Cuevas del Becerro. El origen del nombre de Cuevas del Becerro no
está aún muy claro y existen varias teorías sobre el mismo.
Una de las leyendas, afirma que entre las muchas cuevas que
se pueden encontrar en el entorno de la población, antiguamente fue encontrada
una figura de un Becerro de oro macizo.
Otra de las leyendas y quizás la más verídica, habla sobre
la pérdida de un becerro por parte de un aldeano, y que dicho becerro se perdió
en el interior de las cavidades, siendo encontrado al oírse sus mugidos.
Se encuentra situada en el corredor
de sierrezuelas entre las que discurre la carretera A-367 Ronda-Ardales,
concretamente entre la Sierra de la Vijana, coronada por un antiguo torreón de
vigilancia que data de época musulmana al N-E y la pequeña Sierra Espartosa, al
sur, donde destaca la crestería del Castillejo y el cerro del Castillón, como
punto más elevado, formando un precioso telón de fondo como postal emblemática
de Cuevas del Becerro. Al sur del pueblo, se encuentra el emblemático paraje
del Nacimiento, donde un manantial brota con fuerza de los roquedos que se encuentran en el
extremo norte de Los Castillejos, a sus pies, creando un espectáculo de chorros
y canales, si bien es cierto que con esto del cambio climático su caudal antaño
abundante incluso en los meses de verano, se ha visto mermado. En años normales
de lluvia (como los que se daban en nuestra infancia y juventud) con las
primeras lluvias del otoño “rompe” el Nacimiento y el espectáculo se
acrecienta. A partir del Nacimiento, el cauce del río Cuevas atraviesa gran
parte del municipio, desde donde se precipita en preciosas cascadas que son
todo un espectáculo visto desde la carretera, recordándonos Cuevas del becerro
a un portal de Belén, con sus fuentes y montañas de fondo. El río Nacimiento,
pronto pasa a denominarse de las Cuevas y al unirse con el arroyo de Serrato,
pasa a formar el río Guadalteba.
En su primer tramo se ha
acondicionado un paseo, así como la zona del Nacimiento, para disfrute de sus
visitantes. Si seguimos el entramado de calles paralelas a la calle Real
y continuamos por "Salida pueblo", tras algo menos de un cuarto de hora
andando llegamos hasta el Nacimiento y las eras.
En las cercanías de la población,
se han encontrado restos prehistóricos en lugares como las laderas occidental y
norte del Cerro del Castillón, en las proximidades de la Fuente del Zorro y en
el borde nororiental del Cerro de las Palomas. Además de los vestigios Romanos
encontrados, como el de los hornos del “Alfar Romano”, o “Las Casas de las
Viñas”, yacimiento, este último, situado junto al actual campo de fútbol y en
el que se han encontrado cerámica, teselas, estucos y monedas.
Todos estos datos, junto a un
estudio de la situación estratégica de la población, nos puede reconstruir una
época donde Cuevas del Becerro, fue un paso clave dentro de la geografía de la
Serranía de Ronda, para el tránsito de personas y mercancías.
Entre los atractivos turísticos del
municipio podemos destacar la Iglesia de San Antonio Abad, la Casa de los
Marqueses, la Cueva del Moro, los hornos romanos, visitar los viejos molinos
harineros o acercarnos al mirador de los molinos.
El agua es un elemento primordial
en la cultura de los cueveños y buena muestra de ello son las incontable
fuentes que nos encontramos por el municipio: la de la Puerta del Sol, la de
Tierno Galván, la Fuente de la Entrada, el Pilar, la Fuente Gertrudis, la del
Patio o la de la Plaza de la República son un buen ejemplo.
FICHA DE LA RUTA:
Distancia aprox. Entre 13 y 16 km (según nuestro
deambular pues gran parte de la ruta se realiza de forma intuitiva, sin
sendero).
Desnivel aprox. Entre
600 y 750 m (según nuestro deambular pues gran parte dela ruta se realiza de
forma intuitiva, sin sendero).
Punto más elevado:
Cerro del Castillón (956 m) y vértice del Colorado (1.054 m)
Tiempo aprox. Entre 6 y 8 horas
Nivel dificultad
física: Media
Nivel dificultad
técnica: Alta, por el tipo de terreno, con bastante pedregal, caos de
bloques, grietas profundas y lapiaz muy afilado en algunos tramos.
Tipo suelo: Ver
párrafo anterior.
Tipo de recorrido: Circular
en el sentido inverso a las agujas del reloj.
Mapa: Alcalá del
Valle (1.037 III)
Fecha de realización
y meteorología: Sábado 16 de diciembre 2017, cielos despejados, suave brisa
de levante, pero un frío típicamente serrano, que hacía recomendable caminar
con guantes y ponerte una prenda deabrigos a los cinco minutos de estar
parados.
14 Participantes: Desde
Córdoba vinieron: Héctor "El Caimán de Puente Genil" y Mª Luisa
"El Duendecillo de Sierra Horconera"; Desde Ronda vinieron: Jorge
"Aterriza como puedas" y Maria José Fernández Lara "La Peregrina
que llegó a Finisterre"; y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Don
José Guerrero "El Maestro Geobotánico", Mabel "Libre y
Salvaje", Fali "El Retorno de Elvis", Paqui, Elena "La
Chica que hablaba con los árboles", Mago Luna, Isa, Eduardo "El Último
Samurai", Arnaud "Nono" y un servidor: Juan Ignacio Amador.
1º) Según las
ganas y el tiempo disponible esta ruta se puede plantear sólo realizando su
primer tramo: Cerro del Castillón y crestería del Castillejo. O sólo su segundo
tramo la Sierra de la Cueva, pues en realidad lo que nosotros hicimos aquel día
fueron dos rutas en una. Acortando de este modo, distancia, tiempo y
desniveles.
2º) Esta ruta puede inducir a engaño porque a simple vista
se trata de un recorrido de media montaña con un desnivel muy asequible. Sin
embargo, conviene advertir que el ascenso al cerro Castillón incluye cortas
pero fuertes pendientes donde tendremos que progresar con alguna trepada,
pasando por algunas repisas con mucho vuelo y una vez arriba nos encontramos
con un canchal muy accidentado que nos obliga a ir mirando donde ponemos los
pies a cada paso, especialmente en el tramo de crestería del Castillejo, que
requiere de gran experiencia en este tipo de terrenos rompe piernas. Así como
el inmenso lapiaz existente en esa gran meseta que caracteriza la parte
superior de la Sierra de la Cueva.
Material recomendado:
Teniendo en cuenta que caminaremos por lapiaz,
unas botas
de trekking con suela fuerte y con buen agarre serán
nuestras mejores aliadas para progresar por la crestería de los Castillejos y
el lapiaz de la Sierra de la Cueva.
Sierras de la Comarca del Guadalteba y norte de la Serranía
de Ronda:
Aunque cada una tiene sus
características particulares, la mayoría comparte muchos rasgos comunes, por
ejemplo sueles oscilar entre los 900 y los 1.100 m de altitud. Muchas de ellas
se elevan como pequeños o medianos islotes que se elevan por encima de los
campos de cereales o extensiones de olivos y almendros que la rodean, como por
ejemplo: la sierra de Ortegícar, la sierra de la Vijana, la sierra del
Padrastro, el Castillón de Peñarrubia, el cerro del Castillón, la sierra de la
Cueva, el Almorchón Gutiérrez, la Camorra de Teba, la Sierra de los Merinos, etc.
Desde el punto de vista geológico, buena parte de la demarcación se
encuadra a medio camino entre el Valle del Guadalquivir y el perímetro norte de
las unidades centrales de las cordilleras béticas; con formas kársticas de
modelado superficial y formas denudativas de cerros con fuerte influencia estructural
en medios inestables y formas estructurales-denudativas de relieves montañosos
de plegamiento en materiales metamórficos en medios inestables. Los materiales
predominantes en estas zonas son sedimentarios: calizas, margas, margas
yesíferas, areniscas y dolomías. Gran parte de la Comarca del Guadalteba y zona
norte de la Serranía de Ronda se asienta sobre una depresión posorogénica en la
que aparecen formas denudativas en colinas con escasa influencia estructural en
medios estables y materiales sedimentarios: calcarenitas, arenas, margas y
calizas.
Breve descripción del
recorrido:
Cómo llegar al inicio
de ruta: Tomando como referencia la gasolinera que hay a pié de carretera
en la localidad de Cuevas de Becerro, a unos 50 m de la misma, en dirección al
pueblo, nos adentramos con nuestros vehículos, por la calle que vemos al otro
lado de la carretera, y que pasa por delante de una línea de casas adosadas.
Esta calle termina en una curva donde nos encontramos con un pequeño manantial
conocido como La Fuentezuela, que
escogimos como inicio de nuestra ruta.
No confundir con el paraje del Nacimiento, al que
llegaríamos siguiendo por esa misma calle, unos 200 m, más allá y que también
podría servirnos como punto de partida, aunque en nuestro caso coincidió con el
final del recorrido.
Tramo 1 Castillón de
Cuevas del Becerro:
Una vez nos encontramos frente al manantial de La
Fuentezuela, (ojo,
no confundir con el paraje del
Nacimiento, que se encuentra al final del recorrido), tomamos la pista de
la derecha, dirección sur, que en sus primeros metros discurre encajonada entre
la alambrada que nos separa del olivar que tenemos a la derecha y la falda
rocosa de la sierra a nuestra izquierda. A menos de 100 m del inicio ya
atravesamos un corto tramo de olivar sirviéndonos de referencia las rodadas de
tractor,en cualquier caso este primer tramo es muy rectilíneo y debemos mantener
la dirección S,S-O, que discurre en paralelo al pie de monte.
Conforme nos vamos adentrando en el olivar, el camino se va
escorando levemente hacia la izquierda, hasta que el olivar queda
definitivamente a nuestra derecha y a nuestra izquierda nos acompaña el pie de
monte, pasando junto algunos bloques de piedra caliza, donde observamos
majuelos, matagallos y rosales silvestres, mientras que en el margen derecho
del camino, nos sorprenderán tres jóvenes pinsapos que crecen vigorosamente, al
amparo de las frías temperaturas de Cuevas del Becerro y la magnífica umbría
que da sombra a este lado de la sierra, hasta bien avanzada la mañana.
Son dignos de mención, los farallones rocosos de la crestería
del Castillejo que va quedando en todo momento a nuestra izquierda,
frecuentados por grupos de cabras montesas o el vuelo acrobático de las grajas
o del águila perdicera, al acecho de alguna presa. Y de frente, coincidiendo
con nuestra dirección sur, el cerro del Castillón, que sería el primer objetivo
de nuestra jornada. A la derecha, oeste, va quedando el olivar, la transitada
carretera A-367 Ronda-Campillos desde donde aún nos llega el sonido del paso de
los coches y al otro lado de la carretera, el cerro de Las Palomas con sus
espectaculares tajos. Si echamos la vista atrás, dirección norte, tenemos una
bonita estampa de Cuevas del Becerro, con la Sierra de la Vijana a su derecha y la de Mogea a su izquierda.
Unos 800 m mas allá de iniciado este marcado sendero por
donde progresamos en suave pendiente ascendente, (al principio casi llano), al
aproximarnos al cerro del Castillón, debemos abandonar la comodidad del sendero
y comenzamos a ganar altura, eligiendo a nuestro criterio cualquier sendero de
cabra de los numerosos que nos vamos encontrando, o bien campo través, sin
olvidar el viejo truco de hacerlo en zig-zag para aliviar el esfuerzo,
dirigiéndonos hacia la base de los tajos del cerro Castillón.
Una vez en la base de los tajos, caminaremos en paralelo a
la base de los mismos, quedando la zona
de cumbre justo por encima de nuestras cabezas, mientras vamos ganando altura
por una especie de corredor que se asienta sobre la parte superior de una falla
donde observaremos sus gradas escalonadas, que nos permite rodear el extremo
sur del Castillón, bañada ya por los rallos del sol.
Uno de los hitos orográficos mas llamativos y cercanos a nosotros son los tajos del cerro de Las Palomas, con la bucólica estampa del cortijo del Cirineo a sus pies.
Cabe destacar la presencia de fósiles de amonite en esta zona de la sierra, que al igual que la mayor parte de las sierras béticas, subbéticas y colindantes, fueron en su día parte del fondo marino del antiguo Mar de Thetys, como el que encontró nuestra amiga Mabel, allí mismo.
Conforme nos vamos acercando a la cumbre el terreno se hace mas escarpado.
Llegados a este punto,
tenemos dos opciones, o bien, descendiendo unos 30 o 40 m de desnivel,
siguiendo el rastro de las cabras sobre los bloques de rocas que se alternan
con un pequeño bosquete de acebuches, que nos lleva a una lengua de tierra, mas
despejada, desde donde ascendiendo a la izquierda se llega a la cumbre de una
forma muy fácil. O bien la versión más montañera, seguimos avanzando por un
difuminado sendero de cabras que nos sirve de referencia progresando por un
saliente que a modo de cornisa, en suave pendiente, no apta para personas con
vértigo, nos sitúa ya en un pequeño veredón, donde se intercalan grandes
bloques de rocas, que requieren de un par de trepadas sencillas, que nos llevan
a un corral, del que salimos por una angarilla, quedando ya muy cerca de la
cumbre, donde nos reagrupamos con los compañeros que habían optado por la otra
alternativa, poco antes de llegar a la piedra que bautizamos como "El Pollito", a escasos 80 m lineales hasta la cumbre a la que llegamos inmediatamente después.
Desde la cumbre del Castillón, nos llamará poderosamente la
atención, lo cercana que se antoja la sierra del Tablón, coronada por el Terril (1.128 m) y peñón de Algámitas
(1.121 m), techos provinciales de Sevilla.
O las emblemáticas cumbres del
Lagarín y Las Grajas. Al nordeste destacan Las Subbéticas Cordobesas
(techo de Córdoba), despuntando por encima de la Sierra de Peñarrubia. Al sur y
suroeste la vecina sierra de Los Merinos, la sierra de La Cueva, conocida localmente
como Los Carramolos, que podemos distinguir con una finísima antena de
meteorología, la sierra de las Nieves. Y al oeste: las sierras de Líbar y la
Sierra del Grazalema, donde destaca la monumental crestería del Torreón (techo
provincial de Cádiz).
Una vez realizadas las fotos de rigor, atravesamos la
plataforma cimera por donde resulte más cómodo en dirección noreste hasta que
llegamos a lo que parece un pequeño corralete de piedra, que tiene toda la
pinta de ser un puesto de caza para el reclamo de la perdiz, desde donde
iniciamos un cómodo descenso por una zona más dócil de canchal entre retamas y
majuelos, dirigiendo nuestros pasos hacia el camino que une los dos olivares
que hay entre el cerro del Castillón y la crestería del Castillejo que es hacia
donde debemos dirigir nuestros pasos, por un terreno muy dócil de acebuchal, por el que accedemos rápidamente al extremo sur donde comienza la crestería de los
Castillejos, al principio muy dócil, con suaves laderas a ambos lados, pero
poco a poco, la crestería se va haciendo cada vez mas afilada, al igual que los
lapiaces por los que caminamos, sobre aristas casi cortantes, abundantes
grietas y agujeros que nos obligan a poner los cinco sentidos en cada paso, su
zona más alta coincide con tres pináculos de la crestería que oscilan entre los
930 y 940 m
de altitud, que nos obligan a pasar por algunos tramos peligrosos si queremos
conectar entre sí.
Si bien es cierto que se trata de un tramo optativo, que se
suele realizar a modo de entrenamiento, pues si lo preferimos podemos progresar
paralelos a la crestería por una zona, siempre pedregosa, pero mucho mas dócil
entre retamas y acebuches, desde donde podemos acceder a la mayoría de los
puntos de la crestería, sin tenerla que realizar completa, mas bien, al gusto
de cada uno, según sus ganas y destreza, pero siempre con precaución.
Superados los tres puntos más altos de la crestería,
existe la posibilidad de prolongar nuestra trayectoria por la misma, pues
aunque va perdiendo algo de altura, conforme nos vamos aproximando a Cuevas del
Becerro, las vistas sobre esta población, son cada vez más espectaculares.
Desde la crestería del Castillejo, descenderemos por donde nos resulte más
cómodo, en dirección este, hacia la pista terriza que discurre entre la
crestería donde nos encontramos y la Sierra de la Cueva, que vemos allí en
frente. Se trata de la antigua Cañada Real que unía Ronda con Córdoba y
Granada, y que en este caso también coincide con el tramo del GR.E-7, que une
Arriate con Cuevas del Becerro y Serrato, donde estuvimos charlando con un cabrero de la zona, con el que volveríamos a coincidir al final de la tarde.
Tomando esta pista en sentido
descendente, dirección N-E, pronto el camino se bifurca y tomaremos el ramal de
la izquierda que sin margen de error nos lleva hasta el paraje del Nacimiento,
ya dentro del casco urbano de Cuevas del Becerro, poco después de haber dejao a
nuestra de hecho a nuestra izquierda un abrevadero, a este ramal del camino se
le conoce como "La Colada del Nacimiento".
Tramo 2, Sierra de la
Cueva:
Tomando como referencia el mencionado cruce de caminos donde
el GR. E-7 se prolonga dirección N-E hacia Serrato y en dirección N-O hacia el
paraje del Nacimiento en Cuevas del Becerro, tomamos el ramal del GR.E-7, en
sentido ascendente, dirección S-O, como si fuésemos hacia Ronda o Arriate, pero
a escasos 20 m del mencionado cruce, vemos un ramal de pista secundaria que en
pronunciada ascensión sale a la izquierda, dirección S y que además
identificaremos fácilmente por tener una verja de hierro un poco más arriba,
que salvamos sin mayores dificultades, para seguir ascendiendo a lo largo de
600 m de forma casi rectilínea en dirección S, hasta que alcanzamos la meseta
de la Sierra de la Cueva, localmente conocida como "Los Carramolos", siguiendo en todo momento la pista
terriza por la que vamos caminando cómodamente, nos adentramos en una dehesa
poblada de encinas, muy parecida a la que nos encontramos en la vecina sierra
de Los Merinos, en este tramo vamos caminando dirección predominantemente sur, antes
de alcanzar los 2 km caminando por esta pista, ya veremos cada vez más cercana,
lo que parece una gigantesca aguja, que en realidad es una pequeña estación
meteorológica, que nos servirá de referencia para llegar a la cumbre del
Colorado (1.054 m), que se encuentra a unos 200 m al sur de la aguja, o a la
derecha de la misma, tal y como la vemos desde la distancia.
Llega un momento en que la pista ya no nos lleva de forma
tan directa hacia la cumbre, sino que comienza a desviarse a la derecha, a
partir de este momento debemos abandonar el camino tomándolo a nuestra
izquierda para dirigir nuestros pasos hacia la mencionada aguja, al principio a
través de la dehesa muy dócil durante el primer centenar de metros, pero poco a
poco, las encinas van dando paso a cerrados bosquetes de coscoja de debemos ir
sorteando por donde mejor nos parezca, hasta alcanzar una sucesión de pequeñas
gradas, que se repiten, cada 100 o 200 m de distancia recorrida, ganando altura
de forma paulatina, a través de tramos de suave pendiente, por donde cada vez
cuesta más caminar conforme el lapiaz se nos presenta más alto y afilado,
obligándonos a mirar más tiempo al suelo, que al paisaje que nos rodea, para
evitar una inoportuna caída o tropiezo, del que nadie estará exento en esta
sierra tan pedregosa.
Tal y como nos vamos acercando a la mencionada aguja
metálica (de unos 20 m de altura), desviaremos nuestros pasos a la derecha y
después de atravesar un llano, donde se
alterna una pradera con un lapiaz, ya podemos distinguir el vértice
geodésico del colorado (1.054 m), que al igual que Sierra Ortegícar, corona una
pequeña elevación rocosa, desde donde se obtienen magníficas vistas del
entorno.
A las ya mencionadas vistas desde el cerro del Castillón se unen una
gran cantidad de sierras al este como Ortegícar, como sierra más cercana y un
amplio trecho del arco calizo central, desde el Huma y la Capilla, hasta el
Camorro Alto El Torcal, Las Cabras, la Peña Negra o Sierra Nevada, por poner
sólo algunos ejemplos.
También llama la atención al sureste la Sierra de
Alcaparaín o al suroeste la frondosidad de los bosques de la poco explorada
Sierra de los Merinos, en el tramo que va de Serrato, hacia El Burgo, al sur
destaca El Boquete de Roque, así como la Sierra de las Nieves, donde se
distinguen algunos hitos como el Peñón Enamorados o el Carramolo del Queso.
Una vez que abandonamos la cumbre, lo hicimos tomando
dirección N, N-E, pasando junto a la aguja metálica de la Estación
Meteorológica, poco después atravesando un afilado tramo de lapiaz de una
belleza agreste y salvaje. Desde allí descendimos en suave pendiente, pero
siempre por terreno muy accidentado, hasta los pies de un piramidal torcalillo
conocido como cerro de Los Tercios, coronado con gran destreza por Nono, Mago
Luna y Mabel.
Desde allí continuamos dirección N, pasando muy cerca de los
cerros del Fraile y el de la Piedra del Molino, que se antojaban tentadores por
su bonita disposición de estratos horizontales cual pequeños torcales. Sin embargo,
el sol comenzaba a declinar y tuvimos que descartar explorarlos, dejándolos a
nuestra derecha, pero aún así, continuamos avanzando dirección N, hasta
alcanzar el Torcal de Juan Durán, que desde la distancia se antojaba como el
torcalillo más interesante de todos los que teníamos a la vista y ¡vive Dios!,
que acertamos al apostar por hacer una pequeña exploración por sus pequeñas
torcas y callejones, que tanto nos recordó a su hermano mayor del Torcal de
Antequera. De no ser porque ya quedaba menos de dos horas de luz, nos
hubiéramos recreado mas con la exploración, que queda pendiente para una futura
ocasión.
Con lo cual, decidimos emprender el regreso, pero no sin
renunciar a hacerlo, asomándonos de vez en cuando, al borde de los tajos de la
zona conocida como el Covachón, dirección S-O con el sol pegándonos de lleno en
la cara, hasta casi cegarnos, donde se intercalaban fantásticos miradores
naturales, al borde de formidables tajos, intercalados con algunas formaciones
que bautizamos como "El Sombrerillo" o "El Caniche".
Siguiendo en paralelo a la línea de los tajos, esta sierra nos permite
descender por un par de lenguas de tierra que desembocan en los olivares que
vemos allí abajo, y que llegado el caso, pueden ser buenas vías de escape.
Ante
la probabibilidad de encontrarnos con alguna valla o alambrada, preferimos
continuar cerrando el círculo, hasta conectar por la mencionada pista
secundaria, por la que ascendimos a la sierra, y que ahora tomamos en sentido
descendente, prolongando nuestro itinerario por el Cordel del Nacimiento, donde
volvimos a coincidir con el Maestro "Cabrero" y su rebaño de ovejas,
sobre las que ya nos había dado una interesante charla de las mismas al bajar
del Castillón al mediodía.
Compartiendo el último tramo del recorrido junto a él, sus ovejas y sus perros pastores
hasta el mismo paraje del Nacimiento, que debido a las escasas lluvias de este 2017, que ya está a punto de finalizar estaba inusualmente mermado de caudal, aunque sus dos manantiales seguían manando un chorro generoso. Hubiera sido el colofón de oro encontrarnos el paraje del nacimiento en su apogeo, pero por desgracia el Cambio Climático nos deja imágenes inusuales, incluso a finales de otoño.Cinco minutos después a los coches,
completando de este modo una ruta tan completa, como sorprendente que superó
las espectativas de todos los participantes.
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