O bien, como
fue nuestro caso, en el Puente de la Ventilla, ramal de la antigua carretera, a
200 m escasos de la entrada del cortijo “Bodega de Los Aguilares”
Si decidimos comenzar desde Arriate, sólo es cuestión de llegar a esta
localidad a escasos 5 km al noreste de Ronda y dirigirnos hacia el puente que
se encuentra dentro del casco urbano y que salva las aguas del arroyo de La
Ventilla, a escasos metros de allí, ya podemos tomar el sendero que nos adentra
en este precioso bosque de galería.
O bien, como solemos hacer tradicionalmente, empezando desde el Puente de
la Ventilla. Si venimos desde Ronda, dirección Cuevas del Becerro (A-367), a
unos 5 km de Ronda,
Localidad de
referencia: Arriatre
Distancia
aproximada: 10,5
km
Duración: 4 h (en plan tranquilo)
Dificultad: Baja
Desnivel
acumulado: 150 m
de ascenso y otros tantos de descenso.
con bastante vegetación selvática en
pleno bosque de galería.
Fecha de
realización: Sábado 23 de septiembre de 2017
Enlace de referencia:
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9959191
13
Participantes: Desde Puente Genil (Córdoba) vinieron Héctor “El
caimán de Puente Genil” y Maria Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”;
desde Ronda: Jorge “Aterriza como puedas”, Carmen “Senderista destacada 2017” y
Herminia “A Meiga de O Cebreiro”; desde distintos puntos de la Costa del Sol:
Isa, Mago Luna, Arnaud “El Repostero del Rey Sol”, nuevo socio; Isaac “MK”,
Alfredo “Breaking Bad”, nacho “El Diablo de Tasmania” y un servidor: Juan
Ignacio Amador.
Material
recomendado: La
ruta puede hacerse perfectamente con zapatillas de trekking.
Protección
solar: gorra, crema, gafas de sol.
Hay
fuentes a lo largo del recorrido, además de los bares y restaurantes de Arriate
si lo estimamos oportuno
1º)
La versión que nosotros realizamos sería una versión extendida, respecto a la que viene anunciada en el panel oficial (foto de arriba), anunciado por el Ayuntamiento de Arriate, como sendero local.
2º) Aunque gran parte del recorrido discurre cerca del arroyo de la Ventilla son
contadas las zonas donde podemos acceder a sus pozas por el abundante túnel de
zarzas y vegetación de rivera que lo circunda. Sus aguas son de las más frías
de la provincia de Málaga, junto con el barranco de Zarzalones y el lago a la
salida de la Cueva del Gato.
3º)
Este sendero no es recomendable si en los días previos han tenido lugar lluvias
abundantes por la zona porque a pesar de la exigencia de sus puentecitos, hay
algunos vados que pueden estar completamente inundados.
4º)
Actualmente el sendero teórico comienza y termina en Arriate, pero a penas
llega 2 km arroyo arriba, sin embargo, la parte más bonita es la que va desde
el tramo central hasta el Puente de la Ventilla. Para unir estos dos tramos,
actualmente el sendero abandona el cañón pasando por la zona conocida como
"Mirador arroyo de la Ventilla", volviendo a descender al mismo, un
poco mas adelante. Ese tramo de sendero, que faltra por completar, cerca del
arroyo, sin vernos obligados a abandonar el Cañón es uno de los proyectos que
tiene pendiente de finalizar la Concejalía de Medio Ambiente de Arriate en la
actualidad. ¡Animo y a por ello!, el día que lo acabéis, podréis presumir de
uno de los senderos de bosque de galería más bonitos de Andalucía.
1ª Parte, del Puente de la Ventilla a Arriate
Una vez que
aparcamos en la explanada terriza, procurando dejar los vehículos a la sombra
de los chopos. Atravesamos el Puente de la Ventilla, dejando a nuestra
izquierda el ramal que nos lleva a las Bodegas Los Aguilares y a la derecha,
dejamos una incipiente pista terriza que desciende hasta la rivera del arroyo
de la Ventilla, que a lo largo de los primeros 150 m de recorrido por el ramal
de la carretera antigua, llevaremos a nuestra derecha, hasta que venimos a
salir a la carretera A-367 y a lo largo de, al menos, un par de kilómetros
vamos a perder el río de vista. Al llegar a la carretera A-367 la atravesamos, enlazando
con una pista asfaltada, se trata del antiguo camino de Panabarros o de Los
Picachos, aunque por aquí picachos hay más bien pocos. El único accidente
orográfico digno de mención es el pequeño cañón del arroyo de la ventilla que
queda a la derecha, pero que no vemos, mientras vamos pasando por algunas
fincas, con sus bodegas y viñedos.
A escasa distancia, tal vez unos 200 m más adelante, llegamos a otra
Fuente denominada de Los Cañolillos, que también queda a la izquierda del
sendero, según el sentido de la marcha. Y desde allí, antes de darnos cuenta
volvemos a enlazar con la pista asfaltada (antiguo camino de Panabarro o de Los
Picachos), poco después de dejar a nuestra derecha una nave avícola dedicada a
la cría de pavos.
Entramos en Arriate por la calle del Prado, donde nos
encontramos con un cruce de baliza, que en nuestro caso ignoramos, porque ya se
acercaba la hora de almorzar y decidimos tomar a la izquierda, pasando por una
explanada, que queda junto al Polideportivo Municipal, este queda a la
izquierda y poco después dejamos el Ayuntamiento a la derecha, bajamos por
calle Erillas, donde se encuentra el cuartelillo de la Policía Local y
finalmente llegamos a la travesía principal de Arriate, hasta desembocar en la
Av. De El Cortinal, que coincide con la carretera A-428 Arriate-Ronda, donde se
encuentra la Pensión-bar-restaurante EL CHOZO, donde quien deseo pudo comer de
raciones y el resto comimos de bocata a la sombra del paseo que hay justo en
frente, a escasos metros del monumento al Emigrante.
El único
aliciente que tiene este tramo de ida, además del entorno del Puente de la
Ventilla y las dos fuentes mencionadas, es la buena relación calidad precio del
bar/restaurante El Chozo y lo fresquita que sirven las cervezas en los
calurosos días de verano. A nivel caminata, es un ejercicio por pista asfaltada
y camino monótono en más de un 85% de un recorrido de poco mas de 4 km, pero lo
bueno empieza a partir de aquí.
2ª Parte de Arriate al Puente de la Ventilla
Una vez que
finalizamos de almorzar (unos de bocatas y otros de raciones) en la
venta “El Chozo” situado a la entrada/salida de Arriate, dirección Ronda.
Tomamos por esa misma carretera, Avenida del Cortinal, en suave descenso con
vistas al cerro de Las salinas y al vecino cerro del Bigote de la Zorra, nos
adentramos en el casco urbano de Arriate por la calle de Correos, que siguiendo
hasta el final de la bajada, nos lleva hasta la Calle Puente de
Pesca, donde atravesamos por primera vez sobre el arroyo de La Ventilla. Unos
metros más adelante tomamos un ramal de sendero que sale a la derecha y que
durante un primer tramo nos mantiene cerca del cauce del arroyo, pudiendo
sentir desde el primer momento el rumor de sus aguas cristalinas y el intenso
olor a las higueras, menta, zarzamoras, que nos irán acompañando la mayor parte
del recorrido.
Esta opción que nos lleva desde Arriate hasta el Puente de la
Ventilla, nos sorprende con una sucesión de puentecitos de madera al poco de
abandonar Arriate, que nos llevará a caminar de forma alternativa por ambas
orillas del arroyo, cuyo bosque de galería es tan denso que en muchas ocasiones
nos impide ver las pozas del arroyo.
Además de
estar considerado como una joya geológica, este modesto cañón o garganta del arroyo de La
Ventilla atesora una amplia biodiversidad en un espacio relativamente reducido,
llegando a superar la biodiversidad que tienen algunos parajes naturales de
Andalucía.
Su catálogo supera las 400
especies de plantas, con una amplia variedad de especies de ribera, así como las rupícolas, que se
adaptan perfectamente a las paredes del cañón. A lo largo de la ruta iremos
viendo un gran número de juncos, hierbas de San Antonio, cañas, salicarias y hasta nueve tipos de helechos, que en muchos momentos nos recordará al Parque
Natural de Los Alcornocales.
De hecho, al igual que ocurre en ese parque
natural, gran parte de sus especies arbóreas como los chopos, alisos, fresnos,
álamos, olmos o sauces, son
especies asociadas al bosque atlántico, aunque en este caso, se encuentren
dentro de un ambiente mediterráneo. También destaca la presencia de las higueras en muchos
puntos de nuestro recorrido, mientras que en las zonas altas, se intercalan
pinos, eucaliptos, quejigos, encinas, olivares y campos de cultivo en sus
alrededores.
Es también un lugar habitado por una rica fauna, con algunas
especies fáciles de divisar si se va con el recomendado sigilo. Así, se han
censado de momento más de cuarenta aves, como rapaces (azor, búho real, cárabo,
mochuelo o lechuza) y ribereñas (lavandera cascadeña, chochín o martín
pescador).
Más esquivos son los mamíferos que lo habitan, aunque no es extraño
percibir la presencia de zorros, comadrejas, ginetas o erizos.
Unos 200 m más adelante, llegamos a un estratégico mirador, debidamente
complementado con su panel interpretativo “Mirador del Arroyo de la Ventilla”,
cerca del cual, podemos observar un panel de aves representativas de este
ecosistema espectacular que tenemos ante nosotros, donde destaca una gran
cueva, cerca de la cual vamos a pasar poco después.
Este mirador es un buen lugar para recrearnos con esta
joya geológica y el bosque de galería en el que vamos a volvernos a sumergir.
Tal y como nos explicó nuestro admirado Maestro Paco Marín en aquella primera visita,
que realicé a este lugar en julio 2009, este cañón se formó como consecuencia
del desagüe del antiguo Mar de Thetys, en su camino hacia lo que hoy es el
Mediterráneo, al igual que se formó el Cañón de Ronda con el río Guadalevín, en
busca del actual cauce del Guadiaro, buscando de este modo su salida al Mar, al
mismo tiempo que los antiguos fondos marinos se elevaban hasta convertirse en
las cordilleras del Sistema Bético que abarcan toda la Serranía Rondeña y gran
parte de Andalucía. Los materiales sedimentarios sobre los que se
desarrolla la Molasa de Ronda (conglomerados, areniscas y limos calcáreos con
fósiles marinos), han permitido excavar el Arroyo de la Ventilla un cañón
de más de cinco kilómetros de longitud y alturas superiores al centenar de
metros.
Desde este mirador, parte un sendero con sus barandillas de
madera que en una corta sucesión de zig-zags nos devuelve rápidamente a las
cercanías del arroyo y por lo tanto, volvemos a sumergirnos en este precioso
bosque de galería.
Donde volvemos a atravesar otro puentecillo, tomando ahora un ramal de sendero a la derecha, que nos lleva hasta una explanada donde creo recordar haber visto en su día varias mesas y bancos de madera, aunque ahora, sólo había una. Este es el lugar mas característico del recorrido para disfrutar de un baño en las frías y cristalinas aguas del arroyo. O más bien, cristalinas, mientras no se pise el fondo, que en esta poza suele ser muy fangoso, no fue nuestro caso. Nosotros nos limitamos a cruzar por el puentecillo, que ahora sustituye a un viejo tronco que estuvo colocado allí muchos años, en la otra orilla, un corto ramal de sendero que pasa junto a las ruinas del antiguo Molino Quemado, también conocido como Molino Verde, un enclave de indudable interés etnográfico, donde hasta mediados de siglo XX, se aprovechaba la fuerza del agua para convertir el trigo en harina.
Unos 40 m sendero adelante llegamos a un refugio natural usado por los molineros, conocido como cueva de las Culebras, donde también aprovechamos para hacernos algunas fotos de grupo.
De regreso
sobre nuestros pasos, volvemos a cruzar el puentecillo, que nos devuelve a la
explanada terriza junto a las aguas del arroyo, donde antes se encontraba un
área recreativa, bastante más cuidada que en la actualidad. El sendero
continúa, en todo momento rodeado de una vegetación casi selvática, si estamos
atentos al siguiente tajo, que tenemos frente a nosotros, nos llamará la
atención desde la distancia, una mancha más clara, que el resto de la pared, allí
arriba.
Se trata del busto de "Felix Rodríguez de la Fuente" homenaje
a uno de los más legendarios naturalistas y gran defensor de la Naturaleza, al
que el Ayuntamiento de Arriate tuvo a bien rendirle homenaje en este
emblemático paraje. Sus inolvidables documentales de "El Hombre y la
Tierra" se vieron en los cinco continentes en la década de los 70 y
primeros 80 del pasado Siglo XX, con una magnífica divulgación de la puesta en
valor de la Fauna Ibérica, así como de otros continentes y la concienciación
con el respeto a los animales y el Medio Ambiente en general. Un auténtico
visionario, con el que crecimos y nos educamos toda una generación de niños y
jóvenes, a los que nos inculcó el amor por la Naturaleza y por disfrutar,
explorando los parajes que hoy recorremos en nuestras actividades senderistas y
montañeras.
Aún así la
frondosidad del paisaje es tan exuberante, que aunque en muchas ocasiones no
podamos ver el agua, que si escucharla o cuando menos percibir su frescor,
merece la pena desplazarse hasta este paraje para recrearnos con la belleza de
su entorno. ¡Eso sí!, respetando siempre la Naturaleza y no arrojando basura.
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