martes, octubre 14, 2014

Cruz de Camarolos (1.444 m) y Chamizo Alto (1.641 m)

Entorno: Sierra de Camarolos y del Jobo (zona estrella de la famosa travesía del Arco Calizo central que organiza el grupo PRISMA cada año).

Punto de encuentro recomendado: Hostal Restaurante Las Delicias 400 m antes de atravesar el puente que hay a la entrada de Villanueva del Rosario a la derecha. Buen lugar también para el café-cervecita y tapeo post-ruta.
Pueblo de referencia: Villanueva del Rosario

Cómo llegar a Villanueva del Rosario: tal y como venimos por la A-92 desde Antequera (o Granada) o bien descendiendo por la autovía de Las Pedrizas, dirección Granada, al final de esa larga bajada nos encontramos con un primer desvío hacia Villanueva del Rosario, que ya vemos desde la distancia al pie de la emblemática sierra de Camarolos, donde podemos distinguir la doble cumbre de La Cruz de Camarolos y algo mas alejada el Chamizo Alto, de perfil mas alpino y escarpado, en pocos minutos llegamos a esta localidad por la MA-231 y justo antes de llegar al pueblo en el margen derecho de la carretera nos encontramos con el Hostal Restaurante Las Delicias, clásico punto para el desayuno y la copa final de ruta en esta zona, con una preciosa barra del bar decorada con azulejos donde podemos observar una preciosa colección de animales característicos de la fauna ibérica, muchos de los cuales habitan en la sierra de Camarolos.

 Cómo llegar de Villanueva del Rosario al Llano del Hondonero:

Desde el restaurante Las Delicias, continuamos dirección Villanueva del Rosario, atravesamos un puentecillo y nos adentramos por la primera calle a la derecha que discurre en paralelo al arroyo Canalejas, que llevamos a la izquierda, pudiendo observar restos de escombros de las últimas riadas que se produjeron en septiembre de 2012. Hay que recordar que en época de fuertes lluvias y crecidas en el alto Guadalhorce, Villanueva del Trabuco y del Rosario, históricamente han sido de las poblaciones mas afectadas.

A unos 200 m del inicio de esta calle nos encontramos con un puentecillo a la izquierda que atravesaremos, para tomar inmediatamente después la primera calle a la derecha, desde donde seguiremos la señal que nos indica “Mirador del Hondonero” que sin margen de error, nos lleva en apenas kilómetro y medio hasta la ermita por el denominado camino de la sierra. Este primer kilómetro y medio está asfaltado, pero con muchos baches donde conviene ir muy despacio. A partir de la ermita, la pista es terriza pero se encuentra (a día 11 de octubre 2014) en tan buen estado, que cualquier tipo de turismo, puede llegar sin ninguna dificultad hasta el Llano del Hondonero, distante unos 3 km. El camino es prácticamente recto, llevando a nuestra derecha un conjunto de tajos calizos donde en otoño destacan los naranjas y ocres de los zumaque y las cornicabras.

Allí nos encontramos con un amplio llano dedicado antaño al cultivo del cereal, que tiene como telón de fondo un emblemático peñón conocido como el tajo de La Madera, de cuya base brota el manantial que da origen al arroyo del Nacimiento, nombre que recibe el paraje donde se encuentra este peñón.

Al llegar al llano hay un ramal de pista a la derecha, que pasa junto a una pequeña explanada ideal para dejar los vehículos. Seguramente nos encontraremos con algún vehículo ya allí aparcado, pues suele ser típico punto de partida de excursionistas y lugar donde dejan el coche, los chavales que vienen a practicar la escalada o recolectores de seta, cestas en mano, como los que nosencontramos aquel día, monte arriba.

Recorrido: circular en sentido contrario a Las Agujas del Reloj.

Longitud aprox: 16 km

Desnivel acumulado aproximado: 1.000 m

Dificultad: ALTA, no sólo por el desnivel acumulado, sino por agreste lapiaz en algunos tramos de la sierra. Y la exigente ascensión (y descenso) al Chamizo Alto.
Tipo de camino: Tan sólo en el primer kilómetro de ruta caminaremos por la pista que asciende del Llano del Hondonero a una zona mas alta de la sierra. El resto son veredas, sendas de cabras donde se alternan tramos de prados, dolinas y sobre todo muchos lapiaces y zonas rocosas, que nos obligan a estar muy atentos a escoger el lugar donde dar cada paso.

Fecha de realización y meteorología: sábado 11 de octubre, comenzaba la mañana con cielos despejados que se empezaron a cubrir paulatinamente. Estando totalmente cubiertos entre las 13.00 y las 15.30 coincidiendo con nuestra aproximación, ascenso y descenso del Chamizo Alto, con fuertes rachas de viento superiores a los 70 km/h que convirtieron la ascensión al Chamizo en un gran desafío, azotados por un viento muy desagradable y continuo.

Participantes: Desde Santiago de Compostela, recién aterrizado en el aeropuerto de Málaga, vino el Doctor Leal, después de haber realizado el camino de Santiago completo desde Roncesvalles, clásico punto de partida del camino Francés en Los Pirineos, desde donde había partido cuatro semanas antes.

Desde Sevilla: Ildefonso Gracia Ruiz “El Vendaval del Moncayo” y nuestros inminentes fichajes: Ángel González “El Gladiador de Itálica” y Maria Jesús “La campesina Bolchevique”.

Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Ilse “La Gacela de la Selva Negra” (medalla de plata en la Marathon de las Olimpiadas de Munich 1972), Pepe Guerrero “El maestro Geobotánico, Antonio Cano “El Cazador”, Paco “El Generoso”, Fidel “El Senderista Romántico”, Eduardeo “El Padre carras” nuestro otro guía y un humilde servidor: Juan Ignacio Amador.

Desde Cabra (Córdoba): nuestro guía principal: Rafa “El Califa”

Tiempo empleado: 7 horas incluidas las paradas para comer. Partimos del Llano del Hondonero a las 9.30 am y regresamos a las 16.40 pm

Guías: Rafa “El Califa”  y Eduardo “El Padre Carras”

Mapa: fragmento de Iberpix 
Flora y fauna
El itinerario ofrece una notable diversidad de especies vegetales del piso mesomediterráneo, donde deberemos destacar el bosque de encinares y quejigos; coscojas, zarzaparrillas, tojos, bolinas, retamas, torviscos, hiedras, juncales, matagallos, escaramujo, espino majoleto (en la foto de abajo, co sus característcos fruos rojos, a principios de enotoño) , jaguarzo blanco y negro, etc...
Entre los roquedales y protegidos por las hendiduras destacan las uñas de gato, linaria de Antequera, violeta, endimio, helecho, fumaria, botón de oro, ombligo de Venus, etc...

La fauna también es abundante, especialmente en aves destacando el águila real, cernícalo vulgar, buitre, perdiz, aviones roqueros, colirrojos, jilgueros etc...

Entre los mamíferos son abundantes el zorro, conejo, cabra montesa, liebre, gato montés, garduña (en la foto de arriba) y el topo. Siendo el reptil mas abundante en el roquedo la culebra de escalera y el lagarto ocelado.

Geología

El itinerario recorre principalmente a su inicio terrenos de margas y margocalízas fracturadas de tonalidad blancuzca del período geológico cretácico, para continuar en las calizas fracturadas y karstificadas grises, del periodo geológico jurásico. Estas últimas configuran los relieves prominentes de las sierras y constituyen una formación de notable interés hidrogeológico dada su elevada permeabilidad. También existen afloramientos de calizas y margocalizas jurásicas con nódulos de sílex multicolor.

El rasgo geomorfológico más importante lo representan los desprendimientos y coladas de solifluxión superpuestas del hundidero de cerro Pelado, fácilmente visible desde la carretera que va de Colmenar a Alfarnate y Alfarnatejo, o bien el hundidero o "derrambaero" que podemos contemplar junto a la cara norte del Chamizo Alto desde el mirador del Alto Hondonero (en la imagen de arriba), ambos en la sierra del Jobo.. 
Alicientes principales:

Esta ruta abarca las dos cumbres mas emblemáticas de toda la zona como son La Cruz de Camarolos y el Chamizo Alto,  cerca de las cuales suele discurrir la famosa travesía del “Arco Calizo Central” que cada año organiza el grupo senderista PRISMA de Málaga, con tradicional inicio y final en Alfarnate a mediados de noviembre.

Tanto la sierra de Camarolos, como la sierra del Jobo presentan una espectacular

Morfología y poseen un alto valor geológico, botánico y faunístico, además de ser la cuna del río Guadalmedina y del Guadalhorce.

Ambas sierras están incluidas en la Red de Espacios Naturales protegidos de Andalucía.

Espectacular paisaje y magníficas panorámicas del entorno.

Otro de los alicientes de esta ruta es recorrer dos sierras tan emblemáticas del denominado arco calizo central como son la sierra de Camarolos y su prolongación hacia el noroeste que es la denominada sierra del Jobo coronada por el imponente Chamizo Alto, que con sus 1.640 msnm es el punto mas alto de todo el entorno. Ambas sierras hacen de frontera natural entre las comarcas de La Axarquía al sur, Nororma al Norte y los Montes de Málaga al oeste.

Así mismo en la sierra de Camarolos confluyen los términos municipales de Antequera, El Colmenar y Villanueva del Rosario. Y en la sierra del Jobo: Villanueva del Trabuco y del Rosario por el norte y por el sur: Alfarnate y Alfarnatejo.

A tener en cuenta: 

1º) Como en toda ruta que discurre por terreno kárstico (abundantes rocas calizas) hay que descartar esta ruta en caso de lluvias, pues puede llegar a resultar muy peligrosa. Además la sierra de camarolos y del Jobo, suelen ser muy propoensas a cubrirse de nubes en caso de lluvias y tampoco podríamos disfrutar de las vistas.
2º) Esta ruta requiere de buena preparación física, experiencia en caminar por terrenos rocosos y escarpados y realizarla a un ritmo de marcha relativamente rápido, sobre todo si se hace en otoño o invierno. 
Un paseo por la Historia de Puebla del Saucedo (antigua pedanía de Archidona), la actual Villanueva del Rosario

La historia de Villanueva del Rosario se remonta a la Prehistoria. Ya en esa época hubo numerosos asentamientos en estas tierras, pero estas gentes no permanecían aquí por largos periodos de tiempo, sino que eran nómadas y se desplazaban de unos sitios a otros.

El yacimiento arqueológico más antiguo del Alto Valle del Guadalhorce está situado en el Ventorro del cojo, en los Llanos de Salinas, y corresponde al Paleolítico inferior. En la cueva del “Malnombre” (Sierra de los Camarolos) se han encontrado vestigios de pinturas rupestres.

(En esta imagen podemos contemplar Villanueva del Rosario por encima del tajo de la madera, vistas desde la zona intermedia, de la ruta descrita en esta entrada).
La época romana fue una de las más importantes en este territorio. Debido a los numerosos cerros que existen, considerados puntos estratégicos, se asentaron varias civilizaciones romanas a lo largo de todo el término municipal. Una de ellas es la “Ciudad de Ulisi”, en el Peñón de Solís.

Con la llegada de los visigodos terminó la época romana y comenzó una nueva etapa. También la época visigoda fue muy importante para la historia de Villanueva del Rosario.

Se han encontrado numerosas necrópolis visigodas en el término municipal. Existe gran número de vestigios visigodos como hebillas, anillos, vasijas, etc. Algunas de las necrópolis encontradas son: la Calerilla, Repiso, la Rabia y el Picacho.

Después de esta etapa hubo unos mil años en los que Villanueva del Rosario permaneció sin civilizaciones y pasó a convertirse en un extenso bosque.

Cuando a finales del siglo XIX se comenzó a repoblar de nuevo el Alto valle del Guadalhorce, todo este territorio dependía de la Villa de Archidona. Más tarde este pueblo se independizó de la Villa de Archidona y paso a convertirse en una Villa Nueva con Ayuntamiento propio.

De aquí que se le cambiara el nombre de “Puebla del Saucedo” por “Villa Nueva del Rosario”.

En esta imagen podemos contemplar el tajo de la madera, frente al Llano del Hondonero, espectacular hito orográfico al inicio del recorrido y lugar frecuentado por escaladores.
Descripción del itinerario:

Una vez que hemos dejado estacionado los vehículos junto al llano del Hondonero, avanzamos en dirección oeste por la pista principal, dejando a nuestra izquierda un ramal de camino que será por donde regresaremos. La pista nos acerca hacia el emblemático “tajo de La Madera” magnífico peñón calizo que preside el Llano del Hondonero, que vamos dejando a nuestra derecha y atrás según los pronunciados zig-zags que describe la pista por la que vamos ganando altura rápidamente bajo la sombra de los pinos, encinas, arces, olmos y quejigos La abundante vegetación en esta zona denota la riqueza de fuentes y manantiales en esta zona, que de hecho también es conocida como el Nacimiento.

Llega un momento que la pista finaliza en una pequeña plazoleta, donde nos encontramos con una primera angarilla, que salvamos sin ninguna dificultad, seguimos ascendiendo, pero ahora de forma mas suave por un desdibujado sendero, llegando a un prado que en ligera pendiente atravesamos en dirección OESTE, llevábamos la luna en cuarta menguante frente a nosotros, y a nuestra izquierda un bonito tajo, bajo el cual llama la atención un antiguo refugio de pastores, empotrado en la base del mismo, como si una de esas casas cueva de Guadix se tratara. Aunque si queremos verlo completo, debemos desviarnos unos 80 m a la izquierda del camino que llevamos, pues una pequeña elevación del terreno, se interpone entre nosotros y dicho refugio de pastores del que sólo se ve la parte de arriba.

Aquí existen dos alternativas, tomar una empinada senda que comienza en la base del tajo que tenemos a nuestra izquierda, cerca del refugio de pastores, que rápidamente gana altura entre arces y majuelos, hasta llegar a la divisoria de aguas, hasta venir a salir cerca de la cumbre del Realengo (1.427 m), que quedaría a la derecha. 
O bien continuar por el prado, que finalmente fue lo que hicimos, atravesándolo en dirección OESTE con la luna frente a nosotros, hasta que poco después de superar un collado y empezar a descender, atravesamos una segunda angarilla a nuestra izquierda, frente a la cual, parte un tenue sendero del ganado, que en dirección predominantemente SUROESTE, nos permite ir ganando altura de forma escalonada, entre roquedos y dolinas salpicadas de grandes arces y majuelos algunos de ellos de sorprendente altitud, y es que en la sierra de Camarolos todo es a lo grande, casi sin darnos cuenta vamos ganando altura, de forma escalonada, hasta que ya vemos de frente la redondeada cumbre de la Cruz de Camarolos, que a pesar de tener un perfil relativamente dócil (en comparación con el Chamizo Alto, mucho mas alpino), al estar compuesto de un gran lapiaz con su caos de rocas en muchas zonas y abundantes grietas, nos obliga a negociar muy bien cada paso, antes de poder alcanzar su vértice geodésico, que a pesar de parecer relativamente cercano y asequible, nos obliga a hacer un esfuerzo extra, donde mas de uno resoplará. 
No obstante, aquel día nuestro reducido grupo estaba compuesto por senderistas de leyenda, que a excepción mía subieron como cabras montesas.

Al llegar arriba tuvimos que echar manos de la segunda capa de cebolla, de la que mas de uno nos habíamos desprendido nada mas iniciar la ruta, porque allí arriba soplaba un aire cada vez mas frío y el cielo, al inicio de la jornada azul raso, comenzaba a cubrirse de borreguitos y finas capas de nueves, pero cada vez mas abundantes. Después de recrearnos con las vistas desde el vértice geodésico de la Cruz de Camarolos (1.444 m techo del t.m. de Antequera). 
Desde donde en días despejados, se pueden llegar a identificar: seis, de los ocho techos provinciales de Andalucía (a excepción de Huelva y Almería), destacando la aparente cercanía de las Sierras Subbéticas Cordobesas al norte o La Maroma al sureste el Mar Mediterráneo al sur, así como gran parte del Arco Calizo Central, como la Peña Negra (que en la foto del grupo aparece a la izquierda), siguiente eslabón hacia el oeste ó la imponente silueta del Chamizo Alto el este, en cuya dirección empezamos a descender, después de habernos hecho la foto de grupo, dejándonos caer hacia la derecha en nuestro descenso, es decir, ligeramente hacia el sur, hasta el dócil corredor donde nace el río Guadalmedina, cerca del cual existe un antiguo nevero situado a unos 1.330 msnm, a poca distancia del cual nos reagrupamos tras el descenso.

Aunque por otra parte, en lo referente a este lugar considerado como el Nacimiento del río Guadalmedina, hay que recordar que salvo época de abundantes lluvias, este prado con forma de corredor, por cuyo fondo se supone comienza a discurrir el recién nacido río, apenas lleva agua y tan sólo una modesta línea de juncos, nos ayuda a adivinar su trayectoria, que de momento coincide con la nuestra, es decir, dirección ESTE, llevando a nuestra izquierda, los tajos calizos con lascas de sílex o pedernal, donde las hiedras encuentran un hábitat inmejorable para descolgarse desde sus tajos más abruptos. que forman parte de la cara sur, de la línea de cumbres que va de la Cruz de Camarolos hacia el ESTE. Y a nuestra derecha, a escasos metros de nosotros, el fondo de este prado en forma de corredor, que hace las veces de cuna del río Guadalmedina, aunque por aquí no sea mas que un modesto regato de agua, a penas visible.

Frente a nosotros destaca la silueta de un cerro, cuya cumbre parece una meseta inclinada, con un tajo a la derecha parcialmente cubierto de yedras, hacia su vertiente sur y oeste, se trata del Realengo (1.427 m) en cuya dirección vamos caminando ahora, (foto de arriba). Una valla con un rudimentario, pero muy práctico sistema de escalerilla de madera, que nos permite rebasarla sin dañar el vallado lo mas mínimo es nuestro siguiente hito del recorrido. A nuestra espalda va quedando cada vez mas atrás la Cruz de Camarolos, y también atrás un tanto a la derecha, una bonita panorámica de la población de Colmenar.

Mientras tanto seguimos avanzando hacia la base del Realengo, que finalmente quedará a nuestra derecha, pasando cerca de su base, progresando, todavía por un terreno muy dócil salpicado de arces y grandes majuelos que en aquellos días de octubre mostraban sus abundantes frutos rojos en todo su esplendor. Cerca de la base del Realengo, salvamos un vallado sin dificultad y avanzamos con la base de este cerro y la línea de cumbres secundarias, que desde él, continúan en dirección NE, siempre a nuestra derecha. 
Adentrándonos ahora en terreno mas accidentado, donde gracias a la magnífica labor de Eduardo y Rafa “El Califa” que se había currado bastante la ruta, no perdimos en ningún momento el rastro de la tenue senda de cabras, que de forma inverosímil y en ocasiones casi imperceptible se abre paso entre lapiaces, dolinas y corredores laberínticos, que nos llevan en un continuo sube y baja en dirección predominantemente NE, con la desafiante silueta del Chamizo Alto, siempre en lontananza cada vez mas cercana.

Aunque a simple vista en esta sierra casi todo son lapiaces y grandes roquedos en general, también hay pequeños corredores y dóciles dolinas cubiertas de hierba que son un auténtico alivio para quienes tenemos problemas de rodillas. Las abundantes zarzamoras también denotan la abundancia de manantiales y pequeños nacimientos en los lugares mas inverosímiles encontrándonos también con algunas rarezas botánicas como el rusco (“Ruscus aculeatus”).

Ni que decir tiene, que esta ruta es un auténtico espectáculo visual, tanto en primer plano por las curiosas formaciones que nos vamos encontrando en la distancia o las cabras montesas que nos observan a una distancia prudencial, desde los escarpados roquedos sobre los que caminan con insultante facilidad. Como en la distancia, por ejemplo, cuando a medio camino entre La Cruz de Camarolos y el Chamizo Alto, llegamos a un collado desde el que contemplamos una panorámica espectacular del conjunto de los tajos del río Sábar a nuestra derecha, con las inconfundibles siluetas del tajo Gómer, el Doñana y el Fraile y por encima de estos la omnipresente Maroma, en la misma trayectoria, al SE de nuestra posición. 
 A partir de aquí el viento de levante, empezó a soplar cada vez mas fuerte y los cielos se cubrieron completamente, amenazando de lluvias (aunque sólo pronosticaban cielos cubiertos para esa jornada).

Después de dejar atrás el lapiaz mas accidentado en nuestro recorrido por la zona alta de esta sierra, rebasamos una nueva alambrada, y a nuestra izquierda, dirección norte, nos recreamos con unas vistas preciosas del tajo de La Madera, situado frente al Llano del Hondonero donde hemos dejado nuestros vehículos y por encima del tajo gran parte del pueblo de Villanueva del Rosario, poco después llegamos a una amplia dolina cubierta de verde hierba, a la izquierda de la cual, dirección norte, comienza el sendero que tomamos para descender ya de regreso hasta el Llano del Hondonero. Esta dolina, situada sobre una pequeña meseta hace las veces de puerto de transición entre la sierra de Camarolos, que a partir de aquí dejaremos atrás y la sierra del Jobo, en la cual nos adentramos a partir de este punto, aunque a simple vista, ambas presentan la misma morfología. Es decir, que a partir de aquí, el siguiente tramo hasta la cumbre lo plantearíamos como un ramal de ida y vuelta, para evitar, el empinadísimo y resbaladizo descenso hacia el mirador del Alto Hondonero, localmente conocido como el “Derrumbaero”.

A tiro de piedra, a nuestra derecha, vamos a dejar una llamativa peña redondeada, justo en la divisoria de aguas de la sierra conocida como el cerro Pelado, aquí y allá se observan pequeños encinares de elegante porte, que proliferan entre los terrenos calizos, aprovechando isletas arcillosas con abundantes derrubios de ladera.

Conforme nos vamos acercando hacia la base del Chamizo Alto, el paisaje a nuestro alrededor se torna cada vez mas  agreste con abundante vegetación rupícola, e interesantes matices geomorfológicos. El modelado kárstico desarrollado sobre las calizas, dibuja la más variada gama de fenómenos entre los que sobresalen las torcas, simas, lapiaces, acanaladuras de disolución, o la sucesión de dolinas y pequeñas mesetas por las que vamos haciendo nuestra aproximación al Chamizo de forma muy dócil y escalonada. A penas hay trazas de sendero que seguimos de forma muy intuitiva, si bien, la zona por la que progresamos es muy dócil en contraste con el entorno.

Poco antes de llegar al puerto de Los Perdigones, después de hacer una pausa para observar el paso de unas cabras montesas por un roquedo y hacer alguna foto paisajística, perdí comba con el grueso del grupo y empezó a soplar un viento cada vez mas fuerte y continuo que calculo superior a los 70 km/h en aquellos momentos, porque al rebasar dicho puerto estuve a punto de desequilibrarme un par de veces. 
Por detrás de mí aún llevaba a varios compañeros, pero el resto del grupo había tirado para arriba con tal potencia que en pocos minutos los vi caminando a ritmo de ultratrail por las primeras estribaciones de la crestería. Así que me detuve unos instantes a sopesar mis posibilidades y mientras los pocos compañeros que llevaba por detrás me rebasaban con paso firme y decidido a pesar de la ventisca. 
Decidí no continuar, por motivos tan contundentes como los tres avisos que me había dado la rodilla hasta ese punto, el frenético ritmo de ascensión imposible para mí, el hecho de conocer el tramo final de crestería e imaginarme allí arriba luchando contra las fuertes rachas de viento sin ir precisamente sobrado y por supuesto el hecho de no querer convertirme en un lastre para los compañeros que subían como una auténtica exhalación.


Así que me quedé a los pies del Chamizo, debatiéndome entre la épica de hacer cumbre junto a mis compañeros ó saber renunciar a tiempo dadas mis circunstancias, mientras veía como iban ascendiendo con gran épica y estoicismo en medio de la ventisca, hasta que sus cuerpos empezaron a desaparecer del paisaje conforme iban alcanzando las primeras estribaciones de la crestería, trasponiendo a la vertiente contraria. 


En circunstancias parecidas a las mías, se encontraba María Jesús, que al igual que yo renunció a tan meteórica ascensión, regresando sobre nuestros pasos, hasta las proximidades de la dolina, donde una hora mas tarde regresaría todo el grupo con gran euforia y alegría, después de haber hecho cumbre en condiciones tan adversas. 

Disfrutando de un relajante almuerzo tras la ardua batalla contra el Chamizo Alto, charlando sobre las recientes sensaciones experimentadas por el Doctor Leal en el camino de Santiago, la inminente independencia de Cataluña y sus consecuencias, el Ébola, la corrupción, las tarjetas opacas e Cajamadrid, la alternativa de “Podemos”, etc…


 Una vez finalizado el almuerzo, iniciamos el regreso hacia el Llano del Hondonero por una preciosa vereda que antaño se conocía como el Camino de Riogordo (y Villanueva del Rosario). Vereda que parte de la dolina, que hemos comentado anteriormente y que en el maapa viene marcado con una doble línea paralela, ligeramente curvilínea, que en nuestro caso tomábamos dirección sur-norte, teniendo como principal referencia el tajo de La Madera y por lo tanto el Llano del Hondonero,
hacia el que íbamos descendiendo en todo momento de forma muy escalonado, por angosta vereda entre grandes roquedos y preciosas vistas del entorno, gran pilón de triple bañera incluido y como colofón final un bonito bosque de pinos que nos devolvió directamente al punto donde habíamos estacionado nuestros vehículos al inicio de la jornada con las sensaciones compartidas de una magnífica ruta y tiempo sobrado para disfrutar de la copa de despedida en el Hostal Restaurante Las Delicias.

2 comentarios :

  1. Eduardo Campos9:00 p. m.

    Teníamos que haber bajado un poco el ritmo en la última subida al Chamizo y habríamos llegado todos, pero el fuerte viento no invitaba a pararse....

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  2. Magnífica y detallada crónica Juani. Espero que lo de tus rodillas no fuese nada. Deberías haber cogido el "amotillo" que había por alli.

    Abrazo

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