jueves, enero 24, 2013

Licoln (Steven Spielberg y Daniel Day Lewis)

Título original: Lincoln.

Estados Unidos, 2012.

Director: Steven Spielberg.

 Guión: Tony Kushner (Libro: Doris Kearns Goodwin).

Fotografía: Janusz Kaminski.

Música: John Williams.

Reparto: Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Lee Pace, Gulliver McGrath, Hal Holbrook, Michael Stuhlbarg, Jared Harris, David Costabile, Jackie Earle Haley, Joseph Cross, John Hawkes, Tim Blake Nelson, Peter McRobbie, Jeremy Strong, Gloria Reuben, Walton Goggins, Bruce McGill, David Oyelowo, Lukas Haas.

“Lincoln” se centra en los tumultuosos últimos meses en ejercicio del decimosexto presidente de los Estados Unidos. En una nación dividida por la Guerra Civil americana (1861-1865) y de la abolición de la esclavitud (1863) y en la que soplan fuertes vientos de cambio, Abraham Lincoln emprende un conjunto de acciones con el objetivo de acabar con la guerra, unir al país y abolir la esclavitud. Con la talla moral y la fuerte determinación para lograr todo ello, las decisiones adoptadas por Lincoln en un momento tan crítico cambiarán el destino de las generaciones venideras. No es una biografía del presidente Abraham Lincoln, uno de los personajes más importantes de la historia de América y del mundo. La historia que nos ofrece Steven Spielberg narra todo el proceso de la aprobación de la enmienda número trece, enmienda por la que se abolía la esclavitud de la raza negra y pasaban a ser iguales ante la ley. Que se aprobara en el congreso fue toda una batalla por parte de Lincoln y los republicanos. Una lucha llena de dificultades y también juego sucio para convencer a los congresistas de que tenían que elegir el progreso, la libertad y la igualdad de todo ser humano ante la ley y ante sus semejantes. La película enseña detalladamente cómo consiguen convencer a cada senador para ganar su voto. Fue duro, hubo muchas dudas aunque al final la enmienda de la libertad salió adelante para beneficio de todos.

La película es un documento, un libro de texto, de todo ese proceso y el espectador es testigo. Spielberg rinde tributo a Lincoln. Era un proyecto que Spielberg tenía en mente desde hacía tiempo.

Una de las curiosidades de esta película es ver algunos pasajes del Lincoln padre de familia, que es un personaje menos poderoso que su rol como salvador de su patria, pero estos detalles resultan esenciales para dar más relieve al personaje de un Daniel Day-Lewis merecedor de todos los premios habidos y por haber por su actuación aquí. Y es que su fuerza como orador (atentos a la estupenda secuencia inicial) se resquebraja cuando tenía que lidiar con los suyos, también heridos (su hijo fallecido), por otro lado su hijo mayor: un desaprovechado Joseph Gordon-Levitt empeñado en alistarse al ejército que lidera su padre, pero aquí es más débil, algo que se remarca a través de ciertos excesos dramáticos por parte de Sally Field, muy inferior a la interpretación colosal de Daniel Day-Lewis. ¡vamos que no da la talla ni para una película de las de Antena 3 al mediodía.

Otros detalle destacable es la interpretación de Tommy Lee Jones, que no deja de ser un personaje utilizado para matizar el caso real, ya que ‘Lincoln’ nos recuerda que los cambios han de ser progresivos para ser posibles dentro de los cauces habituales y que los excesos condenan a toda buena idea al fracaso más absoluto. Es por aquí por donde se justifican prácticas censurables en la vida real como la corrupción o el riesgo de sacrificar vidas de inocentes para salirse con la suya, una muestra de picardía que, al igual que su propia familia, ayuda a mantener a Lincoln con los pies en el suelo.
Lincoln es un héroe, seguramente mucho menos puro que el que nos propone Spielberg, pero cada uno siempre tendrá a destacar unos recuerdos sobre otros y ‘Lincoln’ no es más que un ejemplo de discriminación interesada como base para una película muy buena desde el punto de vista histórico, pero resultará muy densa y lenta para quien espere ver una película entretenida. Ésta es una película de carácter histórico-documental o en todo caso de un episodio biográfico centrado en las últimas semanas de vida de Abraham Lincoln, antes de su asesinato. 
Lo mejor de la película es la IMPRESIONANTE interpretación de Daniel Day Lewis: A Lincoln lo han interpretado actores de la solvencia de Henry Fonda, en la película de John Ford sobre su juventud; o el altísimo y espigado Gregory Peck, pero solo Daniel Day Lewis ha conseguido ser Lincoln. La interpretación e, maquillaje, la ambientación TODO es tan prefectamente creible cual retrato vivo de aquella ápoca que se ha transformado, literal, física y espiritualmente en el decimosexto Presidente de los Estados Unidos. Daniel Day Lewis consigue que ir al cine a ver “Lincoln” sea presenciar un milagro: contemplar en pantalla la figura de un personaje histórico del que no se guardan imágenes en movimiento. Una figura alta, achacosa, grave, atractiva, conflictiva y atormentada; que se sabe depositario de una misión histórica, pero desgarradora, y que la película nos muestra en dos planos distintos, pero complementarios. Por una parte obsesionado con acelerar el final de la Guerra de Secesión significaría, aunque con el dilema de que eso significaría enterrar cualquier posibilidad de prohibir la esclavitud. Y, en casa, tras haber perdido a un hijo, el matrimonio Lincoln se enfrenta a los deseos de otro de sus vástagos de aparcar sus estudios de Derecho en Boston y alistarse ya que, si no, será el hazmerreír de todos sus amigos y compañeros.

La película, nos muestra a un Lincoln que soporta sobre sus hombros el peso de la historia. Pocas veces, el cine, ha transmitido con tanto realismo la inmensa y profunda soledad del héroe. Por eso, cada vez que se enfrenta a una situación de máxima tensión y Lincoln cuenta una historia, recuerda una anécdota o refiere alguna antigua lectura o enseñanza; la magia del cine se traslada a la platea. Y la secuencia del telegrama es, posiblemente, lo mejor de la carrera de Spielberg. La hondura, la humanidad y la sensibilidad de esa secuencia es, sencillamente, de antología.
Estamos ante una película de actores. De hecho, Spielberg señala que ésta es su película más europea: “Es el largometraje más alejado de mi carrera. El distinto. Porque, por primera vez, mi prioridad no fue la cámara, sino las interpretaciones. Al inicio de cada jornada primero me preocupaba el guion, luego las actuaciones y finalmente dónde poner la cámara”.
Lo que menos me gusto de Licoln es:  la sucesión de planos cortados a golpe de hacha, sin reparar en fluidez o cohesión. Corte, no tengo planos, luego tengo que insertar uno a modo de tirita, querido espectador.
Escenarios iluminados de forma muy artificial, al más puro estilo La conspiración, como ese manantial de luz que entra violentamente por la ventana, bañando todo de un blanco inocuo y cegador.

Si a esto le añadimos el trazo grueso de un guión que no cuenta nada que no hubiéramos escuchado antes, y una Sally Field, que como esposa de Licoln no da la talla en ningún momento pueden provocar que la película se transforme en un tostón de mas de dos horas y media.

Si bien el oscar al mejor actor en la IMPRESIONANTE interpretación de Daniel day Lewis como Lincoln estaría mas que merecido. El hecho de que esta película esté nominada a 12 oscars, no hace mas que demostrar la tremenda influencia de Spielberg en los miembros de la Academia de Hollywwod y una sociedad americana en general que idolatran a Abraham Licoln, que con el paso del tiempo se ha transformado en una especie héroe y padre de la patria, un mito aunque, tal vez observado con perspectiva y objetividad, no lo sea tanto. Un retrato a escala en los billetes de cinco dólares.

Desde mi punto de vista el hecho de que esta película cuente con 12 nominaciones, me obliga a decir que desde mi punto de vista esté sobrevalorado, si bien, es mas digna candidata que otras nominadas a mejor película en los últimos años.
Mientras tanto los Presidentes que tenemos en España no son precisamente de la categoría de Abraham Lincoln. Concretamente José Luis Rodríguez Zapatero y mariano rajoy, no solamente no le llegarían ni a la altura del zapato, sino que no tendrían la talla de sus mas modestos colaboradores, ¡que digo yo!, ni para criados de la Casa Blanca.
Y aunque no sirviera de nada, yo se la obligaría a ver a todos nuestros dirigentes políticas en esta España corrupta y en plena crisis económicas, de valores, de liderazgo, de dignidad, perfectamente retratada por The New York Times, con gente buscando en los cubos de basura. Diario que ahora está preparando ya un reportaje sobre la corrupción, según ha trascendido esta semana. Hasta allí han llegado los ecos del último escándalo conocido, el de Luis Bárcenas, que está haciendo tambalearse al Partido Popular tras las últimas revelaciones respecto a los sobres con dinero circulando por la sede de calle Génova.
El caso es el último que se ha conocido en España pero la lista de escándalos es grande y afecta a partidos de todo signo. Lo más llamativo de los casos conocidos en los últimos años es que prácticamente todos las instituciones han estado implicadas, en menor o mayor medida.

Los Ayuntamientos

Alimentados por los años de la burbuja inmobiliaria, la lista de casos vinculados a ayuntamientos, relacionados en su mayoría con la corrupción urbanística, es inacabable. Quizás el más paradigmático sea el del saqueo de Marbella
el caso Malaya, todavía en los juzgados, se destapó en 2005 revelando una complejísima trama que llevó a la cárcel a buena parte del ayuntamiento tras operaciones delictivas que conllevaron el blanqueo de más de 2.000 millones de euros. El juicio, que se celebra ahora, tiene como imagen más llamativa la de Isabel Pantoja en el banquillo, pero de vez en cuando trascienden otros detalles impactantes, como el del embargo a un exedil de un avión, un helicóptero y 41 fincas.

Otros escándalos recientes en torno a la actividad de los ayuntamientos son la Operación Mercurio en Sabadell, que tiene entre los imputados al alcalde del PSC por supuesta prevaricación, y la Operación Pokemon, en Santiago de Compostela y otras ciudades gallegas, sobre tráfico de influencias en los consistorios y que también ha supuesto la imputación de varios alcaldes.

Las comunidades autónomas

Cataluña y Andalucía, tras treinta años de gobiernos nacionalista y socialista respectivamente, son dos ejemplos de corrupción institucionalizada.

Convergencia y Unió, los dos partidos que han controlado el poder en las últimas décadas en Cataluña suman innumerables escándalos. Los primeros tienen la sede del partido embargada por el caso Palau, un nombre que supuestamente hace referencia a la trama encargada de cobrar las comisiones del 4% que han sido uso común en Cataluña durante años. Las investigaciones policiales han destapado la fortuna amasada por la familia Pujol, el expresidente y capo del nacionalismo, su esposa Marta Ferrusola y al menos cuatro de sus siete hijos, que tienen decenas de bienes y cuentas en diferentes paraísos fiscales. Los segundos, de Duran Lleida, acaban de reconocer, para irse de rositas en un pacto con la Fiscalía, que se financiaron ilegalmente en el conocido como caso Pallerols.

Si en Cataluña la corrupción está institucionalizada, en Andalucía el PSOE ha tejido una red de corruptelas, en la que destaca el saqueo de los ERE, que acorrala a los dirigentes del PSOE andaluz y muy en particular a su presidente, José Antonio Griñán, y consejero de Hacienda cuando se firmaban los contratos que se investigan relacionados con las ayudas al empleo y prejubilaciones supuestamente vinculadas a la órbita del partido. El fraude podría ascender a más de 1.000 millones de euros.

En Baleares, el caso Palma Arena llevó a Jaume Matas a convertirse en el cuarto presidente autonómico, condenado por un tribunal en España; además, aún tiene otros juicios pendientes relacionados con delitos de corrupción. También en Baleares, la expresidenta del Parlamento autonómico, Maria Antonio Munar fue condenada por malversación y prevaricación, entre otros.

La trama Gürtel, mientras, sentó en el banquillo al expresidente valenciano Francisco Camps en la conocida como causa de los trajes, aunque finalmente salió absuelto.

Los dos grandes partidos

El caso Bárcenas, con los sobres con dinero negro que supuestamente circulaban por las manos de altos cargos del PP, es una derivada más del caso Gurtel, con ramificaciones en Valencia y Madrid. Hay imputados varios exparlamentarios y exalcaldes del partido, así como los cabecillas de la trama, que están en prisión acusados de sobornar a cargos públicos a cambio de contratos.

En el PSOE, a la larga lista de escándalos de la era felipista se unió en los últimos años el caso Campeón, que estudia una supuesta trama de fraude en la obtención de subvenciones públicas. Su principal imputado, el empresario Jorge Dorribo, inculpó a políticos de varios partidos, entre ellos el exministro de Fomento José Blanco, que vio cómo se iban al traste sus ambiciones políticas en Galicia.

La Policía

El escándalo más grave vinculado con la Policía ha sido, sin duda, el del chivatazo de ETA. Este caso se destapó después de que en 2006 un soplo desbaratara una operación policial contra el aparato de extorsión de la banda. Tras una accidentada investigación judicial, ya están oficialmente procesados dos mandos de la Policía, Enrique pamiés y José María Ballesteros, aunque aún se desconoce si se les juzgará por colaboración con ETA.

El Banco de España

Un informe de técnicos del Banco de España diciendo que “miró hacia otro lado” ante las cuentas de las cajas terminó de confirmar las sospechas de dejación de funciones por parte del órgano que debía controlar a todas las entidades bancarias. La gestión de Miguel Ángel Fernández Ordóñez vuelve a estar en entredicho.

El Poder Judicial

Ni los jueces se han librado en estos años. El expresidente del CGPJ, Carlos Dívar, vio abruptamente terminada su trayectoria al frente del poder judicial y el Supremo tras ser denunciado por hacer viajes a Marbella, en fin de semana, con cargo a los gastos de la institución. Paradójicamente, los vocales del órgano que pedían transparencia se han negado después a desglosar ante los medios sus propios gastos.

La Corona

El caso Urdangarín, ha hecho que la Corona también esté salpicada de lleno por un escándalo de corrupción del que aún se esperan revelaciones. El yerno del Rey, imputado por seis delitos, tuvo que declarar ante el juez junto a su socio en el Instituto Nóos, Diego Torres. El juez sospecha de ambos que percibieron fondos públicos a cambio de trabajos que no realizaron. El último capítulo del escándalo han sido los correos electrónicos difundidos por Torres en los que aparece Corinna, la última amante conocida del Rey.

Mientras tanto, en esta España, en esta España gobernada por políticos y jueces corruptos, banqueros sin vergüenzas, sin moral y sin conciencia, reyes puteros y un sinfín de golfos, ineptos y canallas dirigiendo las máximas instituciones del país mientras se llenan los bolsillos, se siguen descojonando de TODOS NOSOTROS. ¡Eso sí! Delante de las cámaras saben guardar muy bien las formas, utilizando palabras políticamente correctas e incluso aparentando cierta preocupación por los problemas sociales. Aunque su única preocupación real sea lucrarse lo máximo posible a costa de tener asfixiado al pueblo a base de impuestos y mas recortes, teniendo puesto su pies sobre nuestro cuello desde que nacemos hasta que morimos. Y esta es la triste realidad en la España de hoy, sin lugar a dudas uno de los países mas corruptos del mundo y con menos esperanza de progreso o una mínima calidad de vida en los próximos 30 años.

Fuente: www.libertaddigital.com






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