Pueblos de referencia: Ronda o Parauta.
Cómo llegar al punto de encuentro: Debemos tomar como referencia la
temida carretera de Ronda a San Pedro de Alcántara (N-332) a la altura del Km.
136. Concretamente en el km 13,3 nos encontramos con el cartelón de entrada al
parque, asfaltado en sus 500 primeros metros. Llegamos a esta entrada que queda
a la izquierda de la carretera poco después de dejar a la derecha la venta y
hostal EL NAVASILLO si venimos desde Ronda. O bien, al lado derecho de la
carretera, unos 3 km mas allá del desvío de la cantea de mármoles Águilera si
venimos desde San Pedro, siguiendo siempre dirección Ronda.
La distancia hasta nuestro inicio de ruta es de unos 12 km de carril
que en la actualidad está en buen estado. Yo mismo he llevado a varios grupos
con autocares de 55 plazas hasta el mismo cortijo de Quejigales. Aunque como en
casi todo carril, nos encontramos varias bifurcaciones la que nos lleva hasta
Quejigales es muy evidente, dejando a nuestra izquierda la zona de camping de
Conejeras, un par de kilómetros mas allá el desvío hacia la Fuenfría a la
derecha, manteniéndonos siempre en el principal. Al llegar a la altura del
alojamiento rural de la Nava de San Luis, la pista gira a la izquierda,
iniciando una sucesión de prolongados zig-zags para ganar altura, que nos llevan
a un último cruce, quedando a la derecha el que nos indica hacia Tolox y
Pinsapo de La Escalereta, pero nosotros seguimos por el principal hasta que
llegamos al antiguo cortijo de Quejigales, que posteriormente fue acondicionado
como Refugio Felix Rodríguez de la
Fuente y en posteriores ocasiones ha sido adaptado y modificado, existe una
zona de barbacoas adyacente a la zona de acampada que no funciona en estos
momentos como tal, pues el tema barbacoa en parques naturales está muy
castigado en la actualidad. Se pueden observar repoblaciones de pinos, algunos
cedros y pinsapos.
Desnivel acumulado subida 900 m
Punto de partida: Cortijo de Quejigales (1.261 msnm)
Punto mas elevado: Torrecilla (1.919 msnm)
Tiempo aprox. 7 horas
Nivel dificultad: medio-alto dependiendo del ritmo de marcha.
Tipo suelo: 85% Sendero terrizo y pedregoso. Y 15% pista forestal desde
las proximidades de La parte baja de la Cañada de Enmedio hasta Quejigales en el tramo final de ruta.
Tipo de recorrido: lineal con tramo circular.
Bibliografía: http://www.sierranieves.com/24neveros.htm
Fecha y meteorología: martes 2 de diciembre de 2013, cielos
muy cubiertos que nos impidieron disfrutar de las vistas y temperaturas que se
mantuvieron entre los -1ºC a nuestra llegada a Quejigales y los 8ºC ya al
atardecer, pues al mediodía en la cumbre del Torrecilla la temperatura era de
unos 3 ó 4ºC, aunque sin a penas viento. Siedo una temperatura muy agradable
para una larga caminata, que contó con varios kilómetros caminando sobre la
nieve, caída cuatro días antes.
Participantes: Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Jorge
“El Titán del Guadalevín” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
1º) Llevar ropa de abrigo y buenas botas; en caso de niebla
, ventisca o mal tiempo mejor dejar la ruta para otro día y recurrir a un plan
B;
2º) No salirse de las sendas, Estamos en una zona de
alta protección ambiental y muy delicada, por toda la zona se regenera el
pinsapar y el quejigal; si vamos en silencio tendremos la posibilidad de ver
cabras montesas que son abundantes sobre todo si vamos entre semana o muy
temprano; no recolectar flora ni molestar a la fauna, no dudes en llamar la
atención a quien no se muestre respetuoso con el entorno.
3º) Al llegar a los pies del Torrecilla, podemos
reponer agua en el Pilar de Tolox. Fauna y vegetación:
Vegetación típica de la orla espinosa que rodea al pinsapar: majuelo, agracejo, rosal silvestre, zarzamora y ruscos, donde se intercalan pinos resineros y salgareños. Posteriormente aparece el pinsapar y por encima de 1.600 metros domina el matorral espinoso almohadillado, con especies como agracejo, piorno, sabina rastrera y enebro. También aparece el disperso quejigal de alta montaña, con ejemplares centenarios, así como pies aislados de arce, tejo y mostajo. La falda del Torrecilla está cubierta fundamentalmente por sabinas rastreras salpicadas por pies de quejigos.
Entre la fauna que podemos ver destaca: la cabra montés, que
frecuenta las zonas más escarpadas y tranquilas, el zorro, gato montés y
garduña, además de ratón de campo y musaraña, todos ellos muy escurridizos y
difíciles de ver. Entre las rapaces se encuentran el águila real, perdicera, culebrera
y calzada, así como gavilán, cernícalo, cárabo y búho real. Otro visitante muy
frecuente es el buitre leonado. Entre las aves de menor tamaño, dependiendo de
la época de visita, aparecen el piquituerto, pinzón, herrerillos, carboneros,
colirrojos, pito real, mirlo capiblanco, acentores y alondras. Igualmente son
frecuentes las lagartijas en las zonas secas y los eslizones en los pastizales
húmedos, estando representados entre los anfibios la salamandra y el sapo
corredor.
Breve descripción de la ruta:
Iniciamos la caminata en dirección
ESTE, por el carril del Sabinal, situado junto a la zona de barbacoas; esquivamos
una cadena que corta el paso a vehículos no autorizados y a unos 100 m del
inicio atravesamos un puentecillos que salva el recién nacido arroyo de Carboneras,
que hasta el puentecillo llevamos a nuestra derecha.
Se trata de uno de los senderos mas concurridos los fines de semana por
numerosos grupos senderistas, e incluso empresas de turismo activo que lo
ofertan como una de las ascensiones mas clásicas de Andalucía Occidental. De
hecho hay que recordar, que el Torrecilla es la cumbre mas alta de todo el
suroeste de la península Ibérica, pues con sus 1919 m no hay ninguna montaña
mas alta, trazando una línea recta hasta el cabo San Vicente y otra hasta Lisboa.
El sendero atraviesa una zona con abundantes majuelos y rosales
silvestres, a través de terrenos arcillosos que suelen encharcarse en épocas de
lluvias, (siendo muy útil el uso de polainas si no queremos que el barro nos
llegue hasta cerca de las rodillas). Por aquí predominan los pinos resineros y
salgareños. Tras pasar el tramo de pinar empieza una zona de monte algo mas
pelado, donde la senda va zigzagueando, acercándonos al pinsapar de la cañada
del cuerno. En esta cañada podremos disfrutar de monumentales ejemplares de
pinsapos o abetos andaluces, cuyo nombre cientifico es Abies pinsapo,
ejemplares de gran altura y edad, cuyos formas son tortuosas debido a las
condiciones climáticas que soportan, grandes nevadas, que rompen sus guías o
cohoyos, provocando formas fantasmagóricas, que en época de nevadas, nos
sumerge en un mundo de fantasía a lo Tim Burton en “Eduardo Manostijeras”, no
obstante, la belleza de este pinsapar, por poco que uno entienda de botánica,
invita a la reflexión sobre el preocupante aspecto enfermizo que presentan
numerosos ejemplares y no me refiero a los colosos que han caído ya por el
propio paso del tiempo, pues muchos de ellos son bi o tricentenarios, me
refiero a ejemplares mas jóvenes que deberían presentar un aspecto mucho mas
saludable. En otros casos muchos de ellos muestran gran parte de sus raíces por
la erosión del terreno. ¿No se podría crear algún tipo de represas en puntos
estratégicos tal y como nos encontramos mas arriba en la meseta de Quejigales?.
Poco después de dejar atrás el desvío de la denominada “senda de los
1.500 m” los pinsapos son cada vez menos abundantes, hasta que tal y como vamos
ganando altura, entramos en terreno descubierto donde predomina el reino de los
matorrales tapizantes, concretamente los piornales y sabinas rastreras tan
frecuentes en las sierras andaluzas en las sierras que alcanzan esta altitud (y
superiores). Viniendo a salir a la parte alta del carril que nos lleva al
cercano puerto de los Pilones a 1.750 m, donde se encuentra el panel
descriptivo del paisaje que tenemos ante nosotros donde en dirección sur nos
deleitamos con unas vistas preciosas de la Meseta de Quejigales con la
inconfundible silueta del Torrecilla y la muela del Alcazaba a su derecha
recortando el Mediterráneo, sobre el que en días claros, podemos distinguir las
costas y montes africanos. Y en dirección NOROESTE, a nuestra espalda, la
meseta de Ronda y gran parte de la serranía, hasta la crestería del Pinar en la
sierra de Grazalema. Pero en aquella jornada la abundante nubosidad nos
obligaba a imaginarlo de nuestros anteriores recorridos por tan clásica
ascensión.
El carril se prolonga unos 200 m mas allá en dirección NO hasta
llegar a la caseta de vigilancia de incendios forestales llamada tambien "casa
de los pilones", pero nosotros lo abandonamos a la altura del panel descriptivo.
Tras una breve pausa para hacer una foto testimonial del panel de
Pilones, con la neblina de fondo, continuamos por el ramal del sendero “SL.
A-140 Quejigales-Torrecilla”. Se trata
del tramo mas dócil del recorrido, que se recorre a placer, llaneando y con
leves subidas y bajadas durante un tramo, paisaje ondulante, salpicado de lo
que parecen pequeños cerros que a poco que superan los 100 m de desnivel sobre
la meseta de Quejigales ya sobrepasan los 1.800 msnm, pues aunque no lo parezca
vamos caminando por encima de los 1.600 msnm. El sendero pasa por una sucesión
de quejigos fantasmagóricos que no pierden sus hojas hasta llegado el invierno.
Muchos de ellos son longevos quejigos, con diametros de troncos centenarios y
ramas con formas tortuosas que nos traen a la mente cuentos tipo Blancanieves o
Hansel y Grettel.
En pocos minutos después de dejar atrás el puerto de Pilones, llegamos
al histórico nevero o pozo de nieve de Yunquera de grandes dimensiones, reconstruido en
el año 1997. Nos permite hacernos una idea de la importancia que esta actividad
tuvo en la Sierra de La Nieve hasta el año 1931 que desaparecieron las últimas
explotaciones de nieve. Se estima que el nevero tenía una profundidad de cinco
metros más que la actualidad, lugar que invita a imaginarnos como era el
trabajo de aquellas personas que se afanaban en la conservación y posterior
transporte de de la nieve para el mantenimiento de los alimentos. Un problema
relativamente cercano en términos históricos y un bien muy preciado, sobre todo
cuando llegaban los meses de calor, llegando a abastecerse hasta mas allá de la
ciudad de Sevilla, como podemos leer en el siguiente texto:
“En la crónica de una cacería celebrada en el Coto de Doñana, en
la primavera de 1624, ofrecida por el Duque de Medina Sidonia a Felipe IV, a la
que asistieron 1.200 invitados, se dice textualmente."Tráiganse cada día
seis cargas de nieve de Ronda en cuarenta y seis acémilas".
La conservación de los alimentos ha sido un serio problema hasta
no hace mucho tiempo. La producción de hielo y las cámaras frigoríficas son un
adelanto contemporáneo que hasta entonces se suplía con la salmuera, los
adobos, las conservas o el aprovechamiento de la nieve. Estos adelantos, han
hecho desaparecer el que fue sin duda uno de los oficios más señeros de la
Sierra de las Nieves: el nevero.
Los trabajos de los neveros comenzaban en primavera después de las
últimas nevadas. Primero había que cortar la nieve con palas y acarrearla hasta
los pozos de nieve, donde se prensaba con grandes pisones de madera hasta
convertirla en hielo. A cada medio metro de nieve se extendía una capa de paja.
Tenían un desaguadero en la zona inferior por donde se evacuaba el agua del
deshielo, ya que era perjudicial para la conservación de la nieve. Los pozos de
nieve eran construcciones circulares, fabricadas con paredes de piedra y se
construían preferentemente en la umbría y orientados al norte para conseguir la
mejores condiciones térmicas para la conservación del hielo. La durísima labor
de cortar la nieve con palas y acarrearla hasta los pozos se mitigaba en parte
con el calor de la hoguera encendida permanentemente en el interior de pequeñas
chozas.
Ya en el verano se procedía al transporte a lomos de bestias
conducidas por los arrieros a toda la provincia de Málaga y otros lugares de
Andalucía. Para el transporte el hielo se preparaba en capachos de esparto de
50 kilos, envolviéndose con tamo (paja fina) y helechos. Se transportaba de
noche para evitar la licuación de la carga. Aunque la distribución se realizaba
durante todo el año, era entre mayo y octubre la época de más comercio.
A partir de 1870 se inició la decadencia, desapareciendo en los
años 30 del siglo XX. La industria se desmoronó con la aparición de las
primeras máquinas productoras de hielo, ideadas por Tellier, inventor del frío
industrial.
La mayor parte de los neveros de la Sierra de Las Nieves están
situados en los términos municipales de Yunquera y Tolox (Málaga), en el
lugar denominado Puerto de los Ventisqueros en la Sierra de las Nieves,
a 1.600 m. de altitud. Son circulares de unos 8-10 metros de diámetro y una
profundidad cinco metros. Hoy en día aún quedan vestigios de aquellos pozos de
nieve, aunque sólo algunos se han restaurado o reconstruido para salvar la
memoria histórica de este oficio que como muchos otros, ha devorado el
progreso.
A partir del puerto de Pilones, ya vamos percibiendo como
los quejigos de alta montaña y algún que otro pinsapo solitario o en pequeños
grupitos, van siendo la única especie de árbol que nos acompaña en el
recorrido, donde lo que predomina es el reino de las plantas tapizantes:
piornal y sabinas rastreras principalmente, junto con pequeñas florecillas de
alta montaña.
Cerca del cerro
Bernardo nos encontramos con una bifurcación con baliza vertical, donde de las
cuatro indicaciones perfectamente atornilladas, habían quitado tres a mala
leche y tan sólo habían dejado la que indica dirección al Torrecilla. Una
putada en caso de ventisca, inclemencias meteorológicas en general o que le
pille la noche a cualquier senderista desorientado que vaya buscando cualquiera
de las direcciones que hayan desaparecido. Lo que por desgracia nos recuerda
que España es uno de los países con mas hijos de puta por metro cuadrado y a
veces incluso en las montañas, donde por suerte la gente que predomina suele
ser mas bien sanas. Salvo vándalos HIJOS DE PUTA como estos, capaces incluso de
arrancarle la cabeza a la Virgen de las Nieves, como pasó hace unos años a
pocos metros a escasa distancia del Pilar de Tolox. El ramal de sendero que
sale a la izquierda nos lleva hacia el Peñón de Enamorados.
Llama la
atención los numerosos diques de pequeñas dimensiones, para evitar la erosión
del terreno, así como la abundancia de vallados que se ven por toda la zona,
por medio de ellos se intenta la regeneración de la vegetación en el páramo
alto de la sierra y sobre todo del quejigo de montaña muy castigado por ovejas
y cabras domésticas.
Después de un
suave descenso, se abre a nuestros ojos una zona llana salpicada de torcas, que
nos recuerda al Torcal de Antequera, llamada los Hoyos del Pilar, con
estratos horizontales y torcas, que dejan ver la fuerte erosión del terreno y
la dureza de la climatología en esa zona. A unos 50 m a la derecha del sendero
poco después de dejar atrás esta zona nos encontraríamos con el vallado que
evita caer accidentalmente a la entrada de Sima Honda y unos 200 m al noroeste
de la misma se encuentra la famosa sima Gems.
Inmediatamente
después se comienza a rodear el cerro del Pilar que va quedando a nuestra
izquierda, mientras que de frente y a nuestra derecha, comenzamos a ver ante nosotros, imponente, la
cara norte del Torrecilla, por la derecha, al fondo aparece el Pilar de Tolox,
también llamado fuente de los Machos, con su refrescante agua (aunque pone agua
“no tratada” yo siempre he bebido de allí y el agua me ha sabido riquísima).
Aquí hicimos nuestra tradicional parada para tomarnos un tentempié y tomar un
primer trago, pues la mañana era muy fresca y hasta llegar aquí ni siquiera nos
había pedido el cuerpo hidratarnos un poco, bebiendo mas por la inercia de una
buena costumbre, que por necesidad.
Desde el Pilar
de Tolox, realizamos la subida tradicional, que discurre paralela al cordal NE
de este pequeño coloso, siendo una subida dirección N-S, intentando no perder el
sendero, pues la pala de nieve sobre la cara norte de este pequeño coloso, aún
era superior al medio metro de altura en algunos puntos, especialmente entre
matorrales.
Por otra parte las pisadas de anteriores senderistas, habían
endurecido la capa de nieve en algunos tramos de sendero escalonados, donde se
hacía muy resbaladizo en ocasiones, por lo que no perdiendo de vista el sendero
principal, siendo de gran utilidad la referencia de las balizas, a veces se
progresaba mejor por fuera. La subida la hicimos a un ritmo tranquilo en
animada charla hasta el punto que llegamos a la cumbre sin darnos cuenta.
Aunque las nubes no nos permitieron ver un carajo, siempre nos quedará el
consuelo de haber subido ya en anteriores ocasiones, disfrutando de sus vistas,
que a grandes rasgos podríamos resumir al NORTE: Meseta de Quejigales y de
Ronda, al ESTE: Sierra Cabrilla, Prieta, Alcaparaín, Valle del Guadalhorce, la
Hoya de Málaga y un buen número de sierras Litorales desde la Sierra de Mijas,
Montes de Málaga, Tejeda, Almijara y Sierra Nevada por encima en los días
despejados. Al sur: el valle del río Verde con las sierras Real, Palmitera,
Medieterráneo a la altura de San Pedro de Alcantara. Al SUROESTE: Los Reales de
Sierra Bermeja, Gibraltar, Yebel Musa y montañas del Rif al otro lado del
Estrecho. Y al OESTE el valle del Genal, Sierra de Líbar y Sierra de Grazalema.
Al menos la
ausencia de viento nos permitió hacernos las fotos de cumbre de rigor con suma
tranquilidad.
El descenso lo
hicimos con la misma tranquilidad y disfrute con el que subimos, pero con la
precaución de llevar crampones, para evitar algún resbalón inoportuno.
Una vez de
regreso a la covacha próxima al Pilar de Tolox, almuerzo y retorno sobre
nuestros pasos hasta el mencionado nevero de Yunquera;
donde
muy pronto el sendero se divide en dos, el ramal de la izquierda pasa cerca de
la casa del Guarda de Pilones, mientras que nosotros tomamos el ramal de la
derecha por el que comenzamos a descender por la mágica y fantasmagórica cañada
de Las Ánimas.
Descendiendo entre colosales pinsapos, mucho mejor conservados
que los de la cañada del Cuerno, de vez en cuando algún ramal secundario de
sendero puede hacernos dudar, pero si prestamos atención, es fácil intuir cual
es el sendero principal, que como norma general, zigzaguea casi de forma
constante y en sentido descendente, pasando por rincones y pequeñas plazoletas,
donde rebosa laa magia y la paz.
A mediación de la bajada, comenzamos a ver a
nuestra derecha, los inconfundibles tajos de la cara oeste del Peñón de Ronda.
Al igual que nos ocurre en la cañada del Cuerno, en la
cañada de las Ánimas (y también en la de En medio), los viejos troncos yacen
muertos en el suelo y nacen los pequeños retoños y los jóvenes pinsapos
comienzan a despuntar abriéndose paso para ocupar los espacios dejados por
estos grandes colosos, muchos de los cuales yacen en medio del sendero
obligándonos a rodearlos o pasar por debajo, recordándonos el sentido de la
vida, el que nada es para siempre, el que hasta las torres mas altas terminan
cayendo y el que todos estamos aquí de paso.
De vez en cuando algún hito de piedra que anteriores
senderistas amables certifica que vamos por el buen camino, en un momento dado
veremos un ramal de sendero que desciende a nuestra derecha, dirigiéndose hacia
uno de los rincones mas desconocidos y enigmáticos del parque: “Los Hoyos de la
Caridad”, en esta zona los pinsapos alcanzan
una altura y grosor colosal muy similares al famoso pinsapo de la Escalereta;
al fondo, en esa misma dirección NE, seguimos viendo la inconfundible silueta
del Peñón de Ronda y más abajo el Tajo del Canalizo.
Ya en la parte
de debajo de la Cañada de Las Ánimas, llegamos a una especie de balcón natural
conocida como “Los Coloraillos” con unas vistas preciosas sobre la zona de Lifa
y sierra Blanquilla, al norte del parque, que col las luces de la tarde en
otoño e invierno suele presentar un característico color rojizo-anaranjado, que
compensa la austeridad de los cerros pelados que tenemos enfrente, con ese
tono, que los tiñe de magia y misterio. Un lugar enigmático que no por
casualidad es uno de los lugares favoritos de mi Gran Amigo y Maestro: Rafa
Flores, autor del mejor libro escrito hasta la fecha sobre La Sierra de las
Nieves, guía del Excursionista (Edit. La Serranía).
Desde esta
especie de balcón natural conocido como “Los Coloraillos” estamos atentos al
sendero que continúa faldeando la ladera dirección OESTE, hasta que llegamos al
inicio de pista que ya nos lleva sin margen de error hasta el cortijo de
Quejigales, en dirección predominantemente OESTE, coincidiendo el inicio de
esta pista con la zona baja de la Cañada de Enmedio.
Antes de llegar ala pista
atravesamos una zona muy erosionada, que después de días de lluvia se convierte
en un auténtico barrizal, por este terreno tan erosionado, algunos pinsapos de
gran tamaño se han quedado con gran parte de sus raíces al aire y algunos de
ellos incluso amenazan con caer en poco tiempo, si no se le pone remedio,
rellenando de tierra y rocas, el terreno que ha desaparecido bajo sus pies,
cosa no muy difícil de realizar con la ayuda de una pequeña grúa, pues la pista está en muy buen estado,
y muchos de los pinsapos a los que nos referimos están a pie de pista o a muy
pocos metros de la misma, y cada uno de estos monumentales pinsapos son
auténticos tesoros, infinitamente mas valiosos que los hipócritas y corruptos
gobernantes, junto con las manos negras de las grandes empresas energéticas y
banqueros mas poderosos de España, que son quienes de verdad manejan los hilos
del poder y que son los MAYORES HIJOS DE PUTA y por lo tanto, el peor cáncer de
la sociedad española, ¡MALDITOS BASTARDOS, a los que el Medio Ambiente les
importa una puta mierda!.
Al lado derecho
del camino se encuentra la fuente del Pinar, popularmente conocida como de
"Molina" y a la izquierda de la fuente se encuentran las ruinas de
la choza de este guarda y una placa de reconocimiento a la labor de Frasquito
colocada hace unos años por Medio Ambiente y la Asociación Senderista Pasos
Largos. Mas adelante sale a nuestra derecha un ramal de pista, se trata del
camino del Sabinal, el siguiente hito es la balsa de agua que veíamos a nuestra
espalda en el inicio de la ascensión hacia la cañada del Cuerno, quedando ahora
dicha balsa a nuestra derecha. Y poco después el puentecito sobre el recién
nacido arroyo Carboneras, la cadena que impide el paso para vehículos no
autorizados y tras ella la explanada donde llegamos a nuestro coche aparcado en
la explanada habilitada junto al cortijo de Quejigales.
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