Pueblos de referencia: EL BURGO
Punto de encuentro
recomendado: BAR EL PORRA, frente a la gasolinera y pequeño parque
presidido por el monumento a Pasos largos. O bien en el inicio de la pista junto al puente del río Turón, justo antes de
cruzarlo si venimos de Yunquera o justo después de cruzarlo si estamos saliendo
de la localidad de El Burgo.
Cómo llegar al Burgo:
Se puede llegar por varias carreteras si venimos desde la Costa yo recomiendo
tomar como referencia Coín y desde allí seguir en todo momento dirección Ronda
por la A-366, que desde Coín nos lleva a Alozaina, Yunquera y finalmente al
Burgo.
El acceso es directo
en sentido inverso si venimos desde Ronda.
Tipo de ruta:
circular en el sentido de lasagujas del reloj.
Distancia aprox. entre 10 y 12 km pues se presta
a ser alargada o acortada por los tramos sin senderos entre el puerto del
Pinsapo y la torre de Lifa.
Desnivel aprox. subida
700 m
Punto de partida:
750 m, ensancha de la pista donde dejamos el vehículo junto a la baliza
vertical del GR.243 El Burgo-Lifa-Ronda
Punto mas elevado:
zona de transición entre el puerto del Pinsapo y Los Riscos del Lirio.
Tiempo aprox. 5-7 horas dependiendo del ritmo
y paradas.
Nivel dificultad:
Medio
Tipo suelo: sendero
pedregoso y campo través.
Mapa y bibliografía: Biblioteca de rafa Flores, el Mago Gandalf de la Serranía.
Fecha de realización y meteorología: miércoles, 20 de
noviembre de 2013, intervalos nubosos y cielos despejados, vientos de
componente oeste cercanos a los 18 km/h en algunos momentos, que hacía que
disminuyera la sensación térmica a menos de los 10ºC que hacía en la zona de la
torre de Lifa al llegar el mediodía.
Participantes: Desde la Costa del Sol vinieron los dos Eduardos: El
Padre Carras, el Último Samurai y un servidor Juan Ignacio Amador. Y desde
Ronda: Pedro Aguayo “El Vietnamita del Genal” y Jorge “El Titán del
Guadalevín”.
A tener en cuenta:
Esta ruta es una variante
circular que aprovecha el tramo mas bonito del GR.243 que va de Ronda al Burgo,
mas concretamente el Cornicabral de Lifa, la parte del recorrido que no
pertenece al GR, se hace campo través y por senderos de cabra muy poco
marcados, pero teniendo siempre presente la situación de la torre de LIfa, que
es el punto de inflexión de la ruta, cualquier persona con un mínimo de
experiencia en montaña no tendrá problemas para realizar esta ruta sin
problemas.
Tomando la pista que comienza
junto al puente del río Turón, nos adentraremos unos 8 km en la Sierra de Las
Nieves, manteniéndonos en todo momento en esta pista que discurre paralela al
río Turón que siempre llevaremos a nuestra derecha, donde veremos sus dos
diques, aunque suele quedar seco desde el verano hasta bien entrado el otoño,
como en esta jornada que lo visitamos. Mas o menos a la altura del cortijo de
la Hierbabuena, tenemos también a la derecha al otro lado del río un tajo que
nos llamará poderosamente la atención, el hombre del cortijo nos dijo que se
llamaba tajo Osobuey, pero nosotros debatimos en el coche que posiblemente su
nombre original sería “Ojo de Buey” (en la imagen de abajo).
Al dejar atrás el cortijo de la Hierbabuena, ya estamos a menos de 2 km del inicio de ruta habiendo ganado unos 80 m de altura por encima del río, y poco después de dejar atrás una cerrada curva de izquierdas nos encontramos con un ensanche de pista, para no mas de 4 vehículos y una baliza vertical junto a una encina ceentenaria, que nos indica GR. 243, en la dirección de la que venimos 7,5 km (por el mismo carril por el que hemos venido, a fecha 20 de noviembre 2013, en muy buen estado para cualquier tipo de coches.
Y en la dirección en la que vamos, abandonando ya la pista e iniciando un zigzagueante descenso por sendero: Ronda 15,5 Km y Lifa 6 km (nuestro destino).
Al dejar atrás el cortijo de la Hierbabuena, ya estamos a menos de 2 km del inicio de ruta habiendo ganado unos 80 m de altura por encima del río, y poco después de dejar atrás una cerrada curva de izquierdas nos encontramos con un ensanche de pista, para no mas de 4 vehículos y una baliza vertical junto a una encina ceentenaria, que nos indica GR. 243, en la dirección de la que venimos 7,5 km (por el mismo carril por el que hemos venido, a fecha 20 de noviembre 2013, en muy buen estado para cualquier tipo de coches.
Y en la dirección en la que vamos, abandonando ya la pista e iniciando un zigzagueante descenso por sendero: Ronda 15,5 Km y Lifa 6 km (nuestro destino).
De seguir delante con el coche
llegaríamos hasta el puerto de La Mujer y desde allí descenderíamos hasta
llegar al carril que une el área recreativa de la Fuensanta con Los Sauces,
pero ese no sería nuestro cometido aquella jornada.
La imagen de abajo está hecha con zoom desde el mismo inicio de ruta y en ella, ya podemos ver la atalaya donde se encuentra la torre de Lifa y gran parte de la ruta.
La imagen de abajo está hecha con zoom desde el mismo inicio de ruta y en ella, ya podemos ver la atalaya donde se encuentra la torre de Lifa y gran parte de la ruta.
Como hemos comentado tomando como
referencia la baliza junto a la encina solitaria, descendemos por el
zigzagueante sendero bajo la sombra de los pinos, y en apenas cinco minutos ya estamos sobre el cauce del
río Turón, aunque los mapas topográficos lo marcan como arroyo de La Higuera, (confluyendo por aquí dos arroyos con el mismo nombre ¡que poca imaginación!,
podemos comprobar como se trata de un cauce importante, de al menos 8 m de
ancho, que puede ser un problema en caso de ir con bastante agua, en nuestro
caso nos lo encontramos completamente seco, pero no por ello, medio ambiente,
el Ayuntamiento de El Burgo o la Diputación de Málaga, que también patrocina
una placa colocada sobre la baliza de “GR 249 Gran Senda de Málaga” deberían
escatimar en colocar en este lugar un puente colgante de tablillas. (Que
después les gusta mucho presumir de GR en sus páginas webs, ¡pero coño! No se
acuerdan de mantenerlo medianamente cuidados con el paso de los años o colocar
un puente donde tan necesario sería en la época en que el río lleve agua, ya
que sin puente resultaría imposible no mojarse y si la corriente baja fuerte
podría resultar incluso peligroso intentar vadearlo.
Una vez que dejamos atrás el río,
comenzamos a caminar en paralelo a un arroyo que viene desde Lifa, llamado
arroyo de La Higuera, encontrándonos ya con las primeros ejemplares de
cornicabras que recibe su nombre de la forma de “cuerno de cabra” que tienen
sus agallas,
y apenas 600 m mas allá estaremos atentos a una alberca cuadrangular, unos 7 m a la izquierda, parcialmente oculto por algunos matorrales, pero no muy difícil de localizar pues está al inicio de un claro del bosque donde se encontraba el cortijo de Buena Vista. Éste sería el lugar donde nos separaríamos de Pedro y Eduardo “El Padre carras” que limitados por la hora de regreso por compromisos laborales, optaron por seguir la versión lineal, por donde discurre el GR hasta la torre de Lifa y de camino atravesando, la parte mas espectacular del cornicabral.
y apenas 600 m mas allá estaremos atentos a una alberca cuadrangular, unos 7 m a la izquierda, parcialmente oculto por algunos matorrales, pero no muy difícil de localizar pues está al inicio de un claro del bosque donde se encontraba el cortijo de Buena Vista. Éste sería el lugar donde nos separaríamos de Pedro y Eduardo “El Padre carras” que limitados por la hora de regreso por compromisos laborales, optaron por seguir la versión lineal, por donde discurre el GR hasta la torre de Lifa y de camino atravesando, la parte mas espectacular del cornicabral.
Sin embargo, Eduardo “El Último
Samurai” y yo, nos pusimos en manos de Jorge “El Titán del Guadalevín” que como
fiel discípulo del Mago Gandalf, insistió en que lo mejor era realizar el
trazado circular que aquí comenzaba, siguiendo los pasos del Maestro, para ello
posamos nuestra vista en las ruinas del cortijo de Troncha, al otro lado del
arroyo que teníamos a nuestra izquierda, que rápidamente atravesamos,
remontando una corta, pero empinada loma, ya campo través, esquivando cuantas
ramas bajas y troncos nos salían al paso, hasta que por fin llegamos al cortijo
de Troncha.
Una vez recuperado el resuello y
hechas las fotos de rigor, nos pusimos en marcha siguiendo e sendero que desde
allí parte, remontando la loma en dirección suroeste, primero bajo algunas
encinas centenarias de porte señorial y algunos pinos, pero la vegetación
arbórea no tarda en desaparecer tal y como vamos ganando altura, acercándonos
al borde de un tajo, junto al cual vamos caminando sin ningún peligro a nuestra
derecha tenemos unas vistas magníficas del valle de LIfa con el cornicabral
dorado en la vertiente contraria y el trazado del sendero que se intuye
paralelo al tendido eléctrico, También podemos distinguir de frete y un poco
hacia la derecha (O) la silueta de las ruinas de la torre de Lifa coronando una
atalaya rocosa a nuestra izquierda el cordal que va de la zona de Los Sauces
hacia la cañada de Los Hornillos y todo el cordal que remata en el Peñón
Enamorados, que pronto comenzamos a divisar como una muelecilla en lo alto del
cordal que desde nuestra posición vemos muy lejano a nuestra izquierda.
A nuestra espalda en todo momento llevamos las sierras Prieta y Alcaparaín. Mientras tanto nosotros llegamos al extremo de un saliente, por el cual ya no podemos continuar.
A nuestra espalda en todo momento llevamos las sierras Prieta y Alcaparaín. Mientras tanto nosotros llegamos al extremo de un saliente, por el cual ya no podemos continuar.
Momento para descender un corto,
pero empinado tamo que nos lleva hasta una valla metálica, junto a la que
caminaremos unos 25 m mas allá, teniéndola a nuestra izquierda, hasta que
llegamos a una angarilla que dejamos cerrada a nuestro paso, quedando ahora la
valla a nuestra derecha y manteniendo en todo momento la dirección SO, siendo
nuestro siguiente objetivo el puerto del Pinsapo.
Lugar de obligada parada por la magia del lugar, magnífico pinsapo que aún resalta mas en medio de la nada, como un monumento a lo que fueron estas zonas del parque hoy tan descarnadas de masa forestal como sierra Blanquilla o la peineta de sierra Hidalga, antaño completamente cubiertas de pinsapos.
Lugar de obligada parada por la magia del lugar, magnífico pinsapo que aún resalta mas en medio de la nada, como un monumento a lo que fueron estas zonas del parque hoy tan descarnadas de masa forestal como sierra Blanquilla o la peineta de sierra Hidalga, antaño completamente cubiertas de pinsapos.
Si bonito es el pinsapo, no menos
espectaculares son las vistas que obtenemos desde el roquedo que se encuentra
unos 30 m al sur, cual balcón natural, al que podemos acceder fácilmente
rodeándolo por la derecha y desde el que tenemos unas vistas impresionantes
sobre el cordal principal del parque sobre el que se asienta el peñón
Enamorados cual pequeña muelecilla. Llama la atención la vertiente sur y zona
de cumbre del peñón de Ronda y al fondo del valle a nuestros pies las ruinas
del cortijo de Parra y su corral.
Mas cercanos a nosotros el cortijo de la Hoya del Pino por donde bajaron el día el día 1 de noviembre, (20 días antes que nosotros): El Mago Gandalf con sus discípulos: Jorge, Rei y Manuela, que alargarían la ruta mas que nosotros.
A unos 20 m de nuestra posición había una roca cual pódium para Dioses, donde nuestro entrañable amigo Jorge no resistió la tentación de subir.
Mas cercanos a nosotros el cortijo de la Hoya del Pino por donde bajaron el día el día 1 de noviembre, (20 días antes que nosotros): El Mago Gandalf con sus discípulos: Jorge, Rei y Manuela, que alargarían la ruta mas que nosotros.
A unos 20 m de nuestra posición había una roca cual pódium para Dioses, donde nuestro entrañable amigo Jorge no resistió la tentación de subir.
Una vez finalizada la sesión de
fotos desde tan magnífica atalaya, tomando como referencia el pinsapo,
avanzamos por su misma loma en dirección S,S-O, intentando no perder mucha
altura, hasta situarnos a la altura del torcalillo conocido como los Riscos del
Lirio, que ya teníamos a nuestra derecha OESTE, el terreno, sin senderos
marcados, se presta a rodear dichos riscos, bien por la derecha o bien por la
izquierda, opciones no carentes de esfuerzo extra por el descenso y posterior
ascenso que conllevan, pero nosotros nos aventuramos a adentrarnos enel paraje
de los Riscos del Lirio, sin mas referencia que un tenue sendero de cabras y la
certeza de que la torre de Lifa se encontraba, ya relativamente cercana al otro
lado. Con la suerte de que nos salió bien la jugada, aunque no es lugar
recomendable para personas no acostumbradas a caminar por terrenos abruptos.
Abajo una fotografía del cortijo de Lifa, antigua hospedería con una nave ganadera en la actualidad.
Abajo una fotografía del cortijo de Lifa, antigua hospedería con una nave ganadera en la actualidad.
Superado ya el tramo de Los
Riscos, tan sólo quedaba atravesar al valle del curso alto del arroyo de La
Higuera y pasar al otro lado, para caminar ya sin ningún tipo de dificultades
hasta las inmediaciones de las ruinas de la torre de Lifa otro lugar lleno de
magia, perfecta combinación de Paisaje, Naturaleza e Historia y por qué no al
mundo del cine, amí se me vio a la mente la memorable escena Los Inmortales (“Highlander”)
donde el Ed Kurgan se enfrenta a Sean Conery en el papel de “Ramirez” en un
impresionante duelo de espadas por las escaleras del torreón hasta acabar en lo
mas alto en una noche de tormenta con la impresionante banda sonora de Queen.
Según nos dice la Malagapedia: allá por el año 1362 Pedro I, aprovechando la lucha entre el rey Bermejo y el rey Mahomad se apoderó de los lugares de El Burgo, e Ardales, Cañete, Cuevas del Becerr y otras torres y fortalezas como la de Lifa o el castillo del Turón (próximo a Ardales), aunque residía habitualmente en Sevilla.
Pero poco duró este dominio, pues en el año 1368, los castillos, fortalezas y torreones que el rey Don Pedro ganara al Reino de Granada cuando ayudaba al rey Mahomad contra el rey Bermejo, todos los cobraron nuevamente los moros en esta guerra de fronteras, causando estragos en tierras de Cristianos por la división que había entre ellos, beneficiados en este caso los moros, por las luchas fratricidas que había entre los hermanastros Don Pedro y Don Enrique.
Durante el siglo XV, El Burgo fue cuna de heroicos y bravos guerreros que intervinieron en múltiples hechos de armas de esta época. Una vez que cayó Ronda en poder de los Reyes Católicos el 22 de mayo de 1485, mandó mensajeros para suplicarles que los tomase por vasallos. El rey les dio seguridad con tal que entregasen la fortaleza, todas las torres y cualquier arma que en ellas hubiera.
Según nos dice la Malagapedia: allá por el año 1362 Pedro I, aprovechando la lucha entre el rey Bermejo y el rey Mahomad se apoderó de los lugares de El Burgo, e Ardales, Cañete, Cuevas del Becerr y otras torres y fortalezas como la de Lifa o el castillo del Turón (próximo a Ardales), aunque residía habitualmente en Sevilla.
Pero poco duró este dominio, pues en el año 1368, los castillos, fortalezas y torreones que el rey Don Pedro ganara al Reino de Granada cuando ayudaba al rey Mahomad contra el rey Bermejo, todos los cobraron nuevamente los moros en esta guerra de fronteras, causando estragos en tierras de Cristianos por la división que había entre ellos, beneficiados en este caso los moros, por las luchas fratricidas que había entre los hermanastros Don Pedro y Don Enrique.
Durante el siglo XV, El Burgo fue cuna de heroicos y bravos guerreros que intervinieron en múltiples hechos de armas de esta época. Una vez que cayó Ronda en poder de los Reyes Católicos el 22 de mayo de 1485, mandó mensajeros para suplicarles que los tomase por vasallos. El rey les dio seguridad con tal que entregasen la fortaleza, todas las torres y cualquier arma que en ellas hubiera.
Si bien el promontorio al que
accedemos a las ruinas de la torre, no tienen mas dificultad que el de un
escalonado perfil con poco menos de 40 m de desnivel tal y como accedemos por
su vertiente SO, las vistas desde la parte alta de la torre hacia el N y E quitan el hipo con
un cortado de mas de 150 m en vertical, dominando todo el valle de Lifa, donde
predominaban los amarillos, dorados y cobres de las cornicabras. Una vez que nos
recreamos con las vistas, tocaba almorzar, pero el viento noroeste, aunque no
muy fuerte era un tanto desagradable, así que decidimos perder altura y buscar
un recoveco entre las rocas, preferentemente al sol y resguardados del viento,
disfrutando de un almuerzo de hermandad en petite comité con el valle a
nuestros pies.
Finalizado el almuerzo, nos
acercamos a la base de una torreta del tendido eléctrico con las pinturas
rojiblancas que ya nos confirmaban haber retomado el GR Ronda-LIfa-El Burgo,
que en cualquier caso, Jorge tenía muy fresco en su memoria tras la reciente
ruta con Rafa Flores y los Senescales de la Bahía, así que a partir de aquí ya
en predominante descenso y a placer comenzamos a disfrutar del enorme
espectáculo y el privilegio, que supone adentrarse en este mágico bosque de
cornicabras.
Y
es que habría que recordar que La Cornicabra “Pistacia terebinthus”
es un árbol típico de suelos rocosos calcáreos, aunque los ejemplares jóvenes
parecen arbustos. Es una especie típica de la región mediterránea, presente en
el sur de Europa, norte de África y SO de Asia. Desde antiguo fue una planta
utilizada para destilar la esencia de
trementina, por lo que se supone que hasta la obtención sintética de
este compuesto debió ser un arbusto mas abundante. En nuestra región suele
crecer mezclado con otras especies, entre ellas con su "primo" el lentisco, con el que suele hibridarse.
En ocasiones suele tomar porte de árbol (hay algunos catalogados como
singulares) y rara vez forma bosquetes como especie única, aunque en el valle
de Lifa casi lo consigue.
Para que nos demos cuenta de la importancia botánica
de este lugar, en Andalucía hay varios cornicabrales
protegidos y catalogados: el Cornicabral del Mures en el P.N. Sierra de
Grazalema, El Loberón en la sub-bética cordobesa, el Cornetal (localismo) de La
Carluca en Sierra Mágina (Jaén). En la Serranía
de Ronda tenemos el Cornicabral
del Valle de Lifa, repartido entre los términos municipales de Ronda y
El Burgo. Aunque está protegido dentro del P. N. Sierra de las Nieves no está catalogado como singular aún
siendo este cornicabral mayor en extensión que los anteriormente mencionados.
Cubre las laderas del tramo mas bajo de este escondido y precioso valle. Al ser
la cornicabra un árbol caducifolio este rincón (entre altas montañas con
bosques perennes de pino, encina, quejigo y pinsapo) es un lugar ideal para
disfrutar de los colores otoñales. Tonos que van desde el amarillo al
anaranjado acabando en un rojo vivo se mezclan por doquier, ya que no todos los
arbustos otoñan al mismo tiempo. Sí hay que decir que el momento idóneo pasa
por el final del otoño y comienzos de invierno, es decir, entre la segunda
quincena de noviembre y finales de diciembre.
Tras las últimas rutas por los mágicos bosques de
castaños del Alto Genal, la semana anterior, planteamos la posibilidad de hacer
una ruta otoñal que se saliera de los típicos paisajes del Alto Genal, por lo
que Pedro Aguayo tuvo el gran acierto de sugerirnos el Cornicabral del Valle de Lifa, un singular "Locus amoenus " otro tipo de
paisaje mágico, pero con preciosas tonalidades otoñales, que hace que cuando el
sol brilla de una determinada manera sobre ellos, según la tonalidades de
amarillos y dorados, algunos parecen la zarza ardiente.
Volviendo a la descripción del sendero, tan sólo
comentar que está muy bien señalizado y a excepción de un par de tramos de
descenso algo mas empinado con algunas piedras sueltas, se podría calificar
como un sendero para todos los públicos, en lo referente a este tramo del GR. Que
nos llevó desde la torre de Lifa, hasta las inmediaciones de la pequeña
alberca, donde lo abandonamos para tomar la variante circular y desde allí, ya
regresando sobre nuestros pasos sin ningún problema hasta el coche. Sin duda
alguna, una ruta altamente recomendable para finales de otoño.
Abrimos una de las agallas y encontramos miles de insectitos...
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