Entorno: Cruce de
Acinipo, Sierra de La Sanguijuela, Arroyo del Cupil, Peñón del Mures, Cueva del
Hondonero, Presa de los Caballeros, Embalse de Montejaque y Montejaque.
Pueblos
de referencia: Inicio: "cercanías" de Ronda y Final en
Montejaque.
Hora y
Punto de encuentro: a las 10.00 am en el desvío a Acinipo (entre los km 25 y 26 de la
carretera A-374 Ronda-Sevilla)
Tipo de ruta: lineal
Distancia aprox. 17 km
Desnivel aprox. 800 m (contando con el
descenso y ascenso Cueva del Hondonero)
Punto más elevado: Lentisco Monumental
(830 msnm)
Tiempo aprox. 6-7 horas dependiendo del ritmo y paradas, pues no hay que olvidar
que es una ruta que se presta mucho a la exploración del terreno y disfrute del
paisaje.
Nivel dificultad: Medio
Tipo suelo: pistas terrizas,
senderos de ganado y mesetas y laderas de ascenso y descenso formadas por
lapiaces en algunas zonas incómodos de transitar.
Fecha de realización: Martes 19 de Noviembre 2019
Participantes: Desde Sevilkla vinieron: El mítico Antonio Giráldez, Pepe "El Torpedo de Utrera", Gabi, Lorenzo "El Rebeco de Dos Hermanas"; desde Ronda Jorge "El Titán". Y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Paco castillo "El Generoso", Toñi Murillo, Isabel Delgado, manuel Navero "Viriato", Santi "El Correcaminos andaluz", José Luis garcía "El Hombre de Alcatraz" y un servidor: Juan Ignacio Amador
BREVE DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO:
Tomando como
punto de partida la explanada aledaña al cruce de la carretera Ronda-Sevilla,
con el desvío hacia Setenil y Acinipo "Ronda la Vieja" donde dejamos
los vehículos, tras recorrer un corto trecho por el mencionado ramal de
carretera comarcal dirección Setenil, tomamos la primera pista a la izquierda,
siguiendo con la señalización "Cortijo (camino) de la Sanguijuela" a
la izquierda, que a su coincide con la antigua Cañada Real Ronda-Sevilla, donde
pasamos por parajes de gran belleza como el Pilar del arroyo Sanguijuela junto
al cual nos hicimos una foto de grupo, nada mas iniciar la ruta, y el posadero
de Los Buitres de la Sierra de Sanguijuela, atravesando una preciosa dehesa de
encinas, con algunos quejigos y alcornoques de porte centenario hasta la
antigua Venta del Hondón.
La
Sierra de la Sanguijuela está situadas al N-O del enorme término municipal de
Ronda, con una extensión de 3.150 Ha. Está compuesta por una alternancia de
margas y calcoarenitas del Detrítico de Ronda que queda plasmado en los tajos
de arenisca donde se encuentran el posadero de los buitres, coincidiendo
también con un sector de la antigua cañada real, que aún conserva el empedrado
romano origibal sobre el que estuvimos caminando. Estas sierras presentan en
sus suelos un predominio de tuvisoles y cambisoles.
Las
especies vegetales más destacables son la encina y el matorral asociado a ella
como la jara, el romero, el matagallo, las retamas, que constituyen en
ocasiones rodales importantes, actuando a menudo como denso sotobosque. Tal y
como pudimos comprobar al inicio de la ruta, entre los claros del encinar aparecen
a veces cultivos cerealistas de secano con encinas dispersas, que favorecen el
aspecto adehesado del paisaje. Aunque en teoría la cañada real por donde
discurre el primer tramo de la ruta es camino público, atraviesa uno o dos
cotos de caza.
En
la fauna es destacable la presencia de rapaces como el águila culebrera, el
águila calzada, el ratonero común, el halcón peregrino, el buitre leonado, el
cernícalo vulgar y el búho real; así como especies de mamíferos entre los que
se encuentran el gato montés, la gineta, el meloncillo y el tejón.
Una
vez en la antigua Venta del Hondón, atravesamos la carretera Ronda-Sevilla,
para tomar una vereda que discurre paralela al arroyo del Cupil, en sentido
contrario al que traíamos y por el otro margen de la carretera, las choperas
doradas recortadas por el cielo azul radiante a esa hora del día, nos regalaban
imágenes de gran belleza, mientras continuamos caminando en paralelo al arroyo
del Cupil, por su margen derecho, los dos próximos kilómetros.
A pesar de que
en algunos momentos estamos relativamente cerca de la carretera, a penas la
vemos, pues el entorno del bosque de ribera, sumado al denso bosque de encinas
y quejigos nos envuelve en pura magia, con el aliciente añadido, de ser éste,
uno de esos senderos muy poco frecuentados de los lugares "olvidados",
entre umbrías galerías arbóreas y pequeños claros de bosque que nos sorprenden
con algunas setas y restos de enormes troncos, llegamos al Puente de piedra del
Cupil, que cruzamos para inmediatamente después acceder a las ruinas del
cortijo de la Majá del Cupil, en cuyas inmediaciones, hicimos la primera parada
de avituallamiento.
Una
vez finalizado este primer avituallamiento, recorrimos sobre nuestros pasos el
corto trecho que nos separaba hasta el Puente del Cupil, para pasar al otro
lado y comenzar un tramo de ascensión muy empinado en sus comienzos, al borde
de taludes muy verticales que se asoman al arroyo, cada vez más abajo, hasta
que cambiamos de rumbo S-E, a rumbo S-O en un ángulo de casi 90º a nuestra
derecha, para continuar ascendiendo en paralelo a un arroyo tributario del
Cúpil, que procede del "Pantanillo de Mointejaque", es este un tramo
de transición desde el punto de vista geológico, porque tal y como hemos ido
ascendiendo hemos ido dejando atrás las areniscas y las margas, para caminar ya
por terreno puramente cárstico, como atestiguan la gran huella de fósil de
amonite y lo que parece un amonite, unos 20 m más allá del "Pilón de
Verónica", un precioso pilón excavado en roca, seguramente como abrevadero
para el ganado una vez que se seca el cercano arroyo a finales de primavera.
Unos 100 m más allá del cercano pilón, abandonamos el pedregoso sendero, que
mas que verse, se intuye por las trazas de ganado, lo abandonamos descendiendo
hasta el arroyo tributario que tenemos a nuestra izquierda, y que nada más
cruzarlo, nos deja a los pies de una escalonada ascensión, por donde iremos
subiendo, perpendicularmente hacia nuestra izquierda, ganando altura hacia la
meseta del Mures, antes de llegar a su parte superior, atravesamos un
sorprendente bosque de cornicabras la mayoría de las cuales nos encontramos con
tonos cobrizos y rojizos, intercaladas con rosales silvestres, majuelos, por un
terreno cada vez más agrio de transitar debido a las grietas cada vez más
abundantes y rocas muy irregulares, que deben ser tenidas en cuenta para
personas no acostumbradas a caminar por lapiaces.
La cornicabra es una especie que normalmente
se observa en forma arbustiva,
pero en el Cornicabral del Mures los
ejemplares existentes nos sorprenden por su porte arbóreo. La mayoría de ellos están compuestos de un
único pie y la altura media del
conjunto está en torno a los 5 metros aunque
algunos alcanzan los 7.En
cuanto al perímetro de tronco suelen superar el metro, siendo notable el número de árboles con
medidas significativas, destacando
uno que llega a 1,50 metros, medido a 1,30 del
suelo y superando los 2 metros en la base. Al igual que los demás y siendo un aspecto característico de
la especie, crece sobre un
sustrato kárstico (terrenos calizos), que suelen alcanzar su esplendor de
tonalidades otoñales hacia el dorado, rojizo y cobrizo sobre la segunda o
tercera semana de Noviembre, parecido a los castaños, pero, al igual que estos,
puede variar de un año a otro según se hayan adelantado o retrasado las lluvias
de septiembre en adelante.
Después
de asomarnos a un mirador natural que se encuentra en su perímetro norte con
privilegiadas vistas sobre la Sierra de la Sanguijuelas por donde había
discurrido la primera parte de nuestra ruta, con la carretera Ronda-Sevilla a
nuestros pies y de izquierda a derecha: Las Grajas, El Lagarín, Cerro Malaver,
Meseta de Acinipo, Sierra de Las Cumbres y Arriate, continuamos ascendiendo
hacia la parte superior de la Meseta o "muela" del Mures, sin dejar
de ganar altura, aunque ya de forma mas tendida y escalonada, hasta llegar al
monumental "Lentisco Gigante" que está catalogado como ´"árbol
singular de Andalucía", al igual que el "Cornicabral del Mures"
en su conjunto.
Si bien, parece ser, que este lentisco gigante, es un híbrido
de lentisco y cornicabra, aún así, ningunas de estas dos especies de la misma
familia son tan grandes como las cornicabras del Mures, y mucho menos este
ejemplar que duplica, o mas bien triplica en tamaño, a la mayoría de las
cornicabras de la zona. Desde este árbol monumental, nos desviamos, a penas,
unos 80 m al Este, para acceder a un roquedo, que a modo de magnífico mirador
natural, da vistas hacia Ronda y su Tajo, por encima del cual podemos ver de izquierda
a derecha: el cerro del Viento (Cancho de la Pepa), Sierra Hidalga, Sierra de
las Nieves, cancha Almola y el Alto del Conio. Y a nuestros pies la zona alta
del Valle del Guadiaro.
De
vuelta sobre nuestros pasos, hasta el "lentisco gigante" continuamos
a travesando la meseta del Mures, que también es un mirador magnífico para
recrearnos con las principales cumbres de la Sierra de Grazalema, desde el
navazo de Villaluenga, hasta el cerro Coros y Puerto de las Palomas, pasando
por el Simancón, Reloj, Peñón Grande, San Cristobal y Torreón, entre otros. Y
de mirador en mirador, llegamos hasta una pequeña planicie con vistas
extraordinarias hacia la cara norte del imponente Peñón del Mures, por encima del
cual asomaban el Hacho de Montejaque y el cerro Ventana. Mientras terminábamos
de almorzar con tan privilegiada panorámica, debatíamos sobre si seguir con el
plan original de bajar a la Cueva del Hundidero o si hoyar el cercano y
tentador vértice geodésico del Cerro del Mures, que se antojaba muy asequible,
a pesar de su escarpada ascensión por terreno escabroso.
Tal vez debido a su proximidad o bien por los frecuentes errores de toponimia en los mapas del IGN, al menos en lo referente a muchas sierras de Andalucía, el caso es que muchos senderistas que dicen haber subido al escarpado cerro del Mures, dicen haber subido a su cercana meseta o viceversa, debido a la confusión de la toponimia. Debiendo recordar que la meseta, popularmente conocida como "muela" o "mesa" del Mures es la que alberga el cornicabral que estábamos dejando nosotros atrás y el cerro del Mores, es el punto más alto, del cordal montañoso, que se suele iniciar desde las inmediaciones de la "ermita de la Escarihuela", nombre que también recibe el serpenteante camino que asciende desde la explanada del cementerio de Montejaque, hasta allí arriba.
El
cerro, que además cuenta con vértice geodésico (871 msnm) en el cual nuestro
amigo rafa Márquez puso una placa recientemente suele ser más visitado que la
meseta, y sobrepasa en 36 m de altura al punto más alto de la meseta del mures.
Por lo que el cercano Cerro (el de la crestería caliza con vértice geodésico) y
el Peñón (que en realidad es una meseta kárstica) son dos elevaciones casi
gemelas en altitud separadas por un paso histórico entre las sierras de
Grazalema y Ronda, conocido como el Boquete de Mures, por donde regresamos el
año anterior hasta el inicio de ruta.
Sin
embargo, una vez finalizado el almuerzo, optamos finalmente, por continuar con
el plan original, descendiendo hasta el llano que separa estas dos elevaciones
muy próximas entre sí. Poco después de cruzar la cercana carretera tomamos una
difuminada vereda de ganado abriéndonos paso entre altas retamas, y después
pasar al pie de unos tajos y descender por una pequeña pedrera, pasamos cerca
de las ruinas del cortijo del Hundidero,
dirigiendo nuestros pasos hacia el pequeño cerrito colonizado por un bosquete
de pinos, a cuyos pies tenemos un espectacular mirador frente al cerro Tavizna y justo delante de nosotros la presa del Hundidero, construida en la Garganta de los Caballeros. En este punto
nos encontramos con tres paneles: uno dedicado al sistema Hundidero-Gato, otros sobre la ornitología del parque natural Sierra de
Grazalema y un tercero que nos habla de la
fallida presa del Hundidero, donde se menciona su fecha de construcción
sobre los años 40 por una empresa Suiza y sus posteriores problemas de
filtración que han provocado varios accidentes mortales de bañistas imprudentes
que figuran en la leyenda negra de este peculiar embalse, de ahí que el embalse
esté seco la mayor parte del año, salvo en días de lluvias abundantes.
En
este mirador, situado frente a la cara N del cerro Tavizna, comienza el
empinado sendero escalonado que nos conduce directamente hasta la entrada de la cueva del Hundidero, no
apto para personas con vértigo. La altura de la entrada de la Cueva puede
alcanzar los 60 m haciéndonos sentir como hormigas bajo sus gigantescas
bóvedas, casi catedralicias podríamos decir, pudiendo llegar hasta la primera
poza, después de recrearnos un buen rato ante esta impresionante obra de la
Naturaleza. En la zona del pozo que existe frente a su entrada se pueden
encontrar algunos endemismos botánicos del parque, propios de zonas umbrías
donde nunca llega el sol, como en el fondo de la Garganta Verde.
El
complejo Hundidero-Gato, mítica travesía subterránea para amantes de la
espeleología, es un sistema hidrográfico de galerías subterráneas, considerado
el más importante de Andalucía y uno de los más importantes de España con casi
10 km tipografiados, en su mayor parte por mi amigo "Manu Guerrero y José
Luis Badillo". El complejo conecta las espectaculares y grandiosas grutas
de Hundidero (Montejaque) y Gato (Benaoján), ambas declaradas Monumento Natural de Andalucía. Además
cuenta con la mayor travesía integral de la Comunidad Autónoma, 4,5 km
longitudinales aproximadamente, unas 6 horas de recorrido para inexpertos. El
record lo establecieron los dos amigos mencionados allá por 2005, en menos de
una hora.
La
entrada de la Cueva del Hundidero tiene unos 64m de alto por 10m de ancho,
mientras que la entrada de la Cueva del Gato tiene unas dimensiones de 28m de
alto por 15m de ancho. El río Guadares o Campobuche, nace cerca de la
localidad de Villaluenga del Rosario, unos 15 km al Suroeste de la Cueva de Hundidero, entra
por Hundidero y se abre paso por la galería principal hasta salir por Gato,
desembocando en el río Guadiaro a unos metros de su salida. El desnivel
entre Hundidero y Gato es de 123 metros. El carácter torrencial de sus aguas ha
originado una morfología muy particular, cuyas salas llegan a alcanzar los 70
metros de altura. Además de la galería principal, existen muchas galerías
laterales que también suponen aportes hídricos importantes al sistema, y
antiguas galerías fósiles
El
complejo tiene unos 25 lagos, algunos de los cuales, como el Cabo de las
Tormentas, tiene más de 100 metros. Estos lagos hoy se cruzan nadando con
trajes de neopreno, pero antes se cruzaban en pequeñas barcas hinchables.
Hundidero-Gato también esconde en su interior lugares con espeleotemas de gran
belleza como la Giraldilla o la Gran Estalagmita, o espectaculares salas
como la de los Gours, la Sala de la Dunas, el Cabo de la Tormentas…
En
Hundidero-Gato habitan una de las mayores colonias de Europa del “murciélago de cueva”
(Miniopterus schreibersii)
con colonias de invernada de 30.000 a 40.000 ejemplares, una de las razones de
la protección de ese complejo. Y en 1980 se descubrió un especie endémica de
invertebrado, de la clase Gastropoda, el
Iberhoratia Gatoa, que convive en la cueva con otras especies endémicas de
Andalucía.
Sir Francis Carter, precursor de los viajeros románticos
del siglo s. XIX, dijo en su libro “Viaje de Gibraltar a Málaga” en 1760: “La Cueva del Gato merece el primer puesto entre las maravillas de la Serranía de Ronda”. Él fue el primero en mencionar lo
que los lugareños contaban de esta cueva, que en su interior quedaban restos de
un templo dedicado a los dioses infernales.
Luego
vinieron otros viajeros, arqueólogos, geólogos… En 1912 el pre-historiador
francés Abate Henri
Breuil visita la boca de Gato guiado por el coronel William
Willoughby Cole Verner experto topógrafo que también exploró la cueva de la
Pileta en 1909-1910. El abate la visitó en otras ocasiones más y encontró
restos de cerámicas. Ya en 1973 el profesor de la Universidad de Cádiz Luís de
Mora–Figueroa lleva a cabo la única excavación oficial limitada a una campaña
con dos cuadrículas, en la llamada Galería del Caballo, donde aparecieron
restos de tres esqueletos humanos, uno de ellos con un orificio en el temporal.
Dos
hitos de la espeleología moderna en Hundidero-Gato fueron la travesía integral
del complejo realizada en 1968 por el grupo GEOS de Sevilla y la celebración
del IV
Campeonato Nacional de Espeleología dedicado especialmente
a este sistema.
Finalizada
la visita a la entrada de Hundidero, tocaba regresar sobre nuestros pasos,
subiendo los más de 300 escalones del sendero, entre los espectaculares tajos
calizos del entorno, a buen ritmo, pues ya quedaba menos de hora y cuarto para
que nos recogiera la minibús en Montejaque, a la hora acordada.
Una
vez reagrupados con los compañeros que había preferido quedarse allí, pues ya
conocían la cueva y prefirieron evitar el machaque de escaleras para abajo y
para arriba, rodeamos el pequeño cerrillo, hasta situarnos en su cara S-O, por
donde desciende un sendero, donde nos encontramos con una angarilla que como de
costumbre, dejamos cerrada a nuestro paso, para continuar descendiendo entre un
mar de retamas y pasando junto a las ruinas de antiguos cortijos y corralones,
hasta situarnos en el nivel del embalse completamente seco. Dejando a nuestra izquierda el muro ciclópeo
de la presa hidroeléctrica de Los Caballeros, popularmente conocida como presa
de Montejaque, del Gaduares o de Campobuche, nombre con el que también se
conoce a este misterioso río.
El imponente muro de la presa, ubicado a los pies de la cara norte del cerro
Tavizna, nos recuerda a la fortaleza del "Abismo de Helm" o la "Puerta Negra
de Mordor" (ver "Las Dos Torres", 2ª parte de la trilogía). Esta
presa se terminó de construir en 1920, muy cerca de la entrada de la Cueva de Hundidero para
intentar aprovechar este cauce permanente (craso error, pues la entrada del
Hundidero y gran parte de la base del cerro Tavizna que forma parte del
perímetro oriental del embalse se caracterizan por albergar un enorme sumidero natural, cual gigantesco
embudo, que hace que el agua a penas dure unos días por mas crecido que baje el
Gaduares tras días de intensas lluvias en la cercana sierra de Grazalema.
El
vaso de la presa, de naturaleza kárstica, provocaba la filtración de las aguas,
que volvían a reaparecer en el interior del sistema. Se construyeron entre
otras actuaciones, caminos, pasadizos, puentes colgantes, se instaló
iluminación, ya en la cola del embalse, se pueden observar una especie de
gradas de hormigón para taponar las
galerías que recibían las aguas, aunque sin éxito, por lo que finalmente en
1950 se abandonó la obra. Sin embargo, estas modificaciones provocaron que el
agua ya no fluya por la misma Sima
de Hundidero ni por la primera sección de la cueva, que hasta la
década de los 50 del pasado siglo XX, solía albergar numerosos laguitos desde
su entrada, es decir, en la zona que estuvimos visitando. Actualmente, las nuevas filtraciones aparecen
en la cueva poco después, haciendo más imprevisible el comportamiento del
sistema ya que se empieza la travesía sin agua y poco a poco va formándose un
gran caudal que puede hacer imposible la continuación. También destruyeron un
gran número de formaciones calcáreas, sobre todo cuando cuadrillas de obreros
se internaron en el interior de la cueva para intentar taponar las filtraciones
desde dentro.
Después
de dejar atrás la cola del embalse con sus desgastadas gradas de hormigón, y
dejamos a la derecha el cauce, casi siempre seco del río Gaduares o Campobuche,
y remontamos la ladera que tenemos frente a nosotros tomando como referencia,
tenues senderos de ganado que nos llevan hasta las inmediaciones de un
cortijillo, desde el que rápidamente accedimos a la carretera que desde
Montejaque, enlaza con la carretera Ronda-Sevilla, por la que pudimos caminar a
buen ritmo en suave descenso para llegar puntualmente hasta la minibús,
mientras disfrutábamos del precioso entorno montañoso de Montejaque, con sus
casitas blancas recostadas sobre el extremo norte del cordal calizo, desde
donde se suele comenzar la ascensión al cerro Ventana.
Dos días después de la ruta, nuestro ínclito amigo Lorenzo, "El Rebeco de Dos Hermanas" nos comentaba que como curiosidad artística relacionada con el sistema Hundidero-Gato: Manuel Barrón, pintor sevillano del siglo XIX, pintó varias versiones de la Cueva del Gato. Una de ellas, la tenemos en Málaga, en el museo Carmen Thyssen, y representa una escena desde el interior de la cueva en la que unos bandoleros son emboscados por la Guardia Civil, con un fondo, según entiendo, bastante acorde con la realidad. Y hay otra versión, casi idéntica, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla presenta un fondo completamente diferente, con un peñón que podría ser el Hacho de Montejaque o el cerro Tavizna, ambos imposible de ver desde esa perspectiva, el agua corriendo en sentido inverso y la luz entrando como si estuviera orientada al sur -licencia del artista.
Dos días después de la ruta, nuestro ínclito amigo Lorenzo, "El Rebeco de Dos Hermanas" nos comentaba que como curiosidad artística relacionada con el sistema Hundidero-Gato: Manuel Barrón, pintor sevillano del siglo XIX, pintó varias versiones de la Cueva del Gato. Una de ellas, la tenemos en Málaga, en el museo Carmen Thyssen, y representa una escena desde el interior de la cueva en la que unos bandoleros son emboscados por la Guardia Civil, con un fondo, según entiendo, bastante acorde con la realidad. Y hay otra versión, casi idéntica, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla presenta un fondo completamente diferente, con un peñón que podría ser el Hacho de Montejaque o el cerro Tavizna, ambos imposible de ver desde esa perspectiva, el agua corriendo en sentido inverso y la luz entrando como si estuviera orientada al sur -licencia del artista.
SIN LUGAR A DUDAS, UNA PRECIOSA RUTA LA QUE TE HAS MARCADO, COMO TODAS.
ResponderEliminarENHORABUENA