domingo, agosto 16, 2015

Río Guadalteba, desde Serrato hasta Huertas de la Cueva

Entorno: Río Guadalteba
Pueblos de referencia: Teba y Serrato
Hora y punto de encuentro: A las 8.15 para desayunar en la Venta El CRUCE de Ardales o a las 8.45 am ya desayunados.
Punto de encuentro 2 (para dejar un vehículo en el final previsto de ruta): 9.00 am en las inmediaciones de la Casa de la Huerta de la Cueva (desvío junto al km 34 de la carretera Ronda-Ardales.
Punto de encuentro 3 (para iniciar la ruta): 9.30 am, muy próximo a la localidad de Serrato, pasado el km 2, dirección El Burgo, en el puente sobre el río Guadalteba (inicio de ruta).
Punto de encuentro 4 (para quienes sólo quieran realizar el tramo anfibio): 11.00 am, en el cortijo Alquería de Ortegícar, hay acceso directo y muy próximo desde la carretera, ver mapa adjunto.
Distancia aprox. 10 km (lineal)
Desnivel aprox.  50 m descendente, salvo algún pequeño escalón o tobogán de subida.
Duración prevista: Inicio de ruta en Serrato 9.30 am, Llegada prevista a la Casa de la Huerta de la Cueva: +/- 18.00 pm
El primer tramo entre Serrato y el cortijo de Sierra Ortegícar (mitad aproximada del recorrido tenemos previsto hacerlo en menos de una hora y media a través de pista terriza), una vez finalizada la sesión de fotos en tan histórica cortijada. Iniciaremos el segundo tramo por el desconocido cauce del río Guadalteba,
Donde podemos encontrarnos con numerosos factores que condicionan el ritmo de marcha, como por ejemplo algunos tramos enmarañados de zarzas que nos podrían obligar a hacer algunos tramos por fuera.
Nivel dificultad: (en teoría medio-bajo) El río Guadalteba es uno de los grandes desconocidos de la provincia, las referencias que tenemos de él son meramente visuales desde los puentes de Serrato, la Alquería de Ortegícar y desde la Casa de la Huerta de la Cueva, por estas zonas se presenta como un río dócil, que discurre mas o menos llanito, flanqueado por un precioso bosque de ribera, pero desconocemos si podríamos encontrarnos con algún salto o encajonamiento, si bien sus características geomorfológicas hacen pensar que no.
Río Guadalteba: El Guadalteba nace a partir de la confluencia del río de las Cuevas que nace en la sierra de Los Merinos, dentro del t.m. de Ronda y el riachuelo de Serrato, uniéndose ambos a las afueras de esta localidad. A partir de Serrato, ya se le conoce como Guadalteba.
Tiene una longitud de 25 km de recorrido, da nombre a la comarca (un tanto arbitrariamente pues su longitud es mas bien modesta y menor aún la influencia sobre muchos de los pueblos que la integran como Ardales, Carratraca, Sierra Yeguas o Almargen). Discurre sobre un terreno formado por calizas y depósitos aluviales, con suelos próximos formados por entisoles. Pertenece a la cuenca hidrográfica del Guadalhorce. Atraviesa los términos municipales de Ronda, Cuevas del Becerro, Serrato, Cañete la Real y Teba, desembocando en el embalse de su nombre.
Río de caudal abundante y permanente todo el año. Sus principales afluentes a parte de los mencionados río de las Cuevas y el riachuelo de Serrato son los arroyos del Cerezo, de las Cobatillas, del Barbero, de Castilla, Salado, del Término y del río de La Venta, que es el que atraviesa el espectacular tajo del Molino Torró, muy cerca de Teba.
Su desembocadura presenta una gran masa de tarajes que facilita la presencia de numerosas especies de aves.
Es un río de una gran carga histórica muy vinculado a la economía de la comarca como así lo demuestran los numerosos yacimientos arqueológicos que lo rodean. Precisamente cerca de su desembocadura en el embalse de su mismo nombre en el lugar que los tebanos conocen como “La Puente”  montó el campamento el ejército 10.000 cristianos, compuestos por una coalición de castellanos, leoneses, aragoneses y portugueses comandados por el rey castellano Alfonso XI, que consigue convencer al mítico Caballero escocés Sir James Douglas, que acompañado de otros Siete caballeros y 30 escuderos. Desde aquí se lanzaron a la conquista de la ciudad de Teba el 8 de agosto de 1330 dC, mientras eran hostigados por 8.000 jinetes benimerines comandados por el veterano general Benimerín Ozmín con su campamento instalado junto al estratégico castillo de Turón, valiéndose de Sierra Ortegícar para mantener una distancia estratégica entre ambos campamentos. 
Ríos similares: El lecho del río suele alternar tramos arenosos y tramos algo fangosos, como le ocurre al cercano río Turón o al arroyo Marín.
Profundidad: en verano se alternan las zonas poco profundas, que pueden quedar por debajo de las rodillas o de la cintura, con otras que nos pueden llegar al pecho o poco mas. Es muy raro encontrarse con algún tramo de nado de mediados de julio en adelante.
Tipo de aguas: al igual que ocurre con el arroyo Marín tras su paso por Archidona o el Turón tras su paso por El Burgo. El río Guadalteba presenta aguas muy turbias tras su paso por Serrato, esto no siempre quiere decir que bajen contaminadas, de hecho la calidad de las depuradoras es cada vez mayor y mas eficaz. Pero se trata de una zona con abundante presencia de ganado y esto hace que sus aguas estén parcialmente contaminadas. Si a esto, añadimos que la mayor parte del tiempo presenta un fondo arenoso/fangoso, donde se tiende a formar limo por el humus que se forma tras la caída de hojas y ramas al fondo del río, la mayor parte del tiempo iremos caminando con un agua de tono marrón sólo apta para aventureros todo terreno, que en cualquier caso deberán tener mucho cuidado con no tragar nada de agua y ducharse tres veces seguidas al llegar a casa.
Tipo de recorrido: lineal
Mapa: IGN sector Serrato-Teba-cañete la Real y Sierra Ortegícar.
Fecha de realización y meteorología: sábado 15 de agosto 2015
Material recomendable: Botas de trekking o zapatillas de deporte.
Ropa para el baño (bañador o pantalón corto y camiseta de batalla, en esta época no es necesario el neopreno).
bote estanco, para proteger comida o cualquier cosa susceptible de estropearse con el agua.
 Protección solar, cremas, gorra, gafas de sol.
Los bastones o al menos uno serán nuestros mejores aliados en las zonas resbaladizas o tramos turbios para palpar posibles rocas que se interpongan en nuestra trayectoria y de este modo evitar golpes.
Dejar muda de calzado y ropa cómoda en el maletero del coche que dejemos en el final previsto de ruta al inicio de la jornada (si es que llegamos).
A tener en cuenta:
1º) Se trata de una ruta inédita de la que no hemos encontrado la maas mínima referencia en internet.
2º) En la segunda parte del recorrido, entre el cortijo (alquería de Ortegícar) y la casa de la Huerta de la Cueva), que tenemos previsto hacerlo por el cauce del río Guadalteba,
combinaremos tramos por dentro y por fuera del río.
3º)Para quien sólo esté interesado en el tramo acuático, esta ruta se puede reducir al tramo acuático que iría del puente cercano al cortijo de Ortegícar, hasta la casa de la Huerta de laa Cueva, ahorrándonos el primer tramo desde Serrato a Ortegícar, tal y como hizo Elena con su hijos. 
Fecha de realización y meteorología: sábado 15 de agosto de 2015,
17 Participantes: Manuel González Luna “El Pintor de Montparnase-Mago Luna” escoltado por sus amigos: Miguel Ángel, Isa y Mirta Zuccoli “La Vida en colores”, José Manuel Vázquez “El coleccionista de vértices geodésicos” acompañado por su joven aprendiz de Padawyn: Ismael Ojeda, Silvia Meilán “Verde Esperanza” protegida en todo momento por su amiga vikinga: Mari Lundberg, Elena Santamaría “La chica que hablaba con los árboles” con su hijos Pablo, Marco, su perro Kirón (poco amigo de las rutas acuáticas), Rafa Castillo “El DECATHLON y MEDIAMARKT ambulante”, Lena “la belleza del silencio”, Eduardo “El Último Samurái”, el mítico “Chuckie” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Breve descripción del recorrido:
Hasta aquel día se trataba de una ruta inédita de la que no habíamos encontrado la más mínima referencia en internet. En los días anteriores habíamos hablado con el alcalde de Serrato por teléfono y no tenía referencias de nadie que la hubiera hecho, al igual que nos dijo aquel mismo día la joven propietaria del cortijo de Ortegícar y las señoras del cortijo de la Casa de la Cueva, que después de 70 años viviendo allí, no recordaban haber visto a nadie que hubiera ido río abajo desde Ortegícar hasta su casa, literalmente nos dijeron que “¡estábamos locos!” (mientras yo me reía por dentro…y por fuera). Esta ruta tiene dos partes perfectamente diferenciadas.
1ª Parte: Se trata de un dócil paseo de unos 4,5 km por la pista terriza que va desde las inmediaciones del puente que cruza el río Guadalteba en las afueras de Serrato, concretamente al inicio de la carretera Serrato-El Burgo,  hasta el histórico cortijo de Ortegícar, en todo este trayecto llevaremos el río Guadalteba a nuestra izquierda, unas veces a escasos metros de nosotros, otras veces a unos 400 m, pero avanzando siempre en paralelo al río. 
Pasando primero frente  al cortijo del Chozón, donde nos encontramos con un curioso artilugio metálico al que tenían enganchado un buen número de ruedas de tractor o camión con el objetivo de engancharlas a un tractor para allanar el terreno entre las líneas del olivar y las extensiones de campos de cereal.
 
Unos 2 km después el camino volvía a estar a escasos metros del río Guadalteba que presentaba ya un bosque de galería muy desarrollado, a nuestra derecha, desde un rudimentario columpio se dejaba ver la torre de la alquería y a nuestra izquierda, un empedrado puente de origen nazarí sobre el que nos estuvimos haciendo numerosas fotos, nos permitía pasar a la orilla contraria, donde nos encontrábamos con Elena: sus hijos Pablo y Marco y su perro Kirón. 
Un numeroso rebaño de ovejas descansaba bajo una chopera. Tal y como nos explicarían minutos mas tarde:  el viejo puente era del tipo "lomo de asno", de 6,30 metros de altura total sobre el río Guadalteba. La luz del arco de 4,47 metros, con un pretil en cada uno de los lados de 0,90 metros de altura por 0,31 de anchura, en la izquierda, y 0,90 por 0,35 metros, en la derecha. 
La anchura del dovelaje de ladrillo del arco, ligeramente apuntado, es de 0,97 metros. En su construcción se combinan la mampostería irregular y la argamasa con el ladrillo, aunque distintas reparaciones modernas han dejado su sello en un hormigón de cemento que cubre el antiguo aparejo. Sobre el puente trascurre una calzada de cantos rodados de 3,50 metros de anchura que se va abriendo, como es normal, en la finalización del pretil.
Inmediatamente después dejábamos a nuestra derecha el cortijo de la Ventilla, donde un grupo de caballos nos regalaba una bonita imagen con la torre de la alquería al fondo, y enlazando con la antigua vía pecuaria que iba de Ardales hasta Osuna, llegamos en escasos minutos al altozano que preside el histórico cortijo de Ortegícar, donde nos llevamos la sorpresa de ser recibidos por Carmen, la hija de la familia propietaria, con sofisticado conjunto marrón claro a lo Coronel Tapioca y unas botas impecables, que rivalizarían el glamour con “La Dama de Violeta “ o “la Duquesa de Baqueira Beret” el caso es que con esquisita amabilidad se disculpó de no poder dejarnos pasar a ver la torre porque la estaban reformando en la actualidad. Pero a cambio se ofreció para hacernos unas cuantas fotos de grupo y para darnos una breve charla sobre el lugar.
Según la señorita Carmen, heredera del histórico cortijo de Ortegícar, su torre alquería es de origen árabe que se eleva 18,6 metros de altura, con una base casi cuadrangular, integrada en un complejo mayor amurallado, de planta también cuadrangular. Desde donde se comunicaban por señales de humo, fuego y espejos con las torres del Castillo de Cañete La Real, el cerro de la Vijana y el castillo de La Estrella.
En sus orígenes era un complejo defensivo construido en el siglo XIII,  constituye un buen ejemplo de lo que fueron las alquerías musulmanas, especialmente durante el periodo bélico entre cristianos y nazaríes.  La torre, absolutamente exenta, ocupa en ese espacio una posición central. Fuera de ese recinto, la antigua alquería de Ortegícar, es un excepcional ejemplo de la arquitectura militar medieval malagueña. Su aparejo es fundamentalmente de verdugadas de ladrillos, sobre todo en las esquinas, generalmente enfoscados. Tiene interesantes sillares romanos que se asientan en la base de la construcción, tal vez procedentes de la cercana ciudad hispano-romana de Sábora o de la del Cortijo del Tajo. A finales del siglo XIII y en el XIV tuvo un papel relevante en los ataques de las tropas castellanas y granadinas, pasando de unas manos a otras en diversas ocasiones. Junto a la Torre de Vigía Nazarí de Hurique (del siglo XII), situada en Alhaurín El Grande, constituyen los dos únicos ejemplos de este tipo de arquitectura en la provincia de Málaga.
Cuando le estuvimos comentando a Carmen, que teníamos pensado hacer desde el puente cercano a su cortijo, hasta la casa de la Huerta de la Cueva por dentro del río nos dijo que en sus 20 años no había conocido a nadie que lo hubiera hecho, que los pocos excursionistas/ciclistas que iban por allí, entre otoño y primavera era para ir hacia Sierra Ortegícar. Y con sierra Ortegícar, en lontananza descendimos por la vía pecuaria hasta el rudimentario puente de Ortegícar, este mucho más moderno, pero más simple, pequeño y rudimentario que el anterior. 
2ª parte del recorrido, (tramo anfibio) desde el puente de Ortegícar al vado de  la casa de la Huerta de la Cueva por el cauce del río Guadalteba. Los primeros metros son un tanto decepcionantes, porque rápidamente nos encontramos con un talud terrizo a la derecha, que le resta encanto al comienzo, pero por suerte sólo son unos 15 m de pared terriza, que apenas vuelve a repetirse en todo el trayecto que tenemos por delante.
No tardamos en comenzar a disfrutar de la magia y el encanto del bosque galería que caracteriza a este tramo del río Guadalteba, hasta la zona conocida como "la Puente" donde tiene lugar la romería de la Virgen de la Cabeza y de San Isidro Labrador de Teba. Estos bosques de galería están compuestos por sauces, chopos, fresnos y tarajes, a pesar del repulsivo color marrón del agua, ésta no huele mal y a poco que sopla la brisa sobre las hojas somos testigos de la preciosa sinfonía que esta forma junto con el cántico de las aves de ribera, avistando a lo largo de nuestro recorrido desde lavanderas cascadeñas y mirlos acuáticos, hasta una garza y varios patos en las zonas más anchas del cauce.
Además de estos tipos de formaciones vegetales en la zona se desarrolla matorral y una amplia flora caracterizada por la existencia de numerosas especies endémicas como el tomillo, el romero, las retamas, los palmitos, las jaras y las esparragueras. 
Más cerca de la orilla adelfas, juncos, zarzas (de ricas moras) y cañaverales se van alternando. A lo largo de su recorrido, tan sólo nos encontramos con dos barreras de de zarzas que nos obligaron a retroceder río arriba, un corto trecho río arriba, hasta encontrar una salida y tras caminar un trecho de apenas unos 200 m por fuera, nos volvimos a adentrar por el mágico cauce del río. 
Esta opción, fue escogida repetidas veces por varios integrantes del grupo, porque a pesar de que este tramo del río era de menos de 5 km, hay que recordar que caminar por un cauce acuático, siempre ralentiza mucho la marcha y más aún, cuando caminas a ciegas, pues el agua siempre está turbia y las piedras a lo largo del cauce, así como numerosos obstáculos de ramas y troncos atravesados a lo largo del camino, debido a las riadas invernales son numerosas y deben afrontarse con paciencia. 
En una de estas marañas de ramas perdió sus sofisticadas gafas nuestra querida compañera Silvia Meilán.
Un kilómetro antes del final del recorrido llegamos a una pequeña presa donde estuvimos haciendo numerosas fotos, abandonando momentáneamente el cauce del río por su margen derecho, para remontar un pequeño, pero empinado cerro desde el que ya se antojaba muy cercano el emplazamiento del grupo de casas que forman el lugar conocido como “Huertas de la Cueva”, donde ya habíamos dejado previamente Eduardo y yo, nuestros coches. 
Tras varias horas caminando por el agua, la tentación del grupo era grande para caminar por fuera y llegar ya al final del recorrido, pero finalmente animamos a la mayoría a volver a descender al río y cubrir el último tramo que quedaba por el mismo cauce del Guadalteba hasta el vado de la Casa de las Huertas de la Cueva, donde no daban crédito a sus ojos las señoras que nos vieron llegar.

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