Entorno Natural: Comarca del Poniente Granadino
Recorrido: Circular
Longitud
aproximada: 14 km
Dificultad: Baja si renunciamos a los posibles tramos
acuáticos. Media/Baja si nos aventuramos en los tramos acuáticos.
Desnivel
acumulado: 300 m
Tipo
de camino: Vereda, camino arriero,
campo través, veredas junto al rio o el mismo cauce del río (optativo).
Bibliografía: Club Señal y Camino (Dos Hermanas), Waste Magazine, Granadapedia y http://www.aytoloja.org
Bibliografía: Club Señal y Camino (Dos Hermanas), Waste Magazine, Granadapedia y http://www.aytoloja.org
Mapa:
cuadrante superior derecho del mapa IGN 1024, C2, (2001) Estación de Salinas
Unos
45 particiopanets:
Desde Sevilla, vinieron: Juanjo “El marqués de
Villaluenga”, el mítico Antonio Giráldez, escoltado por su joven aprendiz de
padawin montañero “El Neno de Utrera”.
Desde Cabra (Córdoba): Rafa “El Califa”.
Desde Ronda: Jorge “El Titán del Guadalevín”, Pilar,
Rafa Márquez “El Aristóteles de la Senda”, María “hasta donde el Corazón te
lleve”, Nieves Lobato “la Musa de Torre Caleta”, Pepe Cabeza y otra
compañera cuyo nombre ahora no recuerdo.
Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Paco
Jaime “El nuevo Florentino Pérez del Senderismo”, el Doctor Leal, José Miguel,
el Maestro Geobotánico Pepe Guerrero, Mariví, Anita, Ruben, Guillermina, Marlem
“La Perla de Venezuela”, junto con sus dos hijos: Oliver “Twist” y Elvis
“Jerjes”; Eduardo “El Último Samurai”, Carlos y su compañera, Marivi, Manolo,
Silvia de Fuengirola, Marisa (antigua amiga de del Doctor Leal en años de
juventud) y su hijo Nacho, Paco Bastida “El Último Patriota”, Maria
Victoria,
Paco
Castillo “El Generoso”, Miguel Fortes, Luciana. Nuestros anfitriones
y magníficos guías: Carmen Cabello “Galadriel” y su marido Manuel Manzanares
“El Cartógrafo de su Majestad”.
Cuatro participantes del club
" La Cabra tira pa el monte” de Villanueva del Trabuco, es decir,
prácticamente jugaban en casa. Paco y su esposa Juana, ganadora del concurso
gastronómico con su IMPRESIONANTE tortilla de patatas; además de María Pasión y
su marido. Gente sencilla y extraordinaria que lamentablente son una especie en
extinción en los tiempos que corren.
Y un humilde cronista y servidor:
Juan Ignacio Amador.
Fotografías: colaboraron Antonio Giraldez, Marlem, rafa Márquez y Juan Ignacio Amador.
Fotografías: colaboraron Antonio Giraldez, Marlem, rafa Márquez y Juan Ignacio Amador.
Observaciones: Ruta por senderos y caminos pegados al arroyo
Salado y al río Frío propiamente dicho. En esta ruta no es obligatorio mojarse
los pies, aunque por supuesto es optativo para todos aquellos que quieran hacer
algún tramo por el cauce del río.
(En la imagen el grupo se reencuentra con el arroyo Salado en el tramo central de la ruta).
El primer
kilómetro junto a la ribera del arroyo Salado y los dos últimos junto al cauce
del Riofrío discurre en gran parte por senderos a la sombra de bosques de
ribera, sin embargo, el resto de la ruta es de una gran exposición al Sol, siendo
la época mas recomendable la primavera, conviene venir preparado para
disfrutarla en su versión mas acuática, de lo contrario no disfrutaremos de lo
mas entretenido de esta ruta, si bien un kilómetro antes de llegar a Ríofrío el
baño ya no está permitido, ya que sus aguas son poco menos que sagradas para la
conservación y el buen estado de las truchas y esturiones que son la principal
fuente de riqueza de esta localidad, por lo que ni decir tiene, que si bien el
respeto al medio ambiente debe ser máximo, mucho mas aún, a nuestro paso junto
a la ribera del Río Frío, propiamente dicho.
Una vez reunidos todos en el
aparcamiento de la afamada VENTA RIOFRÍO,
km 182,5 de la A-92, comenzamos nuestra caminata, dirigiendo nuestros
pasos hacia la plaza de esta pequeña pedanía granadina de unos 400 habitantes,
que alberga la mayor concentración de restaurantes por kilómetro cuadrado, de
toda la comarca del Poniente granadino, debido a su rica gastronomía,
destacando no sólo las truchas que se crían en su piscifactoría, sino sus cada
vez mas famosos esturiones, cuyas huevas sirven para la producción de un
excelente caviar, mediante la modalidad de Acuicultura ecológico, que se
exporta a más de diez países. También, las aguas del río Frío constituyen un
paraíso para los amantes de la pesca fluvial los 365 días del año, el Río Frío,
propiamente dicho, cuenta alberga un precioso bosque de ribera que coincide con
el final de nuestra ruta.
Uno de los secretos de las aguas de
Riofrío es que mantienen una temperatura constante de 15º C, que convierten
este lugar en un paraíso para aves, anfibios, mamíferos, truchas. Como podemos
comprobar en el último tramo de nuestro recorrido a partir del nacimiento del
Río Frío, sus aguas y riberas crean un especial paraíso en el que las
piscifactorías sirven para la protección de hábitats y especies.
Al pasar junto al Puente Califal,
no pudimos evitar la tentación, de aprovechar para hacernos la foto de grupo en
tan emblemático lugar, craso error el mío al no darme cuenta de que quienes
quedaban por detrás de la barandilla, a penas se le vería poco menos que la
cabeza. ¡Por cierto!, que a falta de paneles informativos referentes a alguna
ruta de senderismo, salvo el paseíto fluvial por el margen derecho del Río
Frío, el puente Califal o la cercana piscifactoría, pueden ser buenas
referencias para el principio y final de la ruta, tal y como nosotros la
planteamos.
Hecha
la foto de rigor, dirigimos nuestros pasos hacia la cercana piscifactoría de
muretes blancos y rejas verde oscuro, frente a la cual, Don Manuel Manzanares
“El Cartógrafo de su Majestad” nos dio la charla de introducción sobre la ruta y Carmen, nos recordó que: la cualidad natural que ha convertido al cauce de
este pequeño y constante afluente del Arroyo Salado, en uno de los paraísos
naturales del sur de la península Ibérica, no sólo es la pureza de sus aguas,
sino la temperatura constante de 15º C todo el año, ya sea agosto o enero, verano o invierno, lo
que para los científicos es una característica que permite la pervivencia de
una rica biodiversidad con especies animales y vegetales que, en otros lugares,
emigran según las épocas y que en la localidad de Riofrío, municipio de Loja,
se mantienen de forma permanente, sobre todo aves acuáticas o asociadas a los
ecosistemas de ribera.... El equilibrio en la temperatura del agua es la clave
para la existencia de una de las piscifactorías más importantes de Europa y
donde, además de la cría de truchas, como ya hemos comentado
anteriormente, se ha logrado la
recuperación y comercialización del esturión autóctono del área mediterránea,
Acipenser naccarii, (que solo se encontraba en el sur de la península en el cauce del Guadalquivir), del que se extraen caviar, carnes y ahumados,
productos de altísimo nivel que aportan una dimensión especial a esta zona de
la provincia de Granada y que han demostrado que es posible conseguir un
equilibrio entre la protección y la explotación de recursos naturales.
La
presencia de la piscifactoría ha sido el elemento fundamental que ha evitado
que el cauce y las aguas del río sean alteradas y, por lo tanto, se mantenga un
ecosistema casi imposible de encontrar en otros puntos de la geografía
andaluza. Desde el nacimiento del río, que coincide con el final de nuestro
itinerario, unos 2 km aguas arriba, de
pedanía que forma Riofrío, que como dicen con ironía sus vecinos: «No es más
que un montón de restaurantes y sus casas adosadas», el agua cae como tantos
otros cauces de montaña, libre de vertidos y sin encontrarse elementos extraños
que la contaminen.
Tras la charla, reanudábamos la
marcha, llevando el murete de la piscifactoría a nuestra izquierda, en la cual
nos estuvimos recreando con los abnegados saltos de las truchas, intentando
remontar pequeñas cascadas artificiales y llevando a nuestra derecha las aguas
del arroyo Salado, caminando bajo la sombra de su agradable bosque de galería,
formado principalmente por álamos, higueras, nogales, zarzamoras, cañaverales, acerolos
(de la familia de las rosáceas, cuyo fruto parece una manzanita pequeña comestible,
pero de gusto ácido).
En el cauce, junto a las pequeñas
lagunas de salida del agua de la piscifactoría, e incluso en las piscinas de la
explotación, viven poblaciones de ánades azulones, (Anas platyrhynchos), que
aprovechan las algas, plantas, e invertebrados que viven en el río y entre la
vegetación. Los ánades no se marchan, e incluso crían en el cauce del río. La
presencia de esta especie de aves acuáticas es habitual en casi todas las zonas
húmedas del sur de España, pero no es tan normal encontrarse con otros patos
como cercetas, rabudos y cucharas, que necesitan de espacios más
salvajes. La presencia de estas anátidas indica que la cuenca se mantiene
con unas características naturales que no son fáciles de encontrar.
Una madre pato, con sus patitos,
nos regalo una entrañable escena de madre protectora, mientras todos nadaban
muy juntitos, en su sano ejercicio matinal, nadando contra corriente, una buena
metáfora, de que en esto de la lucha contra las dificultades o injusticias del
sistema, lo mejor es ir todos unidos. Las aguas turbias del arroyo Salado,
contrastan enormemente con la pureza y transparencia del cauce del Riofrío
junto al que caminaremos al final del recorrido.
Poco a poco las casas junto a las
que vamos caminando van quedando atrás y la ribera del arroyo Salado, que en el
primer kilómetro de recorrido la llevamos a nuestra derecha, se hace un poco
mas enmarañada de vegetación, por lo que sin dejar de caminar paralelo a la línea de chopos que
delata la presencia del arroyo Salado, a nuestra derecha, debemos separarnos
unos 20-30 m del mismo, para volvernos a acercar al mismo un poco mas adelante,
hasta que lo atravesamos por un puentecillo de madera, a partir del cual el
arroyo Salado, irá quedando siempre a nuestra izquierda.
No tardaremos en dejar
a nuestra izquierda las ruinas de un cortijo (sobre estas líneas), cercano al antiguo Molino de Cepera.
Llevando a nuestra izquierda una valla metálica, mientras que progresamos en
suave ascensión por una pista terriza que pasa junto a la entrada de varias
fincas, donde predomina el olivar, intercalado con algunos frutales, que ponen
la nota aromática de color a nuestro paso, junto con las florecillas
silvestres.
Entrañable modelo de moto modelo "campera de 49 cc", todo un símbolo de la España rural de los 70, antes de que llegaran las populares Puch Condor de color amarillo y negro.
A unos 2,5 km del inicio, llegamos al cortijo del Barrancón, donde la pista por la que vamos se bifurca formando una “V”, de manera que en la dirección de la que venimos una rudimentaria tablilla de madera, señala a Riofrío.
Entrañable modelo de moto modelo "campera de 49 cc", todo un símbolo de la España rural de los 70, antes de que llegaran las populares Puch Condor de color amarillo y negro.
A unos 2,5 km del inicio, llegamos al cortijo del Barrancón, donde la pista por la que vamos se bifurca formando una “V”, de manera que en la dirección de la que venimos una rudimentaria tablilla de madera, señala a Riofrío.
De frente a “La Atajea”, pequeña pedanía, junto a
la que pasaríamos ya a la vuelta, donde según nos comentaron los compañeros del
grupo “La Cabra Tira al Monte” de Villanueva del Trabuco, existe una nave
industrial en la que trabajan varias familias dedicadas a la confección de
trajes de flamenca de cierta fama y prestigio, que venden a toda España.
(Sobre estas líneas la pedanía de La Atajea, desde el inicio de la subida que toca encarar ahora).
En
cualquier caso y volviendo a la mencionada bifurcación, nuestro camino a seguir
es el ramal de la derecha, desde donde vamos a ir contemplando las faraónicas
obras del puente del AVE: Málaga-Granada, sobre el Gargantón del arroyo Salado,
que va a ir quedando a nuestra izquierda, mientras que vamos encarando una
pendiente continua de un 15% de inclinación, a lo largo de un kilómetro y medio
sin tregua, pasando en primer lugar bajo un corto, pero ancho túnel que pasa
bajo la ciclópea estructura de la futura línea del AVE, y unos 100 m mas allá,
cruzando sobre la vía actual, tras la cual alcanzamos el punto mas alto del
recorrido unos 630 msnm.
A partir de aquí, trasponemos el
otro lado de la loma por la que pasa la vía del tren e iniciamos un descenso, dirección SUROESTE con el horizonte presidido por la peculiar silueta de la
sierra de Gibalto, pudiendo escoger entre la angosta carreterilla que une Venta
del Rayo con la pedanía de Fuente Camacho, o bien directamente a través del
olivar, como hicimos en nuestro caso, llevando esta carretera perdida, a nuestra derecha en todo momento, hasta enlazar con el modesto cauce del arroyo
Salado, que nace en las proximidades de la pedanía lojeña de Fuente Camacho y
que Manolo y Carmen, recordaban con un generoso caudal, en su invernal sesión
exploratoria, por estos pagos dejados de la mano de Dios.
Sin embargo, este
último invierno ha sido poco en lluvias y nuestros arroyos se han visto muy
mermados.
El punto donde enlazamos con el
arroyo Salado, cercano al cortijo de La Viña, puede considerarse nuestro punto
de retorno, desde donde iniciamos el regreso al punto de origen. Girando, unos
90º a nuestra izquierda, de manera que cambiamos la dirección predominantemente
S-O que hemos traído desde Riofrío (distante a unos 6 km de aquí), con vistas
frontales hacia la sierra de Jibalto en este último tramo y que ahora
llevaremos a nuestra espalda. Por la dirección E y N-E, que va trazando el
arroyo Salado, cuya orilla izquierda, pasará a convertirse en nuestro
improvisado camino a seguir en los dos próximos kilómetros.
Las numerosas madrigueras de
conejos denotaban la abundancia de estos roedores en esta zona, en la que
Chuckie no tardó en hacer alardes de su instinto cazador, mientras tanto, el
grupo avanzaba en fila india por el sendero de cabras que discurría por el
margen izquierdo del arroyo Salado, y los menos íbamos caminando por el mismo
cauce la mayor parte del tiempo, eso sí, de momento, casi siempre sobre rocas,
pues el caudal a penas era un hilillo de aguas verdosas con espumarajos blancos
de dudosa procedencia, que no invitaban precisamente al baño.
Parece mentira,
que este modesto arroyo, fuera en octubre de 2007, el responsable de las graves
inundaciones que padeció Rofrío con grandes daños en su piscifactoría, donde
llegaron a morir 200.000 truchas y 1.000 esturiones, además de otros daños en
viviendas y negocios. En su día, los romanos, expertos en explotar los recursos
naturales de cada lugar, hicieron negocio con las sales del arroyo.
Aún no eran las 13.00 pm, pero el
sol ya empezaba a apretar, mientras el grupo caminaba junto a abundantes
retamas y esparto, donde no tardaron en toparse con la presencia de abundantes
garrapatas, que se fueron quitando los compañeros tras revisarse una y otra
vez, camisetas, mochilas, pantalones largos y cortos, entre el repelús de tan
desagradable parásito y las risitas de cachondeo, el caso es que la mayoría de los que llevában pantalón corto acabaron con las piernas bombardeadas de picotazos.
A partir de ese momento,
fueron ya varios los compañeros que escogieron progresar por el mismo cauce del
arroyo Salado, que sigue haciendo honor a su nombre. De hecho, a lo largo de
los dos primeros kilómetros caminando junto a él, no nos encontramos con el
menor rastro de una triste rana, galápago, pececillo o mucho menos libélulas,
que sólo suelen habitar en aguas limpias.
Tras unos dos kilómetros caminando
junto al arroyo Salado, nos topamos con un puentecillo, donde se le planteó al
grupo la opción de seguir por el mismo cauce del arroyo para adentrarnos por el
pequeño desfiladero conocido localmente el Cerrajón ó Garganta del Barrancón del Arroyo Salado. O bien, abandonar el
cauce del arroyo Salado, accediendo a la pequeña carretera local, que pasa sobre el
puentecillo y que une las localidades de venta del Rayo con la pedanía de Fuente Camacho, prosiguiendo por un olivar, en dirección NORTE, quedando la
angostura del Barrancón a nuestra izquierda (ESTE) con las omnipresentes estru8cturas del nuevo puente del AVE: Málaga-Granada (en la imagen de abajo).
Y la pedanía de Venta del Rayo un kilómetro a la derecha (OESTE),
viniendo a salir a la cercana pedanía de La Atajea, un kilómetro y medio mas
allá, a la altura de un antiguo puente, unos 100 m aguas debajo de un generoso
Nacimiento, donde nos volvimos a
reencontrar con el resto del grupo una hora después de que un reducido grupo de
compañeros hubiésemos vivido nuestra pequeña aventura por las intermitentes
angosturas del denominado Barrancón del arroyo Salado, con rincones de gran
belleza, inevitablemente profanados en su parte central por los pilares y
amasijos de grandes estructuras metálicas correspondientes al puente del AVE.
Paralelo al antiguo puente de hierro construido en el año 1873, de la escuela de Eiffel, por donde todavía
sigue pasando la actual vía del tren, entre Málaga y Granada.
Pero sin duda alguna, el factor mas
preocupante del arroyo Salado es el lamentable estado de sus aguas, que además
de su evidente salinidad, arrastra un alarmante nivel de contaminación,
posiblemente desde su Nacimiento próximo a la pedanía de Fuente Camacho, donde
presumiblemente se encuentra el origen del mal.
El 28 de marzo de 2010 aparecía la
siguiente información en http://www.erllano.org/,
titulado: “DESASTRE ECOLÓGICO EN LOJA
(GRANADA)”
VERTIDOS QUÍMICOS PROCEDENTES DE
LAS OBRAS DEL AVE ALCANZAN A DIFERENTES ARROYOS Y RÍOS DE LOJA Y PROVOCAN DAÑOS
EN LA GANADERÍA Y LA FAUNA
Primero reventó la balsa de
almacenamiento de los lodos y los residuos producidos por los trabajos de la
tuneladora, entre los que se encontraban determinados productos químicos, y que
se produjo en la cabecera del Arroyo de la Viñuela, en el término municipal de
Loja. Después esos vertidos se están depositando en la zona de bosque
mediterráneo cercano a Fuente Camacho y muy próximo a las lagunas de Salinas,
paraje natural protegido por la Junta de Andalucía, dado su valor ecológico y
ambiental. Y actualmente siguen los vertidos de productos químicos
contaminantes, detergentes líquidos, a los arroyos Salado, Charcón y Tajea, que
desembocan en el río Frio (con coto intensivo municipal de pesca de truchas y
con explotación de piscifactorías de trucha y esturión-caviar y de alto valor
turístico y medioambiental para Loja) que a su vez vierte al río Genil.
Según las informaciones de que disponemos, esos pueden estar considerados
como de alta toxicidad. Existen numerosas denuncias por daños al medio
ambiente, a la agricultura y al ganado. Se contabilizan ya, según denuncias,
más de 70 cabras muertas, más de 60 mal paridas, y se desconoce el número de
cabras y ovejas enfermas y/o afectadas por haber bebido del agua contaminada.
También se ha producido la muerte de numerosos ejemplares de trucha en el
propio Coto Intensivo Municipal de Pesca de Riofrío. Se desconoce el alcance de la contaminación respecto a la fauna silvestre: conejos, perdices que sí vimos en abundancia, pero no así la fauna anfibia o acuática como: peces, tortugas o ranas de las que no encontramos el menor rastro. Sabemos que existe denuncia por parte del Seprona. Y que existe abierto un sumario en el Juzgado de Loja, por la muerte y/o enfermedad de más de 100 animales, pero por desgracia, ¡que pocas denuncian de este tipo prosperan en España!, tal vez porque tengamos a los políticos mas corruptos, hipócritas e hipócritas de toda Europa.
Unos 500 m aguas abajo, de los
enormes pilares que soportan el nuevo puente, el cauce del arroyo, empieza a
recibir aportes de nacimientos de frías aguas cristalinas, perfectamente
potables que comienzan a ser canalizadas por una acequia que discurre unos 5 m
por encima del cauce.
De la acequia se surten las casas y huertas de La Atajea,
con muchas bombas eléctricas que extraen el agua de la misma.
Se trata de un angosto camino de
acequia, por donde nos fuimos reencontrando con el resto de compañeros que iban
caminando por allí arriba en fila india, mientras que nosotros caminábamos por
las turbias aguas del arroyo Salado, cuya temperatura empezaba a notarse cada
vez mas fría, conforme iba recibiendo las aguas de estos manantiales
tributarios que le llegaban en la mayoría de los casos del margen derecho.
Comenzando a formarse un precioso bosque de galería donde abundaban las higueras, mezcladas con chopos, zarzamoras, yedras y enredaderas, que le dan un aspecto selvático y lleno de vida en contraste con el aspecto apocalíptico que nos habíamos encontrado.
Los buganvillas cubrían parte del puente y los muretes de piedra del entorno, denotando la riqueza del agua del entorno, que volvía a aumentar en calidad y cantidad, como ya habíamos comprobado aguas arriba a escasa distancia, encontrándonos con magníficos nacimientos que entregaban sus frías y cristalinas aguas al arroyo Salado, que ya encontrábamos mas frías.
Finalizado el almuerzo, reiniciamos la caminata hacia el cortijo del Barrancón, dejando a nuestra espalda vamos dejando la pedanía de La Atajea.tomando ahora un ramal de pista vecinal entre varias fincas, como el caserío de La Palanquilla, que dejaremos a la derecha o el molino del Palanquín a la izquierda, llegando a una antigua era, junto a unas rinas, donde debemos estar atentos, porque la pista terriza por la que venimos, continúa de frente, dirección NORTE, mientras que nosotros debemos desviarnos por un ramal secundario a la derecha, dirección OESTE, llegando unos 500 m después a un rudimentario puentecillo de madera, que cruza las aguas, del recién nacido Río Frío, cuyo nacimiento se encuentra a unos 200 m de este puente, al que llegamos unos 200 m río arriba.
Encontrándonos con uno de esos lugares de poder que se percibe en el ambiente, con un magnetismo muy especial, donde el agua brota de los pies de un roquedal.
El agua es tan pura y cristalina en este lugar, que muchos compañeros repusieron aquí sus botellas de agua directamente del Nacimiento.
Como comentaba recientemente en una entrevista el biólogo y director de la piscifactoría y la empresa Caviar de Riofrío, Alberto Domezain Fau, no habría sido posible conseguir la pervivencia y recuperación del esturión si no fuese por la limpieza y temperatura en todo el cauce y durante los doce meses del año.
Tal y como podemos comprobar en este lugar, el agua del río surge del interior de las montañas de Loja, concretamente de la vertiente occidental de la sierra del Hacho. Son aguas subterráneas que se mantienen a bajas temperaturas y que al brotar logran mantenerse al menos en un recorrido de a penas dos kilómetros aguas abajo hasta desembocar en el Arroyo Salado.
Curiosamente, algunos inviernos, se han dado casos de tener temperaturas de once grados bajo cero en los alrededores del cauce y el agua estaba a 15 grados, incluso la ribera como tal se encontraba muy por encima de la temperatura que registrábamos a una decena de metros del cauce.
El recorrido, junto a la ribera del río Frío, desde su nacimiento, hasta la pedanía de su mismo nombre, de apenas 2 km de distancia, es una auténtica gozada, donde vamos caminando por un precioso bosque de galería, salpicado de ruinas de antiguos molinos, bajo una sombre muy frondosa y el rumor de las aguas cristalinas, que nos trasladan a los ambientes rurales de la Galicia profunda.
En las zonas donde el cauce se abre mas, entra el sol, el cauce tiene a ensancharse y la corriente tiende al remanso, llama la atención cómo proliferan las poblaciones de anfibios, como los galápagos autóctonos, que han colonizado las riberas. Hace unos años no había vegetación lagunar en las riberas de Riofrío, simplemente se encontraban las clásicas mimbreras, zarzas, juncales y otras especies de plantas aromáticas propias de los entornos de los cauces de agua como mentas fuertes (mastranzos), Ruibarbo de los pobres, álamos, sauces y tarajes.
Pero ahora, tras una serie de intervenciones llevadas a cabo por parte de los biólogos responsables de la piscifactoría, hay vegetación lagunar, aneas, carrizos y plantas acuáticas, macrofitos, que cumplen una importante función, la de depurar las aguas, hasta el punto de que al caminar por sus aguas tenemos la sensación de estar cometiendo poco menos que un sacrilegio.
En cualquier caso, un kilómetro aguas abajo del Nacimiento, llegamos a un puente de hierro, casi a ras de agua, curiosamente semi vallado en la parte de abajo, de manera que nos corta el paso. Siendo este lugar, donde aquellos que escogen la versión acuática, deben abandonar las frescas aguas del cauce y seguir caminando por el bucólico sendero de la orilla derecha, que pasa junto a una hermosa alameda y grandes sauces, que nos acompañaran hasta la ya, próxima pedanía de Riofrío, donde nos encontramos con varias familias disfrutando del frescor de su ribera y la magia de su entorno, al tiempo que pasábamos junto algunos carteles que rezaban: “prohibido bañarse en estas aguas”.
Y es que no podemos
olvidar que para los vecinos de Riofrío estas aguas son poco menos que sagradas
y valoran de forma muy positiva la calidad ambiental del río junto al que
viven, e incluso presumen de que haya patos salvajes en su entorno. Hasta hace
poco tiempo había que echar a los furtivos que acudían a la piscifactoría para
cazarlos, pero ahora la gente entiende que son parte importante del atractivo
de esta zona. En el interior de la población, los patos se han hecho parte
inherente del paisaje y son un aliciente para las familias que se acercan a
pasar el día en Riofrío. Una de las diversiones es echar de comer a los ánades,
aunque se trata de una práctica que no debería permitirse ya que genera una
intromisión en la vida salvaje y que los patos se acostumbren a una forma de
conseguir comida que no es la adecuada para ellos, pero al fin y al cabo, dicen
en el pueblo, es un atractivo y ya son casi domésticos.
Por otyra
parte como nos comentaba el Maestro geobotánico Don José Guerrero, en las
riberas de Riofrío, (incluyendo también el arroyo Salado a su paso por esta
pedanía), hay poblaciones de rabilargos, que aprovechan la estabilidad de
temperaturas de las aguas y la presencia humana, además de urracas y una gran
cantidad de especies de pajarillos paseriformes, currucas, petirojos, pinzones,
lavanderas, herrerillos, carboneros y ruiseñor bastardo, que suena
insistentemente entre los carrizales, además de los omnipresentes gorriones. Toda
esta variedad no sería posible si el río y su entorno perdiesen su esencia
natural, que junto con la calidad de sus aguas es mantener esa temperatura
constante de 15º C.
Una vez
finalizada la ruta y como no podía ser de otra manera, siguiendo la sugerencia
de nuestros anfitriones Manolo y Carmen, tomamos la terraza del Mesón Rio Frío,
lugar altamente recomendable por su buen servicio y tapas gratuitas,
generosamente servidas con cada cerveza o bebida en general, al mas puro estilo
granadino, donde estuvimos disfrutando de una distendida charla, volviendo a ser
sorprendidos por nuestro admirable compañero Romualdo Estevez, el “Trovador de
la Senda” que junto con un pequeño grupete de improvisados colaboradores, tras
una elocuente introducción, nos recitaba
con magnífica entonación y mejor humor lo siguiente:
El momento poético de hoy se mueve entre ironía, sarcasmo,
humor. Pero requiere de una introducción,
de un
preámbulo que nos ponga en situación y nos ayude a penetrar en el
alma del
poema. Ése es el objeto del
siguiente prólogo.
Bueno, prólogo..., pequeño prólogo...; bueno, pequeño, pequeño... ¡Pero qué importa
el tamaño! ¿O sí que
importa?
Efectivamente, va de sexo. Os preguntaréis por qué, por qué, por qué…
Responderé en tres palabras: ¡YO - QUÉ - SÉ! ¿No es acaso el tema preferido en
nuestras rutas? Está comprobado. Cualquier circunstancia vale y cualquier momento es bueno para sacarlo. A
veces el coloquio es tan general y tan intenso que provoca errores de
orientación imperdonables. Como el que se produjo el otoño pasado
en la Dehesa de Camarate subiendo al “Pico Los Califas”.
Íbamos tan colgados en las batallitas eróticas que contaban algunos evocando sus años locos de Torremolinos, que perdimos el rumbo a pesar del mapa, del
G.P.S. y de la perfecta señalización del cruce que debimos tomar dos o tres kilómetros
antes.
Los aspectos sexuales que se tocan
son de todo tipo, pero el que se lleva la palma es, sin
duda, el del tamaño de la cosa masculina. Y se aborda con libertad, con
naturalidad, con gracia..., y con propiedad; llamándola por su nombre. Bueno,
por sus nombres, porque tiene muchos. Aquí van algunos:
pija, nabo, cola,
verga, tranca, rabo,
churra, porra, falo,
pene,
pito, mango,
pilila, carajo,
cipote, vergajo.
Hay que aclarar que esta obsesión por el tamaño del miembro no la padecen sólo los miembros de Pasos Largos. Está
presente en la barra de cualquier
taberna, y en los chistes y bromas de cualquier tertulia. Y la pregunta es: ¿Por qué tanta preocupación social por este asunto?
Yo lo he
investigado, recogiendo y analizando información de más de
cien foros femeninos de Internet donde me colé con el seudónimo de
“Pitomana” y haciendo preguntas como éstas: ¿El tamaño importa? ¿Hay penes que dan pena?
Pues
bien, de las
más de mil mujeres consultadas, sólo un 1 %
mostró cierto interés por el tema. Las demás pasaron por alto lo del tamaño
y se centraron en otros
aspectos como la versatilidad, la solidez, lo que dura dura..., y sobre todo,
en la ausencia
de ritual, de
gestos, de caricias, de ternura, a la hora de afrontar un encuentro
amoroso. Resumiendo: de lo que ellas se quejan es del “aquí te pillo, aquí te
mato”. El problema del tamaño lo tiene el hombre y no en el paquete, sino en el
coco.
Fin del prólogo.
Pasemos ahora
al poema. Su título,
“Un burdo rumor”.
Su autor, Javier Krahe, que
también le puso
música, pues lo escribió
para ser cantado. Y eso es lo
que haremos nosotros. El estribillo corre por vuestra cuenta. Vamos a
ensayarlo:
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor
UN
BURDO RUMOR
No sé tus escalas
por lo tanto eres muy dueña
de ir por ahí
diciendo
que la tengo muy pequeña.
No está su tamaño
en honor de la verdad
fuera de la ley
de la relatividad.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor.
Ciertamente es un burdo rumor.
Pero como veo
que por ser tú
tan cotilla,
va de boca en boca
y es la comidilla,
En vez de esconderla
como haría el avestruz,
tomo
mis medidas:
hágase la
luz.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor.
Una encuesta he hecho a mi alrededor.
respondieron a esta encuesta
de las cuáles una
no
sabe, no contesta.
Y en las otras doce
división, como
veréis:
se me puso en contra
la
mitad, es decir, seis.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor.
Otras
seis francamente a favor.
Y si
hubo reproches
fueron, en resumen,
por su rendimiento,
no por su volumen.
Y las alabanzas,
que también hubo un montón,
hay que atribuirlas
a una cuarta dimensión.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor.
Ah, que a veces soy muy cumplidor.
Mi mujer, incluso
dijo: “aunque
prefiero
como tú ya
sabes
la del jardinero,
Por
si te interesa
pon que estáis a la par.
Sólo que
la suya
es mucho menos familiar”.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor,
“nunca
olvida traerme una flor”.
Es mísero, sórdido
y aún diría tétrico
someterlo todo
al sistema métrico
No
estés con la regla
más de lo
que es natural,
te aseguro chica
que eso puede ser fatal.
Y aunque en rigor no es mejor
por ser mayor o menor.
Yo
que tú consultaba
al doctor López Ibor.
No hay comentarios :
Publicar un comentario