Itinerario : Loma del Chaparralón - Pinturas Rupestres de Cuevas Bermejas - Cañón del Rio Velillos.
(Castillo de Moclín, visto desde la sierra de la Hoz, fotografía por Rafael Molina).
Cómo llegar: Circulando por la autovía A-92 dirección Guadix/Almeria, ya
cercano al municipio de Granada, nos saldremos en la salida señalizada P.K. 236
- Pinos Puente, donde enlazaremos con la concurrida N-432 Córdoba-Granada,
tomaremos dirección Córdoba, dejando a nuestra derecha la parte principal del
núcleo urbano de Pinos Puente, y poco después de dejarlo atrás, abandonaremos
la N-432, desviándonos hacia Moclín-Olivares, por la carretera provincial
GR-3413, buena carretera que discurre paralela al valle del río Velillos, que al
principio queda a nuestra izquierda y un poco mas adelante a nuestra derecha,
mientras vamos dejando a nuestra espalda la Vega de Granada. Poco a poco nos
iremos aproximando a unos imponentes tajos donde se adivina el tramo mas
espectacular del cañón del Río velillos, cuyas colosales dimensiones, contrasta
con el dócil paisaje de la gran vega que acabamos de dejar atrás. Llegados a
una última bifurcación de carretera con forma de “T”, tomaremos el ramal de la
derecha, que es el que en poco mas de 5
minutos nos lleva hasta el pueblo de Olivares, unos 10 m después de cruzar el
puente sobre el río Velillos, nos resultará fácil aparcar para realizar la
versión de la ruta que describimos en esta crónica.
Sin embargo,
si lo que pretendemos es hacer la versión tradicional del cañón del río
Velillos, al llegar a la entrada de Olivares, justo antes del mencionado
puente, no lo cruzaremos, sino que nos desviaremos a la izquierda (casi de
frente tal y como llegamos), siguiendo las indicaciones de “Ruta de senderismo,
río Velillos” llegando en apenas de 5 minutos al inicio del recorrido en su
versión mas clásica.
Principales
alicientes:
La
ruta por La Hoz del Río Velillos es un paseo circular por la historia. La
excursión ofrece una visión global del extremo oriental de la comarca del
poniente granadino, existe una variante de este recorrido donde se pueden
visitar abrigos rocosos donde teóricamente existen pinturas rupestres (sólo
visibles para los ojos mas expertos).
A
la sierra que atraviesa este cañón se la conoce como sierra de Gollizno, que es
como localmente se denominan a los estrechamientos en el cauce de un río. Si
bien, no estamos hablando de un pequeño cahorro como el río Chíllar o el mas
cercano Monachil, ni tampoco una cerrada, como la cerrada de Elías en el río
Borosa (Cazorla), todos estos ejemplos, aunque preciosos, son una miniatura, al
lado de este sorprendente cañón del río Velillos.
Un puente colgante cruza el cauce y discurre por un
sendero delimitado por barandillas de madera, a veces acompañadas por tramos de
grandes cuerdas o maromas, que recorre la totalidad de la garganta, donde no
faltan rincones mágicos como el gran petroglifo por donde discurre el agua,
junto a una de las fuentes que nos encontramos en este mágico sendero.
El río Frailes o río Velillos: nace en la
provincia de Jaén, a escasa distancia de la localidad de Frailes, donde se le
conoce con el nombre de este mismo pueblo, poco después pasa junto a las
pedanías de El Nogueral, Ribera Alta, Ribera Baja. A la altura de la casa de
Los peñones, por su margen derecho se le une el arroyo Salograr, poco después
se le une el arroyo palancares, también por su margen derecho y a escasa
distancia del cortijo de La Sabia, se le une por su margen izquierdo el río
Mures, que recibe su nombre de la localidad que se encuentra a unos 4 km al
norte de esta unión de ríos. Unos 5 km aguas abajo, aproximadamente a la altura
del cortijo de La Huelga, se le comienza a conocer como río Velillos.
Manteniendo la mayor parte del tiempo una trayectoria que va de N-O (aguas arriba), hacia S-E (aguas abajo). Después de cruzarse con la trayectoria de las carreteras locales: GR3416 y GR3408 Móclín-Tózar, el dócil paisaje de vaalle abierto y perfil alomado salpicado de fincas y cortijadas, cambia drásticamente para adentrase en el cañón que lleva su nombre, abriéndose paso entre el tajo de Las palomas a la derecha y el tajo de La Hoz a su izquierda, creando un paisaje grandioso hasta llegar a la localidad de Olivares, cuyo telón de fondo (hacia el norte) es este impresionante cañón.
Manteniendo la mayor parte del tiempo una trayectoria que va de N-O (aguas arriba), hacia S-E (aguas abajo). Después de cruzarse con la trayectoria de las carreteras locales: GR3416 y GR3408 Móclín-Tózar, el dócil paisaje de vaalle abierto y perfil alomado salpicado de fincas y cortijadas, cambia drásticamente para adentrase en el cañón que lleva su nombre, abriéndose paso entre el tajo de Las palomas a la derecha y el tajo de La Hoz a su izquierda, creando un paisaje grandioso hasta llegar a la localidad de Olivares, cuyo telón de fondo (hacia el norte) es este impresionante cañón.
A
partir de Olivares, cambia su trayectoria N-O a S-E por la trayectoria N a S,
hasta entregar sus aguas al río Cubillas, unos 3 km al sur de Casanueva, y unos
5 km al oeste de Pinos Puente, ya en plena Vega de Granada.
El
estado de las aguas del río Velillo a su paso por el cañón en según qué tramos
son de aspecto turbio, presumiblemente contaminadas aguas arriba, aunque en las
pozas anchas donde el cauce discurre mas remansado se observa un fondo de aguas
aparentemente cristalinas. No obstante, su caudal es muy irregular, alternando
años de crecidas que no hace mucho se llevaron por delante parte de las
pasarelas del sendero (actualmente arregladas) con un caudal muy pobre en
verano. Debido en parte a la sobre explotación de su cauce, mediante acequias
aguas arriba.
Recorrido: Esta versión la realizamos con trazado circular en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Longitud aproximada: 20 km
Desnivel aproximado: 900 m (equivalentes a La Maroma desde El Robledal).
Dificultad: Media-Alta por el desnivel y la distancia. Técnicamente no tiene ninguna dificultad.
Tipo de camino: 40% carril terrizo, con algunos tramos asfaltados. 10% calles y pistas asfaltadas por el casco urbano de Olivares y barriada de Las Majadillas, pequeño tramo de la carretera provincial GR3408 Móclín-Tózar; 30% senderos, veredas de cabra y pequeños tramos campo través; 20% sendero del cañón del río Velillos
Recorrido: Esta versión la realizamos con trazado circular en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Longitud aproximada: 20 km
Desnivel aproximado: 900 m (equivalentes a La Maroma desde El Robledal).
Dificultad: Media-Alta por el desnivel y la distancia. Técnicamente no tiene ninguna dificultad.
Tipo de camino: 40% carril terrizo, con algunos tramos asfaltados. 10% calles y pistas asfaltadas por el casco urbano de Olivares y barriada de Las Majadillas, pequeño tramo de la carretera provincial GR3408 Móclín-Tózar; 30% senderos, veredas de cabra y pequeños tramos campo través; 20% sendero del cañón del río Velillos
Participantes: Desde Huelva vino: Teresa “Arwen de
Rivendel”. Desde Cabra (Córdoba): Rafael “El Califa”. Desde Málaga interior: Casarabonela:
Rosa de la Comarca y su amiga Gundhil “La Sirenita de Cophenage”; desde Santa
Rosalía: Arwen “La Perela de Venezuela” y su hijo Irving. Desde Cártama: Carlos.
Desde Alhaurín el Grande: Antonio Francisco “La Locomotora de Alhaurín” y José
Manuel “El hombre que hizo retumbar la montaña”.
Desde
distintos puntos de la Costa del SOL: Ilse “La gacela de la Selva Negra”
(Medalla de Plata en las Olimpiadas de Munich 1972); Pepe Guerrero “El Maestro
Geobotánico”, Paco Jaime “El Florentino Pérez del Senderismo Andaluz”, Paco el
Generoso, Miguel Fortes “El Marqués de la Viñuela”, Paco Batista “El Último
Patriota”, Emilia “La de los labios sensuales”, Luciana “La Garza de Montevideo”,
Paqui “La Pacificadora”, Rafael “El Retorno de Elvis”, Manuel Estebán, Marlise “La
banquera suiza”, José manuel Vázquez “El Coleccionista de vértices geodésicos”,
Marita “La Chispa de la Vida”, Eduardo Campos “El Último Samurai”, Sancho Adam “Master
Chef”, Maria del Mar, Andrés “El Idealista”, el Doctor Leal, su hijo Alberto,
nuestro guía manuel manzanares “El Cartógrafo de su majestad” y un servidor:
Juan Ignacio Amador.
Bibliografía: Reportaje publicado en el Diario IDEAL de Granada el 3 de junio de 2013 y en la revista especializada Waste
Magazine.
Autores: Juan
Enrique Gómez y Merche S. Calle.
Página web
del ayuntamiento de Moclín.
Crónica: Juan Ignacio Amador
Fotografías: Rafael Molina, Alberto Pino, Doctor Leal, Antonio Francisco Gallego, José manuel Vázquez, Rosa Blanco y Juan Ignacio Amador.
Resúmen del itinerario:
Fotografías: Rafael Molina, Alberto Pino, Doctor Leal, Antonio Francisco Gallego, José manuel Vázquez, Rosa Blanco y Juan Ignacio Amador.
Resúmen del itinerario:
Una vez
repartidos los mapas de la ruta, las tarjetas federativas y carnets de socios.
Se procedió a la charla de introducción de ruta por parte de nuestro guía Don
Manuel Manzanares y echamos a andar por la calle Batán Alto, donde estaban
montando los tenderetes del mercadillo de los sábados por la mañana.
Los orígenes
de la localidad de Olivares son relativamente recientes, ya que datan del siglo XVI cuando los lugareños acudían
a misa a la ermita de las Angustias. De hecho a día de hoy se la considera una
pedanía de Moclín, cuyo nombre aparece reflejado en todas las placas repartidas
a lo largo del sendero en la ruta del cañón del río Velillos, conocida
localmente como ruta del Gollizno. Olivares, se nos presenta como un pueblo
tranquilo donde se puede escuchar el sonido del agua del río Velillos que
atraviesa el pueblo en su descenso desde el cañón hasta la Vega de Granada.
Dispone de varios barrios diseminados muy pintorescos, con un precioso telón de fondo, salpicado de almendros en flor entre comienzos de febrero y mediados de abril.Desde la localidad de Olivares, las vistas hacia los tajos del cañón del Velillos ya son impresionantes, a la belleza del paisaje hay que sumarle el hechizo de la fortaleza árabe de Moclín, encaramada sobre la parte alta, en la margen izquierda del cañón, tal y como lo contemplamos desde Olivares (sur).
Dispone de varios barrios diseminados muy pintorescos, con un precioso telón de fondo, salpicado de almendros en flor entre comienzos de febrero y mediados de abril.Desde la localidad de Olivares, las vistas hacia los tajos del cañón del Velillos ya son impresionantes, a la belleza del paisaje hay que sumarle el hechizo de la fortaleza árabe de Moclín, encaramada sobre la parte alta, en la margen izquierda del cañón, tal y como lo contemplamos desde Olivares (sur).
El origen y
la historia de Moclín como fortaleza corren paralelos a los del Reino Nazarí de
Granada. Su nombre procede del árabe Hins Al-Muclin, ("fortaleza de las
pupilas") en alusión a su clara condición de vigía permanente. El castillo
se construyó en el siglo XIII sobre un elevado escarpe, situado por encima de
los 1.100 msnm. para proteger el camino que conducía a la Vega de Granada.
Tierra de frontera en muchas etapas, para los nazaríes se convirtió en el
"escudo de Granada", sobre todo a partir de la conquista de Alcalá la
Real en 1341 y de Castillo de Locubín por parte de las tropas castellanas
de Alfonso XI. Entre esta fecha y 1486 se alternaron periodos de escaramuzas, con
periodos de entendimiento entre ambos bandos, pues una vez mas la guerra hacía
tiempo que se había convertido en un auténtico negocio para mercaderes o
soldados mercenarios en ambos bandos que luchaban a favor del mejor postor.
Finalmente
los Reyes Católicos, en su guerra total contra Granada, vieron necesaria la
toma del lugar. En Septiembre de 1485, el Conde de Cabra (antepasado de nuestro
amigo y compañero de rutas Rafael García Aguyó) dirigió una hueste de cien
caballeros y tres mil peones contra la localidad de Moclín y El Zagal. Enterado
Almutamid, de los planes del cristiano, apostó en la fortaleza a mil jinetes y
más de mil infantes. El resultado fue un estruendoso fracaso de los castellanos
en los Campos de la Matanza. La conquista definitiva de la fortaleza se llevó a
cabo el año siguiente, después de la caída de Loja. La población capituló el 26
de Julio de 1486, tras tres días de asedio. Como recuerdo de ese suceso, se hizo
la réplica de una lombarda, cañón de gran calibre que posibilitó la conquista
de esta villa, dejando el camino expedito para la de Granada, convirtiéndose en
una de las siete villas obligadas al mantenimiento de Granada.
Los Reyes
Católicos, acompañados por gran parte de la Corte de Castilla, pasaron largas
temporadas en la fortaleza de Moclín, entre 1486 y 1492. Como en tantos otros
enclaves de Andalucía, Murcia o Extremadura, la repoblación del lugar se llevó
a cabo por personas procedentes del norte peninsular con gran rapidez,
convirtiéndose en una población eminentemente agrícola y ganadera donde la
mayoría eran campesinos asalariados.
Desde la calle
Batán Alto (de Olivares), nos desviarnos a la derecha (dirección ESTE),
adentrándonos por la calle Casillas, ante las miradas curiosas de algunas
vecinas, que en mas de una ocasión, nos avisaban que la dirección que
llevábamos no era la de la ruta tradicional del río Velillos, (tal es la fuerza
de la costumbre de todos los excursionistas que visitan esta localidad),
dándole las gracias por el aviso y aclarándoles al mismo tiempo que ya lo
sabíamos, que en primer lugar teníamos pensado subir a la sierra de La Hoz.
Tras lo cual nos miraban aún con mayor extrañeza.
La prolongación de la calle Casillas, ya es una pista asfaltada conocida como camino del Olivar Alto, que nos lleva a un cruce en forma de “T” donde debemos tomar hacia la derecha, señalizado en dicho cruce con el nombre de “Las Majadillas” que es la barriada hacia donde seguimos caminando, de momento en suave ascensión por una pista asfaltada que atraviesa el olivar por el que vamos caminando, flanqueado de vez en cuando por algunos almendros, que en aquella jornada de primer sábado de marzo de 2015, estaban en el apogeo de su floración.
Al llegar a
la barriada de Las Majadillas, la pendiente aumenta y continúan
las expresiones de sorpresas de algunas vecinas viendo pasar a tan nutrido
grupo de caminantes, seguidos por las miradas curiosas de los gatos y perros,
que viven en este remanso de paz, con el sabor a antaño de vecinas que conviven
como familia (como antiguamente), puertas abiertas en las casas, macetas
colgadas en las fachadas, regaderas y palanganas de hojalata, los antiguos
lavaderos de Las Majadillas o la Fuente del Nacimiento, con ese sabor de
antaño, que los que ya tenemos una cierta edad aún recordamos de los pueblos
que visitábamos en nuestra infancia.
Esta
barriada de Las Majadillas hasta donde llega la pista asfaltada, se encuentra
asentada a los pies del Peñón Bermejo, que vamos a ir rodeando por su cara sur,
quedando éste a nuestra izquierda,
mientras continuamos en permanente
ascensión, avanzando entre almendros en flor y olivos.
Desde que dejamos atrás
esta pequeña barriada el camino es pista terriza y unos 400 m mas allá llegamos
a una nueva bifurcación, girando en esta ocasión a nuestra izquierda, la
pendiente comenta a aumentar progresivamente, poco a poco comenzamos a
aproximarnos al barranco de Las Salinas, quedando ya atrás definitivamente el
olivar que ahora cede el protagonismo al pinar de repoblación. Durante la
prolongada ascensión que tenemos por delante, lo vamos a llevar a nuestra
derecha. El Doctor Leal, llegó a comparar algunas curvas cerradas de esta pista
con la mítica ascensión del Tourmalet, en algunos tramos la pendiente es tan
fuerte que la pista se ha asfaltado, para evitar su degradación o las clásicas
cárcavas provocadas por las lluvias torrenciales, si bien, a pesar de la fuerte
pendiente en algunos tramos, el estado de la pista es muy bueno, para cualquier
vehículo 4x4.
Como era de
esperar, el grupo se fue estirando cada vez mas, debido al tremendo ritmo
impuesto por
Luciana “La Garza de Montevideo” y José manuel "El hombre que hizo los 101 en menos de 7 horas", que a pesar de venir con contrato en prácticas, dejó muy alto el pabellón, como digno primogénito del Doctor. Al llegar a la altura de un primer llanito por encima de los 1.000 msnm, al este del cerrillo de Parra. Hicimos una parada de reagrupamiento, donde aprovechamos para reponer algo de líquido y poner al día la lista de participantes para la ruta del sábado siguiente en el río Andarax (Almería).
Luciana “La Garza de Montevideo” y José manuel "El hombre que hizo los 101 en menos de 7 horas", que a pesar de venir con contrato en prácticas, dejó muy alto el pabellón, como digno primogénito del Doctor. Al llegar a la altura de un primer llanito por encima de los 1.000 msnm, al este del cerrillo de Parra. Hicimos una parada de reagrupamiento, donde aprovechamos para reponer algo de líquido y poner al día la lista de participantes para la ruta del sábado siguiente en el río Andarax (Almería).
Llegado a
este punto, hay una bifurcación de pista, tomando nosotros el ramal de la
derecha, que al principio discurre llana y progresivamente comienza a aumentar
su grado de inclinación, hasta llegar en pendiente continua a un collado,
situado a la altura del cerro Castillejos, que queda a nuestra derecha. En este
punto es donde abandonamos definitivamente la pista terriza que nos ha traído
hasta aquí arriba y tomamos un recién desbrozado cortafuegos a nuestra
izquierda, dirección OESTE, pasando junto a una desvencijada grúa, a través de
esta línea de cortafuegos, de mas de 20 m de ancho, entre la línea de pinar que
llevábamos a ambos lados. Al coincidir con la zona mas alta de la sierra de La Hoz, disfrutamos de bonitas vistas hacia Sierra Nevada, que hacía honor a su nombre.
En un
momento dado, el cortafuegos, dibujaba un ángulo recto, girando a nuestra
izquierda, manteniendo una trayectoria SUR, a lo largo de unos 300 m que
desembocaba en una pequeña plazoleta, salpicada de almendros y de numerosas
cajas de colmenas, que nos persuadieron lo suficiente, para abandonar esta
trayectoria y retomar nuestro rumbo OESTE, hasta llegar a un precioso mirador
natural en el extremo mas occidental de la Loma del Chaparralón, donde nos
hicimos la fotografía de grupo con el telón de fondo del tajo de Las Palomas en
la vertiente oeste del cañón del río Velillos, que ahora teníamos a nuestros
pies. Y por encima del tajo de Las Palomas, el cerro que corona el antiguo castillo
fortaleza de Moclín, con el núcleo urbano de esta población a su izquierda (al
sur de la fortaleza).
Hasta las
inmediaciones del campo de almendros donde se encontraban las colmenas
regresamos mas o menos, sobre nuestros pasos y a partir de aquí, atrochamos
campo través, por un terreno plagado de lirios morados y blancos, donde
caminábamos con cuidado de no pisar ninguno.
Uno se debatía entre parar el tiempo suficiente para conseguir una buena foto modo macro o no perder el ritmo que ahora imponía nuestro guía, Manuel Manzanares, que en cualquier caso tuvo a bien, hacer un alto en el camino, para hacer una parada de avituallamiento.
Uno se debatía entre parar el tiempo suficiente para conseguir una buena foto modo macro o no perder el ritmo que ahora imponía nuestro guía, Manuel Manzanares, que en cualquier caso tuvo a bien, hacer un alto en el camino, para hacer una parada de avituallamiento.
Finalizado
este primer avituallamiento, quedaba por delante un prolongado descenso por la
vertiente norte de la sierra de La Hoz, a donde habíamos subido, que por dar
vistas a la localidad de Tózar (acento en la “o”) los de esta localidad le llaman sierra de
Tózar, estimando oportuno nuestro guía, el monótono cortafuegos que baja desde
el cerro Castillejos, de tal modo que fuimos descendiendo en zig-zag por el
interior del bosque de pinos con la única referencia de tenues senderos de
cabra, manteniendo siempre dirección N,N-O, hasta unirnos al mencionado
cortafuegos que de momento había quedado oculto a nuestra derecha.
Ya desde el
cortafuegos, contemplábamos la localidad de Tózar, que recostado en una ladera
de suave perfil, rodeado por campos de cereal, campos de almendro y olivar, se
nos presenta como un típico pueblo andaluz, si bien, al igual que Olivares, es
otro anejo (o barriada) de Moclín. El nombre de Tózar, proviene del árabe Túsar, en
sus alrededores nos encontramos con dos torres albarranas, siendo la más
cercana la "Torre de las porquerizas". Los romanos dejaron también su
impronta :un silo en las afueras del pueblo y numerosas monedas, restos de
cerámica… en su conjunto arqueológico encontramos los restos de un dolmen de la
edad del cobre, una necrópolis visigoda. De la historia más reciente nos ha
quedado la memoria de las encarnizadas batallas que tuvieron lugar durante los
tres años de guerra civil, fiel testimonio son las numerosas trincheras que
podemos encontrar en los alrededores de Tózar.
Paradójicamente,
esta zona que es la más abierta del recorrido, es la que más se presta a
confusión, pues no existe ninguna señalización y la inercia te lleva a
descender hacia el olivar que se encuentra en el pie de monte, al que conviene
acercarse, pero sin llegar al mismo. De hecho, llegados a este punto, la mejor
opción, no es bajar hacia el olivar, sino mantenernos sobre la misma curva de
desnivel, faldeando a nuestra izquierda (en el sentido de la marcha), es decir
desviándonos dirección OESTE, volviendo incluso a introducirnos en el bosque de
pinos o en todo caso, manteniéndonos por encima de la parte alta del olivar,
también había algunos almendros, hasta llegar a un modesto barranquillo, que
desciendo desde nuestra izquierda, en paralelo al cual debemos ascender,
preferentemente por su margen izquierdo tal y como nos lo encontramos de
frente, hasta toparnos con una sucesión de abrigos rocosos, que en realidad no
son mas que grandes oquedades, conocidas localmente como cuevas Bermejas, que
reciben este nombre por el tono rojizo anaranjado de sus paredes, donde según
dicen se pueden encontrar restos de pinturas rupestres. Pero por más que nos
fijamos, no vimos, o no supimos ver nada y hasta dudo, que los del CSI tuvieran
huecos de distinguir restos de pinturas rupestres entre las tobas calcáreas.
Pegaba el
sol de lo lindo y se agradecía comer bajo la sombra que proporcionaba la visera
de las cuevas Bermejas. Aunque, como las sombras eran escasas y el grupo era
numeroso, José Manuel “El Hombre que hizo los 101 en 7 horas” y Antonio
Francisco “La Locomotora de Alhaurín” optaron por prolongar sus pasos hasta la
ladera de enfrente, para comer bajo la sombra de los almendros, donde
aprovechando la distancia de por medio,
disputaron un emocionante concurso de pedos, donde José Manuel “El Hombre que
hizo los 101 en 7 horas” quedó campeón con un monumental zumbido del que fui
testigo a mas de 100 m, tal fue la potencia que antes del atronador sonido, lo
sentí, cuando la botella de nestí que tenía apoyada en una roca, rodó ladera
abajo, como consecuencia del pequeño movimiento sísmico.
Recuperados
del susto y finalizado ya el almuerzo, para no regresar sobre nuestros pasos
hacia el olivar, donde también se encontraban algunos ejemplares de almendro.
Nos pusimos
en marcha, descendiendo hacia el fondo de la cañada, para a renglón seguido
ganar un poquito de altura y comenzar a faldear hacia la parte alta del olivar,
donde vinimos a reagruparnos, dirigiendo nuestros pasos hacia el modesto arroyo
de Tózar con las vigilantes torres almenaras en lontananza, enlazamos con la carretera provincial GR 3408 Móclín-Tózar,
tomándola a la izquierda, es decir, dirección Moclín, hasta que justo después
de que la carretera pase por encima del río de Los Frailes, conocido en Granada
como Velillos, abandonamos esta carretera tomando una pista terriza que en sus
comienzos discurre paralela a una valla metálica, frente a nosotros se alza
majestuoso el cerro coronado por la estratégica fortaleza de Moclín, toda la
vertiente norte de este cerro está cubierta por un denso bosque de pinos. Mas a
su izquierda dejándose ver a través del cañón que forman el tajo de La Paloma a
la derecha y los tajos de la Hoz a la izquierda despuntaba la cumbre nevada del
Veleta y mas adelante sus majestades Alcazaba y Mulhacén, completamente
nevados.
A nuestra izquierda quedan restos de antiguos cortijos y antes de darnos cuenta ya nos encontramos en un cruce de balizas a la derecha se nos señala la subida hacia Moclín 1,2 Km, que pueden resultar engañoso, porque la subida promete ser intensa hasta allí arriba, siguiendo el trazado del PR. A-84, allí mismo nos encontramos con un panel informativo de reciente colocación e inmaculado aspecto, donde se anuncia “Ruta Huellas del Pasado” que comunica las localidades de Moclín con Tozar, teniendo como punto común con nuestra ruta el tramo que íbamos a iniciar a continuación por el cañón del río Velillos, hasta que después del puente colgante se separaría, definitivamente del nuestro a través de un ramal que sube a la izquierda, hacia la cueva de Las Verdeas y mas adelante hacia las ya conocidas cuevas Bermejas, en cualquier caso, interesante opción para una futura ocasión, tal y como ya nos comentaba el amigo Carlos.
A nuestra izquierda quedan restos de antiguos cortijos y antes de darnos cuenta ya nos encontramos en un cruce de balizas a la derecha se nos señala la subida hacia Moclín 1,2 Km, que pueden resultar engañoso, porque la subida promete ser intensa hasta allí arriba, siguiendo el trazado del PR. A-84, allí mismo nos encontramos con un panel informativo de reciente colocación e inmaculado aspecto, donde se anuncia “Ruta Huellas del Pasado” que comunica las localidades de Moclín con Tozar, teniendo como punto común con nuestra ruta el tramo que íbamos a iniciar a continuación por el cañón del río Velillos, hasta que después del puente colgante se separaría, definitivamente del nuestro a través de un ramal que sube a la izquierda, hacia la cueva de Las Verdeas y mas adelante hacia las ya conocidas cuevas Bermejas, en cualquier caso, interesante opción para una futura ocasión, tal y como ya nos comentaba el amigo Carlos.
Pero
en cualquier caso nuestro siguiente hito, se encontraba a escasos metros,
descendiendo por una empedrada rampa que nos llevaría hasta el curioso
petroglifo, por donde corren las aguas de la Fuente de Corcuera, de ricas
aguas, que varios compañeros aprovechamos para saciar nuestra sed y reponer
líquido en nuestras botellas, pues a mas de uno nos cogió por sorpresa el
calorín de aquella jornada, preludio de primavera. Y es que de momento, en este
año marzo mayea, por lo que es de suponer que llegado el momento: mayo
marceará. La Fuente de Corcuera toma su nombre del cercano cortijo que hoy se encuentra en
ruinas. Se podría decir, que en esta fuente, comienza oficialmente el mágico
sendero del cañón del río Velillos, tal y como entramos desde el norte, por el
margen derecho del Cañón, según el sentido de la corriente, muy por encima de
nuestra cabezas y a nuestra derecha, se haya la localidad de Moclín y su
castillo fortaleza sobre la sierra que ellos llaman: sierra del
Marqués, sierra de Moclin o sierra del Gollizno.
Unos
100 m mas adelante, llegamos aun balcón con sus tablas de madera, desde donde
ya tenemos unas magníficas vistas hacia el interior del cañón. Desde el
Neolítico, una senda
marcaba el camino que sorteaba sierras y barrancos para comunicar con el
interior ibérico, actualmente nos encontramos con un sendero que a veces cuelga
sobre un cauce de aguas bravas. El sonido del agua se refleja en las rocas
de las grandes grutas.
Al llegar la primavera y el verano el graznido de las grajillas se mezcla con el silbido penetrante e insistente de las golondrinas, que planean a ras de agua. Bajo los grandes tajos de piedra modelada por el paso de milenios, el río Frailes, alterna su cauce entre rápidos y remansos, para regar sauces, granados, alamedas y huertas. Nace en tierras de Jaén y camina hacia el encuentro del río Cubillas que, a su vez, alimentará el Genil. El agua encontró la mejor forma de franquear las sierras que desde hace milenios separan las tierras del sur de la provincia de Jaén y el Poniente de Granada, un camino del agua que se convirtió en paso franco para los hombres del Neolítico y en senda para pastores y arrieros desde los guerreros íberos hasta los senderistas del siglo XXI. En Moclín, Tózar y Olivares, al río Frailes le llaman Velillos y al camino entre gargantas y cortados, los cañones del Gollizno, un paraje natural, cargado de historia, teñido por sangrientas leyendas de bandidos y arrasado por las crecidas de un río que se vuelve destructor en épocas de lluvias y tormentas. Pero también es un espacio que posee el poderoso atractivo de mostrar la fuerza del agua en toda su plenitud. Las viejas sendas, solo aptas para el paso de caballerías, se han convertido en caminos habilitados para senderistas y trazan una pequeña red de comunicaciones entre las tres localidades y los puntos clave de su historia.
Al llegar la primavera y el verano el graznido de las grajillas se mezcla con el silbido penetrante e insistente de las golondrinas, que planean a ras de agua. Bajo los grandes tajos de piedra modelada por el paso de milenios, el río Frailes, alterna su cauce entre rápidos y remansos, para regar sauces, granados, alamedas y huertas. Nace en tierras de Jaén y camina hacia el encuentro del río Cubillas que, a su vez, alimentará el Genil. El agua encontró la mejor forma de franquear las sierras que desde hace milenios separan las tierras del sur de la provincia de Jaén y el Poniente de Granada, un camino del agua que se convirtió en paso franco para los hombres del Neolítico y en senda para pastores y arrieros desde los guerreros íberos hasta los senderistas del siglo XXI. En Moclín, Tózar y Olivares, al río Frailes le llaman Velillos y al camino entre gargantas y cortados, los cañones del Gollizno, un paraje natural, cargado de historia, teñido por sangrientas leyendas de bandidos y arrasado por las crecidas de un río que se vuelve destructor en épocas de lluvias y tormentas. Pero también es un espacio que posee el poderoso atractivo de mostrar la fuerza del agua en toda su plenitud. Las viejas sendas, solo aptas para el paso de caballerías, se han convertido en caminos habilitados para senderistas y trazan una pequeña red de comunicaciones entre las tres localidades y los puntos clave de su historia.
Desde el
mirador de madera que nos encontramos unos 100 m mas allá de la Fuente de Corcuera (la del
petroglifo gigante en el suelo), el sendero zig-zaguea, una pasarela de grandes
cuerdas como maromas, hacen las veces de barandillas, mientras descendemos
hacia el interior de este desfiladero, con la sensación, de que las paredes que
nos flanquean se hacen cada vez mas altas a ambos lados. En el interior del
cañón nos encontramos con sauces, mimbreras, higueras, matorral ribereño
formado por rosales silvestres, moreras, juncales, aneas y frutales silvestres.
De entre la
abundante vegetación de ribera, formada por una alameda principalmente, me
pareció distinguir el canto del carbonero común (Parus major), el
petirrojo (Erithacus rubecula), y hasta
me pareció distinguir un martín pescador (Alcedo atthis), a modo
de flecha azul a ras de agua.
El sendero
continúa a través de una estructura de madera y metal adosada a la piedra del
gran cortado del tajo de Las Palomas, por encima del cual se encuentra, a más
de 300 metros de desnivel, el casco urbano de Moclín y su histórico castillo
fortaleza. Abajo, las aguas del Velillos discurren hacia los rápidos tras haber
sido remansadas en una presa que genera un espacio de vegetación ribereña a la
salida de la garganta, por el que el camino se interna entre bosques de álamos
y sauces.
A mitad del recorrido por el cañón nos
encontramos con el emblemático puente colgante, una magnífica estructura de
cables de acero construida en el año 2006 para facilitar el paso de una orilla
a otra, y no tener que buscar un punto de vadeo del río, que en ese lugar
discurre rápido y tumultuoso. Desde este puente colgante hasta Olivares a penas
nos queda un kilómetro y medio, pero este magnífico sendero requiere recorrerlo
con tranquilidad recreándonos con el paisaje.
Nada mas
cruzar el puente colgante, veremos cómo sale a nuestra izquierda el desvío del
sendero que mencionamos anteriormente como “Ruta Huellas del Pasado”, conocido localmente como el camino
viejo de Tózar, que pasa por las cuevas Bermejas y por un complejo arqueológico
altomedieval en el que existe una necrópolis con varias tumbas visigodas, silos
romanos y dólmenes, pero que se aleja de la cerrada del río Velillos. Alternativa
para aquellos que quieran recordar las andanzas por las veredas y cuevas del Bandolero
"Parrón", narradas por Pedro Antonio de Alarcón con el telón de
fondo de esta toceña pedanía moclinera.
A lo largo
del recorrido nos encontramos con varios paneles que anuncian esta ruta como cañón
del Gollizno, y mas adelante llegamos a la fuente de la Buena Ventura (690 msnm). El nombre de esta fuente
viene del hecho donde Pedro Antonio de Alarcón nos cuenta que allí fue donde en
1816 el bandolero apresó a un gitano que le leyó la buenaventura y después logró
escapar y delatarle ante los “Migueletes”.
Junto a la
fuente de la Buena ventura, nos encontramos con otro panel informativo del Tajo
de las Palomas y castillo de Moclín y que tenemos
justo encima de nuestras cabezas, en la vertiente que ya queda al otro lado del
río, una vez que hemos atravesado el puente colgante.
El sendero discurre ahora por un tramo mas abierto, aguas abajo, mas adelante comprobamos como el sendero se mantiene paralelo al trazado de viejas acequias, por donde el agua discurre regando las terrazas donde se mantienen pequeñas huertas similares a las que, desde hace dos milenios, cultivaron los pobladores ibero-romanos, ziríes y nazaríes, donde surgen fuentes y leyendas que recuerdan los tiempos en los que el bandido conocido como el Parrón, dominaba estos territorios y asesinaba a quien encontraba en el paso del Gollizno. Pues no hay que olvidar que aunque ahora recorramos este cañón con deleite, en otros tiempos fue lugar de crímenes y sangrientos enfrentamientos entre las tropas cristianas y musulmanas, en los años previos a la conquista de Granada.
El sendero discurre ahora por un tramo mas abierto, aguas abajo, mas adelante comprobamos como el sendero se mantiene paralelo al trazado de viejas acequias, por donde el agua discurre regando las terrazas donde se mantienen pequeñas huertas similares a las que, desde hace dos milenios, cultivaron los pobladores ibero-romanos, ziríes y nazaríes, donde surgen fuentes y leyendas que recuerdan los tiempos en los que el bandido conocido como el Parrón, dominaba estos territorios y asesinaba a quien encontraba en el paso del Gollizno. Pues no hay que olvidar que aunque ahora recorramos este cañón con deleite, en otros tiempos fue lugar de crímenes y sangrientos enfrentamientos entre las tropas cristianas y musulmanas, en los años previos a la conquista de Granada.
Al llegar a esta zona de acequias en la orilla contraria nos encontramos
con una antigua Fábrica de la Luz,
y unos
metros mas allá un puente metálico
construido tras las riadas que provocaron grandes destrozos en 2010, con
una placa incluida de restauración del año 2013, que nos cruza hacia la
margen derecha del río por donde la vereda comienza a transformarse en
incipiente pista terriza.
Unos metros
mas allá del puente llegamos a un azud o rudimentario embalse con pequeña
cascada incluida, tras la cual caminamos entre árboles frutales y algunas
especies típicas de ribera como sauces y álamos, tampoco faltan paneles
informativos sobre la flora y la fauna mas representativa del lugar.
También pasamos junto a un rudimentario puente de tablillas muy estrechito y en precario estado, que a buen seguro se utilizó como plan B, después de la última gran crecida. Poco a poco comenzamos a aproximarnos a las primeras casas de Olivares, dejando a nuestra izquierda un antiguo molino, reconvertido hoy en un hotel rural, abandonado a su suerte, 660 m mas allá del puente de hierro. Hasta que entramos en las calles de Olivares, vamos contemplando en todo momento a nuestra izquierda, al otro lado del río, fantásticos escarpes rocosos con curiosas formaciones y algunos márgenes de ladera tapizados por bosquetes de pinos (como se aprecia en la foto de abajo).
También pasamos junto a un rudimentario puente de tablillas muy estrechito y en precario estado, que a buen seguro se utilizó como plan B, después de la última gran crecida. Poco a poco comenzamos a aproximarnos a las primeras casas de Olivares, dejando a nuestra izquierda un antiguo molino, reconvertido hoy en un hotel rural, abandonado a su suerte, 660 m mas allá del puente de hierro. Hasta que entramos en las calles de Olivares, vamos contemplando en todo momento a nuestra izquierda, al otro lado del río, fantásticos escarpes rocosos con curiosas formaciones y algunos márgenes de ladera tapizados por bosquetes de pinos (como se aprecia en la foto de abajo).
Hasta que
llegamos a la localidad de Olivares, quedando el cauce del río a nuestra
izquierda, hasta que lo atravesamos por el mismo puente que lo atravesamos por
la mañana con nuestros vehículos,
cerca de los cuales estaban estacionados nuestros vehículos, a donde llegamos no sin antes tomarnos la copa de despedida en el bar Rafael, donde estaban echando el partido del canal Plus, Athletic Bilbao 1- Real Madrid 0, para decepción de madridista y alegría de bilbaínos y culés.
cerca de los cuales estaban estacionados nuestros vehículos, a donde llegamos no sin antes tomarnos la copa de despedida en el bar Rafael, donde estaban echando el partido del canal Plus, Athletic Bilbao 1- Real Madrid 0, para decepción de madridista y alegría de bilbaínos y culés.
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