FICHA DE LA RUTA:
Localidad de referencia: Benahavis
Distancia aprox. 4 km (2 km ida + 2 km vuelta),
Tipo de recorrido: circular (paralelo)
Desnivel aprox. 60 m.
Nivel dificultad técnica: bajo para personas acostumbradas a descenso de barrancos.
Pero si el río lleva mucha agua puede resultar complicado.
Tiempo aprox. Unas dos horas ida y menos de una hora la vuelta, a lo que habría que añadir: pausas, comida, etc...
Tipo suelo: El mismo lecho del río es un terreno bastante rocoso, con zonas resbaladizas, que requieren de buen calzado para caminar, preferentemente botas de trecking o unos tenis fuertes y resistentes con suela que tenga bastante agarre.
Se recomienda: Saber nadar es imprescindible (o llevar flotador). Llevar una cuerda preparada con nudos para salvar el paso de la presa (mínimo 8 m). Bote estanco, botas de trecking y neopreno, aunque en verano se puede hacer en bañador.
Fecha de realización: sábado 11 de junio de 2011
27 Participantes: Desde Rota vinieron: Reinaldo y Manuela y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Eduardo Campos González, Eduardo Campos Montañez, Mónica, Fernando Jiménez, Celia Aquarole, Darío, Juan Luis de La Rosa, Pepe Guerrero, José Francisco Pino Leal, Carlos Torres Pastor, Ruslan Posalco, Rusik, Isabel, Manolo, Mateo, Patricia, Cristian, Salva, Heriberto, Guillermo, José Miguel Poza, Fernando, Stella, Nacho, Naría y J. Ignacio Amador.
Breve descripción del recorrido:
Sin lugar a dudas es una de las rutas acuáticas mas divertidas y agradecidas de todas las que conozco, por sus características mas que una ruta se podría calificar como un pequeño desafío de iniciación al barranquismo en un nivel muy básico comparable a lo que sería un juego del tipo “Super Mario Bros” con sus distintas fases.
1ª fase: La Poza de las Mozas, y el destrepe al siguiente tramo: tras la charla de bienvenida y breve explicación de la ruta, es el lugar de entrada para acceder al denominado descenso de Las Angosturas, la ubicación de esta amplia y profunda poza al pie de magníficos tajos y su inmediato acceso desde la carretera la han convertido en el lugar mas fotografiado de la zona tal y como podemos comprobar en la red. Aunque por desgracia, también es el lugar mas saturado de visitantes, especialmente los fines de semana y por desgracia no todo el mundo tiene la misma conciencia cívica a la hora de cuidar del entorno. Para todo aquel que lo desee, éste es el lugar ideal para establecer una primera toma de contacto con el agua.
2ª fase: Pasillos y pozas: En el siguiente tramo se intercalan pasillos y pozas por los que iremos transitando según la profundidad caminando entre ranas, adelfas, avifauna de ribera y grandes conglomerados y otras veces nadando entre las angostas paredes que le dan nombre a este monumento natural y cuya estrechez es la que provoca que suba el nivel del agua y por lo tanto la profundidad. Aunque las piedras del Guadalmina, en el tramo de las Angosturas no son tan resbaladizas como aguas arriba o el vecino río Verde de Istán, no debemos bajar la guardia a la hora de pisar sobre rocas mojadas, especialmente en los tramos poco profundos, donde el estancamiento de algas favorece al predominio del verdín.
3ª fase: “La Cueva”: Sin duda alguna nos encontramos en el lugar mas emblemático del recorrido, que en realidad no es una cueva propiamente dicha, lo que ocurre, es que el desfiladero entre cuyas paredes avanzamos río abajo, llega a estrecharse tanto sobre nuestras cabezas, que nos da la impresión de estar en una cueva, hasta el punto que mientras vamos nadando, pasamos bajo un sistema de estalactitas, formado a partir de las tobas calcáreas que ha ido originando la acción del agua durante milenios sobre los mármoles dolomíticos que nos rodean por todas partes. Una experiencia alucinante para la mayoría de mortales no acostumbrados a la espeleología y donde la belleza del paraje se multiplica por cada rayo de sol que se filtra desde arriba, regalándonos un auténtico caleidoscopio de color y sensaciones por cada brazada que vamos dando en este lugar verdaderamente mágico.
4ª fase: El pequeño rapel de “La Presa”: Unos 300 m, mas allá de la cueva, aguas abajo, llegamos a una pequeña presa, con una pared de unos 4 m de altura, donde vuelve a subir la adrenalina, especialmente para personas no acostumbradas a descender por la cuerda con nudos que normalmente dejan instaladas las numerosas empresas de turismo activo que suelen ofertar el río Guadalmina, como actividad de iniciación al barranquismo. Pero nunca está de mas llevar nuestra propia cuerda. No obstante, tal y como llegamos a la presa, en su margen izquierdo, existe una especie de tobogán que ha esculpido la fuerza de la corriente, por donde podemos bajar, siendo la opción mas asequible para las personas con vértigo.
5ª fase: El Largo pasillo de la vieja tubería: Superada la presa, ya estamos en los 200 últimos metros del cañón o desfiladero, antes de que éste se abra definitivamente, por lo que siempre recomendamos recorrerla sin prisas mientras nos recreamos con la exótica vegetación que crece en sus paredes, las eternas chorreras que forman rincones mágicos en el margen derecho del pasillo. Hasta la vieja tubería oxidada que se mantiene unos 4 m por encima del agua, en el margen izquierdo, a pesar de ser un elemento artificial, parece haberse fusionado con el entorno, como si siempre hubiera formado parte del paisaje. Añadiéndonos un toque histórico, respecto a los antiguos usos y costumbres del lugar.
6ª fase: El regreso por la acequia: Finalizado el tramo acuático de las Angosturas del Guadalmina, la mayoría de mortales, suele optar, por abandonar el río por su orilla derecha para acceder rápidamente a la carretera y por ella regresar al pueblo en poco mas de quince minutos. Sin embargo, existe, otra alternativa, que es regresar por la acequia que discurre por su orilla izquierda, para ello debemos seguir caminando por el río o junto a él 200 m mas allá del final de las angosturas donde el cauce se ensancha definitivamente, hasta que en su orilla izquierda nos encontramos con una dócil pista terriza que nos lleva hasta, que en esta zona del río discurre a unos 50 m por encima del mismo. Una vez en la acequia, de aguas cristalinas, el camino de regreso se convierte en una relajante e improvisada sesión se spa, mientras nos recreamos con nuevas perspectivas de las angosturas que ahora vemos desde arriba llevándolas todo el tiempo a nuestra izquierda. Llegando a la localidad de Benahavís sin ninguna dificultad, a través de un frondoso túnel de vegetación, algún que otro pasillo rocoso, una pequeña torrentera e incluso un pequeño acueducto, flanqueados por: quejigos, encinas y pinos que nos irán aportando sombra la mayor parte del recorrido perfumado por ramilletes de hierba buena. Finalizando así este pequeño recorrido en distancia pero grande en sensaciones, que siempre te deja con ganas de volver.
Incidentes: A excepción de las dos primeras ediciones en mayo de 2002, con dos intentos frustrados por la cantidad de agua que llevaba el río, hasta el punto de encontrarnos con la pared de la presa bajo una estruendosa cortina de agua en una ocasión que intentamos hacerlo de abajo hacia arriba. Esta XIV edición ha sido la tercera vez que mas agua nos hemos encontrado, lugares que en las últimas ediciones recordábamos haber pasado andando, en esta ocasión nos lo encontramos completamente cubierto de agua y lo pasamos haciendo autoculing dejándonos llevar por los numerosos rápidos.
En el camino de vuelta la acequia bajaba tan llena de agua, casi hasta los bordes y con tanta corriente que nos encontramos a dos niños haciendo aquaspeed con dos tablillas de natación.
A pesar de haber tenido la oportunidad de hacer la ruta con el neopreno que se le ofreció al llegar a Nenahavís, Nacho que no había pasado muy buena noche, quiso hacer la ruta en bañador y camiseta con protección solar, pero poco después de dejar a tras la poza de Las Mozas empezó a caer en un estado de aletargamiento, que lo llevó a la cola del grupo donde María que ya había hecho esta ruta en otras ocasiones sin problemas al igual que nacho, no llevaba bien la crecida del río y las piedras resbaladizas, a pesar de la generosda ayuda de varios compañeros. Al llegar a la presa Nacho que ya iba tiritando se negaba a seguir en contacto mas tiempo con el agua, su amigo Heriberto se quedó bloqueado en el tramo de la cuerda y con María ya únicamente pendiente de Nacho y de salir de allí cuanto antes. Con la tranquilidad de haber visto descenderal resto de compañeros sin problemas entre los que había varios senderistas de leyenda que ya conocían el resto de la ruta, opté por usar el comodín de la senda secreta que unos 50 m aguas arriba, te lleva por el margen derecho del río hasta el área de descando de la carretera donde se encuentra el Mirador de la Cañada Bajarín. Aprovechando tal circunstancia para sacar numerosas fotografías de las bonitas vistas del cañón, llegando en breves minutos a la poza de Las Mozas donde estuvimos almorzando y reencontrándonos mas tarde con el resto de compañeros en el lugar donde habíamos dejado los coches, tras remontar la acequia sin problemas.
Esperaba que fuera bonito pero no imaginaba que tanto. Me parfece que los niños se lo pasaron en grande. Para repetir
ResponderEliminar