la Selva Negra" + su Petra Kesi, Emilia "La Senderista Impaciente...por acabar", Mercedes González Rojas, José Luis Ortega, Eduardo Ortuño "LO
que queda de Eduardo", María José Fernández "Caminando entre
Dinosaurios", Dolores Villaseca "La Reina del Trivial Pursuit", Manuel
Serrato "El Tuno" y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Fotografos colaboradores: Antonio Pascual, Arnaud "Nono" y Manuel Limón.
Amén de aprovechar para comprar el
famoso queso payoyo en la famosa quesería de Villaluenga del Rosario, del que viven numerosos habitantes de esta pequeña localidad y de la Sierra de Grazalema en general.
Otro lugar interesante digno de visitar es el que se
encuentra a la espalda del pueblo de Villaluenga, en dirección sur, donde nos
encontramos con un pequeño valle cerrado por el que fluye un arroyo, sin agua,
excepto en época de lluvias, cuyo curso debemos seguir. Aquí el paisaje es de
tipo calcáreo, gris con pocos arbustos, excepto los cultivos. Siguiendo el
curso del mencionado arroyo, pronto nos sorprenderá que se dirige hacia la
montaña, y conforme lo seguimos veremos que se introduce en ella por una enorme
sima, cuya entrada es de 50 x 20 m. que alberga gran cantidad de murciélagos.
Debiendo tener cuidado si pretendemos acercarnos a la boca y tener en cuenta
que son necesarios conocimientos y material espeleológicos para poder
introducirnos en ella.
Breve descripción del recorrido:
El primer tramo
de la ruta discurre sobre el trazado del GR. E-7, concretamente desde la
explana del Puerto de Las Viñas, donde dejamos aparcados nuestros vehículos,
hasta el fondo de Los Llanos del Republicano.
Poco después de
pasar por una verja, el camino se bifurca, siendo el ramal de la izquierda el
que coincide con su camino de regreso y el de la derecha el que coincide con
nuestro camino de ida, la pista desciende por el denominado Alcornocal
de Lomas y Matagallardo, si bien, paradójicamente la especie
predominante es la encina. Cabe mencionar la presencia de un “mesto” que
resulta que es un híbrido entre encina y alcornoque, aunque a simple vista
parece más una encina, siendo la diferencia principal con ésta, que las hojas
son de mayor tamaño. A este curioso árbol, a la izquierda del camino, que
pasará desapercibido para cualquier persona no experta en botánica arbórea, se
le conoce como "Mesto de Huerto Juncal" que figura entre la lista de
árboles singulares de Andalucía.
Poco después
dejamos a nuestra derecha la finca ganadera de Casa Bueyes, donde nos
encontramos con una piara de cerdos salía alegremente al encuentro del dueño de
la finca, que venía justamente detrás nuestra en su 4x4.
En apenas un par
de minutos, ya estábamos en la curva previa a la entrada a Los Llanos del
Republicano, al que accedemos por una pequeña angarilla, tras la cual nos
encontramos con el típico panel con fotografía descriptiva del paisaje, donde
se nos recuerdan como se formaron la cadena de montañas que tenemos ante nosotros:
Sierra del Mojón Alto que separa a Los Llanos del Republicano de los Llanos de
Líbar, la cumbre del Palo, al fondo, perteneciente a la Sierra de Libar, que
separa a Los Llanos de Líbar del valle del Guadiaro.
También nos habla de las características geológicas de la roca caliza, el gran polje o valle ciego que tenemos delante, donde los arroyos que circulan por él, al no tener salida, desembocan en una sima, que a modo de gran sumidero (cual gigantesco tapón de bañera), se traga sus aguas, en este caso en la Sima del Republicano, donde desembocan los arroyos de Las Merinas ó del Charco del Burro y de Los Álamos.
También nos habla de las características geológicas de la roca caliza, el gran polje o valle ciego que tenemos delante, donde los arroyos que circulan por él, al no tener salida, desembocan en una sima, que a modo de gran sumidero (cual gigantesco tapón de bañera), se traga sus aguas, en este caso en la Sima del Republicano, donde desembocan los arroyos de Las Merinas ó del Charco del Burro y de Los Álamos.
Al poco de dejar
atrás el panel descriptivo que nos encontramos a la entrada de los Llanos del
Republicano, abandonamos el sendero encaminando nuestros pasos hacia un grupo
de jóvenes encinas, unos 150 m a la izquierda, donde se encuentra, Dolmen de la Encina o de Los Llanos del
Republicano, (o mas bien “los restos de”) del que podemos encontrar más
información en el blog de nuestra arqueóloga favorita "Ana Dianez": http://www.prehistoriadelsur.com/2014/12/dolmen-de-la-encina-o-dolmen-de-los-llanos-del-republicano.html
Después de
visitar los restos del dolmen, seguimos atravesando los Llanos en dirección
S-E, abundando los narcisos blancos y los gamones. El camino principal
discurre paralelo a nuestra derecha, hasta que confluimos en él, a la altura de
una verja de hierro, paso obligado para acceder al pié de la sierra que tenemos
ante nosotros: a la izquierda la Sierra del Mojón Alto, a la derecha la Sierra
de Líbar y por en medio, remontando un terreno montañoso , el sendero por donde
discurre el GR E-7, Camino del Puerto del Correo, paso natural, hacia Los
Llanos de Líbar y sus variantes, pudiendo continuar hacia Benaoján o Montejaque
al N o Cortes de la Frontera al S-E.
Poco después de pasar junto a una encina
solitaria, abandonamos el sendero que empieza a subir hacia el Puerto del
Correo, giramos uno 90º dirección N-E, paralelos al pie de monte que en todo
momento queda a nuestra izquierda y al arroyo de Las Merinas ó del Charco del
Burro, que discurre paralelo a nosotros y siguiendo su curso, generalmente seco
nos conduce hasta la entrada el pedregoso cauce, que precede a la entrada de la
Sima del Republicano. Para llegar hasta ella, lo podemos hacer marineando sobre
el caos de bloques de su margen derecho, o ayudándonos de un paso concadena,
que también por su margen derecho, pero a mucha menos alturas, nos permite
acceder de forma mas directa.
Mientras esperábamos a los compañeros más intrépidos que habían ido a inspeccionar la entrada, el amigo Diego Mendoza López, autor del libro “Estudio descriptivo de las cavidades kársticas de la Manga de Villaluenga" nos estuvo hablando sobre esta sima, por ejemplo del origen de su nombre, que se debe al hallazgo del cuerpo de un cabo rondeño del bando Republicano, que se encontraron cerca de la entrada en una de las primeras exploraciones espeleológicas que se hicieron en esta zona. Desde entonces se la conoce como "Sima del republicano o del cabo de Ronda", que se hizo extensible al polje adyacente conocido como "LLanos del Republicano".
Mientras esperábamos a los compañeros más intrépidos que habían ido a inspeccionar la entrada, el amigo Diego Mendoza López, autor del libro “Estudio descriptivo de las cavidades kársticas de la Manga de Villaluenga" nos estuvo hablando sobre esta sima, por ejemplo del origen de su nombre, que se debe al hallazgo del cuerpo de un cabo rondeño del bando Republicano, que se encontraron cerca de la entrada en una de las primeras exploraciones espeleológicas que se hicieron en esta zona. Desde entonces se la conoce como "Sima del republicano o del cabo de Ronda", que se hizo extensible al polje adyacente conocido como "LLanos del Republicano".
Toda esta zona
tiene un gran valor espeleológico, con una profundidad estimada de más de 300m, aunque su entrada es relativamente
pequeña, en ella desembocan los arroyos de Las Merinas ó del Charco del
Burro y de Los Álamos, como si fuera un gigantesco sumidero, que presenta uno de los
desarrollos subterráneos más largos de Andalucía, hasta el punto de que todas
las aguas que circulan por su interior vienen a desembocar en el margen derecho
de la salida del Cañón de Las Buitreras (río Guadiaro), motivo por el cual,
notamos ese cambio radical de temperaturas de las aguas por las que se realiza
la actividad de barranquismo y ese último tramo a la salida del cañón, cerca
del Charco del Moro es especialmente frío. La distancia en línea recta desde la
entrada de la Sima del Republicano al N, hasta el Charco del Moro, al S, muy
cerca de la pedanía de la Estación de Colmenar, es de al menos 15 km, que unido
a la cantidad de vericuetos que suelen presentar estas cavidades se nos antojan
una galería de un desarrollo tremendo.
También nos comentó el amigo Diego de un fenómeno muy curioso que se produce cada cierto tiempo, cuando la vegetación y pequeños troncos sueltos, que arrastra la corriente que entra en su interior, forma tapones en sus goteras, en algunas galerías se forma como una gran masa de aire, que con gran potencia sale hacia el exterior, desatorando inmediatamente esos pequeños tapones y el estampido puede llegar a sonar a gran distancia, inmediatamente después todo el agua que se ha quedado embalsada frente a la entrada de la sima, es tragada por esta, volviendo a funcionar como un gran sumidero y en cuestión de minutos, la mayor parte del agua que se encontraba embalsada en grandes pozas de varios metros de profundidad, fluye hacia el interior con una rapidez espectacular.
También nos comentó el amigo Diego de un fenómeno muy curioso que se produce cada cierto tiempo, cuando la vegetación y pequeños troncos sueltos, que arrastra la corriente que entra en su interior, forma tapones en sus goteras, en algunas galerías se forma como una gran masa de aire, que con gran potencia sale hacia el exterior, desatorando inmediatamente esos pequeños tapones y el estampido puede llegar a sonar a gran distancia, inmediatamente después todo el agua que se ha quedado embalsada frente a la entrada de la sima, es tragada por esta, volviendo a funcionar como un gran sumidero y en cuestión de minutos, la mayor parte del agua que se encontraba embalsada en grandes pozas de varios metros de profundidad, fluye hacia el interior con una rapidez espectacular.
Finalizada la visita a la entrada de la Sima, continuamos caminando dirección N-E, atravesando el cauce seco del arroyo de Los Sauces, que coincide con nuestra trayectoria, quedando unas veces a nuestra derecha y otras a nuestra izquierda, pues lo cruzamos en más de una ocasión, además del pie de monte a nuestra derecha y los Llanos a nuestra izquierda, hasta que, aproximadamente a un kilómetro más allá de Los Llanos, llegamos a un murete de piedra con alambrada, que podemos superar sin dificultad gracias a un viejo somier de hierro, reconvertido en angarilla, encaminando nuestros pasos hacia una verja de hierro que
se encuentra unos 200 m mas allá, se trata de un corto trecho donde nos salió al paso su propietario, pero tras charla amistosa, recordándonos de la importancia de dejar cada angarilla, puerta o verja cerrada, pasamos con su permiso, al otro lado de la verja de hierro, cambiando en este punto nuestro rumbo N-E, por S-E, tras un giro a la derecha, que en apenas 100 m nos lleva hasta el Aljibe de la Breña, de planta hexagonal (¿o era octogonal?), y que preside el LLano de la Cerca.
Punto estratégico de la ruta, porque aquí comienza y termina el segundo trazado circular de la ruta. A partir de aquí será de gran utilidad el GPS, pues los próximos kilómetros discurren por tenues sendas de ganado, algunos bien marcados, pero otros mimetizados por el terreno rocoso de los canchales. No obstante, a continuación vamos a enumerar una serie los hitos geológicos o etnográficos que nos parecieron más representativos de este precioso itinerario, para que aquella persona que intente realizarlo siguiendo esta descripción, pueda corroborar que va por el buen camino (o no).
Una vez que llegamos al Aljibe de la
Breña, sirva de referencia dejarlo a nuestra izquierda y seguidamente a nuestra
espalda, encaminando nuestros pasos hacia un cercado, cuyo murete de piedra nos
servirá de referencia, para ir caminando por un angosto sendero en paralelo al
murete que llevamos a nuestro costado izquierdo, el difuminado sendero continúa
ascendiendo por una vaguada que a veces coincide con una torrentera por donde
descienden las aguas torrenciales en días de lluvia (aunque generalmente está
seca), mientras vamos ganando altura al amparo de las sombras de un precioso
encinar. No tardamos en encontrarnos con las primeras formaciones imitativas de
los torcalitos, junto a los que vamos a ir pasando, así como preciosas peonías
que tuvimos la suerte de encontrarnos en estos primeros días de abril.
El primer hito etnográfico de este
tramo es "El Pilón de la Encina", que como no podía ser de
otra manera se encuentra a los pies de una gran encina centenaria. Manuel nos
estuvo contando que muchos de estos pilones que nos encontramos en la sierra,
fueron excavados en la roca por pastores que traían aquí sus rebaños y a modo
de pago, le dejaban construidos estos pilones a los propietarios de las
tierras. Ni que decir tiene que estos aljibes y pilones, jugaban un papel muy
importante para el almacenamiento de agua. Un agua que mas allá de la época de
lluvias era un bien muy escaso en estas sierras calizas, donde los cauces
acuáticos tienden a ser absorbidos rápidamente por el tipo de terreno.
El siguiente hito es la "Casa
y Aljibe de la Cabeza del Caballo", que preside un pequeño claro
del bosque, donde nos desviamos ligeramente a la derecha, dirección N-E,
introduciéndonos ahora en una sucesión de torcalitos de gran belleza, que nos
conducen hasta el "Pilón de los Tajos".
A lo largo de este segundo tramo del recorrido, la referencia orográfica más representativa, es el conjunto de cumbres de la sierra del Mojón Alto, sólo apta para auténticos treparriscos, con gran capacidad de destreza saltando sobre profundas grietas y saltando sobre un caos de bloques, con zonas de destrepe muy agrestes. Pero nuestra ruta, discurre por senderos muy plácidos.
Desde el Pilón de los Tajos, encaminamos nuestros pasos en dirección N. hacia la base de unas grandes paredes rocosas, que vamos a ir dejando a nuestra derecha, para a continuación emprender un descenso, dejando a nuestra derecha, uno de los grandes bloques rocosos que han rodado ladera abajo, y precisamente desde aquí, iniciamos un prolongado descenso, que nos lleva hasta una dolina, presidida por "El Pilón del Hoyo de la Plancha", que tal vez deba su nombre, al haber sido construido sobre el trozo de roca, que le falta a otra roca cercana, sobre la que estuvimos almorzando, bajo el calido sol primaveral, en una jornada algo ventosa, a ráfagas.
A lo largo de este segundo tramo del recorrido, la referencia orográfica más representativa, es el conjunto de cumbres de la sierra del Mojón Alto, sólo apta para auténticos treparriscos, con gran capacidad de destreza saltando sobre profundas grietas y saltando sobre un caos de bloques, con zonas de destrepe muy agrestes. Pero nuestra ruta, discurre por senderos muy plácidos.
Desde el Pilón de los Tajos, encaminamos nuestros pasos en dirección N. hacia la base de unas grandes paredes rocosas, que vamos a ir dejando a nuestra derecha, para a continuación emprender un descenso, dejando a nuestra derecha, uno de los grandes bloques rocosos que han rodado ladera abajo, y precisamente desde aquí, iniciamos un prolongado descenso, que nos lleva hasta una dolina, presidida por "El Pilón del Hoyo de la Plancha", que tal vez deba su nombre, al haber sido construido sobre el trozo de roca, que le falta a otra roca cercana, sobre la que estuvimos almorzando, bajo el calido sol primaveral, en una jornada algo ventosa, a ráfagas.
A partir de este punto, debemos
prolongar nuestros pasos por el tenue sendero que en dirección N, continúa
llevándonos por esta magnífica sucesión de torcales, salpicados de encinar y
matorral mediterráneo, siendo nuestras principales referencias visuales al
Oeste: el Fardeleja, Reloj y Simancón,
que habíamos coronado el pasado mes de enero. Mas adelante dejamos a nuestra izquierda otro canchal coronado por una gran formación rocosa que nos recuerda a un "Armadillo".
Llegará un momento en que comenzamos a caminar en paralelo a un murete de piedra a nuestra izquierda, estaremos atentos a un hueco derruido en dicho muro, por donde continúa un sendero al otro lado, que será por donde iniciaremos el regreso.
Pero antes vamos a recorrer un ramal de ida y vuelta, que en panes un kilómetro nos lleva hasta un paso de escalera, que nos permite pasar al otro lado, para acceder a los pies del piramidal cerro del Tinajo, dejando a nuestra izquierda unas formaciones rocosas que parecen grandes "tipis indios" y encaminando nuestros pasos, hacia la vertiente izquierda de la ladera, tal y como vamos ascendiendo a la misma, buscando los pasos más cómodos, hasta acceder a un pasillo de verde hierva, que tras salvar la fuerte pendiente nos permite acceder a la cumbre en escasos minutos.
Es esta una curiosa cumbre, cuyo tramo final, está compuesto por una gran mole caliza, que ha sido fracturada, quedando dividida en grandes bloques calizos, cual gran mosaico, inclinado sobre una empinada pendiente, con grandes grietas entre uno y otro. Pero con las debidas precauciones, se trata de una atalaya muy bonita y las vistas del entorno son realmente extraordinarias. Como no podía ser de otra manera, no faltó una generosa sesión de fotos, tras la cual disfrutamos de un entretenido descenso por una falla que ya habíamos visto desde abajo y que coincide con la ladera Este del cerro (habiendo hecho la ascensión por la ladera Oeste). Para posteriormente regresar sobre nuestros pasos hasta el punto derruido del murete de piedra, donde vamos a iniciar el regreso.
Una vez que pasamos al otro lado del murete de piedra, lo dejamos a nuestra izquierda y en apenas 20 m lo dejamos a nuestra espalda, iniciando ahora el descenso hacia un magnífico roquedal que con muy buen criterio nuestros amigos Manuel y Ana, bautizaron como "La Fortaleza", encaminando nuestros pasos hasta los restos de un corralón que se encuentra a sus pies y que en nuestro caso nos encontramos completamente rodeado de vincas que en esta zona crecen por doquier.
A unos 30 m a la derecha del corral, más concretamente a los pies de estas grandes paredes calizas que tenemos ante nosotros, nos encontramos con "El Pocillo de La Breña", donde los antiguos pastores del lugar, hicieron un espectacular trabajo de cantería excavando una especie de profundo aljibe de más de 6 m de profundidad, al amparo de las paredes de la vertiente norte y orientando hacia el mismo, canaladuras artificiales, ampliando canaladuras naturales, que vertían sus aguas hacia este punto, para aumentar así la capacidad de recoger aguas en este punto.
El motivo de llamar a este gran farallón rocoso "La Fortaleza", no solo se debe al tamaño de sus ciclópeos muros, sino a su forma cuadrangular, como si se tratara de un castillo medieval, que además alberga en su interior una zona relativamente diáfana, que podríamos denominar "El Patio de Armas" a la que también nos mostraron su acceso, tomando como referencia "El Pocillo de La Breña" y continuando en paralelo a los pies de las "murallas" unos 50 m en dirección Oeste, hasta poder acceder a su interior, zigzagueando sobre unos bloques de piedra, que nos permitieron acceder al interior de su fortaleza, presididos por un viejo tronco y una gran torca o callejón en su interior.
Llegará un momento en que comenzamos a caminar en paralelo a un murete de piedra a nuestra izquierda, estaremos atentos a un hueco derruido en dicho muro, por donde continúa un sendero al otro lado, que será por donde iniciaremos el regreso.
Pero antes vamos a recorrer un ramal de ida y vuelta, que en panes un kilómetro nos lleva hasta un paso de escalera, que nos permite pasar al otro lado, para acceder a los pies del piramidal cerro del Tinajo, dejando a nuestra izquierda unas formaciones rocosas que parecen grandes "tipis indios" y encaminando nuestros pasos, hacia la vertiente izquierda de la ladera, tal y como vamos ascendiendo a la misma, buscando los pasos más cómodos, hasta acceder a un pasillo de verde hierva, que tras salvar la fuerte pendiente nos permite acceder a la cumbre en escasos minutos.
Es esta una curiosa cumbre, cuyo tramo final, está compuesto por una gran mole caliza, que ha sido fracturada, quedando dividida en grandes bloques calizos, cual gran mosaico, inclinado sobre una empinada pendiente, con grandes grietas entre uno y otro. Pero con las debidas precauciones, se trata de una atalaya muy bonita y las vistas del entorno son realmente extraordinarias. Como no podía ser de otra manera, no faltó una generosa sesión de fotos, tras la cual disfrutamos de un entretenido descenso por una falla que ya habíamos visto desde abajo y que coincide con la ladera Este del cerro (habiendo hecho la ascensión por la ladera Oeste). Para posteriormente regresar sobre nuestros pasos hasta el punto derruido del murete de piedra, donde vamos a iniciar el regreso.
Una vez que pasamos al otro lado del murete de piedra, lo dejamos a nuestra izquierda y en apenas 20 m lo dejamos a nuestra espalda, iniciando ahora el descenso hacia un magnífico roquedal que con muy buen criterio nuestros amigos Manuel y Ana, bautizaron como "La Fortaleza", encaminando nuestros pasos hasta los restos de un corralón que se encuentra a sus pies y que en nuestro caso nos encontramos completamente rodeado de vincas que en esta zona crecen por doquier.
A unos 30 m a la derecha del corral, más concretamente a los pies de estas grandes paredes calizas que tenemos ante nosotros, nos encontramos con "El Pocillo de La Breña", donde los antiguos pastores del lugar, hicieron un espectacular trabajo de cantería excavando una especie de profundo aljibe de más de 6 m de profundidad, al amparo de las paredes de la vertiente norte y orientando hacia el mismo, canaladuras artificiales, ampliando canaladuras naturales, que vertían sus aguas hacia este punto, para aumentar así la capacidad de recoger aguas en este punto.
El motivo de llamar a este gran farallón rocoso "La Fortaleza", no solo se debe al tamaño de sus ciclópeos muros, sino a su forma cuadrangular, como si se tratara de un castillo medieval, que además alberga en su interior una zona relativamente diáfana, que podríamos denominar "El Patio de Armas" a la que también nos mostraron su acceso, tomando como referencia "El Pocillo de La Breña" y continuando en paralelo a los pies de las "murallas" unos 50 m en dirección Oeste, hasta poder acceder a su interior, zigzagueando sobre unos bloques de piedra, que nos permitieron acceder al interior de su fortaleza, presididos por un viejo tronco y una gran torca o callejón en su interior.
Para continuar por el camino a seguir,
debemos regresar sobre nuestros pasos hasta los restos del antiguo corral, y
dejaremos las paredes de "La Fortaleza" a nuestra derecha, volviendo
a adentrarnos en una sucesión de pequeños torcales, intercalados con rincones
que albergan mucha vegetación, donde también se intercalan, formaciones
imitativas muy curiosas, viejos troncos derruidos, y preciosos claros del
bosque, donde será de gran utilidad el GPS, para no perdernos.
Aunque manteniendo dirección predominantemente Sur, llegará un momento en que iniciaremos un prolongado descenso que nos lleva a pasar junto a las ruinas de unos grandes corralones (y una nueva construcción), conocido en su día como "El Cortijo de Los Nuñez" que dejaremos a nuestra izquierda, y apenas 100 m mas allá, iniciamos un último tramo de descenso, que en escasos minutos, nos lleva a una zona de colmenas, donde nos encontramos con una piara de cerdos, pasando junto a un curioso pilón cuadrangular conocido como el "Pilón del Buho", dejando a nuestra derecha la entrada de una Sima, que creo recordar se llama "La Sima de la Encina" donde a primera vista se puede acceder andando al menos en sus primeros 20/25 m e inmediatamente después ya regresamos al Aljibe de la Breña. Completando de este modo el primer tramo circular de la ruta.
Aunque manteniendo dirección predominantemente Sur, llegará un momento en que iniciaremos un prolongado descenso que nos lleva a pasar junto a las ruinas de unos grandes corralones (y una nueva construcción), conocido en su día como "El Cortijo de Los Nuñez" que dejaremos a nuestra izquierda, y apenas 100 m mas allá, iniciamos un último tramo de descenso, que en escasos minutos, nos lleva a una zona de colmenas, donde nos encontramos con una piara de cerdos, pasando junto a un curioso pilón cuadrangular conocido como el "Pilón del Buho", dejando a nuestra derecha la entrada de una Sima, que creo recordar se llama "La Sima de la Encina" donde a primera vista se puede acceder andando al menos en sus primeros 20/25 m e inmediatamente después ya regresamos al Aljibe de la Breña. Completando de este modo el primer tramo circular de la ruta.
Para completar el segundo tramo
circular de este interesante itinerario, volvemos a salir por la verja de
hierro por la que accedimos a este lugar y unos 200 m mas allá a su cercana
angarilla, sobre el vallado de piedra, que una vez pasemos al otro lado,
llevaremos a nuestra derecha al principio, siendo después nuestra referencia a
seguir el arroyo de Nazarete, que iremos atravesando de forma
alternativa, llevando a nuestra izquierda el redondeado cerrete de Galapagar,
(cual pequeña tachuela en medio de Los Llanos del Republicano), y a la derecha
las casas del mismo nombre, donde se plantaron un grupo de eucaliptos,
posiblemente para absorber la cantidad de aguas de las lagunas que metían demasiada
humedad en las cercanas casas.
Un pequeño puentecillo sobre este modesto arroyo nos regala una curiosa imagen. Seguimos atravesando los llanos, encaminando ahora nuestros pasos hacia una verja que nos encontraremos dirección Oeste, ojo, hay dos, equidistantes a poco mas de 100 m, tomaremos la de la izquierda, que coincide más con la dirección S, S-O que debemos tomar a partir de ahora. Volviéndonos a adentrar en el Alcornocal (y encinar) de Lomas y Matagallardo, que iremos remontando campo través en ligera pendiente, caminando sobre la abundante hojarasca, atravesando varios arroyos tributarios, casi siempre secos, sin a penas senderos de ganado que nos sirvan de referencia, pero teniendo muy claro, que la dirección a seguir, es la dirección S, S-O, hasta que enlazamos con una pista, que tomándola a la izquierda, vendrá a confluir con la pista por donde discurre el GR E-7, que coincide con el inicio de nuestro itinerario, tan sólo unos 100 m antes de regresar a la plataforma de aparcamiento donde habíamos dejado nuestros vehículos en el Puerto de Las Viñas, a donde llegamos con las últimas luces de la tarde. Tras haber disfrutado plácidamente de la charla, el paisaje y la fotografía, a lo largo de toda la jornada.
Un pequeño puentecillo sobre este modesto arroyo nos regala una curiosa imagen. Seguimos atravesando los llanos, encaminando ahora nuestros pasos hacia una verja que nos encontraremos dirección Oeste, ojo, hay dos, equidistantes a poco mas de 100 m, tomaremos la de la izquierda, que coincide más con la dirección S, S-O que debemos tomar a partir de ahora. Volviéndonos a adentrar en el Alcornocal (y encinar) de Lomas y Matagallardo, que iremos remontando campo través en ligera pendiente, caminando sobre la abundante hojarasca, atravesando varios arroyos tributarios, casi siempre secos, sin a penas senderos de ganado que nos sirvan de referencia, pero teniendo muy claro, que la dirección a seguir, es la dirección S, S-O, hasta que enlazamos con una pista, que tomándola a la izquierda, vendrá a confluir con la pista por donde discurre el GR E-7, que coincide con el inicio de nuestro itinerario, tan sólo unos 100 m antes de regresar a la plataforma de aparcamiento donde habíamos dejado nuestros vehículos en el Puerto de Las Viñas, a donde llegamos con las últimas luces de la tarde. Tras haber disfrutado plácidamente de la charla, el paisaje y la fotografía, a lo largo de toda la jornada.
fotos espectaculares para recordar un gran dia gracias a manolo y ana
ResponderEliminarjuani al ver tus fotos y la crónica es como hacer de nuevo la ruta
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