Lugar
recomendado como punto de encuentro: Explanada (aparcamiento)
cementerio de Parauta.
Tipo de recorrido: circular
Distancia aprox. 13 km
Desnivel
aprox. de subida (y bajada) 525 m
Dificultad: Medio
Punto mas
bajo de la ruta: 616 m
(confluencia de los arroyos Algorma y Granados) Punto mas elevado: 856 m
(final de la cuesta de La Tetona)
Tipo de
caminos: Pistas
terrizas para acceder a las fincas de castaños, senderos, antiguas veredas,
cortos tramos semi asfaltados y la mayor parte cubierto por hojarasca o erizos
de castaños.
Mapa: Igualeja (1.065 I)
Fecha de realización: Domingo 5 de Noviembre de 2017, días de cielos azules
y una atmósfera 100% cristalina que dejaron las lluvias del viernes y ayer
sábado tras el frente de poniente. Un día climatológicamente perfecto con
algunos cumulonimbos a partir del mediodía, que dieron mucho juego para la fotografía
paisajística.
Participantes: Desde Sevilla vinieron Lourdes y Ángel; desde Ronda: Pedro Aguayo y desde
distintos puntos de la Costa del Sol: Isabel, Manuel, José Miguel, Mika, Juan
Antonio, su mujer Pilar, su hijo, su sobrino, Alba, su novio y un servidor Juan
Ignacio Amador.
El origen del nombre de Parauta,
tiene su origen en el árabe "Hins Auta", época que también ha dejado
como herencia el trazado sinuoso de sus calles.
Aquí nació el mítico Omar Ben
Hafsún, en una antigua alquería, llamada Torrichuela o Torrecilla (en el t.m.
de Parauta, dentro de lo que hoy pertenece al espacio protegido del parque
natural Sierra de las Nieves), durante el Emirato de Córdoba. En una familia de
terratenientes musulmanes de origen nobiliario godo, uno de cuyos abuelos se
había convertido al islam. De este modo, Omar por nacimiento era muladí,
(nombre que recibían los descendientes de los cristianos convertidos al islam),
y no mozárabe que eran los hispano-godos que continuaron siendo cristianos).
Los historiadores datan en el año 854 el nacimiento de Omar Ben Hafsun, que
pasó a la historia por encabezar la mayor rebelión contra los notables
cordobeses, arrastrando tras de sí a media Andalucía. Este movimiento provocó
el nacimiento del reino independiente del Califato de Cordoba, dominado por los
Omeyas. La Rebelión de Ben Hafsun duró hasta su muerte, acaecida en la
fortaleza de Bobastro en el año 917, donde fue enterrado, ya convertido al
catolicismo con el nombre de Samuel, para mayor provocación y desafío hacia
Califato, pero esa ya es otra historia. En el siglo XV, la población de
Parauta, al igual que la de la mayoría de los pueblos del Genal, mermó mucho tras la rebelión de los moriscos,
siendo repoblado, por cristianos viejos procedentes, en su mayoría, de Cádiz y
Sevilla.
En la actualidad, Parauta, tiene
la peculiaridad de ser uno de los cuatro pueblos que existen en toda España con
el certificado AENOR, que le otorga la denominación de “pueblo ecológico” y es
que además de ser modélico, toda su producción está enfocada hacia los cultivos
ecológicos y los pequeños rebaños de cabras y ovejas que aún podemos
encontrarnos por sus alrededores, pastan a la antigua usanza, haciéndonos
recordar tiempos de nuestra niñez. Su término municipal es tan amplio como
diverso abarcando gran parte de la zona occidental del parque natural sierra de
las Nieves con sus montes calizos y sus bosques de pinsapos, como el emblemático cerro Alcojona (o cerro
Alcor), parajes paradisíacos como el “Cambullón de Vélez”, esto lo tienen muy a
gala tal y como refleja el azulejo que podemos ver junto al ayuntamiento y por
otra parte caben destacar sus bosques de castaños, encinas y alcornoques que
colaboran en gran medida con la magia
que envuelve a esta parte del alto Genal.
Al N-O del pueblo nos llamará la
atención la Cruz Ventura, que
está situada justo enfrente del casco urbano, coronando un pequeño
cerro, que es un lugar estratégico para recrearnos con su trazado morisco.
Cuenta la leyenda que la Cruz Ventura era un amuleto que protegía al pueblo, el
límite entre el bien y el mal, la línea de donde no pasaban las brujas y sus
hechizos, en definitiva, era lo que protegía al pueblo de todo lo malo. Como
otras cruces, la del castañar por ejemplo, era el límite de lo desconocido,
sobre todo una vez que caía la noche; a partir de las cruces estaba lo
desconocido, lo fuera de la Ley, el contrabando, en otros tiempos, bandidos,
etc; dentro de las cruces, la Ley y lo conocido.
Otras teorías del origen de la Cruz
Ventura y sobre todo de su nombre, es la existencia de un sacerdote, un
misionero que estuvo varios años en este pueblo, el Padre Ventura, que hizo
pintar la Cruz ya existente y realizó peregrinaciones con el pueblo con
ofrendas de flores y rezos. En definitiva, es un lugar con mucho encanto, con
misterio y, porque no, mágico, donde se invita a propios y extraños de este
pueblo a subir al menos una vez al año, sitio de relajación y meditación, ideal
para leer un libro o escribir un poema.
Tramo 1 De
Parauta a Igualeja por el PR.A-226:
Salimos de
Parauta por la antigua vereda de Igualeja, dejando a
nuestra derecha la monumental encina
del Vallecillo incluida en el inventario de árboles singulares de
Andalucía. Pronto comenzamos a disfrutar con la presencia de los castaños que
flanquean el camino y que en ocasiones se intercalan con encinas, alcornoques y
quejigos, tampoco faltan matorrales o arbustos como el zumaque, los madroños, o
el cantueso.
Una pronunciada bajada ya nos pone sobre aviso de que nos
aproximamos al vado del arroyo de Los Granados, donde acaba el ancho camino que
nos ha traido hasta aquí y debemos ascender de forma perpendicular a nuestra
izquierda, levemente en dirección S-E, remontando unos bancales de castaños,
hasta enlazar con el sendero que se va ascendiendo una curva de desnivel cada
cierto trecho de forma escalonada.
Pinceladas
de Igualeja:
En Igualeja nacieron bandoleros como: El Zamarra, El Zamarrila y
sanguinario Flores Arrocha. Siendo el paraje del Nacimiento del Genal el lugar
escogido para iniciar la ruta. Sin duda uno de los parajes más atractivos y
misteriosos de toda la comarca. Las sombras de los chopos y de las rocas, la
fresca brisa que corre siempre por la cañada, el recelo y la incógnita que
produce la boca de una cueva, se suman a la conciencia de que el agua que por
ella sale es la madre de todo este gran valle. En la antigüedad se divinizaba a
los ríos y algo de esto puede haber aquí. No hay pareja de novios en Igualeja
que no haga fotos de su boda junto a la cueva del nacimiento ¡Cuántas no habría
en su día, colgadas en paredes de Alemania, Suiza, Francia, y en todos los
rincones de España, donde quiera que viva una familia de Igualeja!.
Como
la mayoría de los pueblos del valle del río Genal, Igualeja se encuentra encaramada a las faldas de los
montes circundantes, sus calles tienen que salvar grandes desniveles. La
fisonomía del casco urbano es muy similar en los dos únicos barrios que forman
el pueblo, que a su vez están condicionados por el río Genal, en su margen
derecho queda el barrio Alto, por donde comienza nuestra ruta y en su margen izquierdo El Albaicín. A ambos
lados de las calles estrechas y empinadas se levantan casas de piedra,
encaladas, formando una trama típica de trazado laberíntico, donde destaca la
Iglesia de Santa Rosa (s. XVI).
La primera referencia histórica de este pueblo
es del siglo XV. En esta época pertenecía a la ”cora" de Takurunna, que
abarcaba toda la Serranía de Ronda, que
por aquel entonces y hasta pocos años antes de la Reconquista, formó parte del
Reino Nazarí de Granada. El nombre de Igualeja podría provenir del término
árabe ”al-walay”, que significa “el recodo”, o bien del castellano “iguales”,
que haría referencia al reparto igualitario realizado por los cristianos tras
la expulsión de los moriscos en 1570. La economía igualejeña está basada en la
agricultura del castaño, generando una producción cada mes de octubre (conocido
popularmente como ”el mes de la castaña”) de unos 2 millones de kilos de
castañas. Es importante la fabricación de chacinas y la extracción de mármol.
En los últimos años está cobrando importancia el turismo rural.
Igualeja
pueblo de verdes paisajes, castaños y pinares
Aquí no se echan de menos los del norte robledales,
pues tenemos un valle repletito de huertas y nogales,
aunque bancales están yermos cultivados de zarzales.
Al paso del Río Genal que baña tus tierras y umbrales
, no hay mayor placer que pasear por tus lindas calles,
saludando los abuelos que observan caer tímida la tarde
y recordando viejos tiempos más lejanos y saludables.
Cuando andamos por tus veredas se respira puro el aire
y se escuchan las chicharras susurrando en los trigales,
quien pudiera ser estrella para por la noche alumbrarte
sin dejar que se apagara tu nacimiento ni un solo instante.
Tus habitantes son honrados, buena gente y amigables
mas no te confundas con ellos que tienen uñas como sables,
sobre todo si les tocan a los que más quieren las madres
y aun siendo fieros como un león en el fondo son afables.
Aquí no se echan de menos los del norte robledales,
pues tenemos un valle repletito de huertas y nogales,
aunque bancales están yermos cultivados de zarzales.
Al paso del Río Genal que baña tus tierras y umbrales
, no hay mayor placer que pasear por tus lindas calles,
saludando los abuelos que observan caer tímida la tarde
y recordando viejos tiempos más lejanos y saludables.
Cuando andamos por tus veredas se respira puro el aire
y se escuchan las chicharras susurrando en los trigales,
quien pudiera ser estrella para por la noche alumbrarte
sin dejar que se apagara tu nacimiento ni un solo instante.
Tus habitantes son honrados, buena gente y amigables
mas no te confundas con ellos que tienen uñas como sables,
sobre todo si les tocan a los que más quieren las madres
y aun siendo fieros como un león en el fondo son afables.
Tramo 2 De Igualeja a Parauta por el Camino de Cartajima PR.A-226:
Salimos de
Igualeja por la calle del Hiladero, nombre del arroyo que nos acompaña durante
un corto trecho, hasta que comenzamos a ganar altura por un angosto sendero,
entre chumberas, higueras, yedras, encinas y de nuevos mas castaños que de
nuevo recuperan protagonismo en el paisaje que nos envuelve y en continua ascensión
hasta enlazar con la pista que discurre sobre la Loma de Igualeja, y que pronto
abandonaremos por un ramal que tomaremos de frente, en dirección N-O, se trata
del antiguo Camino de Cartajima, que nos lleva hasta un collado desde donde tenemos unas vistas magníficas hacia la sierra del Oreganal, y una vez mas las vistas hacia Cartajima, muy presente a lo largo de este idílico itinerario.
A partir de este collado iniciamos un pronunciado descenso por un precioso bosque de castaños, que merece la pena recorrer con calma, deleitándonos con cada recodo del camino. Los bosques de castaños son muy escasos en Andalucía, pues necesitan unas condiciones climáticas muy especiales que afortunadamente sí se dan en el Valle del Genal, lo escarpado
del terreno favorece su crecimiento al no tener que competir con otras especies
forestales como alcornoques, quejigos, encinas o pinos.
El origen de los bosques de castaños en el Valle del Genal, comienza a fraguarse a partir de 1877 muchos pueblos del Valle del Genal, vivían en gran
medida de sus viñedos, pero aquel año vieron mermada su economía, cuando sus
cultivos se vieron seriamente dañados por la temible plaga de la Filoxera que
arruinó a muchos pueblos de Málaga que vivían en gran medida de sus viñas.
Hasta esa fecha los jóvenes castaños que habían traído en su día algunas
familias de Galicia, tan sólo ocupaban pequeñas parcelas de algunos pueblos de
la zona del Havaral, pero viendo que sus frutos se vendían muy bien y que
aquellos árboles, incluso comenzaban a repoblar de forma natural muchos
rincones del valle, creciendo sanos y fuertes sin mayor mantenimientos que las
tradicionales lluvias del Valle del Genal y el frescor de su temperatura
habitual; las grandes extensiones de bancales que en su día habían estado
cubiertas de viñas, comenzaron a ser sustituidas por castaños. Cambiando desde
entonces no solamente el paisaje, sino su principal fuente de ingresos de
muchos pueblos de la comarca.
El
castaño es originario de Ponto Euxino en Asia Menor, cerca de Estambul
(Turquía). Su fruto, la castaña, existe en Europa desde el siglo V, cuando
llegó a Grecia; de ahí a Roma, España, Francia, Inglaterra, etc. El fruto o
castaña contiene un 50% de agua, hidratos de carbono, mucha fibra, algo de
azúcar y pocas calorías. Es el fruto seco con menos calorías y menos grasas,
teniendo propiedades parecidas a las de los cereales.
La cosecha de la castaña, en sus
tres variedades: la bravía, la pilonga y la temprana se realiza para octubre,
en el suelo, una vez madurado el “erizo”. Esta maduración es escalonada, haciéndose
varias cosechas por árbol, en una labor familiar.
La castaña bravía es la originaria
del valle del Genal. Es pequeña y el “erizo” que la recubre es muy espinoso.
Tiene poco valor culinario y se usa para alimento del ganado.
La castaña pilonga proviene de un
injerto. Su fruto es de mayor tamaño y se pela muy bien; por tanto tiene un
mayor valor gastronómico. Esta castaña del Valle del Genal es la primera
que llega al mercado nacional y europeo a través de cooperativas que organizan
su comercialización.
La vida en el castañar
Las diferentes faenas de mantenimiento del castañar da también trabajo a sus habitantes durante gran parte del año: “la poda”, que controla el calibre de las castañas, “el desrame”, la eliminación del erizo, “el abonado”. Los campos se aran en invierno, cuando la tierra está fresca.
Las diferentes faenas de mantenimiento del castañar da también trabajo a sus habitantes durante gran parte del año: “la poda”, que controla el calibre de las castañas, “el desrame”, la eliminación del erizo, “el abonado”. Los campos se aran en invierno, cuando la tierra está fresca.
Estos bosque no sólo son una
importante fuente de trabajo para la zona, también contribuyen a crear unos de
los paisajes más hermosos de Andalucía, cubriendo de verde y de vida una
serranía donde prolifera una gran variedad cinegética, aves autóctonas o
migratorias, especies vegetales, en fin, una riqueza para los sentidos difícil
de transmitir con palabras.
Entre
preciosos castaños, vamos disfrutando de rincones de gran belleza y unas vistas
preciosas al NOROESTE la imponente Cancha Armola (1.406 m)
preside todo el Havaral cual gigantesca mole caliza, con el piramidal cerro
Melhacer (1.146 m) a su izquierda, el emblemático cortijo de las
Aguzaderas (933 m), y Cartajima (864 m) a los pies de los Riscos de
su mismo nombre, regalándonos una de las más bellas estampas de esta zona de la
provincia de Málaga. Portada del magnífico libro "Valle del Genal, guía
del excursionista", de mi gran amigo y MAESTRO Rafa Flores, (Edit. La
Serranía). Poco a poco
vamos descendiendo hasta la denominada junta de ríos, donde confluyen el
Riachuelo, con el Algorma y Granados, formando el arroyo Real, uno de los
principales tributarios del alto Genal.
Desde las inmediaciones del Molino Real, comienza nuestra ascensión final hasta Parauta por la Cuesta Manzanero,
donde no faltan los madroños en algunos recodos del camino, así como la
presencia del zumaque, tiñendo de color rojizo los márgenes del camino en el
esplendor del otoño, conforme nos vamos
acercando a Parauta, las pendientes se van suavizando y volvemos a recrearnos con la colosal mole caliza de la Cancha Almola al N-O.
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