viernes, diciembre 17, 2010

Ascensión al Veleta (3.394 m) desde la Hoya de la Mora (2.500 m)

Largo tiempo hacía que mis viejos amigos Juan Carlos "El Portador del Anillo" y Paqui "La Reina del Chocolate" me habían propuesto subir al Veleta con nieve, pero unas veces por "H" y otras por "B" el tiempo iba pasando y núnca llegaba el momento. Hasta que el otro día en vista que me quedaba a penas una semana para reincorporarme al hotel se me encendió la bombilla y me dije: ¡coño, voy a tomarle la palabra a mi viejo amigo Juan Carlos y voy a despedir estas vacaciones forzosas con una ruta de altura y eso hice. A la interesante propuesta del "Portador del Anillo" se unieron: Juan Antonio Mena "EL Elfo de la Malagueta", Manolo "Supersónico" y Mariana Raverta "La Chica del Central Park". Todos ellos viejos amigos de mis primeros años en Pasos Largos y ¡vive Dios! que el día se convirtió en un auténtico homenaje a los viejos amigos y aquellas primeras rutas en petite comité, disfrutando desde el primer kilómetro de coche a la salida de Málaga, hasta nuestro regreso ya denoche.

Seguramente no hay una ruta mas asequible en toda Sierra Nevada para hacer un 3.000 m saliendo desde la Costa del Sol por la mañana y regresando por la tarde noche. Pero no es menos cierto que pocas rutas son tan engañosas como ésta en su aparente sencillez. Pues cuando llegamos al aparcamiento de la Hoya de la Mora y miramos hacia el Veleta, su cumbre parece tan cercana, que nos da la impresión de que la ruta va a ser un paseo. Nada mas lejos de la realidad. Como diría Valentín, en la montaña las distancias resultan muy engañosas pués la vista siempre va en línea recta y desde el inicio nos da la impresión de que trazando una simple linea recta llegaríamos por su alomada ladera al Veleta, pero no es ni tan recta, ni tan dócil como parece.

Desde un buen rato antes de llegar al aparcamiento de la Hoya de La Mora ya se veía que las últimas lluvias y las suaves temperaturas de la semana anterior habían dejado a la sierra con poca nieve. Los cañones de nieve funcionaban a atope en Prado LLano, que desde la distancia parecian formar una especie de caminos blancos sobre las rocas de pizarra color marrón oscuro. El día era de un radiante cielo azul que se mantuvo hasta el final, pero nada mas llegar al aparcamiento nos dimos cuenta de que el descenso de las temperaturas anunciado para ese día iba en serio y que habíamos hecho bien en llevar ropa de abrigo y dos pares de guantes cada uno.

Una vez untada la protección solar, bastones en ristre, GPS en marcha y puesta a buen recaudo la llave del coche, echamos a andar hacia el arco de la Virgen de las Nieves donde para no faltar a la tradición nos hicimos la foto oficial de inicio de ruta con el Veleta al fondo. Por un lado daba pena ver esa ausencia de nieve por allí, pero por otro nos beneficiaba para progresar mas deprisa. Sin embargo, a penas 1,5 km mas alla del monumento de la Virgen, cerca del cruce de Borreguiles, atravesadas ya varias curvas de la vieja carretera, la presencia de una primera capa de hielo, hizo prácticamente obligatorio el uso de crampones, que Juan Carlos como buen experto en tresmiles por Sierra Nevada nos ayudó con mano experta a colocar a Mariana y a mí, bastante menos acostumbrados a este artilugio tan práctico como imprescindible para nuestra seguridad y comodidad. Pues a pesar de lo aparatoso que resultan, una vez te acostumbras a caminar con ellos, rápidamente le coges el tranquillo y te dan una seguridad absolutamente impagable.

Superada ya la mitad de la ascensión, abandonamos la cercana presencia de la pista de esquí de Borreguiles, para asomarnos hasta las Posiciones del Veleta y recrearnos con las impresionantes paredes verticales de la cara norte del Veleta, hasta donde Juan Carlos tenía intención de guiarnos manteniéndonos cerca de la arista. pero dado el estado de la nieve, tan dura que parecía una placa de hielo, sobre la que a penas se clavaban los pinchos, nos vimos obligados a descender un corto tramo, faldeando en paralelo a las pistas de esquí que siempre íbamos llevando a nuestra derecha. A pesar de que el ritmo impuesto por Juan carlos, era muy cómodo, incluyendo pequeñas paradas de vez en cuando, a partir de los 3.200 m, tanto mariana como yo, empezamos a padecer el famoso mal de altura, aunque a pequeña escala. Pués sin llegar a sentir nauseas, parecía que nos movíamos a cámara lenta. Pasando cerca del artilugio donde finaliza el último remonte, sólo tenía una frase en mi cabeza: "¡no hay dolor!". Al cansancio físico se unía la lentitud de mis movimientos, mi cabeza le pedía a mis piernas subir un poco el ritmo pero no podía, de vez en cuando hacía el esfuerzo de levantar la cabeza para mirar a mis tres compañeros que iba adelante, pero cada uno a su ritmo también estaban concentrados en no perder el ritmo sin levantar la cabeza del suelo. Mariana venía muy cerca detrás mía y a penas conseguía hablarle porque media cara se me había quedado casi dormida del frío, la lengua como una alpargarta. Cuando señalándole al suroeste le identificaba las cumbres del Lucero y La Maroma, la lengua la tenía como travada, pronunciando las "R" como "D", de manera que le dije algo así como: "¡mira el Lucedo y La Madoma!".

Los últimos metros de esta cumbre se hacen especialmente duros, porque como he comentado anteriormente, no sólo se trata del cansancio acumulado de los 900 m en unos 5 km, sino que como te pille un día chungo, notas como por momentos puedes llegar a perder parte del control, de esa orden que tu cabeza manda al resto del cuerpo. Es como si la cabeza fuera por un lado y las piernas por otro. A mi mente venían las épicas escaladas de los himalayistas, obviamente esta podría ser una ruta de risa para ellos. Pero os puedo asegurar que para quienes no estamos acostumbrados a hacer tresmils y encima vivimos al nivel del mar, nos levantamos por la mañana a ese nivel, venimos hasta aquí y nos ponemos a subir, por ejemplo hasta el "Veleta" (3.394 m), os puedo asegurar que como os coja el día chungo se pasa mal. Afortunadamente no fué nuestro caso que llevamos un ritmo muy cómodo, Juan Carlos nos esperó y nos animó en los tramos finales e incluso mantuvimos una breve charla con dos científicos que estaban haciendo un estudio medio ambiental, en un refugio cercano al vértice geodésico del Veleta, estando allí el tiempo justo para ponernos toda la ropa de abrigo que teníamos a mano. hacernos unas fotos, inmortalizar el espectacular paisaje nevado de los alrededores destacando la presncia del cerro de Los Machos, Mulhacén, Alcazaba al este. Hacia el sur la cuerda del Caballo y hacia el oeste la caída hacia Prado LLano y la pirámide le Trevenque. De Sierra Almijara lo mas fácil que distinguíamos era el Lucero y de Sierra Tejeda La Maroma. Al norte el parque natural de Sierra Mágina ya en Jaén y al noreste la gran pirámide solitaria de La Sagra, en los confines de Andalucía: "El Kilimanjaro del altiplano granadino".
A pesar de que la bajada la hicimos en menos de la mitad del tiempo que empleamos en la ascensión, pasamos un frío tremendo y eso que el sol nos acompañaba en todo momento bajo aquel resplandeciente cielo azul. ¡Coño!, hasta el punto que de vez en cuando nos ametrallaban pequeñas partículas de nieve arrastrada por el viento helado que otra vez me dejó media cara dormida y la lengua trabada durante un buen rato. Con el estómago pidiendo comida nos debatíamos entre pararnos a comer algo o seguir bajando y llegar a una zona sin viento para huir del frío, que fué lo que finalment hicimos, hasta que por fín llegamos a una zona donde el viento dejó de soplar y pudimos disfrutar tranquilos del almuerzo, aunque mas que la comida en sí, lo que mejor te entraba era el chocolate y una petaquita de whisky o coñac de haberla tenido a mano. Sin embargo, lo que yo tenía era una botella de Coca Cola Zero, que cuando fuí a cogerla se había congelado, al igual que la botella de agua de Chucky.
Al poco de reanudar la marcha llegamos a una zona donde ya empezaban los tramos sin nieve, quitándonos los crampones, con mucha mas rapidez que con la que nos lo habíamos colocado. Antes de darnos cuenta ya estábamos pasando junto al arco de la Virgen, dejando el viejo edificio del Mojón del Trigo a la derecha y llegando a la zona d lo albergues donde nos esperaba nuestro coche aparcado en la Hoya de La Mora. Al llgar, aún on mas de una hora d luz solar, hacía 2ºC y nos llevó un buen rato arrancar el coche, que a pesar del viejo truco de pisar el embrague a fondo, no arrancó hasta 10 minutos después de empezar a intentarlo. ¡Basta deci que en todo el descenso no fuimos capaces de quitarnos una sola prenda, incluidos gorros y guantes, con los que llegamos a la primera venta que vimos abierta en nuestro descenso hacia Granada, pidiéndonos todos un cola cao calentito. Aprovechando Juan Antonio para comprar el décimo de lotería de Navidad: 22857, que nos aseguró el chaval de la venta que era el que este año iba a tocar.

3 comentarios :

  1. Epico amigo Juani y además fotos espectaculares.

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  2. Efectivamente amigo Carlos, hubo un momento en que la subida se hizo dura de cojones. Pero ruta a ruta se va acumulando experiencia y con tranquilidad y paciencia, sin perder el ánimo se llega a la cumbre mas alta.
    Un abrazo
    Juani

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  3. Preciosas fotos Juani, que jornada más bonita.

    Oye, pillín, echo de menos el escudo de Pasos Largos en el encabezado de tu blog. Antes lo tenías...

    Un abrazo mi comandante

    Rafafló

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