Inicio
de ruta: Ramal de la carretera antigua, junto a
la gran cortijada Parador de Santa María, que se encuentra en el exterior de la
última curva que hay un kilómetro antes de llegar a Cuevas del Cecerro, carretera
A-367 Ronda-Ardales, margen derecho de la carretera dirección Ronda, poco antes
de llegar a Cuevas del Becerro con sus casas ya a la vista.
Tipo
de recorrido: circular
Distancia
aproximada: Unos
6 km
Duración: 2-3 h
Dificultad: Media
Desnivel
acumulado: 250
m de ascenso y otros tantos de descenso.
Tipo
de camino: Pista
terriza al inicio/final y sobre todo campo través y senderos de cabras.
Único
escollo de esta ruta: Esta cumbre se encuentra dentro de una finca
privada y hay que salvar varias vallas metálicas, casi todas tienen una
escalera, menos la primera, situada al fondo del olivar donde iniciamos la
ruta, se trata de una doble valla metálica puesta a conciencia donde resultará
muy complicado pasar sin la ayuda de otro compañero/a que nos eche una mano.
Todas las vallas se pueden pasar sin dañar su extructura lo mas mínimo (tal y como hicimos nosotros).
Punto
más bajo: 700
m ramal de la antigua carretera donde dejamos los vehículos, junto a la gran
cortijada Parador de Santa María.
Fecha
de realización: Sábado 23 de septiembre de 2017
13
Participantes: Desde Puente Genil (Córdoba) vinieron Héctor “El
caimán de Puente Genil” y Maria Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”;
desde Ronda: Jorge “Aterriza como puedas”, Carmen “Senderista destacada 2017” y
Herminia “A Meiga de O Cebreiro”; desde distintos puntos de la Costa del Sol:
Isa, Mago Luna, Arnaud “El Repostero del Rey Sol”, nuevo socio; Isaac “MK”,
Alfredo “Breaking Bad”, nacho “El Diablo de Tasmania” y un servidor: Juan
Ignacio Amador.
Material
recomendado: La
ruta podría hacerse en pantalón corto y zapatillas de trekking. Se puede hacer
en pantalón corto dependiendo de la época del año.
Dos
bastones mejor que uno para el empinado descenso.
Protección
solar: gorra, crema, gafas de sol.
Hay
fuentes en los cortijos cercanos, pero mejor ir bien provisto de agua y no
acercarse a los cortijos que nos pueden impedir el acceso.
Lo primero que debemos hacer es pasar por delante de la entrada de la cortijada Parador de Santa María (sin llegar a entrar en la misma), de manera que el edificio, quedará a nuestra izquierda y la carretera a nuestra derecha, mientras que nos adentramos en un olivar, los primero 200 m caminamos, dirección E, mas o menos paralelos a la carretera, alejándonos paulatínamente de la misma, caminando ahora perpendicularmente a nuestra izquierda (dirección N-E), conforme nos vamos desviando comenzamos a ver una valla metálica a la derecha, pero no hay que tener prisas por saltarla, al menos hasta que veamos que describe un ángulo de 90º, a unos 400 m del inicio, si por casualidad no lo vemos, a partir de los 450, 500 m del inicio ya podemos saltar la valla por donde lo veamos mas asequible, cosa que no resultará nada fáciul si vamos solos, pues resultará muy de agradecer la ayuda de algún compañero que le de algo de holgura al hueco mientras pasamos intentando evitar el pinchazo con los alambres de espino a la altura de "los huevos" por abajo y la parte de atrás de "la cabeza y/o el cuello" por arriba.
Una vez en el otro lado de la valla, nos espera un talud, bastante empinado, donde ganamos unos 20 m de desnivel en una distancia muy corta, pero una vez superado, la pendiente se va haciendo paulatinamente mas llevadera conforme vamos ganando altura por esta sierra de Viján, a media ladera el material bajo, que a veces se intercala con algunos tramos de roquedo escalonado, comienza a dar paso a algunos tramos despejados por donde podemos progresar fácilmente. Por otra parte las huellas marrones del ganado sobre el mismo roquedo y el terreno en general, nos irán mostrando el camino a seguir hasta situarnos en la loma cimera, con bonitas vistas del entorno: destacando la presencia del pueblo de Cuevas del Becerro a nuestra espalda (S-O), con el telón de fondo del cerro del Castillón y el Castillejo o la Sierra Ortegícar al Este.
LLegamos a un primer collado desde donde ya se divisa la torre Vijana, que ya se antoja relativamente cercana.
Inmediatamente después nos topamnos en nuestra trayectoria con una valla ganadera, pero rápidamente localizaremos la escalera que nos permite pasar al otro lado. Parallegar a esta segunda valla hemos tenido que perder algo de altura, hasta el punto que hemos dejado de ver momentáneamente los restos de la antigua torre.
Poco después nos encontramos con una tercera valla, donde volvemos a encontrarnos con el mismo tipo de escalera que ya pasamos con algo mas de práctica, se trata de los últimos centenares de metros que caminamos sobre un lapiaz que nos lleva hasta el borde de los magníficos tajos del cerro Vijana, que presiden los restos de la torre del mismo nombre, donde como no podía ser deotra manera hicimos la parada mas prolongada, con la correspondiente parada del kitkat y sesión de fotos de grupo. Las panorámicas que desde allí se contemplan son sencillamente magníficas y las resumimos con la siguiente fotografía panorámica hecha pornuestro compañero Arnaud.
A unos 7 metros escasos al Este de la Torre, nos encontramos un vertiginoso canalón, cual gigantesca grieta en el extraordinario tajo sobre el que se alza esta estratégica torre vigía.
A modo de curiosidad, nos llamó la atención durante nuestra sesión exploratoria del entorno, la gran concentración de estiercol en la planicie que se encuentra hacia el norte de la torre y la hurna funeraria que alguién depositó en la base de la misma torre, por su vertiente sur, en el interior de la misma, pero a escasa distancia del borde del tajo, con el nombre de "Rosario Pradas Borjas (23-mayo-2007) D.E.P:, que con máximo respetro observamos sin tocar ni un mímimetro y sin entrar a las polémicas que suscitan este tipo de actos en memoria de...Una cosa esta clara, para Rosario, este debió ser un lugar muy importante.
La
torre del cerro Vijana, que vista desde la distancia parece un peñasco, pero
que vista de cerca resulta muy fácil de observar la estructura de lo que aún
fueron sus lienzos de estructura. Fue una torre de vigilancia, acompañada de un
pequeño acuartelamiento, parecida a la que en su día ocuparon otras atalayas
estratégicas de la Comarca del Guadalteba y la Serranía de Ronda, como en el
Castillón de Peñarrubia, Pico del Convento, Sierra Ortegícar o Torre de Lífar,
que a su vez se comunicaban con otros castillos y fortalezas como los del
Turón, Ardales, Cañete la Real, Teba, etc... formando una gran red de
comunicación que abarcaba enormes distancias, con su propio código de señales
para avisar la llegada del ejército enemigo. Aunque prácticamente todas fueron
construidas bajo dominio musulmán, en la época en que esta zona fue tierra de
fronteras, estas atalayas se la disputaban alternativamente ambos bandos. Unas
veces estaban bajo dominio musulmán y otras, bajo dominio cristiano. Según los
ataques y contraataques. Lo mismo ocurre con las torres que podemos ver
repartidas a lo largo de nuestra costa, testigos mudos del paso de los siglos,
torres y atalayas de conquistas, la llegada de piratas, tempestades,
violaciones, saqueos, ajusticiamientos sumarísimos, heroicos ataques y defensas
numantinas...
En
el caso del interior de Andalucía, la articulación natural se realiza a
partir de las serranías interiores, con dirección dominante noroeste-sudeste,
de forma radial, de manera que una serie de ríos de carácter medio riegan las
distintas caras de esta demarcación. Hacia el norte destaca el río Corbones,
afluente del Guadalquivir, hacia el oeste el Guadalete, hacia el sur, y con
mayor capacidad de articular una parte de este sector, el Guadiaro-Genal. Hacia
el este los ríos, el Guadalteba, Turón y Guadalhorce. Sobre este esquema
natural se superpone una red viaria que encuentra su nudo principal en Ronda. Asentamiento de gran importancia estratégica
desde antes de los romanos y cuartel general desde donde dominar las
intrincadas sierras de esta zona de Andalucía, con frecuencia muy difícil de
controlar por lo intrincado de sus accesos y sus numerosas revueltas.
Estas sierras de
difícil acceso han sido históricamente marginadas a la hora de planificar
buenas carreteras, hasta hace relativamente poco. De manera que en términos históricos, han
padecido un importante aislamiento histórico, que explica la presencia, y
leyenda, del contrabando y del bandolerismo.
Desde el punto
de vista geológico, buena parte de la demarcación se encuadra dentro de las
unidades centrales de las cordilleras béticas; la mayor parte dentro de las
unidades del Campo del Gibraltar (sobre todo en la del Aljibe), con formaciones
estructurales-denudativas (relieves montañosos de plegamiento en materiales
sedimentarios conglomeráticos y rocas granulares en general y colinas y cerros
estructurales margas, areniscas, areniscas silíceas, lutitas o silexitas). Más
al norte, aparecen las zonas subbéticas medias e internas (sierras de
Grazalema, serranía de Ronda), con formas kársticas de modelado superficial y
formas denudativas de cerros con fuerte influencia estructural en medios
inestables y formas estructurales-denudativas de relieves montañosos de
plegamiento en materiales metamórficos en medios inestables. Los materiales
predominantes en estas zonas son sedimentarios: calizas, margas, margas
yesíferas, areniscas y dolomías. Al norte de Ronda aparece un importante sector
sobre una depresión posorogénica en la que aparecen formas denudativas en
colinas con escasa influencia estructural en medios estables y materiales
sedimentarios: calcarenitas, arenas, margas y calizas, como es el caso de la
Sierra de Los Merinos y pequeñas sierras como las del entorno de Cuevas del Becerro, Cañete la Real, Serrato,
Teba...
Una vez finalizada la identificación de toponimia de sierras y localidades varias 360º a nuestro alrededor, desde tan magnífica atalaya encaminamos nuestros pasos dirección Este, buscando el descenso mas asequible.
Entre el gran lapiaz sobre el que caminábamos no faltaron ejemplares de mandrágora. Una planta con propiedades mágicas según cuentan las lenguas antiguas.Al poco de iniciar el descenso, nos encontramos con un primer tramo escalonado por el que poodemos ver a nuestro amigo Jorge de negro, siempre valiente y dispuesto en todos los tramos exploratorios, pero no hay que tener prisa por tomarlo, pues finaliza en un talud demasiado vertical, siendo recomendable ampliar un poco la curva en nuestra trayectoria descendente, sin prisas por acortar el recorrido, pues de hecho, nos encontramos en el tramo de mayor belleza de la ruta.
Yes que si el haber estado en la torre tiene un gran aliciente histórico y paisajístico, no es hasta mediación de la bajada, cuando comenzamos a disfrutar con la grandiosidad de estos tajos, que compiten en belleza salvaje con las montañas mas escarpadas, en contraste con el dócil perfil de las tierras de labranza que lo circundan.
Otro de los alicientes que tiene este tramo de la ruta es acercarnos a visitar las dos cuevas o mas bien, abrigos rocosos (que parecen cuenas desde la distancia) y que se encuentran justo debajo de la antigua torre. Hasta allí se acercaron nuestros intrépidas compañeras: Herminia, Carmen, Arnaud y el debutante Alfredo "Breaking bad" que apunta muy buenas maneras.
Salvo un paso con algo de vuelo, el descenso no tienen ningún peligro. Tan sólo la incomodidad propia del tránsito por los grandes canchales, donde conviene ayudarse de las manos, y hacer algún que otro "autoculing" cuando llegamos a un par de escalones de mas un metro de altura.
Sin llegar a ser un descenso peligroso, si requiere de cierta experiencia en montaña, especialmente por terrenos escarpados donde la fuerte pendiente, requiere de técnicas de frenado y contención para no resbalarnos ladera abajo, de hecho varios compañeros nos pegamos un buen resbalón y quién no cayó al suelo en mas de una ocasión, estuvo apunto de hacerlo. El ímpetu y a veces la temeridad de un Jorge, siempre valiente, le hicieron recuprer su antiguo apodo de "Aterriza como puedas" (abajo, de negro).
Una vez que llegamos abajo, hay que volver a superar una de esas escaleras que nos permite pasar al otro lado del vallado, donde ya enlazamoscon la pista terriza que pasa a la espalda del cortijo Viján, aprovechando la ocasión para hacernos la foto frente al cerro Viján y su cueva, con la bandera que nos une a todos, en estos días convulsos del desafío soberanista catalán.
La mencionada pista terriza nos conduce hasta unas tierras de labor dedicadas al cereal, junto a las que pasamos en fila india, sobre rodaduras de tractor.
Mas tarde llegamos a la zona de olivar que coincide con la primera parte de la ruta, donde nos encontramos con este pozo.
Finalizando el último trecho por carretera, para evitar un último vallado. Si bien, debemos evitar en la medida de lo posible, caminar por esta carretera, pues a penas tiene arcén, sobre todo, si vamos acompañados de niños, aunque no era nuestro caso.
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