domingo, agosto 07, 2011

circular Badolatosa- Corcoya (Sevilla) + rafting El Tejar-Palenciana (Córdoba)

1ª parte Ruta del Tempranillo 1: circular de Badolatosa a Corcoya por el embalse del Malpasillo (Sevilla)
Entorno: paraje natural embalse del Malpasillo (cauce bajo del río Genil)
Pueblos de referencia: Badolatosa y Corcoya (Sevilla)
Inicio de ruta: panel paisajístico situado junto a las escaleras de acceso a la presa del embalse del Malpasillo, que a su vez se encuentra a la salida de Badolatosa, dirección Corcoya.
Cómo llegar a Badolatosa:
Viniendo desde Málaga, lo suyo es una vez a la altura de Antequera tomamos dirección Cordoba por la autovía (A-45, Málaga-Córdoba), antigua N-331, desde donde podemos tomar la salida hacia Alameda ó bien continuar tomando la salida a Benamejí. Una vez en Benamejí, atravesaremos el pueblo buscando los indicadores hacia “Jauja o Badolatosa” que debemos encontrarnos al norte del casco urbano por la prolongación de la calle José Marrón donde comienza la A-3228 por donde avanzaremos en dirección noroeste.
Unos 3 ó 4 km después llegamos a un cruce en forma de “Y” donde debemos tomar a la izquierda por la CO7219 que nos llevará en dirección predominantemente oeste. 10 km mas allá del último cruce, llegaremos a otro cruce (tipo cuatro caminos), debiendo seguir de frente, de manera que en todo momento nos mantenemos en la CO-7219, durante unos 6 km la carretera vuelve a orientarse en dirección noroeste llegando hasta un cruce en forma de “T” donde la CO-7219 desemboca en la A-3131, que es la que ahora debemos tomar a nuestra izquierda en dirección suroeste hasta llegar al pueblecito cordobés de Jauja, distante unos 5 km mas allá del último cruce. Sin detenernos en Jauja, siempre por la A3131 continuamos para atravesar ahora el río Genil que en esta zona hace de límite interprovincial Córdoba-Sevilla, entrando así en esta última provincia y llegando en unos instantes al pueblo de Badolatosa, que se encuentra en la orilla sevillana del río Genil.

Viniendo desde Sevilla por la A-92, poco después de dejar atrás Lora de Estepa tomamos la salida 113, tomando como referencia el pueblo de Casariche al que llegamos en pocos minutos  por la A-379. Una vez en Casariche, lo rodeamos de manera que el pueblo va quedando a nuestra derecha, hasta que llegamos a la A-8325, que comienza en el extremo norte del casco urbano de casariche y que en dirección este nos lleva hasta Badolatosa, distante unos 12-14 km de Casariche, entre campos de labranza donde predomina el olivar y el cultivo de cereal.

Entorno: el paraje natural del embalse del Malpasillo constituye uno de los humedales más importantes que se encuentran en esta zona, si bien la cantidad de caudal y la fuerza de la corriente que arrastra el río Genil hasta este embalse depende de la regulación de la presa  del gran embalse de Iznájar. El primero que se construyó fue el Embalse de Malpasillo con el objeto de aprovechar bien las aguas del rio Genil para el cultivo y riego de las tierras vecinas. Un embalse estrecho y alargado pero demasiado pequeño en la actualidad para poder abastecer a todo su entorno. La vegetación es típicamente palustre y en ella predominan las especies habituales de esta flora en donde numerosas aves acuáticas frecuentan el embalse.

Distancia aprox.  12 km
Desnivel aprox. subida  350 m
Tiempo aproximado: 4-5 horas
Nivel dificultad: bajo.
Tipo suelo: 30% pista, 40% sendero, 10% asfalto, 15% campos de olivo y 5% campo través.
Tipo de recorrido: circular
Mapa:  Fragmento del 1.006 (Escala 1:50.000), sector Badolatosa-Jauja-Corcoya
Fecha de realización: 6 de agosto de 2011, realmente como la mayoría de rutas “no acuáticas” de Andalucía no es un itinerario recomendable para los meses calurosos, pero dado que teníamos contratada una actividad de rafting para esa tarde, nos decidimos por hacer esta ruta que ya teníamos apuntada en la agenda desde hace tiempo.
12 Participantes: desde Sevilla capital vinieron: Mª del Mar “Mini”, Juan Enrique “El Profeta de Nervión”, Melania “La Esquimal del pinsapar”. Desde Ronda. “Geyperman” Salvador y desde distintos puntos de la costa del sol: Valentín “El Rey de la Montaña”, Juan Antonio Mena “El Elfo de la Malagueta”, Juan Antonio Villalba “El Corsario de Sierra Almijara”, Isa, Patricia “La Chica que miraba a las Estrellas”, Migue “El Hombre que sabía demasiado”, Eduardo “El Profe” y Juan Ignacio Amador “El Comandante”.

A tener en cuenta:

1º) 2 litros de agua por persona. Y comida suficiente para pasar el día, se recomienda echar fruta del tipo manzana o naranjas.

2º) A primera vista podría realizarse en pantalón corto, quien pretenda refrescarse en las aguas del arroyo del Pontón si lleva agua suficiente, el río Genil queda descartado por lo contaminado que baja desde Granada capital, además la aglomeración de cañas sobre el agua, el limo acumulado y la proliferación de interminables cañaverales en ambas orillas hacen prácticamente inaccesible la aproximación a la orilla del río, a pesar de lo cerca que estamos del mismo tanto al principio como al final de la ruta.

3º) Llevar gorra preferentemente de paja y con mucha visera, gafas de sol, protección solar para piel y labios. Se recomienda siempre dejar en el maletero: muda de ropa y calzado cómodo para ponernos una vez finalizada la ruta.

4º) Existe una fuente frente a la entrada de la ermita de la Fuensanta, a unos 4,5 km del inicio de ruta. No obstante podemos disfrutar de un refrigerio a nuestro paso por Corcoya, por lo que conviene llevar dinero de bolsillo.

Bibliografía:
Las 25 mejores rutas por la provincia de Sevilla (por Rafa Flores, editorial la Serranía).


Descripción de la ruta:
Tomando como referencia de inicio y final de ruta, el panel paisajístico situado junto a la presa del embalse del Malpasillo, que como ya hemos dicho se encuentra a la salida de Badolatosa dirección Corcoya, iniciamos nuestro recorrido, caminando durante unos 50 m por el margen izquierdo de esta misma carretera, que abandonamos para adentrarnos por una pista terriza que nos lleva en dirección sur, dejando a nuestra derecha un pequeño monolito con un relieve del mítico bandolero José María “El Tempranillo”, y teniendo a nuestra izquierda el embalse y a nuestra espalda la localidad de Badolatosa. En pocos minutos nos adentraremos en un olivar, donde poco a poco la pista se va difuminando, hasta convertirse en un sendero, que en unos minutos nos va a llevar a una bonita balconada para disfrutar de la amplia curva que describe el río Genil antes de llegar al embalse del Malpasillo que le da nombre al paraje por el que discurre gran parte de nuestra ruta.

Frente a nosotros dirección sur, se eleva el redondeado cerro de La Cabrera y a su derecha una peña coronada por una curiosa aguja rocosa llamará poderosamente nuestra atención, entre ambas elevaciones se abre paso el arroyo del Pontón, que pronto atravesaremos por un pequeño puentecillo de madera, 
en medio de una vegetación de ribera donde nos sorprenderá el enorme tamaño de los tarajes, que podrían competir en altura con los que existen el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). 

Poco después de atravesar este puentecillo de madera, el sendero continúa claramente dirección sureste, manteniéndose paralelo a la orilla del río Genil, que en todo momento queda a nuestra derecha, pero ese será nuestro camino de vuelta, iniciando ahora el tramo circular propiamente dicho por un ramal de sendero, que sube de forma muy empinada a la derecha, en unos instantes habremos ganado una gran altura respecto al cauce del arroyo del Pontón, que ahora queda a nuestra derecha, en ocasiones el sendero discurre al filo del empinadísimo terraplen que forma el margen derecho del arroyo del Pontón. 
En un momento dado el sendero gira a la izquierda, es decir hacia el cerro de “La Cabrera”, pero lo suyo es tomar primero un ramal que sale nuevamente a la derecha, pero ahora en bajada, hacia el puente natural que han formado las dos orillas del arroyo del Pontón, y que nada mas atravesar, nos permite llegar hasta su mismo cauce, para deleitarnos con el increíble túnel que ha ido excavando el poder erosivo de este arroyo sobre las betas de yesos triásicos que han cristalizado de manera espectacular, encontrándonos ante una auténtica maravilla geológica de primer orden. Y que de por sí ya justifica el desplazamiento hasta este recóndito rincón del extremo sureste de la provincia de Sevilla.

Curiosamente, justo cuando nos encontrábamos sobre el mencionado puente natural, contemplamos cómo levantaba el vuelo un búho real, recordándome al anuncio de televisión con el que Pink Floyd sacó a la venta su álbum en directo “Pulse” (1994), y que escucho en estos momentos mientras escribo esta breve crónica. Según cuenta una leyenda local: corría el año 1579 cuando la Virgen de la Fuensanta se le presentó a una vecina de Badolatosa para unir las dos orillas de este arroyo que bajaba muy caudaloso y de ésta manera poder  pasar con su hijo en brazos a punto de morir, en busca del médico en Alameda. Formando este puente natural que es una increíble curiosidad geológica, plasmada en un pequeño lienzo que pudimos ver una hora después en el interior de la ermita.

El siguiente hito del camino es la cumbre del cerro de La Cabrera, a donde llegamos sin dificultad regresando sobre nuestros pasos por el sendero que veníamos y por el que nos volveremos a adentrar por otro olivar, que podemos atravesar, dirección este, ascendiendo a “jierro” hasta enlazar con el sendero que nos lleva hasta su cumbre, o bien atravesamos el sendero en dirección sur, hasta toparnos con una pista, que tomaremos a nuestra derecha y que viene a morir junto a las ruinas de unas construcciones que formaban parte de la mina de hierro que a base de pico y pala, llegaron a excavar hasta escasos metros de la cumbre, al que llegaremos por un sendero que nos lleva hasta el mismo vértice geodésico ascendiendo en forma de espiral, rodeando la vertiente por el oeste, después noroeste y finalmente cubriendo los últimos metros por la cara norte, pasando junto a unos bloques rocosos que forman parte de la crestería. 

A pesar de sus 449 m, desde esta cumbre podemos disfrutar de una amplia panorámica desde la que podemos ver al sur la cercana localidad de Corcoya, Alameda y en la lejanía un gran fragmento del arco calizo central malagueño desde Camarolos hasta la Sierra de las Nieves, al oeste Casariche, al norte Badolatosa y Jauja, con el embalse del Malpasillo y los espectaculares meandros que describen las verdes aguas del río Genil a nuestros pies con la cercana presencia del cerro Espejo justo en la orilla de enfrente donde asoma por su izquierda parte de la localidad de Jauja y al este, el cauce del Genil, abriéndose paso entre la sierra del Arquillo,las chimeneas de la fábrica de biomasda de Palenciana, y en la distancia las imponentes moles de las sierras Subbéticas, con la Sierra Horconera y la piramidal silueta de la sierra de Rute.

El descenso lo realizamos sobre nuestros pasos, retomando la prolongación de la pista por la que habíamos llegado, pero ahora en dirección sur, hasta llegar en poco mas de 20 minutos a la errmita de la Fuensanta que nos sorprendió por la belleza de su retablo barroco, la pulcritud de sus paredes encaladas, su patio, su jardín de entrada con fuente incluida y sus dos murales de azulejos, alegóricos a la “Ruta del Tempranillo”: Alameda-Badolatosa-Corcoya-Jauja, donde entre otras cosas se menciona que en este
lugar se celebra la romería en honor a la virgen los días 7 y 8 de septiembre de cada año ó que el rey Fernando VII concedió el indulto a José María "El Tempranillo" y su banda en el año 1832, a cambio de que pasara a convertirse de perseguido en perseguidor, muriendo años después a manos de uno de sus antiguos compañeros, paradojas del destino.

Hasta la ermita llega una pista asfaltada de poco mas de 1,5 km por la que llegamos en poco mas de 15 minutos a Corcoya, que a primera vista nos puede parecer un pueblo pequeño, pero que tal y como nos vamos adentrando en él, nos damos cuenta que es mayor de lo que parecía. Parada obligatoria para disfrutar de unas cervecitas bien fresquitas que con el calorín ese primer sábado de agosto nos sentó de maravilla. Saciada ya nuestra sed y habiendo disfrutado incluso de alguna que otra tapa, volvimos a caminar un par de calles sobre nuestros pasos, abandonando la localidad de Corcoya, por su extremo este, concretamente por el camino de las Huertas, que nada mas dejar atrás las últimas casas se adentra en un gran olivar del que parecía irradiar calor con el sol del mediodía. A nuestro paso nos iremos encontrando con varios ramales, pero como norma nos mantendremos siempre en el camino principal, que en principio nos lleva en dirección este y un par de kilómetros después nos vuelva, gira bruscvamente en dirección norte, abandonando la zona de olivares, que finaliza cuando nuestro camino se bifurca formando una “Y”,
tomando nosotros el ramal de la izquierda, precisamente a nuestra izquierda llevamos un pequeño cerro que han comenzado a repoblar de pinos hace poco, por encima de este cerrito, vemos la crestería del cerro de la Cabrera, que en caso de dudas nos va a servir de referencia. 
En un momento dado el camino se transforma en sendero, que en dirección norte, vuelve a situarnos a orillas del río Genil, manteniéndose paralelo a su orilla en dirección este, pero 50 m antes de llegar a un punto del sendero que nos muestra unas vistas muy amplias de la ribera del Genil con el cerro Espejo, frente a nosotros, sale un ramal a nuestra izquierda, que tras atravesar una pequeña cañada, comienza a rodear la base del cerro Cabrera, por su cara este y norte, hasta devolvernos al puentecillo de madera que que ya cruzamos a la ida, para salvar el modesto cauce del arroyo del Pontón, en cuyo hermoso tarajal, volvemos a encontrarnos, 
para regresar sobre nuestros pasos, por terreno ya conocido hasta el lugar donde dejamos estacionados los coches, junto a la presa del embalse del Malpasillo. Habiendo iniciado la ruta puntualmente a las 10.00 am y estando de vuelta poco después de las 14.15 pm, con tiempo de sobras para disfrutar de un buen almuerzo en la cercana localidad de Jauja, donde hubo quien se bebió hasta una jarra de un litro de cerveza del tirón, con tiempo sobrado para la tertulia postruta y café de sobre mesa que nos tomamos en el punto de encuentro ubicado en el hotel Carmona de El Tejar, donde ya nos reunimos con el resto de compañeros que habían venido exclusivamente para la actividad de rafting, que sin duda será recordada para siempre por todos los que en ella participamos.
2ª parte: Rafting desde El Tejar hasta la casa de la Barca de Palenciana:

Varias semanas antes habíamos contratado una actividad de rafting con la empresa: http://www.saltarios.es/ a la que además de los compañeros que habían participado en  la ruta de senderismo por la mañana, se unieron: el Doctor Leal, Vicky La Botánica, Guillermina, su sobrina Marta, Mª Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”, Héctor “El Caimán de Puente Genil” y una compañera del trabajo.

El punto de encuentro: 16.00 pm en el Hotel Carmona de El Tejar, muy cerca de Benamejí. Justo al lado de este hotel restaurante, tienen una nave industrial, donde guardan todo el material y se fueron repartiendo, escarpines y neoprenos según talla para quien quiso y chalecos salvavidas obligatorios para todo el mundo, siendo el calzado recomendado para la actividad unas chanclas de velcro.

Podéis ver mas detalladamente en qué consiste la sesión de rafting en:

El precio estándar es de 35€, pero al formar un grupo de 19 personas nos lo dejaron en 25€. Una vez repartido todo el material, nos desplazamos hasta el inicio de la actividad, tomando la antigua carretera nacional que atraviesa la localidad del Tejar, continuando hacia Benamejí y antes de la bajada al río, nos desviamos por una pista asfaltada que nos obligó a tomar una curva muy cerrada para bajar hasta la orilla del río Genil, situándonos en un punto intermedio entre los dos grandes viaductos por los que pasa la autovía Málaga-Córdoba, concretamente justo frente a los restos de un antiguo torreón árabe que se ve perfectamente desde la carretera.

Una vez dada la charla de rigor sobre la forma de remar, ayudar a subir a un compañero que podría caer al agua ó pautas dse conducta entre otras cosas, fuimos dividiéndonos en subgrupos, según el tamaño de las embarcaciones que oscilaban entre ocho o seis personas, sin contar con el monitor, uno por embarcación, que desde la popa nos iba guiando todo el camino, especialmente en las numerosas zonas de rápido, donde sin duda alguna la adrenalina llegaba a cotas magníficas de disfrute y diversión colectivos. 
Ya con la confianza que el personal iba cogiendo con su respectivo monitor y la propia destreza de cada uno, en las zonas tranquilas se vivieron varias escenas de abordaje y guerra de salpicones, donde los mas activos fueron el Doctor leal y Juan Antonio Mena “El Elfo de la Malagueta”, cada uno a su manera disfrutó de la experiencia, como hacía tiempo que no se disfrutaba, estando todos de acuerdo al final de la sesión en que habría que incluirla como una de las grandes clásicas para futuros veranos.

Si algún compañero quisiera realizar esta ruta por su cuenta, ni que decir tiene que tan sólo tendría que contactar con la eficiente señorita Débora Martínez, que amablemente os atenderá en horario de 9.00 a 14.00 ó de 17.00 a 20.00 horas en los teléfonos: 958.566.066 ó en el móvil: 663.173.428.

Crónica y fotografías de: Juan Ignacio Amador Tobaja

1 comentario :

  1. Eduardo Campos12:25 p. m.

    Como siempre conoces lugares estuoendos y, en las fotos, el calor no se nota. Discretita la bandera del Sevilla ¿eh?

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