lunes, diciembre 13, 2010

1ª Travesía Sierra de Grazalema

1ª parte: TRAVESIA DEL PINSAPAR

Localización: en el corazón del Parque natural Sierra de Grazalema (Cádiz)

Duración teórica: 5 horas Dificultad: media-baja

Punto de partida: km 22 de la carretera CA-531 Grazalema-Zahara. Se sale de una antigua escombrera que ha sido rehabilitada como parking situado a unos 1.000 msnm

Punto de llegada: Benamahoma 450 msnm, junto a la fuente que está a la entrada del Camping Los Linares.

Fecha de realización: sábado 11 de diciembre, cielos casi totalmente despejados y temperatura muy agradable a pesar de los pronósticos de cielos muy nubosos que daban en los días previos.

Participantes: Valentín García Vioque, Miguel Becerra Rodríguez, Manuela, Reinaldo, Costas, Noel Gran Maestre, Paco Leal, Auro López Salazar, Matilde Marín Luque, Fernando Jiménez, Ana Bueno, Carlos Tapia, Cristina López Marín, Agustín Macia , Salvadora Rivas García, Maria Ortega Torres, Héctor Reina Giménez, Mª Luisa Morilla Cortés, Rafael Sancho González, Paco Jaime, Ana Serrano Morales, Ana García, Salvador Aguilar González, Carmen Barriga Márquez, Juan Carlos Bernal, Ruben Infante, Cristóbal García, Patricia López, Miguel Ángel Buitrago, Silvia Mérida, Eduardo Campos González, Eduardo Campos Montañez, María Diez, Celia Barreira, Juan Carlos Oyarzabal, Paqui, Ignacio Ruiz García, Ildefonso Ruiz, Pepe Macarro, Ilse Bullerdieck, Maria Andrea Rivera Medel, Juan Antonio Villalba, Rosa Romero, Salvador Herrador Carpintero, Teresa Rodriguez Ramos, Guillermina Montañez, Francisca Holgado de Villamartín, Enrique F. Bobadilla y un servidor Juan Ignacio Amador. Es decir un total de 49 participantes con tan sólo una única baja de la que me comunicaron a las 7.30 cuando ya iba de en el coche sin tiempo material para encontrar algún compañero que quisiera cubrirla.

El pinsapo es una conífera del tipo abeto que ha sobrevivido desde la era del Jurásico hasta nuestros días por lo que se considera una auténtica joya botánica que sólo podemos encontrar en los Montes Urales (Rusia), en Croacia, en el Rif de Marruecos, además de en la Sierra de las Nieves (Ronda), cara norte de Los Reales de Sierra Bermeja y en la Sierra de Grazalema. Aunque se está intentando su recuperación en otros parques relativamente cercanos como en Sierra Almijara.

Descripción de la ruta: La 1ª parte de la travesía del Pinsapar que nos lleva desde el inicio del sendero (1.000 m) hasta el puerto de Las Cumbres (1.300 msnm), consiste en una cómoda ascensión mediante una sucesión de zig-zags bajo la sombra de un pinar que nos acompaña hasta poco antes de llegar al puerto de Las Cumbres, donde aprovechamos para hacernos la primera foto de grupo con la piramidal silueta del San Cristóbal, además de parte del pinsapar y de la crestería de la Sierra del Pinar que ya empezamos a vislumbrar desde la distancia. Esta primera parte del recorrido coincide con la de la ascensión al San Cristobal y la mítica crestería de la Sierra del Pinar, hasta el punto donde nos cruzamos con una torrentera, por donde se inicia la ascensión de las dos rutas anteriormente mencionadas. Mientras que nosotros seguimos llaneando describiendo una gran herradura que finaliza en un pequeño prado situado junto a un bonito tajo con vistas espectaculares hacia el norte destacando el pueblo de Algodonales a los pies de la sierra de Líjar, el cerro Coros, el cerro de los ballestero y los tajos conocidos como el Mirador de los Buitres desde donde se inicia el descenso a la mítica Garganta Verde.

Una vez que abandonamos el mencionado prado junto al tajo, iniciamos la bajada hacia el Pinsapar que con el telón de fondo de la crestería del Pinar se nos presenta como un auténtico tsunami verde oscuro en el que nos vamos a sumergir, pero lo hacemos poco a poco, pasando junto a algunos pinsapos sueltos que nos van a ir enmarcando el paisaje que va quedando a nuestra derecha donde además de los hitos anteriormente mencionados destaca la sierra de Zafamalgar que parece como una mesa gigante de montar coronada por sus dos cerros uno en cada extremo, a la izquierda el cerro del Pilar (1.294 m) y a la derecha el cerro de la Cornicabra (1.286 m) con sus laderas teñidas del verde oscuro de las encinas, contrastando con los quejigos dorados, que enriquecieron enormemente la paleta de colores del paisaje y que se terminarían convirtiendo en la estrella botánica de la ruta. Pues haciendo honor a la verdad los pinsapos que se encuentran a ambos lados de este célebre sendero del pinsapar se encuentran muy deteriorados. Eso sí el sendero está impecable y muy bien cuidado, pero lo que son los pinsapos que nos vamos encontrando a lo largo del recorrido parecen estar enfermos, muchos de ellos con las ramas secas de la mitad para abajo, la mayor´ñia muy jóvenes pero muy delgados y los que veíamos con un tronco de mayor grosor estaban caídos en el suelo. A diferencia de los robustos ejemplares que vimos el año anterior mientras hacíamos la ruta de la crestería del Pinar.

Otros hitos que vamos viendo desde la primera parte del pinsapar son el Llano de Ravel o el pequeño llanito donde se encuentra la casa de la Vía del Moro, comunicados entre sí por un ramal de la pista que va desde el puerto de Los Acebuches, cercano al comienzo del sendero de La Garganta Verde en la carretera CA-531 Grazalema-Zahara, y que llega hasta Benamahoma. Entre pinsapo y pinsapo aparecía de vez en cuando algún ejemplar de quejigo teñido de color por sus hojas doradas, que fueron apareciendo cada vez con mayor frecuencia conforme íbamos llegando al puerto del Pinar (1.044 m) donde se puede decir que finaliza la travesía del pinsapar, coincidiendo con un hermoso prado donde hicimos la correspondiente para de reagrupamiento, algo de comer y beber, reportaje de fotos a Valentín con su club de fans y foto de grupo con el impresionante telón de fondo de la crestería del Pinar desde una de las perspectivas mas espectacular para admirar la verticalidad de sus paredes y los imponentes colmillos que forman su magnífica crestería.

Una vez reanudada la marcha y dejando atrás el bucólico prado del puerto del Pinar iniciamos el pronunciado descenso hacia Benamahoma, por una pista que aunque a simple vista antes de realizar esta ruta, podríamos imaginar como un mero tramo de tránsito entre el pinsapar y esa localidad, se convirtió en una de las partes mas interesantes del camino pues tuvimos la gran suerte de encontrarnos con los quejigos en plena eclosión otoñal con sus hojas doradas en contraste con las distintas tonalidades del verde de las encinas, algarrobos y pinos que pueblan estas laderas, sin olvidarnos de las bolitas de color rojo de los majuelos, las florecillas de las aulagas con su intenso color amarillo y algún que otro pinsapo que nos acompañaría hasta mediación de la bajada. Todo ello enriquecido con las nuevas perspectivas alpinas de la crestería del Pinar que íbamos descubriendo, tras cada nueva curva del camino, quedando normalmente a nuestra izquierda o a nuestra espalda, mientras que a la derecha llevábamos la sierra del Labradillo (1.094 m).

Tampoco faltaron numerosas vacas rojas reposando mansamente en el prado donde dejamos a la derecha el desvío que nos llevaría a Los Llanos de ravel El Santo. Poco después, una gran fuente a la derecha del camino alimentada por un generoso chorro de agua fresca es buen testimonio de la riqueza en aquiferos que atesora toda la sierra. Conforme nos íbamos acercando a Benamahoma, mas concretamente a la altura del camping Los Linares, el rumor del agua que mana de sus fuentes se convierte en una constante que hace del agua su principal riqueza con su piscifactoría, sus fuentes con una pureza de agua espectacular, por algo alberga el museo del agua, que ya estaba a punto de cerrar a la hora a la que llegamos. Aún así se dio una hora de pausa al entrar en Benamahoma, de manera que cada cual disfrutara del almuerzo como quisiera repartiéndonos por las calles del pueblo, entre bares, restaurantes, terrazas o el merendero que hay cerca del parking donde empieza la ruta del río Majaceite ó río del Bosque, donde quedamos en reagruparnos a las 15.30 pm para reanudar la caminata.

2ª parte: De Benamahoma al Bosque por el río Majaceite ó río del Bosque

Mientras esperábamos a los compañeros que se estaban demorando respecto a la hora a la que habíamos quedado para reanudar la marcha (15.30 pm) en el parking donde se inicia la ruta del río Majaceite. Aprovechamos para dar una breve introducción sobre la ruta que íbamos a realizar y de camino, dada la escasa o nula dificultad de este recorrido, invitamos a aquellos compañeros/as que por cualquier motivo tuvieran prisas para llegar a casa, a que comenzaran a adelantarse, despidiéndonos en este punto de un pequeño grupo de compañeros. Poco después salíamos tras ellos el resto del grupo sin prisas, pero sin muchas pausas, salvo las intermitentes paradas para hacer una foto por aquí y por allá.

Distancia aprox. 5 km (sólo ida) Desnivel aprox. 50 m Nivel dificultad técnica: muy bajo Tipo de recorrido: lineal.

Tiempo aprox. Según el ritmo se puede llegar a hacer incluso en menos de una hora, pero el lugar se presta a la contemplación del paisaje, escuchar el fluir del agua por el río, la avifauna, etc… Es un delicioso recorrido para hacer sin prisas.

Tipo suelo: senderos arenosos y a veces excavados en roca con algún que otro angosto puente que nos llevará de forma alternativa por ambas márgenes del río a lo largo del recorrido.

Breve descripción de la ruta:

El sendero recorre la cabecera del río Majaceite y supone un suave y apacible paseo. Aunque como toda ruta lineal que comunica a dos pueblos se puede empezar por cualquiera de los dos extremos tradicionalmenmte se comienza en la localidad de Benamahoma tal y como hicimos nosotros, donde nos encontramos con un amplio aparcamiento cercano a la Picifactoría y Museo del Agua, al que se puede llegar por un camino bien señalizado.

Desde el mencionado aparcamiento comenzamos el descenso hasta la localidad de El Bosque, encontrándonos con varios paneles informativos tanto a nivel general de esta ruta, como del funcionamiento de los antiguos molinos y batanes junto a cuyas ruinas fuimos pasando a lo largo del recorrido. La presencia de terrazas, nos indican los restos de antiguas huertas, de las que sobreviven algunos frutales, como los encontramos todavía en las cercanías de Benamahoma. Al dejar atrás las huertas, el valle se cierra, y aparece ante nosotros un bosque de ribera con sauces, álamos y chopos, en el que abundan las lianas y las enredaderas que sobre todo en primavera y verano le dan un ambiente selvático a este peculiar bosque de rivera.

En este hábitat suelen abundar en primavera y verano los acrobáticos vencejos, abejarucos y mirlos. Entre la fauna, poco abundante en esta zona por el elevado número de visitantes que soporta este sendero, destaca la nutria, recuperada en estos parajes que vuelven a ser habitados por varias parejas. También encontramos entre la fauna que vive en el río numerosos invertebrados. Caminamos a pocos metros del río, disfrutando de pequeñas cascadas, rápidos y pozas, resultantes de la acción erosiva del río. El contraste de luces y sombras que provocan los árboles contribuyen a la belleza de este paraje. Si bien es cierto que ya a finales de otoño, tal y como nos lo encontramos muchas de las hojas habían caído, no es menos cierto que también disfrutamos de una mayor visión sobre el cauce del río propiamente dicho que durante la primavera y el verano, suelen resultar menos visibles por la abundancia de vegetación.

Cerca ya de la localidad de El Bosque el valle vuelve a ensancharse, encontrándonos con una pista de tierra que de tomar a nuestra izquierda nos lleva hasta el Jardín Botánico (que suele abrir sólo hasta el mediodía), mientras que si no abandonamos el cauce del río, llegaremos al área recreativa de El Bosque por el sombreado sendero que discurre paralelo a su orilla derecha, volviendo a cruzarlo por un angosto puente a su orilla izquierda poco antes de llegar al área recreativa junto al río, donde se encuentra el popular restaurante la Trucha y el albergue juvenil de la Junta de Andalucía. Seguimos caminando por un camino empedrado que durante un buen trecho sigue discurriendo paralelo al río hasta poco antes de entrar en la parte baja del casco urbano del pueblo del Bosque con luz de atardecer que aprovechamos para hacernos la última foto de grupo, minutos antes a los cafelitos y cervezas de despedida, como colofón de oro a esta ruta en la que tal y como vaticinó Rafa Flores, que no pudo venir por encontrarse en Granada ese fin de semana, todo saldría a pedir de boca sin el menor incidente, aunque al amigo Ignacio “El Soltero de oro” poco le faltara para pegarse la hostia del siglo al intentar subirse en aquella roca con verdina a la orilla del río aterrizando sobre un servidor que tuvo el honor de coordinar esta primera travesía Sierra de Grazalema.

Crónica y fotografías: Juan Carlos Bernal y Juan Ignacio Amador

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