Fuente de los 16 Caños, barrio Alto de Güejar Sierra
(1.080 msnm)-Alto del Toril (1578 msnm) - Alto del Calar (1852 msnm) - Alto de
Miguelejos (2017 msnm) - Alto de Miguelejos II (2040 msnm)- Fuente de los 16
Caños, barrio Alto de Güejar Sierra (1.080 msnm)
Entorno: Sierra Nevada (sector Noroccidental)
Pueblo de
Referencia: Güejar Sierra
Una vez en la circunvalación de Granada hay que buscar
siempre en dirección a Sierra Nevada (A-395).
En el túnel donde ya se separan las direcciones hacia
La Alhambra (izquierda) y a Sierra Nevada (de frente), os quedáis en el margen
derecho, siguiendo siempre la carretera principal que continúa después del
túnel, dirección Sierra Nevada, se trata de la A-395 a Sierra Nevada/Pinos Genil.
A unos 3,5 km. mas allá del túnel, encontraréis una
salida a varias poblaciones, entre ellas
Gejar Sierra, cruzaremos por encima del
rio y desembocamos en la A-4026 ,
tomando a la derecha dirección Guejar Sierra.¨
Después de unos 6,5 pasamos por Pinos Genil, donde
vive nuestra amiga Yoli, y nos encontramos con un desvío a la izquierda que nos
mete en la tortuosa carretera GR-3200 ya en dirección a Guejar Sierra, una vez
aquí ya es imposible perderse.
Unos 5 km mas allá del cruce, empezamos a llevar a
nuestra derecha la compañía del embalse de canales, que en su orilla sur nos
sorprende con unos pináculos de arenisca que nos recuerdan a la película
“AVATAR”, 10 km mas allá de Pinos Genil, ya casi en la entrada de Guejar Sierra
vemos a nuestra izquierda, la entrada de una pista asfaltada con numerosas indicaciones,
entre ellas la de la Fuente de los 16 caños.
Tomado ese último desvío desvió, a nuestra izquierda,
ya solo tenemos que seguir recto hasta encontrar una plaza donde tomaremos la
calle, otra vez a nuestra izquierda, y unos 250 m. mas allá llegamos a la Fuente de los 16 caños (inicio y final de
ruta).
Desnivel
aprox.: 1.200 msnm
Punto de
partida: Fuente de los 16 caños, (1.160 msnm)
Punto mas
elevado: Alto de Miguelejos (2.017 msnm)
Tiempo aprox. 8-9 horas
Nivel
dificultad: Alto por el desnivel acumulado, si bien
no tiene ningún paso técnico, si bien la ascensión al Alto de Miguelejos, una
vez que cruzamos el arroyo Tintin se hace especialmente dura por su fuerte
pendiente, añadiéndose a la dificultad el terreno embarrado si ha llovido
recientemente o se está derritiendo la nieve como fue nuestro caso.
Tipo suelo: sendero terrizo, con abundancia de tramos empedrados y pòsibles
tramos nevados de escaso grosor.
Tipo de
recorrido: doble circular con forma de “8” en el sentido de las agujas del
reloj.
Mapa: Parque natural/nacional Sierra Nevada.
Crónica y reportaje: Juan Ignacio Amador con la colaboración del Doctor Leal y Antonio Francisco Gallego "La Locomotora de Alhaurín".
Bibliografía: Cuadernos de Sulayr
http://mundomilitaria.es
Crónica y reportaje: Juan Ignacio Amador con la colaboración del Doctor Leal y Antonio Francisco Gallego "La Locomotora de Alhaurín".
Bibliografía: Cuadernos de Sulayr
http://mundomilitaria.es
Fecha de
realización: sábado 21 de diciembre de 2013,
tuvimos la gran suerte de disfrutar de una esplendida mañana de sol y tarde con
nubes y claros, pero sin a penas viento, que unido al hecho de que había nevado
en las zonas de cumbre las 48 horas antes nos permitió disfrutar de la mejor
versión posible para realizar esta ruta.
Participantes: Desde Sevilla vino Ángel
González “El Hombre que paseo la bandera del SFC desde el círculo polar Ártico
hasta el Machu Pichu y La Patagonia”.
Desde Córdoba: El incombustible Rafael “El Califa” o “El Llanero Solitario”,
entrañable ilicitano, afincado en Cabra, montañero de tronío experimentado en
mil batallas y gran conocedor de las sierras andaluzas.
Desde distintos
puntos de la Costa del Sol: El Prestigioso
ginecólogo “Doctor Leal” que respondió a las dudas y consultas de varias
compañeras durante la ruta, Paco Jaime “El Marques de Cáceres” que volvió a
hacer honor a su sobre nombre en el almuerzo y en la larga sobremesa en cola de
grupo, el prestigioso Catedrático en Geobotánica y Sexología Don José Guerrero”
que empezaba la jornada tocado tras una ardiente noche de pasión, pero que poco
a poco iría recuperando posiciones hasta marchar en cabeza de grupo como en él
es habitual, Ilse “La gacela de la Selva Negra” con su elegante manera de
caminar sigue aumentado su leyenda; Eduardo “El Padre Carras” repartió varias
ostias durante la ruta y atendió varias confesiones; Eduardo “El Último Samurai” magnífico
compañero de aventuras, pero aún está lejos de su mejor momento de forma; Maria
Jesús “La Sirenita de la Peridotita” vivió su particular pesadilla en la
ascensión al Alto de Miguelejos, sonde una vez mas su amado Romualdo “El
Trovador de la Senda” ayudado por el Doctor Leal, la llevaron en volandas. Una
vez mas memorable la poesía y entonación del “Trovador de la Senda” en el Alto
de Miguelejos; Antonio Francisco “La Locomotora de Alhaurín” (nuestro
particular proveedor de aceite de oliva), a pesar de empalmar la comida de
personal de su empresa el día anterior y aquejado de la garganta, se portó como
un jabato, haciendo buenas sus largas horas de entrenamiento en bicicleta y
pateo por la sierra de Mijas y alrededores.
Ni que decir tiene que Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su Majestad” volvió a convertir en arte el don de guiar a un numeroso grupo, marcando el ritmo y los tiempos perfectos para cada tramo de la ruta, con margen de error cero, a pesar de tener la dificultad añadida de realizar esta ruta en el día mas corto del año y una vez mas el gran tino de escoger la ruta perfecta para el día ideal, con mas de dos meses de antelación, cierto es que la Diosa Fortuna, lleva mucho tiempo sonriéndonos en ese sentido, esperemos que siga la racha.
Ni que decir tiene que Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su Majestad” volvió a convertir en arte el don de guiar a un numeroso grupo, marcando el ritmo y los tiempos perfectos para cada tramo de la ruta, con margen de error cero, a pesar de tener la dificultad añadida de realizar esta ruta en el día mas corto del año y una vez mas el gran tino de escoger la ruta perfecta para el día ideal, con mas de dos meses de antelación, cierto es que la Diosa Fortuna, lleva mucho tiempo sonriéndonos en ese sentido, esperemos que siga la racha.
Especial mención merecen los últimos fichajes de Pasos
Largos (También costasoleños): Marlene “La Perla de Venezuela”, Emilia “la
cabra de Alozaina” que ganó el disputadísimo concurso al sombrero de invierno
mas original, Miguel, Fidel, Andrés Alonso y su mujer Maria del Mar, todos
ellos mostraron muy buenas maneras y gran adaptación al ambiente del “Pelotón
Chiflado”, así como los aspirantes a socios: Antonio (colega de Fidel), Manuel
Esteban, su esposa (alemana), Isabel y una amiga, cuyo nombre no me permite
recordar la mal trecha memoria de este servidor: Juan Ignacio Amador.
Unas pinceladas de Güéjar Sierra:
Si por algo se distingue
el municipio Güéjar Sierra, es por la cantidad de fuentes que posee y por la
calidad de sus aguas, siendo muy popular la de los 16 caños, situada en el
barrio Alto, que es nuestro inicio y final de ruta. Aunque solemos encontrarnos
una por cada esquina, en cada callejuela.
De origen musulmán, la “Qaryat
Walyar” (lugar escarpado), era un núcleo de población dividido en tres barrios,
que aún hoy siguen siendo su señal de identidad. En aquellos tiempos, sus
pobladores se dedicaban a la cría de gusanos de seda y posterior manufactura de
la misma. Existieron, dada su situación estratégica, varias fortificaciones en
el lugar de las que apenas quedan restos.
Nada queda de la torre
atalaya situada en la Trinchera, ni del Castillo del Peñón y solamente
algunos muros de mampostería y restos de muro de tapial del Fuerte o
Alcazaba de Güéjar, situado en la cumbre del cerro existente al oeste de la
población, cerca del barrio Alto y el cementerio de la localidad. Sí se
conservan, en cambio, restos de la fortaleza musulmana del siglo XV, en el Cerro
del Castillejo, frente a la actual población, en la margen izquierda del Genil.
De planta triangular, ocupa una superficie considerable y dispuso de varios
recintos de los que se pueden apreciar restos de torres, habitaciones y
lienzos de murallas, aunque en mal estado de conservación, a pesar de ser uno
de los más interesantes de la provincia.
Tras la conquista
cristiana, participó en la rebelión de los moriscos por lo que sufrió una
fuerte represión que la llevó al despoblamiento. Posteriormente colonizada,
obtiene la condición de municipio independiente en 1575, ya que hasta entonces
era señorío de la ciudad de Granada.
La iglesia parroquial de
la Virgen del Rosario y San Roque se construyó en 1625, sobre la
primera, levantada en 1530, y quemada por los moriscos antes de ser derrotados.
De estilo renacentista, es la mayor de todas las de esta zona.
Pero si algo hay que
destacar dentro de Güéjar Sierra, aparte de su patrimonio natural, es su
arquitectura popular derivada de su pasado musulmán. Calles estrechas y
quebradas, encaladas, con balcones y paredes repletas de macetas, sumamente
limpias y que se mantienen en ese estado gracias al esfuerzo y cuidado de los
vecinos y a que el ayuntamiento colabora no cobrándoles el agua que utilizan
para esos fines; y a cada paso una fuente. Calle del Moral, de San Vicente, San
Roque, Santísima Trinidad, San Juan, Colmenillas, Horno, Castillo, Rosario y muchas
más son un conjunto de calles alrededor de la Plaza Mayor que merecen un paseo.
No hace falta plano;
aunque pasemos dos veces por el mismo sitio, nos impresionará lo mismo. Lo
esencial es ver, disfrutar, admirar, hablar con su hospitalaria gente.
Ni que decir tiene que
Güéjar Sierra es el pueblo de referencia para tres rutas tan emblemáticas como:
La Vereda de la Estrella, Los Lavaderos de la Reina y el Alto del Calar, pero
no son las únicas rutas, de hecho, otra opción es bajar por el Barrio del
Ventorrillo hasta la cola del Pantano y darnos un paseo desde la Central
Eléctrica del Castillo hasta la confluencia del Maitena con el Genil
por el camino del antiguo ferrocarril que se conserva en perfecto estado. Nos
acompañarán el rumor y el frescor de las aguas del Genil y, al pasar por los
túneles, podremos imaginar como podía ser el viaje desde Granada al Charcón
en el desaparecido tranvía. Además, si escogemos el otoño para nuestro paseo,
los tonos verdes, marrones y amarillos parecerán la paleta de un pintor a
tamaño gigante.
Por el
camino del tranvía
Para realizar esta ruta alternativa debemos bajar por el Barrio del Peñón hasta el Genil para desembocar junto a la estación de Maitena desde donde seguiremos el antiguo camino del tranvía, asfaltado y acondicionado últimamente, aunque igual de estrecho, que es por donde suelen aceder los coches hasta el tradicional inicio en la Vegueta del Caracol, tradicional inicio de la Vereda de la Estrella. Si continuamos hasta el final pasaremos por el Charcón y su apeadero, punto de confluencia del Arroyo San Juan en el Genil en el río Genil.
Para realizar esta ruta alternativa debemos bajar por el Barrio del Peñón hasta el Genil para desembocar junto a la estación de Maitena desde donde seguiremos el antiguo camino del tranvía, asfaltado y acondicionado últimamente, aunque igual de estrecho, que es por donde suelen aceder los coches hasta el tradicional inicio en la Vegueta del Caracol, tradicional inicio de la Vereda de la Estrella. Si continuamos hasta el final pasaremos por el Charcón y su apeadero, punto de confluencia del Arroyo San Juan en el Genil en el río Genil.
Aunque existen
iniciativas anteriores, ninguna tendría éxito hasta que, en 1920, empiezan las
obras del tranvía de la Sierra promovidas por una sociedad anónima que tiene
como principal protagonista y accionista al Duque de San Pedro de Galatino. En
el informe inicial, que tiene como objetivo interesar a los posibles
accionistas, se describe el trazado del mismo: hasta Pinos Genil
aprovecha el trazado de la carretera de la Sierra, no en vano los dos proyectos
van íntimamente unidos; desde Pinos se dirige, Genil arriba, buscando la unión
de éste con el Maitena, continuando hasta el Charcón. En total, algo más de 20
kilómetros.
La vía elegida es de 60
centímetros de ancho y permite vagones de carga de cinco toneladas y de
pasajeros con capacidad de 22 a 24 personas. Al principio se piensa en tracción
por vapor o Diesel, por su menor costo, aunque finalmente se realiza su
transformación en eléctrico. Estima el Duque que la funcionalidad del tranvía
se basa en el tráfico de productos de consumo de los pueblos de Cenes, Dúdar,
Quéntar, Pinos Genil y Güéjar Sierra; el movimiento de viajeros de dichos
pueblos; la afluencia de turistas y extranjeros; además del transporte de
materiales desde las minas de la zona.
Constituida la sociedad
y obtenidas las autorizaciones correspondientes, comienzan las obras -con el
total apoyo de Vicente Rodríguez Díaz, alcalde de Güéjar Sierra- en los
primeros meses del año 1921, bajo la dirección de los ingenieros Enrique Gómez
López y José Morell. A finales de 1921 se ha construido el puente sobre el
Genil y se trabaja de Pinos Genil hacia arriba, así como en la perforación de
túneles.
A pesar de múltiples
dificultades legales, en Febrero de 1925 se firma la Real Orden que autoriza el
funcionamiento del tranvía hasta el puente del Blanquillo, uno de los primeros
de hormigón de España, y ello supone que, en la mañana del día 21 de Febrero de
este año se inaugure oficialmente el primer tramo del tranvía, desde Granada
hasta Canales. Con total detalle relata este día el Defensor de Granada en
amplio artículo de fecha 22 de Febrero de 1925: elogios al Duque; inauguración
y bendición de los coches; lista, por cierto extensísima, de los asistentes, en
los que no faltan las correspondientes autoridades; información sobre el
trazado, material y detalles del tranvía; una descripción del viaje, reseñando
los lugares más espectaculares; y, por fin, referencia al “lunch” que se sirve
en la Cueva del Diablo, pasado Pinos Genil, y en el que se pronuncian
los discursos de rigor.
Con la llegada de la
República, y sin explicación aparente, se produce una situación de
conflictividad laboral que va a desembocar en que, en Junio de 1931, la
compañía despida a todos los trabajadores y cese en la actividad. El 13 de
Julio el tranvía deja de funcionar y el 30 del mismo mes el estado se incauta
provisionalmente del mismo. A pesar de recursos y gestiones, el día 9 de Junio
de 1934 el tranvía pasa a depender definitivamente del Comité de Explotación de
Ferrocarriles del Estado.
Sigue funcionando
durante la Guerra Civil y, a raíz de la necesidad de tareas de reconstrucción y
repoblación forestal, unido a intereses mineros y deportivos, se plantea
ampliar la línea hasta el Barranco de San Juan, pasando por el Charcón y
de ahí a las minas de la Estrella.
El proyecto de ampliación hasta San Juan, de tres kilómetros y medio, con dos estaciones, una en el Charcón y otra al final, se concluye en 1942 -tal y como relata el diario Ideal, el 4 de Septiembre de 1944-, siendo inauguradas en el año 1947. Aunque las perspectivas parecen halagüeñas, en 1973 se plantea la propuesta de cierre de la línea que, a pesar de las manifestaciones de pesar y cariño de los granadinos, realiza su último viaje el día 19 de Enero de 1974.
El proyecto de ampliación hasta San Juan, de tres kilómetros y medio, con dos estaciones, una en el Charcón y otra al final, se concluye en 1942 -tal y como relata el diario Ideal, el 4 de Septiembre de 1944-, siendo inauguradas en el año 1947. Aunque las perspectivas parecen halagüeñas, en 1973 se plantea la propuesta de cierre de la línea que, a pesar de las manifestaciones de pesar y cariño de los granadinos, realiza su último viaje el día 19 de Enero de 1974.
Una vez que
nos reunimos ante la Fuente de los 16 Caños, (1160 m) repartimos
las fotocopias de mapas y fichas de ruta, dimos una breve charla introductoria
a la ruta y nos pusimos en marcha, tomando la pista que discurre en paralelo a
la caudalosa acequia de La Solana y que desde allí mismo parte en dirección E,
dejando atrás las últimas casas del barrio alto, encarando una fuerte
pendiente;
que pronto nos haría entrar en calor, desprendiéndonos de la primera capa de “cebolla” tan pronto como llegamos a la altura de la balsa de La Solana, un gran depósito de agua que nos encontramos a la izquierda del camino y que podríamos considerar como primer cruce importante de la ruta, pues de él parten tres ramales: el de la derecha bordea la parte alta del pueblo, obteniendo unas panorámicas magníficas del mismo, viniendo a salir al campo de fútbol, que sería por donde regresaríamos.
que pronto nos haría entrar en calor, desprendiéndonos de la primera capa de “cebolla” tan pronto como llegamos a la altura de la balsa de La Solana, un gran depósito de agua que nos encontramos a la izquierda del camino y que podríamos considerar como primer cruce importante de la ruta, pues de él parten tres ramales: el de la derecha bordea la parte alta del pueblo, obteniendo unas panorámicas magníficas del mismo, viniendo a salir al campo de fútbol, que sería por donde regresaríamos.
El camino
del centro discurre en paralelo al anterior, pasando por encima de la ladera donde
se asienta el campo de fútbol, pero ambos confluyen en el camino-sendero que
llega hasta el collado de la Gitana, que fue por donde regresamos, obviamente
al ser la ruta circular, esta opción también es perfectamente valida para
realizar la ascensión por cualquiera de las dos, pero al tratarse de una
pendiente mas suave y llevadera es preferible dejarla para el descenso.
Y por último el camino de la izquierda, que es el que encara de forma directa la pendiente que tenemos a la izquierda, por donde empezamos a subir, no sin antes quitarnos ya el primer forro polar.
Antes de
darnos cuenta la desdibujada pista se transforma en sendero y pronto comenzamos
a llevamos a nuestra izquierda un farallón rocoso que nos acompañará hasta la
finalización de este primer tramo de ascensión, que al principio deja a la
derecha un campo de almendro dividido en varios bancales, tras el cual el
sendero se convierte en una larga sucesión de zig-zags;
pasando cerca de las ruinas del cortijo de Las Lastras, conforme vamos ganando altura, cada vez que echamos la vista atrás, disfrutamos de amplias vistas sobre la localidad Güejar Sierra y el embalse de Canales. A mediación de este tramo de ascensión sale un ramal a nuestra derecha, que es otra opción para ascender, pasando por delante de una antigua bocamina y ascendiendo poco después hasta el mirador natural de Las Cruces. Pero nosotros continuamos por el sendero principal.
pasando cerca de las ruinas del cortijo de Las Lastras, conforme vamos ganando altura, cada vez que echamos la vista atrás, disfrutamos de amplias vistas sobre la localidad Güejar Sierra y el embalse de Canales. A mediación de este tramo de ascensión sale un ramal a nuestra derecha, que es otra opción para ascender, pasando por delante de una antigua bocamina y ascendiendo poco después hasta el mirador natural de Las Cruces. Pero nosotros continuamos por el sendero principal.
Hasta que
por fin llegamos al collado del Toril, donde se realizó la primera parada oficial
de reagrupamiento, pues este primer tramo de ascensión, nada mas empezar la
ruta, se hace especialmente duro, hasta el punto que por distintos motivos,
compañeros que habitualmente suelen ir en cabeza de grupo, quedaron
descolgados, lo cual nos recuerda que es este un tramo de ascensión que
conviene tomarse con calma, sin olvidar la importancia de hacer ejercicios de
estiramiento antes de empezar y después de finalizar una ruta, cosa que en la
mayoría de los casos no solemos hacer.
Ni que
decir tiene que desde nuestra posición, en dirección SUR justo frente a
nosotros tenemos la colosal pirámide del Trevenque, la Reina de la media
montaña de Sierra Nevada.
Y al norte las cumbres nevadas del parque natural de la sierra de Huétor y sierra Harana.
Y al norte las cumbres nevadas del parque natural de la sierra de Huétor y sierra Harana.
Una vez
reemprendida la marcha, tomamos el sendero que desde allí mismo parte en
dirección este, sureste, ascendiendo de forma muy directa, por lo alto de la loma que
teníamos a nuestra derecha y por donde ya comenzábamos a caminar sobre terreno
tapizado por la nieve, haciéndonos sentir seres privilegiados atravesando una
buena colección de parajes dignos de la mas bella postal navideña, pues a pesar
de la ausencia de arboleda en el Alto del Calar y cerros colindantes, cuando
éstos modestos de la media montaña granadina se encuentran nevados, pueden
rivalizar en belleza con las mas altas cumbres mucho mas conocidas.
Al echar la vista atrás en dirección suroeste, por encima del embalse de Canales, destaca la pirámide del Lucero y la emblemática Maroma, correspondientes a las sierras Almijara y Tejeda respectivamente, frontera natural entre las provincias de Málaga y Granada.
Mientras que al oeste (también a nuestra espalda, en este tramo de acensión) despunta la cercana Sierra Elvira y justo por encima la emblemática Parapanda, dominando la comarca del Poniente Granadino.
Al echar la vista atrás en dirección suroeste, por encima del embalse de Canales, destaca la pirámide del Lucero y la emblemática Maroma, correspondientes a las sierras Almijara y Tejeda respectivamente, frontera natural entre las provincias de Málaga y Granada.
Mientras que al oeste (también a nuestra espalda, en este tramo de acensión) despunta la cercana Sierra Elvira y justo por encima la emblemática Parapanda, dominando la comarca del Poniente Granadino.
Antes de
darnos cuenta, la senda nos lleva hasta Los Parapetos (1750 m), donde nos
encontramos con restos de trincheras de la Guerra Civil. Desde donde comenzamos
a disfrutar de unas vistas privilegiadas hacia el cordal de los tresmiles
occidentales pudiendo distinguir las inconfundibles siluetas de oeste a este (de
derecha a izquierda tal y como las estaremos viendo durante gran parte de la
ruta): Veleta , cerro de Los Machos, Juego Bolos, Mulhacén, Alcazaba, Puntal de Vacares y otros
colosos que se van a convertir en el telón de fondo de nuestra ruta, durante la
mayor parte de la jornada, cada vez que miremos al sur y alsureste, con el
aliciente añadido que conforme vamos avanzando hacia el Alto de Miguelejos, mas
nos vamos situando justo enfrente del Mulhacén y Alcazaba, disfrutando de una
de las postales montañeras mas espectaculares, no ya solo de la península
Ibérica, sino de todo el Sur de Europa.
Cabe
recordar que Sierra Nevada fue un lugar duro para los
combatientes, si bien más por el frío, que por el enemigo, pues los inviernos
de finales y comienzos de 1936 y 1937 fueron especialmente fríos en Sierra
Nevada. De hecho una Brigada Internacional que combatió en este lugar para
apoyar al bando republicano, la XIII formada en su mayoría por polacos tuvo que
ser retirada del frente un 27 de marzo de 1937, debido en su mayor parte a la
merma en sus filas debido a las bajas temperaturas y eso que se supone que
estaban acostumbrados al frío de Polonia.
No obstante, en los pueblos donde tuvieron lugar los
mas duros enfrentamientos y fusilamientos fueron: Trevelez, Pitres, Portugos,
en la comarca de Las Alpujarras y dentro de Sierra Nevada, los asaltos mas
duros tuvieron como escenario el Veleta y el Mulhacén, donde los comandos
republicanos, esperaban atrincherados las acometidas del frente nacional.
En esta imagen podemos contemplar un destacamento de
la Guardia de Asalto en 1937 destinado en Sierra Nevada.
Aquí vemos otros modelos de uniformes más oscuros y
prendas civiles, así como más variedad de calzado con el uso de zapatos y
algunas gorras de plato...un cabo primero con correaje Sam Brown y parches de
pecho.
Y por último el arma que defendía estas trincheras: una ametralladora Schwarzlose M1912 comprada en Ausstria por el bando republicano en octubre del 1936 y utilizada por los alemanes al inicio de la II Guerra Mundial.
Cuando
Romualdo llegó a la altura de los parapetos dijo: “Donde en su día reinó el
miedo, el odio y la angustia, hoy reina el Amor”. Y tras estas bellas palabras
aprovechamos la ocasión para hacernos la primera foto de grupo que mas bien fue
de tres cuartos de grupo, pues el primer cuarto que había llegado minutos
antes, no quiso esperar mas, dirigiendo sus pasos en dirección ESTE, hacia el
Alto del Calar, en la distancia las lejanas siluetas de los compañeros de
cabeza sobre la nieve, recordaban a una hilera de hormigas caminando sobre un
suelo blanquecino.
Así que, sin
tiempo para tomar el desvío que en dirección SUR, nos habría llevado por un
ramal de ida y vuelta hasta el mirador natural conocido como Cruz
del Calar, que ciertamente nos hubiera supuesto un pequeño retraso, mas
que por la distancia, por el desnivel que habría que perder y volver a
recuperar, echamos a andar sobre las huellas que dejaban en la nieve los
compañeros que iban trazando la trayectoria en cabeza de grupo, atravesando una
pequeña hondonada en el centro de la meseta para inmediatamente después
ascender hasta el Alto del Calar, (1860 m) que sería una cumbre emblemática en
muchos lugares de nuestra geografía, pero que tan cerca de los colosos de
Sierra Nevada, pasa desapercibida como ese actor secundario en el que muy poca
gente se fija, hasta el punto de que ni siquiera cuenta con un vértice
geodésico al uso, tan sólo el típico montoncito de piedra fabricado por
anónimos montañeros que pasaron allí antes que nosotros.
No obstante, desde su cumbre ya podemos disfrutar de una panorámica montañosa mas amplia en todas direcciones.
No obstante, desde su cumbre ya podemos disfrutar de una panorámica montañosa mas amplia en todas direcciones.
Desde el Alto
del Calar, (1860 m) iniciamos el suave pero prolongado descenso hacia el
Collado de la Gitana, que a pesar de su suave perfil, nos
obligó a no bajar la guardia en algunos tramos de sendero escalonado, donde la
nieve derritiéndose daba lugar a una especie de barro bastante resbaladizo, que
mas tarde padeceríamos con mayor intensidad en la ascensión al Alto de
Miguelejos.
El Collado
de la Gitana suele ser el punto de inflexión de la ruta estándar para hacer el
Calar de Güéjar Sierra, desde donde mucha gente ya inicia el regreso, tomando
el sendero que desde allí desciende, describiendo un giro de unos 180º a la
derecha que nos reorienta en dirección SO, hacia Güejar Sierra, por la
vertiente sur del Calar, por donde mas tarde regresaremos nosotros.
Pero antes
de eso, lo que hicimos, fue iniciar un segundo trazado circular en dirección
NE, descendiendo por una pista hasta las proximidades
del cortijo
de la Gitana;
abandonando esta pista poco después a nuestra derecha, para tomar un tenue sendero de cabras, que aquella jornada, estaba prácticamente oculta bajo la nieve, convirtiéndose en un tramo muy intuitivo, esquivando majuelos, agracejos y piornales, caminando sobre las huellas de los compañeros que iban por delante, dejando a nuestra izquierda un pequeño abrevadero,
tras el cual atravesamos el arroyo Tintín, para iniciar el tramo de ascensión al Alto de Miguelejos, ganando altura zig-zagueando un pedregal y alcanzado un collado, ya de forma mas directa,
“a jierro´pa´rriba”, por una empinada y resbaladiza entre barro y piedra, dejando a nuestra derecha, dos grandes rocas muy peculiares, donde estuvimos fotografiando unas estalactitas de hielo y curiosas ventanas en el roquedal, que una vez superadas, daban paso a un perfil mas llevadero para recuperar el resuello y reagruparnos con los compañeros que ya habían llegado al vértice geodésico del Alto de Miguelejos (2017 msnm) donde nos recreamos con las impresionantes vistas hacia el cordal de los tresmiles, presidido en todo momento por el Alcazaba, Mulhacén y Veleta,
como estampas emblemáticas de esta ruta, que desde nuestra posición se elevaban en el horizonte SUR, por encima de la Loma del cerro Papeles, añadiendo a todo ello un arranque poético con tistes picarescos de Romualdo “El Trovador de la Senda” (ver video al final de la crónica).
Tampoco faltó la caja de polvorones y las botellas de vino y aguardiente por gentileza de Paco Jaime “Marqués de Cáceres” llegando a crear un pequeño subgrupo de cola en la reanudación de la marcha, que nos llevaría hasta una línea de parapetos (antiguas trincheras), situamos en una elevación ligeramente mas alta a la que llamamos Alto de Miguelejos II (2040 msnm). Desde donde a las vistas anteriormente mencionadas, habría que añadir: Los Padules al norte y al noreste la loma de Las Catífas o del Califa.
abandonando esta pista poco después a nuestra derecha, para tomar un tenue sendero de cabras, que aquella jornada, estaba prácticamente oculta bajo la nieve, convirtiéndose en un tramo muy intuitivo, esquivando majuelos, agracejos y piornales, caminando sobre las huellas de los compañeros que iban por delante, dejando a nuestra izquierda un pequeño abrevadero,
tras el cual atravesamos el arroyo Tintín, para iniciar el tramo de ascensión al Alto de Miguelejos, ganando altura zig-zagueando un pedregal y alcanzado un collado, ya de forma mas directa,
“a jierro´pa´rriba”, por una empinada y resbaladiza entre barro y piedra, dejando a nuestra derecha, dos grandes rocas muy peculiares, donde estuvimos fotografiando unas estalactitas de hielo y curiosas ventanas en el roquedal, que una vez superadas, daban paso a un perfil mas llevadero para recuperar el resuello y reagruparnos con los compañeros que ya habían llegado al vértice geodésico del Alto de Miguelejos (2017 msnm) donde nos recreamos con las impresionantes vistas hacia el cordal de los tresmiles, presidido en todo momento por el Alcazaba, Mulhacén y Veleta,
como estampas emblemáticas de esta ruta, que desde nuestra posición se elevaban en el horizonte SUR, por encima de la Loma del cerro Papeles, añadiendo a todo ello un arranque poético con tistes picarescos de Romualdo “El Trovador de la Senda” (ver video al final de la crónica).
Tampoco faltó la caja de polvorones y las botellas de vino y aguardiente por gentileza de Paco Jaime “Marqués de Cáceres” llegando a crear un pequeño subgrupo de cola en la reanudación de la marcha, que nos llevaría hasta una línea de parapetos (antiguas trincheras), situamos en una elevación ligeramente mas alta a la que llamamos Alto de Miguelejos II (2040 msnm). Desde donde a las vistas anteriormente mencionadas, habría que añadir: Los Padules al norte y al noreste la loma de Las Catífas o del Califa.
Una vez que dejamos atrás los parapetos, girando ahora
a nuestra derecha unos 110 º cambiando la dirección predominantemente ESTE, que
hemos traído hasta aquí, por dirección sureste.
Un descenso mucho mas dócil por esta zona, que por la que habíamos ascendido, a pesar de lo cual el grupo avanzaba muy estirado, con algún que otro compañero en cola, bebiendo anís a chorro, entonando el Asturias patria querida y mas de un villancico en el descenso entre risas, fotos y bromas, hasta que poco a poco nos reagrupamos en el collado del Alguacil, donde momentáneamente nos situamos sobre una pista que es la prolongación de la angosta carretera que va desde Güéjar Sierra hasta el Camping del cortijo Balderas, situado a unos 2,5 km al suroeste de nuestra posición, que es la dirección predominante, a partir de este punto hasta el final del recorrido.
Un descenso mucho mas dócil por esta zona, que por la que habíamos ascendido, a pesar de lo cual el grupo avanzaba muy estirado, con algún que otro compañero en cola, bebiendo anís a chorro, entonando el Asturias patria querida y mas de un villancico en el descenso entre risas, fotos y bromas, hasta que poco a poco nos reagrupamos en el collado del Alguacil, donde momentáneamente nos situamos sobre una pista que es la prolongación de la angosta carretera que va desde Güéjar Sierra hasta el Camping del cortijo Balderas, situado a unos 2,5 km al suroeste de nuestra posición, que es la dirección predominante, a partir de este punto hasta el final del recorrido.
Una vez reiniciada la marcha, aunque la inercia
natural, es la de caminar por la pista en dirección SO, nuestro camino
propiamente dicho discurre por la desdibujada Cañada Real de Güejar Sierra a La
Peza, que aquella jornada nos encontramos muy embarrada por el avanzado
proceso de la nieve derritiéndose, echando de menos no habernos traído las
polainas (muy útiles en estos casos) y haciendo inútil el intento de no
ensuciar demasiado las botas y los bajos de los pantalones,
mientras caminábamos con el constante sonido del “plof-plof” del barro y el agua, además se dio la circunstancia, que desde el collado del Alguacil, llevamos delante nuestra un nutrido rebaño de ovejas, alguna que otra cabra que incluso amagó con hacernos frente,
un poni y una perra mastín con la que Chuckie intentó mantener mas que una amistad y dos pastores, uno a caballo y otro a pie, que aunque parezca mentira no conseguimos adelantar en ningún momento, pues los iban llevando a un ritmo sin tregua en su traslado desde el cercano cortijo de la Cueva del marqués, hasta una finca cercana a Güejar Sierra, hacia la que llevaban al rebaño para que pasara allí el invierno (casi 900 m mas bajo) con temperaturas mas llevaderas.
mientras caminábamos con el constante sonido del “plof-plof” del barro y el agua, además se dio la circunstancia, que desde el collado del Alguacil, llevamos delante nuestra un nutrido rebaño de ovejas, alguna que otra cabra que incluso amagó con hacernos frente,
un poni y una perra mastín con la que Chuckie intentó mantener mas que una amistad y dos pastores, uno a caballo y otro a pie, que aunque parezca mentira no conseguimos adelantar en ningún momento, pues los iban llevando a un ritmo sin tregua en su traslado desde el cercano cortijo de la Cueva del marqués, hasta una finca cercana a Güejar Sierra, hacia la que llevaban al rebaño para que pasara allí el invierno (casi 900 m mas bajo) con temperaturas mas llevaderas.
Y con la vista del curioso rebaño siempre por delante nuestra, fuimos rodeando la vertiente sur del cerro del Tamboril (1.927 msnm), dejando a nuestra izquierda un abrevadero, y mas adelante numerosas bañeras, a modo de improvisado abrevadero, muy representativo por el abundante ganado vacuno, caprino y bovino en esta zona de la sierra.
Una vez en el collado de la Gitana, tomamos el ramal
del sendero que desde allí desciende, en dirección suroeste, para iniciar el
largo faldeo de la vertiente sur del Alto del Calar, que siempre va quedando a
nuestra derecha y que tiene como aliciente principal el paso junto a unas
curiosas formaciones rocosas, destacando un enorme pináculo, situado unos 40 m
a la derecha del sendero, al que merece la pena acercarse, remontando un dócil
tramo de ladera que nos lleva a la base de una pared cercana que junto con el
mencionado pináculo, parece formar una especia de termópilas del Calar.
A partir de aquí el paisaje se tiñó de los tonos dorados del atardecer, mientras en dirección sur, por la parte alta de las laderas que cerraban el horizonte, se veían pulular las primeras luces encendidas de los coches que subían o bajaban por la carretera de Granada a Prado Llano,
al llegar al campo de fútbol ya con las últimas luces del atardecer, cogimos el camino de la izquierda, de manera que el campo de fútbol quedaba a nuestra derecha, resultando ser el colofón perfecto para la ruta, pues este camino además de ser muy cómodo por su perfecto trazado, casi plano o de muy suave pendiente, al mismo tiempo, sirve de mirador perfecto para recrearnos con magníficas vistas aéreas de la localidad de Güéjar Sierra a nuestros pies, llegando con las últimas luces del día a la Fuente de los 16 caños, donde teníamos aparcados los coches y celebrando la copa de final de ruta en el bar El Mesón, situado en una esquina de la Plaza Mayor del pueblo, a la que sin duda alguna regresaremos por su buen trato y generosas tapas con su bebida correspondiente, los últimos compañeros en marcharse;
visitaron después el bar-restaurante conocido como “Marqués de la mala follá” pero eso ya da para otra crónica que tendrán que ser ellos los que la escriban o narren en nuestro próximo encuentro.
Una magnífica crónica Juani. No te olvidas de ningún detalle. Enhorabuena por los datos aportados sobre la Guerra Civil y el trenecillo de la zona de aquella época.
ResponderEliminarFelicidades por tu nuevo gran trabajo, que tus horas te llevan.
Una ruta, sagrada como ésta, sólo podía explicarse con un evangelio como éste. Muchas de sus fotos no desentonarían en la Capilla Sixtina. Chapó, comandante.
ResponderEliminarGracias a Manolo por inventar la ruta, a tí por interpretarla y a quienes colaboraron al milagro.
Romualdo
Estimados amigos Antonio y Romualdo:
ResponderEliminarQue menos que tener el detalle de agradecerles a dos de mis mas fieles lectores la generosidad de sus palabras y lo mucho que aportan y me inspiran en cada una de sus rutas.
Amigo Don Antonio: sepa usted que su blog de "Por la Nariz del Buey" es un blog muy entrañable que rezuma amor por la Naturaleza y no pocas aventuras de altos vuelos en sus entradas.
Amigo Don Romualdo: no puedo mas que quitarme el sombrero y rendirme ante su sensibilidad poética y magistral entonación cada vez que nos deleita con alguna poesía de su magnífico repertorio.
Un abrazo para los dos.
El Comandante